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Título: En el Puente de las Brisas

Autor: Fabián Choque

Personajes:
Pedro (El Esposo)
Yali (La esposa)
El mensajero
La guía
Los Turistas

Primer Acto

(Yali se encuentra sentada en su sala tejiendo. De pronto, llega Pedro


por detrás y sorpresivamente, le da un beso en la mejilla. Ella salta de
la impresión y voltea rápidamente).

Pedro: Muac
Yali: ¡Ay! ¡Pedro, amor!
Pedro: Ni con una expresión de asombro, se altera tu graciosa
hermosura. Muy buenos días, “mi bella dama”. (La sigue mirando muy
sonriente).
Yali: Muy buenos días tengas tú también, (Lo ve de la misma manera)
“mi guapo caballero”, ¿Cómo amaneciste?
Pedro: Feliz de saber que tengo un día más para contemplar
nuevamente tu mirada tan cautivante, mi esposa.
Yali: ¡Ay, tú siempre tan halagador!
Pedro: Es que tu bella y cándida sonrisa, siempre será una fuente
inagotable de inspiración para mí.
Yali: Pues tu voz es… (Acaricia su rostro) como el canto de un canario
en el jardín al amanecer, encantando mis oídos con sus melodiosos
gorjeos. (Ellos se besan y se dan un muy fuerte abrazo).
Pedro: (Mira el tejido mientras apoya el mentón en el hombro de Yali)
¿Qué estás haciendo, mi amor?
Yali: (Lo levanta para que lo vea bien) Una sorpresa para ti
Pedro: ¿¡De verdad!?
Yali: Sí, y no te diré nada hasta tenerlo listo.
Pedro: ¿Nada? (Pedro muestra una expresión de pena).
Yali: Nada (Golpea suavemente la cara de su esposo) ¿De acuerdo?
Pedro: Bueno está bien, trataré de esperar.
Yali: Así me gusta. Bueno y ahora, vamos a tomar desayuno, ¿Sí?
Pedro: Perfecto, vamos.
(Yali deja su tejido y se pone de pie. Mientras van caminando, se
abrazan)

Segundo Acto

(Pedro se sienta en la mesa mientras que Yali va a la cocina a preparar


el desayuno. En eso, comienzan a tocar la puerta). (Toc toc toc)

Pedro: ¡Yo voy! (Grita Pedro mientras se levanta. Al abrir, ve a un


mensajero y sorprendido, lo mira seriamente y le pregunta).
Pedro: ¿Sí? ¿Qué desea?
El Mensajero: Disculpe la molestia, ¿Es usted el señor (revisa el
nombre en el sobre) Pedro Robles?
Pedro: Sí, ¿Qué se le ofrece? (mira el sobre también).
El mensajero: Tengo una carta para usted, señor. (Le responde
mientras le entrega la carta. Pedro la toma y la mira con algo de
preocupación).
Pedro: Muchas gracias.
El mensajero: A usted, me retiro.
Pedro: Hasta luego. (Pedro cierra la puerta y camina hacia el comedor,
se sienta en la mesa y ve con seriedad el papel). (Desde la cocina, Yali
pregunta).
Yali: ¿¡Quién tocó la puerta, Pedro!?
Pedro: Eh… (Se pone algo nervioso) ¡Nadie Yali, era uno de esos
vendedores! (Le responde mientras continúa observándolo con la
misma expresión).
Yali: ¡Nunca faltan esos!, ¡Qué raro que vengan a estas horas! ¿¡No!?
Pedro: Sí amor…muy raro.

(Pedro abre e sobre y al leerlo, la expresión en su rostro cambia


radicalmente. Suspirando, lo guarda en su bolsillo para que no lo vea
Yali. En eso, llega ella con el desayuno y poniéndolo sobre la mesa, se
sienta muy sonrientemente al lado de Pedro).

Yali: Hoy te preparé algo realmente delicioso, espero te guste (Yali se


percata que algo anda mal) ¿Qué te pasa, amor?
Pedro: Nada Yali es solo que… me imaginé por un segundo la vida sin
ti y me sentí (Coge su cabello con ternura) vacío.
Yali: Nosotros siempre estaremos juntos, prometimos que nunca nos
separaríamos, ¿Recuerdas?
Pedro: Claro que lo recuerdo, nunca olvidaré la promesa de amor que
hicimos en el puente donde las brisas del verano, acarician siempre
nuestros.
Yali: Bueno pues entonces, ¿Por qué en tu linda cabecita, pasa la
tontita idea que nos vamos a separar?
Pedro: No sé. Mira, olvida lo que dije y tomemos desayuno, ¿Sí?
Yali: Bien… Mira lo que te preparé, está muy rico ¿No?
Pedro: Delicioso, como todo lo que preparas, amor mío.
Yali: Mmm… (Acerca su cara a la de él y le da un beso) qué lindo eres,
mi Pedrito.
Pedro: Es que tus bellos ojos y tu hermosa sonrisa son como agua,
que hacen germinar las más bellas palabras de este loco enamorado.

(Ambos se toman de las manos y Pedro besando la mano de Yali,


continúa mirándola con ojos tiernos. En eso, ella se percata de la carta
y alejando un poco la cabeza, le pregunta).

Yali: Amor, ¿Qué es eso? (Señala su bolsillo).


Pedro: ¿Esto? Ah es…Nada importante, sigamos tomando desayuno.
Yali: ¿Nada? A ver, déjame verlo (Dice mientras que sorpresivamente,
toma la carta).
Pedro: ¡No, espera! (Grita Pedro pero demasiado tarde. Yali abre el
sobre y comenzando a leer la carta, su expresión cambia
radicalmente).
Yali: ¿Qué es esto, Pedro? (Queda totalmente extrañada) ¿Por qué no
me contaste nada?
Pedro: (Pedro suspira y mira a un costado por la pena) Es que no
quería preocuparte con mis asuntos.
Yali: Pensé que habíamos acordado compartir nuestras cargas, amor.
(Le responde Yali mientras toma su mano. Continúa leyendo) ¡Pedro,
acá dice que tienes que hacer un viaje por tres meses!… (Lo mira con
gran sorpresa) ahora comprendo tu repentino cambio.
Pedro: Así es (Se pone de pie y camina hacia la ventana) Tú sabes lo
mucho que me cuesta separarme de ti. (Ella también se para y yendo
hacia él, se pone en su detrás y lo abraza).
Yali: A mí también, pero no olvides que cuando nos dimos el sí en el
altar, acordamos compartir nuestras alegrías y desventuras; así que
no dudes en dármelas a mí también, para aligerar un poco el peso que
llevas. (Pedro la mira fijamente y con dulzura, le acaricia suavemente
el rostro).
Pedro: Me lo pregunto todos los días y aún no encuentro la respuesta.
Yali: ¿Y qué te preguntas? (Toma los brazos de Pedro).
Pedro: El por qué una mujer tan maravillosa como tú, está con un
hombre como yo. (Yali le da un beso y lo abraza muy fuerte. Luego
apoya la cara en su pecho).
Yali: Voy a responder a tu pregunta, tontito (Luego lo ve fijamente a
los ojos). Porqué un hombre como tú, ya casi no hay en el mundo y yo
fui muy afortunada al tener como compañero de toda la vida, al mejor
de todos. (Pedro le acaricia el cabello con suavidad y encendiendo la
radio, pone una música romántica).
Pedro: Verdaderamente, naciste para ser el complemento perfecto en
mi vida.
Yali: Y tú el mío. (Ambos se abrazan muy fuertes y Yali empieza a
llorar por la emoción).
Pedro: Me voy en una semana, amor.
Yali: Entonces, te ayudaré a arreglar tus cosas.
Pedro: Aún no, tenemos todo este tiempo para hacerlo.
Yali: Pero no quiero que te falte algo que puedas más adelante
necesitar.
Pedro: Es que amor… (Yali pone su dedo índice en la los labios de
Pedro y le sonríe).
Yali: Nada… (Le mueve la cabeza en señal de negación) terminando
de tomar desayuno, comenzamos a alistar tus cosas para que te vayas
tranquilo y cómodo, ¿Sí?
Pedro: ¡Yali!
Yali: ¿¡Sííí!? (Yali lo mira fijamente).
Pedro: ¡Está bien, está bien! (Sonríe con una expresión de rendición
ante su insistencia) Bueno ahora sí, vamos a desayunar porque me
muero de hambre.
Yali: Yo también, vamos.

(Yali va agarrada del brazo de Pedro a la mesa a tomar desayuno).


(Luego de eso, ambos van al cuarto y comienzan a preparar las cosas
del joven. Al terminar, van a la sala y se sientan a conversar).

Yali: Bueno, ya está todo listo para tu viaje.


Pedro: Y todo gracias a ti, la verdad no se qué haría si tú no estuvieras
a mi lado.
Yali: Lo mismo me pregunto yo, no soportaría tan solo la idea de vivir
lejos de ti. (Pedro mete la mano en su bolsillo y saca un pañuelo. Ella
lo mira con expresión de asombro).
Yali: ¿Y eso? (Lo ve después a él).
Pedro: Con esto, esperarás mi regreso “En el Puente de las Brisas”,
nuestro puente y lo moverás para saber que eres tú, ¿Sí?
Yali: ¿¡En el Puente de las Brisas!? (Pregunta haciendo su cabeza para
atrás).
Pedro: Sí, así llamaremos a partir de ahora, al lugar donde sellamos
nuestro amor, ¿Qué te parece?
Yali: Está bien. (Lo abraza nuevamente) Te juro que esperaré tu
regreso todos los días, no habrá ni uno solo en el que no vaya a nuestro
puente a esperarte.
Pedro: Es un juramento, entonces.
Yali: Un juramento.
(Los jóvenes enamorados sellan su pacto con otro beso)

Tercer Acto

(Finalmente, llega el gran día, Pedro se encuentra con sus maletas


listas y Yali, al ver que ha llegado la hora, comienza a llorar).

Pedro: ¡No llores, amor mío! Mi ausencia solo será pasajera.


Yali: Lo sé pero…
Pedro: Pero qué.
Yali: Perdóname pero la sola idea de saber que te vas, me entristece
mucho.
Pedro: Si te pones triste, yo también voy a llorar. Vamos, no quiero
irme viendo ese lindo rostro así, ¿Me puedes deleitar con tu bella
sonrisa? Haber una sonrisita, por favor.(Yali sonríe pero con algo de
trabajo y Pedro comienza a acariciarla) Así me gusta.
Yali: Cuídate mucho, ¿Ya? No quiero que te vayas a lastimar con nada.
Pedro: No te preocupes, Yali. Bueno ahora sí, dame un beso que ya
me voy. (Yali le da un beso y juntando sus frentes, se toman de las
manos y ella le dice).
Yali: Solo recuerda que te amo y siempre lo haré.
Pedro: Jamás lo olvidaré. Tú tampoco olvides lo mucho que yo te amo
también y que ni el tiempo ni la distancia, serán adversarios para
desmoronar lo que siento por ti.
Yali: Te amo, Pedro.
Pedro: Y yo a ti, Yali. (Ambos se abrazan y después de un rato, Pedro
toma su maleta y se va. A pocos metros de distancia, él da media
vuelta y al verla, deja su equipaje y corre hacia su esposa a abrazarla).
Pedro: Me harás mucha falta. (Entra música triste).
Yali: Pero tu trabajo es primero, vete antes que me sienta peor de lo
que ya estoy, por favor.

(Él mira al cielo y separándose de ella, se va. Yali lo ve irse y tomando


el pañuelo que le dio, comienza a moverlo mientras rompe en llanto.
Luego cierra la puerta y apoyando su cabeza en ella, dice).

Yali: Se fue, Pedro se fue y ahora… (Suspira) estoy sola.

(Yali se sienta en el suelo y rompe en llanto. Después se pone de pie y


continúa con su tejido. Yali, como se lo prometió, todos los días va al
Puente de las Brisas a la espera su llegada).

Cuarto Acto

(Pasaron los tres meses y Pedro no regresa; el tiempo sigue pasando


y ya no solo eran meses, sino años, pero ella continúa cumpliendo su
juramento, yendo al puente. Con un vestido largo y de color blanco,
Yali apoya los brazos en el muro y mira el horizonte con el pañuelo que
Pedro le dio. En eso, llega un grupo de turistas y se colocan en el
puente. Luego, una mujer se pone adelante y comienza a hablarle al
grupo).

La Guía: Y llegamos al final de nuestro recorrido, “El Puente de las


Brisas”. Cuenta la historia que hace cien años venía todos los días a
este lugar, una joven llamada Yali. Ella esperaba aquí a su esposo,
quién le juró venir aquí todos los días y apenas lo viera, agitaría el
pañuelo que le dio antes de partir pero desgraciadamente, él nunca
regresó.
Turista: ¿Y…esa historia es cierta?
La Guía: Nadie lo sabe, pero dicen que cuando uno se para en este
puente y cierra los ojos, siente la brisa del viento que sentía aquella
pareja, (Los mira a todos) ¿Desean intentarlo a ver si sucede? (Todos
se acercan a la baranda y cierran sus ojos. Guardando silencio,
esperando sentir la brisa pero sin resultado alguno).
Turista: No se siente nada. (Luego, todos comienzan a murmurar algo
decepcionados cuando en eso, la guía toma la palabra).
La Guía: ¡Es solo una leyenda, nada más! Pero debido a ella, todos los
enamorados vienen acá para tratar de sentirlo y dicen algunos, que sí
lo han logrado. Ahora si me siguen por favor, veremos otros atractivos
del lugar.
(De pronto, una pareja de ese grupo, quedando completamente en
silencio por un momento, sienten la brisa y comienzan a abrazarse muy
fuerte dándose cuenta que la leyenda, es verdad).

Yali: Juré que vendría a esperarte todos los días y no faltaré a mi


palabra, lo seguiré haciendo con el pañuelo que me diste, amado
Pedro, (Huele el pañuelo y sonríe) en el puente donde sellamos
nuestro amor, donde nos dimos nuestro primer beso, aquí te esperaré,
“En el Puente de las Brisas”.

Título: El amor no basta


Autor: nelver tirado

Personajes:
Dalía
Edwin

(Aparece Dalia en su sala con un sobre en la mano algo nerviosa


caminando de un lado a otro. En eso, tocan a la puerta. Ella se asusta
pero inmediatamente se calma tocando su pecho)

Dalia: ¡Ya llegó! (Levanta un poco las manos) Ya, tranquila Dalia, todo
saldrá bien (Va caminando hacia la puerta haciendo una pausa en cada
paso que da. Al llegar, toma la perilla quedándose un momento en
silencio. Finalmente, abre la puerta) ¡Edwin! (Lo abraza muy fuerte)
¡Pasa por favor! (Los dos van caminando abrazados a la sala)
Edwin: ¡Vine lo más pronto que pude! ¿¡Qué pasa!? (Se sientan en el
sofá. Acaricia su rostro mirándola a los ojos) Todo el camino me la pasé
pensando que te habría pasado algo malo.
Dalia: Bueno, algo pasó pero… (Mira a un costado algo temerosa)
Edwin: ¡Ey! (Coge su mentón con los dedos y le levanta la cabeza)
¿Qué pasa?
Dalia: Hoy fui al médico a hacerme un chequeo y… (Le muestra el
sobre)
Edwin: (Mira el sobre muy sorprendido y extrañado. Luego mira a
Dalia) ¿Qué es esto? (Lo comienza a abrir)
Dalia: Será mejor que lo veas tú mismo (Lo sigue mirando muy
nerviosa) Es algo que he querido decirte desde hace unos días pero no
he tenido el valor de hacerlo. (Edwin comienza a leerlo y su expresión
cambia radicalmente)
Edwin: Dalia (Se ríe sarcásticamente) ¿Es una broma esto?
Dalia: (Toma sus brazos) Claro que no, es totalmente serio ¡Vas a ser
papá! (Edwin quita la mano de Dalia de su hombro, se pone de pie muy
molesto y con las manos en la cintura, camina hacia el público) (Voltea
y mira muy serio a Dalia. Ella se asusta un poco y se queda parada
viéndolo fijamente. Camina lentamente hacia ella con la misma mirada
seria y se para a pocos centímetros de su rostro)
Dalia: (Asustada) ¿Qué pasa? (Sonríe ligeramente y nerviosa) ¿No te
agrada la noticia? (Edwin arruga el papel mientras mira a Dalia muy
molesto y luego de estrujarlo, lo tira al suelo)
Edwin: ¿¡Pero qué diablos te pasa!? ¡Cómo no se te ocurrió protegerte!
(Dalia lo mira muy sorprendida y mueve la cabeza de un lado a otro)
(Edwin mira hacia arriba con las manos en la cintura y camina de un
lado a otro)
Dalia: Esperaba que te sintieras… (Se queda en silencio unos
momentos)
Edwin:(Muy molesto) Qué ¿¡Feliz!? ¿¡Saltando de alegría!? (Se acerca
a ella muy rápido) ¡No tienes ni idea de lo que has hecho! ¿¡Verdad!?
Dalia: (Con cara de indignación) ¿¡De lo que he hecho!? ¡Pero, si
estuvimos juntos! ¡Es nuestra responsabilidad!
Edwin: ¿¡Nuestra responsabilidad!? (Le mueve el dedo índice en señal
de negación y le sonríe sarcásticamente) No “mamita”, (Le señala su
barriga) ese ahora es tu problema y ahora tú, ve cómo te las arreglas
(Va hacia la puerta caminando rápido)
Dalia: ¡No! ¡Edwin! ¡¡¡Edwin!!! (Corre tras él antes que él llegue a tocar
la perilla, lo detiene) ¡No puedes hacerme esto! (Comienza a llorar)
¡También es tu hijo! (Edwin la toma bruscamente de sus brazos y la
mira fijamente a los ojos)
Edwin: Solo diré esto una vez (Acerca su cara a la de ella) No me
importa, ese bastardo que llevas en tus entrañas (La empuja tirándola
al suelo mientras se va) (En el suelo, Dalia comienza a romper en llanto
y a golpear el piso)
(Se cierra el telón) (Se vuelve a abrir y aparece Dalia con su hijo en
brazos)
Dalia: Ya hijito ya (Le sonríe al bebe) ¿Quién es el más lindo? ¿Quién
es el más lindo? (Va a sentarse al sofá) Vamos a sentarnos porque
mami está algo cansadita ¿Ya? (Se sientan y comienza a moverlo para
que no llore) (En eso, comienzan a tocar a puerta) ¡Uy, tocan a la
puerta! Vamos a ver quién es (Se pone de pie y va hacia a puerta. Al
abrirla, ve nuevo a Edwin y pone una expresión de asombro)
Edwin: (Con voz nerviosa) Hola Dalia, ¿Cómo estás?
Dalia: (Con una mirada muy molesta) ¿Qué haces aquí? ¿Qué
quieres?
Edwin: Vine a hablar un momento contigo (Ve a bebe) ¿Ese es él?
(Acerca su dedo a la cara del bebé pero antes que lo toque, ella lo
aleja)
Dalia: Te hice una pregunta.
Edwin: Mira Dalia sé que estás molesta por lo…
Dalia: ¿¡Molesta!? ¿¡Molesta!? Me abandonas cuando te di la
maravillosa noticia que serías padre, no te veo después de muchos
meses ¿¡Y me dices que sabes que estoy molesta!? (Sonríe
sarcásticamente) Creo que para ser broma, es algo pesada.
Edwin: Merezco todo lo que me dices y sé que más…
Dalia: Definitivamente.
Edwin: …Pero he cambiado (Se acerca a ella) Quiero que seamos una
familia, ¿Qué dices?
Dalia: (Se queda en silencio por un momento. Luego, va a dejar al
bebe en su corral y regresa con Edwin) ¿Quieres que ahora seamos
una familia? ¿De verdad? (Le tira una bofetada y comienza a llorar)
“No me importa ese bastardo que llevas en las entrañas” ¿Te suenan
esas palabras? (Le levanta el dedo índice) Tú no mereces tener este
hijo, es más, no mereces llamarte padre. Creí que podría formar una
familia contigo ¡Una feliz familia! Pero creo que me equivoqué, y doy
gracias a Dios por eso.
Edwin: Sé que he sido muy duro al hablarte así y te pido perdón.
¡Dame otra oportunidad! ¡Por favor!
Dalia: Te rogué de la misma manera hace meses, pero tú me tiraste
al suelo, como a un trapo viejo, ¿Crees que mereces una oportunidad?
(Va hacia a puerta y la abre) Ahora quiero que por favor te retires de
mi casa.
Edwin: Dalia yo…
Dalia: ¡¡¡Vete!!! (Edwin hace un suave suspiro mientras agacha la
cabeza. Va caminando lentamente hacia a puerta; a llegar, voltea y ve
a Dalia, se queda en silencio por un momento y se retira) (Dalia cierra
la puerta cuando en eso, su hijo comienza a llorar e inmediatamente
va con él) ¡Ya tranquilo, tranquilo! Fue solo una pesadilla que ya pasó
(Lo ve fijamente) Jamás estarás solo, siempre me tendrás a mí, por
siempre y para siempre.
Título: Un amor caótico, aún sigue siendo amor
Autor: nelver tirado

Personajes:
Cupido
La Señora
El joven
La Angelita

(Se abre el telón. Luego de unos segundos, aparece Cupido como si


cayera del cielo y rueda un poco por el suelo)

Cupido: (Mira hacia arriba muy molesto) ¡No tenían que tirarme!
¡Pudieron haberme mandado en una nube “acolchonadita”! (Se pone
de pie y se limpia su ropa) ¡Esto es el colmo! (Deja de limpiarse y mira
hacia todos lados) Bien y ahora, a flechar a las personas para que se
enamoren (Saca una flecha, la pone en su arco y se pone a buscar
personas hasta salir del escenario) (Aparece una señora en escena con
bolsas como si hubiera ido al mercado. Algo cansada, se sienta en una
banca y comienza a darse aire con el periódico)
La Señora: ¡Ay, qué cansancio! Las compras en el mercado son (Deja
el periódico en sus piernas) un martirio para nosotras las amas de casa
(Se sigue ventilando con el periódico cuando en eso, llega un chico con
su celular en mano y escuchando música. Entra moviendo la cabeza y
se sienta en la misma banca donde está la señora) (La Señora ve como
se mueve el joven, pone una expresión de desagrado y se sigue dando
aire) (En eso, aparece cupido entrando sigilosamente y los ve; mira al
público y les hace una seña para que guarden silencio; luego, le lanza
la flecha a la señora) (La Señora sentada, se pone erguida y mira
fijamente al público; en seguida, voltea lentamente la mirada hacia el
chico y lo ve con una gran sonrisa) (Se va acercando poco a poco a él.
Al estar cerca, el joven voltea lentamente la mirada hacia la Señora
con una expresión de sorpresa y desconcierto) (Él se aleja de ella
mirándola de pies a cabeza)
El joven: ¿¡Le, le pasa algo, señora!?
La Señora: Me pasa de todo (Lo mira de pies a cabeza con ojos de
lujuria) (Cupido hace una seña con el dedo pulgar y se retira)
El joven: (Va retrocediendo poco a poco, sonriente y con las manos
alzadas hasta su pecho) Este… señora… creo que se está confundiendo
conmigo… yo tengo enamorada.
La Señora: ¡Ah por eso ni te preocupes! Donde almuerza una, cena
otra (El joven comienza a correr para escapar de la Señora mientras
que ella va tras él. Ella se detiene por un momento con las manos en
su pecho) ¡Ay, se ve tan lindo cuando huye despavorido!
¡¡¡Espérame!!! (Corre tras él)
(Aparece Cupido con una expresión de satisfacción en su rostro)
Cupido: Bueno, misión cumplida (Levanta los brazos cómo queriendo
estirarse) Llegó la hora de retirarme.

(Se va caminando cuando en eso, aparece una angelita con una


expresión de enojo en su rostro y con las manos en la cintura)

La Angelita: ¡Cupido! (Cupido se detiene bruscamente y la mira


haciéndose un poco hacia atrás)
Cupido: ¡Pero qué haces acá!
La Angelita: ¡Pues vine a ver tu trabajo! (Ve las flechas que lleva en
su espalda) ¡Mira nada más la cantidad de flechas que tienes! ¡No has
trabajado nada! (Arrebatándole unas) ¡La gente necesita amor en estas
fechas, Cupido! (Cruza los brazos) ¿Ves? ¡Eso pasa por estar en las
nubes! ¡Ya le he dicho un montón de veces al jefe que eres un holgazán
(Se acerca a Cupido mientras que él retrocede) y que solo te la pasas
de relajado en el cielo mientras que el mundo está falto de amor, de
cariño de afecto! ¡Mejor en vez de darte la misión a ti me la hubieran
dado (Con la flecha se clava el pecho) a mí!
(La angelita abre muy grande sus ojos con una expresión muy seria.
Cupido, sorprendido, ve la flecha que se clavó y luego la mira a ella)
Cupido: ¿Estás bien?
La Angelita: (Le sonríe mientras le coge la cara) (Con voz suave) ¡De
maravilla! (Cupido mira al público. Rápidamente la angelita le voltea la
cara hacia ella) ¿Alguna vez te dije que bonitos ojos tienes debajo de
esas dos cejas?
Cupido: Este… ¿No me odiabas hace rato?
La Angelita: ¡Pero cómo te voy a odiar si eres el ángel más lindo del
mundo! (Se acerca más a él)
Cupido: No soy ángel, soy Cupido.
La Angelita: Ángel, Cupido, Mago de Oz, no me importa (Mientras le
habla, se va acercando y él retrocede lentamente) (En eso, Cupido se
cae de espaldas al suelo; la angelita se agacha y gatea hasta estar
encima de él) tú hoy no te me escapas (Logra escapar de ella y se pone
de pie).
Cupido: (Con un tono algo nervioso y con las manos en señal que se
detenga) ¡Mira angelita! Tú estás muy equivocada, si piensas que
puede pasar algo entre nosotros ¡Somos compañeros de trabajo y
debemos respetarnos mutuamente para realizar una labor impecable!
¿No lo crees así?
La Angelita: ¿Sabes qué es lo que creo?
Cupido: ¿Qué cosa?
La Angelita: Que si no corres en este instante, voy a atraparte y te
haré cosas que jamás pensaste.
Cupido: (Se queda en silencio un momento) No tengo opción,
¿Verdad? (La angelita mueve la cabeza en señal de negación)
Entonces, ¡¡¡A correr!!! (Se va corriendo desesperado y sale del
escenario)
La Angelita: (Levanta su brazo y como viéndola hora) ¡Al ataque! (Va
corriendo tras Cupido pero antes de salir del escenario, se detiene y
mira al público) Este… si escuchan ruidos, somos nosotros pero eso sí,
saquen a los niños (Mira hacia donde se fue Cupido) ¡¡¡Allá voooooy!!!
(Sale corriendo del escenario se cierra el telón)

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