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5 hábitos de los monjes budistas que

mejorarán tu vida
El budismo siempre ha estado muy mal comprendido en al cultura occidental. Se
le asocia con un misticismo que en realidad no tiene, y esto es en buena parte
debido a que los libros de budismo ocupan siempre un espacio en las librerías
esotéricas. En ellas podemos encontrar ángeles, yoga, cuarzos y budismo.

Parece broma, pero así es como funciona. Esto genera problemas para los monjes
budistas porque la gente crea expectativas irreales. Pero somos personas
normales con problemas normales, es solo que decidimos entrenar el camino del
dharma, para vivir por los preceptos dejados por el Buda y todos los maestros.
Una parte muy importante de nuestro entrenamiento, es el desarrollo de hábitos.
En los templos zen de todo el mundo se siguen horarios estrictos en los que la
repetición hace que las formas, cantos, rituales y zazen se vuelvan instintivos.
Por supuesto, el entrenamiento monástico no es para todos. Lo que sí funciona
para todas las personas, a todo nivel, es el desarrollo de ciertos hábitos que
mejoran la vida.
Vestigios históricos nos indican que Shakyamuni Buda (el Budahistórico) no era un
ser mágico. Tampoco fue enviado por los dioses y no tenía nada de especial.
Era un tipo normal con necesidades normales, aunque definitivamente era muy
inteligente. Eso lo llevó a una vida de estudio, introspección y de enseñanza; que
se traduce en una sola palabra: disciplina.
El Buda era una persona que desarrolló hábitos poderosísimos, documentados en
el Sumanagala-Vilasinia (Los hábitos diarios delBuda). Le ayudaron a cuidar su
cuerpo, mente y su relación con el universo.
Muchas de estas prácticas nos fueron transmitidas a la comunidad monástica para
ser practicadas a diario.
Son de tanto valor, que me parece ideal que más personas los incorporen a su
vida. No son rituales complejos, ni versos en idiomas extraños. Son hábitos
prácticos que promueven la introspección y la calma mental.
1. Posee sólo lo necesario
El Buda nació en la nobleza y rodeado de lujos. Conforme iba creciendo entendió
que los bienes materiales, a pesar de que algunos son necesarios, la mayoría son
insatisfactorios.
Cuando tienes algo que cubre un capricho y es novedoso, terminará siendo
sustituido por el siguiente artículo que te dicte el deseo.
Pero muchos hemos encontrado que comprar poco, estar conscientes de los
impulsos y entender lo vacío que es el materialismo, trae la paz mental.
Sí, leíste bien. Tener pocas cosas, tranquiliza los nervios.
Algunos monjes budistas van por la vida con unas 20 cosas.
No se trata de que dejes de comprar para siempre. Se trata de que seas tú quien
controla el impulso por comprar.
Es más fácil de lo que crees. Sólo pregunta con honestidad: ¿Realmente necesito
esto? Casi siempre la respuesta será no.
2. Cultiva la generosidad
Ser generosos no es una cuestión de moda o de que los demás nos vean como
héroes.
Es el acto más noble y humano que existe porque si somos generosos, estamos
promoviendo un mundo en el que vale la pena vivir.
Además, la generosidad es un hábito que tiene recompensas gigantescas.
Cuando ayudas a alguien sin esperar nada a cambio, estás cuidando a la
humanidad en general.
Te hace compasivo, comprendes a los demás y pateas al ego lejos de ti. La
depresión se aminora, la tristeza se va y vienen sentimientos de satisfacción y
armonía.
Ser generosos no es difícil. Cede el paso. Sonríe a todos y saluda. Regala algo de
comida a quien tenga hambre. Dona un poco de dinero a alguna institución en la
que creas.
Al final del día, tus actos y tu pensamiento serán purificados con el fuego de la
bondad.

3. Medita
Nunca me cansaré de promover la meditación.
Es la disciplina mental por medio de la cual enfocamos la mente a una
sola cosa. Nos enseña a soltar lo que no vale la pena. Nos da cimientos
para ser mejores fomentando la generosidad y la compasión.
¿Cómo comenzar a meditar? Aquí hay algunas ideas.

4. Sigue a los sabios


Llega el momento en la vida en el que debemos aceptar que no lo sabemos todo.
De hecho, muchos somos bastante tontos, a pesar de poner todo el empeño �
Cuando entendemos esto, es el momento de buscar un maestro.
¿Necesitas aprender una nueva habilidad para tu trabajo? Busca a algún experto
que te enseñe por medio de un curso, libro o charla.
¿Quieres cocinar mejor? Sigue a algún chef que comparta sus conocimientos.
¿No sabes cómo correr sin lastimarte? Encuentra a algún maratonista que te
inspire.
Cuando caminamos a la sombra de un sabio, sus conocimientos nos benefician.
Pero más allá, estamos ablandando el ego porque reconocemos que siempre hay
alguien que es mejor.
El Buda siguió a muchos maestros, por años y años. ¿Porqué tú no?

5. Vive en silencio
Este mundo moderno que hemos creado, nos impulsa a generar ruido todo el
tiempo. Hablamos de más y escuchamos de más; lo que va llenando la mente de
basura. Para muchos, el hecho de sentarse tranquilo por 1 minuto, sin ruido y sin
distracciones, parece tan difícil como correr un maratón.

Si creemos que estamos siendo afectados por los actos de otros, estallamos en
gritos y ruido que cancelan nuestra inteligencia. Creamos ruido para nosotros y
para toda vida que nos rodea.

El algún punto del camino olvidamos que el silencio es un millón de veces más
poderoso que todos los lenguajes juntos. Esto es porque el silencio es natural para
la vida, pues es armonía y equilibrio.
Nuestro ruido solo contamina y evita que pensemos con claridad.
Para los monjes budistas, el habla es una herramienta y un arma. Por eso lo
usamos con cuidado y somos meticulosos en lo que diremos. No nos
enganchamos en chismes, evitamos mentir y respetamos el derecho al silencio de
todos los seres vivos.
Si aprendes a apreciar el silencio, apreciarás más la vida que te rodea y serás
más útil a los demás. Es posible si comienzas sentándote sin hablar por 1 minuto
al día. No necesitas más.

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