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Evangelio del domingo y de la semana

¿Dónde hallará su descanso Jesús, el predicador?


(El descanso de Jesús)
Mc 6,31

Esta poesía no es un himno para Laudes ni Vísperas.


Es una poesía para la Hoja Parroquial de esta semana
(domingo XVI, ciclo B); es un canto muy simple a la santa
humanidad de Jesús – un romance de un trovador
medieval -, con el atrevimiento de pedirle a Jesús que
cambie sus vacaciones, como las tuvo que cambiar según
nos cuenta san Marcos, y tome su descanso en mí. He
vivido largo tiempo en Jerusalén (más de dos años) y he
comido y dormido en una semana en Tabgha, en la casita
franciscana junto al mar; he metido mis pies donde bañó
los suyos Jesús. He contemplado los árboles y los pájaros
que Jesús vio; y vimos a los pecadores cómo tiraban los
pescados que, por ser impuros, no podían ir al mercado de
Cafarnaúm. “Venid también vosotros aparte, a un lugar
solitario, para descansar un poco” (Mc 6,31). Jesús quería
descansar y compartir la misión. Todo aquello se vino
abajo, porque “al desembarcar, vio mucha gente, sintió
compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no
tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc
6,34).
¡Ojalá se repita felizmente esta historia en nosotros y
comience Jesús a enseñarnos muchas cosas! Ese es su
descanso.

¿Dónde hallará su descanso


Jesús, el Predicador?
Para un lugar solitario
nos pasa su invitación.

A Jesús la Poesía
le sale del corazón;
las florecillas del campo
son Evangelio en su voz;
nadie vistió como ellas,
ni siquiera Salomón,
porque el Padre con sus manos
es su amante tejedor.
De barcas y pescadores
de rojas puestas de sol,
de los gorriones y cuervos…
Jesús es el Narrador.
Porque es divino Poeta
que goza cual Dios gozó.
Y ¿quién sabe que no fuera
también de salmos cantor,
o del Cantar de cantares
el esposo trovador…?
El agua pura y el aire
son gracia y contemplación…
El silencio de la noche
para requiebros de amor,
y el fresco de madrugada,
relente de su oración…

Vayamos a descansar,
al soto reparador;
vayamos a compartir
los frutos de la misión.

De vacaciones humanas
era la buena intención;
pero al ver la humilde gente
como ovejas sin pastor,
un rayo de ardiente fuego
le llagó de compasión.

¿Dónde hallará su descanso


Jesús, el Predicador?

Su morada es la piedad,
su vocación y pasión:
¡oh Jesús!, descansa en mí,
derrochando tu favor,
descansa en mí largamente,
ignorante y pecador.
Jesús de mis vacaciones,
mi Biblia y mi Comunión,
descansa mucho, descansa,
que así me descanso yo.

Puebla de los Ángeles, 18 julio 2009.


fr. Rufino María Grández

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