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TESIS
QUE PRESENTA
ESPECIALIDAD EN MICROBIOLOGÍA
Dicho trabajo de investigación fue realizado bajo la dirección del Dr. Roberto
Lezama Gutiérrez y la asesoría del Dr. Luis Felipe Bojalil Jaber, Dr. Miguel Arenas
Vargas, Dr. Antonio Flores Díaz, Dr. Héctor González Cerezo, Dra. Judith Licea de
Arenas y del Dr. Fausto Sánchez y García -Figueroa.
ATENTAMENTE
ESTUDIA * LUCHA * TRABAJA
Tecomán, Colima, ll
Michel Rosales
Director
Carretera Jiquilpan-Manzanillo, km 260 /Tecoman,Colima; 28100 A.P. 36. Telefax 01 (332 44237; 44642)
Esta tesis fue realizada bajo la dirección del Dr. Roberto Lezama Gutiérrez y la asesoría
del Dr. Luis Felipe Bojalil Jaber, Dr. Miguel Arenas Vargas, Dr. Antonio Flores Díaz, Dr.
Héctor González Cerezo, Dra. Judith Licea de Arenas y del Dr. Fausto Sánchez y García -
Figueroa, la cual ha sido aprobada y aceptada por los mismos, para presentarse como requisito
ESPECIALIDAD EN MICROBIOLOGÍA
cepas de Steinernema y una de Heterorhabditis, respectivamente, por conducto del Dr. Jaime
Molina 0.
Al Lic. Fernando Moreno Peña, ex- Rector de la Universidad de Colima, al Ingeniero Lorenzo
Hernández Arreguín, ex- Secretario General; al Dr. Luis Felipe Bojalil Jaber, Director del
Agropecuarias respectivamente, a ellos gracias por haberme recibido en sus aulas educativas.
Al Dr. Miguel Arenas Vargas, Profesor del Posgrado, mi más sincera gratitud y reconocimiento
por su gran calidad humana, por enseñarme a encontrar sentido a la realidad de las cosas y a
transformarla. Así mismo, quiero manifestar mi gratitud al Dr. Roberto Lezama Gutiérrez,
i
ex - Coordinador y profesor del posgrado, por su apoyo, conocimientos y experiencias que
A los doctores Luis F. Bojalil Jaber, Antonio Flores Díaz, Héctor González Cerezo, Fausto
la Dra. Judith Licea de Arenas de la Universidad Nacional Autónoma de México, a ellos mil
A los Doctores Enrique H. Cabanillas, Investigador del USDA; Martín Aluja S. del Instituto de
San Nicolás de Hidalgo; a los Dres. Jaime Molina Ochoa, Oscar Rebolledo Domínguez y
Roberto Lezama Gutiérrez, del Laboratorio de Control Biológico; a la Ing. Teresa Castillo,
A mis compañeros y amigos del posgrado, que en los espacios de socialización me brindaron
A todos aquellas personas que de alguna manera contribuyeron a que continuara con mis
ii
DEDICATORIA
por creer en mí, por los esfuerzos y sacrificios que me han dedicado, por alentar a prepararme y
superándome, a los cuales les hubiera gustado compartir estos momentos conmigo.
A mis primos y familiares, por sus consejos y espíritu de ayuda en los momentos angustiosos.
iii
EFECTO DE LA CONCENTRACIÓN DE NEMATODOS ENTOMOPATÓGENOS,
RESUMEN
alimento en el mundo. Esta productividad está limitada por las moscas de la fruta. En México
se tiene una superficie cultivada de 1’900,000 ha con frutales que producen 30% del valor total
de los productos agrícolas. La mosca mexicana de la fruta, Anastrepha ludens (Loew) tiene
daños directos y medidas cuarentenarias que impiden la exportación de estos productos. Varias
estrategias han sido desarrolladas para el control de esta especie, como aplicación de químicos,
Sin embargo, el problema de las moscas de la fruta continúa. En los programas de manejo de
plagas, los organismos patógenos como bacterias, hongos y nematodos han sido poco
estudiados como agentes de control biológico, no obstante el potencial que presentan. En los
nematodos entornopatógenos, el avance es menor aún, pues se conoce sólo un documento que
ludens.
iv
El experimento se llevó a cabo en macetas con 300 mL de suelo estéril y 15% de humedad. A
maceta y 100 larvas de A ludens. Cada uno de los tratamientos fueron examinados con cuatro
ludens y mostraron diferencias en virulencia según la especie del nematodo. Se encontraron dos
niveles de significación; el primero, formado por las especies S. glaseri y S. riobravis, fueron
las más virulentas, con 54.1 y 47% de mortalidad respectivamente; el segundo estuvo formado
por H. megidis, S. feltiae y S. carpocapsae con mortalidades del 28 al 25.2%. S. glaseri causó
una mortalidad promedio superior al SO%, en donde se detectó una relación positiva entre la
y alta respectivamente, con una CL50 igual a 21 nematodos/larva. Existieron diferencias en los
importar la especie utilizada. Esta investigación sugiere que las especies de nematodos
evaluadas representan una alternativa no tóxica ni residual, con potencial como agentes de
v
PREFACIO
Investigación es la actividad de descubrir, mediante un método válido y confiable, la
humilde aportación de este trabajo es para la gente del pueblo, clase social a la que yo
pertenezco, que está ávida de desarrollar las capacidades, actitudes y aptitudes para adoptar
una posición de análisis critico dejando atrás la única contemplación del devenir histórico,
teniendo en mente el siguiente pensamiento: "un pueblo aunque nade en oro, mientras no
rutinas y vivir otros valores; es lograr que caminen’ por sí mismos y descubran nuevos
Este documento denominado tesis de maestría es una modesta pero original obra de
investigación que considera aportar evidencias de los procesos de formación obtenidos por el
sustentante.
Con los problemas que ahora existen con la llamada revolución verde, la producción de
alimento y sus respectivas pérdidas directas e indirectas en los cultivos y contaminación del
ambiente, agua, fauna y flora con el uso de insecticidas, existe un creciente interés en explotar
todas las maneras posibles para realizar con éxito el control de los insectos plaga. El propósito
de este trabajo es examinar a los nematodos entornopatógenos, los cuales son buenos
candidatos para el control biológico de los insectos, aplicados de forma individual o dentro de
vi
un manejo integrado de plagas.
nematodos en contra de las larvas de la mosca mexicana de la fruta, Anastrepha ludens (Loew)
para la Normalización (Intemational Standardization for Organization), cuyas siglas son ISO.
La portada se realizó de acuerdo con las normas de Vancouver1. La elaboración del resumen
estuvo basada en el ISO 2142 y para la estructura del documento se utilizaron los ISO 71443,
21454 y a Day5, en lo relativo a la forma de anotar las referencias bibliográficas, se han acatado
1
Uniform Requeriments for manuscripts submitted to biomedical journals. 1997. Intemational
2
ISO 214. Documentation - Abstracs for publications and documentation. 1976. : 420 - 430.
3
ISO 7144. Documentation - Presentation of theses and similar documents. 1986. : 679 - 688.
vii
4
1S0 2145. Documentation - Numbering of divisions and subdivisions in written documents.
5
Day A R. How to write and publish a scientific paper. Cambridge University Press. 1995.:
2 2 3 p.
6
ISO 690. Documentation - Bibliographic references - Content, form and structure. 1987. :
4 3 7 - 447.
...
viii
CONTENIDO
Agradecimientos i
...
Dedicatoria 111
Resumen iv
Prefacio vi
...
Lista de cuadros y figuras xiii
1 INTRODUCCIÓN 1
2 REVISIÓN DE LITERATURA 10
biológicos
2.4.5 Dispersión 52
2.4.6 Conducta 53
2.4.7 Predecibilidad 55
2.4.8 Comercialización 55
2.5.1 Hymenoptera 61
2.5.2 Coleoptera 61
2.5.3 Lepidoptera 62
2.5.4 Diptera 63
3.4.1 Procedencia 71
3.6 Variables 75
4 RESULTADOS 78
larvas de A. ludens
de A. ludens
xi
4.1.1.3 Efecto de las concentraciones de S. feltiae sobre la mortalidad en larvas 82
de A. ludensludens
de A. ludens
de A. ludens
4.3 Concentraciones letales 10, 50 y 90% (CL10, CL50, CL90 ) del nematodo 87
entornopatógeno S. glaseri
5 DISCUSIÓN 90
6 CONCLUSIÓN 110
xii
LISTA DE CUADROS
Heterorhabditidae
G. mellonella
nematodos entomopatógenos
,..
xiii
LISTA DE FIGURAS
1 Anastrepha ludens 17
Heterorhabditidae)
de S. riobravis
xiv
1 INTRODUCCIÓN
Las moscas de la fruta de la familia Tephritidae son consideradas como una de las plagas de
frutales de mayor importancia económica en el mundo (Gringich, 1987; Aluja, 1993a); destacan
dentro de ellas, los géneros: Anastrepha (Schiner), Ragholetis Loew, Dacus, Toxotrypana
Gerstaecker y Ceratitis MacLeay (Aluja y Boller, 1992a; Aluja, 1993a). Las especies del
género Anastrepha son las más devastadoras (Aluja et al., 1987a; Aluja, 1994; Aluja et al.,
1996) al ocasionar daños directos a la fruta (Aluja et al., 1987a;Aluja 1993a; Aluja, 1994;,
Aluja et al., 1996) y son responsables de medidas cuarentenarias, que se han establecido, para
prevenir el movimiento de las frutas infestadas de países tropicales hacia otros países, lo que
impide la exportación de los productos (Beavers y Calkins, 1984; Gringich, 1987; Aluja et al,.
1987; Aluja, 1993a; Bustos et al., 1993; Greany y Rhierd, 1993; Aluja, 1994; Purcell et al.,
1994a; Purcell et al., 1994b; Hennessey et al., 1995; Aluja et al., 1996).
(Aluja, 1993a). Del género Anastrepha se reportan 185 especies (Aluja, 1994; Aluja et al.,
1996), que viven en los trópicos de América (Baranowski et al., 1993). En México, cuatro
reportadas en el país (Aluja y Liedo, 1986). De éstas, las especies Anastrepha Zudens (Loew) y
A. oblicua (Macquart) representan el 96.6% de todos los individuos capturados con las
trampas de McPhail (Aluja et al., 1996). Se les encuentra en 14 especies de plantas hospederas
identificadas para A. Zudens y ll para A. oblicua (Aluja et al., 1987a), y dentro de ellas se
encuentran los cultivos de mango y cítricos (Aluja et al., 1987a; Aluja et al., 1987b; Aluja
1993a; Toledo, 1993a; Moreno et al., 1994; Aluja et al., 1996), principalmente.
1
La producción frutícola tiene un papel preponderante en la economía de muchos países
tropicales, entre ellos México (Aluja et al., 1996). Los Estados Unidos Mexicanos tienen una
superficie de 1’900,000 ha sembradas con frutales, que producen alrededor del 30% del valor
.
total de la producción agrícola, destacando por su importancia con base en la superficie
sembrada los cultivos de cítricos, mango, manzana, durazno, guayaba y papaya,-mismos que
son susceptibles de ser afectados por moscas de la fruta (Aluja y Liedo, 1986).
Actualmente existe una gran cantidad de superficie establecida con arboles frutales en
desarrollo y otras están a punto de producción en diferentes regiones geográficas, con una gran
diversidad microclimática, por lo que se debe de considerar a ésta plaga como de importancia
primaria y apoyar de manera sólida los programas de investigación para el control y manejo
El control de la mosca de la fruta tiene una larga historia en México, con los primeros
esfuerzos registrados desde inicio de este siglo con Herrera (1905) y Crawford (1923) (Aluja y
Liedo, 1986; Aluja et al., 1987a; Aluja et al., 1987b; Aluja, 1994). Actualmente, el control del
a j uAluja
mediante la instalación de trampas con atrayentes alimenticios (Aluja et al., 1983; lA y
Liedo, 1986; Aluja et al., 1989a; Aluja et al., 1993a, Aluja et al., 1993b; Aluja y Prokopy,
1993; Robacker et al., 1993; Robacker y Warfield, 1993; Robacker et al., 1996) o sexuales
actualmente exige el sector público, en cuanto a los efectos que su uso ocasiona a la salud
2
humana, vida animal y vegetal, así como del deterioro ambiental (Ehler, 1990a; Pimentel et al.,
1991; Pimentel et al., 1992; Pimentel, 1995; Lacey y Goettel, 1995) y hay una necesidad
urgente de encontrar alternativas para el control de las moscas de la fruta, que no contaminen y
no pongan en riesgo la salud de los integrantes del ecosistema, entre éstas el control biológico
cuales mantienen una población (plaga) en niveles más bajos, que los que deberían ocurrir en la
ausencia de estos enemigos (Ehler, 1990a; Ehler, 1990b). En los enemigos naturales se
flecheri (Silvestri) las cuales son consideradas como reguladores importantes de poblaciones
de moscas de la fruta (Wong et al., 1984; Wharton, 1989). Las primeras cuatro especies son
las más consistentemente reportadas en contra de Bactrocera dorsalis (hendel) (Purcell et al.,
1994b).
longicaudata; aunque en forma natural Aluja et al., (1990) registran, en el estado de Chiapas,
México, ocho especies de parasitoides representadas en cuatro familias y citan que la especie
Anastrepha, es reportada con valores comprendidos entre 0.44 y 29 23% (Aluja et al., et al., 1990).
3
En B. dorsalis se reportan valores de 37.5% (Duan et al., 1997), 6% (Purcell et al., 1994a;
Purcell et al. 1994b), 2.3% (Wong et al., 1984) y 1.3% (Vargas et al., 1993). Se observa que
dependiendo del lugar, la efectividad de D. longicaudata, con base en sus niveles máximos de
Bactrocera Macquart.
Es importante considerar que las moscas de la fruta tienen alta fecundidad y presentan gran
cantidad de progenie y que por su hábito, las larvas tienden a permanecer en la pulpa del fruto
(Aluja et al., 1990; Sharp y Gould, 1994), lo que limita las posibilidades de ser parasitado.
longicaudata en rangos del 71.8 al 74.6%. También, se reporta que el uso de estos parasitoides
atraviesa por ciertos inconvenientes, uno de ellos, es que las moscas de la fruta tienen una
habilidad de dispersión más alta que los parasitoides, así que aún con niveles de parasitismo
altos en la primera generación de moscas, éstos son insuficientes para prevenir el crecimiento
Es necesario recordar que para que un enemigo natural sea efectivo debe poseer las
reproducción mayor a la del hospedero, tener la habilidad de ocupar todos los hábitats del
hospedero y que pueda reproducirse con facilidad bajo condiciones de laboratorio (Aluja,
1993a).
Ramadan et al., (1994) señalan que existe un número considerable de parasitoides enlistados de
pueden guiar al fracaso los programas de colonización al utilizar parasitoides inapropiados para
4
controlar dichos hospederos, por ejemplo, la introducción de D. tryoni de Hawaii a México
curvipennis (froggatt) por la poca capacidad fisiológica del hospedero para el desarrollo del
Baranowski et al., (1993) reportan que de los parasitoides que se liberan en campo solo se
establecen el 33.3%, debido en parte por el fenómeno de competencia que se establece con
al., 1994) por no ser específicos, pues atacan otros tipos de moscas (Aluja, 1993a); además de
ser muy sensibles a los plaguicidas (Aluja, 1993a; Purcell et al., 1994c).
Por otro lado, la calidad de los parasitoides está directamente relacionada a su funcionamiento
potencial en el campo (Purcell et al., 1994b); para ésto, es necesario producirlos en gran
escala, y el número que teóricamente debería ser liberado, para reducir una población de larvas
parasitoide hay una pérdida substancial de ellos, y hace que la crianza de éstos sea un proceso
muy costoso y de difícil manejo en el laboratorio (Aluja, 1993a; Baranowski et al., 1993;
técnica del insecto estéril (TIE) con el fin de mantener zonas libres de moscas (Ponce et al.,
1993). La TIE se inició a mediados de los años 5 0 s , para el control de moscas de la fruta
5
La tendencia actual es explorar la posibilidad de liberar moscas estériles y parasitoides en forma
simultanea (Baranowski et al., 1993; Aluja, 1994). Así, los parasitoides tendrían mayor
probabilidades sobre las grandes poblaciones de moscas de la fruta (Knipling, 1992), y darían
oportunidad a las moscas macho estériles para reducir las poblaciones plaga (Hendrichs et al.,
agentes de control biológico con la TIE, para erradicar las moscas de la fruta (Gingrich, 1987).
Por otro lado, varias-pruebas indican una ventaja en el apareamiento y esterilidad inducida para
las liberaciones solo de machos, comparadas con las liberaciones de machos y hembras.
Actualmente existe un programa de sexado genético para la mosca del Mediterráneo, para
evitar el daño causado por la picadura de oviposición de hembras estériles, y la motivación para
reducir los costos globales de producción y liberación de moscas estériles (Hendrichs et al.
procedimientos de aplicación, calidad del insecto, cría masiva, liberación, sexado genético, que
permitan producir y liberar sólo machos estériles (Aluja 1993a; Willhoeft et al., 1997).
Sin embargo, la TIE es muy costosa; y debe ser limitada a condiciones especiales tales como
cañones, oasis ) y que previamente la población haya sido reducida (Aluja, 1993a) mediante la
aspersión de malatión en el área; sin embargo, su uso causa serios problemas ambientales por lo
que es poco aceptable (Gingrich, 1987; McDonald et al., 1993; Bustos et al., 1993; Aluja
6
1993a; Aluja, 1994) ya que minimiza la efectividad de los programas de erradicación, por la
fruta en los países tropicales permanece como una plaga muy seria y abundante (Baranowski et
al., 1993), por lo que la búsqueda de otras alternativas capaces de ser incluidas dentro de un
Los nematodos entornopatógenos considerados como agentes de control biológico y que tienen
Coleoptera, Lepidoptera, Orthoptera y Diptera (Gaugler y Kaya, 1990; Kaya, 1990a; Georgis,
1979; Woodring y Kaya, 1988; 1990a; Georgis et al., 199 1; Georgis, 1992; Kaya,
La rapidez con que matan a los insectos y el amplio rango de hospederos que tienen ha
despertado un gran interés de uso como agentes de control biológico Poinar, 1979; Woodring
y Kaya, 1988; Georgis y Poinar, 1989; Akhurst, 1990; Gaugler y Kaya, 1990; Kaya, 1990a;
Georgis, 1992; Kaya y Gaugler, 1993; Kaya, 1993a; Kaya, 1993b; Boemare et al., 1996).
Generalmente, los nematodos atacan insectos en los estados biológicos de larva, prepupa, pupa
y adulto (Ehler 1990a; Gaugler y Kaya, 1990; Kaya, 1993a; Kaya, 1993b; Kaya y Gaugler,
7
El uso de nematodos patógenos de insectos de las familias Steinernematidae y
1 Heterorhabditidae, como un método para el control de moscas de la fruta, tùe sugerido por
l
1 primera vez por Poinar et al., (1977), dándole seguimiento los trabajos de Poinar y Hislop
Por su parte, Lindegren y Vail (1986) evaluaron por primera vez la susceptibilidad de estados
4,000 juveniles infectivos/larva. Los porcentajes de mortalidad fueron 90% con las especies S.
riobravis y S. carpocapsae All; 80% con H. bacteriophora NC y S. feltiae; 52.5% con una
De lo anterior se puede inferir que, a la fecha se han realizado pocos trabajos de control
Anastrepha Algunos autores coinciden en que su control debe hacerse bajo un programa de
8
manejo integrado de plagas, que involucre todas las alternativas disponibles; pero además, que
se búsquen otras estrategias que pudieran implementarse, como es el caso del control
microbiano; por lo tanto, en el presente trabajo se pretende dar continuidad a los estudios de
carpocapsae, All-, X glaseri (Steiner); S. feltiae, cepa Florida; H. megidis, Poinar, Jackson y
A. luaéns.
2. Analizar la virulencia entre especies de los nematodos entornopatógenos en larvas del tercer
estadio de A. ludens.
3. Determinar las concentraciones letales 10, 50 y 90% (CLlo, CL50, CL90) de la especie o
9
2 REVISIÓN DE LITERATURA
Las moscas de la fruta de la familia Tephritidae están consideradas como la plaga de mayor
afecta a frutas y hortalizas y tan sólo una de sus especies C. capitata ataca alrededor de 200
variedades de frutas y hortalizas (Gingrich, 1987). Las especies del género Anastrepha están
consideradas como la plaga más devastadora de la agricultura mundial (Aluja et al., 1987a;
Aluja, 1994; Aluja et al., 1996) tanto por el daño que ocasionan directamente a la fruta (las
larvas se alimentan del fruto) (Aluja et al., 1987; Aluja 1993a; Aluja, 1994; Aluja et al.,
1996) como por las medidas cuarentenarias que impiden la exportación de los productos
frutales (Beavers y Calkins, 1984; Gringich, 1987; Aluja et al., 1987a; Aluja, 1993a; Bustos et
al., 1993; Greany y Rhierd, 1993; Aluja, 1994; Purcell et al., 1994a; Purcell et al., 1994b;
A nivel mundial, existen más de 4,000 especies de moscas de la fruta (Aluja, 1993a) y están
presentes en muchas áreas tropicales y subtropicales del mundo (Lindegren y Vail, 1986; Aluja,
1993a). Considerando que en los trópicos de América, solo del género Anastrepha se han
reportado 185 especies (Aluja, 1994; Aluja et al., 1996), se espera que existan nuevos parásitos
con habilidades especializadas y potencialidad para ser considerados como agentes de control
La familia Tephritidae se ha dividido, con fines prácticos, en dos grandes grupos generales, de
acuerdo con sus hábitos alimentarios. El primero está formado por especies que en estado
10
y templadas, en el cual destacan los géneros Anastrepha, Ceratitis, Rhagoletis y Dacus. El
segundo grupo lo forman especies con una amplia variedad de hábitos alimentarios, como las
que forman agallas en los tallos y raíces, y las que se alimentan de las inflorescencias en
En la República Mexicana, se han registrado más de 100 especies que pertenecen a los géneros
1993a).
En México, se cuenta con una superficie plantada de 1’900,000 ha de frutales, que producen el
30% del valor total de productos en la agricultura, mismas que pueden ser afectadas
severamente por esta plaga (Aluja y Liedo, 1986; Aluja, 1993a). Si se toma en cuenta que
actualmente existe una gran cantidad de superficie establecida con arboles frutales en desarrollo
y que otras están a punto de entrar en producción, se debe considerar a esta plaga, como de
manejo (Aluja y Liedo, 1986; Aluja, 1993a) para satisfacer la demanda creciente de alimentos
(Beavers y Calkins, 1984; Aluja et al., 1987a; Gringich, 1987; Aluja, 1993a; Bustos et al.,
1993; Greany y Rhierd, 1993; Aluja, 1994; Purcell et al., 1994a, Purcell et al., 1994b;
especies (Aluja, 1993a) en lugar de singularizar a A. ludens como la única fuente del problema,
así como un acercamiento multi - estratégico, en el cual se integren medidas para su control
11
con otros esfuerzos para el control de daños, otras plagas y todas las demás prácticas
agronómicas utilizadas, basadas en principios ecológicamente sanos y que estén dentro del
alcance cultural y económico de los países productores (Aluja y Liedo, 1986; Aluja, 1993a).
Las moscas del género Anastrepha, se consideran como una de las plagas más importantes de
los frutos producidos comercialmente desde el Sur de Estados Unidos de Norteamérica hasta el
Norte de Argentina. Del género Anastrepha, se conocen siete especies que destacan por el
daño que causan a los frutos: A. fraterculus Wiedemann, A. grandis (Macquart), A. serpentina
ludens y A. oblicua son las más frecuentes y están distribuidas en la mayor parte del país,
atacan a más de 25 especies frutales, principalmente a mangos y cítricos (Aluja et al., 1987a;
Aluja et al., 1987b; Aluja, 1993a; Toledo, 1993a; Moreno et al., 1994; Aluja et al., 1996).
cuatro están consideradas como serias plagas de gran importancia económica: la mosca del
zapote A. serpentina, A. striata, A. ludens, y la mosca del mango, A. oblicua (Aluja et al.,
tropicales; México, Brasil y Haití producen 73% del mango producido comercialmente en los
12
Las moscas de la fruta son una plaga bien conocida en México, por el impacto devastador que
pueden tener sobre la producción comercial de frutos; regiones frutícolas enteras han sido
forzadas a salir del comercio, debido a infestaciones graves de estos insectos (Aluja y Liedo,
1986). La historia de esta plaga en México es extensa; algunos registros de plantas hospederas
de las moscas de la fruta son citados en la literatura, pero desafortunadamente muohos son muy
viejos y no han sido confirmados desde su primera publicación (Aluja et ail., 1987a).
LOS estudios del género Anasfrepha inician con Herrera, (1905) quien realizó observaciones en
laboratorio dedicado a la investigación de estos insectos ‘entre los que se pueden mencionar los
trabajos de McOhail (1938), Plummer et al., (194 1) y la versión final de estos resultados
publicada por Baker et al., (1944), donde abordan aspectos de la biología y ecología de la
mosca mexicana de la fruta y algunas especies relacionadas (Hernández- Ortiz, 1992; Aluja,
1993a).
A pesar del incremento notable en el número de las especies, no existe un conocimiento claro
surge la necesidad de estudios diversos que reúnan la información acumulada al presente, y los
datos recabados de estas investigaciones, en virtud de que Anastrepha constituye uno de los
grupos de moscas más importantes desde un punto de vista agrícola no sólo en México, sino
prácticamente en todas las regiones tropicales del Continente Americano (Hernández- Ortiz,
1992).
13
2.2 Zoogeografía y ubicación taxonómica Ge macas Anastrepha
Las especies del género Anastrepha están consideradas como la plaga nativa más importante de
los frutales, hortalizas y algunos otros cultivos en la porción tropical y subtropical de América.
De este género se conocen 184 especies, de las cuales el 43% se encuentran en América del
Las moscas de la fruta, se incluyen en el orden Diptera de la familia Tephritidae, las cuales
tienen una extraordinaria capacidad de adaptación al medio ambiente, que les permite proliferar
en cualquier clima. Las moscas de la fruta de acuerdo con su tipo de reproducción se pueden
dividir en dos grandes grupos generales: especies univoltinas (una generación al año) que
habitan en las regiones de climas templados, con una fluctuación estacional marcada (ejemplo,
1993a).
El género Anastrepha, es uno de los grupos más diversos de la familia Tephritidae. La mosca
por Dampf. Con una amplia variedad de árboles hospederos silvestres y cultivados, las especies
14
y subtropicales que se encuentran desde el Sur de Estados Unidos de América hasta el Norte
La especie A. ludens es una especie neotropical que se localiza desde la parte más baja del Rio
.
Grande en Texas hasta Costa Rica (Aluja et al., 1983).
Los adultos del género Anastrepha llegan a medir de 1.5 a 6 mm de longitud, con color café
amarillento. En el tórax, tienen una franja delgada y clara, que se ensancha hacia la parte
posterior y dos franjas a los lados, que llegan hasta la sutura transversal; frecuentemente con
una mancha difusa en la parte media de la sutura escuto - escutelar, pleura y metanoto café
amarillento y los dos, con una franja café obscura o negra (Aluja, 1993a).
Las diferentes especies muestran patrones de actividad diaria distintos (Aluja et al, 1996). A.
ludens y A. oblicua muestran una clara tendencia a emerger en las horas matutinas (Aluja et al,
15
Las larvas ocasionan daños, pues al alimentarse de la pulpa del fruto forman túneles donde
la pulpa adquiera un color café obscuro con aspecto desagradable y zonas necróticas, fibrosas y
endurecidas (Aluja y Boller, 1992b; Aluja 1993a; Aluja, 1994), y cuando se convierten en
adultos, pueden vivir desde 15 días hasta 8 meses, dependiendo de la ecología del lugar (Aluja,
Las alas son membranosas, con bandas pálidas amarillentas; banda costal y banda en “S”, se
tocan en la vena R4 + 5 o poco más separadas; una banda en forma de "V" separada de la
banda en "S" o pueden estar conectadas ligeramente (Aluja, 1993a) (Figura 1).
Los estados biológicos de las moscas de la fruta varían de región en región, dependiendo de las
es muy sensible a la temperatura (Yang et al., 1994; Yasuda et al., 1994), e influye además en
etapas inmaduras, así como la longevidad y fecundidad de los adultos, presenta una relación
que incluye huevo, lar-va, pupa y adulto (Figura 2). La mayor parte de su vida la pasan en
estado inmaduro, cuando dañan a los frutos (Aluja et al., 1987a; Aluja, 1993a; Aluja et al.,
1996). Su ciclo de vida dura aproximadamente de 35- 40 días, dependiendo de las condiciones
16
climáticas. Presentan de 4- 8 generaciones por año, aunque en los trópicos pueden presentarse
Huevo: la hembra fecundada perfora con su ovipositor la epidermis de los frutos próximos a
17
Ciclo de vida de Anastrepha ludens*
inmaduro se realiza en el interior del fruto, lo que significa que haya poca probabilidad de
afectar las etapas inmaduras con rocíos foliares (Moreno et al., 1994). Algunas especies se
pueden identificar a nivel de huevecillos tomando en cuenta la forma, tamaño, tipo de corión y
18
La oviposición se efectúa de tres a seis días después del apareo. Una hembra puede ovipositar
hasta 400 huevecillos durante su vida; éstos son ovipositados a pocos milímetros de la
Las larvas permanecen dentro el fruto de ocho a quince días, pero este tiempo es variable, está
determinado por factores ambientales (Aluja, 1994) y se puede extender a más de 60 días. Los
frutos maduran más pronto cuando se encuentran infestados. Las larvas pasan por tres estadios,
que se pueden determinar por el tamaño de las mismas y presentan dinomorfismo sexual; cuando
alcanzan el tercer estadio, salen del fruto produciendo un orificio redondo, rodeado por una
La salida de la larva ocurre cuando el fruto ha caído al suelo, donde recorre una corta distancia
está determinada por las características del fruto (pH, temperatura interna, grado de pudrición)
y por señales tísicas, cuando la fruta madura cae al suelo o es expuesta a la lluvia. La
profundidad de pupación está influida en gran parte por el tipo, pH, grado de compactación y
Pupa: el estado de pupa tiene una duración de 13 a 17 días; es una cápsula cilíndrica con ll
distintas especies; los espiráculos anteriores y posteriores se observan igual que en las larvas,
19
A 26°C los machos de A. ludens maduran en 5 días y las hembras en 8 días. Por consiguiente,
la mejor ocasión para afectar su reproducción es en los primeros días de vida adulta (Moreno et
al., 1994). El adulto próximo a emerger, rompe el pupario con el ptilinum, estructura que se
localiza en la parte frontal de la cabeza (Aluja, 1993a; Sivinski, 1993). Cuando ha emergido, no
puede volar inmediatamente, por lo que busca un lugar sombreado y protegido, y-una vez que
se le han secado las alas, vuela hacia el follaje de los árboles, principalmente en la parte media
de éstos, para localizar su alimento, prefiriendo los frutos maduros o con alguna herida (Aluja,
1993a; Aluja, 1994) con pericarpio blando, epidermis delgada, pocos conductos de látex
superficiales, que presenten alguna secreción azucarada en hojas y troncos (Aluja, 1993a;
Adulto: los adultos son más grandes que las moscas domésticas y se reconocen fácilmente por
las ornamentaciones obscuras en las alas transparentes. Presentan ojos verdes. En el tórax,
Los machos forman agregaciones en apareamiento o leks [“leks”] derivado de la palabra sueca
que quiere decir ‘jugar’ (Trail, 1983) (Aluja et al., 1983; Aluja et al., 1989a; Aluja, 1993a) y
permanecen la mayor parte del tiempo por el envés de las hojas, donde asumen una postura de
galanteo (Aluja et al., 1989a; Aluja et al., 1993a) defendiendo su territorio, emitiendo sonidos
de cortejo, liberando una feromona sexual para atraer a las hembras; abanicando las alas, lo
cual puede dispersar las feromonas (Aluja et al., 1989a; Aluja, 1993a; Sivinski et al., 1994;
Landolt y Philipps, 1997). Las feromonas, o sus componentes volátiles pueden “atrapar” a las
hembras que entran en el territorio del macho, y permiten al macho enviar mejores señales
acústicas, visuales o químicas para el cortejo y apareo potencial (Sivinski et al., 1994).
20
El apareo ocurre entre los seis y doce días después de la emergencia, durante el día. Viven de
medida (Sivinski, 1993). La edad de la primera reproducción está fuertemente influenciada por
vida. Dos puntos destacan de estas características: (a) el porcentaje total de fecundidad y la
producción diaria de huevos, que pueden ser extremadamente altas (1000 huevos/ hembra) y
(b) los adultos pueden vivir prolongados periodos de tiempo. Por ejemplo, las hembras y
machos de A. ludens pueden vivir tanto como ll y 16 meses, respectivamente (Aluja, 1994).
alrededor de 25 hospederos naturales, los cuales comprenden varias familias, entre los que
destacan sus hospederos nativos, el zapote amarillo (Sargentiu gregii), (Aluja et al., 1983) y en
menor proporción el zapote blanco (Cusimiroa edulis) (Aluja et al., 1987a; Aluja et al., 1990;
Aluja et al., 1993a) mientras que los hospederos introducidos afectados con mayor daño y
frecuencia son varias especies de cítricos (Citrus sp.) y el mango (Mangifera indica L.) Aluja,
et al., 1987a; Aluja et al., 1987b; Aluja, 1993a; Toledo, 1993a; Moreno et al., 1994; Aluja et
al., 1996); en éste último al parecer se encuentra una competencia con A. oblicua en la
21
j utiiiación de dicho recurso (Aluja et al., 1983; Aluja et al., 1990; Aluja et al., 1996) (Cuadro
2).
Las trampas de McPhail, provistas con atrayentes o “cebo” alimenticios, se han utilizado para
c
detectar la presencia y ubicación de la plaga mosca de la fruta, dando una aproximación del
et al., 1996).
Uno de los criterios para certificar que un cultivo está libre de la mosca de la fruta, ha sido el
“trampeo negativo"con las trampas de McPhail, provisto? con cebos alimenticios (Aluja et al.,
1983; Aluja y Liedo, 1986; A et al., 1989a; Aluja et al., 1993a; Aluja et al., 1993b;
Robacker et al., 1993; Robacker y Warfield, 1993; Robacker et al., 1996) o sexuales (Aluja et
No obstante, por las diferentes necesidades de aminoácidos y debido a que los sexos tienen
diferentes necesidades nutricionales, las diferentes especies de moscas han mostrado diferentes
En lo que respecta a los atrayentes, cuando los organismos plaga son atraídos con compuestos
proteicos como aminoácidos, éstos capturan más hembras que machos (Aluja et al., 1990;
Aluja, 1994), probablemente porque las hembras requieren las proteínas para desarrollo del
ovario y maduración sexual y porque aún cuando se presentan cinco especies de moscas en las
22
.
23
cercanías, sólo se observan tres especies de Anastrepha sobre el hospedero con las trampas, y
capturado con la trampa de McPhail (Aluja et al., 1989a; Aluja et al., 1996).
.
En ensayos para seleccionar atrayentes más eficientes para la mosca dela fruta, los resultados
putrescina (AMPu) a 10:10:1 tienen potencial como atrayentes para la mosca de la fruta,
Warfield, 1993).
Robacker et al., (1996) reportan cómo afecta la carencia de azúcar y proteina a la mosca
acetato de amonio es más atractivo para A. ludens que otras sales de amonio, y que las
combinaciones de ácido acético con AMPu son más atractivas para las moscas privadas de
azúcar y levadura que el AMPU solo. Estos resultados indican que es posible desarrollar
Sin embargo, no existen evidencias que sugieran que al combinar varios tipos de atrayentes
amonio, Metilamina HCL y Putrescina) con acido acético, se mejore la captura de las moscas
(Robacker et al., 1996). Se hace necesario la búsqueda de mejores trampas, de bajo costo, fácil
manejo y alta eficiencia que proporcionen estímulos diferenciales a las especies de Anastrepha,
así como el evaluar la naturaleza de las respuestas diferenciales (Aluja et al., 1989a; Aluja,
1994).
24
Es conveniente encontrar mejores atrayentes (Robacker et al., 1993; Robacker y Warfield,
1993; Robacker et al., 1996) y trampas (Aluja et al., 1989a; Greany y Rhierd, 1993; Aluja,
1994) en y alrededor de los cultivos, con pistas de alimento, feromonas (Robacker y García,
insectos (Greany y Rhierd, 1993; Moreno et al., 1994). Se han realizado métodos bioracionales
para reducir poblaciones de mosca de la fruta, con la liberación aumentativa de parásitos y/o
Para disminuir o poder controlar las moscas de la fruta se realizan prácticas de diversos tipos,
desde las físicas culturales, como el uso de plaguicidas, atrayentes bacterianos, o la atracción a
,
mezclas de químicos volátiles, los cuales toman como referencia la degradación biológica de
Los tratamientos no químicos no dejan residuos y no son cancerígenos. Entre estos, se pueden
1992; Aluja y Prokopy, 1993; Greany y Rhierd, 1993; Robacker y Warfield, 1993; Robacker et
al., 1993) o foliares (Robacker y García, 1993; Robacker et al., 1996), calentamiento de los
frutos seguido de enfriamiento con agua o aire para matar las larvas dentro de los frutos, la
Estos tratamientos no químicos pueden ser aprobados y adoptados por la industria (McDonald
et al., 1993). No obstante aún con el uso de estos tratamientos aprobados, los daños y pérdidas
siguen presentándose en condiciones comerciales (McDonald et al., 1993; Aluja, 1994; Sharp y
Gould, 1994).
25
Las trampas de McPhail tienen un gran historial en la detección y programas de control de la
mosca de la fruta. Se utilizan especialmente con los géneros de importancia económica, como
Anastrepha y Dacus, para los cuales no se han identificado aún atrayentes comerciales (Aluja
Las trampas, en su versión de plástico o de cristal, son cebadas con una mezcla de proteína
(ocasionalmente se usa también melaza o jugos de fruta fermentados) y agua (Aluja et al.
1989a; Duarte et al., 1991; Aluja, 1993a; Aluja, 1994). Esta trampa, aún cuando se usa muy
servicio (Aluja et al., 1993a); trabaja mejor en climas secos y es muy ineficiente (Aluja, 1994).
Sin embargo, las respuestas hacia estas trampas son muy variables, al menos en las especies de
Anastrepha, pues son menos atractivas a A. serpentina y A. oblicua que para A. ludens, y atrae
solo machos de A. ludens, pues los sexos con sus respectivas edades tienen diferentes
hembras y machos responden de manera diferente (Aluja et al., 1989a) y son poco efectivas
Así pues, la eficiencia de estas trampas está en vías de ser mejorada (Aluja et al., 1989a;
Greany y Rhierd, 1993), así como un mayor conocimiento de las diferencias en la conducta
precisa de como descubren su alimento, puede ser útil para las pruebas de control de calidad en
insectos criados en masa, para comparar las conductas de las moscas silvestres con las criadas
26
Por otro lado, se han desarrollado modificadores del comportamiento de los insectos,
1993), químicos volátiles (Robacker et al., 1993); disuasivas en la oviposición (Aluja y Boller,
1992a, Aluja y Boller, 1992b; Chien-Chung et al., 1996), el uso de radiaciones (Robacker y
al., 1993; Toledo, 1993b; Moreno et al., 1994). Además, se han realizado bioensayos de
germoplasma para antibiosis de huevos y larvas de la mosca de la fruta, dada la necesidad que
Sin embargo, las moscas con una dieta completa son menos sensibles a la cyromazina, sin
contar de que las moscas más viejas y vigorosas son capaces de depositar huevos, venciendo el
efecto de la fecundidad reducida causada por la cyromazina, o ésta simula la hormona juvenil
(HJ) y una vez que la larva alcanza la etapa pupal no hay un efecto notable (Moreno et al.,
1994).
Los costos ambientales de la Revolución verde han sido altos; la agricultura intensiva tiene
Goettel, 1995).
27
La aplicación de insecticidas se hace de manera poco responsable ambientalmente hablando
(Lacey y Goettel, 1995), incrementándose en más de mil veces sus costosas utilizaciones (4.1 x
109 dólares anuales en EUA); no obstante, la destrucción de alimento y fibras por las plagas
continúa en un 37% y las pérdidas por insectos casi se han duplicado (Pimentel et al., 199 1;
Los beneficios de los plaguicidas están basados sólo en la restitución directa en la cosecha.
Estas evaluaciones no incluyen los costos indirectos ambientales y económicos, asociados con
enemigos naturales asociada con los plaguicidas y del desarrollo de resistencia a los plaguicidas
miel; pérdidas de la cosecha y productos. de la cosecha; contaminación del nivel del agua y agua
reducir los costos ambientales y sociales del uso de plaguicidas (Pimentel et al., 199 1; Pimentel
Las enormes cantidades de plaguicidas que se aplican a las cosechas (2.5 millones de
toneladas), menos del 0.1% llegan a las plagas objetivo. Esto significa que más del 99.9% se
del control de plagas; hacer una agricultura ambientalmente sana; alta eficiencia del uso de
plaguicidas ni proteger la salud pública, como asevera Pimentel (1995). El tipo de control,
28
basado en el uso de biocidas tiene como consecuencia que los patógenos y plagas desarrollen
1989; Pimentel et al., 199 1; Pimentel et al., 1992; Aluja, 1993a; Lcey y Goettel, 1995) con
efectos directos en la fauna silvestre y acumulativos en las grasas y tejidos en los animales de
Las metas conflictivas de hacer un uso reducido de plaguicidas y mantener una producción
adecuada en la agricultura (Pimentel et al., 1991; Lacey y Goettel, 1995) traen consigo un
fuerte ímpetu para el desarrollo de alternativas efectivas en costo a los plaguicidas químicos
No obstante los perjuicios, el uso de insumos químicos todavía prevalece; la toronja, naranja y
sus áreas de producción, pueden ser certificadas por el DASCF (Departamento de Agricultura
y Servicios al Consumidor en Florida ) que están libres de la mosca del Caribe, al combinar los
tratamientos post- cosecha aprobados y los plaguicidas, entre ellos del uso de aspersiones de
Actualmente, el método más utilizado para el control de la mosca es una mezcla de rocío aéreo
malatión - cebado (Greany y Rhierd, 1993; Moreno et al., 1994). Sin embargo, el malatión
rompe el control biológico por su toxicidad residual sobre insectos benéficos no plaga (Moreno
et al., 1994).
29
2.2.3.2 Control mecánico cultural
organización de productores a nivel local, pues ellos serán los ejecutores de las medidas de
control. Siempre hay que considerar los factores socio- económicos, geográficos y políticos de
cada región. La plaga en cuestión muestra un dinamismo constante, sin respetar las barreras
ecosistemas que permiten la explotación de una gran variedad de especies frutales, el control de
2. La descripción de la población real del insecto (sistema de monitoreo biológico que nos
estacionales de la plaga, nos proporciona información clave para poder regular la población del
mismo, determinar los factores que provocan el incremento o decremento de las poblaciones.
detallado-de estos factores a través del año, para poder interpretar de manera correcta, las
plagas, que nos permitan controlar los problemas creados por los insectos de manera efectiva,
30
lo que permite conocer la ausencia o presencia de la plaga, delimitar las zonas infestadas y
poder sugerir las medidas preventivas, prácticas y aplicaciones a seguir (Aluja, 1993a).
El control mecánico cultural, es un modelo sencillo, económico y fácil de seguir, está al alcance
de cualquier productor y si lo realiza bajo una estrategia bien establecida, puede reducir hasta
las variedades, de frutales que son más susceptibles al ataque de las moscas de la fruta (Aluja,
1993a).
ecológico.
Un aspecto primordial es la recolección y enterrado de toda la fi-uta caída y de la fruta que está
enterrarse la fruta, debe hacerse un hoyo grande, rociar la fruta con petróleo y cubrirla con una
no hacerlo impedirá ver donde cae la fruta (queda escondida) y provee a las moscas de sombra
El rastreo del suelo permite sacar a la superficie las pupas enterradas para que mueran por
31
El podar los árboles es muy importante pues favorece el desarrollo del árbol y sus frutos, la
aireación entre los árboles, rompiendo con ello el microclima favorable para el desarrollo de la
plaga, ya que el excesivo follaje es favorable para las moscas que buscan refugio (Aluja,
1993a).
sección del huerto que recibe los vientos dominantes es la más propensa a ser infestada, y debe
recibir especial atención con un monitoreo de los hospederos ya existentes que están cercanas
fruticultura, en casi todos los países del mundo, por lo que se han establecido una serie de
medidas cuarentenarias para limitar el movimiento de frutas de áreas infestadas a otras áreas
consideradas libres de esta plaga (Beavers y Calkins, 1984; Aluja et al., 1987a; Gringich, 1987;
Aluja, 1993a; Bustos et al., 1993; greany y rhierd, 1993; Aluja, 1994; Purcell et al., 1994a;
muchas otras medidas. El control legal está reglamentado por acuerdos internacionales,
32
En los últimos diez años se lograron grandes avances en, al menos, dos áreas: procedimientos
control de las moscas de la fruta, como son tratamientos con agua o aire caliente para el
mango, guayaba (Sharp et al., 1988; Sharp y Gould, 1994); por medio de disección (Gould,
1995); el recubrimiento de frutos (Hallman et al., 1995) solo o combinado (Hallman y Foos,
1996); papaya (Armstrong et al., 1995a); extracto de semillas de árbol (Chien-Chung et al.,
1996); disuasivas en la oviposición (Aluj y Boller, 1992a; Aluja y Boller, 1992b) y almacenajea
hidroenfiiamiento o por radiaciones gamma a los productos con 60Co (Bustos et al., 1993).
Esta técnica permite obtener insectos machos y hembras estériles bajo condiciones de
laboratorio al exponerlos a rayos X o radiaciones gamma. Los insectos así obtenidos no deben
quedar dañados y ser competitivamente iguales a los silvestres en las rutinas y habilidades de
apareamiento.
La técnica del insecto estéril (TIE) tiene un alto potencial de control y es un procedimiento
directamente proporcional a la competitividad del macho para atraer y aparearse con las
hembras silvestres, siendo la competividad del macho estéril el factor más importante para el
33
Cuando los machos irradiados se aparean con hembras no irradiadas, la fertilidad se reduce en
la medida que la radiación se incrementa; al aplicar radiaciones con rayos gamma de 8 krad de
una fuente de 60Co se obtiene un 100% de esterilidad en A. oblicua (Toledo, 1993b) y cuando
deseadas las cuales no contribuyen significativamente al control estéril, pero consumen la mitad
de los recursos del programa (Aluja, 1993a; Baranowski el al., 1993). La aplicación está
población de la mosca silvestre, la cual se lleva a cabo con el rocío aéreo de malatión trampa
(cebo), el cual causa serios problemas ambientales por lo que es poco aceptable (Gingrich,
El utilizar la TIE como una estrategia de manejo alternativa contra A. ludens y A. oblicua,
significa que ambas moscas estériles tendrán que producirse. Esto acarrea importantes desafios
técnicos y consideraciones en costo porque hasta ahora, sólo A. ludens ha sido colonizada y
criada en masa. Además, si también se van a utilizar los parasitoides, va a ser necesario evaluar
los efectos de liberaciones múltiples de especies porque es inverosímil que una especie de
1996).
34
La conducta de apareamiento en las moscas de la fruta es compleja, involucrando la formación
machos irradiados en pruebas de competencia con machos del ambiente natural (Ponce et al.,
1993).
La TIE aún está siendo perfeccionada y a futuro se contaran con grandes avances que faciliten
la aplicación, como los de calidad del insecto, cría masiva, liberación, sexado genético, que
permitirá producir y liberar sólo machos estériles (Aluja, 1993a; Aluja, 1994).
El control biológico utiliza agentes como virus, bacterias (Gingrich, 1987), hongos, nematodos
entornopatógenos (Lindegren yVai1, 1986; Kaya y Gaugler, 1993; Georgis y Manweiler, 1994)
y hormigas (Wong et al., 1986). La mayoría de estos agentes poseen atributos de gran
(MIO) donde sus efectos adversos son mínimos, comparados a los plaguicidas químicos (Lacey
sustentable que intenta minimizar el impacto ambiental negativo (McDonald et al., 1993), y
naturales,- etc. (Lacey y Goettel, 1995). Bajo condiciones naturales, los entornopatógenos
1995).
35
Varios rasgos recientes han demostrado que los nematodos pueden combinarse exitosamente
con otros agentes biológicos. Estudios futuros incluirían la integración con otras medidas de
control (ejem. biológicos, químicos, de cultivos) para ayudar a tratar exitosamente todos los
miembros de los complejos plaga que afectan muchas cosechas (Georgis, 1990a). El control
moderno de los insectos está cambiando bastante, desde mejorar íos insecticidas orgánico-
sintéticos en favor de un acceso más integrado de manejo de plagas. El control biológico es una
táctica mayor en manejo integrado de plagas (MIP), y con la tendencia común hacia una
agricultura sustentable (Aluja et al., 1990). Uno de los mas grandes objetivos de la agricultura
consecución de este objetivo es a través de un manego integrado de los daños en las plantas,
reduzcan o eliminen la aplicación de plaguicidas, se hará más importante el uso de los agentes
control biológico. El cómo van a manejar los productores a estos enemigos naturales, va a
En el control biológico clásico, los organismos son liberados y permanecen el ambiente para
largos. Así, la teoría ecológica es aplicable para ayudar a seleccionar los enemigos naturales y
planear su liberación, con objeto de proporcionar un nivel de control aceptable año con año
36
En este escenario, los productores solo utilizarían sus habilidades para mantener las
que se mantengan como población en el ambiente (Konway, 1996). Cook et al., (1995) señalan
que para que ésto se logre es necesario el desarrollo y despliegue de miles, si no de decenas de
miles, de micoorganismos específicos al daño y/o ambiente de la planta, que inhiban o supriman
La sustentabilidad requiere una diversidad necesaria para mantener todos los sistemas
diversidad adecuada para satisfacer las necesidades del suelo (Samson, 1992).
Del control biológico se puede esperar que juege un papel aún más substancial en el MIP. Los
realzarían, además, nuestra habilidad para integrar realmente las diferentes medidas de control
para el manejo de aquellas plagas objetivo, donde las tácticas individuales (tales como el
control químico, resistencia de la planta hospedera) por sí solas son inadecuadas. Sin embargo,
el MIP tiene en alguna forma un poco demeritado al control biológico y puede haber afectado
37
sea a través de agentes de control biológico o por manejo integrado de plagas, con la
para engrandecer la calidad de vida de una población mundial que se incrementa (Barker et al.,
1994).
Entre las razones para el interés incrementado en todos los aspectos del control biológico ha
sido la amplia conciencia del público del daño ambiental, resultado de los plaguicidas químicos.
Los productos, químicos persistentes, propuestos para destruir las plagas, ingresaron a la
incluyendo humanos (Gaugler y Kaya, 1990; Georgis et al., 1991) y el desarrollo de resistencia
en los insectos a plaguicidas químicos (Georgis y Poinar, 1989; Poinar, 1990; Lacey y Goettel,
1995).
el desarrollo de recursos biológicos para controlar plagas de insectos (Georgis y Poinar, 1989).
Los entornopatógenos, especialmente agentes bacterianos y virales, han recibido una atención
considerable como insecticidas biológicos desde 1940, y es a partir de 1980 que el control
aplicaciones en gran escala en contra de plagas de insectos (Georgis y Poinar, 1989; Gaugler y
38
Se han realizado logros significativos en un corto período de tiempo al usar nematodos
Para el control de la mosca de la fruta se aplican métodos para tratamientos con medidas pre -
tratamiento en frio y el tratamiento con agua caliente, aunque estos métodos presentan ciertas
Es necesario que nuevos parásitos con habilidades especializadas se puedan aplicar, que
ataquen los huevos someramente colocados y que controlen efectivamente en densidades bajas
(Baranowski et al., 1993) teniendo. la preocupación de que 185 especies de Anastrepha (Aluja,
1994; Aluja et al., 1996) viven en los trópicos de América (Baranowski et al., 1993).
El impacto ambiental puede ser definido como cualquier efecto sobre un organismo no objetivo
Al ubicar la presencia de una plaga e implementar métodos para reducir sus poblaciones, es
39
control biológico esta en función de: a) los atributos de la especie introducida, b) la naturaleza
El impacto puede ser clasificado de acuerdo con los siguientes factores: 1. Duración: corto
cuando se implica una tercera especie) y 6. Medida de tiempo: inmediato VS. retardado (Ehler,
1990a).
es potencialmente una táctica efectiva y ambientalmente sana para suprimir las poblaciones de
moscas de la fruta (Clausen, 1978). Actualmente, sólo se reconocen seis especies: Biosteres
Psyttalia incissi (Silvestri) (Haramoto y Bess, 1970; Vargas et al., 1993), D. tryoni (Cameron)
y P. flecheri (Silvestri) (Wong et al., 1984; Wharton, 1989; Purcell et al., 1994a).
Chalcidae y Eucoilidae, para controlar la mosca de la fruta del Caribe, de las cuales sólo cinco
40
Para la mosca oriental de la fruta Bactrocera dorsalis (Hendel) se reportan sólo cuatro
1970; Wong et al., 1984; Vargas et al., 1993; Purcell et al., 1994b) y en el Estado de Chiapas,
Los parasitoides no son específicos y atacan otros tipos de moscas (Aluja, 1993a) entre ellas
las caseras, y al-parecer no tienen impacto dañino a los tefrídos nativos (Duan et al., 1997)
aún cuando pueden reducir la emergencia de moscas adultas (Duan y Messing, 1997).
no son hospederos naturales para D. tryoni, pues sólo matan el 3.7% de larvas, 7.1% de pupas,
y la emergencia también es muy baja (0.35%) (Ramadan et al., 1994), aunque se reporta un
Purcell et al., (1994a) reportan que la emergencia de D. lingucaudata varia de 71.8 a 74.6%,
aunque Purcell et al., (1994b) señalan que el porcentaje de parasitismo nunca excede el 6%, a
realizadas en los trópicos del Viejo Mundo, para encontrar enemigos naturales de las especies
Universidades para iniciar nuevas exploraciones, esta vez en América Latina., para encontrar
Anastrepha (Aluja, 1994; Aluja et al., 1996) viven en los trópicos de América (Baranoswski et
41
al., 1993). Los ejemplos de liberaraciones aumentativas de parasitoides para el control de
Anastrepha son escasos (Aluja, 1994). El porcentaje de parasitismo en las diferentes especies
de Anastrepha está reportada con valores comprendidos entre 0.44 y 29.23% (Aluja et al.,
1990).
El uso de estos parasitoides presenta varios inconvenientes: hay una pérdida substancial de
reducido grupo de parasitoides que se establecen, lo cual hace que la aplicación de éstos sea un
Baranowski et al., 1993; Purcell et al., 1994a). Se considera que sólo se establece el 33.3% de
los parasitoides que se liberan (Baranowski et al., 1993). Por ello, el número que teóricamente
debería ser liberado, para reducir una población de larvas en el campo, dificilmente se alcanza;
además de ser más sensibles a los plaguicidas que las moscas (Aluja, 1993a; Purcell et al.,
1994c). ,
la mosca y del parasitoide: las moscas de la fruta tienen una fecundidad y capacidad de
dispersión más alta que los parasitoides, por lo que no son capaces de regular el crecimiento de
conducta larval para escapar de los parasitoides al excavar profundo en la pulpa, donde el
ovipositor del parasitoide es incapaz de alcanzarlo (Baker et al., 1944; Aluja, 1993a) o los
parasitoides son incapaces de penetrar la dura cáscara de ciertos frutos, lo que limita las
42
Debido a que el parasitoide necesita la larva para sobrevivir, se crea un conflicto. Salvo los
parasitoides de pupas, las demás especies no pueden reproducirse porque las medidas de
capacidad de adaptación biológica del hospedero objetivo para aceptar al parasitoide, o los
resultados de competencia con otros parasitoides (de la misma o diferente especie) en el mismo
campo (Purcell et al., 1994a). Para elevar el control de calidad de los parasitoides se han
implementado varios mecanismos, como son el mejoramiento de los métodos pre y post
embarque, para evitar las pérdidas por emergencia de más del 58%, aunque después de la
al., 1994c).
Es necesario recordar que para que un enemigo natural sea efectivo debe poseer las
reproducción mayor a la del hospedero, d) tener la habilidad de ocupar todos los nichos
habitados por el hospedero y e) que pueda reproducirse con facilidad bajo condiciones de
mimetismo “muleriano” por medio del cual se ha adaptado para asemejarse morfológicamente a
43
una avispa, además de reducir al máximo el tiempo de apareo/cópula durante el cual es visible y
insecticidas que puedan reemplazar al malatión es una meta. Para llevar a cabo el control de la
mosca de la fruta del Mediterráneo, C. capitata, se han realizado bioensayos con productos de
encontraron que los productos típicos δ- endotoxinas y/o esporas y exotoxinas de la bacteria,
variedad israelensis (H- 14) se ha utilizado contra mosquitos y moscas negras. Sólo unas
cuantas cepas produjeron endotoxinas que son activos contra Diptera y ninguno está disponible
utilizada para el control de insectos en Europa Oriental, pero está restringida por su
Inglaterra, Francia, China y EUA. Algunas de las ventajas que presentan para su uso son entre
44
otras, su especificidad, su inocuidad hacia plantas, animales silvestres, peces, insectos
de ellos, cinco formulaciones a base del hongo Metarhizium anisopliae (Metsch.) Sor.
Brasil, biotrol en EUA (McCoy, 1990) BIO 1020 en Alemania (Reinecke et al., 1990).
Se ha reportado que M. aniscopliae afecta a dípteros, tales como larvas de mosquitos de los
géneros Aedes, Anopheles y Culex (Daoust y Roberts, 1983). Este hongo presenta
potencialidad de uso en los adultos de la mosca del Mediterráneo C. capitata, con una dosis
letal 50% (DL 50) de 8x106 conidios/mL y un Tiempo Letal 50% (TL50) de 11.4 días (García et
al., 1984).
En las moscas de la fruta del género Anastrepha, se han evaluado tres cepas de M. anisopliae
en larvas de A. striata, y se reportan mortalidades de 42.5% 69% y 88.75% para cada una,
efectividad de una de las cepas para determinar la reducción de la emergencia de adultos en dos
Trujillo (1995) reportó diferencias en la virulencia entre cepas, pues 13 de los 20 causaron una
mortalidad superior al 83%, sin diferencias estadísticas entre ellos, con valores de TL50
45
comprendidos entre 1.8 y 4.7 días. Las cepas de M. anisopliae(Ma) No. 2, Ma No. 8 y Ma
No. 16 causaron un 99% de mortalidad con valores de TL50 de 2.0, 3.1 y 4.0 días,
la cepa Ma No. 16 resultó diferente de Ma No. 2, con base en el TL 50. A estas tres cepas se les
determinó la Concentración Letal 50% (CL 50) que tuvo una variación entre 3.7 x 105 hasta 4.8
x 105 conidios/mL.
Bajo condiciones de campo, en un suelo con textura franca, el hongo permitió la emergencia de
un 33% de adultos; en el testigo emergió el 76%; y en suelo con textura de arena migajonosa,
países tropicales permanece como una plaga muy seria y-abundante (Baranowski et al., 1993).
46
2.4 Los Nematodos entornopatógenos (NEPS)
Kaya, 1990a; Georgis, 1992; Kaya y Gaugler, 1993; Georgis y Manweiler, 1994). Los atributos
que los sitúan en posición sobresaliente son: 1. Búsqueda activa de hospederos (tienen
insectos (son fácilmente cultivados); 4. Son inocuos para vertebrados, plantas y otros
1988; Georgis y Poinar, 1989; Akhurst, 1990; Gaugler y Kaya, 1990; Maya, 1990a; Georgis,
1992; Kaya y Gaugler, 1993; Kaya, 1993a; Kaya, 1993b; Boemare et al., 1996).); 6. Se aplican
fácilmente utilizando equipos de rocío común; 7. Son dóciles para la selección genética y 8.
Son compatibles con muchos plaguicidas químicos (Gaugler, 1988; Georgis y Poinar, 1989;
Akhurst, 1990; Gaugler y Kaya, 1990; Georgis et al., 199 1; Georgis, 1992; Kaya y Gaugler,
1993).
Aunque casi 40 familias de nematodos están asociados con insectos, muy pocas causan
biológico (Gaugler y Kaya, 1990; Georgis, 1992; Kaya y Gaugler, 1993; Georgis y Manweiler,
1994).
rápida acción y su seguridad ambiental, por lo que los consideran como alternativas a los
47
insecticidas químicos, que son activos sólo por periodos cortos, producen resistencia a los
plaguicidas, y afectan organismos no objetivos (Poinar, 1979; Georgis y Poinar, 1989; Pimentel
et al., 1991; Georgis et al., 1991; Georgis, 1992; Pimentel et al., 1992; Aluja, 1993a; Lacey y
Goettel, 1995).
citadas en ocho países (Poinar, 1990; Georgis y Manweiler, 1994; Jian et al., 1997) y ocho de
ellas pertenecen al Viejo Mundo. Sólo un género y una especie, S. carpocapsae, se cita en el
Continente Americano, y fue aislada en México (Georgis y Manweiler, 1994). Los nematodos
que han sido aislados y tienen cierto grado de pureza se les consideran como cepa, y aún
cuando no han sido caracterizados propiamente, representan poblaciones diferentes, por lo que
especies y preservar su identidad genética, es importante, de tal manera, que puedan servir
como punto de partida para agrupar o identificar especies, con la taxonomía clásica y
tecnología del ADN (Curran, 1990; Smits et al., 1991; Kaya y Gaugler, 1993).
Las especies Steinernema y Heterorhabditis presentan cuatro etapas antes de madurar. Sólo el
tercer estado juvenil (infectivo o dauer), puede sobrevivir tùera del insecto, por largos períodos
sin tomar alimento, en espera de un hospedero y así moverse de un insecto a otro (Gaugler y
Kaya, 1990; Georgis y Manweiler, 1994). Los juveniles infectivos (JIs) al entrar en un insecto,
48
que continúa hasta que se agotan los nutrientes del hospedero (Kaya y Gaugler, 1993; Georgis
y Manweiler, 1994).
En este momento y de manera sincronizada, los nematodos llegan al tercer estadio y dejan el
1996), al cual detectan por los productos de excreción, emisiones de dióxido de carbono y
gradientes de temperatura (Lewis et al., 1992; Lewis et al., 1993; Georgis y Manweiler, 1994).
El ciclo de vida se completa en un período de 6-18 días a 18-28ºC, dependiendo del insecto
Los nematodos son entornopatógenos porque son los únicos que, en una asociación mutualista,
llevan e introducen bacterias simbiontes en los insectos, atributos que han alentado a varias
compañias a producirlos como insecticidas biológicos (Gaugler y Kaya 1990; Georgis, 1992);
las relaciones simbiontes se dan porque el papel de la bacteria es servir como alimento y
proveer los nutrientes esenciales requeridos para la reproducción del nematodo (Poinar, 1989;
Tachibana et al., 1996); los nematodos protegen a la bacteria del ambiente del suelo, sirven
como vectores para penetrar al hospedero apropiado (Kaya, 1993a; Kaya y Gaugler, 1993;
Georgis y Manweiler, 1994; Tachibana et al., 1996) y posiblemente la bacteria necesita de las
Los JIs de manera similar a los adultos, presentan atributos de parasitoides, depredadores y
patógenos microbianos (aunque no se les puede considerar como tal). Son similares a insectos
parasitoides en cuanto a que las formas juveniles tienen un alto potencial reproductivo y se
49
desarrollan a expensas de un hospedero, y depredadores porque el hospedero puede morir
Las bacterias Xenorhabdus sp. tienen la forma de bacilos móviles, son gram negativas,
anaerobias y tienen flagelos peritricos que forman esferoplastos en cultivos viejos. Estas no
forman esporas, así que no poseen una estructura de resistencia ambiental, por lo que no se
su ciclo de vida presenta dos fases variantes (Poinar, 1989; Poinar, 1990; Akhurst y Boemare,
1990; Georgis y Manweiler, 1994) conocidas como fase 1 (forma primaria) y fase II (forma
Las especies de Steinernema y Heterorhabditis están asociados con las especies de bacterias
Zuminescens en su fase 1, despiden una bíoluminiscencia más de 1,000 veces mayor que la fase
II (Tachibana et al., 1996) mientras que Xenorhabdus sp., asociada con Steinernema no
Las células bacterianas se localizan en los intestinos de los JIs (Poinar, 1989; Gaugler y Kaya,
1990; Kaya y Gaugler, 1993; Georgis y Manweiler, 1994); en Steinernema la gran mayoria se
Cuando los JIs de Steinernema encuentran un insecto hospedero, entran por las aberturas
50
larvas de escarabeidos, no se tiene información acerca de la penetración de nematodos vía
espiráculos (Lacey et al., 1993). Ahí, el tracto digestivo de los JIs llega a ser funcional y libera
del insecto (Poinar, 1989; Poinar, 1990; Kaya, 1993a; Kaya y Gaugler, 1993; Tachibana et al.,
1993a; Kaya y Gaugler, 1993) por septicemia, estableciendo las condiciones para la
Aún cuando se está hablando de plagas y varias especies de NEPs, con eficacia probada en el
campo, el factor temperatura y sus extremos son causa del éxito o fracaso del programa de
control. Cuando la humedad del suelo es la adecuada,‘ pero las temperaturas son bajas (12-
14°C) o altas, se afecta a los nematodos en si mismos, a la bacteria simbionte, o ambos (Ehler,
1990a); un ejemplo es Heterorhabditis cuyo desarrollo tiende a ser inhibido a temperaturas por
arriba de 30ºC (Kaya, 1990a; Griffin, 1993). En estudios de campo, sólo se han hecho ensayos
Las experiencias en campo con S. glaseri, S. carpocapsae y Steinernema spp. han sido eficaces
solamente a temperaturas mayores a 20°C (Georgis y Gaugler, 1991) pero muchas especies son
activas a temperaturas mas bajas, y se requiere que los NEPs y sus correspondientes bacterias
estén adaptadas al frío para matar dichas plagas (Kaya y Gaugler, 1993).
51
experimentación en laboratorio se realiza exhaustivamente y en la actualidad es una actividad
que sigue prevaleciendo fuertemente, aunque hay otras formas de enfocar el problema, como es
la opinión prospectiva y un poco más integradora de Georgis (1990a) que dice que “para que
los nematodos sean agentes ‘de control efectivos, se debe colocar la especie de nematodo
necesaria está disponible, las especies de diferentes nematodos sobreviven mejor en las
1994).
2.4.5 Dispersión
Los factores que afectan la dispersión activa del nematodo en el suelo para encontrar al
hospedero, incluyen:
1. Los espacios intersticiales, que en los suelos arcillosos son pequeños y limitan el movimiento
2. La humedad, los nematodos requieren de una película de agua para dispersarse en el suelo
(Kaya y Gaugler, 1993); pero, en condiciones secas y cuando oscila la temperatura de 5 -25°C
se incrementa la dispersión de 0 - 50%. Las condiciones secas con bajas temperaturas inhiben el
movimiento por falta del agua para moverse y la temperatura induce a la inactividad. LOS
niveles altos de humedad o el exceso de agua reducen la dispersión del nematodo, debido a la
anoxia y el deslizamiento (Kaya, 1990b). Aún con la ayuda del agua en los movimientos
pasivos de los nematodos, la dispersión activa probablemente juega un papel mayor para
52
3. La presencia de un hospedero; con excepción de S. glaseri, la mayoría de NEPs no se
mayoría de ellos se les encuentra cercanos al sitio donde se colocan (Kaya, 1990b).
4. Las plantas afectan directa e indirectamente a los nematodos de muchas formas, pues crean
radiación solar. Las raíces de las plantas al respirar reducen el O2 e incrementan el dióxido de
raíces. Estas raíces pueden afectar la dispersión del nematodo; S. glaseri se acumula alrededor
de las raíces en respuesta al CO2 y esta conducta puede llevar al nematodo a un contacto mas
cercano con un hospedero sedentario que se alimente en la zona de raíces (Kaya, 1990b).
que no han afectado a S. carpocapsae (Gaugler et al., 1992a; Georgis y Manweiler, 1994).
2.4.6 Conducta
Se asevera que ciertas especies o cepas de nematodos controlan insectos específicos mejor que
de la plaga insecto, pues las diferencias conductuales en las diferentes especies o cepas de
nematodos pueden afectar la eficacia (Lewis et al., 1992; Campbell y Gaugler, 1993;
53
Aunque los NEPs tienen un amplio rango de hospederos (Poinar, 1979; Woodring y Kaya,
1988; Georgis y Poinar, 1989; Akhurst, 1990; Gaugler y Kaya, 1990; Kaya, 1990a; Georgis,
1992; Kaya y Gaugler, 1993; Kaya, 1993 a; Kaya, 1993b; Boemare et al., 1996), las diferencias
estrategias de búsqueda que utilizan son el acechamiento y la navegación (Kaya, 1993a; Kaya y
Gaugler, 1993). Los acechadores están más especializados para insectos móviles, en la
superficie del suelo, y los navegadores para insectos más sedentarios y/o subterráneos. La
cuando están muy cerca de un hospedero, responden positivamente a pistas físicas y químicas
producidas por insectos para encontrarlos. S. carpocapsae (un acechador), se utiliza para
controlar el gorgojo negro de la vid, que ataca a las raíces, y dada la diferencia de ubicación (el
S. carpocapsae entra a un estado quiescente tan pronto se aplica en el suelo; solo una pequeña
llegan a ser agresivos sólo en las cercanías de éste. Los heterorhabditidos no se mueven tan
más amplia del suelo, y en cuestión de temperatura, nematodos que estén adaptados a
54
notablemente a: 1. Mejorar la amplitud de búsqueda del hospedero; 2. Tener mayores
los costos de aplicación y los números de nematodos (Lewis et al., 1992; Campbell y Guagler,
1993)..
2.4.7 Predecibilidad
A causa de que el complejo ejerce una influencia recíproca de factores bióticos y abióticos,
control biológico actualmente (Ehler, 1990a). Los factores abióticos como: humedad,
profùndidad, tipo de suelo, estación, temperatura, métodos de aplicación, así como de factores
bióticos tales como: cepa y biología del nematodo, el hospedero objetivo y el ambiente en el
que se aplican los nematodos, son factores útiles para predecir el fracaso o éxito del control de
(Georgis y Gaugler, 1991). La estrategia de control debe diseñarse de tal manera que asegure
contra de una plaga de insecto en particular en corto plazo, y es una meta primaria la liberación
inoculativa, que debe contar con una persistencia y reciclaje de nematodos a largo plazo, para
mantener el control de la plaga objetivo. La persistencia del hospedero en una estrategia a largo
2.4.8 Comercialización
décadas (Poinar, 1990) y son capaces de localizar activamente, parasitar y matar insectos; por
55
lo que para lograr un control selectivo, que dispense otros enemigos naturales, a niveles
comparables con los insecticidas comunes (Georgis, 1992), se deben considerar los
conocimientos de los factores que limitan a los nematodos; ejemplo: 1. la desecación 2. luz
ultravioleta 3. la ecología del insecto objetivo (etapa de desarrollo, interacción con la planta
cebos, dispersión con los sistemas de irrigación) (Georgis y Gaugler, 1991; Georgis y
Manweiler, 1994).
hospederos, las especies utilizadas para el biocontrol de insectos, significan poca o ninguna
al., 199 1; Georgis, 1992; Kaya y Gaugler, 1993; Georgis y Manweiler, 1994).
Hasta que Rudolf Glaser ideó por primera vez un método para cultivar de manera exitosa un
nematodo parásito (S. ghseri) en un medio artificial (Glaser, 1931), los nematodos
entornopatógenos solo podían cultivarse en insectos vivos; actualmente, las larvas de la polilla
más grande de la cera Galleria mellonella (L.), son utilizadas para la producción de nematodos
en vivo; sin embargo, los costos de producción in vivo son muy altos e inalcanzables para la
La técnica de cultivo monoaxénica de Bedding (198 1, 1984) logra rendimientos mucho más
altos y más consistentes, debido a que los costos de producción son reducidos por un proceso
56
En la producción en gran escala, la técnica de Bedding se mantiene arriba de un nivel de
fermentación líquida monoaxénica cuesta menos que otros métodos, y además estos costos
disminuyen cuando se producen 50 x 1012 nematodos por mes (Georgis, 1990b; Georgis y
Manweiler, 1994).
suficientes para aplicaciones en campo, con costos competitivos a los plaguicidas químicos
(Georgis, 1992), en los cuales se buscan ciertas condiciones en los nematodos, como son la
calidad (viabilidad, patogenicidad) que debe ser consistente; las formulaciones, con un
varios países (Cuadro 3) y están siendo desarrolladas versiones mejoradas de manera activa. El
futuro de los productos basados en nematodos para el control de plagas parece brillante, en
Sin embargo, cabe señalar que se está considerando sólo los nematodos que se producen de
probablemente a obviar las condicionantes que Georgis ( 1992) y Georgis y Manweiler, (1994)
57
Cuadro 3. productos comerciales disponibles con nematodos Steinemematidae o
Heterorhabditidae *
Formulación Especie de nematodo Producto País
Exhibit
Sanoplant Suiza
Boden-Nützlinge Alemania
Helix Canada
s. feltiae Magnet WA
,
Arcilla H. bacteriophora Otinem EUA
H. megidis Nemasys-H UK
s. feltiae Nemasys UK
BioSafe Japón
S. feltiae Stealth UK
58
!2.4.9 Patogenicidad y susceptibilidad
La patogenicidad del nematodo depende de su habilidad para: localizar (Lewis et al., 1992;
Lewis et al., 1993), entrar al insecto y el rango en el cual él y su simbionte puedan evadir o
diferentes (Akhurst y Boemare, 1990; Georgis y Manweiler, 1994). Estas toxinas pueden
neutralizar la respuesta inmuno- humoral del hospedero. En casos tales como la combinación
1. La variación entre las cepas de nemátodos y la actividad de los JIs en el suelo (Glazer et al.,
1991); aunque los nematodos se pueden desarrollar muy bien en muchas especies de
hospederos diferentes, el desarrollo óptimo difiere con la especie o cepa de nematodo; el aislar
esencial en cualquier programa de control (Gaugler, 1988; Georgis, 1990a; Yeh y Alm, 1992),
aunque Choo et al., (1996) no encuentran ninguna ventaja al combinar dos especies de NEPs
59
combinaciones de insecticidas con nematodos, y encuentran que estos insecticidas causan
hemocele del insecto es el factor más importante que afecta la patogenicididad global de
esteinernemátidos y heterorhabdítidos y el tiempo que tardan para liberar las bacterias (Glazer
nematodos para penetrar al insecto hospedero. Los hospederos más susceptibles son
generalmente los más fácilmente penetrados por los nematodos (Georgis y Manweiler,
atacada y muerta por los hemocitos del hospedero, lo que les permite multiplicarse y matar al
60
simbionte (Glazer et al., 1991). Los valores de Dosis Letal (DL50) varían de menos de 50
2.5.1 Hymenoptera
(Poinar y Thomas) tienen gran potencial para el control biológico de ciertas plagas de insecto,
como es el caso del gusano de la naranja de California Amyelois transitella (Walker), que se
aplica con equipo de rocío aéreo (Lindegren et al., 1981). Sin embargo, existe la duda de si
himenópteros, para lo cual, Kaya et al., (1982) demostraron que el rocío directo de JIs sobre
abejas causa menos del 15% de mortalidad. Así, S. carpocapsae puede ser usado contra plagas
2.5.2 Coleoptera
Lacey et al., (1993) demostraron que existen factores relacionados con el estrés, como la
61
escarabeidos, es el caso de P. japonica ante la infección de NEPs. y encontraron que las
observaciones, aunque no desligan una ruta oral anal de invasión, demuestran que la ingestión
2.5.3 Lepidoptera
Morris et al., (1990) investigaron dosis letales en laboratorio de nueve cepas de complejos
nematodo en cada especie de insecto, encontraron que S. feltiae, S. glaseri, S. bibionis Bovien
Morris y Converse (1991) investigaron la respuesta de las mismas especies de insecto a seis
Glazer et al., (1991) realizaron una investigación de laboratorio para determinar las diferencias
en patogenicidad de cinco NEPs, en larvas del gusano de la hoja del algodón egipcio,
62
2.5.4 Diptera
biológico contra las larvas del tercer estadio de las moscas que se crían en el estiércol, Musca
(Muscidae: Muscinae las dos primeras, Fanniinae las restantes) para determinar su
susceptibilidad ante cuatro cepas de S. feltiae (Breton, Mexicana, All y 42), dos de S. bibionis
y uno de H. bacteriophora (= heliothidis), y se encontró que S. feltiae fue el más infectivo con
mortalidades arriba de 64%, pero todos lograron infectar los cuatro hospederos (Mullens et al.,
1987).
Al tratar los conos infectados del abeto negro, PPiceaitea mariana (Mill.) B.S.P. por la larva del
infectadas con S.. feltiae fue significativamente grande (Sweeney y Gesner, 1995). Resultados
diferentes se obtuvieron con el primer estadio de la larva del repollo, Delia radicum (L.)
bacteriophora fueron significativamente menos letales con los valores DE50 (Dosis Efectiva 50)
(Bracken, 1990).
sugiere que los nematodos deben ser utilizados para manejar resistencia a los insecticidas, entre
63
ellos la abamectina, y abatir la resistencia a plaguicidas para un control efectivo en L. trifolii
Esta plaga cosmopolita tiene mucha habilidad para desarrollar rápidamente una resistencia a
plaguicidas, como Permethrina y Fenvalerate, por lo que se le han aplicado agentes parasitoides
Esta especie se reproduce en todas etapas de L. trifolii, excepto en la tercera etapa de la larva y
en la pupa temprana. Todas las etapas larvales de L. trifolii fueron susceptibles a la infección
Al evaluar las especies efectivas de nematodos para el control biológico potencial de la mosca
Heterorhabditis, se encontró que S. feltiae y S. anomali Kozodoi fueron los nematodos más
virulentos, mientras que los heterorhabditidos y S. affinis (Bovien) nunca excedieron el 20% de
eficacia. Puesto que S. anomali muestra una tendencia para emigrar más hacia abajo que S.
feltiae, se señala que influyen ademas otros factores en la eficacia del nematodo, como la
Gerwien, 1993).
En el primer registro de control biológico del gusano radicular del betabel, Tetanops
myopaeformis von Röder (Otitidae), se evaluó la tercera etapa larval ante tres cepas de S.
carpocapsae, dos de S. feltiae y una de S. glaseri, y se encontraron los niveles más altos de
64
En el jején de los hongos Bradysia coprophilu (Sciaridae), S. feltiae SN redujo
denominado "Knopreno" .En condiciones de laboratorio, la segunda y cuarta etapa larval del
jején de los hongos fueron más susceptibles que la pupa (Harris et al., 1995).
condiciones de laboratorio, y encontraron que la cepa Al1 demostró ser más eficaz que la
Mexicana; con 1,000 infectivos; la cepa All causó un 88.1% y 93.4% de mortalidad en larvas y
adultos respectivamente; la cepa Mexicana 90.7 y 91.7% y la cepa Breton mató un 83 y 70.3%,
de la mosca del Mediterráneo C. capitata, mosca del melón Dacus cucurbitae y la mosca
mosca del Mediterraneo, 85 a 9% para la mosca oriental, y 86 a 0% para la mosca del melón;
los valores de CL50 encontrados fueron de 610, 730 y 1,290 nematodos/larva, respectivamente.
Las larvas del tercer estadio de todas las especies fueron las más susceptibles, los adultos de la
mosca del Mediterráneo fueron muy poco susceptibles en un 0.2%, y las pupas no fueron
susceptibles. Estos autores concluyen que los nematodos pueden ser eficaces para el control de
65
De la misma manera, al exponer la tercera etapa larval de C. capitata a dos cepas de S.
mortalidades que variaron de 46 al 87.2% para la cepa All, y para la Mexicana (selección
cuando se expusieron a concentraciones de 5,000, 1,500, 500 y 150 JIs/cm2 de S. feltiae cepa
mortalidades más altas en suelo nativo que en una cubierta de vermiculita. La respuesta de
pueden ofrecer una alternativa no tóxica a tratamientos de suelo para programas de control de
Recientemente, Lezama et al., (1996) reportaron la susceptibilidad del tercer estadio de larvas
exposición, keron 90% con las especies S. riobravis y S. carpocapsae All; 80% con H.
resultados sugieren que S. riobravis y S. carpocapsae tienen potencial como agentes de control
66
Los antecedentes de investigación arriba citados muestran que la producción en los trópicos de
América y el problema de moscas de la fruta han sido estudiados a través de una serie de
producción masiva de moscas estériles. Las medidas fitosanitarias y disposiciones legales que
esta plaga en los trópicos. Se requiere que los plaguicidas presenten características de eficacia,
Los parasitoides, regulan solamente un 30% en las especies de Anastrepha, y las moscas
oblicua; otro aspecto es que tampoco se liberan en todas las zonas infestadas por moscas de la
fruta en el país, ni en las cantidades y regularidad deséadas; además, el resto de las especies
Lo anterior obliga a que se tenga que implementar un programa de aspersión en los árboles a
base de productos químicos, con el fin de bajar los niveles de población de la plaga en el
huerto, y reducir así el porcentaje de frutos infestados o dañados por las larvas, durante la
etapa de fructificación y cosecha, y por ende que los frutos sean sometidos a un tratamiento
Se observa que los microorganismos patógenos han sido poco investigados, como agentes de
como agentes de control biológico para otras plagas y su uso actual, que tienen en algunos
67
países para este fin. En el caso de los nematodos entornopatógenos el grado de avance es
menor aún, pues sólo aparece un documento que trata sobre el problema de A. ludens.
Esta investigación puede proveer alternativas al problema de suprimir en gran medida las
- Conocer la eficacia de las especies y cepas, para seleccionar la que tenga más probabilidad
de éxito, en caso de que se utilice como agente de control biológico contra la mosca
campo, con el objeto de desarrollar una alternativa para el control biológico de A. ludens
68
3 MATERIALES Y METODOS
Una descripción de todos los materiales y métodos utilizados, está más allá del alcance de este
En los experimentos se utilizaron larvas del tercer estadio de la mosca mexicana de la fruta
Las larvas de G. mellonella se obtuvieron de apiarios del municipio de Tecomán, Colima para
citado por Akhurst y Bedding (1978); Woodring y Kaya (1988) debido a su gran disponibilidad
(Akhurst y Bedding, 1978; Woodring y Kaya, 1988; Monis et al., 1990; Campbell y Gaugler,
69
Las larvas se seleccionaron por tamaños de acuerdo a sus estadios, y grupos de 40 larvas se
colocaron en frascos de vidrio de 500 mL, con tapa perforada. Cada frasco contenia 11 5 g de
los frascos con las larvas fueron incubados hasta la emergencia de los adultos a-30 ±1ºC. La
dieta empleada fue la propuesta por Woodring y Kaya (1988), con las siguientes
modificaciones: se agregó polen de abeja y una mezcla de vitaminas de uso veterinario, como
Composición Cantidad
vitamina a pahnitato 156.250 U.I
vitamina d 3 150, 000 U.I.
vitamina e 36 U.I.
riboflavina 88 mg
acido d- pantoténico 160 mg
niacina 360 mg
cianocobalamina 0.5 mg
tiamina clorhidrato 18.7 mg
menadiona bisulfito 19.2 mg
acido fólico 3.0 mg
sacarosa C.S.O. 100 g
Vitaminas Geymix plus (Ciba Geigy).
Los trozos de cera con las oviposturas fueron retiradas de los fiascos de oviposición y se
colocaron en otros con dieta, para la posterior emergencia de larvas. Las larvas del último
70
Cuadro 5 Ingredientes
nazi l i tuque se en la dieta para el cultivo de G. mellonella
m
Ingredientes Cantidad
agua destilada 100 mL
miel de abeja 100 mL
glicerina 100 mL
vitaminas geymix plus 5g
germen de trigo 1,200 mL
polen de abeja 200 g -
Woodring y Kaya, (1988).
3.4.1 Procedencia
Los estados juveniles infectivos de S. riobravis; S. carpocapsae cepa All; S. feltiae cepa
Florida y S. glaseri cepa NC, fueron obtenidos por cortesía de Harry K. Kaya, Univ. Calif.,
Universidad de Colima.
mellonella, siguiendo la técnica de Dutky et al., (1964). Esta técnica tiene la ventaja de
respectivamente, en cuyo fondo se les colocó una capa doble de papel filtro (Whatman No. 2).
aproximadamente suspendidos en 1 mL. de agua destilada desionizada; esto se hizo para cada
71
especie de nematodo. Las cajas de Petri con las larvas inoculadas se sellaron con cinta adhesiva
y se incubaron por 120 horas a 25±1 ºC a una humedad relativa de 90%, para luego separar las
Cinco a siete días después de’la infección, las larvas infectadas se lavaron en una solución al
0.1% de formaldehído para evitar la contaminación y tres veces en agua destilada estéril;
reproducción y formación de progenie de los nematodos dentro de las larvas, para la posterior
Kaya, 1988).
Las trampas de White estuvieron formadas por tapas de cajas de Petri 10x1OO mm de altura y
diámetro respectivamente, invertidas, con una capa doble de papel filtro encima de las tapas,
papel filtro hiciera contacto con la solución. Sobre el papel filtro se colocaron de 20 a 50 larvas
de G. mellonella muertas por nematodos. Las charolas se cubrieron con sus tapas, las cuales
tenían una perforación en el centro de 4 cm2, la perforación se cubrió con una malla de tela de
insectos. Posteriormente, las trampas fueron incubadas a 25±1ºC (Woodring y Kaya, 1988).
Una vez que empezaron a emerger los infectivos juveniles, 10- 12 días después de la infección,
fiascos de tejido de cultivos de plástico de cuello inclinado de 250 mL, con sus tapaderas
72
flojas, para permitir la circulación de aire. La densidad de la suspensión en el almacenaje fue
inferior a 5,000 juveniles/ mL en todos los casos. La suspensión de nematodos fue almacenada
hasta su utilización (Beavers y Calkins, 1984; Woodring y Kaya, 1988; Lindegren, 1990).
almacenada u original, para formar una dilución 1:100 en agua destilada estéril,
en una caja de Petri de 10x60 mm de altura y diámetro, respectivamente, para realizar el conteo
número promedio. Para comprobar el grado de precisión, en algunas ocasiones se hizo más de
una dilución a partir de la suspensión original, y/o la dilución a la que se le practicó el conteo se
diluyó aún mas y se volvió a contar. Lo anterior se realizó para cada concentración en las
A= DxC en donde;
B
en larvas del tercer estadio de A. ludens, grupos de 100 larvas fueron expuestos a diferentes
adicional fue utilizada para determinar las características físico químicas y su humedad,
siguiendo el método estandarizado propuesto por Lindegren y Vail (1986). El suelo fue
Para cada especie de nematodo, se prepararon cinco concentraciones (0, 1,000, 2,000, 3,000,
4,000 y 5,000 nematodos/mL). Cada concentración constituyó un tratamiento, por lo que cada
experimento estuvo formado por seis tratamientos y cuatro repeticiones; cada repetición estuvo
formada por una maceta con 100 larvas, lo que corresponde de 10 a 50 nematodos por larva,
74
Cuadro 6 Análisis físico químico del suelo utilizado en el experimento
Determinación Valores
pH (1:2) 7.37
pH (extracto) 7.11
C.E. (mmhoms/) cm) 0.24
M.O. (%) - 1.16
Nitrógeno (%) 0.05
F ó s f o r o (Morgan) . pobre
Potasio (Morgan) muy pobre
Calcio (Morgan) muy pobre
Arcilla (%) 4.84
Limo (%) 19.28
Arena (%) 75.88
Textura arena migajonosa
Laboratorio de Suelos de la FCBA. 1998.
tomando como base las CL50 de 38 nematodos/cm2 de S. feltiae para C. capitata reportado por
Lindegren et al., (1990), y a los resultados previos obtenidos por Lezama et al., (1996),
nematodos para el control de A. ludens. Después de la adición de las larvas, las macetas fueron
cubiertas con su tapa de plástico y se incubaron por 24 días a 25±1ºC con una humedad
relativa de 80%.
3.6 Variables
determinó la mortalidad de las larvas por nematodos; para ésto, el suelo de cada una de las
macetas fue tamizado en mallas metálicas de 1 mm de abertura, y las larvas y pupas muertas
75
café rojizo a rojo ladrillo; púrpura, naranja o algunas veces verde (heterorhabditidos) (Kaya,
1993A); los tejidos internos se desintegraron en una masa de consistencia gomosa. Los tejidos
larvales infectados por H. megidis fueron mucho más gomosos que los tejidos infectados por
Steinemema (Lindegren y Vail, 1986; Woodring y Kaya, 1988; Alatorre y Kaya, 1990;
Alatorre y Kaya, 1991; Kaya, 1993a). Las pupas con tejidos blancos translúcidos de los adultos
Las pupas que a los seis y 12 días después de la exposición de las larvas a los nematodos no
presentaban síntomas de infección, fueron regresadas a las macetas en una caja de Petri con una
capa doble de papel filtro humedecida con agua destilada estéril, con el fin de inspeccionarlas
de nueva cuenta a los 24 días, para observar de nuevo, la posterior aparición de síntomas y
Cada experimento fue realizado con base en los lineamientos del diseño completamente al azar,
constituido por seis tratamientos. Cada tratamiento, incluyendo el testigo, estuvo formado por
cada una de las concentraciónes de nematodos, con cuatro repeticiones. En total se realizaron
cinco experimentos; cada uno de los cuales correspondió a una especie de nematodo.
76
Del mismo modo, con el propósito de determinar las concentraciones letales de la especie o
especies que resultaron más virulentas, los porcentajes de mortalidad obtenidos con las
concentraciones y el Probit del porcentaje de mortalidad total acumulada a los 24 días (larvas y
pupas), para determinar las concentraciones letales 10, 50 y 90% de cada especie de nematodo
77
4 RESULTADOS
estadio de A. ludens
general. Del mismo modo, se encontraron diferencias estadísticas entre los porcentajes de
mortalidad causadas en las diferentes concentraciones con cada una de las especies de
La prueba de separación de medias mostró que existe una gradación entre las cinco
con porcentajes de mortalidad de 49 y 41% fueron iguales entre sí. El mismo fenómeno
78
concentraciones de 3,000 y 2,000, con mortalidades de 36 y 29%, y con las concentraciones de
79
4.1.1 Efecto de las concentraciones de cada una de las diferentes especies de
nematodos sobre la mortalidad en A. ludens
Las cinco concentraciones evaluadas de JIs en las diferentes especies y cepas de nematodos,
Los porcentajes de mortalidad en las larvas del tercer estadio de A. ludens acumulada a los 24
nivel comparte igualdad estadística con las concentraciones de 2,000 y 1,000 con mortalidades
Los porcentajes de mortalidad acumulada en las larvas del tercer estadio de A. ludens bajo el
entre 38 y 75%. La prueba de separación de medias indicó que existe una gradación entre las
cinco concentraciones. Las cantidades de 5,000 y 4,000 JIs con mortalidades de 75 y 59%,
80
concentraciones de 4,000 y 3,000 JIs (59 y 55% de mortalidad), 3,000 y 2,000 (55 y 44%) y
81
Figura 5. Porcentajes de mortalidad en larvas de A. ludens ante cinco concentraciones de JIs de
S. galseri
entre 14 y 51%. La prueba de separación de medias indicó que las concentraciones de 1,000,
2,000, 3,000 y 4,000 JIs con mortalidades comprendidas en un rango de 13.5 a 33%, son
iguales entre sí; del mismo modo, las concentraciones de 4,000 y 5,000 con 33 y 51% de
82
mortalidades respectivamente, comparten igualdad estadística. El porcentaje de mortalidad más
83
4.1.1.4 Efecto de las concentraciones de H. megidis sobre la mortalidad en larvas de A.
ludens
entre 13.5 y 42%; la prueba de separación de medias indicó que las concentraciones de 4,000 y
5,000 Jis con mortalidades de 42 y 38% respectivamente, son iguales entre sí el mismo
fenómeno sucedió con las concentraciones de 2,000 y 3,000, con mortalidades de 20 y 24.5%.
Además, las concentraciones de 1,000 y 2,000, con 13.5 y 20% de mortalidad, compartieron
fruta debido a H. megidis se presentó en las concentraciones de 4,000 y 5,000 Jis (Figura 7).
El efecto de las concentraciones de S. riobravis sobre las larvas del tercer estadio de A. ludens
mostraron un rango de mortalidad comprendido entre 33.5 y 53% a los 24 días de exposición.
La prueba de separación de medias mostró que las concentraciones 1,000, 2,000, 3,000 y 5,000
Jis, con mortalidades que van del 48 al 53%, son iguales entre sí; la concentración de 4,000 JIs
produjo una mortalidad de 34%. El porcentaje de mortalidad más alto en larvas de la mosca
mexicana de la fruta debido a S. riobravis se obtuvo con cuatro de las cinco concentraciones de
84
:’
85
:’
:’
86
4.2 Virulencia de las especies de nematodos entornopatógenos en larvas del tercer estadio
de A. ludens
Los porcentajes de mortalidad obtenidos con cada una de las especies de Steinemematidae y
las diferentes especies de nematodos (Cuadro 7). La prueba de medias separó- ésta en dos
niveles de significación; las especies S. glaseri y S. riobravis formaron el primer nivel, y fueron
las más virulentas, con 54.10 y 47.35% respectivamente; el segundo nivel estuvo formado por
4.3 Concentraciones letales 10, 50 y 90% (CL10, CL50, CL90) del nematodo
entornopatógeno S. glaseri
En la Figura 9 se observa que solamente la especie S. glaseri causó una mortalidad promedio
superior al 50% entre las cinco especies de nematodos. En la Figura 5 se muestran los
nematodo, en donde se puede detectar que existe una relación positiva entre la concentración y
87
respectivamente. Por lo anterior, únicamente fue posible determinar las concentraciones letales
Especie de nematodo
sometidos al análisis Probit para determinar la concentración letal de este nematodo, como una
88
forma de evaluar su virulencia. Este análisis nos dió una CL50 igual a 21.301 nematodoshrva
Concentración l Valores
CL10 1.945
Intervalo de confianza 95% 0.724 - 5.224
CL50 21.301
Intervalo de confianza 95% 17.045- 26.62
CL90 233.292
Intervalo de confianza 95% 100.21- 543.11
Ecuación Y= 1.25X + 0.84
X2 5% 7.815
X2 calculada 4.378
* Concentraciones: 10, 20, 30, 40, y 50 nematodos/larva 100 larvas en por maceta.
,
FCBA, 1998.
89
.5 DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos permitieron observar que las especies de nematodos en sus diferentes
de la fruta A. Iudens.
Estos agentes de control biológico ofrecen grandes beneficios, porque son patógenos obligados
si se les incorpora dentro de un programa de manejo integrado de la plaga (Aluja et al., 1990;
McDonald et al., 1993; Konway, 1996; Murdoch, 1996), los cuales minimizan el impacto sobre
la salud humana y el ambiente (Georgis y Poinar, 1989; Ehler, 1990a; Pimentel et al., 1991;
Pimentel et al., 1992; McDonald et al., 1993; Lacey y ,Goettel, 1995; Pimentel, 1995); entre
SUS bondades (Poinar, 1979; Gaugler, 1988; Woodring y Kaya, 1988; Georgis y Poinar, 1989;
Akhurst, 1990; Gaugler y Kaya, 1990; Kaya, 1990a; Georgis et al., 199 1; Georgis, 1992;
Kaya, 1993a; Kaya, 1993b; Kaya y Gaugler, 1993; Georgis y Manweiler, 1994; Boemare et al.,
y teratogenicidad (Ehlers y Hokkanen, 1996) por un lado; y por otro, su uso no induce al
desarrollo de resistencia en la plaga (Georgis y Poinar, 1989; Poinar, 1990; Pimentel et al.,
1991; Pimentel et al., 1992; Aluja, 1993a; Lebeck et al., 1993; Lacey y Goettel, 1995).
larvas del tercer estadio de A. ludens Los porcentajes de mortalidad manifestaron una
concentraciones más altas, destacaron por provocar porcentajes de mortalidad más elevados.
90
Estadísticamente se encontró que existen diferencias en los porcentajes de mortalidad de la
importar la especie utilizada, puesto que el rango de mortalidad varió entre 26.5 al 49% en las
Si cada maceta contenía 100 larvas, la cantidad de nematodos por larva fue de 10; 20, 30, 40 y
Vail (1986). Sin embargo, al establecer una relación entre las concentraciones de 10 y 50
nematodoshva, que se aplicaron en este estudio, con las utilizadas por Lindegren y Vail
por Lindegren y Vail(1986), y a una centésima de la concentración alta a la utilizada por ellos.
38% con S. glaseri; 14% con S. feltiae y H. megidis; y 34% con S. riobravis. Lindegren y Vail
42% con H. megidis y de 53% con S. riobravis; en cambio, Lindegren y Vail (1986), reportan
91
Nuestros resultados sugieren que A. ludens es más sensible a la infección por esta especie de
De acuerdo con los resultados obtenidos, se observa que con una concentración de 50
JIs/larva, se alcanzan mortalidades hasta de +5 1% con S. feltiae; mientras que Lindegren y Vail
interrogantes: una es de que si la especie S. feltiae es más virulenta en larvas de A. ludens que
ataque de este nematodo. Lo que se presenta como una realidad es que en A. ludens con
cualquiera de las especies evaluadas, se obtienen altas mortalidades con la utilización de bajas
concentraciones.
Los resultados obtenidos en esta investigación, confirman lo reportado por Lezama et al.,
de A.. ludens puede ser una alternativa viable y económica, pues se requeriría utilizar bajas
cantidades de nematodos, tal como ha sido recomendado (Cantelo y Nickle, 1992; Lewis et al.,
1992; Campbell y Gaugler, 1993; Grewal et al., 1993; Chyzic et al., 1996).
Por otro lado, es necesario señalar que ninguna de las especies y cepas de nematodos utilizadas
92
virulencia demostrada por los nematodos entornopatógenos en A. ludens, confirma lo
registrado por varios autores, en el sentido de que los nematodos tienen un rango de
hospederos amplio que comprende a casi todos los ordenes y familias de insectos (Poinar,
1979; Woodring y Kaya, 1988; Georgis y Poinar, 1989; Akhurst, 1990; Gaugler y Kaya, 1990;
Kaya, 1990a; Georgis, 1992; Kaya y Gaugler, 1993; Kaya, 1993a; Kaya 1993b; Boemare et
uf., 1996). Además, es interesante subrayar que de 128 especies de insectos que se han
mayoría incluidos dentro del orden Diptera, se encontró que fueron resistentes a cepas de S.
Existen muchos trabajos que se han realizado con el fin de encontrar la especie o cepa de
nematodo que resulte más virulenta en contra de una plaga en particular (Poinar et al., 1977;
Poinar y Hislop, 1981; Beavers y Calkins, 1984; Lindegren y Vail, 1986; Agudelo- Silva et al.,
1987; Lindegren, 1990; Lindegren et al., 1990; Akhurst et al., 1992; Hara et al., 1993; Baur et
al., 1995; Cabanillas y Raulston, 1996a; Cabanillas y Raulston, 1996b; Lezama et al., 1996);
por tanto, si se considera la evaluación de algunas cepas y especies de nematodos en larvas del
tercer estadio de A. ludens realizada en esta investigación, se puede recomendar a las especies
mexicana de la fruta.
han sido realizadas. Richardson y Grewal (1991) al efectuar el control de la mosca sciárida,
utilizaron 10.8 x 106 JIs de S. feltiae por M2 en el área de cosecha, y lograron reducir la
población de L. auripila. Grewal y Richardson (1993), encontraron que 2.7 x 106 JLs/m2 de S
93
feltiae causaron una reducción de 84% de L. auripila; para estos autores, la aplicación de 3 x
106 JIs/charola de S. feltiae (5.4 x 106/m2) representó un control económico y efectivo; sin
embargo, los porcentajes de aplicación por arriba de 6 x 106 JIs, no reportó ningún beneficio
Por otro lado, en esta investigación fue posible evaluar la patogenicidad de las cinco especies
carpocapsae. Sin embargo, estos resultados difieren con los reportados por Lezama et al.,
(1996), pues ellos encontraron que riobravis, S. carpocapsae y S. feltiae fueron los más
sobresalientes, seguidos por S. glaseri, que no tuvo diferencias con S. feltiae, evaluados con 40
JIs/larva
JIS, a partir de la cual declinó la mortalidad; en la especie S. riobravis, sólo hubo una diferencia
diferentes concentraciones.
las concentraciones bajas, y el declive presentado en la concentración alta, puede deberse a que
94
los nematodos infectivos tienen la tendencia a agruparse, o al hecho de que se enquistan, tal
como lo hace S. carpocapsae (Kaya, 1990b). De esta manera, la agregación puede reducir la
Es posible que los JIs hayan manifestado la tendencia a agregarse en la medida en que la
concentración aumentó, para así incrementar su sobrevivencia. Sin embargo, surgen las
ventajas, entre ellas el poder reproducirse?; ¿es más ventajoso enquistarse, o permanecer
agrupado, hasta que un hospedero se mueve en las cercanías?; ¿la predisposición natural para
superadas?; ésto habría que demostrarlo. Lo anterior indica que se debe hacer una selección
Casi todos los estudios que proponen a los nematodos entornopatógenos como agentes de
Este trabajo parte de la generalidad mencionada, pero además enfoca los resultados de una
manera un tanto diferente, al analizar los datos desde el punto de vista de el número promedio
95
poblaciones, a partir de la cual se podría deducir los efectos dependientes de la densidad del
para matar un hospedero, pero no puede ocurrir la reproducción por falta de un individuo del
melanóticos que presentan los insectos hospederos. En la otra parte del extremo, el tamaño de
las hembras y el número de huevos producido por hembra, depende de la densidad de los
nematodos. Esta consideración requiere investigación adicional. Bedding (1990) cita que la
hospedero.
demostrado por Morris y Converse (1991), Gaugler et al., (1992b), Lacey et al., (1993),
Agüuera y Gabarra, (1994), Koppenhöfer y Kaya (1995), quienes señalan que esta especie ha
demostrado ser eficiente en el control de diversas plagas. Del mismo modo, el éxito de S.
riobravis como entornopatógeno eficaz se confirmó por Lezama et al., ( 1996) en la mosca
Es necesario recordar que la especie S. riobravis fue aislada originalmente del gusano del maíz,
96
De la misma manera, los resultados obtenidos en esta investigación concuerdan con Beavers y
Calkins (1984), Morris (1985), Bracken (1990), Glazer y Navon (1990), Morris y Converse
(1991), Thurston et al., (1993), Thurston et al., (1994) Baur et al., (1995), Gouge y Hague
(1995), Nicolas et al., (1995), Sweeney y Gesner (1995), Lezama et al., (1996) en el sentido
de que los insectos en su estado larvario son altamente susceptibles a los nematodos
susceptibilidad particular del hospedero o a los atributos de patogenicidad manifestados por los
nematodos.
En lo que respecta a la susceptibilidad de los hospederos, se conoce que éstos han desarrollado
mecanismos de defensa en contra de los patógenos, que pueden ser morfológicos, fisiológicos y
conductuales (Gaugler, 1988; Morris et al., 1990; Gillespie et al., 1997; Gullan y Kosztarab,
1997). Los mecanismos de defensa morfológicos que pudieron influido en los diferentes
nematodos, estos son: el tamaño del hospedero (Glazer et al., 1991); tegumento (Gillespie et
al., 1997) con diferentes niveles de penetración (Morris et al., 1990); las secreciones de cera
protectora (Gillespie et al., 1997); las aberturas naturales (Morris et al., 1990; Lacey et al.,
1993) que probablemente impidieron el paso de los infectivos juveniles Se hacen necesarios
más estudios para determinar si alguno de los mecanismos de defensa morfológicos señalados
tiene alguna relación con la sensibilidad del insecto o con la virulencia de los nematodos.
la posibilidad de que algunos JIs de las diferentes especies de nematodos hayan sido eliminados
97
durante el proceso de invasión (Gaugler, 1988; Forschler y Gardner, 1991 o en el interior del
hospedero por mecanismos fisiológicos, ya que cuando los patógenos invaden un organismo,
los hemocitos se unen a éstos y los aislan por fagocitosis, atrapándolos en agregados llamados
nódulos; pero, cuando el invasor es muy grande para ser fagocitado, es encapsulado por
múltiples capas de hemocitos y/o una capa de melanina. Existen dos tipos de encapsulación:
celular para lepidópteros y melanótica (humoral), típico para Diptera (Gillespie et al., 1997).
Puesto que A. ludens pasa una etapa de su ciclo de vida como larva en el suelo, es probable
que los tefrítidos hayan desarrollado una respuesta defensiva fuerte en contra de los nematodos
(Ehlers y Gerwien, 1993; Peters y Ehlers, 1997; Peters et al., 1997), aunque puede darse
especies de Diptera (Boemare et al., 1996), podría ser atribuido a estos mecanismos de
defensa.
efectuado por proteínas del plasma, o hemocitos que restringen específicamente los
polisacáridos bacterianos (Gillespie et al., 1997); la bacteria X. bovienii de s. feltiae puede ser
removida de la hemolinfa de t. oleracea por estos mecanismos celulares (Ehlers et al., 1997).
Las larvas de la especie a. ludens manifestaron sensibilidad diferente, por lo que puede suponer
que los resultados obtenidos, se deben a una susceptibilidad diferencial a las diferentes especies
98
y subespecies de las bacterias simbiontes (Morris et al., 1990) que portan los nematodos
En lo que se refiere a los mecanismos de defensa conductual (Foster y Harris, 1997), ésta pudo
haber influido para evitar la infección. En el caso de larvas de la moscas de la fruta, éstas tienen
de la textura del suelo. Este fenómeno limita la probabilidad de contacto con los nematodos, a
pesar de que éstos pueden responder a estímulos, como moverse a través de un gradiente de
CO2 producido por las larvas, ser atraídos por las heces o por la presencia del hospedero
(Gaugler, 1988; Kaya, 1993a; Georgis y Manweiler, 1994); con ésto, pudieron haber
Si se toma en cuenta que la mosca mexicana de la fruta tuvo el mismo tiempo de exposición a
las diferentes especies de nematodos, es probable que el periodo de tiempo, que separa los
estados biológicos de larva y pupa, en el cual las larvas son vulnerables, haya sido muy corto,
reducido a unos cuantos minutos, ya que probablemente, las larvas estaban en la etapa final del
tercer estadio larval, y una característica que se observó en ellas es que tan pronto se
pupación, lo que pudo limitar el período de infección por los nematodos, lo que explica porqué
la infección se manifestó en el estado de pupa, con todas las especies de nematodos evaluados.
Las pupas son aparentemente menos susceptibles que las larvas (Morris, 1985); esto puede
deberse a que las pupas proporcionan un acceso muy limitado a la infección por nematodos.
99
Aproximadamente la mitad de las pupas revisadas, presentaron una gruesa cubierta de
partículas del suelo, la cual pudo representar un obstáculo para la infección de los nematodos,
También existe la posibilidad de que las pupas hayan reducido al mínimo la liberación de CO2
o que los espiráculos hayan estado casi cerrados, lo cual puede ser en parte, una respuesta para
escapar a la detección y por consiguiente, evitar el parasitismo. Se conoce que muchas pupas
presentan estas estrategias, impidiendo la detección por los nematodos (Gaugler, 1988). Lo
anterior posiblemente explica los diferentes porcentajes de mortalidad con las diferentes
especies de nematodos.
Con base en lo anterior, es posible que las larvas y pupas de la mosca de la fruta pudieran
presentar estos tipos de mecanismos de defensa y que los resultados hayan estado influenciados
por estos factores; además, si se pretende realizar estos estudios aplicados en campo, los
resultados pueden ser variables. Es necesario hacer más estudios sobre el tiempo que duran los
diferentes estadios de la mosca de la fruta y sus estados fisiológicos tales como el estar sujetos
Por otro lado, se conoce que la conducta de los nematodos es muy variable, pues mientras
algunos permanecen el sitio de aplicación, otros tienen pocas habilidades de migración, o para
Boemare, 1990; Kaya 1990b; Morris et al., 1990; Alm. el al., 1992; Lewis et al., 1992; Lewis
et al., 1993; Georgis y Manweiler, 1994; Koppenhöfer et al., 1995; Lacey y Goettel, 1995;
Los JLs tienen dos estrategias de búsqueda y selección de su hospedero, unos conocidos como
100
acechadores, que esperan al hospedero, mientras que otros, llamados cazadores (Kondo e
Ishibashi, 1986; Kaya, 1993a; Kaya y Gaugler, 1993; Lacey y Goettel, 1995). Las especies
Bajo este contexto, S. glaseri tiene la capacidad de dispersión para buscar al hospedero hasta
de 90 cm en un suelo arenoso (Kaya, 1990b; Smits et al., 199 1; Campbell y Gaugler, 1993), lo
que confirió una mayor patogenicidad a S. glaserr; esta especie manifiesta diferencias con S.
moverse hacia arriba (Georgis y Poinar, 1983a), lo cual limita sus posibilidades de encontrar al
utilizadas; una estandarización o modelo de los diferentes métodos de colocación del nematodo
dentro del dispositivo, que favorezcan una distribución uniforme y propicien un mayor alcance
Es por eso, que las últimas investigaciones realizadas por Cabanillas y Raulston (1996b) están
101
incorporación bajo la superficie del suelo y a través del riego, pueden ser los dos métodos de
aplicación más efectivos que aplicando los nematodos sobre la superficie o después de un
riego.
Considerando que las condiciones de humedad edáfica, humedad relativa y temperatura del
suelo afectan la efectividad de los nematodos (Kaya, 1990b; Kung et al., 1991) y que las
diferentes especies de nematodos son afectadas de diferentes maneras por las bajas humedades
del suelo (Koppenhöfer et al., es probable que S.S. riobravis estaría en mejores
ya que esta especie proviene de una región subtropical semiárida, adaptada a temperaturas
extremas (Cabanillas et al., 1994; Cabanillas y Raulston, 1994; Koppenhöfer et al., 1997), con
durante la mayor parte del año, lo que indica que está bien adaptada a regiones semiáridas
(Cabanillas et al., 1994); además, la humedad relativa probablemente favoreció a esta especie,
S. riobravis declina con la humedad, pero la infectividad no disminuye (Baur et al., 1995) y
cuenta además, con una alta tolerancia a la desecación y puede vivir por largos períodos de
Las condiciones de humedad y temperatura necesarias para que se establezca S. glaseri, son
semejantes a las de S. riobravis, pues S. glaseri es una especie neotropical de regiones cálidas
(Gaugler et al., 1992b) y puede emerger de los cadáveres en gran número en suelos secos
102
en las diferentes especies de nematodos ya se han reportado (Beavers y Calkins, 1984; Gaugler,
Las larvas de la mosca mexicana de la fruta llevan a cabo su desarrollo en el interior de los
frutos, pero una etapa de su ciclo de vida, que corresponde al tercer estadio, se realiza en el
suelo, que es el ambiente natural de los nematodos. Es en esta etapa corta, previa al estado de
pupa, donde los nematodos pueden llevar a cabo el control de esta plaga (Gaugler, 1988; Kaya,
1990b).
Un aspecto interesante es que S. riobravis se aisló de un suelo tipo arena arcillo limoso, con
1.1 de Materia Orgánica (MO) y pH de 8.3, características similares al suelo del experimento;
con suelo arena limo arcilloso, 1.16 de MO y un pH de 7.37, por lo que tiene un mejor
desempeño y mayor persistencia en suelos arenosos y areno limosos (Kung et al., 1990b). Las
diferencias en las propiedades del suelo pueden influir en la sobrevivencia e infectividad de los
nematodos (Gaugler, 1988) y por consiguiente, pueden explicar algunas de las inconsistencias
observadas en los porcentajes de mortalidad, por lo que faltaría investigar, cuáles son las
Se sabe que la textura del suelo afecta la efectividad, movilidad y sobrevivencia de nematodos
entornopatógenos (Georgis y Poinar, 1983a; Georgis y Poinar, 1983b; Kaya, 1990a; Kung et
al., 1990 Kung et al., 1990b; Barbercheck y Kaya, 199 1; Kung et al., 199 1; Capinera y
103
Epski, 1992; Drees et al., 1992), en el cual el tamaño del poro y el bajo nivel de oxígeno son
los factores que afectan a los nematodos (Kung et al., 1990a; Kung et al., 1990b).
Kaya (1990a) reporta que las especies de nematodos entornopatógenos presentan baja
sobrevivencia en suelos con contenidos de arcilla superiores al 20%; en este trabajo, el suelo
presentó un valor de 4.84 de arcilla, por lo que se considera que este factor no afectó la
sobrevivencia de los nematodos. Aparentemente la textura del suelo, arena migajonoso, fue
Georgis y Poinar, 1983b), pues la textura de arcilla o limo pueden limitar los movimientos de S.
Sin embargo, faltaría investigar si las diferentes texturas del suelo afectan de manera
nematodos, y el cómo influyen las variaciones de humedad, pH, salinidad, contenido de MO, y
humedad relativa en el macro ambiente puede no ser tan importante como la humedad relativa
en el micro ambiente.
Por otro lado, el factor más grande que puede influir en la eficacia de los nematodos es la
persistencia (Campbell et al., 1995); dado que los entornopatógenos tienen una amplia
distribución, se puede deducir que presentan una alta capacidad de persistencia en su hábitat
natural, el suelo, puesto que los extremos ambientales son menos severos en el suelo, donde
representa una protección para la radiación solar (Gaugler, 1988); la eficacia puede ser
105
reducida cuando las aplicaciones se realizan sobre el suelo, donde los JIs están expuestos a la
radiación solar y desecación, a menos que éstos emigren rápidamente hacia el suelo protector.
solamente por el tamaño de los JIs puesto que S. glaseri es el más grande, y S. riobravis tiene
la mitad de las dimensiones de S. gfaseri (Poinar, 1986; Poinar et al., 1987; Cabanillas et al.,
1994).
Con relación a las características de S. glaseri y S. carpocapsae. Los JIs de S. glaseri son
mucho más grandes que los de S. carpocapsae (Poinar, 1990); su desarrollo es más rápido
(Poinar, 1979); el porcentaje metabólico y procesamiento de los tejidos del hospedero por la
bacteria simbionte difieren entre estos dos nematodos (Koppenhofer y Kaya, 1995); es mayor
Las variaciones observadas en los resultados de esta investigación, pueden haber sido debido a
las diferencias en el número de bacterias por JIs; la proporción de juveniles que transportan a la
bacteria simbionte (Morris et al., 1990); el tiempo que lleva para liberar las bacterias (Glazer et
ambientales y estudios, que incluyan la conducta de los nematodos, son componentes clave
106
para el éxito (Glazer y Navon, 1990)
El haber trabajado con varios nematodos, implica que las diversas especies pueden tener
riobravis En este caso al parecer, tuvieron efecto positivo las bajas concentraciones de JIs
patogenicidad de los nematodos (Abuhatab et al., 1995) ya que catalizan las hendeduras de los
enlaces péptidos en las proteínas. Se sabe que existe un inhibidor en la hemolinfa de los
insectos que inhibe las proteasas de Steinernema y su bacteria de manera irregular; producido
durante el segundo período de infección, cuando el sistema de defensa larval ha sido vencido y
permanencia de los nematodos pudo haber sido reducida de manera drástica (Abuhatab et al.,
1995).
Del mismo modo, es posible que haya habido diferencias en el porcentaje de JIs que penetraron
al hospedero, relacionados con el sexo de los nematodos, pues los JIs que posteriormente se
convierten en hembras, tienen una probabilidad de invasión mayor que los que se van a
convertir en machos (Bohan y Hominick, 1997). En este caso, sería recomendable realizar
estudios para conocer la eficiencia de invasión y establecimiento de los JIs en el hospedero, así
107
como saber la proporción de machos y hembras de JIs que pueden penetrar al hospedero, como
una medida alternativa para conocer la patogenicidad de los nematodos (Glazer et al., 1991;
No hay que olvidar de que los mecanismos celulares de defensa del hospedero, pudieron haber
anulado en diferente proporción a la bacteria simbionte del nematodo, dando como resultado
nematodos axénicos (libres de bacterias), con patogenicidad reducida, comparados con los
efecto de los nematodos y sus bacterias evaluados separadamente (Ehlers et al., 1997). En las
especies S. glaseri y S. riobravis, pudo darse el caso de que sus bacterias hayan evadido o
resistido los mecanismos de defensa y al ser liberadas en el hemocele del insecto proliferaron
al., 1994)
mecanismo de infección y toxinas producidas por las bacterias sean diferentes (Kaya y
Koppenhöfer, 1996). Esta pudo haber sido la razón por la que se obervó mayor mortalidad en
Por otro lado, los porcentajes de mortalidad, obtenidos con cada concentración en las
con la especie S. glaseri; por lo anterior, no fue posible llevar a cabo la determinación de las
respectivas CL50
108
La especie s. glaseri causó una mortalidad promedio superior al 50% entre las diferentes
especies de nematodos, con una relación positiva entre la concentración y la mortalidad; que
varió de 38 a 75% a la concentración más baja y alta, respectivamente, siendo esta especie la
más virulenta, con una CL50 de 2 1.301 nematodos/larva en larvas de A. ludens, valor de
concentración letal bajo, comparado con los reportados en la literatura. Este valor es inferior a
los reportados por Lindegren y Vail (1986), con el nematodo S. feltiae en las especies de C.
En otras especies Chyzic et al., (1996), obtienen valores de CL50s: 143.3, 182, 205.1 y 262.6
respectivamente; valores que son superiores a los reportados en este trabajo. Lo que significa
que los nematodos entornopatógenos muestran gran variación en su habilidad para reducir
poblaciones de insectos, y algunas de las especies/cepas pueden ser altamente específicas (Alm
et al., 1992; Georgis y Manweiler, 1994) y que el grado de susceptibilidad a los nematodos
Estos hallazgos son importantes porque permiten por un lado ratificar la necesidad de evaluar
sobresaliente con miras a ser utilizada como agente de control biológico de una plaga en
particular
109
6 CONCLUSION
Esta investigación demostró que existen diferencias en los porcentajes de mortalidad de larvas
riobravis fueron las más sobresalientes, seguidas por las especies S. carpocapsae, S. feltiae y
H. megidis.
Los resultados obtenidos en esta investigación sugiere que las especies de nematodos evaluadas
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