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Introducción: La Propuesta Formativa USIL y el desempeño 1.
docente
1. Diseño Integrado a Nivel de Curso 4.
2. Docente Orientador y Motivador 7.
3. Ambiente para el Aprendizaje y la Investigación 10.
4. Aprendizaje Significativo 12.
5. Participación Activa del Estudiante 16.
6. Otras consideraciones 20.
Referencias 22.
Anexo 1. Guía para el Diseño de una Sesión de Aprendizaje 28.
El desempeño del profesor se evalúa por el aprendizaje de sus alumnos, vale decir por el
grado en que ellos alcancen las competencias planteadas al final del proceso y luego
sean capaces de ir más allá en forma autónoma (González Moreyra, 2012, p. 26).
También se evalúa por el grado en que los egresados de la Universidad ponen
efectivamente en práctica los Pilares del Modelo Educativo USIL: Emprendimiento,
Responsabilidad Social, Globalización y Desarrollo (USIL, 2014). Con este fin, y en
concordancia con el “Decálogo para la Calidad Educativa” (USIL, 2011), la Universidad
define los componentes de la acción docente en clase que asegurarán el mejor resultado
posible de parte de sus alumnos, mediante el modelo que se presenta en la Figura 1.
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Figura 1. Modelo USIL de desempeño pedagógico en clase
¿Cómo promueve el maestro el compromiso con los alumnos? Se considera que hay dos
tipos de condiciones que crean el compromiso y la autonomía del estudiante. La primera
de ellas es la estructuración de un proceso de aprendizaje que permita al alumno conocer
con claridad cuáles son los objetivos que alcanzará y que se relacione con sus
aprendizajes y experiencias previas (aprendizaje significativo), y que esté diseñado de
modo que pueda involucrarse directamente con la construcción de su propio conocimiento
(participación activa del estudiante). La segunda es una constante motivación y
orientación para que el alumno se involucre gustosamente en las actividades académicas.
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asociada tanto con factores personales, como familiares y sociales, pero una parte muy
importante de este fenómeno tiene relación con el proceso de enseñanza-aprendizaje en
sí mismo, en cada curso específico (Huang; & Fisher, 2011; Scutter, et. al., 2011). El
profesor USIL cuenta con una gran variedad de recursos para promover el compromiso de
sus estudiantes y mejorar su propio desempeño en el aula. El contenido de este
documento, que se desarrolla a continuación, explica el detalle de lo que puede hacer el
docente para elevar el nivel de compromiso de sus alumnos en el aula.
Es por ello importante que el profesor cuente con un plan del curso completo antes de
iniciar su trabajo. El plan del curso está formado por diversos elementos, pero los básicos
son los siguientes: un sílabo que incluya objetivos de aprendizaje claros (competencias
específicas), una secuencia de actividades adecuadamente relacionada con dichos
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objetivos, un sistema de evaluación que sea igualmente consecuente y material básico de
consulta bibliográfica. En segundo lugar, se debe tener un plan o diseño de las sesiones
de clase, en el que se indiquen las actividades que se realizarán para alcanzar el
propósito planteado para cada sesión. El orden del curso depende de que este plan se
siga escrupulosamente (Stes, et. al., 2010).
En tercer lugar, el diseño debe incluir un material de clase, donde se incluya la explicación
de los contenidos del curso (puede ser un libro de texto), los ejercicios que el alumno
realizará, las experiencias de aprendizaje de las que participará, la descripción de las
tareas académicas y las pautas para consultar el material del aula virtual y buscar
materiales adicionales de forma autónoma.
En cuarto lugar, están los materiales complementarios, que se aplicarán durante la clase
o a través del aula virtual, como videos, recursos online, las presentaciones del curso, etc.
Es muy importante que los profesores tengan en cuenta que las presentaciones son
materiales complementarios. No es correcto considerar que el diseño del curso es
sinónimo de “los power point”, estos son sólo uno de los materiales en el proceso de
formación por competencias.
En quinto lugar, están los materiales para la verificación del aprendizaje, los cuales
incluyen cuestionarios breves, autoevaluaciones, prácticas, etc., que permiten tener una
idea de los niveles de logro del estudiante y hacer ajustes al proceso de enseñanza para
optimizar las posibilidades de éxito de los alumnos.
El buen profesor organiza el proceso de aprendizaje con alternativas. Por ejemplo, incluye
ejercicios complementarios en el aula virtual para los alumnos que no logren desarrollar
adecuadamente determinada habilidad, o comprender determinado concepto. También
incluye material alternativo para los alumnos destacados, aquellos que van logrando
anticipadamente dominar los logros de aprendizaje, a fin de que puedan poner en práctica
su dominio del curso de manera autónoma.
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más que el discurso expositivo, esto se puede ver claramente si el profesor dedica
momentos de la clase a diferentes acciones como las preguntas de/a los alumnos, las
actividades en grupo, los ejercicios aplicativos, el análisis de casos, etc. Una clase “mono-
metodológica” no tiene una organización clara. Son clases mono-metodológicas aquellas
en las que el profesor habla en secuencias expositivas por más de quince minutos (el
denominado “rollo”), o donde se destina una sesión entera a un solo método o actividad.
La forma más simple y directa en que el profesor puede demostrar su buen desempeño
en la organización de la clase consiste en tener un documento con el diseño de cada
sesión y también cuando antes del inicio de ciclo ha registrado en el aula virtual todos los
materiales para el proceso de enseñanza del curso que se han mencionado en este
acápite.
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transferencia de estos aprendizajes a nuevas situaciones prácticas.
Por último, en el Cierre el profesor propone actividades que permiten comprobar que el
alumno ha desarrollado las habilidades para resolver nuevas situaciones, o en general
alcanzado los logros del aprendizaje. En esta etapa el profesor también promueve la
reflexión de los estudiantes sobre los logros de aprendizaje que han alcanzado y sobre
cómo ha mejorado su habilidad para “aprender a aprender” de forma autónoma
(metacognición). Por último, realiza un proceso de evaluación del aprendizaje, que puede
ser realizada por el docente, por los alumnos (individualmente o en grupo), o por ambos
trabajando en equipo.
Para ampliar el conocimiento sobre el diseño de clase con el Modelo CCC-USIL, puede
consultar la “Guía para el Diseño de una Sesión de Aprendizaje – USIL” que se consigna
en el Anexo 1.
Para profundizar…
Para los profesores que deseen conocer más a fondo el diseño integrado a nivel de curso
y el desarrollo del plan de clase, la Dirección de Formación por Competencias brinda el
Curso de Inducción Docente , el curso “Redacción de Competencias” y el de “Diseño de
una Sesión de Aprendizaje”, dentro del Plan de Especialización en Competencias
Docentes.
La manera esencial en que el profesor promueve esta motivación consiste en realizar una
actividad que consiga que los estudiantes se den cuenta del beneficio que les traerá lo
que van a aprender en clase y luego reiterar este beneficio a lo largo de la misma para
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mantenerlos motivados. Para lograrlo, plantea a los alumnos un desafío que esté un poco
por encima de sus conocimientos y habilidades anteriores (ver en la parte de Aprendizaje
Significativo). El alumno que asume este reto, se da cuenta que para llevarlo a cabo hay
que adquirir un nuevo aprendizaje y adicionarlo a los que ya tenía, y así desarrolla una
motivación intrínseca por el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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pocos alumnos, casi todas las personas que terminan la secundaria tienen actitudes
educacionales muy positivas respecto de su transición a la educación superior y sus retos
(Effers; & Oort, 2013). Son las propias experiencias educativas las que hacen una gran
diferencia en la motivación por superar esa transición y permanecer en la universidad, y
he allí el reto institucional de los docentes: mantener y reforzar continuamente esa
motivación orientada hacia el estudio.
En la Ficha de Observación del Desempeño del Docente USIL en clase, el rol motivador y
orientador corresponde a las dimensiones “Compromiso”, “Motivación”, “Orientación al
Cliente”, “Adaptación al Cambio” y “Dominio del Tema”.
Para profundizar…
Para los profesores que deseen conocer más a fondo el rol motivador y orientador, la
Dirección de Formación por Competencias brinda el curso de Herramientas de
Comunicación para la Docencia y el curso de Estrategias Docentes para Alumnos en
Riesgo Académico, dentro del Plan de Especialización en Competencias Docentes.
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3. Ambiente para el aprendizaje y la investigación
Para que exista un ambiente de aula académico el profesor estructura su clase de modo
que el estilo del diálogo y de las intervenciones de los alumnos posea características
propias de un alto nivel académico y de un intercambio alturado de ideas e información.
Este clima es determinante para que el(la) alumno(a) desarrolle un proceso crítico para
verse a sí mismo(a) como un profesional en formación: la identificación con lo académico.
La identificación con lo académico (Osborne; & Jones, 2011) es el proceso por el cual el
alumno empieza a asociar su autoconcepto y su autoestima con los resultados
académicos que logra en la universidad (Chen, et. al., 2011), con la pertenencia a su
facultad, al grupo de alumnos de su carrera y a su rol como profesional e investigador en
general (Kaighin; & Croft, 2013). Un ejemplo de identificación con lo académico se
produce cuando el alumno se informa sobre un tema de actualidad relacionado con su
carrera y siente que eso “le afecta personalmente”, que es algo “que forma parte de sí
mismo(a)”. La identificación con lo académico es uno de los mejores predictores del
compromiso del alumno y, más tarde, de un ejercicio profesional consciente y de un
proceder ético en el ejercicio de la carrera.
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Para asegurar esta “convicción básica” (desarrollar una adecuada interacción alumno-
docente), el docente cuenta con varios recursos. El primero, por ejemplo, es el paso de la
lista de asistencia. En muchos casos esta es la principal oportunidad para que el docente
empiece a asociar los nombres y los rostros de sus estudiantes, y así pueda empezar a
dirigirse a ellos de manera personalizada. El profesor que enseña por competencias no
puede tener “alumnos desconocidos” porque eso crea una barrera mental para la
intención de participar en clase.
Por último, otro recurso para alentar la “convicción básica” de identidad con lo académico
consiste en el manejo de las preguntas de los alumnos. No existen “las malas preguntas”
de los estudiantes. El buen profesor sabe encontrar la manera de enfocar lo que el
estudiante ha preguntado de manera que resalte lo positivo, lo que puede contribuir a la
mejor comprensión de lo que se está tratando en clase. Hasta una pregunta francamente
equivocada puede reenfocarse de modo que el profesor diga algo como “justamente lo
que estás planteando nos ayuda a ver la necesidad de comprender este concepto
cuidadosamente porque puede presentar detalles confusos”, etc. Eso es lo que significa
responder a las preguntas del estudiante de forma respetuosa: que el alumno en su fuero
interno pueda decir siempre “realmente valió la pena levantar la mano”, “realmente a este
profesor le interesan mis opiniones y puede ayudarme a clarificarlas”. Este es un
elemento fundamental para que el estudiante desarrolle seguridad en sí mismo, en sus
propias ideas, elemento central de la identidad académica.
Existen otros elementos para desarrollar un ambiente de aula que promueva una
adecuada interacción del estudiante con la materia académica, pero aquí resaltaremos
dos. El primero consiste en la presentación de modelos de rol a los alumnos, vale decir,
personas que constituyen un ejemplo vivo del buen desempeño o éxito en lo que se está
explicando o desarrollando en clase. Cuanto más personal sea este ejemplo, es decir,
cuanto más se pueda explicar “desde dentro de los pensamientos” del protagonista,
mayor será el grado en que los alumnos se puedan identificar con esta forma de conducta
interior, y les resultará más fácil emularla y luego, ir elaborando sus propias ideas (véase
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un ejemplo del impacto de los roles profesionales sobre el desempeño académico en
McIntyre, et. al., 2011).
El alumno que desarrolla un mejor autoconcepto académico también logra una mejor
autoestima y autoeficacia asociadas con su rol intelectual y profesional. Las
investigaciones demuestran que estos son los mejores predictores del éxito del alumno en
la transición a la universidad, en su desempeño y la permanencia en la institución hasta
la culminación de sus estudios (Asma-Tuz, et. al., 2010; Caprara et. al., 2011).
En la Ficha de Observación del Desempeño del Docente USIL en clase, el ambiente para
el aprendizaje y la investigación corresponde a las dimensiones de buen clima en el aula
y relación empática profesor-alumno, como “disciplina” y “orientación al cliente”.
Para profundizar…
Para los profesores que deseen conocer más a fondo el ambiente para el aprendizaje y
la investigación, la Dirección de Formación por Competencias brinda el Curso El Clima
de Aula, ¿Cómo Favorece el Aprendizaje?, dentro del Plan de Especialización en
Competencias Docentes.
4. El aprendizaje significativo
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otro de nivel más alto, que sea capaz de producir proposiciones más complejas e ideas
mejor organizadas.
Del párrafo anterior resaltamos la idea que dice que es el alumno el que asocia los
conocimientos nuevos con los previos, no el profesor. Aunque el profesor explique muy
bien la relación de los nuevos contenidos con los de clases pasadas o cursos anteriores,
eso no constituye aprendizaje significativo a menos que sea el propio alumno el que
realice ese proceso en su mente.
Para lograrlo, el profesor cuenta con múltiples recursos para organizar su clase (Díaz-
Barriga; & Hernández, 2010; Pimienta, 2012). El más empleado consiste en plantear un
estímulo inicial que constituya un reto al nivel de conocimiento que sus estudiantes han
alcanzado. Este estímulo puede ser un caso, un problema, el análisis de un video, de una
noticia, etc. Lo importante es que esté pensado para superar ligeramente el nivel de
habilidad actual de los alumnos.
Cuando una persona se enfrenta a un reto que le resulta familiar pero ligeramente
novedoso, lo primero que intenta hacer es resolverlo mediante los conocimientos o
habilidades que ya posee, vale decir, asimilarlo a sus esquemas cognoscitivos previos. En
este momento ocurre algo esencial para el aprendizaje significativo: el alumno se da
cuenta de que sus recursos intelectuales actuales no son suficientes para resolver el
desafío, que “algo le falta”. Este momento de conflicto cognitivo promueve una motivación
intrínseca por “adquirir” el conocimiento “faltante”: el estudiante desea aprender y
practicar la habilidad que necesita para superar el reto. Y sobre todo, estará motivado(a)
para iniciar la búsqueda de esas nuevas “piezas” por sus propios medios.
Una vez que el alumno inicia este proceso, el profesor le proporciona la guía para el
trabajo autónomo y crítico, y lo orienta y retroinforma en los logros alcanzados. Cuando el
estudiante aprende las nuevas habilidades, se produce un proceso de reacomodo de sus
estructuras de conocimiento anteriores, que ahora incorporan la nueva habilidad. Todo
este proceso, en conjunto, constituye el aprendizaje significativo (véase por ejemplo
Hakkarainen; & Vapalathi, 2011).
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terminan estando “sostenidos con alfileres”, vale decir, que pueden olvidarse muy
rápidamente, inclusive de un curso a otro con un solo ciclo académico de distancia.
Además del uso de un estímulo o desafío inicial, el profesor cuenta con diversos recursos
para estructurar su clase en base a los principios del aprendizaje significativo. El primero
de ellos consiste en comprobar los conocimientos previos de los alumnos, lo cual le
permitirá ajustar sus ejercicios iniciales al verdadero grado de dominio del campo que han
alcanzado los alumnos. Hay múltiples formar de evaluar dicho nivel, por ejemplo,
mediante cuestionarios breves llevados a cabo en el aula virtual del curso antes de la
primera clase. El alumno que se matricule en el curso puede recibir un correo que le
indique que ingrese al aula virtual apenas esté disponible y que complete dicho
cuestionario con preguntas relacionadas con los contenidos que supuestamente ya ha
adquirido. Las respuestas son reportadas al docente para que pueda trabajar con ellas y
planificar sus clases.
Otro recursos para diseñar clases en base al aprendizaje significativo es el uso frecuente
de preguntas a los alumnos para facilitar y comprobar la comprensión y el aprendizaje. En
el nivel universitario, la más simple de estas preguntas es “explícame en tus propias
palabras lo que acabamos de aprender”, o bien “dime lo que acabo de explicar de una
manera que sea más comprensible para todos tus compañeros”. El profesor puede usar
este mismo recurso con frecuencia para facilitar la asociación de conocimientos y la mejor
estructuración de los temas tratados en la mente de sus estudiantes.
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crítica del contexto o el porqué de los mismos. Hablar a los alumnos sobre la práctica de
la carrera sin darles la capacidad de participar de la misma promueve una sensación de
inseguridad y una motivación de evitación (véase el acápite de Motivación), simplemente
de “pasar el curso”. Ambas cosas tienen que ir de la mano y así permitirle al estudiante
formar una competencia teórico-metodológica, o de praxis reflexiva, que será fundamental
para que forme un perfil profesional sólido y autónomo.
Como se ha señalado, los recursos que el profesor puede poner en práctica en su diseño
de clase son los siguientes: preguntas constantes en clase para verificar la comprensión
de los alumnos, ejercicios, problemas y casos para comprobar el desempeño;
evaluaciones breves (por ejemplo, cuestionarios) para dar retroinformación; también
puede promover que el estudiante evalúe su propio desempeño después de un trabajo
aplicado o de un ejercicio (para lo cual es recomendable usar una rúbrica), o también que
lo evalúe en grupo.
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Para profundizar…
Para los profesores que deseen conocer más a fondo el aprendizaje significativo, la
Dirección de Formación por Competencias brinda el curso “Estrategias para Desarrollar
Habilidades Cognitivas” y también el curso “Pasos para la construcción de evaluaciones
escritas” dentro del Plan de Especialización en Competencias Docentes.
Las estrategias para la participación activa del estudiante (Rutherford, 2012; USIL, 2011)
son empleadas por el profesor a lo largo de su clase. Cada docente identifica las
estrategias más pertinentes para el desarrollo del logro de aprendizaje. La participación
no consiste simplemente en “estar activos”, ni tampoco en “hacer trabajo en grupos”, sino
en tener una idea clara de las estrategias que permitirán al alumno tener un rol activo en
la construcción de su aprendizaje durante la sesión de clase. Estas estrategias tienen
diferentes niveles de complejidad y profundidad conceptual.
El abuso del debate en clase puede conducir a una falta de interés del estudiante porque
el curso llegaría a convertirse en una “clase de discusión”, donde progresivamente se
vaya perdiendo la riqueza de las interacciones.
El Modelo de Recursos para el Aprendizaje Activo de Jenny van Amburgh (Van Amburgh,
et. al, 2007) propone que el docente emplee técnicas de participación activa del
estudiante de diferentes niveles de complejidad (Véase también USIL, 2010). Por ejemplo,
existen técnicas de baja complejidad:
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- Preguntas y respuestas: la forma básica para la interacción en clase entre
profesores y estudiantes, de modo que se intercambien dudas, respuestas,
opiniones, comentarios, etc., y se ajusten las estrategias de enseñanza (Pedrosa;
& Coelho, 2009)
- La redacción de un minuto (one minute paper): que puede consistir en un listado
focalizado de las ideas principales, en un “resumen en una oración” de un
concepto esencial sobre lo aprendido.
- Responder y compartir: consiste en que cada alumno de una respuesta escrita a
un cuestionario breve (o a una sola pregunta abierta); a continuación, lo comparten
y comentan brevemente en parejas, y a finalmente todos lo comparten en el grupo
principal.
- “Lluvia de conceptos”: un escrito breve en que los alumnos (en forma individual
o en pequeños grupos) escriben todo lo que saben acerca de un tema o concepto
tratado en clase (si existen los medios, puede hacerse en pantallas de
computadora o en papelógrafos).
- “El área oscura” (the muddiest point), consiste en que en cierto punto de la clase
los estudiantes completen una respuesta rápida a la frase: “Hasta ahora, el área
más oscura en este tema es….”. Esta técnica permite saber rápidamente cuáles
son los aspectos que están dando más problemas a los alumnos en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
- “Aplicación directa”: Se indica a los alumnos que escriban una o dos
aplicaciones de lo que se está estudiando a su propia experiencia práctica, o a
otras situaciones mundo real.
- Preguntas generadas por los alumnos: los alumnos generan preguntas o
pequeñas evaluaciones que captura los puntos centrales de la clase.
Alternativamente, las evaluaciones diseñadas por los alumnos pueden aplicarse
en la clase realmente, y luego discutirse a fin de enriquecer los conceptos
aprendidos.
- Cuestionarios de evaluación permanente: se trata de pruebas breves, que no
afectan el promedio del alumno, usadas para comprobar cómo va la comprensión
de los conceptos.
- Respuesta a cuestionarios en el aula virtual: Los alumnos participan en el aula
virtual respondiendo a una o varias preguntas (sin debate, sólo a nivel conceptual),
la misma que puede plantearse después de una lectura previa o simplemente a
partir de los contenidos vistos en clase.
- Autoevaluación y evaluación de pares: consiste en que los estudiantes evalúen
su propio desempeño de manera individual o en pequeños grupos. Para evitar las
confusiones, se puede proporcionar al alumno una rúbrica que indique qué es lo
que debe ser capaz de hacer al final de la clase y en base a qué criterios puede
evaluarlo.
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Siguiendo el mismo modelo, existen actividades de nivel moderado:
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la aplicación de los conocimientos del curso para resolver los desafíos planteados,
o para desarrollar habilidades específicas. Los alumnos intercambian ideas y retos
críticos a los planteamientos de sus compañeros hasta que encuentran los puntos
comunes o clarifican los objetivos buscados (Johnson; & Johnson, 1995).
Como se puede apreciar, el profesor cuenta con una amplia gama de estrategias para
planificar y estructurar su clase. Para ello debe recordar dos aspectos básicos
mencionados anteriormente: primero, evitar el desorden, tener un plan estructurado donde
se destine el tiempo apropiado a cada uno de los propósitos de aprendizaje y las
actividades que se asocian con él. En segundo lugar, evitar el uso monótono de una sola
estrategia y diversificar las actividades a realizar en clase (y después de la misma) por
parte de los estudiantes.
No se espera que el profesor emplee todas las estrategias en clase, aunque sí que realice
una combinación de algunas de ellas en cada sesión (al menos dos o tres), a fin de
optimizar las experiencias de aprendizaje de sus alumnos.
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En la Ficha de Observación del Desempeño del Docente USIL en clase, las estrategias de
participación activa del estudiante en su aprendizaje corresponden a la dimensión
“Estrategias”.
Para profundizar…
Para los profesores que deseen conocer más a fondo las estrategias de participación
activa del estudiante, la Dirección de Formación por Competencias brinda los cursos
“Estrategias Didácticas”, “El Aprendizaje Colaborativo” y “Pasos para la construcción de
evaluaciones escritas”, dentro del Plan de Especialización en Competencias Docentes.
6. Otras consideraciones
Los contenidos presentados buscan resaltar los puntos clave del compromiso del docente
con el aprendizaje de sus alumnos, así como el concepto de calidad en la enseñanza que
la Universidad promueve en todos sus programas y niveles de educación (véase Sanz,
2010; p. 29).
La lectura de los aspectos presentados permitirá al docente comprender con más claridad
la importancia de otros temas relacionados con ellos, como su puntualidad al inicio de las
clases, la relevancia de pasar la lista a sus alumnos tal como indica el Reglamento de
Estudios, la puntualidad en la devolución de las evaluaciones, con los comentarios
respectivos, la verificación de la probidad académica en los trabajos y la comunicación
permanente con el coordinador académico de su curso a fin de comunicar las
necesidades de sus estudiantes, entre otros aspectos.
Merece una mención especial la aplicación del presente documento a la educación virtual
o a la educación basada en la Web. Aunque existen indicadores específicos para el buen
desempeño docente en esta modalidad, se espera que los mismos factores pedagógicos
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se logren a través de la clase, pues un curso en línea también requiere de una
organización del aprendizaje y su calidad se mide por el manejo del aprendizaje
significativo, las estrategias de aprendizaje activo (que suelen encargarse mediante el
trabajo autónomo de los alumnos, pero que en las modalidades semi-presenciales
también pueden ponerse en práctica durante las sesiones en línea), el manejo de la
motivación de los estudiantes por participar y aprender y el clima académico del curso
(véase por ejemplo Eom; & Wen, 2006; Howland, et. al., 2011; Löfström; & Nevgi, 2007;
Sanz, 2010, p.141.).
Al momento de diseñar su curso y sus sesiones de clase, el docente debe tener en cuenta
que el concepto de “calidad en la educación” está directamente relacionado con el
aprendizaje de sus alumnos. Un curso es exitoso en la medida en que los alumnos
alcanzan los logros de aprendizaje previstos y desarrollan recursos cognitivos para ir más
allá en su propio conocimiento. El hecho de que el profesor haga una “exposición
interesante” no es el propósito de un curso, ni una medida directa de su calidad o del
desempeño del docente, sino, como se ha indicado, el aprendizaje de los estudiantes.
No se trata de “hacer fáciles las cosas a los alumnos”, sino de que el buen profesor es
aquél que va evaluando constantemente los logros de sus estudiantes durante el proceso
de enseñanza-aprendizaje y proporcionándoles nuevas alternativas para que tengan la
oportunidad de alcanzar los logros esperados al final del curso.
Por último, se recomienda a los docentes la lectura frecuente del Manual del Docente
(USIL, 2014b), documento en el que se presenta una visión completa sobre los alcances
de sus responsabilidades académico-administrativas en la Universidad San Ignacio de
Loyola.
Referencias
Los profesores pueden acceder libremente a casi todas las referencias de revistas científicas
internacionales citadas aquí, a través de la base de datos científica EBSCO que se encuentra
disponible en línea en la página web institucional (www.usil.com.pe), en la sección
Biblioteca/Bases de Datos.
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