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La crisis silenciosa de los partidos polìticos ha aflorado para el anàlisis que toca
hasta la conciencia de lo bueno y de lo bello de la naturaleza paradigmàtica de la verrdad y
de la realidad que afecta el clima organizacional de la polìtica y la cultura del ejercicio de
la política partidaria que busca la revisión del marco ideológico y el contenido de sus
creencias, sus valores, sus actitudes, sus normas y principios, su filosofìa organizacional y
su estilo gerencial partidario.
Esa reflexión conduce al anàlisis de los partidos polìticos desde una “perspectiva
hacia adentro” que se une a los sistemas electorales desde una cosmovisión integral que
trasciende hasta el liderazgo participativo que tiene que reconocer el cultivo de la
perfección como abono al mejoramiento de la productividad y de la creatividad polìtica.
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.- Suplente a Miembro de la Junta Central Electoral. Maestría Summa Cum Laude en Ciencia Política. Maestría
Summa Cum Laude en Relaciones Internacionales y Diplomacia. Postgrado Magna Cum Laude en Especialidad en
Estudios Judiciales. Profesor de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y de la
Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), en las concentraciones en Derecho de Sucesiones,
Derecho Electoral, Derecho de Regímenes Matrimoniales y Derecho Procesal Civil III (Recursos Procedimentales).
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El pluralismo polìtico sirve de sustento al sistema electoral, donde impera un
régimen democràtico que valida los partidos polìticos como identificación del estado de
derecho.
El compromiso de viabilidad asumido por los partidos polìticos encarna fuerzas centrìfugas
(centralización) y centrìpetas (descentralización) que hacen que la operabilidad de los
sistemas electorales sea la traducción axiológica de una concreción irrenunciable que se
prolonga teleológicamente a la organización y funcionamiento del Estado en el sistema
polìtico moderno, el cual deviene de la coordinación estratégica de los partidos polìticos en
bùsqueda axiomàtica de la “captura del poder”.
La Politologìa concibe que allì donde hay rasgos acentuados de una diversidad de
partidos polìticos con vocación de poder y contenido definido, en un resorte de autonomìa,
debe darse un sistema electoral con respuestas coherente, diàfana, trasparente y dotado
de imparcialidad.
Para que haya una concreta modernización del Estado debe producirse primero una
reingenierìa amplia en la comunidad polìtica por aquel postulado que establece que una
sociedad en proceso de modernización tiene que ser pluralista con alto nivel de
participación polìtica, porque la modernización crea y eleva la conciencia y actividad
polìtica a grupos sociales y económicos que no existìan en la sociedad tradicional o que se
encontraban fuera de la espera de su polìtica. O dichos grupos son asimilados al sistema
polìtico, no se convierten en una fuente de antagonismo y revolución contra el sistema. El
logro de la comunidad polìtica en una sociedad en modernización implica... la integración
“horizontal” de grupos comunales y la asimilación “vertical” de clases sociales y
económicas”. (Huntington, S.P. :“El Orden Polìtico en las Sociedades en Cambio”. P. 351).
J. Bryce dice que “... la democracia es la manera de contar las cabezas sin romperlas”, pero
la tónica parece que ha sido la que establece que hay que buscar “primero el reino polìtico
y todo lo demàs te serà dado por añadidura”. Esto engendra la atención primaria que hay
que dispensar a las organizaciones polìticas; pues el establecimiento de un sistema de
partidos eficiente es capaz de estructurar la participación de nuevos valores en polìtica
partidista que prestigien la institucionalidad en una conjunción verdadera de desarrollo
polìtico. “Un régimen sin partidos es por necesidad, un régimen conservador” (Duverger M.
:“Polìtical Parties”. P. 426) y un Estado sin partidos con estructuras o plataformas
ideológicas definidas subcumbe en la fragilidad. Todo en democracia parece concentrarse
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en lo electoral. José Ortega y Gasset lo confirma en “La Rebelión de las Masas” cuando
presagia que “... la salud de las democracias, cualesquiera que sean su tipo o grado,
dependen de un mìsero detalle técnico: el procedimiento electoral, todo lo demàs es
secundario”.
El nuevo orden internacional determina que sólo es legìtimo lo que proviene de fórmulas
democràticas. Esto conduce a la interacción entre la sociedad y los partidos polìticos, los
cuales estàn llamados a delinear el marco de la polìtica económica y social del Estado, pero
abandonando la pràctica ominosa de la redistribución por la vìa del ejercicio del
clientelismo.
El partido de notables del siglo XIX ha desaparecido. “Sus tareas alternaban entre
conceder algunas de las aspiraciones de las clases subordinadas y reprimir a los sectores
populares cuando el nivel de sus demandas alteraba el orden social, al tiempo que se
administraba la res pùblica, entendida como asunto de los sectores dominantes a quienes
servìa y entre los cuales reclutaba a sus miembros. Con el desarrollo económico y la
incipiente industrialización en algunos paìses de la región, pasaron a tener un papel
anticipador de demandas o a practicar una polìtica de tipo iluminista. Su método de acción
era elitista. Se trataba de realizar conversaciones de caballeros por medio de las cuales se
arriba a pactos. La fórmula polìtica dominante era la de un gobierno presidencial de
mayoría surgido de elecciones censitarias e indirectas. En la mayorìa de los paìses de la
región resultaba difìcil seguir éstas reglas durante largo tiempo. La acción anarquizante
de los bandos armados caudillescos, que representaban los intereses de los sectores
sometidos, obligaba a negociar con ellos. Las situaciones de guerra y de paz se alternaron
con el paso del tiempo. Finalmente la mayorìa de estas organizaciones no logró
transformarse en partidos de masa, salvo en Colombia y Uruguay y se extinguieron
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lentamente”. (Perelli, C., Zovatto, D.: “Partidos , Liderazgos y Consolidación Democràtica en
América Latina “, Partidos y Clases . P. XVII).
Los partidos y los lìderes polìticos dieron paso a una redemocratización que en su
profundidad polìtica de ajuste redujo la efectividad de la acción de intermediación de los
partidos hasta conducir al despretigio del polìtico profesional que dio lugar al “outsider” o
antipolìtico, como Mario Vargas Llosa frente a Alberto Fujimori en Perù, Fernando Collo de
Melo, en Brasil, Tabaré Vàsquez, en Uruguay, Rafael Caldera, en Venezuela; o la
apreciación de extrapartidos nacidos del rechazo de la clase polìtica tradicional y por el
despretigio partidario, como ocurrió en Argentina con los gobernadores Ramón “Palito”
Ortega y Carlos Reuteman o en Venezuela con Hugo Chàvez.
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El fenómeno de los partidos polìticos està apoyado indudablemente en el desarrollo del
sufragio, en aumento y consolidación de grupos sociales que facilitan su legitimación sobre
principios sistémicos que contribuyen con la democratización de la sociedad que articula
valores en la formación de la voluntad polìtica para la orientación del ejercicio del poder
nacido de componentes electorales.
Se aprecia que “el término partido polìtico comprende a las organizaciones cuya
finalidad es la de apoderarse del gobierno en la contienda electoral con uno u otros
partidos” (Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales”. P. 264).
Pierre Duclos subraya que partido polìtico es “la expresión organizada en una fracción de
opinión en la lucha por la conquista del poder”. (L` evolution des Rapports Politiques
Deput`s. P. 142). A esta definición Erich Kauffmann establece que los partidos “son
organizaciones que cuentan con determinados fines y exigencias, arrastran a adheridos y
seguidores y persiguen conquistar el poder, o por lo menos, influir en la formación de la
voluntad estatal” (Grundtatsachen Und Greund Bregriffe Der demokcratie, Munchen. P.
17).
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conjuntos, el interés nacional, basàndose en algùn principio determinado en el que todos sus
miembros estàn de acuerdo” (“Teoría y Sociologìa Crìtica de los Partidos Polìticos”. P. 82).
Max Weber llama partido polìtico a las “...formas de socialización que, descanzando
en un reclutamiento (realmente) libre, tiene como fin proporcionar poder a sus dirigentes
dentro de una asociación y otorga por ese medio a sus miembros activos determinadas
posibilidades ideales o materiales (la realización de bienes objetivos o el logro de ventajas
personales o ambas cosas)” (“Economìa y Sociedad”, Fondo de Cultura Económica. P. 228).
Manuel Garcìa-Pelayo.
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leyes, con el fin primordial de participar en la elección de ciudadanos aptos para
cargos pùblicos y de propender a la realización de programas trazados conforme a su
ideologìa particular, con el objetivo de alcanzar los puestos electivos del Estado”.
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en mandatos parlamentarios), y concluye con el pleno reconocimiento de la responsabilidad
parlamentaria del gobierno y la vinculación institucional entre mayorìa parlamentaria y
poder gubernamental”. (Sànchez Torres, Carlos Ariel: “Derecho Electoral Colombiano”. P.
47).
2.2.1.1. Monopartidismo
2.2.1.1. Partido dominante
2.2.1.3. Bipartidismo régido y flexible
2.2.1.4. Sistema dos y medio
2.2.1.5. Pluripartidismo.
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La complejidad de los sistemas de partidos polìticos ha conducido a que se hayan
tomado en consideración los factores que han contribuìdo al desarrollo de los partidos
polìticos. Dentro de los elementos esquemàticos de aproximación cientìfica estàn:
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El bipartidismo rìgido o duopolio es un modelo que nace, segùn Maurice Duveger de
las líneas divisorias entre conservadores y liberales; por lo que su tipificación requiere una
distancia ideológica entre dos partidos mayoritarios con posibilidad de alternabilidad y con
estructuración fortalecida en ambas colectividades humanas. El ejemplo de pluralidad
bipartidista por excelencia està en Gran Bretaña.
El estilo de clasificación numérica fue luego reformulado por Sartori en 1976 por el
criterio de competición e interacción entre los partidos polìticos tomando en consideración
lo dinàmico, lo transformante en el sistema de partido. Esto le permitió presentar la
insertación de formatos partidistas que en continuum comprende la estratificación general
ya planteada entre la cual se encuentra el bipartidismo que no escapa al determinismo
institucionalista de Maurice Duverger ni a la configuración sociológica de Lipset y Rokkan
que aducen estos ùltimos que “... los contrastes decisivos entre los distintos sistemas (de
partido) emergieron antes del ingreso de los partidos de la clase obrera en la arena
polìtica, y el caràcter de estos partidos de masas, fue notablemente influidos por la
constelación de ideologìa, de movimientos y de organizaciones con los cuales debìa
encontrarse en la contienda”. (Lipset, S.M. y Rokkan, St.: “Party System and Voter
Alignments, Free Press. P.35). Aquì està centrada la muestra fehaciente de que la
estructura sociopolìtica ha adquirido un caràcter persistente, independientemente de la
tesis de congelamiento (freezing) aparecida en Europa después de concluìda la fase de
movilización polìtica, donde con la aparición del nuevo cleavage (el ecológico) y nuevos tipos
de partidos que escapan a la “capacidad explicativa del enfoque sociológico plasmado por
dichos tratadistas, apareció la teorìa genética de los partidos y en una temàtica de
subjetividad que requiere de mayor comprensión para una explicación argumentista de los
factores que se verifican en la formación y evolución de los sistemas de partidos.
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2.2.1.4. Sistema Dos y medio.
El siglo XIX marca la aparición de los partidos polìticos con caràcteres distintivos
propios de la fase primaria de su desarrollo que se inicia en Europa y se prolonga a los
Estados Unidos.
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producto de la Revolución Inglesa en Francia como consecuencia de la Revolución Francesa
en Estados Unidos como obra de la Independencia que se hizo eco entre la mirada
desconfiada y la falta de convivencia pacìfica en América Latina tras su proceso
independentista con enfoques alternativos que dificultan el marco analìtico de la
articulación paradigmàtica de su funcionamiento comprensible en cuanto a los principios
abstractos y especulativos de su dominio.
Tienden al logro de la posición del poder para el jefe polìtico con la finalidad de que
sus seguidores ocupen cargos administrativos en el aparato estatal.
Estàn inspirados en una intuición del mundo, donde hay una actuación consciente de
que el interés està basado en principios abstractos que se sitùan en una visión futurista.
Expresa que “si los candidatos soportan el mayor peso de los gastos electorales, los
partidos se configuran como plutocracias de los candidatos; si, por el contrario, los fondos
provienen de mecenas o de grupos industriales y económicos el partido se presenta como
representante de intereses especìficos; finalmente, si la financiación se obtiene por medio
del aparato del partido los candidatos dependeràn de los funcionarios del partido” (Weber,
M. : “Economìa y Sociedad”. P. 277).
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Weber afirma que todo partido està caracterizado para alcanzar el poder,
concediendo poca atención a la caracterización del partido en lo que respecta al
funcionamiento en relación con sus adherentes o con los grupos sociales.
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2.3.2.2.1. Partidos de Masas
El partido indirecto de masas tiene una estructura constituìda por una serie de
asociaciones como sindicatos cooperativas, mutualidades , organizaciones populares y
profesionales, que estàn unidas en una ùnica organización electoral, en la cual la persona no
es en estricto sentido miembro del partido, sino de la asociación a la cual pertenece.
Exigen un compromiso total del adherente, el cual conjuntamente con otros afiliados
son agrupados en secciones o divisiones, las que cumplen por separado, pero integrados en
un rol determinado, circunscrito a una actividad proselitista o electoral en un àmbito
geogràfico o sectorial determinado, observando una disciplina fijada por la dirigencia y
aceptada por la base organizada.
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convierte en una unidad que puede mostrar caracterìsticas propia de partidos de notables
del régimen censitario de sufragio restringido con algunas diferencias no profundas, como
a organizaciones electorales locales. El ejemplo se centra en los partidos polìticos de los
Estados Unidos, donde de modo especial se presentan contraposiciones con relación al
régimen de partidos europeos.
Véase que normalmente la mayorìa de los partidos polìticos de América Latina tampoco
tienen una estructura formalista basada en una jerarquìa de unidades organizativas,
aunque sì se verifican alianzas de comités electorales locales y los órganos centrales estàn
interesados y activados para la propaganda electoral y no controlar con eficiencia la
maquinaria del partido en su totalidad.
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integración y la acción ciudadanas hacia la democracia, sin que haya el pluralismo extremo
o polarizado de Sartori ni coaliciones inestables o endebles que imposibiliten la solución de
problemas ni la existencia de élites polìticas o lùdicos de la vida polìtica que sepulten la
confianza “en la democracia representativa y..... la buena voluntad para tolerar los
conflictos polìticos” (Dennis, Jack; Lindberg, León, McCrone, Donald y Stiefbold, Rodney: “
Political Socialization to Democratics Orientations in Four Western Systems Comparative
Political Studies.” 1 abril 1968. P. 91-92 y 101.
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Como se puede apreciar, un sistema electoral es la expresión de representación
polìtica bajo el amparo del principio mayoritario o proporcional combinado con
tecnicismos para su aplicabilidad en un proceso electoral que puede partir de la
fragmentación sectorial o territorial anclada en las denominadas circunscripciones
electorales, en la forma de presentación de candidaturas, en el procedimiento de
votación y asignación de los votos computados como regla decisoria que conduce a la
adjudicación de los puestos o funciones municipales, provinciales o nacionales, bajo el
amparo del método de cómputo (D` Hondt o cifra repartidora inventada por el
matemàtico belga Victor D` Hond T que divide los votos por partidos polìticos por una
serie de divisores de donde se obtienen cocientes o cifras que favorecen a los partidos
mayoritarios; en contraposición al método Imperiali (2,3,4,5, etc.), Método Sainte Lague
(1,3,5,7, etc.), Método Igualado (1,4,3,5,7 etc.), Método Danés (1,4,7,10,13, etc.) y Método
Huntington (1,2,2,3,4, etc.) que concluye con la proclamación oficial por el organo
competente.
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La nomenclatura de los sistemas electorales està bajo el manto de una diversidad
que ha generado una lucha de opinión contravertida que en su marco conceptual resulta
cuasi difícil una determinación ùnica. Sin embargo, la enunciación tipológica de los
sistemas electorales ha quedado plasmada con la ponderación de una serie de leyes
formuladas en Francia por León Deguit, Adhemaz Esmein, Maurice Hauriou y Joseph-
Barthelemuy en consonancia polémica con Maurice Duverger; en Italia por Giovanni Sartori
contrarrestando o apreciando reducciones estructurales de Aristóteles, Saint-Just y
Condorcet; en Inglaterra Thomàs Hare, Stuart Mill; en Bélgica los planteamientos
pluralistas de Van den Heuveny y Victor d` Hondt que siguió la intención matemàtica del
danés Andrae que atrajo la sutileza del profesor Henri Poincaré y la inspiración de
Stefano Bartolini que hizo comprensible la normativa conclusiva de Hume en 1742; los
fundamentos tripartitos de M. Ostrogorski (1902), de R. Michels (1911), en conducto con la
modernidad, con el ideal recurrente de Max Weber y las críticas proyecciones de
aproximaciones hipotéticas de William Rike , Douglas Rae y Dieter Nohlen.
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La mayorìa absoluta se aprecia cuando un candidato resulta gananciado en la
primera vuelta, donde hay un sistema electoral de escrutinio que cuenta con una doble
vuelta y la mayorìa relativa puede quedar configurada en la segunda vuelta.
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En contraste, se puede tener de este modo de escrutinio un mejor conocimiento de los
candidatos por los electores, sobre todo cuando el escrutinio es uninominal y las
circunscripciones poco pobladas. Desde el punto de vista polìtico es un perfecto
barómetro” (Sànchez Torres, C.A.: Derecho Electoral Colombiano”, P. 32).
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C) Representación proporcional con Barrera Legal: Es el resultado de la
limitación del nùmero de partidos con posibilidad de acceder a la representación
parlamentaria del electorado por la existencia de una barrera que afecta la decisión del
votante, restringe los partidos con posibilidades de enfrentarse a esas barreras y sucede
como en el sistema alemàn que distribuye la totalidad de los escaños de manera
proporcional entre los partidos que lograron la meta. Ejemplo: Alemania Federal, Suecia.
La Europa Occidental tras la primera Guerra Mundial estaba bajo el influjo del
sistema de la representación proporcional, por ser un modelo coherente de la justicia y la
libertad, pero aùn cuando no hubo un logro absoluto en la instauración del sistema de la
representación proporcional, por lo menos en Francia se votó la Ley Electoral del 12 de
Julio del 1919 donde se producìa la mixtificación de la representación proporcional y el
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escrutinio mayoritario; aunque Alemania, los paìses bajos, Checoslovaquia, Italia y Suiza
consiguieron establecer el sistema de representación proporcional, lo que era favorecido
por los movimientos socialistas de la época.
Maurice Duverger establece que cada lista de los escaños obtiene como base los sufragios
reunidos, no se toma en cuenta el resto o residuo; porque la distribución puede hacerse
siguiendo el método del cociente electoral o el método del nùmero uniforme, ya que ambos
métodos encuentran su razón de ser en el sistema del cociente nacional.
En el sistema del nùmero uniforme la ley determina con precisión para todo el
territorio el nùmero especìfico de votos que son necesarios para que una lista puede tener
derecho a un diputado o regidor. Una lista obtiene tantos diputados o regidores cuantas
veces ese nùmero esté contenido en la cifra de votos dados a la lista. En el caso anterior
el nùmero de diputados o regidores de una circunscripción no està previamente
determinado.
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modalidades hace que cuando se atribuyen los escaños no encubiertos a las listas que
tienen mayores restos en el orden decreciente de éstos, se esté calculando un nuevo resto
tras la atribución a una lista del escaño que queda, lo que favorece a los partidos
minoritarios y desfaroce a los partidos grandes.
Lo frecuente es adoptar el sistema de “la media màs fuerte”, que finge atribuir cada
escaño no cubierto a cada lista sucesivamente y se hace la media de los votos obtenidos
por los diputados o regidores de cada lista, donde si ésta tiene la media màs fuerte se ve
efectivamente atribuido el escaño a cubrir.
Menzi Poincaré afirmaba que “el sistema de nùmero ùnico serà comprendido desde el
primer momento y el màs ignorante en matemàticas verà sin razonamiento que da completa
satisfacción a la justicia”. Sin embargo, Carlos Ariel Sànchez Torres establece que “la
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elección se transformaba en una operación matemàtica sutil, cuyos límites escapaban
frecuentemente al comùn de los ciudadanos”. (Ob. Cit. P. 35).
La competitividad de los partidos polìticos y la fórmula del conteo de los votos que
desemboca en la asignación de los escaños presagió elementos de ponderación sobre la
consulta de ciudadanos mediante el sufragio, lo que condujo al anàlisis de la aplicación del
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principio de mayorìa, lo que llevó al planteamiento de posiciones radicales como mostró
Juan Jacobo Rosseau y a las “Consideraciones sobre el Gobierno Representativo” de John
Stuart Mill del 1861, donde toma criterios de la “Democracia en América “de Tocqueville,
en lo referente a la expansión de la ciudadanìa que “provocarìa el surgimiento de nuevas
élites que tendrìan que obtener representación “ (Ream, Juan: “Leyes de Maurice
Duverger”, P. 430).
La posición del Primer Ministro de Reino Unido, Ramsay MacDonald, fue respaldada
en 1924 por Samuel E. Finer quien planteó que “la representación proporcional confundìa la
responsabilidad”, a lo que agregó en 1935 que la representación proporcional multiplicaba
los partidos polìticos en Alemania e Italia, donde hizo presencia la inestabilidad de
gobiernos y la reacción que llevó al poder a Mussolini y Hitler; argumentaciones que fueron
compartidas por Hermens en 1941 y Millen en 1943; dando paso a la segunda ley de Maurice
Duverger que descansa el sistema de representación proporcional al de la mayorìa obtenida
tras una segunda vuelta que tiende al multipartidismo.
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Como se aprecia el sistema de pluralidad en circunscripciones uninominales conduce
a sistemas bipartidistas y la representación proporcional a sistemas pluripartidistas.
Estas leyes estàn bajo el espectro de las Ciencias Sociales y no estàn anclada en un
determinismo absoluto porque pueden caer dentro del àmbito de la refutabilidad.
Duverger plantea que el escrutinio mayoritario a una sola vuelta lleva a la tendencia
de la reagrupación, so pena de ser aplastada con un doble efecto de subrepresentación y
de polarización.
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tendencia provoque su derrota, lo que significa un reagrupamiento de fuerzas polìticas en
la segunda vuelta.
Señala Maurice Duverger que las leyes sociológicas estàn sujetas a un grado de
vulnerabilidad mayor que las ciencias naturales, pero que estas ùltimas tampoco son otro
fenómeno que interpretan objetos y relaciones no revelaciones de su esencia, porque los
errores de interpretación sobre sus leyes son culpa de los lectores màs que del autor.
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electoral especìfico no produce necesariamente un sistema de partidos especìfico; sólo
ejerce presión en dirección a dicho sistema, es una fuerza que actùa junto con varias
otras fuerzas, algunas de las cuales tienden en dirección contraria”.
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a la definiciòn de su supuesto efecto (multipartidismo), la cual toma comogrado para
inferir acerca de la nociòn tècnica del multipartidismo y la nociòn corriente de
multiplicaciòn.
Sartori afirma que Duverger tiene una concepciòn mental de la relaciòn causal que
importantiza con mayor propulsiòn el efecto de màs partidos de la representaciòn
proporcional, aunque dicho efecto sea limitado y no necesariamente inmediato. Es de ahì
que Sartori sostenga que “la representaciòn proporcional causa una remociòn de
obstàculos, pero no puede decirse que causa multiplicaciòn.... la influencia del sistema
de representaciòn proporcional es meramente.... un debilitlamiento de la misma
influencia que es ejercida por los sistemas pluralistas de mayoría”.
Se colige que Sartori sigue el modelo de Duverger, pero con una aproximaciòn
metodològica de las generalizaciones tipo-ley, tratando de reformular y corregir los vacíos
metodològicos de los postulados.
Nohlen (1981) y Bogdanor (1983) desechan las ideas de Duverger y Sartori cuando
se presentan como leyes , al creer que la relaciòn entre sistema electoral y partido no
es factible de encapsular en fòrmulas causales, por su caràcter determinante
profundo de la sociedad vigente, sujeta a una evoluciòn històrica, llegando Nohlen a
establecer que la concreta forma de articulaciòn entre sociedad, sistema o comunidad
polìtica, partidos con el mètodo electoral tiene variados efectos recìprocos que pueden
darse entre un sistema aplicado para transformar votos en cargos y el sistema de
partidos polìticos.
Riker (1986) revisa las leyes de Duverger para producir un conocimiento acumulativo
que rechaza Sartori , porque cuando Riker pretende sustituir “dualismo partidario” por
“competencia bipartidaria”, y “mantienen” por “provocan” (bring about) como corolario de
los mètodos de pluralidad (mayoría simple) en relaciòn a los partidos no es màs, segùn
Sartori, que reemplazar una oscuridad por otra, una inadecuaciòn por otra, porque
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“mantener” no es lo mismo que “provocar”, con lo que Sartori deja sin oportunidad las
argumentaciones de Riker, combate con tèrminos sociològicos los planteamientos de
Condorcet que concibe la construcciòn teòrica de partido ganador o perdedor.
SISTEMA ELECTORAL
SISTEMAS DE FUERTE DEBIL
PARTIDOS.
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Segùn las leyes de Sartori sobre los efectos de los Sistemas Electorales
Efecto Reductivo
A B
Representaciòn Representaciòn Sistemas electorales
proporcional pura. Proporcional impura. mayoritarios.
Representaciòn Proporcional
Nohlen distingue los efectos directos e indirectos entre los diferentes tipos de
efectos de los sistemas electorales.
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El efecto directo de los sistemas electorales reside en la conversiòn de
preferencias polìticas en poder polìtico. Sostiene Nohlen que los sistemas electorales dan
forma a las preferencias polìticas mediante el voto. Influyen en la votaciòn en la medida
que colocan a los electores frente a una situaciòn decisoria especìfica que està sobre todo
marcada por las diferentes posibilidades de èxito de los candidatos y partidos, inherentes
a los sistemas electorales. El votante es afectado por el sistema electoral e impulsado a
estructurar su voto segùn estas condiciones.
Nohlen plantea que los sistemas electorales convierten votos en escaños y lo hacen
con diferentes resultados. Influyen en el grado de proporcionalidad de la relaciòn entre
votos y escaños que es el criterio empìrico para medir los efectos directos de los sistemas
electorales. Existe bastante evidencia empìrica y certeza sobre la relaciòn entre las
variables magnitud de las circunscripciones, forma de listas, mètodos de càlculos, barreras
iniciales, etc. Y el grado de proporcionalidad.
3. Representaciòn proporcional con barrera legal, modelo este que limita el nùmero de
partidos con posibilidad de acceder a una representaciòn parlamentaria de su electorado, y
por lo tanto, afecta la decisiòn del votante, restringièndole a aquellas formaciones
polìticas que cuentan con posibilidades reales de superar esa barrera, y distribuyendo la
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totalidad de los escaños de manera ajustadamente proporcional entre los partidos que
lograron tal meta.
Como se puede apreciar Nohlen muestra una multiplicidad de variables que inciden
directamente en la conformaciòn del sistema electoral, por lo que usa la terminologia
“continuum”, como forma de ordenar los sistemas electorales concretos en funciòn de la
relaciòn voto-escaño, continuum que tiene dos polos opuestos: la elecciòn proporcional pura
frente a la elecciòn mayoritaria extrema.
CONCLUSIONES
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sistema electoral predomina ante la presencia de una homogeneidad o heterogeneidad
social.
10. No se puede precisar que un sistema electoral sea òptimo o no, porque los
sistemas electorales obedecen a soluciones tècnicas y polìticas aceptables de acuerdo a la
època espacio-tiempo, por lo que aun cuando un sistema electoral haya mostrado un grado
de satisfacciòn en un Estado determinado, no implica , en modo alguno, que por su calidad
transitoria se califique como inmutable.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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