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CHUMBITO, EL PERRO

Resulta que había una vez una nena que se llamaba Mariana y un perro que se
llamaba Chumbito.
Cierto día, iba caminando Mariana por la vereda, Chumbito venía trotando por la
de la vuelta, y al llegar a la esquina casi chocaron.
- ¡Hola, perrito! ¿Cómo te va? – dijo Mariana.
- A mí bien ¿y a vos? – preguntó Chumbito.
- ¡Oh...! ¡Miren...! – gritó Mariana- ¡Este perrito habla! Y mientras Chumbito
le hacía fiestas a Mariana, se fue juntando gente.
Al rato, ya había un montón de personas.
En el centro se oyó la voz de una señora:
- ¡Socorro!... ¡Auxilio!... ¡Me ahogan! – gritó con voz sofocada y se sentó en
el suelo.
Entonces se oyó la sirena del auto policial y llegar los policías con machetes,
pitos y libretitas.
- Despejen... despejen... – decían.
Cuando vieron lo que pasaba, llamaron por teléfono al científico.
El científico llegó rápido, pedaleando su bicicleta colorada. Era un viejito de
anteojos sobre la nariz. Llevaba una lupa, un libro gordo y un lápiz en la oreja.
Ahí nomás se puso a revisar a Chumbito con la lupa.
Anotó cosas en su libraco y después hizo ¡ejem...!
Entonces todos hicieron silencio para escuchar al científico.
- Señoras... señores. Distinguido público: ¡Este perro... habla!
Entonces hizo una reverencia y se fue saludando.
La gente aplaudió, gritó vivas y hurras. Todos sacaron pitos de carnaval,
matracas, papel picado y sombreritos, e hicieron una fiesta. Una señora sacó
castañuelas y bailó un paso doble mientras la gente decía “!ole!”
En este momento llegó el camión de la televisión.
Bajaron la cámara y los focos, y bajó un señor muy arregladito con un
micrófono, que dijo:
- ¡Amigos telespectadores...! Les presentamos a ¡Chum- bi- to...!
Enseguida tomó al perro y se lo llevó al camión.
La gente salió corriendo para sus casas para ver si salían en la televisión. En la
esquina quedó solita Mariana, que soltó un lagrimón grandote y tibio.
Pasaron los días. Chumbito actuaba en la televisión.
Era la figura principal en el programa de “chupetines patapufete”.
Mariana se había enfermado. El médico dijo que tenía enfermedad peripatética
y que tenía que tomar jarabe.
Mariana se sentía mejor cuando llegaba la hora del programa de Chumbito, y la
mamá encendía el televisor.
Entonces la abuela de Mariana se dio cuenta de lo pasaba. Sin decir nada se
“disfrazó” de bruja y se fue con escoba y todo al canal de la televisión.
Esa tarde, Mariana estaba mirando el programa “chupetines patapufete” y
apareció una bruja horripilante. Soltaba unos chillidos de terror y hacía muecas.
Andaba por todos lados dando escobazos.
Chumbito la corría para jugar.
Entonces la bruja tomó al perrito, lo metió en una bolsa del mercado y salió
corriendo.
¡Qué risa! Mariana aplaudió contenta, pero cuando el programa terminó, volvió a
ponerse triste.
Estaban rodeando la cama de Mariana: la mamá, el papá, el loro, el tío Tito, el
médico, y la maestra de primer grado que estaba de visita.
En ese momento vieron a la abuela por la ventana.
- ¿Qué pasa?- dijo la mamá, abriendo.
La abuela entró al dormitorio, y de una bolsa de mercado saltó Chumbito sobre
la cama.
Mariana y Chumbito se abrazaron y gritaban contentos.
Entonces todos se sintieron muy felices y bailaron una chacarera.
Mariana y Chumbito cantaron la marcha de San Lorenzo, porque la sabían de
memoria.

Cuento de Carlos Joaquín Durán,


de su libro “Veinte cuentos sonantes y contantes.
Editorial “La Obra”.

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