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Y
BARBARIE
GRUPO DE INVESTIGACIÓN
HUMANIDADES Y UNIVERSIDAD
Título original Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley,
Arte y Barbarie la reproducción (electrónica,química, mecánica,
óptica, de grabación o de fotocopia), distribución,
Autores: comunicación pública y transformación de
Mario Germán Gil Claros cualquier parte de ésta publicación -incluído el
diseño de la cubierta- sin la previa autorización
Gladys Zamudio Tovar
escrita de los titulares de la propiedad intelectual
Luis Felipe Vélez
y de la Editorial. La infracción de los derechos
Perucho Mejía
mencionados puede ser constitutiva de delito
contra la propiedad intelectual.
ISBN 978-
Primera Edición EE.UU, Junio 2017
Los Editores no se pronuncian, ni expresan
ni implícitamente, respecto a la exactitud de
Editorial
la información contenida en este libro, razón
REDIPE Red Iberoamericana de Pedagogía
por la cual no puede asumir ningún tipo de
Capítulo Estados Unidos
responsabilidad en caso de error u omisión.
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Centro de Estudios Migraciones y Relaciones
Interculturales de la Universidad Abierta,
Portugal. Comité de calidad Redipe
Carlos Arboleda A.
Investigador Southern Connecticut State
University (USA). Comité de calidad Redipe
Mario Germán Gil
Universidad Santiago de Cali
Este libro se inscribe en el ciclo de seminario
abierto dado en la biblioteca central de la
Universidad Santiago de Cali, en Rutas de
formación Docente, a cargo del grupo de
investigación Humanidades y Universidad, dado
entre febrero y marzo de 2017
Contenido
7 Prólogo
Ada Margarita Ariza Aguilar
13 A r t e y B a r b a r i e e n l a F i l o s o f í a
Como fenómeno estético en Michel Henry
Mario Germán Gil Claros
27 I m a g e n y O l v i d o
Arte atravesado por la ausencia
Luis Felipe Vélez
37 E s t é t i c a d e l D i s e n s o e n c u a t r o a r t i s t a s
Perucho Mejía García
53 L a v o z a m o r d a z a d a y l a l e t r a a b s u e l t a
Gladys Zamudio Tobar
Prólogo
Ada Margarita Ariza Aguilar
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Arte y Barbarie
Quiero agradecer la confianza de los autores al elegirme para escribir este prólo-
go, esperando no defraudarlos con un texto no tan académico y demasiado crudo,
o por el contrario, escrito con el hilo de una fe ciega. El problema que me plantea
el título me lleva justamente a esos límites.
Los textos recogidos en este libro fruto del trabajo del grupo de investigación Hu-
manidades y Universidad propician una reflexión de gran importancia para el mo-
mento que vivimos. Nuestro país se piensa en términos de una memoria necesaria
para enfrentar lo acontecido en más de medio siglo de violencias. Un artefacto
ineludible para espectadores anestesiados por la persistencia de los medios, que
nos traen diariamente y a domicilio registros o transmisiones en vivo sobre la ani-
quilación sistemática de pueblos. Evidencias de una política exterior colonialista
y hambrienta de recursos que avanza sin ningún obstáculo, devorando comuni-
dades e impactando la naturaleza. Oímos las voces de los periodistas anuncian-
do que las zonas que se despejan a partir de las firmas de acuerdos de paz son
franquiciadas y nuevos actores violentos las administran con su correspondiente
dosis de sangre. La sangre corre nuevamente por los ríos saturados de mercurio.
La naturaleza misma se defiende, reclama a su vez lo que es suyo, mueren los ha-
bitantes de las riberas, y los ríos ahora de barro borran el paisaje.
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ARTE Y BARBARIE
manos mayores con gratitud anticipada, hacen sus pagamentos mientras que mu-
chos otros, salen a “trabajar” para competir con furia y destrozar las flores. Pero no
es solo eso, son también las formas de la mirada endurecida, las sonrisas falsas,
el darse permiso para la palabra ligera, los abusos disfrazados y la marginación o
las muchas maneras de invisibilidad y olvido que terminan performando una cierta
muerte de ese otro. Frente a ello, algunos se limitan a observar resignados o peor
aún, con indolencia. Deciden dormir toda la mañana del sábado o bien piensan que
nada de lo posible es su obligación y por tanto no les corresponde, (nadie me paga
esas horas). A la mañana siguiente son de nuevo una libreta en blanco, para estre-
nar. Se dibuja así, un escenario perfecto para esta reflexión que nos invita a pensar
sobre esas diferentes formas de violencia, así como también en unas posibles sa-
lidas que constituyan otra vida posible, un nuevo territorio de humanidad.
Cuando era niña una tía materna me regaló un diccionario etimológico de pasta
dura con grabados en un relieve dorado, de editorial Bruguera, cuyo contenido
siempre resultaba inspirador. Me parecía tan importante el origen de las cosas y
esa referencia etimológica en imágenes de la constitución de las palabras era una
experiencia emocionante para aprender.
Creo que las palabras tienen un gran peso, por eso hay que recogerlas con cuidado.
Barbarie, por ejemplo, es de esas que de inmediato produce referencias gráficas,
que en la imaginación resultan intolerables.
2 Como consta al lado de la firma de un artista muy reconocido sobre mi catálogo de artistas de Cali.
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bien que cuando uno es un niño lector (en mi caso una niña lectora), sus pesadillas
con el personaje malvado puedan superar las de la representación. Sin embargo
con la palabra Barbarie, no ocurre así. En este presente de disponibilidad inmedia-
ta de contenidos, una búsqueda a través de internet pensando en imágenes sobre
la palabra Barbarie, arroja al instante resultados de hechos reales alrededor del
mundo, que remiten a la muerte o al proceso a través del cual se llega a esta. Apun-
tan al proceso de acabar con la vida de maneras inimaginables: Cuerpos ensan-
grentados, mutilación, actos de extrema crueldad, composiciones con fragmentos
de cuerpos animales o humanos, en síntesis la deshumanización al extremo.
Por eso en este caso es tan importante comprender mejor la palabra Barbarie por
sí misma, acudiendo a su origen etimológico. Mi diccionario de infancia3 registra:
Bárbaro: griego bárbaros Extranjero. S. XIII. Cruel; grosero. (Corripio 1977: 62) Esta
relación del bárbaro entendido como extranjero o aquel que habla un lenguaje
desconocido remite a la alteridad. Así estamos frente a un problema de la diferen-
cia y posiblemente de la construcción de la identidad a partir de ésta. La civilidad
por su parte tiene su origen el latin civilis de civis, es decir ciudadano. Ciudadano –
civilizado, civilizador es el que otorga a otro la capacidad de ser ciudadano, contar
con una cierta cultura, que se considera en el marco de ciertas lógicas, o un cierto
orden normalizador. Una cierta partición de lo sensible en términos de Rancière.
Así Barbarie podría ser también el exterminio del bárbaro como una apuesta por
eliminar la diferencia, para el total consenso. La aniquilación, la desaparición y con
ello la ausencia.
Es justamente este indicio el que interesa a la reflexión de Luis Felipe Vélez, quien
3 Corripio, F. (1977). Diccionario etimológico general de la lengua castellana. 1ra ed. Barcelona: Editorial Brugue-
ra, p.62
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Esa posibilidad para el arte es justamente la que se instala a partir de una estética
del disenso, descrita por Perucho Mejía en el trabajo de cuatro artistas: Viktoria
Modesta, Marcela Bolívar, Jan Saudek y mi propia práctica para el caso de Blanco
Porcelana. En su desarrollo, señala en cada caso, la operación que Ranciére sugie-
re como posibilidad de las prácticas artísticas para configurar nuevos modos de lo
decible, lo visible, lo pensable. Esa inserción de operaciones disensuales que per-
miten la subversión puntual y simbólica del sistema se traducen en el conjunto de
decisiones que en su trabajo permite a los artistas insertar unas zonas de posible
litigio en lo que Ranciére denomina División Policial de lo Sensible. Así el arte se
opone a la figura de la Policía en una acción artística que a su vez se define como
Política. Estableciendo relaciones con diferentes autores afirma Mejía la necesi-
dad de resistir a la dominación y concluye el análisis haciendo una referencia a la
relevancia de estas prácticas con García Canclini, en relación con la respuesta a la
pregunta ¿Por qué existe el arte?
Por su parte Gladys Zamudio con una franqueza absoluta se encarga de responder
desde una perspectiva autorreferencial a esa pregunta. Se trata de una respuesta
a partir de su experiencia, a partir de la experimentación en la subjetividad, como
una autoafección sobre su cuerpo y sobre su existencia de otras formas de vio-
lencia estructural y normalizada que deberíamos repensar. Una forma de barbarie
casi invisible, que se desliza de manera soterrada por los más íntimos escenarios
de nuestros hogares. Zamudio en su texto da voz a la infancia acallada para sanar
sus propias heridas y buscar un refugio. Sin embargo al hacerlo no representa ello
un lugar seguro para sí misma, se proyecta como un lugar abierto a partir de las
artes para albergar a muchos, (¿cúantos?), que sufren, en sus términos, “el dolor
de los golpes de la mano y la voz”.
Su reflexión nos sitúa en una disyuntiva frente varios aspectos. Por un lado, la
posibilidad de eliminar los recuerdos, decisiones frente a la aceptación o el re-
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De esta manera el libro que el lector tiene en sus manos se consolida a partir de
las reflexiones entre la filosofía y el arte, para hacer visibles preguntas fundamen-
tales que nos permitan comprender las dinámicas del mundo que habitamos y el
papel de las diferentes prácticas artísticas como formas de visibilidad que puedan
ser en sí mismas un espacio de experiencia que detenga el tiempo para escudriñar
(de nuevo en términos de Ranciére) esa ficción consensuada que constituye nues-
tra realidad.
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Filosofía
Mario Germán Gil Claros4
https://es.wikipedia.org/wiki/Vasili_Kandinski
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rada presa en el objeto y que no regresa distancia frente a los fenómenos que
al sujeto. la afectan y la menguan en su propia
afectividad, en un experimentarse a sí
misma. En este sentido, la idea apunta
Vida y cultura a que el saber de la vida se da a sí mis-
ma, es el arjé y no la objetividad.
Como vemos, la cultura es ante todo
vitalidad cargada de saber. En este El saber de la vida funda el conocer del
sentido, el saber de la vida descansa cuerpo en relación con el afecto, dado
en situaciones básicas, como alimen- por una autoafectación que es la sen-
tarse, desplazarse, en conexión con la sibilidad; es el mundo de lo sensible
conciencia que establece una relación para Michel Henry, el “mundo –de-la-
con el sujeto desde la misma vida y no vida”. Pues el mundo sólo se justifica
por la falsa ilusión de independencia para la vida, lo que sería la humanidad
intelectual que se despierta. Así, desde del hombre de manera inmanente. Caso
la vida tomamos conciencia del mundo contrario, es su negación o degenera-
que vivimos, en el que sentimos, expe- ción. “En última instancia, es posible
rimentamos y trascendemos, gracias a concebir un hiperdesarrollo del saber
la afectividad. “La afectividad trascen- científico que vaya a la par con una
dental es el modo original de revela- atrofia de la cultura, con su regresión
ción en virtud del cual la vida se reve- en algunos dominios o en todos los
la a sí misma y es así posible como lo dominios a la vez y, al término de este
que ella es, como vida”. (Henry. 2006, proceso, su aniquilación”. (Henry. 2006,
p. 31) La vida tal cual es, se opone a la pp. 36-37) Afirmación que Michel Hen-
conciencia, a la ciencia y a las mismas ry corrobora con la barbarie que hoy se
pretensiones de la biopolítica liberal vive y que pone en peligro la existencia
desde una postura productivista. En humana. Por tanto, la cultura en sus
esta dirección, la vida no precisa de las diversas manifestaciones como hacer,
anteriores pretensiones, pues ella re- es lo cotidiano que la dinamiza, le da
vela el mundo como es, por medio de lo el sustento; tal es el caso de la alimen-
que tiene, tal es el caso de las percep- tación, la ropa, el mismo trabajo. Es el
ciones, a la cual la imaginación deja ver mundo de la producción de los bienes
lo imaginario. Así, para Michel Henry, la útiles para su sobrevivencia, en lo que
vida no manifiesta nada distinto que lo serían sus leyes De aquí en adelante
que ella es como autoafección. Por eso surgen manifestaciones complejas en
la vida se da en su propia naturaleza la cultura, que van más allá de las nece-
contra todo aquello que la merma, la sidades, una vez superadas y garanti-
reduce a mera producción, a mera ma- zadas sus carencias prácticas, como lo
nipulación, a una higiene social. La vida argumenta Aristóteles en relación con
misma toma fenomenológicamente la filosofía, o, el mismo Marx respecto
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do de él mismo con la esencia del arte”. Frente a este panorama, la acción técni-
(Henry. 2006, p. 67) Como vemos, en la ca ya no responde a la vida, a la subjeti-
obra de arte prima la intencionalidad vidad, anunciando el paso de lo humano
del artista. a lo inhumano, que es lo que caracteri-
za a la modernidad económica y posi-
El artista, como la vida misma, constru-
tivista, que quiebra la subjetividad, la
ye sus propias leyes, que la técnica tra-
vida, poniéndola a su servicio; ya no ha-
ta de despojar a través de sus normas.
bría la substancia de tipo aristotélica,
“Así nos encontramos en presencia de
sino maquinica. “Cuando la producción
un conjunto impresionante de dispo-
se ha hecho económica, cuando de lo
sitivos instrumentales, de maneras de
que se ha tratado es de producir dine-
hacer, de operaciones, de procedimien-
ro, es decir, una realidad económica en
tos cada vez más eficaces y justificados,
lugar de los bienes útiles para la vida y
cuyo desarrollo, no obstante, no cono-
designados por ella, se ha cambiado, en
ce otros estímulos, ni otras leyes que
efecto, la faz del mundo”. (Henry. 2006,
él mismo y de esta forma se despliega
p. 74) Hay un quiebre ontológico en un
como un autodesarrollo”. (Henry. 2006,
mundo que instrumentaliza el cuerpo y
p. 68) Ahora bien, si para Michel Hen-
la vida, en el que prima el conocimiento
ry, la técnica es un conjunto de medios
de la ciencia y la técnica y no el saber,
numerosos, sofisticados y poderosos,
como la vida misma. Tal quiebre, que
entonces: ¿Cuál es su característica?
Michel Henry, llama revolución radical,
1. La técnica es saber-hacer gene- ha subvertido a la humanidad y pone
ral. en peligro la especie humana. “Cuando
el saber que regula la acción es el de la
2. La esencia original de la técnica
vida, coincide con la acción, al no ser
no es meramente un saber-hacer
más que su autoafección. Semejante
particular, sino un saber-hacer,
saber incluido en el hacer y consciente
un saber que se interesa por el
con él, lo hemos caracterizado como
hacer.
la esencia de todo saber-hacer”. (Hen-
3. El hacer lleva en su interior el sa-
ry. 2006, p. 76) El cual, a diferencia del
ber constitutivo.
conocimiento científico, se manifiesta
4. El saber-hacer es la praxis. Por en los asuntos de la vida: el mirar, el ca-
tanto, la vida misma. minar, el hablar, el escuchar, el sentir y
5. La esencia de la techné es la in- mucho más, como el erotismo, la imagi-
teligibilidad expuesta a la teoría. nación, etc. Lo que podríamos llamar la
6. La techné es la expresión de la autorrealización de la vida y la cultura.
vida, efectuación del poder del Por tanto, en el conocimiento científico
cuerpo, por ende una forma de se da otra cosa, donde la vida es objeto
cultura. y ya no es acción en sí misma.
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manas para Michel Henry, se caracteri- les para la vida misma. “Pues bien, se-
zan por construir el mundo, que es el de mejante saber es el de la vida, el de la
los hombres, donde afloran la lingüís- subjetividad que se conoce a sí misma
tica, la psicología, la sociedad, la polí- con independencia de cualquier acceso
tica, la cultura, la fe, etc. “Así, se puede de otro orden: lingüístico, conceptual o
decir que cuanto más echan mano las sensible”. (Henry. 2006, p. 133)
ciencias humanas de las estadísticas
Donde mejor se lleva a cabo lo ex-
con el fin de acomodarse al modelo ga-
puesto es en el terreno de lo humano,
lileano, menos saben de qué hablan al
concretamente en la ética, la cual se
no tener al respecto, en última instan-
asume a través de la praxis, que viene
cia, ninguna idea”. (Henry. 2006, p. 119)
a constituir el modo de vida, que obede-
Es la crítica que muchos filósofos, entre
ce a un estilo. “Que estas modalidades
ellos Foucault, hacen de las “ciencias”
sean modos, y no simples accidentes,
humanas. En consecuencia, es hora de
se debe a que se enraizan en la esen-
que las humanidades se despojen de su
cia de la vida, al ser cada vez queridas y
falso discurso científico o positivista.
prescritas por ella. Este enraizamiento
“No es por azar si la época que vivimos
de las modalidades en la vida, en cuan-
marca a la vez el triunfo de la ciencia y
to modos de vida, es el único que puede
el de la política: detrás del rechazo de lo
hacernos entender en qué consiste la
“subjetivo”, en la búsqueda y la reivindi-
barbarie de nuestro tiempo, así como
cación de una objetividad absoluta, se
toda barbarie en general”. (Henry. 2006,
esconde un mismo sufrimiento, el mis-
p. 134) Modos o estilos de vida, que en
mo descontento secreto del individuo,
su elaboración ética y estética nos lleva
del que procede una y otra, al cual reen-
a asumir una actitud o postura ante la
vían” (Henry. 2006, p. 130)
barbarie, lo cual, desde lo ético, no es
En consecuencia, la barbarie atraviesa un asunto de normas, sino de vida, pues
la vida contemporánea, brilla en su ca- la norma no determina la vida misma,
racterización, porque es rudimentaria, tal como Schopenhauer y Nietzsche ya
tosca, se opone a todo principio de ela- habían dicho por medio de la voluntad.
boración de la vida y de sus manifesta- En otras palabras, para Michel Henry,
ciones dadas en la sociedad humana, es la vida, si se quiere, la voluntad, la
como lo son el arte, la filosofía, la lite- que determina la norma y no como lo
ratura, el saber, etc.; esto último, en el desea el pensamiento liberal. “La vida
marco de la actividad humana. Precisa- es la que confiere un valor a las cosas
mente, en esta actividad humana vale (del que carecen por sí mismas) en la
rescatar algo fundamental en Michel medida en que le convienen, y en que
Henry: la alimentación, la vestimen- satisfacen alguno de sus deseos” (Hen-
ta, el hábitat, el trabajo, el amor, entre ry. 2006, p. 135) Así, la vida sería una es-
otras actividades domésticas, centra- pecie de conato espinosista, pues ella
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Imagen y Olvido
Luis Felipe Vélez
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7 Magíster en Filosofía. Doctorando en Estética. Docente de la USC. Catedrático del instituto de Bellas Artes. San-
tiago de Cali. Colombia. velezluisf@yahoo.com
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Eliminar el otro, tal como en las ma- Sin embargo, es en el arte donde habrá
sacres y asesinatos sistemáticos que de continuarse la pregunta por el obje-
durante un tiempo con motosierra se to del siglo, y no entendiendo este ob-
efectuaron, reducir todo a una inexis- jeto como una obra en sentido singular,
tencia y a la idea según la cual “aquí no sino de ver en el arte “un instrumento
ha pasado nada”, es una práctica que concebido para hacer ver lo que no po-
no se inventó en este siglo, la “solución demos representar ni en palabra ni en
final” puede que se halya nombrado en imagen” (p.23). El arte, por su carácter
él, pero su hacer es tan antiguo como ligado al pensamiento, podría mostrar
la humanidad misma, por algo el dicho aquel objeto.
que ya suena a Perogrullo según el cual
Es claro que la pintura ya ha sido usa-
la historia la escriben los que ganan.
da para estructurar esta visión, el papa
Pero ahí están las ruinas, “escombros
Gregorio el Grande que vivió a finales
de objeto que forman huella para un
del s. VI por ejemplo, recordaba que
alguien eventual” (p.21), están para que
muchos de los miembros de la Iglesia
se descifre su enigma y se interpreten
no sabían leer ni escribir, y que para en-
como un objeto en el que algo reside
señarles, “las imágenes eran tan útiles
más allá de la memoria, donde habrá
como los grabados de un libro ilustra-
que preguntarse por lo ausente más
do de niños. La pintura puede ser para
que por lo presente, por el contexto pa-
los iletrados, lo mismo que la escritu-
sado del recuerdo y el mundo original
ra para los que saben leer” Gombrich,
del que la ruina hacía parte. ¿Cómo ha-
2007, p 135). Pero no es esta perspec-
cer ver lo que carece de huella visible y
tiva ni esta visión a la que nos referi-
es inimaginable? (p.22) El cine, la obra-
mos, entonces, ¿Qué nos hacen ver las
del-arte, da una respuesta.
obras-del-arte que no podemos ver por
nosotros mismos? ¿Son anteojos para
observar otra realidad?
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Bibliografía
Wajcman, Gerard. El objeto del siglo,
(2001). BsAs. Amorrortu editores.
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Estética del Disenso
en cuatro artistas
ViktoriaModesta,
Margarita Ariza,
Marcela Bolívar,
Jan Saudek.
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a clasificar las cosas en categorías úti- nes que circulan a través de sus prác-
les, como podrían clasificarse especies ticas?
de plantas, sino a separar lo digno de lo
Como ya se observó, y teniendo en
indigno, y a hacerlo de forma definitiva”
cuenta la definición de Rancière, pode-
(Becker, 2008, p.166). Aquí retomamos
mos indicar que “estética no es el nom-
justamente la moral kantiana en el sen-
bre de una disciplina: es el nombre de
tido de ‘juicio reflexivo’, o la descripción
un régimen de identificación específica
de política a la manera de Rancière en-
del arte” (2011, p.17).
tendida como la “evidencia de lo visible
para diseñar una nueva topografía de Asimismo, podría decirse en el ámbito
lo posible” (cfr. p.52). Dicho en otros de la estética del disenso y respecto a
términos, “se supone que el arte es po- los cuatro artistas aquí señalados, que
lítico porque muestra los estigmas de sus obras revisten en cuanto a prácti-
la dominación, o bien porque pone en cas complejas un entorno que, al mismo
ridículo los iconos reinantes. O incluso tiempo, reconoce y evidencia una cierta
porque sale de los lugares que le son visión expresada entre el régimen del
propios para transformarse en prácti- disenso y otras formas de ruptura, bien
ca social” (ibídem, p.54). Tengamos en sean paradigmáticas y/o visuales me-
cuenta continuando con Rancière, que diante implicaciones sensibles. De este
“la política, en efecto no es el ejercicio modo, el artista “dotado de los medios
del poder y la lucha por el poder. Es la de saber y hacer, actuar y hacer actuar”
configuración de un espacio específi- (Lyotard, 1998, p.11), legitima al amparo
co, de recorte de una esfera particular de sus actividades, razones estéticas
de experiencia, de objetos planteados que obedecen a la construcción de con-
como comunes y como dependientes ceptos desarrollados al interior de un
de una decisión común, de sujetos re- dinamismo fundamentado en lo espiri-
conocidos como capaces de designar tual y lo sensible. Pues tal como propo-
estos objetos y de argumentar sobre ne Rancière, “se pasa de un mundo sen-
ellos” (2011, p.33). sible a otro mundo sensible que define
otras tolerancias e intolerancias, otras
Ahora bien, rememorando la hipótesis
capacidades e incapacidades. Lo que
anterior cabría preguntarse: ¿Es el di-
opera son disociaciones: la ruptura de
senso la reformulación de un campo de
una asociación entre el sentido y el sen-
posibilidades estéticas emancipadoras
tido, entre un mundo visible, un mundo
o, un control político, cuyas prácticas
de afección, un régimen de interpreta-
artísticas permiten cuestionar las dis-
ción y un espacio de posibilidades; es
crepancias fundadas mediante dispo-
la ruptura de las referencias sensibles
sitivos sociales y/o políticos que logran
que permitían estar en el propio lugar
mantener una serie de estrategias cul-
en un orden de las cosas” (2010, p.69).
turales, mediante complejas asociacio-
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movimientos que instan a ser social- artística a través de la cual revela una
mente responsables” (2010, p.169). serie de referencias enmarcadas en sus
propios fines. Con ello se implica “se-
Por esta razón, la obra de Ariza con-
gún Rancière, el trabajo de la ficción. La
fronta varios momentos de la realidad
ficción no es la creación de un mundo
y con su propuesta asiste en nombre de
imaginario opuesto al mundo real. Es el
los 2 campos señalados a una estrate-
trabajo que produce disenso, que cam-
gia plástica que denuncia a la manera
bia los modos de presentación sensible
de un ‘parafraseo racial’ los modos de
y las formas de enunciación al cambiar
representar, diferenciar y conocer el
las marcos, las escalas o los ritmos, al
cuerpo y la raza.
construir relaciones nuevas entre la
Igual de singular es la propuesta de apariencia y la realidad, lo singular y
Marcela Bolívar (ver Fig.3), quien en lo común, lo visible y su significación”
su obra refiere a la constatación me- (2010, p.66) a través de la imaginación
tafórica del arte; para ello, elabora un creadora y mediante dispositivos téc-
conjunto de valores instituidos en lo nicos.
imaginario, buscando jerarquizar el
Desde otro punto de vista expresa Bau-
acontecimiento del cuerpo a través de
drillard: “Con el cuerpo ocurre como con
pasajes que determinan el ‘trabajo fic-
la fuerza laboral. Es preciso que sea li-
cional’ de la obra y desde allí “investi-
berado, ‘emancipado’, para que pueda
ga el reino de las posibilidades y crea
ser explotado racionalmente con fines
ficciones para imaginar lo invisible en-
productivistas” (1974, p.193) mediante
samblando lo real con lo posible, lo po-
representaciones y transformaciones
sible con lo imposible” (Maillard, p.208)
estéticas, para de esta forma “construir
o lo imaginable con la realidad, desde
relaciones nuevas entre la apariencia
una óptica y gusto estético que impone
y la realidad, lo singular y lo común, lo
otros regímenes de percepción.
visible y su significación, porque des-
A todo lo largo de su obra, Bolívar hace de allí, cambia las coordenadas de lo
reconocer frecuentemente cómo desde representable” (cfr. Rancière, p.67). O
la práctica artística el cuerpo y la na- más aún, reconfigurando una reflexión
turaleza pueden ser entendidos en el de Francastel se puede observar que
sentido de una razón estética en la que “el fundamento del arte pasa del cono-
los montajes fotográficos, los ensam- cimiento al pensamiento. La imagen ya
blajes y los dispositivos ‘quirúrgicos’ de no coincide con la experiencia, sino con
su procesamiento funcionan median- la visión. El arte desde hace un buen
te configuraciones donde las acciones tiempo, ya no es revelación, sino fabu-
que conciernen a la práctica de sus lación” (cfr. 1981, p.65). En síntesis, diría
representaciones aducen a imágenes García Canclini: “Vivimos en la época
pertenecientes al registro de la ficción del arte desenmarcado” (cfr. p.151).
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Por el contrario, y en un orden más in- sus estructuras delgadas, frágiles, ro-
cisivo, el artista Jan Saudek (ver Fig.4), bustas, altas o bajas, cuyas gestualida-
documentando un trabajo singular, des masculinas o femeninas, blancas
alude a la desnudez, para recrear en la o negras, forman un modo de consoli-
atmósfera del cuerpo humano el reco- dación y reconocimiento dando lugar a
nocimiento a la libertad y a la procla- consideraciones de malestar y/o reite-
mación amplia y continua del narci- raciones de aprobación o juzgamiento
sismo colectivo. Para ello, revitaliza el social.
primado del cuerpo mediante disposi-
En estas condiciones debemos reco-
ciones y acontecimientos fundados en
nocer que “ciertas prácticas artísticas
el enfrentamiento e intercambio regu-
movilizan agendas públicas, alientan
lador de la individualización a través de
debates sobre los modos de conocer y
criterios que privilegian el encuentro
representar los desacuerdos sociales,
con el otro (a) en un sentido de libertad
hacen repensar la convivencia de esti-
que se haya acompañado de una unidad
los de vida y los criterios de valoración”
de igualdad a la manera de un principio
(García Canclini, 2010, p.222), en tanto,
de “promoción democrática de la iden-
la percepción autoriza el cuestiona-
tificación” (cfr. Lipovetsky, p.196). Del
miento del cuerpo frente a la evidencia
mismo modo, su obra polemiza y pone representacional dominante donde el
a prueba interacciones configuradoras artista, tomando como mecanismo la
en un proceso que pretende fijar por la articulación de la “política del arte, es-
vía de mecanismos fisiológico-figurati- tablece una interacción mediante tres
vos el aspecto irritable de la desnudez lógicas: la de las formas de la experien-
y su imprescindible condición sexual en cia estética, la del trabajo ficcional y la
torno al inminente disenso social. En de las estrategias metapolíticas” (cfr.
Saudek, el cuerpo exhibido10 se vuelve Rancière, p.68). Estas lógicas proyec-
motivo de resistencia -como en Spen- tadas mediante el acontecimiento dis-
cer Tunick, Diane Arbus y/o Margari- cursivo, señalan y registran el sustra-
ta Ariza- por ejemplo, a través de una to de su propia significación mediante
constante reactivación tematizada en una propuesta que contrasta, suscita
la deconstrucción visual, mediante la y caracteriza desde el arte, la mirada
misma complejidad de las relaciones escrutadora y consecuente instaurada
individuales o grupales, en un juego desde hace un buen tiempo en la con-
perteneciente al ámbito de las emo- dición política.
ciones que señala de forma soterrada
10 De acuerdo con Armando Silva, el cuerpo exhibi- En estas circunstancias y de acuer-
do en razón al pensamiento friki, lo raro y extravagante do con García Canclini “la estética y la
o fanático, se impone ahora en distintas formas, tanto
virtuales como físicas, a manera de ser propias de las política, se articulan al dar visibilidad
comunidades que, en comparación con otras de otros a lo escondido, reconfigurando la di-
espacios actúan bajo las condiciones de un cuerpo pro-
hibido. Cfr. A. Silva, p.34-35.
visión de lo sensible y haciendo evi-
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dente el disenso” (2010, p.10)11, puesto proyecto hace parte de su propia expe-
que con ello, se da paso a una cierta riencia de vida, en la que las conversa-
representación que hace posible tanto ciones sobre detalles sencillos que po-
la creación como los mecanismos que drían pasar desapercibidos para otros,
permiten registrar en una temporali- generaban en ella una serie de pre-
dad indefinida, las formas que ponen guntas sobre su experiencia familiar y
de manifiesto tanto el cuestionamien- su relación con la blancura, el color, el
to como el desarrollo y la duración del concepto y las prácticas de belleza.
arte. En cualquier caso, no podemos
confundir las condiciones de duración, De este modo, el proyecto Blanco Por-
pues ella es “la permanencia indefini- celana apela a la memoria personal
da de una forma, y el tiempo, que es un y familiar de la artista para proponer
atributo constitutivo de esta forma al una reflexión sobre el racismo velado,
igual que el espacio: el espacio remite a presentándolo como una construcción
la estructura actual de la cosa extensa” cultural que sigue viva a través del len-
(Francastel, 1981, p.98) que, como en el guaje, y que responde a una clasifica-
arte concierne a una posibilidad mati- ción racial que otorga y quita derechos
zada de un poder designado tanto en la de acuerdo al grado de blancura en la
heterogeneidad de sus formas como en piel. En esa medida la expresión ‘Blanco
las manifestaciones temporales y so- Porcelana’, hace referencia a la blancu-
ciales. ra de la piel como símbolo de algo deli-
cado y puro que otorga estatus social”.12
Sin duda, “el arte es un concepto dema-
siado general como para comprender Sin duda, estos devenires, que son por
lo que está en funcionamiento en las un lado la esencia del arte, y por otro,
instituciones sociales. Como otros con- objetos que descansan en la impresión
ceptos complejos, el estado oculta una sensible, también proclaman y deman-
generalización respecto de la naturale- dan determinaciones testimoniales,
za de la realidad” (Becker, 2008, p.169.
tal como se ha demostrado en torno a
La cursiva es mía), procurando con ello,
los artistas citados, quienes a través
y entre otros argumentos disipar como
de sus obras acusan registros raciales,
en el arte, las estrategias configurado-
religiosos o sexuales mediante un pen-
ras de la representación para afectar
samiento enmarcado en el circuito plu-
en ese mismo sentido la comprensión
ralista del cuerpo en el sistema social.
de sus prácticas y el desarrollo de sus
Porque también dichos artistas eviden-
propósitos.
cian bajo los mecanismos del modelo
Retomando nuevamente el caso de la del statu quo situaciones que muestran
obra de Ariza, “la artista destaca que su desde la sospecha social el espíritu
que reformula relaciones políticas que,
11 Arte y fronteras: De la transgresión a la postauto-
nomía. Recuperado de: http://hemisphericinstitute.org/ 12 Intervención de la Unidad de Artes y otras coleccio-
hemi/es/e-misferica-71/garcia-canclini. nes del Banco de la República.
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La voz amordazada
y la letra absuelta
Gladys Zamudio Tobar13
“Queridísimo padre: Hace poco me preguntaste por qué digo que te tengo
miedo. Como de costumbre, no supe darte una respuesta, en parte precisa-
mente por el miedo que te tengo, en parte porque para explicar los motivos
de ese miedo necesito muchos pormenores que no puedo tener mediana-
mente presentes cuando hablo. Y si intento aquí responderte por escrito,
sólo será de un modo muy imperfecto, porque el miedo y sus secuelas me
disminuyen frente a ti, incluso escribiendo, y porque la amplitud de la mate-
ria supera mi memoria y mi capacidad de raciocinio.”
Franz Kafka, La carta al padre.
Las guerras han dejado muchos niños nuina y la búsqueda de salidas salvan a
abandonados, llenos de tristeza, so- muchos de esos niños.
ledad e incertidumbre, pero hay en el
mundo tantos pequeños que son lasti- Mi voz: ¡Por fin! Todos duermen. El si-
mados por las esquirlas que emanan de lencio ocupa la casa y sólo se oyen los
la boca de sus propios padres; chiqui- ronquidos de mi padre, cansado de cas-
llos solitarios, atosigados de adultos tigarme durante todo el día. Todavía no
que casi siempre responden lo mismo: descanso de hacer travesuras. Las lám-
¡es por su bien! Estos mayores sólo sa- paras están rotas, los muebles raídos,
ben mirarse a sí mismos, en espejos los perros liberados; he puesto todo
caducos, donde no ven sus propios fan- en el desorden que jamás quisieran
tasmas, que los confunden con ellos mis padres. La neurosis los atropella y
mismos. Finalmente terminan educan- me dejan a diario tantos interrogantes
do a sus hijos con la misma receta de como gritos en mis oídos. Cada que ha-
todos los vecinos, como si leyeran las blo me piden callar. Ahora que ellos es-
instrucciones para armar un objeto o tán en silencio, yo puedo hablar, pero…
para destapar un producto empacado ¿con quién?
al vacío. Por fortuna la inteligencia ge-
13 Licenciada en Literatura e Idiomas, Especialista en Desarrollo Intelectual y Educación, Magíster en Lingüística
y Español. Docente de la Universidad Santiago de Cali. gladys.zamudios@gmail.com
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Hallé las bondades del silencio. Tuve Me parecía que mi madre, al igual que
que aprender a hablar conmigo, a crear la de Kafka, hacía poco para defender a
personajes que me escucharan, a re- sus hijos porque también tenía miedo.
flexionar, a observar los diferentes lu- Un miedo que la llevó a obviar los casti-
gares que componían la casa y que no gos y a justificar el maltrato de muchas
conocía, como la biblioteca; por ahí no maneras. Al fin y al cabo, se fue a vivir
había husmeado; ese era un lugar pro- con mi padre desde muy niña y apren-
hibido. Aunque ésta era pequeña, tenía dió todas sus formas de ver el mundo…
grandes libros. En medio de dos enor- o, al menos, las repetía.
mes tomos de medicina encontré el
La carta al padre me llevó a ver la vida
más pequeño de todos. Lo saqué con
como una novela, a fijarme en los per-
mucha cautela para no hacer ruido. Su
sonajes que me rodeaban, a mirarme
título era La carta al padre. Me llamó la
cuando me dirijo a otros. Los libros me
atención su nombre; me interné en una
encontraron en el camino y me siguen
lectura que me llevó a ver el retrato de
orientando; son ellos y los personajes
mi padre y el mío, en el balcón de Kafka,
que hallo a diario quienes han desdi-
donde lo encerró su progenitor por pe-
bujado las penas con bellas palabras
dir agua a media noche. Era como si el
y poéticas imágenes de lo que signi-
escritor nos hubiera estado espiando.
fica ser humano. Frente a estos en-
No pude distraerme por un segundo,
cuentros mágicos, dice William Ospina
estuve atenta a todo lo que contaba ese
(2008:116) “Hay que dejar que los libros
personaje que, al igual que yo, había
encuentren a los lectores.”
sido tratado de manera cruel, ¡no como
a un niño! Con el tiempo, los libros me presenta-
ron a una chica de 11 años que extra-
Luego, también quise escribir mi carta
ñaba a su padre quien, al separarse de
al padre y no dudé en hacerlo, aunque
su madre, la dejó también a ella. ¡A mí
con una redacción insulsa, propia de
me parecía una gran dicha! pero a esta
una niña de 12 años, que había leído
niña le dolía su ausencia y se calmaba
sólo fragmentos en sus libros del co-
conversando con él, a través del papel,
legio. Una vez terminé mi escrito, ese
cada día.
que guardé por años -y que se perdió
como se me empezaron a perder los Mis tíos y mamá mandaron a los pe-
malos recuerdos- sentí la tranquilidad queños a la cama en seguida, pero a
que dan algunas explicaciones cuando mí, como soy la mayor, me han dado
recogemos los momentos y comenza- permiso para quedarme un poquito
mos a comprender por qué cada quien más. Mamá me mira por el rabillo
reacciona como lo hace. Y con el tiempo del ojo y me susurra al oído: “Date
también entendí algunas razones de mi prisa” “Un minuto” le contesto. Por
comportamiento feroz, pero sincero. desgracia, mi querido papá no está.
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Oh, si Dios quisiera, mañana, maña- libros y de personas que –luego- dieron
na abrazaría a papá, pero no tengo importancia a su quehacer, ella sabía
demasiadas esperanzas porque hoy escribir pulcramente, ¡yo no!
acabo de recibir una postal. Papá
A pesar de mi condición de escritora im-
dice que está en Arcachon. Está de-
púber –en ese tiempo- las narraciones
masiado lejos para llegar en una
y los inventos que hacía con la palabra
noche. Allí fue donde nos dejó papá,
me ayudaron a ocultarme de toda clase
y no ha vuelto. Vivíamos en una
de maltratos. El juego del teatro frente
casa que se llamaba “Les Ruines”, y
al espejo evitó los traumas y el dolor;
en efecto, eran unas ruinas. Desde luchaba contra todos esos monstruos
entonces no he vuelto a abrazar a como una Quijotina, de los 70, valiente
papá, desde entonces, la familia se y díscola o como una Narnia de estos
ha arruinado y mamá ha tenido que días. Y, luego, la escritura, fue compo-
ponerse a cantar para darnos de co- niendo el monólogo que ya había ac-
mer. Me estoy dejando invadir por la tuado. Era una sola voz, era una sola
tristeza. No, si sigo así, acabaré llo- sombra larga, era un nocturno, era el
rando, y no debo. amor con la mujer del espejo. Cada vez
me configuraba más y ganaba confian-
La tristeza que dejan los vacíos llevó a
za y seguridad conmigo; le daba senti-
Anaïs Nin a escribir Diario de infancia,
do a la obra, mediante la mímesis, es-
pero en él, no sólo escribió poemas
tado y proceso que conozco luego con
sino que trazó dibujos que describían
Paul Ricoeur.
su realidad y aliviaban sus penas. Tam-
bién compuso fabulosas descripciones, Las palabras, los dibujos, las conver-
donde me conecté con su sensación de saciones, la danza, la música, el teatro,
soledad y abandono, pero, al igual que los libros y algunas personas que brin-
ella, las palabras, fueron mi salvación. dan estilos de vida más auténticos, nos
ayudan a sobrevivir. A través de ellas y
Desde luego, ella era muy distinta a mí, de las manifestaciones artísticas co-
su familia lo era también. Su padre era nocemos historias que nos implican en
un prestigioso pianista y su madre, una situaciones diversas y adversas. Todo
famosa cantante, eran cultos y adine- ello, paulatinamente, nos lleva a rea-
rados; Anaïs Nin iba al teatro, a la ópera lizar un proceso de resiliencia, a hacer
y a los actos sociales más importantes. más livianos nuestros lastres y nos ab-
Mi padre y mi madre, con muy pocos suelven de una terrible soledad, que se
estudios pero curiosos, cuando les re- va deshilachando cuando vemos reali-
galaban boletas para la ópera, asistían dades similares a las nuestras y dife-
con su mejor traje, pero se quedaban rentes salidas que pueden ser la clave
dormidos, “no entendían un carajo de para nuestro laberinto. Siempre hay al-
eso”, decían. Anaïs Nin vivía rodeada de guien que se parece a uno.
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ARTE Y BARBARIE
“En la resiliencia suele haber una situa- der un poco al otro, al otro que confor-
ción estresante intensa así como una ma el fenómeno del ser y del estar con
competencia manifiesta en relación uno y con el resto del mundo. Todos
con el problema. También el concepto estos tejidos que enseñan, no sólo los
de resiliencia es semejante al de “su- literatos -al hacer la lectura metacog-
perviviente”, considerado como la per- nitiva- al mirar hacia atrás en el video
sona que remonta las dificultades ante de la vida, también conquistan sereni-
una vida adversa y muy difícil, ante la dades, a través de los textos autobio-
que sale exitosamente adelante e, in- gráficos.
cluso, llega a triunfar luego en la vida,
a pesar de tener todo en contra en la En este camino, de las narraciones
niñez, adolescencia o juventud (Tarter autobiográficas, Elías Canetti (1977),
y Vanyukov, 1999), citado por Becoña, quien recogió su vida de una manera
2006. sublime en libros autobiográficos como
La lengua absuelta –de donde tomé
Somos supervivientes del maltrato, de la última palabra para este texto- me
las agresiones e incivilidades. Cuan- llevó a escribir Antes de comer el loto,
do hallamos cómplices en los libros, un pequeño relato de olvido, olvido del
en las letras que leemos y escribimos,
dolor, de creerse víctima, de amar a los
se solidifican los cimientos de los su-
victimarios, de flotar desde el lodo o de
jetos como los claustros, donde vivie-
alucinar con las setas que borran de la
ron pensando el mundo y huyendo de
memoria los ofensivos recuerdos o los
sus bondadosas y paralizantes fami-
convierten en creativos mundos como
lias. Montaigne, por ejemplo, se dedi-
el de Alicia en el país de las maravillas.
có a reflexionar sobre el ser humano
y, mientras retrataba con palabras sus
estados íntimos y se formulaba nuevas
preguntas, por fuera de su biblioteca, ¡Comer el loto y…olvidar!
caminaban como espantos su esposa y
Cada punto de soldadura fue uniendo
su hija. Ellas lo conminaron a un encie-
los adornos de las puertas que diseña-
rro productivo, que lo sanaba en la me-
ba mi padre. Aún chica, yo, me metía en
dida en que se iba configurando. De su
su taller donde olía a hierro caliente y
inevitable distanciamiento emanaron
a la grasa que todos los días se adhe-
los ensayos más profundos acerca de
ría a su vieja ropa, cuando terminaba de
su propia existencia, que es también la
romper el silencio de los aparatos rui-
existencia del otro.
dosos o cuando aceitaba las bisagras
Quien escribe porque ha sido desfigu- de sus pesados portones.
rado o des-configurado, se puede con-
Desde pequeña, ocho años quizá, me
figurar y reconfigurar para narrarse a sí
quedó la idea de ser una mujer fuerte,
mismo, (Paul Ricoeur, 1996) y compren-
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casi como un hombre porque mi padre vivir sin papá ni mamá. Probablemente
siempre le exigía a mi hermana que el apoyo de mi abuela y mi naturaleza
lo fuera, que hablara duro. Cuando él juguetona me ayudaron a estar feliz,
la gritaba por no escuchar su voz, tan aunque fermentaba una amnesia diaria
delgada como ella misma, yo me con- que se curó también siendo adulta. A
vencía que debía ser enérgica, como veces uno no necesita curarse, es pre-
una militar enana o como el hijo que no ferible estar en el silencio del olvido.
habían podido tener él y mi madre. Así
Había momentos de calma en los que
mismo intentaba ayudarle sosteniendo
mi padre se transformaba en un caba-
las varillas de hierro que, pese a toda
llero; cuando dejaba los grandes porto-
la fuerza que imprimía sobre ellas, a
nes, se vestía con saco y corbata para
veces caían y hacían tanto estruendo
ir al trabajo como técnico de teleimpre-
como el de los berridos del viejo furioso
sores. Trabajaba mucho y se divertía en
por mi impotencia.
las noches y en las madrugadas bebien-
Yo salía con cierta tranquilidad de su do y jugando billar. Probablemente él
taller, aunque lloraba tal vez por su también quería olvidar. Creo que nunca
propia frustración: todas éramos muje- quería llegar a casa para ver lo que ha-
res. Me sentaba en algún rincón a jugar bía construido, no sólo una casa grande
y olvidaba pronto el dolor de los golpes que comenzó con una pieza sino tres
de mano y de voz. Realmente tenía po- hijas y -¡por fin!- un hijo. Todos ellos lo
cas preocupaciones. Mi conciencia no convertían en un señor responsable.
tenía toda la carga del psicoanálisis Casi cinco hijos con su joven esposa, mi
que aprendí luego -muchos años des- madre, a quien nunca pudo dejar –creo
pués en la Universidad- y que me lleva- ahora- porque le daba lástima.
ba a interpretarlo todo de una manera
A veces pensaba que era como él y
microscópica. Ya no sabía si lo que vivía
luego me arrepentía. Fácilmente deto-
era verdad o mentira. Eso me trajo mu-
naban las bombas que llevaba dentro;
chas dificultades.
en unas ocasiones como carcajadas
Quizá me acostumbré a inventar esos y en otras como grandes explosiones
mundillos interiores para evitar sufrir. de vómito venenoso que salpicaba del
Nunca sentía que lo hiciera, pero que- mismo odio y resentimiento a los que
ría acostarme temprano para dormir y estaban cerca, pero uno se hace el loco,
olvidar el día, borrar un poco mi corta se dice a sí mismo que no es nada grave
vida. Siempre me preguntaba por qué y para no pensar en una solución, al fin y
para qué los niños tienen padres. Como al cabo no la hay. La única es comer un
ya sabía caminar, trepar, saltar, hablar poco de loto y olvidar.
–sobre todo esto- sentía que no nece-
En ese relato utilicé la palabra olvidar,
sitaba a nadie; creía que podía sobre-
pero, tal vez, es transformar, dibujar de
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ARTE Y BARBARIE
otra forma, invocar a los seres amados, tias, como en su novela Lo que no tie-
a los perdidos, a los que andan como ne nombre y, así, explicarse en tinta, la
entes por las avenidas, atropellando a muerte de su hijo, quien decidió vivir en
quienes pasan desprevenidos. La pala- otra constelación.
bra es como crear un holograma para
En estos casos, trágicos y sorpre-
amar y sentir menos prisa en el cora-
sivos, el lenguaje nos remite a una
zón. Piedad Bonnett en Los privilegios
realidad que la mente no puede
del olvido (2008) esclarece esa cuali-
comprender. Antes de preguntar a
dad, en el siguiente poema:
mi hija los detalles, de rendirme a
La palabra, la indagación, mis palabras niegan
una y otra vez, en una pequeña ra-
-esa hechicera-
bieta sin sentido. Pero la fuerza de
me devuelve la forma de tu pecho, los hechos es incontestable: «Daniel
la humedad de tu axila, la sedosa se mató» sólo quiere decir eso, sólo
caricia de tu vello. señala un suceso irreversible en el
La palabra se hace agua, se hace tiempo y el espacio, que nadie puede
cambiar con una metáfora o con un
lágrima,
relato diferente.
Se hace calor, saliva, piel y beso.
La palabra, Daniel se mató, repito una y otra vez
en mi cabeza, y aunque sé que mi
Loca fabuladora del deseo.
lengua jamás podrá dar testimonio
Te exorciza y a mí vienes volando de lo que está más allá del lenguaje,
Con las manos vacías. hoy vuelvo tercamente a lidiar con
Con tu apenas sonrisa las palabras para tratar de bucear
Galopas sobre el tiempo. en el fondo de su muerte, de sacudir
el agua empozada, buscando, no la
La palabra,
verdad, que no existe, sino que los
La dulce mentirosa, rostros que tuvo en vida aparezcan
Tiende su trampa y yo te recupero. en los reflejos vacilantes de la oscu-
Tinta. ra superficie.
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Bibliografía
Becoña, E. (2006). Resiliencia: defini-
ción, características y utilidad del
concepto. Revista de Psicopatología
y Psicología Clínica. Vol. 11, Nº3, pp.
125-146.
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