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André-Marie Ampère

André-Marie Ampère (Lyon, 20 de enero de 1775-Marsella, 10 de junio de 1836) fue


un matemático y físico francés. Inventó el primer telégrafo eléctrico y, junto con François
Arago, el electroimán. Formuló en 1827 la teoría del electromagnetismo.
El amperio (en francés ampère) se llama así en su honor.
André-Marie Ampère fue un niño precoz y, antes de conocer los números, ya hacía cálculos
con ayuda de piedrecitas y migas de pan. Desde niño demostró ser un genio. Siendo muy
joven empezó a leer y a los doce años iba a consultar los libros de matemáticas de la
biblioteca de Lyon. Su padre, Jean-Jacques Ampère, era un ferviente seguidor
de Rousseau y, siguiendo su libro Emilio, o De la educación, le dio una instrucción sin
obligaciones: Ampère «nunca fue a la escuela» salvo para dar clases él mismo. 1 Su padre
le enseñó ciencias naturales, poesía y latín, hasta que descubrió el interés y el talento de
su hijo para la aritmética. Desde los cuatro años ya leía a Buffon y no retoma más que las
lecciones de latín (aprendió esta lengua en unas pocas semanas) para poder entender los
trabajos de Leonhard Euler y de Daniel Bernoulli.
En 1793 sufrió una profunda depresión por la muerte de su padre quien, retirado como juez
en Lyon, se opuso firmemente a los excesos revolucionarios que llevaron al levantamiento
de la ciudad contra la Convención Nacional y al sitio de Lyon; al poco tiempo arrestado, fue
llevado a prisión y ejecutado el 25 de noviembre.
En 1796 André-Marie conoció a Julie Carron, con quien se casó en 1799. A partir de 1796,
Ampère dio en Lyon clases privadas de matemáticas, química e idiomas. En 1801, obtuvo
el puesto de profesor de Física y Química (en Francia fundidas en una sola asignatura)
en Bourg-en-Bresse, en la École centrale de Ain (actualmente, preparatoria Lalande),
dejando en Lyon a su esposa y a su hijo (llamado Jean-Jacques, en honor a su padre). Su
esposa murió en 1803. Su pequeño tratado, publicado en 1802, Considérations sur la
théorie mathématique du jeu (Consideraciones sobre la teoría matemática del juego) atrajo
la atención de Jean Baptiste Joseph Delambre, cuya recomendación le permite ser
nombrado profesor de Matemáticas trascendentes en la preparatoria de Lyon (hoy en día,
Escuela Ampère).
En 1804 fue nombrado profesor particular de análisis en la École polytechnique y se instaló
en París. En 1806, se casó en segundas nupcias con Jeanne-Françoise Potot, quien murió
en Versailles en 1866 a los 88 años. Tuvieron una hija llamada Albine.
En 1808 fue nombrado Inspector General de la Universidad y profesor de matemáticas en
la École Polytechnique, volviéndose más popular que el gran matemático Cauchy.
Ampère murió durante una jornada de inspección en la enfermería del liceo Thiers
de Marsella en 1836 a los 61 años. Está enterrado en el cementerio de
Montmartre en París.
Ampère trabajó igualmente en la matemática, concentrándose en la teoría de
probabilidades y en la integración de las ecuaciones diferenciales parciales.
En 1820, a partir del experimento de Hans Christian Oersted,2 estudió la relación
entre magnetismo y electricidad. Descubrió que la dirección que toma la aguja de
una brújula depende de la dirección de la corriente eléctrica que circula cerca y dedujo de
esto la regla llamada «de Ampère»: un hombre está acostado sobre un cable conductor; la
corriente, que va por convención de más a menos, lo atraviesa de pies a cabeza; mientras
observa una aguja imantada. El polo norte de esta aguja se desplaza entonces a su
izquierda. Esto es ejemplificado también en la regla de la mano derecha: si se separan los
tres primeros dedos de la mano derecha de manera que el dedo corazón indique la dirección
del campo magnético y el pulgar la del movimiento, entonces el índice indicará la dirección
por la que circula la corriente.
De las leyes de Ampère, la más conocida es la de la electrodinámica, que describe las
fuerzas que dos conductores paralelos atravesados por corriente eléctrica ejercen uno
sobre otro. Si el sentido de la corriente es el mismo en los dos conductores, estos se atraen;
si la corriente se desplaza en sentidos opuestos, los conductores se repelen. Describe
igualmente la relación que existe entre la fuerza de corriente y la del campo magnético
correspondiente. Estos trabajos fundan la electrodinámica e influyen considerablemente en
la física del siglo XIX.
Ampère interpreta el fenómeno del magnetismo con la teoría de la corriente molecular,
según la cual innumerables partículas minúsculas, cargadas eléctricamente, estarían en
movimiento dentro del conductor. Esta teoría es rechazada por los científicos de la época y
no se impone hasta sesenta años después gracias al descubrimiento del electrón.
Además de su trabajo sobre la electrodinámica, intenta explicar ciertos fenómenos químicos
con la geometría de las moléculas y emite, al igual que Avogadro, la hipótesis de que el
número de moléculas contenidas en un gas es proporcional a su volumen.
André-Marie Ampère fue titular de la cátedra de Física general y experimental del Collège
de France, sucediendo a Louis Lefèvre-Gineau y siendo reemplazado por Félix Savart.
Inventó el galvanómetro, el primer telégrafo eléctrico y, junto a François Arago,
el electroimán. Fue gracias a Ampère que se dieron a conocer los términos corriente
eléctrica y tensión eléctrica.
Además, en la querella por la naturaleza del cloro, él fue de los primeros en abogar por «el
cloro: cuerpo simple», contra la idea entonces extendida de «cloro: compuesto oxigenado
del ácido muriático» (hoy ácido clorhídrico).
Amigo de Ballanche y de Gilles Coupier, de filosofía personalmente inquieta, Ampère
también publicó una importante clasificación de las ciencias.3
Distinciones[editar]
En vida, Ampère fue reconocido por sus iguales como un erudito de primera categoría.
 En 1808 Napoléon lo nombró inspector general de la recién fundada Universidad
imperial francesa.
 En 1814 fue elegido miembro de la Academia de Ciencias en París. Fue igualmente
miembro correspondiente de diversas academias europeas, y tenía relación con la
mayoría de los genios de su tiempo.
James Watt
James Watt (Greenock, Escocia, 19 de enerojul./ 30 de enero de 1736greg.-
Handsworth, Birmingham, Inglaterra, 25 de agosto de 1819) fue un ingeniero mecánico e
inventor escocés. Las mejoras que realizó en la máquina de Newcomen dieron lugar a la
conocida como máquina de vapor de agua, que resultaría fundamental en el desarrollo de
la primera Revolución Industrial, tanto en el Reino Unido como en el resto del mundo.1
Mientras trabajaba fabricando instrumentos en la Universidad de Glasgow, Watt se interesó
en la tecnología de las máquinas de vapor y se percató de que los diseños coetáneos
desperdiciaban una gran cantidad de energía enfriando y calentando repetidamente
el cilindro. Watt introdujo una mejora en el diseño, el condensador separado, que evitaba la
pérdida de energía y mejoró radicalmente la potencia, eficiencia y rentabilidad de las
máquinas de vapor. Finalmente adaptó este motor para producir un movimiento rotatorio,
lo que amplió enormemente su uso más allá del simple bombeo de agua.
Watt intentó comercializar su invento, pero encontró muchas dificultades financieras hasta
que se asoció con Matthew Boulton en 1775. La nueva firma Boulton & Watt llegó a tener
gran éxito y ambos se enriquecieron. Una vez jubilado, Watt continuó inventando, pero
ninguna de sus últimas creaciones fue tan destacada como la mejora de la máquina de
vapor. Watt también desarrolló el concepto de caballo de vapor,2 mientras que la unidad de
potencia del Sistema Internacional de Unidades, el vatio —W— fue nombrada en su honor.
Nacido en Greenock junto a la ciudad de Glasgow, su padre fue inventor naval y contratista,
mientras que su madre, Agnes Muirhead, provenía de una familia distinguida y poseía una
buena educación. Ambos practicaban el presbiterianismo y eran miembros activos del
movimiento Covenanter. Su abuelo, Thomas Watt, fue profesor de matemáticas y
magistrado de la baronía de Cartsburn.
El delicado estado de salud de James durante la infancia le impidió asistir al colegio con
regularidad, siendo educado fundamentalmente por su madre, aunque posteriormente
asistió a la escuela de Gramática de Greenock. Demostró gran habilidad manual y aptitudes
para las matemáticas, mientras que no le interesaban el latín y el griego.
James Watt vivió y trabajó en Glasgow y Birmingham. Fue un miembro clave de
la Sociedad Lunar. Muchos de sus escritos se conservan en la biblioteca de Birmingham.
Falleció el 25 de agosto de 1819 en Heathfield, en su casa situada en Handsworth,
Inglaterra, a la edad de 83 años.
Logros como ingeniero:
Mi método para reducir el consumo de vapor, y por tanto de combustible en las bombas de
fuego, reposa sobre los siguientes principios: 1º La cámara de vapor debe, durante el
funcionamiento de la máquina, ser mantenida constantemente a la misma temperatura que
el vapor que viene a llenarla. (...) 2º En las máquinas que deben ser puestas en movimiento
por la condensación del vapor, esta condensación se efectuará en recipientes cerrados,
distintos de las cámaras de vapor, aunque en comunicación con ellas. Estos recipientes, a
los que llamo condensadores, deben, cuando la máquina está en marcha, ser mantenidos,
constantemente a una temperatura tan baja por lo menos como el aire ambiente.
Máquina de vapor de Watt, procedente de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre,
expuesta en el vestíbulo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de
Madrid.
Watt inventó el movimiento paralelo para convertir el movimiento circular a un movimiento
casi rectilíneo, del cual estaba muy orgulloso, y el medidor de presión del vapor en el cilindro
a lo largo de todo el ciclo de trabajo de la máquina, mostrando así su eficiencia y ayudándolo
a perfeccionarla.
Watt contribuyó sobremanera al desarrollo de la máquina de vapor, convirtiéndola, de un
proyecto tecnológico, a una forma viable y económica de producir energía. Watt descubrió
que la máquina de Newcomen estaba gastando casi tres cuartos de la energía del vapor en
calentar el pistón y el cilindro. Watt desarrolló una cámara de condensación separada que
incrementó significativamente la eficiencia. Hasta el momento, ese fue uno de los mejores
desarrollos de la historia.
Watt se opuso al uso de vapor a alta presión, y hay quien le acusa de haber ralentizado el
desarrollo de la máquina de vapor por otros ingenieros, hasta que sus patentes expiraron
en el año 1800. Junto a su socio Matthew Boulton, luchó contra ingenieros rivales
como Jonathan Hornblower, quien intentó desarrollar máquinas que no cayeran dentro del
ámbito, extremadamente generalista, de las patentes de Watt.
Él creó la unidad llamada caballo de vapor para comparar la salida de las
diferentes máquinas de vapor. Todavía se utiliza, sobre todo en los vehículos.

Georg Simon Ohm


Georg Simon Ohm (Erlangen, Baviera; 16 de marzo de 1789-Múnich, 6 de julio de 1854)
fue un físico y matemático alemán que aportó a la teoría de la electricidad la ley de Ohm.
Conocido principalmente por su investigación sobre las corrientes eléctricas, estudió la
relación que existe entre la intensidad de una corriente eléctrica, su fuerza electromotriz y
la resistencia, formulando en 1827 la ley que lleva su nombre que establece que I = V/R.
También se interesó por la acústica, la polarización de las pilas y las interferencias
luminosas. La unidad de resistencia eléctrica, el ohmio, recibe este nombre en su honor.1
Terminó ocupando el puesto de conservador del gabinete de Física de la Academia de
Ciencias de Baviera.
Usando los resultados de sus experimentos, Georg Simon Ohm fue capaz de definir la
relación fundamental entre tensión eléctrica, corriente y resistencia. Lo que ahora se conoce
como la ley de Ohm apareció en su obra más famosa, un libro publicado en 1827 que dio a
su teoría completa de la electricidad.
La ecuación i = V/R se conoce como ley de Ohm. Se afirma que la cantidad de corriente
constante a través de un material es directamente proporcional a la tensión a través del
material dividido por la resistencia eléctrica del material. El ohmio (Ω), una unidad de
resistencia eléctrica, es igual a la de un conductor en el cual una corriente (I) de un amperio
(1 A) es producida por un potencial de un voltio (1 V) a través de sus terminales. Estas
relaciones fundamentales representan el verdadero comienzo de análisis de circuitos
eléctricos.
La corriente circula por un circuito eléctrico de acuerdo con varias leyes definidas. La ley
básica del flujo de corriente es la ley de Ohm. La ley de Ohm establece que la cantidad de
corriente que fluye en un circuito formado por resistencias solo se relaciona con el voltaje
en el circuito y la resistencia total del circuito. La ley se expresa generalmente por la fórmula
V = I*R (descrito en el párrafo anterior), donde I es la corriente en amperios, V es el voltaje
(en voltios), y R es la resistencia en ohmios.
El ohmio, una unidad de resistencia eléctrica, es igual a la de un conductor en el cual se
produce una corriente de un amperio por un potencial de un voltio a través de sus
terminales; así, años antes de que Ohm enunciara su ley, otros científicos habían realizado
experimentos con la corriente eléctrica y la tensión. Destaca el caso del británico Henry
Cavendish, que experimentó con la botella de Leyden en 1781 pero no llegó a publicar sus
conclusiones, hasta que casi 100 años después, en 1879, James Clerk Maxwell las publicó.
Nació en 1789 en el seno de una pequeña familia protestante en Erlangen, Baviera (en esa
época, parte del Sacro Imperio Romano Germánico). Su padre, Johann Wolfgang Ohm, era
cerrajero y su madre fue Maria Elizabeth Beck. A pesar de no ser gente educada, su padre
era un autodidacta y les dio a sus hijos una excelente educación a partir de sus propias
enseñanzas.
Ohm perteneció a una familia numerosa,y como era normal en aquellos tiempos, muchos
de sus hermanos murieron durante la infancia; de los siete hijos que el matrimonio Ohm
trajo al mundo solo sobrevivieron tres: Georg Simon, su hermana Elizabeth Barbara y su
hermano Martin, que llegó a ser un conocido matemático.
A la edad de 16 años concurrió a la Universidad de Erlangen, donde aparentemente se
desinteresó por sus estudios después de tres semestres, considerando que estaba
desaprovechando su tiempo, y por presión de su padre. Ohm fue enviado a Suiza, donde
en septiembre de 1806 obtuvo una plaza de maestro de matemáticas en una escuela
de Gottstadt, cerca de Nydau.
Aconsejado por su colega Karl Christian von Langsdorf —al que había conocido durante su
estancia en la universidad— de que leyera los trabajos de Euler, Laplace y Lacroix,
prosiguió sus estudios sobre matemáticas hasta abril de 1811, cuando decidió volver a
Erlangen. Allí recibió el doctorado el 25 de octubre de ese mismo año inmediatamente
ingresó en la nómina de la universidad.
Después de tres semestres decidió dejar su puesto de profesor de matemáticas en la
universidad, al llegar a la conclusión de que no podía mejorar su estatus en Erlangen, ya
que vivía en condiciones pobres y no veía un futuro ahí. Su suerte no cambió y el gobierno
bávaro le ofreció un puesto de profesor en una escuela de baja reputación en Bamberg,
trabajo que aceptó en enero de 1813. Tres años más tarde, tras el cierre del colegio, fue
enviado a otra escuela de Bamberg, que necesitaba ayuda en enseñanzas
de matemáticas y física. Durante todo ese tiempo, Ohm mostraba un visible descontento
con su trabajo, ya que no era la carrera brillante que había esperado para sí mismo: se
consideraba más que solamente un maestro.
El 11 de septiembre de 1817 recibió una gran oportunidad como maestro de matemáticas
y física en el Liceo Jesuita de Colonia, una escuela mejor que cualquier otra en la que Ohm
hubiera podido enseñar, puesto que incluso contaba con su propio y bien equipado
laboratorio de física. Una vez instalado allí, Ohm prosiguió sus estudios en matemáticas,
leyendo los trabajos de destacados matemáticos franceses de la época,
como Laplace, Lagrange, Legendre, Biot y Poisson, así como los de Fourier y Fresnel.
Prosiguió más tarde con trabajos experimentales en el laboratorio de física del colegio,
después de tener noticia del descubrimiento del electromagnetismo por Oersted en 1820.
En 1825 comenzó a publicar los resultados de sus experimentos sobre mediciones de
corriente y tensiones, en el que destacaba la disminución de la fuerza electromagnética que
pasa por un cable a medida que este era más largo. Siguió publicando sus trabajos, hasta
que —ya convencido de su descubrimiento— publicó en 1827 Die galvanische Kette,
mathematisch bearbeitet, libro en el que expone toda su teoría sobre la electricidad. Su
contribución más destacable fue el planteamiento de una relación fundamental, llamada en
la actualidad ley de Ohm. Esa misma ecuación había sido descubierta 46 años antes por
el inglés Henry Cavendish; pero el carácter semiermitaño de este había impedido su
difusión. Respecto al libro, cabe destacar que comienza enseñando las bases de la
matemática, con el propósito de que el lector entienda el resto del libro. Es que para la
época incluso los mejores físicos alemanes carecían de una base matemática apropiada
para la comprensión del trabajo, razón por la cual no llegó a convencer totalmente a los
más veteranos físicos alemanes, quienes no creían que el acercamiento matemático a
la física fuese el más adecuado, por lo que criticaron y ridiculizaron su trabajo.
Fue en el año de 1825 cuando empezó a publicar sus trabajos estando en el Liceo Jesuita
de Baviera, donde le permitieron alejarse de la enseñanza durante un año, a fin de que
prosiguiera con sus descubrimientos. En agosto de 1826, recibió la no muy generosa suma
de la mitad de su salario, para pasar el año en Berlín, trabajando en sus publicaciones. Ohm
pensó que con la publicación de su trabajo se le ofrecería un mejor puesto en una
universidad antes de volver a Colonia, pero en septiembre de 1827 el tiempo se le acababa
y no obtenía mejores ofertas. Sintiéndose menoscabado, Ohm decidió quedarse en Berlín,
y en marzo de 1828 renunció a su puesto en Colonia.
Trabajó temporalmente en diversos colegios de Berlín y en 1833 acepta una plaza en la
Universidad de Núremberg, donde le fue otorgado el título de profesor; no obstante, aún no
había logrado un puesto acorde a los que creía ser sus merecimientos.
En 1841, su labor fue reconocida por la Royal Society y le fue adjudicada la Medalla Copley;
al año siguiente fue incorporado como miembro foráneo de la Sociedad. Lo mismo hicieron
varias academias, entre ellas las de Turín y Berlín, que lo nombraron miembro electo.
En 1845 era ya miembro activo y formal de la Bayerische Akademie.
Más allá de sus investigaciones sobre electricidad, en 1843 anunció el principio
fundamental de la acústica fisiológica, debido a su preocupación por el modo en que se
escuchan las combinaciones de tonos:
Al estar expuestos a un sonido complejo creado al mezclar varios tonos, los individuos son
capaces de escuchar por separado cada tono.
Harvey Schiffman (2001)
Pero sus hipótesis no tenían una base matemática lo suficientemente sólida, y la breve vida
de su hipótesis acabó en una disputa con el físico August Seebeck, quien desacreditó su
teoría. Finalmente, Ohm reconoció sus errores.
En 1849 Ohm aceptó un puesto en Múnich como conservador del gabinete de Física de la
Bayerische Akademie y dictó numerosas conferencias en la Universidad de Múnich.
En 1852 alcanzó la ambición de toda su vida: fue designado profesor titular de la cátedra
de física de la Universidad de Múnich.
Georg Simon Ohm falleció el 6 de julio de 1854 en Múnich, Baviera, actual Alemania. Está
sepultado en el cementerio Alter Südfriedhof, de la misma ciudad.

Joseph Henry
Joseph Henry (Albany, 17 de diciembre de 1797 - Washington D. C., 13 de mayo de 1878)
fue un físico estadounidense conocido por su trabajo acerca del electromagnetismo,
en electroimanes y relés. Descubrió la inducción electromagnética aunque luego averiguó
que Faraday se le había adelantado.
Las vidas de M. Faraday y Joseph Henry tienen muchos elementos en común. Los dos
provenían de familias muy humildes y se vieron obligados a trabajar desde muy jóvenes por
lo que no pudieron seguir sus estudios. Henry fue aprendiz de relojero a los trece años
(Faraday lo sería de encuadernador también a esa misma edad).
Como Faraday, Henry se interesó por el experimento de Ørsted y, en 1830, descubrió el
principio de la inducción electromagnética, pero tardó tanto tiempo en publicar su trabajo
que el descubrimiento se le concedió a Faraday.
En 1831, Henry inventó el telégrafo y, en 1835, perfeccionó su invento para que se pudiese
usar a muy largas distancias. Con todo, no lo patentó. Fue Samuel Morse quien, ayudado
personalmente por Henry, puso en práctica el primer telégrafo en 1839
entre Baltimore y Washington, después de conseguir ayuda financiera del Congreso de los
Estados Unidos.
Henry destacó también como un excelente administrador. Ejerció cargos de máxima
responsabilidad en varias instituciones científicas estadounidenses. Fomentó el desarrollo
de nuevas ciencias y alentó el intercambio y la comunicación de ideas científicas a escala
mundial.
Fue profesor de Princeton y director del Instituto Smithsoniano.
A la unidad de inductancia se le llamó Henrio en su honor.
Marcador histórico en la Academia de Park (Albany, Nueva York) para conmemorar la obra
de Henry con la electricidad.
Henry descubrió, de forma independiente y simultánea a Faraday, que un campo magnético
variable induce una fuerza electromotriz. En particular, Henry observó que, si
un conductor se mueve perpendicularmente a un campo magnético, aparece una diferencia
de potencial entre los extremos del conductor.
El interés del experimento de Henry reside en que la aparición de la fuerza
electromotriz inducida puede ser explicada de forma clara por la ley de Lorentz, es decir,
por las fuerzas que el campo magnético ejerce sobre las cargas del conductor.

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