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LAS CORPORACIONES -COMUNIDAD MORAL

Estás era la posición de las corporaciones de oficio en la jerarquía social del Antiguo Régimen. Las corporaciones de
odio fueron un eje esencial de los estudios históricos en Francia entre los fines del siglo XIX y la segunda guerra
mundial. Según la doctrina jurídica de los siglos XVII Y XVIII, el acto que creaba una corporación de oficio era la
ratificación de los estatus por letress patentes del Rey, esto convertía al oficio en lo que se denominaba así porque a
sus miembros se les exigía un juramento de lealtad al entrar en la maestría. La naturaleza e importancia de ese acto
de ratificación puede ilustrarse con el exámen de un casi concreto. En 1585 los vinateros y taberneros parisiense se
vieron envueltos en una disputa con los vinicultores, que protestaban contra la práctica de vinateros y taberneros de
convertir el vino agrio en vinagre. Según el jurista lebret, el rey establecía metiers Jurés, para perfeccionar las artes
mecánicas y aumentar el bien público '’ Los príncipes tienen reservado en particular el poder de establecerlos como
cuerpo, de darles estatutos a perfeccionarse en su arte y seguir al público fielmente”. El privilegio significaba la facultad
otorgada a una persona en particular o a una comunidad, de hacer algo, o de disfrutar de alguna ventaja con exclusión
de otras. Los privilegios de una comunidad de oficio se expresaban en sus estatutos ratificados por el Rey. Estos
estatutos variaron considerablemente de un oficio a otro, de un siglo a otro y de una ciudad a ora. Este privilegio
exclusivo era el derecho más importante y lucrativo de la comunidad de oficio y era defendido celosamente, incluso
con agresividad. Esta guerra generalizó entre varios oficios fue una de las características más destacadas del grupo
social de las artes mecánicas en los siglos XVII Y XVIII.

Cada metier constituía una comunidad concreta dedicada a la perfección de un arte concreto, en este caso como en
comunidades de artesanos que carecían de vínculos que hubiera entre sí. Las comunidades se veían inevitablemente
envueltas en conflictos con las comunidades vecinas; existía competencia artística. Las gens de metier formaban una
categoría social en el antiguo régimen, como la categoría constante hendida por los celos y sospechas mutuas. Cada
comunidad de oficio era responsable al garantizar la honestidad de sus miembros y a la calidad de mercancías que
producían según el cargo que les correspondiera ya fuera de: jurés, syndies, grades, principals, prieurs, maicurs,
consuls y balles. Se resolvían las disputas, entre maestros o entre maestros y trabajadores representaban al oficio en
sus relaciones con las autoridades locales. Todo el cuerpo de maestros se reunía habitualmente al menos una vez al
año para supervisar el trabajo de los jurés, inspeccionaban el trabajo realizado y los objetos que se ofrecían a la venta,
la obra era defectuosa se multaba al maestro, con palabras de los cuchilleros de Ruán ¨ Todo producto defectuoso se
romperá y se hará pedazos¨. El aprendiz un joven de 13 y 20 años vivía en casa del maestro y había que obedecerle
como padre de familia a lo largo del contrato, solo recibía un salario nominal; este debía de aprender su oficio
completamente. Después servir dos o tres años en el grado intermedio del oficial antes de convertirse en maestro.

Los maestros formaban el núcleo de la comunidad corporativa. Aunque los estatutos se aplicaban a maestros, oficiales
y aprendices por igual, técnicamente la comunidad estaba constituida solamente por los maestros, como se hace
patente en una de las denominaciones habituales de las corporaciones, maitrises. La situación de los oficiales en la
comunidad corporativa era también problemática. En el caso de los aprendices, la subordinación filial era clara y estaba
sancionada por un contrato legal y un juramento solemne. En esas circunstancias es perfectamente comprensible que
los oficiales empezaran a formar organizaciones propias, organizaciones de oficiales se convirtieron en
compagnannages organizaciones secretas elaboradamente estructuradas, de oficiales jóvenes (compagnons). Un
sistema de pensiones en ciudades de todo el reino y complejas regulaciones que garantizaban trabajo, ayuda en
momentos de enfermedad y entierro para los muertos.

El supuesto de que la pertenencia a un oficio era un compromiso vitalicio se señalaba de diversas formas en el lenguaje
corporativo. Primero, estaba implícito en el termino etat, que se empleaba tanto en esa lettre patente concreta como
en el vocabulario social del Antiguo Régimen en general, para designar la profesión de un hombre de oficio. Según el
jurista Loyseau, el etat de alguien era «la dignidad y la cualidad» que era <do más estable y lo más inseparable de un
hombre*". Cuando un artesano entraba en un oficio adquiría, por Canto, un hat particular, una condición social estable
o estado, que compartía con otros que practicaban el mismo oficio y lo distinguía de quienes practicaban otros oficios.
La pertenencia de un artesano a su etat fijaba permanentemente su lugar en el orden social y definía sus derechos,
dignidades y obligaciones, exactamente como, en un nivel superior, la pertenencia de una persona a uno de los tres
etats del reino, el Clerge (clero), la Noblesse (nobleza) y el Tiers bat (Tercer Estado). Se consideraba así que el oficio
de alguien fijaba su posición en la vida.

Las corporaciones de oficio eran unidades reconocidas de una sociedad corporativa, y como tales mostraban un celoso
afecto a los privilegios particulares que les definían como cuerpo, un sistema cuidadosamente definido de rangos
mutuamente interdependientes y jerárquicamente dispuestos, una regulación y vigilancia minuciosas de sus miembros
y una extensa solidaridad que les unía como comunidad moral y espiritual.

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