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“Año del Diálogo y Reconciliación Nacional”

“FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS,


EMPRESARIALES Y PEDAGÓGICAS.”
“ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO.”
CURSO:
DERECHO PROCESAL CIVIL
TEMA: EL PROCESO

DOCENTE:
DAVID CALIZAYA PINTO
NOMBRES Y APELLIDOS:
 Rocio, VISSE BARIO.
 Laura Esthefany, SAIRA MAMANI.
 Ricky Martin, TICONA RODRIGUEZ
 Assenet, FIGUEROA ESCALANTE.
 Elizabeth, TICONA QUISPE
CICLO Y SECCIÓN:
V - “B”

PERU – MOQUEGUA
2018
EL PROCESO
¿QUÉ ES EL PROCESO?
El proceso es también lo dijimos el conjunto de actos dirigidos a ese fin: la resolución
del conflicto (composición del litigio, satisfacción de pretensiones, etc.). Y resulta,
en último término, un instrumento para cumplir los objetivos del Estado: imponer a
los particulares una conducta jurídica, adecuada al derecho, y, a la vez, brindar a
estos la tutela jurídica.

El vocablo proceso (processus) viene de “PRO” para adelante, y “CEDERÉ” caer,


caminar Implica un desenvolvimiento, una sucesión, una continuidad dinámica. Es,
como todos los procesos (inclusive el fisiológico, fisicoquímico), una sucesión de
actos que se dirigen a un punto. En este caso, que persiguen un fin.

Efectivamente en nuestro proceso se destaca su carácter teleológico (COUTURE).


Está constituido por un conjunto de actos mediante los cuales se realiza la función
jurisdiccional, y, por consiguiente, persigue el fin de esta.

En ciertas épocas se lo confundió con la simple sucesión de actos de procedimiento


(etapa procedimentalista), pero luego se penetró más a fondo en su estructura y su
naturaleza, comprendiendo que detrás de esos actos estaba aquel fin fundamental.
Y que tales actos presuponen (y a la vez entrelazan) a los tres sujetos esenciales:
juez, actor y demandado. Ya los juristas medievales hablaron de un acto triangular
pero fue BÜLOW, en su estudio sobre.
Las excepciones y los presupuestos procesales quien puso en claro este punto, luego
desarrollado por la moderna teoría.

El procedimiento es solo el medio extrínseco por el cual se instaura y se desenvuelve


hasta su finalización el proceso.

Por lo tanto, el proceso es el medio adecuado que tiene el Estado para resolver el
conflicto reglado por el derecho procesal, que establece el orden de los actos
(procedimiento), para una correcta (legal) prestación de la actividad jurisdiccional.
Que, recordemos, se pone en marcha, normalmente, cuando una de las partes ejerce
su derecho (poder) de acción.

Dice justamente la Constitución, que la ley establecerá el orden y las formalidades


de los juicios. Esto es, el procedimiento. Que obligatoriamente debe tener un carácter
legal, lo que se entiende una garantía esencial (principio del debido proceso legal).

El proceso, como conjunto de actos regulados mediante el procedimiento, que liga


a los referidos tres sujetos, constituye un haz de situaciones (o relaciones jurídicas)
en el que se dan diversos derechos, deberes, poderes, obligaciones o cargas.

Problemas terminológicos y doctrinarios. En el derecho positivo se utilizan, como en


nuestros códigos, a menudo en sentido análogo o similar, los vocablos proceso,
contienda, litigio, causa, juicio, controversia, asunto.
De todos ellos queremos referimos al término juicio, que nos viene directamente de
la Ley de Enjuiciamiento Civil española y de todas las fuentes románicas. La palabra
proceso, pese a su origen latino, solo comienza a usarse en la Edad Media. Los
romanos hablan de lis, iudicium, iurgium. El juicio, en realidad, se refiere más bien
al trabajo del juez que pone fin al proceso, por lo cual tiene un sentido más
restringido. Enfatiza más la actividad intelectual (del magistrado) que el desarrollo
de los actos. Aun cuando estos tienen por objeto preparar, aquella actividad, motivo
por el que están relacionados, y su etapa puede resultar culminante y esencial.

Los demás vocablos se usan indistintamente y, a menudo, como sinónimos.

Los problemas doctrinarios que plantea el tema del proceso son dos: su fin o función
y su naturaleza.

El problema del fin del proceso es el de saber para qué sirve. Hasta ahora hemos
hablado de la solución del conflicto, pasando por encima del tema, es decir,
ignorándolo. Pero la doctrina discute sobre si se trata de resolver litigios, conflictos
de intereses o satisfacer pretensiones, si se trata de la solución de un conflicto social
(sociológico) o simplemente jurídico, o mixto, etc.

El problema de la naturaleza es el de su esencia. También hemos dicho que el


proceso es un conjunto de situaciones jurídicas de relaciones, etc., o sea que tiene
una naturaleza compleja, en una primera aproximación. Pero no debemos ignorar
que hay múltiples explicaciones teóricas sobre nuestro fenómeno. Y aun sin entrar a
un análisis profundo, que no se adecua a la finalidad de este libro, debemos hacer
alguna breve referencia doctrinaria.

FIN O FUNCIÓN DEL PROCESO.


Las doctrinas que pretenden explicar el fin del proceso oscilan entre cuestiones
diferentes: saber si se trata de resolver un conflicto material (sociológico) o de actuar
el derecho (jurídico); si se persigue un fin individual, solucionar un conflicto material,
o un fin público, la actuación de la ley, del derecho y, en último término, los fines de
este: paz, justicia.

Es GUASP quien hace una clasificación entre doctrinas sociológicas y jurídicas, según
consideren el proceso como la resolución de un conflicto social o entiendan que su
función es la aplicación (actuación) del derecho objetivo o de la protección de los
intereses subjetivos (o ambas).

Una de las doctrinas más recibidas universalmente es la de CARNE-LUITI, autor de


la teoría del litigio (lile), según la cual el proceso se origina en un conflicto (material)
de intereses, calificado por una pretensión cuyo fin es “la justa composición del
litigio”. En la base se encuentra el interés, que tiene un contenido netamente
individual (sicológico). La limitación de los bienes de la vida, dice CARNELUTTI,
produce los conflictos. El conflicto de intereses así nacido’ se denomina litigio, del
que surge la pretensión. Esta es “la exigencia de subordinación de un interés ajeno
al interés propio”. Frente a ella, se levanta la resistencia, que “es la no adaptación a
la subordinación de un interés propio al interés ajeno”. La pretensión resistida (o aun
la insatisfecha, agregó después el mencionado autor) origina el proceso.

Frente a esta doctrina se alzó en Italia la de otro gran maestro, CHIOVENDA, que
señala, como función del proceso, “la actuación de la ley”, colocando el punto de la
observación en la aplicación del -derecho objetivo, y enfatizando la finalidad pública
del proceso ante la otra privada (de resolver conflictos intersubjetivos).

En realidad, la mayoría de las doctrinas, frente a este problema, se inclinan por la


posición mixta. Es decir, que no consideran al proceso como la solución de un
conflicto solamente social, ni tampoco solo jurídico. O sea que admiten, como es
lógico, que lo que en su origen aparece como un conflicto social, cuando es abarcado
por el derecho se convierte en jurídico y se resuelve como tal mediante la “actuación
de la ley”. El propio CARNELUTTI ha admitido que el interés de las partes se
manifiesta como “un medio para la realización de la finalidad pública del proceso,
cuyo fin, en definitiva, obtener la formación de mandatos (mandamientos) jurídicos”.
Esto es, la concreción del mandato general de la ley para el caso concreto sometido
al juez.

Es que la misma inseparabilidad que sabemos existe entre el derecho objetivo y el


subjetivo, aparece entre estos dos fines.

La pretensión se origina en una base sociológica; es la “queja” del individuo en sus


relaciones con los demás hombres, que por problemas de convivencia plantea tal
reclamación. Pero, subraya el citado autor español, mientras el conflicto no se
somete al juez, por medio de la pretensión, nos mantenemos en el campo social
(sociológico), sin que pueda hablarse aún del proceso. Ni siquiera de un conflicto
jurídico.

La objeción principal a estas teorías es que hay procesos sin conflicto. Es decir, hay
procesos sin contradicción (en rebeldía) o sin que el reclamo tenga un apoyo jurídico
(pretensión totalmente infundada, que igual debe dar lugar al desarrollo del proceso,
sin perjuicio de que la sentencia final la rechace); y procesos en que la pretensión
no aparece, al menos en el inicio, como en el penal (o en sistemas de actuación de
oficio).

Entre nosotros, BARRIOS DE ÁNGELIS y luego en España FAIRÉN GUILLÉN, aún sin
conocer su posición- ha modificado esta teoría sosteniendo que la finalidad no es la
de satisfacer pretensiones, sino la de excluir la insatisfacción. Porque, dice, la
satisfacción de las pretensiones no es más que un modo de presentar otra cosa que
se oculta atrás, la realidad que queda detrás de la pretensión. Es la afirmación de la
existencia de una diferencia entre la realidad de hecho y la que garantiza la norma.
El que pretende el pago del préstamo, es porque afirma que existe un no pago frente
a la norma que establece la obligación de pagar. Esa diferencia entre lo que es y lo
que debe ser, es la insatisfacción, que puede ser distinta de la pretensión. Y que
puede llegar al proceso ya sea por la pretensión, en el sentido de

Lo que no es excluyente, sino perfectamente congruente con la aseveración de que


el proceso tiene por fin resolver un conflicto intersubjetivo (componer una litis,
satisfacer una pretensión, excluir una determinada insatisfacción). Puede ser que
algunas veces aparezca en primer plano, como fin inmediato, la resolución del
conflicto subjetivo (o satisfacción de un derecho subjetivo o de una situación jurídica
concreta), y en segundo plano, en forma mediata, la aplicación del derecho
(objetivo). Y en otros casos; será al revés. Así sucede lo primero en el proceso civil,
y lo segundo, en el proceso penal y en algunos no penales de mayor interés público
(de menores, etc.).

El conflicto o la insatisfacción o el interés, se lleva ante los órganos estatales


instituidos para su solución jurídica (Jueces, poder judicial), cuando una de las partes
lo plantea (pretensión) o cuando por sí solo provoca una situación de alarma social
(conflicto penal, de menores, acción de nulidad de matrimonio iniciada por el
ministerio público), en cuyo caso la actuación judicial puede comenzar aun sin el
pedido de parte.

NATURALEZA DEL PROCESO.


Doctrinas.- Estudiado el fin (función) del proceso, corresponde el análisis de su
naturaleza jurídica, es decir, cuál es su esencia, y especialmente si encuadra en
alguna de las figuras ya conocidas o tiene una esencia especial.

Para ello estudiaremos las diversas doctrinas que han existido, siguiendo, dentro de
lo posible, el orden cronológico en que han aparecido.

TEORÍA DEL CONTRATO.

Esta doctrina parte de la afirmación de que existe una convención entre el actor y el
demandado, convención que fija determinados puntos de discusión y que otorga la
autoridad al juez. El antecedente de ella lo encontramos en la LITIS contestatio del
derecho romano, la cual significa un acuerdo de voluntades con el que se
investía del poder al iudex (árbitro). En este acuerdo se hacía novación de los
derechos de las partes y de ahí en adelante su situación jurídica, a resolver por el
juez, nacía del acuerdo.

En el derecho moderno se ha seguido empleando la terminología e inclusive algunos


conceptos de este derecho primitivo. En efecto, se habla de la litis contestatio y de
que con la demanda y contestación se fijan -desde luego, según lo que las partes
voluntariamente establecerlos límites de la litis y de los poderes del juez. La sentencia
resuelve no el conflicto original, sino el que resulta en el proceso de lo alegado (y
probado) por las partes.

TEORÍA DEL CUASICONTRATO.

Se trata, solamente, de una derivación de la teoría anterior. Después de señalarse


que no podía ser un contrato, pues si el demandado no concurría por su voluntad o,
simplemente, faltaba (rebeldía), la figura que más se adecuaba al fenómeno en
estudio era la del cuasicontrato.
Otros autores (alemanes, especialmente) llegaron a la misma conclusión, partiendo
de la base de que el proceso es un hecho generador de obligaciones, y que no siendo
contrato, ni delito, no cuasidelito, debía ser, por descarte, un cuasidelito, debía ser,
por descarte, un cuasicontrato.

TEORÍA DE LA RELACIÓN JURÍDICA.


Para la mayoría de los procesalistas, el proceso es una relación jurídica entre
determinados sujetos investidos de poderes otorgados por la ley, que actúan en
vistas a un determinado fin.

Esta teoría, cuyos antecedentes se hacen remontar a las ideas de HEGEL y aun
juristas medievales fue expuesta orgánicamente y los presupuestos procesales.
Afirma que la actividad de las partes y del juez está regida por la ley y que el orden
establecido para regular la condición de los sujetos dentro del proceso, determina
en el complejo de derechos y deberes a que se está sujeto cada uno de ellos,
tendiendo a un fin común. Es seguida por la mayor parte de los más notables
procesalistas –entre quienes se halla CHIOVENDA-, aunque también se señalan
importantes disidencias, como veremos exponer el resto de las doctrinas

La relación jurídica procesal es un aspecto del resto del derecho concebido como
relación entre sujetos. Aquí se produce un vínculo jurídico, primero entre las partes
entre sí, luego entre ellas y el juez.
En este aspecto, la teoría de la relación jurídica tiene diferentes variantes. Se produce
en el proceso, dice CHIOVENDA, un estado de pendencia desde que se presenta la
demanda, y con mayor razón cuando se contesta. En efecto, antes de ser juzgada
ella debe ser examinada y esto produce la relación entre las partes.

Lo cierto es que se observa, dentro del fenómeno procesal, a sujetos de derecho que
actúan con poderes y ligamientos (jurídicos) en una típica relación, cuyos caracteres
veremos al examinar las conclusiones de este tema.

TEORÍA DE LA SITUACIÓN JURÍDICA.

Esta teoría de debe a JAMES GOLDSCHMIDT, quien niega las afirmaciones de los
autores de la teoría anterior. Considera que no puede hablarse de relación jurídica
en el proceso, puesto que los imperativos referidos al juez (deber de decidir la
controversia, especialmente) son de naturaleza constitucional y no procesal y se
derivan no del juicio, sino de su cargo de funcionario público. En cuanto a las partes,
tampoco existen los derechos y deberes propios de la relación jurídica (de derecho
civil, por ejemplo) sino una cosa diferente.

Afirma GOLDSCHMDT, que las normas jurídicas cumplen diversa función, según el
punto de vista desde el cual se las examina. En la función extrajudicial (estática), las
normas representan imperativos dirigidos a los ciudadanos (deberes y derechos); en
su función judicial (dinámica), dichas normas constituyen medidas con arreglo a las
cuales el juez debe juzgar la conducta; en el proceso dejan de ser imperativas, para
asumir la función de promesas o amenazas de determinada conducta del juez. No
hay verdaderos derechos, sino posibilidades de que el derecho sea reconocido,
expectativas de obtenerlo, y cargas que son imperativos o impulsos del propio
interés: si no se hace tal cosa, sobreviene tal desventaja. En lugar de relaciones
jurídicas (con derecho y deberes), el proceso creo a nuevos nexos jurídicos. Los
cuales se hallan referidos a la sentencia judicial que las partes esperan. Se trata más
bien de una situación jurídica que el citado autor define como el estado en que una
persona se encuentra desde el punto de vista de la sentencia judicial que espera,
con arreglo a las normas jurídicas. Esta situación se concreta en actos u omisiones
determinados: la obtención de una sentencia favorable depende de la realización de
ciertos actos procesales exitosos (demandar, comparecer, probar, alegar, etc.); y la
perspectiva de una sentencia desfavorable, en cambio, de la realización de actos
inconvenientes o de la omisión de los correspondientes.

Esta teoría que según dice ALSINA destruye sin construir, ha traído al campo procesal
algunas nociones interesantes como ciertas nuevas categorías de situaciones
jurídicas (diferentes a las tradicionales de derecho y deberes), tales como la
posibilidad, la d carga, etc.

Por lo demás, como veremos, la relación jurídica no excluye, sino que más bien
presupone, la noción de situación jurídica.

No parece, sin embargo, dar una completa explicación del fenómeno proceso.

TEORÍA DE LA INSTITUCIÓN.

GUASP, con su concepción del proceso, ha querido encontrar en este algo más que
una simple (o compleja) relación jurídica y le ha atribuído el carácter de “institución”
en el sentido que los autores franceses (HAURIOU, RENARD, etc.) creadores de esta
teoría jurídica, le da. COUTURE, originariamente, se plegó a esta posición, pero luego
se rectificó, especialmente por considerar que el vocablo y aun el concepto, no son
de los que convienen al lenguaje de la ciencia procesal.

En el proceso, la idea común es la de satisfacción de una pretensión; todas las


voluntades particulares que actúan en el proceso se adhieren a esa idea común. El
actor, y desde luego, el juez en el fallo también, así como el demandado en su
oposición, tratan de satisfacer la reclamación que engendra el proceso.

Hay múltiple relaciones y situaciones jurídicas. En realidad, más que cada una de
estas, es un verdadero complejo (BARRIOS DE ANGELIS).

Para concluir, antes que nada cabe señalar, a fin de evitar ideas equívocas, que el
problema de la naturaleza jurídica del proceso no conduce a una mera discusión
académica, sino que aquella tiene importantes consecuencias prácticas, puesto que
la regulación variará según se acepte una u otra teoría.

Así, por ejemplo, desde que descartamos la figura del contrato o cuasicontrato,
queda también excluida la posibilidad de recurrir, como fuente subsidiaria, a las
normas que regulan estos institutos en el derecho civil, y también a la idea de la
autonomía de la voluntad, como regulando la actividad que estudiamos que aparece,
entonces sometida a las reglas del derecho público.
También queremos indicar que no debe extremarse el esfuerzo por encasillar cada
instituto nuevo que se estudia, dentro de alguno ya conocido, haciendo que toda
discusión sobre la naturaleza jurídica derive es un esfuerzo estéril por encontrar
semejanzas y diferencias con figuras típicas, de otras ramas del derecho. Nos parece,
en este sentido, que el fenómeno procesal es lo suficientemente característico e
independiente como para ser estudiado en forma autónoma.

Sentado lo precedente, conviene anticipar, sin embargo, que resulta evidente que
dentro del fenómeno procesal se dan actos jurídicos y relaciones jurídicas y
situaciones jurídicas.

Como veremos luego, cabe en el proceso toda una teoría de actos jurídicos (infra,
caps. XV al XIX).

Estos actos jurídicos constituyen según la mayoría de los procesalistas, la


manifestación exterior de una relación jurídica que los une a todos, aunque luego se
discuta la estructura de esa relación.

Y naturalmente, las posiciones de los sujetos colocan en determinadas situaciones


jurídicas.

Por todo ello, el proceso resulta una institución compleja y existe dificultad en
ubicarla dentro de alguna ya conocida. Hay, es cierto, una relación jurídica entre los
sujetos procesales, pero allí no se agota el fenómeno (proceso).

Además, se trata de una relación jurídica especial. En primer lugar, puesto que se
origina y produce en toda una sucesión de actos, no es una relación estática sino
dinámica. Sabemos que el proceso no se desarrolla en forma instantánea, sino que
se produce a partir de la acción, la cual se traduce no sólo con la demanda, sino a
través de todo el proceso y hasta la sentencia definitiva. Por consiguiente, es una
relación continuada y progresiva (o, según se observe, una sucesión de relaciones
con finalidad y objetivo unitarios).

La posición de sujetos en esta relación, tampoco es la común que tienen en la


relación jurídica civil, ni aparecen claros los derechos subjetivos y deberes jurídicos.
Así, el juez tiene el deber de fallar, pero ese deber no es simplemente una obligación
frente a las partes, sino un deber público derivado de su calidad de funcionario
investido de autoridad (es realmente un poder-deber). La obligación de los propios
sujetos particulares (partes) aparece muy esfumada, y dicen los procesalistas que
es muy difícil encontrar obligaciones procesales de las partes, mientras que surge
una noción específica, la de carga procesal, estudiada especialmente en Italia por
CARNELUTTI y Alemania por GOLDSCHMIDT y luego por todos sus continuadores.

La relación procesal tiene asimismo, según los autores, naturaleza dialéctica, pues
se presenta como una serie de acciones y relaciones, de ataques y defensas, de
conflictos de intereses. Esto sin perjuicio de que en esa serie de actos aparezca
también una unidad de fin y una colaboración para llegar a la sentencia definitiva.
Lo cual le da el carácter de unitaria a la relación. (Así la relación es unitaria, compleja
y continuativa).
Se menciona también el carácter autónomo de la relación procesal, lo que como ya
hemos visto (supra, cap. IV), es consecuencia de la autonomía del proceso frente a
la relación de fondo.

Es, pues, un fenómeno complejo, en el que se dan una o varias relaciones jurídicas
particulares, y el estudio de los elementos es esencial para penetrar en el carácter
de esta relación. Su estructura especial le confiere una fisonomía particular.

Por último, debemos recordar lo que dijimos al comienzo, a saber, que mediante el
proceso se cumple la fusión jurisdiccional. del Estado. El estudio de la jurisdicción,
entonces, completa a este (infla, cap. VII)

CLASES DE PROCESOS.-

A) Por su finalidad puede ser de conocimiento, de ejecución o cautelar


(precautorio).

En efecto, según tienda a producir una declaración de certeza sobre una situación
jurídica (juzgar) o ejecutar lo juzgado (actuar), será de conocimiento o de ejecución.
En el proceso de conocimiento, el juez declara el derecho (conoce). Se tiene a formar
un mandato.

Luego del proceso de conocimiento, si corresponde (porque hay una condena y no


se cumple) viene la etapa de ejecución, que es un nuevo proceso, en el que se
ejecuta lo juzgado. El proceso de ejecución puede no estar precedido de otro
conocimiento Hay ciertos títulos (ejecutivos) que permiten ir directamente a la
ejecución, sin la etapa previa de conocimiento (infla, NUM 8).

El proceso cautelar o precautorio tiene una finalidad instrumental (accesoria) de otro


proceso (principal), consistente en asegurar el resultado de este, o sea, evitar que
luego de obtenida una sentencia favorable se frustre este resultado, como
consecuencia de la demora en obtener dicha resolución.

B) Según la estructura puede ser simple o monitorio.


El proceso común (simple) tiene como hemos dicho, una estructura contradictoria
en la cual el juez oye a cada parte y después resuelve.

Este proceso simple puede ser ordinario, si sigue todas las ritualidades comunes, o
sumario, si los trámites son más abreviados, más breves (sumario).

Esta estructura normal se modifica en lo que se ha dado en llamar el proceso


monitorio, en el cual se invierte el orden del contradictorio, pues el juez, oído el
actor, dicta ya la sentencia (acogiendo su demanda), y solo después oye al
demandado, abriéndose entonces no antes el contradictorio (si el reo se resiste) y
luego del procedimiento el juez mantiene su primera sentencia o no (proceso de
desalojo, ejecutivo, entrega de la cosa y de la herencia, en nuestro derecho positivo).
Hay quienes entienden que el proceso monitorio es intermedio entre el de
conocimiento y el de ejecución.
C) Según la unidad o pluralidad de intereses puede ser singular o universal.
Si los intereses que se debaten (o las pretensiones que se deducen) son singulares,
aunque comprendan más de una persona, es singular. Si, en cambio, se debate una
comunidad de intereses o intereses que pertenecen a una colectividad, es universal.
La mayoría de los procesos son singulares; por excepción hay procesos universales,
los que generalmente se relacionan con la liquidación de un patrimonio (concurso,
quiebra).

D) Por el derecho sustancial al que sirven, hay una gran variedad de procesos (civil,
penal, constitucional, administrativo, laboral, agrario, etc.). Depende del objeto del
litigio, de la pretensión hecha valer. Como hemos dicho, el derecho procesal es
secundario o instrumental, sirviendo al derecho material. Pues bien, por razones del
derecho material al que sirve, el proceso puede variar en su propia estructura. Esto
es, que el derecho material imprime al proceso ciertas características especiales que
le dan una fisonomía distinta en cada caso.
Esto sin olvidar la unidad esencial del derecho procesal y del proceso, que se rige,
en todos los casos, por los mismos principios fundamentales y estructurales (supra,
cap. 11, núm. 3).

La primera y gran división es la que separa el proceso civil del penal, y aquí existe
una viva polémica entre los autores acerca de si es un mismo proceso o dos
diferentes.
Para nuestro derecho, el proceso civil es el no penal: comprende el comercial,
laboral, contencioso administrativo, etc.
Luego existe un proceso administrativo (o contencioso administrativo) cuando se
instrumenta para servir a la solución de los conflictos de la administración. Es
evidente que, a causa de la intervención en una de las partes, de la administración,
tendrá algunas particularidades, pero entrará en la unidad procesal.

Se habla de proceso constitucional en el sentido de justicia que tiene por objeto la


materia constitucional, especialmente la defensa de los derechos garantizados por la
Constitución.
Existe también un proceso laboral impreso por caracteres especiales de esta rama
del derecho, así como se reclama (y existe en varios países) un proceso agrario, uno
aduanero, etc.

E) Por la forma del procedimiento son verbales o escritos, según la manera como
las partes presenten sus demandas y alegaciones; ordinarios o sumarios, según se
sigan los trámites comunes o los abreviados.

F) Según tenga por objeto o no un litigio (contienda) será contencioso o voluntario


(infra, cap. VII).

G) Dentro del proceso (principal) puede plantearse una cuestión accesoria, que da
origen a un proceso incidental.

El Proceso es la sucesión de fases jurídicas concatenadas realizadas conforme al


orden trazado por la ley, el juez, las partes y los terceros en ejercicio de los
poderes, derechos, facultades y cargas que les atribuye la ley procesal o en
cumplimiento de los deberes y obligaciones que la misma les impone, cursadas
ante órgano jurisdiccional, pretendiendo y pidiendo la actuación de la ley para
que: Que dirima la controversia, verificado que sean los hechos alegados o que:
Que se imponga una pena o medida de seguridad al procesado averiguado que
sea su delito o peligrosidad criminal, pretensión y petición que se plasmará en
una sentencia pasada por autoridad de cosa juzgada.
CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO
El proceso es un conjunto de: Actos, Normas, Actos Realizados Frente A Los
Órganos Jurisdiccionales y un conjunto de Actos con Finalidad
Conjunto De Actos. Los sujetos realizan ritos (actos) regulados por la ley de
procedimiento. Estos actos pueden ser:
Jurídicos. Realizados por las partes: el Demandante a través de la demanda y
el demandado a través de la respuesta o contestación.
Jurisdiccionales. Realizados por el órgano o el juez en cumplimiento de sus
obligaciones y deberes.
Conjunto De Normas. Determinan derechos y obligaciones de los sujetos
procesales y están establecidos en CPC.
Conjunto De Actos Realizados Frente A Los Órganos Jurisdiccionales. Es
la aplicación de la norma jurídica al caso concreto.
Conjunto De Actos Con Finalidad. Con finalidad de solución del conflicto o de
restaurar el ordenamiento jurídico violado y la búsqueda de una convivencia feliz
de los hombres en sociedad.
CONTENIDO DEL PROCESO
Es el conjunto de actos de los sujetos (partes, juez, fiscal).
Se confunde con el primer carácter del proceso.
OBJETO DEL PROCESO
General: la aplicación de la norma jurídica sustantiva (Código Civil) al caso
concreto.
Particular: reconocer la pretensión de una de las partes.
FINALIDAD DEL PROCESO
Restablecer la paz social a través de la solución del conflicto, la restauración del
orden vulnerado y la búsqueda de una convivencia feliz.
Strictu sensu, la finalidad del proceso es: en lo civil restituir el orden o un derecho
o satisfacer una pretensión; en lo penal descubrir la verdad de la existencia de
un delito, un delincuente y relacionar el delito al delincuente; en lo político y
social combatir la delincuencia y educar jurídicamente al pueblo.
FUNCION DEL PROCESO
Dirimir el conflicto de intereses sometidos a los órganos de la jurisdicción.
NATURALEZA DEL PROCESO
Teoría Contractualista. Deriva de la Litis contestatio (contrato de Litigio) que
supone, en forma expresa o implícita, un acuerdo de voluntades entre el actor y
el demandado donde fijan los puntos de conflicto de los cuales el Pretor no podrá
salirse en su arbitraje.
Entonces esta teoría dice, la naturaleza (fundamento) del proceso está en
la Demanda y la Contestación. Existe un contrato donde están fijadas las dudas
litigiosas, de las cuales el demandado podrá aceptar, rechazar o combinar, pero
nunca cambiar algún punto de litigio.
CRITICA. Hay procesos que no necesitan demandado, por lo tanto no existirá
contestación, como por ejemplo el en el proceso de interdicción, en un proceso
en rebeldía, etc.
En materia penal el imputado no se presenta voluntariamente, mínimo se
necesita un Mandamiento de Comparecencia.
En materia civil aún queda su influencia, los jueces determinan una Tabla de
Traba de Relación Procesal, estableciendo los puntos a probar, de los cuales los
sujetos procesales nunca se salen en todo el proceso.

DENOMINACIONES
En la práctica el proceso se denominó erróneamente con el nombre de:
Litigio,
Contienda,
Juicio,
Caso,
Expediente,
Proceso.
Litigio
Del latín "Litis contestatio". Es la composición o arreglo de un conflicto a través
de un contrato.
Modernamente un proceso nunca puede ser un contrato.
Contienda
El ser humano en la antigüedad resolvía con más frecuencia sus conflictos de
manera violenta, hacía la guerra, entre particulares había la Autotutela. “El circo
romano es una añoranza de esto” (CARNELUTTI). En una contienda existe táctica
y estrategia, en una guerra se aplican estos elementos, como que también en un
proceso. La táctica de acuerdo a los avances del procedimiento y la estrategia de
acuerdo a los principios más fundamentales del proceso.
Es precisamente esta acepción del proceso como contienda lo que lleva a alargar
los proceso, a través de lo que llamamos “chicaneria judicial”. Es proceso debe
seguir las reglas del procedimiento.
Juicio
Etim. "ius" "iudicium", "iudium". En Roma tenía carácter arbitral.
Juicio. Apreciación valorativa de pruebas. Es una actividad dado en el campo
subjetivo (del juez) sometido a reglas objetivas (ley sustantiva y procedimental).
Aquí vemos que juicio es otra cosa diferente al proceso.
Proceso
La palabra se la utiliza desde la baja Edad media. Su concepción es moderna.
Proceso es igual a progreso: “la acción de ir adelante”. Es diferente de juicio.
CONCLUSIONES:
En conclusión, parece lo más aceptable entender que la función del proceso es
jurídica, aunque se origina en un problema social. Lo que no puede ser de otro modo,
puesto que el derecho tiene por fin regular la convivencia humana (social). Y que la
actividad procesal se dirige a imponer el derecho objetivo.

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