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Documento de Discusión Interna para militantes de Revolución Democrática

Sobre el Decreto Supremo que fija metas de reciclaje en el marco de la Ley REP
Nicolás Valenzuela Levi, MPhil Estudios del Desarrollo y Candidato a Doctor en Economía del Suelo, University of Cambridge

Contacto: nv284@cam.ac.uk (escrito el 12 de abril de 2018 a sugerencia de Pedro Pablo Glatz)

RESUMEN DE IDEAS PRINCIPALES:

1) El Decreto Supremo de las metas de reciclaje tiene una importancia industrial similar a lo que fue
la licitación eléctrica. Debiéramos tomarle el peso. Va a producir cambios radicales solo si es una
meta ambiciosa.

2) Adicionalmente, hay que prestar atención a la justicia distributiva de la meta. Si ésta es


conservadora (40% de plásticos, por ejemplo), el aumento de costo de productos que pagan todos
los consumidores, va a terminar financiando iniciativas de reciclaje para el ABC1 y C2 solamente.

CONTENIDO:

¿Nueva industria de gestión ambiental o apartheid de la basura? Todo depende del


decreto que definirá las metas de reciclaje
Por primera vez en su historia, Chile está a punto de definir metas de reciclaje. La definición de
esta meta tendrá efectos radicales. Una meta ambiciosa, cercana a que reciclemos el 100% del
material susceptible de pasar por procesos de recuperación, reutilización y valorización,
fomentaría que como sociedad cambiemos nuestra relación con los residuos. Una meta
conservadora, en cambio, implicaría que el mercado se concentre en proveer soluciones para
los sectores acomodados – los grupos socioeconómico ABC1 y C2. Dada la segregación que
caracteriza las ciudades, significaría una nueva brecha radical entre ricos y pobres, en algo tan
básico como el manejo de residuos. Commented [SR1]: Creo que es importante decir que
este artículo no aborda un problema no resuelto respecto a
La importancia del Decreto Supremo que definirá la meta la deficiente calidad de la limpieza, el aseo urbano y la
recolección de residuos no reciclables en la mayor parte de
Se trata de la Ley Marco para la Gestión de Residuos, Responsabilidad Extendida del Productor las comunas de Chile. Si bien esto no se ha medido en
y Fomento al Reciclaje (conocida como Ley REP). Esta ley, que fue aprobada promulgada en estudios formales, existen diversos medios y organizaciones
que dan cuenta de esto. Y que esto, al igual que el reciclaje,
mayo de 2016 sienta las bases para un nuevo paradigma de gestión de residuos, sobre la base no es más que un reflejo de la desigualdad multidimensional
de que el productor debe pagar por el tratamiento de los residuos que produce. Una vez existente en nuestro país.
aprobada promulgada la ley, se inició un largo proceso de proposición, consulta y afinamiento
de sus reglamentos por parte del Ministerio de Medio Ambiente, el cual debe transformarse en
un Decreto Supremo que incluya las metas por tipo de residuo. Estas metas todavía no están
definidas, pero durante 2018 ocurrirá gran parte de la deliberación para definirlas. La última
palabra la tendrá el ejecutivo. Si bien en Chile existen actualmente altas tasas de reciclaje
efectivo de vidrios y cartones (se estima que sobre 80%), el tratamiento de otros materiales,
como los plásticos, está en pañales, apenas en torno al 10%.

Las metas por tipo de residuo se han definido de manera similar en otros países, siendo aquellos
los de la Unión Europea los que llevan la ventaja con políticas y metas desde los años 70. En
Europa, sin embargo también existen metas para el reciclaje a nivel municipal, aspirando hoy en
día a lograr en 2030 que el 70% de la totalidad de los residuos sólidos domiciliarios sea reciclado.
En el caso chileno, las metas sólo corresponden a la industria manufacturera, que tendrá que
poder trazar sus residuos y trabajar de la mano de gestores que se hagan cargo de su
recuperación.
El problema central es el siguiente. La evidencia comparada muestra que para que una gestión
sustentable de residuos tenga éxito, se requiere tanto de la innovación en monopolios naturales
involucrados en la gestión de residuos, como la participación activa de la población, lograda Commented [SR2]: Creo importante explicar esto con
fundamentalmente a través de educación e incentivos. Un problema, entonces, es cómo lograr una nota al pie.
que se innove. El otro es cómo generar un cambio cultural que implique el ejercicio de nuevos
deberes y derechos, acompañados por la prestación de servicios de nueva generación.

Respecto a la innovación, ésta tendrá que ocurrir fuertemente en el ámbito de lo que la nueva
ley denomina “gestores”. En Chile, la gestión de residuos actualmente está dividida en dos
ámbitos. Por un lado, está el mundo de los residuos industriales, donde se ha avanzado ya en
algunos niveles de valorización. Éste es un mundo que la gente ve poco, que ocurre
fundamentalmente en los patios traseros y estacionamientos de industrias y supermercados.

Por otro lado, está el aseo de calles y la recolección y disposición de residuos sólidos
domiciliarios, a cargo de las Municipalidades. Éste es el ámbito donde nos enfrentamos en
nuestro día a día a la basura que producimos, incluyendo aspectos como la limpieza de los
espacios públicos y las viviendas, abarcando ámbitos fundamentales de las condiciones
sanitarias de la población e incluso del orden público (en materia de delincuencia, por ejemplo,
la conocida teoría de los vidrios rotos). En este ámbito, los municipios tienden a depender de un
mercado privado altamente concentrado de empresas recolectoras y vertederos – con
puntuales excepciones donde los servicios todavía son prestados internamente por los
municipios. Commented [SR3]: Importante gap en la materia
mirándolo para el desarrollo de política transparentar más
El panorama es desolador en materia de innovación. Sin políticas probadas en otras latitudes, el sector. Saber cuántos son con recolección municipal,
como el impuesto por tonelada de basura que va al vertedero, o la obligatoriedad de contar con cuántos mixta, cuántos exclusivamente privada. Y los gastos
asociados a estos sistemas.
reciclaje municipal, la recolección diferenciada es más bien un asunto de marketing. El municipio
con mayor tasa de recolección diferenciada, Vitacura, apenas supera el 10%, lo que es poco más
de un cuarto del promedio de la OCDE. La realidad es que las iniciativas de reciclaje tienden a
ser más bien simbólicas, y concentrarse en los municipios de altos ingresos de Santiago. Existen
incluso tristes casos como La Florida, donde existió recolección diferenciada pero fue eliminada
en la última licitación de la basura. La excepción a la regla es La Pintana, cuyo emblemático éxito
de reciclaje orgánico vegetal no ha podido ser replicado en otras comunas. Esto, dada las
dificultades político-normativas que enfrenta el desarrollo de plantas de reciclaje de residuos
orgánicos en contextos urbanos/ periurbanos.

La falta de innovación en la industria repercute directamente en las posibilidades de generar


educación ambiental efectiva. Por ejemplo, poco sirve educar en materia de reciclaje, si en 21
de las 37 comunas del Gran Santiago (donde se concentran las comunas con iniciativas de
reciclaje) simplemente no existe servicio de reciclaje municipal. La educación ambiental, en
materia de residuos, se vuelve algo abstracto, que incluso arriesga terminar por fomentar una
“desesperanza aprendida”. En Chile, diciéndole a los niños que reciclen cuando no existe
reciclaje, estamos educando en una hipocresía ambiental, parecido a tantos otros ámbitos en lo
que se dice dista mucho de lo que se hace.

Metas de reciclaje: una oportunidad similar a la licitación eléctrica

En este contexto, la Ley REP introducirá una nueva dinámica, puesto que los productores
tendrán que asegurar que ocurra la recuperación establecida por la meta. Esto implica trazar
sus desechos, y financiar a los gestores que se hagan cargo de ellos. El costo será incorporado
en los precios de los productos, los cuales pagaremos todos. La Ley dejó abierta la posibilidad
de que estos gestores fueran nuevas empresas, los gestores existentes en materia de residuos
(desde los dueños de rellenos sanitarios hasta los recolectores de base), y los municipios. La
meta, sin embargo, terminará por definir estrategias diametralmente diferentes.
Si, por ejemplo, se debe recuperar el 40% de los plásticos, es posible que una meta nacional de
éste tipo sea fácilmente cubierta apuntando los esfuerzos del mercado al 100% de reciclaje de
el sector oriente de Santiago y un par de comunas de regiones, aunque el costo por el aumento
de precios de los productos la paguemos todos. Los sectores de mayores ingresos consumen
más y sus productos tienden a estar sobre-empaquetados, especialmente utilizando plástico.
Estos sectores, como ya se dijo, se concentran en determinados lugares, como Vitacura, Las
Condes, Lo Barnechea y Providencia. La Ley REP podría terminar siendo una política regresiva
(más radical que el IVA, por ejemplo), en la que todos los consumidores paguemos por la gestión
de residuos de los sectores acomodados.

La meta conservadora podría ser resuelta simplemente a través de iniciativas privadas en


estacionamientos de supermercados, farmacias privadas y strip-centers. El retail jugaría un
papel fundamental para la localización de estos servicios, como ya lo está haciendo con
iniciativas de puntos limpios, y los gestores probablemente provendrían de la ampliación de los
actores que actualmente participan de la gestión de residuos industriales. Todo lo anterior, sin
concentrarse en el argumento de justicia que implica que si el 100% de los consumidores
financiaremos financiáremos la Ley REP, el 100% del territorio debiera estar incluido.

Hoy, nuestra mediocridad hace que el relleno sanitario sea democrático porque la basura de
todos termina donde mismo. Un escenario como el descrito implicaría que en Vitacura y Las
Condes reciclen como en Holanda (hoy, aunque concentran los recursos, no les da ni para
hacerlo como en Portugal), y que en el resto se mantenga la gestión de residuos tercermundista.
El efecto catastrófico de esta situación, a la cual parecemos acercarnos, es que instalaría una
barrera estructural para avanzar más allá en materia de reciclaje. En materia de cambio cultural,
perderíamos una generación completa de niños y jóvenes, formados por la educación pública y
subvencionada, que simplemente no verían servicios de reciclaje en sus casas, precisamente
durante la etapa en la que podrían ser los protagonistas de una nueva conciencia ambiental.

En contraste, una meta cercana al 100% de plásticos haría que cubrir al ABC1 y C2 no fuera
suficiente. Por lo tanto, las estrategias de la industria tendrían que abarcar territorios más
amplios y aguas arriba en los sistemas productivos utilizando herramientas como el ecodiseño
y sistemas más circulares, de reuso de envases (como el caso de los supermercados “basura cero”
que venden a granel, evitando la generación de residuos). Una meta ambiciosa generaría
economías de escala en el mundo de la gestión municipal, incentivando la inversión para innovar
entre quienes prestan servicio a las comunas. Adicionalmente, el modelo de negocio del
vertedero, con sus polémicas zonas de sacrificio ambiental, sólo se verá amenazado si es que las
metas son ambiciosas. Por ejemplo, si llegáramos a la meta europea de que un 70% de los
residuos se reciclaranreciclarán, un lugar como la Región Metropolitana pasaría de necesitar
tres a solo un relleno sanitario, el cual tendría una vida útil más prolongada.

Todo el mundo habla de la estrategia del gobierno pasado en materia de generación eléctrica.
El nombre conceptual para lo que se hizo es el de “Política Industrial”. La intervención del Estado,
a través de definir un valor que se persigue, y asegurar reglas del juego a los privados para
avanzar a una meta definida desde la planificación y el bien común, permite un salto cualitativo
de un mercado completo. Si en el caso eléctrico fue una licitación, hoy en materia de residuos
se trata del Decreto Supremo que definirá la metas de reciclaje. ¿Chile será mediocre o
ambicioso?

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