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Citando al gran Inca Huayna Capac llego a Tarmatambó, que por entonces era
la metrópoli de la tribu de los tarumás, al frente de un poderoso ejército para la
conquista del reino de los Shiris de Quito, hubo de dejar en dicha localidad al
príncipe Yupanqui, afectado de una extraña enfermedad, al cuidado de un hábil
y experto curandero.
Yupanqui, uno de los capitanes favoritos que tenía vínculos de sangre con el
monarca, ni bien se restableció de sus dolencias, decidió marchar tras el ejército
imperial; y cuando ascendió con su sequito por las alturas de Carhuacatac, fue
sorprendido por una violenta tempestad que lo obligo a refugiarse en una humilde
choza de unos pastores. El percance motivo una recaída, y hubo de guardar
obligado reposo.
Después de largos días de meditación, decidió tomar a Cushi Urpi por esposa.
Comunico esta resolución a los hombres de su sequito y a los padres de la
pastorcilla. Todos le mostraron su asombro, porque, ¿Cómo era posible que un
príncipe de sangre real a unirse en matrimonio a una humilde sierva?
Cushi Urpi que también contemplaba aquel bello espectáculo medito un instante
y pronto acudió a su mente una feliz inspiración y sumisamente se acercó ante
el atribulado guerrero y le interrogo.
A poco, percibirse un estrepito, crujió la montaña, tembló la tierra, las aguas del
lago se agitaron y aquellos felices amantes pudieron contemplar con asombro.
Que el elevado cerró que aprisionaba las aguas, se partía en dos para dar paso
a un raudo torrente.
Y desde entonces, los felices tarumas convirtieron los terrenos que ocupaban las
aguas de las extensas lagunas azulada, en un inmenso campo de cultivo,
especialmente del albo y preciado maíz, traído por los guerreros del glorioso
ejército imperial.
La pampa de Manquinhuayo
La capital del reino de Huanca, Siquillapucara, en su tiempo la ciudad más
poderosa de la sierra central, fue sitiada por Capac Yupanqui, el jefe invasor
cuzqueño al mando de diez mil hombres. Los huancas, altivos y soberbios,
rechazaron las propuestas de un sometimiento pacifico. Por eso, la guerra fue
larga y dura.
Siquillapucara sufrió un largo asedio y, finalmente, fue vencida por hambre y sed.
Sin embargo, en las demás parcialidades del reino continuo la resistencia del
enemigo. No hubo lugar del valle del Huancamayo que no fuera escenario de
fieros combates o no guardara las huellas del sangriento desastre.
Cansado por el tiempo y tenaz resistencia que habría sufrido, el jefe cuzqueño
dicto una orden atroz; cortar las manos de los vencidos para evitar el
levantamiento. En un inmenso llano, muy cerca de jatun-Xauxa, los
conquistadores reunieron a miles de hombres y les amputaron los brazos. Miles y
miles de manos quedaron regados en toda la pampa. No hubo más resistencia
y la dominación inca sobre la rebelde nación huanca quedo consumada.
Pero el dios Wiracocha vio al pueblo triste, porque sus tierras eran áridas y no
había comida, por lo que decidió convertir al pequeño riachuelo en un río grande,
para que regara sus campos, y de esta manera hermoseara el valle del Mantaro.
Hecho que sirvió para consolar a la princesa, que se repuso de la pena sufrida.
Jugaban los peces alegres en el río, dando gracias a los dioses por tan hermoso
regalo; el resto de los animales, de igual manera, estaban felices por la
abundancia de comida generada por el río.
Pero, ay de aquel día que se ponga furioso, entonces arrasará con todo: plantas,
animales, casas y cuanto encuentre a su paso, y no habrá nada que lo detenga.
Qué alegría nos brinda el valle del Mantaro, porque debido a su presencia se
riegan los campos.
Los niños alegres y felices juegan en la orilla, mientras sus madres lavan la ropa
cantando sus alegres huaynos.
¡Oh!, río Mantaro, eres fuente de inspiración de compositores, poetas,
cantantes. Testigo de muchas tragedias y alegrías, que sólo tú sabes.
El río Mantaro es también fuente de progreso porque nos proporciona la
energía que mueve el Perú.
La mariposa nocturna
Érase una vez un esposo que emprendía sus dejando a su mujer sola llorando,
pasándose las noches despierta, hilando. Una noche, desvelado el niño
preguntó a su madre: preguntó que era aquella que revoloteaba a su alrededor
y que le hablaba?
Apenas escucho se fue a buscarla a la esposa más luego le quito la vida. Cierta
noche, el niño se pone a gritar y dice: <<allí está el otro esposo de mi mamá, el
que la acompañaba todas las noches>>, señalando a la mariposa que solía venir
cuando su madre se quedaba despierta hasta muy tarde Inmediatamente el
esposo se da cuenta de su error en que había hecho, y de tanta desesperación
murió de llanto, de extrañarla
El alma y los músicos
Aprovechando una noche de luna, plateada, salieron varios muchachos que eran
amigos de una escuela. Llevaron sus instrumentos musicales y en el trayecto
iban tocando diversos huaynos; llegaron a una capilla y en son de curiosidad, se
les ocurrió mirar por la rendija de la puerta y distinguieron que era un alma.
Las balas de oro primero brillan en lo alto y bajan poco a poco, entonces la
serpiente deja de lanzar el granizo, y escapa rápidamente.
La virgen de Cocharcas de Orcotuna
Cuentan los abuelos que en Orcotuna habían unos esposos llamados Rosa y
Juan quienes vendían mantas tejidas muy hermosas, una noche Rosa no
podía dormir y ni tejer , entones decide salir de su casa y vio a una lagunita de
donde salía agua limpia del piso a una mujer que lavaba.
Rosa asustada decide acercarse y la mujer le dijo que no se asuste que era la
madre de Jesús, y le pidió que en eses lugar haga una gruta donde las personas
puedan rezar y ser felices.
El leonío
En la hermosa ciudad de Concepción, uno de los cerros que la rodea
antiguamente dejaba ver la figura de un león, quien cuidaba con mucha
dedicación los tesoros de esta ciudad, la tierra de este cerro era roja y muy dura,
por eso era difícil de subir en ella, a quien intentaba subir o escarbar en busca
de algún tesoro, rápidamente sentía un gran cansancio, y cuando por las noches
la gente del pueblo hacia fiestas y bulla Leonio rugía.