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Publicidad de TYC, imaginarios que se ponen en juego. Tribalidad masculina.

Homosexual objeto
de chiste. Ausencia de mujeres. Subida fallida a un clima de época. Inadecuación de intención y
medios.

“Terror anal” (2009) Paul Beatriz Preciado reescribe la historia de la sexualidad desde el ano, texto
revulsivo, petardista. Se refiere a “El deseo homosexual” de Guy Hocquenghem

Incluso desde las definiciones lingüísticas el ano ha sido relegado a su función fisiológica –así
también como la vagina o el útero–. Mientras que al pene se le reconoce la cualidad sexual, el ano
ha sido, para mujeres, hombres y niños, durante años, sometido a una operación de cerramiento.
Clausura
“El miedo a que toda la piel fuera un órgano sexual sin género les hizo redibujarse el cuerpo,
diseñando afueras y adentros, marcando zonas de privilegio y zonas de abyección”

“Así nacieron los hombres heterosexuales a finales del siglo XIX: son cuerpos castrados de ano.
Aunque se presenten como jefes y vencedores son, en realidad, cuerpos heridos, maltratados.
En el hombre heterosexual, el ano, entendido unicamente como orificio excretor, no es un órgano.
Es la cicatriz que deja en el cuerpo la castración. El ano cerrado es el precio que el cuerpo paga al
regimen heterosexual por el privilegio de su masculinidad

El ano funciona como punto cero a partir del cual se puede comenzar una operación de
desterritorialización del cuerpo heterosexual, o dicho de otro modo de desgenitalizaci6n de la
sexualidad reducida a penetraci6n pene-vagina. No se trata de hacer del ano un nuevo centro, sino
de poner en marcha un proceso de desjerarquización y descentralización

Terror anal no en el sentido de que este orden le tiene al ano, sino que Preciado toma la idea de
Roland Barthes de “terrorismo textual”, usado para hablar de Sade, caracterizados por una violencia
que permite que el texto exceda las leyes que una sociedad, una ideología, o una filosofía se dan
para constituir su propia inteligibilidad histórica>

Primera conclusion provisional: Algunos órganos gozan de un estatuto biopolítico privilegiado.


Solo el pene aparece como un organo sexual, siendo el ano y la vagina relegados a organos
excretores y gestadores respectivamente

Conecta esa castración anal y por lo tanto una revuelta en contra de ella con lo político, con el orden
burgués, etc

El feminismo heterosexual, dice Preciado, le tiene miedo a la revolución anal. Lesbianas, gays y
travestis son excluidos de un feminismo hegemónico y de las prácticas de extrema izquierda. Lo
mismo pasa con las organizaciones que se consideran de “buenos homosexuales”.

Lautaro Carrera:
“Besarse sabiendo que nuestras salivas arrastran besos denegados, opacados, apagados, cercenados,
mutilados, hambrientos, que no son solo los nuestros que tu labios y los míos mientras rajan la tierra
la construyen y hay una historia de besos que el espanto no ha dejado ser.”

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