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DESARROLLO, PARADIGMA PRODUCTIVISTA Y EMERGENCIA DEL
DISCURSO OFICIAL DE LA SOSTENIBILIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE.
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de los países “desarrollados”) constituía el estadio terminal de la evolución social
(desarrollo). De esta forma, la institucionalización de la investigación científica
forma parte de su núcleo central, ya que se considera que esta es capaz de
transferir la revolución tecnológica y la racionalidad de la industria a todas las
actividades humanas. Así, el desarrollo técnico y sus aplicaciones en la economía
de las sociedades avanzadas pone de manifiesto un nuevo tipo de racionalidad: la
racionalidad científico técnica y, con ello, la cientificación del hombre y la
naturaleza (Guzmán et al., 2000). El traspaso de esta “cientificación”, además del
traspaso de los “esquemas racionales” de la industria a la agricultura, fue
“globalizado” mediante la aplicación de la “Revolución Verde” en las zonas
“subdesarrolladas” del planeta.
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existía “progreso técnico”, entonces la perspectiva, aún más optimista, sería la del
crecimiento del consumo per cápita. De esta forma las variables claves para
asegurarlo serían el propio progreso técnico y un ritmo adecuado de acumulación
(Martinez Alier y Roca, 2000).
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Contaminación y degradación medioambiental, depredación de los recursos naturales,
calentamiento global, etc.
3
Ya que estas perspectivas de agotamiento de recursos no renovables se expresan en términos
de “esperanza de vida” del recurso o la relación entre las reservas mundiales estimadas al
momento de su realización y la extracción mundial efectiva. Sin embargo, a lo largo del tiempo, las
estadísticas de reservas no explotadas de recursos no renovables nos informan (en muchos casos)
de su aumento y muchas veces también del crecimiento de la relación entre reservas mundiales
totales y la extracción del recurso, por lo tanto se considera que el progreso técnico nos aleja cada
vez más del “fantasma” del agotamiento. Según Martínez Alier y Roca (2000), esta paradoja se
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llamado de atención frente a la depredación de recursos impuesta por el modelo y
la existencia de un límite físico del planeta.
Las dos grandes crisis del petróleo (1973 y 1979) junto con la publicación y amplia
difusión de trabajos científicos (tales como “Food productión and the energy
crises” de Pimentel et al., 1973 ) y otros de divulgación (como “La primavera
silenciosa” de R. Carson, 1962), contribuyeron a alertar sobre el riesgo (o
podríamos decir “incertidumbre”) que supondría la transferencia del modelo
productivista a los países “en desarrollo”, y a sus sistemas agrícolas.
puede entender por la distinción existente entre la base física total del recurso y las reservas
estimadas, y la definición poco precisa de este último concepto, no implicando esto que el
agotamiento de recursos finitos (como los no renovables) corresponda a algo irreal. En otras
palabras la discusión no es su ocurrencia, sino que más bien cuando ocurrirá.
4
Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM).
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medio construido y el medio socio-cultural donde los hombres desenvuelven su
existencia” (1996:95). Para Alonso Mielgo y Sevilla Guzmán (1995), no obstante
que a partir de esta conferencia el mundo occidental, de las “sociedades
avanzadas”, descubre que existe un solo mundo y que este esta aquejado por
problemas, lo cierto sería que en esta conferencia los “países industrializados”
logran sembrar la semilla de que las “deficiencias del medio natural “ tenían su
origen en el subdesarrollo. Así esta “semilla”, que fue “nutrida” con una
conveniente contrastación empírica5, germinaría con los cuidados oportunos
realizados en foros posteriores, caracterizándose el desarrollo sostenible
vinculado a la idea de que la pobreza es la causa fundamental del deterioro de los
recursos naturales.
5
Destacan por su importancia en la construcción del desarrollo sostenible oficial los trabajos
realizados en el seno del Club de Roma (Meadows et al., 1972; Mesarovic y Pestel, 1975;
Tinbergen, 1976) y el informe “Global 2000” (Barney el al., 1982), elaborado por iniciativa del
Presidente (EE.UU.) Carter.
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Finalmente, la estrategia de cooperación internacional es elaborada en la
“Conferencia de Río” de 1992 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Medioambiente y Desarrollo). En esta se alcanza un mayor acuerdo político en
torno a la finalidad y objetivos del desarrollo sostenible. Luego de su finalización
distribuyen una serie de documentos presentados como resoluciones aprobadas
por la conferencia, entre los cuales cabría destacar la “Declaración de Río sobre
Medioambiente y Desarrollo”6 y el “Programa o Agenda 21”7.
6
Documento (titulado como Carta de la Tierra), que constituye una especia de “Código de
comportamiento”, el cual a través de 27 principios rectores se pretende establecer una estrategia
para conseguir el “desarrollo sostenible”. (ya definido en el Informe Brundtland).
7
Programa de acción a largo plazo que sienta las bases para poner en práctica el concepto de
desarrollo sostenible formulado en el Informe Brundtland.
7
viejo modelo económisista (productivista) del desarrollo, con una nueva cosmética
medioambiental.
Por otro lado, Redclift (1993: 150) considera que la fuerza del concepto de
desarrollo sostenible consiste precisamente en su vaguedad, ya que esta permite
que posea distintos significados para distintos grupos, y estos significados
permiten que los distintos grupos reflejen en sus proyectos y objetivos la variedad
de sesgos disciplinarios, diferencias entre paradigmas y disputas ideológicas. Así,
en otras palabras, la escasa rigurosidad con la cual la comisión (CMMA) debió
tratar ciertos temas8 (a fin de alcanzar un considerable consenso y evitar la auto
contradicción) (Daly, 1991; citado por Alonso Mielgo y Sevilla Guzmán, 1995: 105-
106), hace que el “desarrollo sostenible” pueda ser apropiado por distintos grupos
político ideológicos para tras este seguir cumpliendo sus objetivos.
8
Como la relación (y hasta equiparación) de crecimiento con desarrollo.
8
La utilización de los términos desarrollo y crecimiento con un mismo significado y
el afianzamiento (recordemos que esto parte desde Estocolmo 1972) de la
relación causal entre el deterioro mediambiental, el crecimiento demográfico y la
pobreza, resultan ser de una extraordinaria compatibilidad con los planteamientos
del viejo modelo productivista. Si sumamos a esto la ambigüedad y apropiabilidad
del concepto y de sus objetivos (ya comentado) y el gigantesco aparato de
“compra de conocimiento” y difusión con que cuentan los poderes económicos
transnacionales y los seguidores del antiguo paradigma (que son a la vez quienes
gozan de sus beneficios), no es de extrañar el hecho de que a nivel de políticas
estatales (e incluso regionales o locales) la visión de la sostenibilidad y desarrollo
sostenible que predomina parece ser el de un “enverdecido” productivismo (tal
como fuera “pronosticado” por Alfonso Miengo y Sevilla Guzmán, 1995). De esta
forma, por ejemplo, en los niveles locales dominan los proyectos (financiados por
organismos internacionales o estatales) de desarrollo en los cuales sus títulos,
objetivos y formas de acción nos recuerdan claramente a los antiguos proyecto de
la era productivista, con la sola diferencia que en el título se incluye la palabra
“sostenible” o “sustentable”9, y algunas de sus acciones (muchas veces
secundarias) apuntan a objetivos “ambientales” (conservación de suelos,
plantación de árboles, conservación de agua, etc.) (Carrasco y Montalba-Navarro,
2002). Pareciera ser que, bajo este discurso y a la luz de sus acciones,
implícitamente el “desarrollo sostenible” puede ser disgregado en la suma de
“desarrollo” más “sostenible”. Donde el desarrollo posee la misma connotación,
objetivos y modo de conseguirlo que en el antiguo paradigma, y lo de sostenible
sólo recuerda que se deben tener algunas consideraciones (reparaciones o
intercambios) con el medio ambiente (en su acepción tecnocrática, separada del
hombre y de lo sociocultural).
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Utilizando indistintamente ambos términos.
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2. CIENCIA Y DESARROLLO DESDE LA PLURALIDAD: UNA APROXIMACIÓN
A PARTIR DE LA EPISTEMOLOGÍA POLÍTICA10.
El gran éxito que la ciencia occidental moderna obtuvo en muchos campos ha sido
en gran parte logrado mediante la simplificación de la complejidad. Esta
simplificación realizada por los científicos, mediante su método (el “Método
Científico”), ha extendido dominantemente las siguientes premisas: a) el sistema
de la naturaleza puede ser dividido en compartimentos aislados casi estables
(atomismo). Esto ha dado como resultado una ciencia que pretende “aprovechar”
las ventajas de la división del trabajo por medio de la división en disciplinas, la
especialización y súper especialización; b) Nuestras formas separadas e
individuales de entender los sistemas complejos están fusionadas dentro de un
todo coherente (monismo); c) La ciencia explica el funcionamiento del mundo
natural, por medio de leyes que describen comportamientos regulares
(mecanicismo). Por ello los científicos (o gran parte de ellos) reivindican un estatus
elevado para su quehacer, creyendo que su labor consiste en describir y formular
leyes que gobiernan el devenir histórico; d) Se cree en la unidad del método
científico y en la existencia de principios generales (universalismo). Basta aplicarlo
a la realidad que se quiere conocer para obtener el correspondiente conocimiento,
formulando así las correspondientes leyes; e) los objetos de estudio pueden ser
10
Enfoque situado en la problematización de la relación existente entre los problemas que afronta
la ciencia y las soluciones consideradas necesarias para su resolución. Revisa críticamente los
fundamentos y estrategias del quehacer científico en contextos de incertidumbre y disputa de
valores (Funtowicz y Ravetz, 2000).
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separados del sujeto que los estudia y por tanto la ciencia y el conocimiento
científico es neutral, libre de valores y objetivo (objetivismo) (Funtowicz y De
Marchi, 1999; Guzmán et al., 2000; Norgaard y Sikor, 1999).
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Kuhn (1975: 33) define a la “ciencia normal” como aquella investigación basada firmemente en
una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica
particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior. A su vez,
esta definición se aplica, o incluye, a la ciencia moderna convencional (Funtowicz y Ravetz, 2000,
Guzmán et al., 2000).
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Categoría de problemas que puede servir para poner a prueba el ingenio o habilidad para
resolverlos. Para ser considerado como “enigma científico”, por la ciencia normal, debe poder
enunciarse deacuerdo con las herramientas conceptuales e instrumentales que proporciona el
paradigma, tener más de una solución asegurada y debe haber reglas que limiten tanto la
naturaleza de las soluciones aceptables como los pasos que es preciso dar para obtenerlas (Kuhn,
1975; pags. 68 – 73)
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En su posdata a “The Structure of Scientific Revolutions” (publicada originalmente en 1962),
publicado en 1969, Kuhn separa los dos sentidos con los cuales utiliza este término. Por una parte
se refiere a la completa constelación de creencias, valores, técnicas, y así sucesivamente,
compartidos por los miembros de una comunidad científica dada. Por otra, denota una especie de
elemento en tal constelación las soluciones-enigmas concretas las que empleadas como modelos
o ejemplos, pueden reemplazar a las reglas explícitas como base para la solución de los enigmas
restantes de la ciencia normal (Kuhn, 1975:269).
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De esta forma podemos ver que el conocimiento científico, al mismo tiempo que
corresponde a datos de carácter objetivo, no es el reflejo de las leyes de la
naturaleza. Lleva en sí un universo de teorías, de ideas, de paradigmas, que nos
remiten a las condiciones bio-antropológicas del conocimiento, por una parte, y al
enraizamiento cultural, social, histórico de las teorías, por la otra (Morin, 1984:42).
Pese a esto último cabe también hacer mención a la aclaración de Morin, cuando
plantea que si bien el conocimiento científico no podría ser aislado de sus
condiciones (y contexto) de elaboración14, tampoco podría ser reducido a estas
condiciones ni considerada como una pura y simple ideología social, pues
sostiene un dialogo incesante en el campo de la verificación empírica con el
mundo de los fenómenos (1984:42).
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de ciencia, técnica y política, evadiéndose de las evidentes interacciones que
existen entre estos.
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Paradigmática de esta situación resulta ser la persecución sufrida por el (ahora ex) profesor de
UC Berkeley D. Parella, al descubrir contaminación de maíces transgenicos en maíces nativos
mexicanos. Lo cual perjudicaría a la industria agro-alimentaria.
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tradicional, no fueron considerados o bien lo fueron como de segunda categoría
(Funtowicz y De Marchi, 1999; Funtowicz y Ravetz, 2000).
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Citado por Escobar, 1996.
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desarrollo19 incluye (y también se logró mediante) un conjunto de técnicas,
estrategias y prácticas disciplinarias que organizan la generación, validación y
discusión de conocimiento sobre el desarrollo, incluyendo a las disciplinas
académicas, a los métodos de enseñanza e investigación, a los criterios de
autoridad y a otras diversas prácticas profesionales. En otras palabras, los
mecanismos a través de los cuales se crea y mantiene una política de la verdad y
que permite que ciertas formas de conocimiento reciban el estatus de verdad, son
establecidos desde la ciencia a través del modelo de desarrollo (Escobar, 1996).
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Mediante la cual el “Tercer Mundo” es incorporado a la política del conocimiento especializado y
de la verdad de la ciencia occidental.
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la gente y las comunidades a los ciclos específicos de producción económica y
cultural, y es a través de ella que se promueven ciertos comportamientos y en
definitiva, la racionalidad del desarrollo oficial.
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ordenarlos mejor con objeto de hacer frente a los problemas en los
planos nacionales, regional y mundial” (Naciones Unidas, 1993:capítulo
35).
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discurso ecotecnocrático), sino que aspectos epistemológicos y metodológicos de
la ciencia resultan ser retos fundamentales. Por otro lado, resulta necesario
también la deconstrucción y reconstrucción de conceptos que la ciencia (en su
oculto etnocentrismo y subordinación ideológica) ha instituido (o justificado): dotar
a conceptos tales como los de “sostenibilidad” y “desarrollo” de pluralidad20.
20
En el sentido social, cultural, de formas de conocimiento y de la legitimidad de las diversas
opiniones y expectativas de quienes ponen algo en juego. Según la propuesta de la epistemilogía
política es el grán desafio que tenemos por delante.
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Y por tanto las condiciones bio-antropológicas en las que se genera este conocimiento y el
enraizamiento cultural, social, histórico de quien lo ha generado (identidad étnico-cultural
occidental) resultan ser factores determinantes.
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La disyunción aísla a los objetos, no solo unos de otros, sino también de su entorno y del
observador.
23
La reducción unifica lo diverso o múltiple, bien sea como elemental o como cuentificable.
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estos mismos descubrimientos los que actualmente arruinan toda visión
simplificadora24.
Uno de los frentes que ha permitido mayor reflexión y avances hacia el abandono
del principio de simplificación ha sido el enfoque sistémico y la teoría de sistemas.
Tal como indican Funtowicz y de Marchi (1999), En los últimos años la teoría de
sistemas se ha desarrollado y enriquecido a través de un gran número de
enfoques en los cuales las propiedades dinámicas se han incorporado a lo que
originariamente era un concepto bastante estático; entre ellos está el de la
complejidad, que ahora es vista manifestándose en contextos de actividad
científica. Estas nuevas ideas de sistemas, desarrolladas en conjunción con los
conceptos de estructura, crecimiento, contradicción y cambio cualitativo, han
proporcionado poderosas herramientas de análisis y han guiado la práctica en
muchos campos. Los conceptos se han expandido en su aplicación desde campos
originalmente abstractos hacia el estudio de los fenómenos en los mundos
biológicos y sociales, haciendo necesario afrontar los problemas derivados de la
relación entre estos mundos y las realidades externas.
24
Como ejemplo podemos mencionar a las ciencias físicas, que al buscar el elemento simple y la
ley simple del universo han descubierto la inaudita complejidad del tejido microfísico y comienzan a
entrever la fabulosa complejidad del cosmos
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Donde para el científico surge un “Yo” modesto, que descubre que su punto de vista es
necesariamente parcial y relativo.
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Así, de acuerdo a esta teoría de sistemas, y relacionado con la temática que
estamos tratando, es posible diferenciar dos grandes grupos de sistemas. Por una
parte encontramos los sistemas simples26 o meramente complicados27, y por otra
los que se distinguen como aquellos que no pueden ser captados por una
perspectiva única28 y que podemos denominar como sistemas complejos. (Casti,
1986; Atlan, 1991; O`CONNOR, 1994). Dentro de estos últimos encontramos los
sistemas que clásicamente han sido estudiados por la ecología y las ciencias
humanas, para los cuales el programa reduccionista de las ciencias naturales
fisicalistas resulta definitivamente inapropiado. A su vez, Funtowicz y Ravetz
(1994) distinguen, dentro de esta complejidad, entre aquellos sistemas en los
cuales hay una ausencia de autoconciencia y propósitos29, y otros, como los
sistemas sociales, técnicos o mixtos (que incluyen a los humanos), en los cuales
la autoconciencia y los propósitos juegan un papel determinante. Así, mientras en
el primer tipo de complejidad (complejidad ordinaria) el patrón de organización
más común sería la complementariedad de la competencia y de la cooperación
con una diversidad de elementos y subsistemas, el segundo tipo de sistemas (de
complejidad reflexiva) frecuentemente oscila (y alterna estructural y
temporalmente) entre la hegemonía30 y la fragmentación31. De esta forma, pese a
ser deseable en ambos, en la complejidad ordinaria la diversidad acaece
naturalmente, mientras que en la complejidad reflexiva exige una conciencia
especial y un compromiso para que se logre y mantenga.
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Como ejemplo de estos sistemas encontramos los que son estudiados por la física clásica, cuyo
supuesto es que la realidad más simple es aquella que puede ser captada por las herramientas de
la física matemática clásica.
27
La “complicación” se caracterizaría por la no linealidad de sus procesos y por la pérdida de la
complicación teórica completa.
28
Para definirlos se requieren una pluralidad de perspectivas
29
Característico de los sistemas biológicos.
30
Estado del sistema donde las metas de un elemento o subsistema son totalmente dominantes,
al punto de que todos los otros son aniquilados o sobreviven marginalmente.
31
Estado del sistema caracterizado por el conflicto entre múltiples hegemonías dominantes.
20
entre naturaleza-cultura32. Así, puesto que somos seres naturales como sociales,
los aspectos emergentes de nuestros sistemas sociales y técnicos siempre serán
como la punta de un iceberg de los cuales la mayor parte es ordinariamenmte
compleja, permitiendo que algunos aspectos importantes de los sistemas
complejos reflexivos puedan estudiarse y manejarse con éxito como si fueran de
complejidad ordinaria. Del mismo modo, podemos argumentar que en algunos
aspectos ya no hay casos de sistemas complejos ordinariamente puros, ya que
cualquier sistema natural, que sea de interés para nosotros, tiene propiedades que
afectan nuestro bienestar No obstante ello, la percepción de estos rasgos
naturales estaría siempre mediatizada por la cultura. Así, por ejemplo, las formas
en las que describimos los sistemas y relaciones estructuran nuestro diseño de
investigación, y, aun más, toda la trama institucional de nuestras actividades de
investigación (Funtowicz y De Marchi, 1999).
32
Dicotomía ampliamente examinada y desacreditada por la excelente compilación de trabajos
editada por Descola y Pálsson (1996)
33
Para explicar la complejidad reflexiva Funtowicz y De Marchi (1999:66) utilizan una metáfora
matemática de un espacio multidimensional, en donde las dimensiones más bajas incluyen
atributos mecanicistas relevantes (espacio, tiempo, propiedades móviles) y las más altas (atributos
ordinarios/complejos de la estructura y función, y los reinos técnicos, económicos, sociales,
personales y morales) se relacionan con el conocimiento y la conciencia.
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En el caso de que (como ocurre actualmente) se considerar a la ciencia y su forma
de “generación” de conocimiento como esta percepción particular verdadera,
(dado su enraizamiento en la identidad étnico cultural occidental) podríamos no
sólo hablar de un reduccionismo físico o biológico, sino que también de un
reduccionismo social y cultural. De esta forma, la noción de complejidad reflexiva
(aportada por Funtowicz y Ravetz, 1994) nos proporciona un marco teórico
coherente y rico a través del cual la ciencia puede trascender las restricciones
impuestas por las constricciones disciplinarias tradicionales. Esta, y especialmente
las dimensiones superiores de esta complejidad reflexiva, conjuntamente con
enfoques analíticos que enfatizan problemas de incertidumbre y de irreversibilidad,
de conflicto social y de cambio social, evidencian que todas estas dimensiones
son irreductibles en los sistemas y problemas complejos. De esta forma en los
problemas complejos, en los cuales las bases científicas de solución no están
posibilitadas ni poseen la autoridad de dar tales soluciones, los grupos sociales
diferenciados por su ubicación geográfica, estructura socioeconómica, herencia
cultural, identidad colectiva, experiencia de vida, etc., pueden y deben participar,
opinar y decidir en el proceso de búsqueda de soluciones a problemas que les
afectan, respecto de los cuales lógicamente están poniendo algo (y generalmente
mucho) en juego.
34
Ya que en estos se incluyen componentes de tipo físico biológicos, socio-económicos,
socioculturales, expectativas, sistemas de conocimiento, cosmovisiones, intereses políticos,
negociación, etc.
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4. BIBLIOGRAFÍA.
23
Morin, E., 1984. Ciencia con conciencia. Editorial Anthropos. Barcelona (España).
375 págs.
Redclift, M., 1993. La función de la tecnología agraria en el desarrollo sostenible.
En: P. Lowe, T. Marsden y S. Whatmore (Coords): Cambio tecnológico y
medio ambiente rural. Madrid. MAPA. Pp. 143-178.
Ross, E.B., 1998. The Mualtus Factor. Population, poverty and politics in capitalist
development. Zed Books Ltda, Londres, Inglaterra. 257 págs.
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