Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Por eso la psicoterapia cognitivo conductual tiene dos partes, por una es una reflexión
conjunta sobre el problema. Es la responsabilidad del paciente contribuir plenamente a la
definición del problema, que no es más que aquello que le preocupa y le lleva a la consulta.
Una vez establecida la visión que el paciente tiene de su problema, bajo la guía del
terapeuta, se realiza el análisis funcional del problema, enunciándolo en términos
operativos y modificables. Se fijan así los objetivos de la terapia y comienza el tratamiento,
que tienen que ser consensuados entre el paciente y el terapeuta y pueden ir variando a lo
largo de la terapia, de acuerdo a como se va avanzando y comprendiendo lo que ocurre.
Con esta visión se puede decir que la terapia cognitivo conductual es directiva en el
cumplimiento del programa, pero siempre adaptándose a las capacidades y limitaciones del
paciente; pero es una terapia no directiva a la hora de fijar el problema, puesto que es el
paciente quien lo plantea y se acepta su planteamiento.
Las terapias no sirven para todo, solamente si existe un tratamiento para el problema es
cuando se puede afrontar. Generalmente, el problema tal y como lo plantea el paciente no
es resoluble, lo habría resuelto él. El análisis de lo que pasa, con el conocimiento de las leyes
que gobiernan nuestro comportamiento, lleva a considerar otra forma de afrontamiento:
LA ACEPTACIÓN que no es resignación, sino un cambio en el campo de batalla, luchando
por aquello sobre lo que tenemos control y dejando de luchar para conseguir aquello que
no podemos lograr. La terapia de aceptación y compromiso enseña como poder llevar a
cabo este proceso sin que interfieran nuestros pensamientos, sensaciones, sentimientos y
emociones.
Pero la eficacia de la terapia cognitivo conductual depende de que se conozcan cuáles son
las conductas problema y las leyes que las rigen. Desde una perspectiva cognitivo -
conductual se han dado importantes avances en los tratamientos por medio de la
identificación y modificación de conductas nucleares; que son las que tienen un gran
impacto en el comportamiento humano en general. Por ejemplo, el manejo de la ansiedad
(Wolpe, 1975; Marks, 1974) ha permitido solucionar de manera efectiva fobias, obsesiones,
y demás trastornos asociados a ella. Las conductas cognitivas, como los pensamientos
automáticos (Beck, 1979) han sido otro gran avance de la terapia, definiendo tratamientos
de elección para la depresión, avances en el manejo de la ansiedad y abre esperanzas para
los trastornos de personalidad (Beck et al, 1985). En la modificación de los esquemas más
nucleares, los aprendidos en las relaciones con nuestros padres, juega un papel
fundamental la relación terapéutica larga y profunda que permite cambios basados
precisamente en las conductas que se dan en su contexto (Kohlerberg, Tsai, 1991; Newman,
Castonguay, Borkovec y Molnar, 2004). Se pueden encontar más detalles de mi
pensamiento sobre este aspecto en la sección profesional de Psicoterapeutas.com.
Finalmente, la Terapia de Aceptación y Compromiso, basada en la teoría de los marcos
relacionales, ha supuesto un avance muy importante en la terapia.
Tanto la ansiedad como las conductas cognitivas están relacionadas con el control de la
conducta humana. La consideración del control como elemento diferenciador de la
conducta puede suponer aportaciones importantes a la práctica de la psicoterapia. La
importancia del estudio del control puede comprenderse teniendo en cuenta el impacto
que se le ha reconocido en la generación de la depresión (Abramson, Seligman, 1978) y de
trastornos de ansiedad (Barlow et al, 1995).
Para el estudio del control es necesario empezar con una definición, que si bien es un
concepto ubicuo en la literatura psicológica no se le suele dar una definición precisa. En el
papel se parte de una orientación de la teoría de la información, que si bien ha comenzado
con un concepto de control sencillo basado en el ciclo de retroalimentación (Wiener, 1948;
Powers, 1973), ha ido evolucionando hacia estructuras y arquitecturas más complejas,
(agentes, multiagentes, etc.) elaborando modelos que pueden arrojar luz sobre las
estructuras del comportamiento humano que intervienen en el control de la conducta. En
la siguiente página se muestra como se está abriendo paso la teoría del control en la
psicología clínica.
La pregunta de cuánto dura una terapia tiene difícil contestación. La terapia es un proceso
que realiza el paciente y hay que cambiar su comportamiento desde su propia perspectiva.
Ahí reside uno de los principales retos y problemas de la terapia. En efecto, no es un proceso
automático como cuando se suelda una pierna o un antibiótico mata a una bacteria. Son
procesos en los que interviene la persona que tiene que cambiar, por eso se dan grandes
variaciones en la duración de la terapia.
Explicar qué se tiene que hacer para resolver el problema puede ser muy sencillo y corto,
bastarían unas cuantas sesiones. Pero explicarlo de forma adecuada para que lo entienda
un paciente en particular puede ser mucho más costoso y ponerlo en práctica depende de
la persona que inicia el tratamiento.
El coste de la terapia