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BULLYING Y

CIBERBULLYING
INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA SOCIAL

Susana Ortega Reina, María Ropero Lozano, Henar Davoise Sánchez,


Candela Herrmann Persia
SOCIOLOGÍA, RELACIONES INTERNACIONALES Y EXPERTO EN DESARROLLO |

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1. DEFINICIÓN
1.1. BULLYING
Cada vez son más los niños que presentan diversos cuadros psicológicos que tienen como
trasfondo un maltrato en el colegio. Se define la conducta bullying como la violencia mantenida,
física o mental, guiada por un individuo en edad escolar o por un grupo y dirigida contra otro
individuo también en edad escolar que no es capaz de defenderse a sí mismo en esta situación, y
que se desarrolla en el ámbito escolar. El bullying implica una repetición continuada de las burlas
o las agredidas y puede provocar la exclusión social de la víctima.

En este tipo de conductas están implicados: el agresor, el agredido, el grupo de los propios
escolares, la propia institución (profesores, equipos psicopedagógicos y equipos directivos) y las
familias (la del agresor, la del agredido y las asociaciones de padres).

El bullying es un tipo de trastorno que se puede incluir en alguna de las tipologías descritas por
Terr para el trastorno de estrés postraumático en la infancia. Estudios longitudinales relacionan
la asociación entre haber padecido bullying en la etapa escolar y la posibilidad de estar incluidos
en fenómenos de mobbing (intimidación a un individuo por parte de un grupo en el ámbito
laboral).

El bullying puede ser de tipo psicológico, verbal, social o físico. El psicológico es aquel donde
atacan la autoestima de las personas e intentan producir sensación de temor en ella. El verbal
está caracterizado por todo tipo de insultos, apodos, sobrenombres, burla, desprecios, atacar los
defectos físicos, entre otros, de manera pública. El social busca apartar o exiliar al individuo del
resto de los compañeros o grupo. Y, finalmente, el bullying físico, que es el más común, este
agrede de manera física a la persona por medio de patadas, golpes, empujones, etc.

Es sorprendente la existencia de un pacto de silencio, que tiene lugar cuando eres testigo de una
situación de bullying y no dices nada, por miedo, para no recibir el mismo castigo, entre los
compañeros. La actitud de las instituciones escolares es percibida más tolerante con los
agresores que con los sujetos que son víctima del bullying.

Los medios de comunicación tienen un rol importantísimo, más aún si tenemos en cuenta que
sus contenidos suelen ser una de las principales fuentes de violencia en nuestra vida cotidiana.
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Incluso, algunos programas se dedican a realizar bullying mediático contra jóvenes personajes,
exponiendo de manera exagerada sus problemas sentimentales o migratorios, en el cual
involucran a todos sus televidentes en una especie de “apanado” social.

1.2. CIBERBULLYING
El ciberbullying es un fenómeno que preocupa por la diversidad de sus efectos en los diferentes
contextos y planos en los que se gesta y nutre el desarrollo personal y social: interpersonal,
intrapersonal, intragrupal y contextual (Avilés, J.M., 2013); y, por supuesto, por las dudas que
puede generar su abordaje y tratamiento. Entendemos por ciberbullying el acoso de una
persona a otra por medio de tecnologías interactivas. Es un tipo concreto de acoso en la red
aplicado en un contexto en el que únicamente está implicados menores.

El término ciberbullying puede definirse como una conducta “de acoso entre iguales en el
entorno TIC, e incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos de niños a otros niños”.
Hablamos, pues, del uso y difusión de información lesiva o difamatoria en formato electrónico a
través de los medios de relación como el correo electrónico, la mensajería instantánea, las redes
sociales, la mensajería de texto a través de dispositivos móviles o la publicación de vídeos o
fotografías en plataformas electrónicas de difusión de contenidos.

Las formas más comunes de ciberbullying son las amenazas, el envío de malware, las
humillaciones frente a otros en la red, el spam, la distribución de fotos trucadas, la creación de
Websites difamatorias para acosar a una persona, la suplantación de identidad…

El ciberbullying, en suma, supone acosar en el contexto digital. O aprovecharse de él para


hacerlo diferente, expansivo, muy frecuente, más virulento incluso. Pero no todo
comportamiento irregular y poco deseable (usando TIC) que tenga que ver con las complejas
relaciones entre iguales debe ser considerado como ciberbullying sin más. Este escenario de
acoso en la red desarrolla una vida propia, un escenario de manifestaciones peculiares y
exclusivas cuyas claves están descifrándose día a día: características singulares de los
acosadores, recorrido, impacto, difusión y duración de la acción, repercusiones en las víctimas…
Las consecuencias pueden perpetuarse en el tiempo de forma profunda. Por eso, entre otras
consideraciones, es imprescindible actuar cuanto antes, detener la situación que pueda está
produciéndose, evitar el punto más cercano a las terminaciones nerviosas del sufrimiento.

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1.2.1. TIPOS DE CIBERBULLYING
Dentro de la figura de acoso cibernético entre menores se pueden dar diferentes conductas que
son conocidas la mayoría de las veces por sus denominaciones en inglés:
 Harassment → Consiste en denigrar, amenazar e insultar a una persona de forma
constante a través de mensajes en redes sociales, mensajes de email, de WhatsApp o
aplicaciones semejantes. Esta conducta incluye el poner apodos, mandar fotos o vídeos
humillantes o crear rumores sobre una persona, todo ello con la intención de que otras
personas se sumen a la humillación pública que se está haciendo del afectado y difundan
el contenido.
 Porno por venganza→ El “sexting” (enviar fotos o vídeos de uno mismo y de contenido
sexual) se ha convertido en una conducta habitual entre adolescentes y adultos. De él se
deriva el conocido como porno por venganza, que consiste en subir esos vídeos o fotos a
Internet o distribuirlos a través de otros medios online con el objetivo de vengarse de
una persona.
 Stalking→ Esta conducta consiste en hacer un seguimiento online constante de una
persona para hacerle saber que hay un interés romántico o sexual en la misma o bien
controlar todos sus movimientos online una vez que se ha iniciado una relación.

El ciberbullying comparte algunos de sus rasgos con el denominado bullying tradicional, el que
se desarrolla en los espacios físicos. Sin embargo, las características del espacio virtual en que
aquel se desarrolla hacen que puedan concretarse características singulares y deferenciales con
respecto a éste:
a) La ausencia del contacto directo y a la cara;
b) La presencia y el mantenimiento del mensaje o acción agresiva durante mucho más
tiempo;
c) La existencia de una audiencia no deseada y de difícil control y acceso.

2. CARACTERÍSTICAS DEL BULLYING


 Suele incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, agresiones físicas,
aislamiento sistemático, etc.).
 Tiende a originar problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo.
 Suele estar provocado por un alumno, apoyado por un grupo, contra una víctima que se
encuentra indefensa.
 Se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los
agresores y a las víctimas sin intervenir directamente.

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 La víctima desarrolla miedo y rechazo al contexto en el que sufre la violencia; pérdida de
confianza en sí mismo y en los demás y disminución del rendimiento escolar.
 Disminuye la capacidad de comprensión moral y de empatía del agresor, mientras que se
produce un refuerza de un estilo violento de interacción.
 En las personas que observan la violencia sin hacer nada para evitarla, se produce falta
de sensibilidad, apatía e insolidaridad.
 Se reduce la calidad de vida del entorno en el que se produce: dificultad para lograr
objetivos y aumento de los problemas y tensiones.

3. FASES DEL BULLYING


Las fases no son siempre tan claras, no todos los niños pasan por las mismas, ya que cada
proceso es diferente y único. Pero conocerlas a rasgos generales nos puede ayudar a evaluar y
valorar en qué parte del proceso se encuentra la víctima, cuál ha sido su situación pasada y
actual y como se podrá prevenir para que no evolucione a etapas posteriores.

1ª fase: Abarcaría desde los ¨motes inocentes¨ al estigma social. Es un primer momento en el
que todo aparenta ser un juego hasta para la propia víctima. esto no quiere decir que cada vez
que cada uno le dé un “mote” a otro se esté dando acoso escolar, sino que es importante estar
atento a lo que sigue a dichos apodos. lo que parece un mero entretenimiento sin más, se
empieza a convertir en un maltrato sutil, en el que las expectativas de la víctima se centran en
no ser el blanco de otro ataque.

2ª fase: de confusión, acoso y derribo. Ahora el acosador ha seleccionado a su víctima y tiene la


intención de hacerle daño con continuos insultos, bromas, amenazas… En esta fase se podrá ver
de qué tipo de bullying se trata, aunque a veces se pueden dar varios simultáneamente. Las
humillaciones son públicas, delante de los compañeros con el fin de hacer más daño o conseguir
aliados. La víctima no entiende por qué le pasa esto, hasta el punto de que empieza a pensar
que se lo merece y comienza a sentirse solo e impotente, pero aún es capaz de convivir con el
acosador.
3ª fase: la aparición de daños psicológicos graves, acompañados de sintomatología física. Está
muy relacionada con la fase anterior. Se dan cambios físicos (llanto frecuente, pérdida de peso,
alteraciones en el sueño…), psicológicos (sentimiento de culpabilidad, miedo a ir al centro
escolar, cambios bruscos de humor, disminución del autoconcepto y la autoestima…), sociales

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(aislamiento, ausencia de personas de confianza, resistencia a salir de casa) y modificación de
hábitos (desinterés por actividades extraescolares, disminución del rendimiento académico…)

4ª fase: desenlace final del proceso. una vez el acosado explota porque ya no puede soportar
más la situación de presión que está viviendo puede que actúe de diversas formas:
 ataque hacia su víctima, se enfrenta a él sin importarle las consecuencias
 violencia autoinflingida, hacerse daño a sí mismo en lugar de al agresor, llegando en
algunas ocasiones hasta el suicidio.

4. EL BULLYING COMO PROBLEMA SOCIAL


Durante un período bastante largo, la investigación y el trabajo contra el bullying eran
prácticamente desconocidos fuera de los países nórdicos fue un doctor en medicina sueco,
Peter-Paul Heinemann (1972/1973) el primero en describir la conducta agresiva a partir de sus
propias observaciones en patios de recreo. Poco después el psicólogo y profesor sueco Dan
Olweus publicó un estudio sobre el bullying entre los pre adolescentes suecos (1973/1978). un
tercer sueco el psicólogo Anatol Pikas profundizó en el tema con el primer libro escrito sobre la
forma de detener el bullying (1975/1976).

El Consejo de Europa acogió en 1987 el primer congreso internacional sobre el bullying. Este
evento fue muy importante para difundir el interés y desarrollar la competencia en Europa
Occidental. Pocos investigadores presentes estaban en aquella época especialmente
familiarizados con el tema, pero su competencia teórica sobre las diversas formas de conducta
antisocial era crucial para iniciar la investigación y el trabajo práctico en este campo. Podemos
considerar que aproximadamente desde los años noventa, la investigación y la preocupación
pública sobre el problema ha pasado a estar en un plano internacional y este interés no deja de
extenderse.

Se creó el programa Zero desde el Centre for Behavioural Research de la Universidad de


Starvanger, Noruega. el fundamento teórico es que el bullying en su mayor parte es agresión
proactiva estimulada por recompensas de carácter social, como tener poder sobre la víctima,
mayor unión con los copartícipes de la agresión y por el status que se alcanza entre el grupo de
compañeros. el programa se propone reducir dichas recompensas e incrementar la gratificación
social derivada de una conducta positiva.

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Actualmente existen una serie de ideas falsas, o lo que conocemos como mitos (creencias que
se consideran verdaderas a pesar de no serlo) sobre el bullying, las más significativas son:

 “El bullying es un simple juego entre compañeros, no hay que exagerar”.


Resta importancia a lo que está sucediendo a la vez que justifica la violencia entre iguales. Jamás
debería tomarse a la ligera, ya que lo que para un adulto parece un juego para la víctima puede
ser el camino al abismo.

 “El bullying ha existido siempre, pero es algo imposible de cambiar”.


El que su presencia sea remota no quiere decir que no se pueda cambiar, implica una actitud
pasiva a la hora de detectar, prevenir o intervenir.

 “Las situaciones de violencia escolar ayudan al niño a madurar y forman parte de su


crecimiento y desarrollo personal”.
El hecho de superar dificultades puede convertir a la persona en resiliente, pero dado que la
violencia es extrema deja a la víctima secuelas psicológicas.

 “El agresor tan solo es un niño y no se le debe responsabilizar de sus actos”.


Saben perfectamente lo que hacen cómo, dónde y contra quién, pero, aunque igual no se den
cuenta del daño que están causando a la otra persona, se les debe hacer responsables de sus
hechos.

 “Si mi hijo fuese maltratado me lo diría”.


Nadie puede estar seguro de que los padres son conocedores de todo lo que les pasa a sus hijos,
por mucho que exista un clima de confianza, el miedo a las consecuencias de decirlo.

5. ANÁLISIS PSICOSOCIALES
Los actores que intervienen en el fenómeno del acoso escolar o bullying son:

1. Acosador
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 Perfil psicológico: en lo referente al sexo hay una mayor proporción de varones que
ejercen el papel de agresores. Mientras que los varones tienden a utilizar la agresión
física, las chicas recurren a un acoso más psicológico como la marginación, bulos…

Suelen ser personas inseguras y provocadores, que no han madurado la capacidad de sentir
comprensión ante el sufrimiento ajeno. Suelen ser impulsivos, algunos autores hablan incluso de
que la hiperactividad sea una cualidad que se asocie a este papel. Uno de los rasgos más
importantes es su falta de empatía y de culpa, tienen dificultad para controlar su rabia, de
hecho, se ponen a la defensiva porque uno de sus déficits es la falta de confianza en los demás.
Consideran que pueden valerse por sí mismos y no necesitan ayuda de nadie. En cuanto a la
autoestima, hay diversas opiniones, pero se cree que suele ser baja y conforme va ejerciendo
control está va subiendo, aunque también se puede dar el caso de que sea alta, se crea ¨más
fuerte¨, y por eso ejerza ese control.

 Perfil social: hay dificultad a la hora de negociar o llegar a acuerdos con ellos debido a su
papel dominante y consideran que los demás tienen que acatar sus reglas.
 Perfil físico: por norma general son más corpulentos y tienen mejor forma física que sus
víctimas. Tienen a atentar contra personas que tienen un aspecto inferior para que estos
se perciban como débiles.
 Perfil familiar: Detrás de los agresores normalmente hay familias excesivamente
permisivas, madres y padres que no han puesto límites, que no han enseñado a sus hijos
a respetar las normas y que tiene un escaso control y supervisión sobre ellos. Además,
esta disciplina promueve que no cumplan las tareas que les son asignadas. Otra de las
razones que condiciona este tipo de personalidad agresiva es el ¨aprendizaje vicario¨. Es
decir, aprendemos de los mayores, si visualizan que hay cosas que se consiguen
mediante la violencia. Otra de las causas es la falta de atención, el sentirse insignificante
puede provocar que realiza conductas agresivas para obtener reconocimiento. Por
último, las series, videojuegos… incrementan la hostilidad y venganza.

Tipos:
 Directo: persona que agrede de forma personal a la víctima y busca refuerzos para que se
unan a estas agresiones.

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 Indirecto: ejerce un maltrato sutil por medio de continuas manipulaciones de sus
seguidores. Planea para que los demás lo lleven a cabo.

2. Acosado
 Perfil psicológico: por lo general, los varones son más proclives a ser acosados ya que
están más implicados en conductas violentas. Las víctimas suelen ser personas pacíficas,
tímidas, introvertidas, y vulnerables. Con frecuencia muestran aspectos físicos, actitudes
diferentes a los de la mayoría. Por lo tanto, esto hace que se conviertan en personas
inseguras de autoestima baja. Se suele manifestar una falta de sinceridad, un intento de
ocultar información,
 Perfil social: suelen formar parte de grupos pequeños e incluso van en pareja lo que
genera que la víctima se vuelva dependiente de la otra cediendo ante cualquier cosa para
no perderla.
 Perfil físico: es frecuente la existencia de rasgos distintivos que se convierten en objeto
de burla para el acosador. En cuanto a la fuerza, son aparentemente inferiores por una
constitución débil.
Tipos:
 Víctima activa: personas que ante las provocaciones actúan de forma defensiva o
desafiante. Presentan irascibilidad e irritabilidad que influyen de manera negativa en su
atención y concentración en el colegio. El afectado tiende a ponerse nervioso y tener
reacciones violentas que enmascaran la situación de acoso, pareciendo una simple pelea
entre compañeros. Sus actuaciones ayudan al acosador a justificar que no es solo él.
 Víctima pasiva: su reacción ante las continuas acciones hostiles por parte del acosador es
sumisa, no se defiende, sino que sufre en silencio. Trata de ocultar información con el fin
de que no se descubra lo que ha pasado, por el miedo a las consecuencias, que castiguen
al ¨matón¨. Esto hace que la víctima tienda al aislamiento, que su confianza en los demás
disminuya, por lo que su integración escolar es baja.

3. Espectadores
Estos cambian de forma determinante la. Manera en la que se desarrollan las acciones violentas.

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 Seguidores del agresor o cómplices: ayudan al agresor de forma directa. Generalmente
pertenecen al mismo grupo.
 Reforzadores pasivos: presencian las acciones violentas y son conscientes del daño
causado a la víctima, pero no hacen nada para evitar la situación. Es habitual que
refuercen las conductas con risas, halagos, ánimo…
 Observadores: solo observan, pero al no hacer nada por evitarlo, la refuerzan. Son
aquellos que contemplan las intimidaciones y los maltratos repetidos a algún compañero
sin hacer nada, aunque piensen que deberían hacer algo a favor del que sufre optan por
mantenerse al margen sintiéndose ajenos al problema.
 Defensores de la víctima: apoyan y defienden al perjudicado. Bien se interponen entre la
víctima y el agresor con el objetivo de que las conductas violentas se paralicen, o bien
acuden a cualquier ayuda externa de un adulto.

La conducta intimidatoria sirve para conseguir ciertos objetivos y además da un status frente al
grupo, lleva a que se desensibilice ante las consecuencias del maltrato y en otros alumnos
pueden causar un efecto de hipersensibilización. Ser testigo de violencia en el colegio no predice
ningún tipo de conducta agresiva. El silencio de los espectadores es aprovechado por los
acosadores que actúan con la seguridad de que no habrá resistencia por parte de los testigos de
las agresiones.

Es muy importante conocer cuáles son los factores que influyen en los actores principales
(agresor y agredido), ya que si se sabe lo que condiciona la aparición del acoso escolar se podrá
llevar a cabo una labor de prevención y entender lo que ha contribuido a que se desencadene
una situación violenta. Podemos distinguir dos tipos de factores:
 De riesgo
Son aquellos que promueven o facilitan que una persona tenga una mayor probabilidad de
desarrollar conductas agresivas o de ser el punto de mira del acosador.
Según un estudio para el rol de la víctima los factores de riesgo más elevados eran, por ejemplo:
los casos en los que los padres opinan que es normal que ocurran estas circunstancias o en los
que se relaciona con tener un defecto físico. En el caso del rol del agresor sobresalen los
relacionados con pandillas. A nivel general, los factores que más relevancia tienen son: el
pandillerismo, los programas de televisión violentos, demostrar que se es el más fuerte dentro
de la escuela y considerar que se tiene un defecto físico.

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 De protección
Son los determinantes que disminuyen el impacto de los factores de riesgo.es importante
identificarlos y contribuir a su desarrollo.
 Acosador
El ser humano es modelado por las influencias ambientales que le rodean, así que se debe
enseñar a desarrollar habilidades interpersonales como la empatía, con el fin de lograr que se
resuelvan los problemas por medio de la comunicación y el entendimiento. Los modelos de
referencia que tienen como base valores como el respeto a los demás y la solidaridad, también
pueden tener buena influencia.
En el ámbito familiar, un entorno estable y saludable ejercerá más confianza y comprensión. Por
lo tanto, un buen ejemplo educativo por parte de los padres ayudará. En el ámbito escolar,
aumentar la vigilancia, la enseñanza de comportamientos prosociales y de habilidades
interpersonales son determinantes para frenar la aparición de riesgos. Un factor de protección
importante consiste en pertenecer a un grupo de amigos donde se divierten haciendo
actividades como ir a patinar o montar en bici…
acosado
 Acosado
Una característica preventiva es la ¨autoeficacia autorregulatoria¨. Esta consiste en valorar y
gestionar las situaciones siendo capaz de anticipar los riesgos y las consecuencias. Es decir, es la
capacidad de aquel que no se deja influir porque es capaz de autocontrolarse.
En el ámbito familiar, las pautas educativas flexibles, pero con límites son la base de una buena
educación para que tome sus propias decisiones y pueda confiar en sus padres ante la existencia
de algún problema. En el ámbito escolar sería muy similar al del acosador, pero se añadiría una
actitud de confianza y ayuda por parte del profesorado. En este caso también es importante que
pertenezcan a un grupo de amigos con los que compartan tiempo, ya que evita que se sientan
fuera de lugar.

6. ACTUACIONES QUE HACEN QUE NO APAREZCA


Las perspectivas de futuro discurren o deben centrarse, en un primer estadio, por la prevención
con respuestas eficaces desde el ámbito educativo. Debe seguirse en los colegios las directrices

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de la primera Conferencia de la Comisión Europea sobre Seguridad en la Escuela. Se necesita
una cierta implicación de padres, colegios y sociedad en general, es decir, una intervención
simultánea, como única vía posible de prevención del acoso escolar. Algunas medidas que se
podrían tomar serían: fomentar el papel del tutor, talleres de preparación para padres,
programas de formación y asesoramiento…

Díaz Agudo propone desarrollar la prevención integrando característica de los programas


específicos contra el acoso desde una perspectiva más amplia, que permita superar las
contradicciones más habituales y rechazar todo tipo de violencia.
La prevención se puede realizar en distintos niveles:

 Prevención primaria: la educación en valores, la información, la sensibilización y


consiguiente toma de conciencia del problema del acoso escolar e intimidación entre
iguales son las bases para garantizar la prevención de estas conductas. Se reclama una
escuela con un papel prioritario en la formación de un conjunto amplio de valores que
como revela un reciente estudio, son de especial relevancia. Los propios directivos
declaran según su experiencia, la necesidad y el compromiso de las instituciones
escolares en tornos a la educación de valores como forma de enfocar los problemas
derivados de la convivencia. En esta fase, la responsabilidad recae sobre los padres, que
deben abogar por una educación antiviolencia, democrática y no autoritaria. Los colegios
por su parte son garantes de mejorar la convivencia en sus centros, prevenir la
conflictividad, evitar la aparición de conductas violentas… que pudieran desembocar en
acoso. Para mejorar la convivencia educativa y prevenir la violencia, es preciso tomar
conciencia de que existe como mínimo un conflicto y a partir de ahí, dar la importancia
necesaria para gestionar sin minimizar ni desprecias los indicadores que orienten en esa
dirección. Algunos programas que ya funcionan con éxito en la prevención y el
tratamiento del acoso escolar son KiVa, Proyecto Sevilla Anti Violencia…
La información que debe suministrarse a los alumnos sobre las implicaciones legales que
pueden tener las conductas de acoso y ciberacoso. También se sitúa en el foco de la
prevención, los medios de comunicación, especialmente la televisión e internet, den
establecer controles a modo de autorregulación para fijar limitaciones en cuanto a
determinados contenidos.

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 Prevención secundaria: pasan muchos meses hasta que la situación de indefensión que
genera el acoso produce en la víctima una severa interferencia en su rendimiento escolar,
en su comportamiento y autoestima. Las conductas del bullying pueden llegar a ser muy
sutiles y muy difíciles de descubrir y muy fáciles de reforzar. En esta fase entrarían en
junto las medidas concretas a adoptar una vez detectada, en sus inicios, la situación de
acoso. Un amplio abanico de actuaciones y medidas instaladas desde el propio ámbito
educativo que en muchos casos sin lugar a dudas resultan suficientes para poner fin al
problema. Actuar tempranamente, hará que las consecuencias sean mínimas y que se
puede erradicar cuanto antes posibles sin llegar a males mayores. El primer nivel de
lucha contra el acoso se sitúa en los centros educativos. Algunos indicadores, podrían ser
el bajo rendimiento, mal humor, tristeza, pesadillas, dolores de cabeza, pérdida de
objetos, no querer salir, no querer ir al colegio… Es más útil la colaboración efectiva con
los padres, alumnos, profesores, dirección del centro…
 Prevención terciaria: serían las medidas de ayuda a los protagonistas directos de los
casos de acoso escolar, trata de minimizar el impacto en situaciones de acoso escolar ya
consolidadas. Se utilizan medidas terapéuticas, de soporte y protección a las víctimas y
control a los agresores. Ya ha podido haber denuncia por el propio colegio y
evidentemente por los padres del menor. Cuando los hechos que lleguen a conocimiento
del fiscal tengan indiciariamente como autores a menores de 14, procederá a remitir
testimonio de lo actuado a la dirección del centro en cuyo ámbito se están produciendo
los acosos, para dentro de sus atribuciones tome las medidas procedentes para la
protección.

7. INTERVENCIÓN
En el caso de los Centros Educativos, la intervención ante un fenómeno de acoso escolar se
debería realizar de la siguiente manera:

1. Identificación y comunicación de la situación: cualquier miembro de la comunidad


educativa que tenga conciencia o sospechas de una situación de acoso sobre algún
alumno o alumna, tiene la obligación de comunicarlo a un profesor o profesora, al tutor o
tutora o a la persona responsable del centro, en cualquier caso, el cuerpo directivo
siempre tiene que estar informado

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2. Actuaciones inmediatas: se reunirá el equipo directivo con el tutor o tutora de los
alumnos afectados y la persona o personas responsables de la orientación en el centro
para recopilar la información y analizarla. La realización de esta reunión deberá
registrarse por escrito, especificando la información recogida y las actuaciones
acordadas.
3. Medidas de urgencia: se tomarían en caso de urgencia para proteger a la víctima
 Medidas que garanticen la inmediata seguridad del alumno, así como medidas de
apoyo.
 Medidas cautelares dirigidas al alumno o alumna acosador -que algunas veces
pueden ser rechazadas por los progenitores de estos.
4. Traslado a las familias o responsables legales del alumnado: pondrán en conocimiento de
las familias o responsables legales del alumnado implicado.
5. Traslado al resto de profesionales que atienden al alumno o alumna acosado: podrá
informar de la situación al equipo docente del alumnado implicado. Si lo estima
oportuno informará también al resto del personal del centro (así como administrativos,
limpieza…).
6. Recogida de la información de distintas fuentes: recopilación de la documentación
existente sobre el alumnado, observación sistemática de los indicadores señalados -en
espacios comunes, dentro de clase-, observando al alumnado afectado, contrastando
opiniones con otros compañeros y compañeras hablando con las familias…. En estos
procesos se debe garantizar la protección de los menores o las menores, preservar su
intimidad y la de las familias, actuar de manera inmediata entre otros factores.
7. Aplicación de correcciones y medidas disciplinarias: adopción de correcciones a las
conductas contrarias a la convivencia de medidas disciplinarias al alumnado agresor
implicado, en función de lo establecido en el plan de convivencia del centro.
8. Comunicación a la comisión de la convivencia de centro.
9. Comunicación a la inspección educativa
10. Medidas y actuaciones a definir: la orientación del centro, definirá un conjunto de
medidas y actuaciones para cada caso concreto de acoso escolar. Estas medidas y
actuaciones se referirán, tanto a las que sean de aplicación en el centro y en el aula,
como a las que sean de aplicación al alumnado en conflicto que garanticen el tratamiento
individualizado tanto de la víctima como de la persona o personas agresoras. Se
proponen las distintas medidas y actuaciones para cada caso de acoso escolar:
o Actuaciones para la persona acosada: actuaciones de apoyo y protección

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o Actuaciones para la persona agresora: aplicación de las correcciones
correspondientes estipuladas
o Actuaciones para los compañeros y compañeras observadores: actuaciones de
desarrollo de habilidades sociales, de comunicación y emocionales.
o Actuaciones para las familias: orientaciones sobre cómo ayudar a sus hijos, bien
sean víctimas, bien seas agresores
o Actuaciones para el profesorado y el personal: orientaciones sobre cómo
intervenir positivamente en la situación y cómo hacer el seguimiento
11. Comunicación a las familias o responsables legales del alumnado: se le informará sobre
las medidas y actuaciones de carácter individual, así como los medios de carácter
organizativo y preventivo.
12. Seguimiento del caso por parte de la inspección educativa: el inspector o inspectora
realizará un seguimiento de las medidas y actuaciones definidas y aplicadas, así como la
situación del alumnado implicado.

Es muy importante que los padres de los menores que sufren acoso escolar fomenten los
canales de comunicación entre ambos con el fin de que el menor se sienta cómodo para
contarnos todo lo que está viviendo y, de este modo, además de incrementar su autoconfianza,
poder ayudarle. Debemos de transmitirle el mensaje de que él no es el culpable de la situación y
mostrarle en todo momento nuestro apoyo para que no se sienta abandonado, para ello es muy
importante que, además de pasar tiempo con él, los padres mantengan la calma y muestren
determinación y positivismo. Todo esto evitando crear lazos de dependencia que harán que el
menor muestre más inseguridad y no adquiera las habilidades necesarias para afrontar la
situación. Mostrar mensajes que estimulen a que el menor se muestre agresivo o tome
venganza como forma de hacer frente al bullying es contraproducente, en tanto que lo único
que lograremos será mayor violencia. Por el contrario, una buena forma de afrontar la situación
es enseñarle alternativas asertivas que ayuden a hacer frente a los acosadores, practicando las
posibles respuestas con el menor.
Cuando el acoso es prolongado es beneficioso recurrir a los profesionales especializados
necesarios para que el menor pueda superar, de forma positiva, la solución por la que atraviesa;
como pueden ser Psicólogos, Trabajadores Sociales y Educadores Sociales.

Por el contrario, en caso de que el hijo sea el acosador, en primer lugar, debemos de evitar
actitudes que muestren que la culpa es de otras personas, asumiendo nuestra responsabilidad
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sobre la conducta de nuestros hijos sin ignorar la situación. Como en el caso contrario,
establecer unos buenos canales de comunicación para tratar de resolver el problema con
nuestro hijo será fundamental; de forma que, mostremos que desaprobamos su conducta sin
que por ello sienta que le rechazamos.

Es importante una cooperación con los centros educativos. El trabajo por separado del centro y
los padres puede hacer que la resolución del problema se retarde, en tanto que para su
superación es preciso establecer unos objetivos y actuaciones comunes.

8. ESTADÍSTICAS
Cada vez son más las niñas y niños que sufren de bullying tanto en nuestro país como a nivel
mundial. Tal y como podemos ver en el siguiente gráfico, el promedio de menores en España
que han sido víctimas de acoso es de un 9,3%. Además, después de este gráfico observamos
otro que muestra como es el género femenino el que presenta un porcentaje más elevado
respecto al masculino tanto de acoso como de ciberacoso.

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Sin embargo, si comparamos con el Informe Cisneros X del año 2006 sobre violencia y acoso
escolar realizado por los expertos en el tema Piñuel y Oñate a 3000 alumnos de 300 colegios
diferentes, vemos que un 23,4% de alumnos matriculados de 2º de primaria a 1º de bachillerato
fueron víctimas de bullying, lo que supone una cifra bastante superior a las registradas en el
2016, quizá como fruto de las campañas contra el bullying que se han llevado a cabo para la
concienciación social. Otro dato espeluznante aportado por este informe es que el 55,5% de los
niños y niñas que habían sufrido acoso escolar reconocieron haber acosado a alguna compañera
o compañero en otra ocasión. También se calculó que un 53% de las personas que habían
sufrido bullying terminaban presentando síntomas de estrés postraumático, y eso en el mejor de
los casos, porque como ya hemos visto, otra de las consecuencias del acoso escolar es que
puede llevar a la víctima al suicidio. Otro informe, publicado por el INE de 2013 establece que el
suicidio es la tercera causa de muerte en el grupo de edad de entre los 15 a los 29 años (un
16.36% de los jóvenes fallecidos en 2013, lo fueron por esta causa). Las motivaciones para
cometer un acto suicida son varias, pero los expertos coinciden en que el bullying ha sido una de
los principales en los últimos años. Es más, respecto a las víctimas de bullying la UE estima que
lo sufren alrededor de 24 millones de niños y jóvenes al año, lo que supone que 7 de cada 10
padecen alguna forma de acoso o intimidación, de tipo verbal, físico o a través de las redes
sociales. Como podemos ver, las cifras son alarmantes y concluyen, a través de los resultados de
un estudio realizado a partir de los datos de 41 suicidios consumados en Estados Unidos,
Canadá, Reino Unido y Australia, que un 78% de los adolescentes que termina por suicidarse es
acosado en la red y en la vida real.
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A continuación, se adjunta una tabla en la que se muestran las cifras de por qué actúan los
agresores. Como podemos observar, la mayoría de los agresores de acoso como los de
ciberacoso dicen no saber por qué agreden a la otra persona o se justifican diciendo que era
para gastarle una broma. Mientras que, en un porcentaje menor, los agresores dijeron que la
motivación de la agresión fue por los gustos de la víctima.

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En contraste con los datos que hemos podido observar de España, encontramos un informe de
UNICEF que, realizó un estudio acerca de este problema social a través del sistema U-Report
(una herramienta que promueve la participación juvenil entre más de 2 millones de jóvenes U-
Reporteros de más de 20 países diferentes). A estos jóvenes se les planteó una serie de
preguntas en relación al impacto del acoso escolar en su comunidad, su experiencia personal y
qué piensan que se puede hacer para terminar con este tipo de violencia mediante mensajes de
texto, Facebook y Twitter. Fueron más de 100.000 U-Reporteros los que participaron en esta
encuesta procedentes de países como Senegal, México, Uganda, Sierra Leona, Liberia,
Mozambique, Ucrania, Chile, Malasia, Nigeria, Suazilandia, Pakistán, Irlanda, Burkina Faso, Mali,
Guinea, Indonesia y Zambia, entre otros. Los resultados fueron los siguientes: 2 de cada 3 de los
jóvenes que participaron en la encuesta dicen haberlo experimentado en primera persona a
causa de su aspecto físico, orientación sexual u origen étnico y un tercio de los encuestados
entendían que ser maltratado era normal y por ello no se lo dijeron a nadie.

9. BIBLIOGRAFÍA

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