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CODIGO: AG - 06

GRUPO: RELACIONADAS CON EL AUDITOR GUBERNAMENTAL

TITULO: INDEPENDENCIA DEL AUDITOR “EL AUDITOR O LOS AUDITORES DEBEN

MANTENER UNA ACTITUD MENTAL INDEPENDIENTE EN TODOS LOS ASUNTOS

RELACIONADOS CON EL TRABAJO DE AUDITORIA GUBERNAMENTAL”.

El auditor mantendrá un comportamiento imparcial y objetivo durante el proceso de la auditoría o examen

especial, en concordancia con las disposiciones legales y el Código de Etica Profesional.

El Auditor Gubernamental debe eximirse de realizar auditorías y exámenes especiales en las entidades en

que hubiere prestado sus servicios dentro de los últimos cinco años, excepto en calidad de auditor interno.

Tampoco auditarán actividades realizadas por su cónyuge, por sus parientes comprendidos dentro del

cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad ni cuando existiere un conflicto de intereses.

La independencia de criterio es la cualidad que permite precisar que los juicios formulados por el auditor

estén fundamentados en los elementos examinados.

La independencia del auditor está completamente ligada a la ética profesional. El IMCP destaca que es un

requisito a cumplir en el marco de las normas personales del Contador Público. Se puede decir que un

auditor es independiente cuando sus juicios se fundan en elementos objetivos; y no es independiente cuando

su juicio u opinión está influida por consideraciones de orden subjetivo. En pocas palabras, el auditor debe

ser independiente al emitir su opinión sin tener ninguna presión política, religiosa, o familiar por mencionar

algunas; además de no relacionar sentimientos personales o interés del grupo al que pertenece.

Una de las principales características y cualidades de las que debe gozar un auditor, es la independencia

frente a su auditado.

El auditor debe gozar de absoluta independencia para poder opinar y conceptuar sin el riesgo de que su

concepto u opinión resulte viciada de algún modo.

Se debe evitar cualquier conflicto de intereses que pueda llevar al auditor a comprometer su credibilidad y

confianza a la hora de cumplir con sus labores.

Se debe evitar todo elemento o circunstancia que pueda en un momento dado parcializar o sesgar la

actuación del auditor.


Estas condiciones se deben cumplir con más cuidado cuando se trata de un auditor externo o un revisor

fiscal, puesto que su naturaleza exige completa objetividad de quien realiza las funciones que le fueron

encomendadas.

De ahí que los revisores fiscales o los auditores externos no pueden ser vinculados mediante contrato

laboral, puesto que ello supondría una subordinación, lo que le haría perder independencia al auditor. Ni el

revisor fiscal ni el auditor externo pueden depender en absoluto del gerente, por ejemplo.

Se pierde independencia también cuando se ha llegado a una empresa por recomendaciones, por ser amigo

o familiar de alguien de la junta directiva o de un socio. Aunque en nuestro medio es casi imposible llegar

como auditor externo o revisor fiscal sino se cuenta con una influencia desde dentro de la empresa,

costumbre muy extendida lamentablemente.

Quizás esa falta de independencia ha llevado a que muchos aboguen por la eliminación de la figura de la

revisoría fiscal, pues consideran que esta no cumple con el objetivo para lo cual fue creada, y buena parte

de ese incumplimiento es originado precisamente en la falta de independencia del revisor fiscal a la hora

de proceder.

Una razón muy frecuente y poco considerada por la que el auditor externo o el revisor fiscal pierden

independencia, es por el factor económico. Algunas empresas, si el revisor fiscal no accede a sus

pretensiones simplemente contratan otro, entonces nuestro contador por temor a quedar sin empleo, y

sabiendo que lo que él no hace seguramente otro lo hará, decide acceder a las exigencias de la empresa,

siendo permisivo e indiferente ante situaciones irregulares sucedidas en la empresa.

Mantener la independencia cuesta caro, pero por el futuro de nuestra profesión debemos hacer lo posible

por cumplir con las obligaciones que nos ha impuesto la ley y confiado la sociedad.

Todo trabajo de auditoría demanda que los miembros de los equipos de auditoría, las firmas y la red de
firmas sean independientes e imparciales del cliente de auditoría, ya que de otra manera faltaría la
objetividad necesaria para la confiabilidad de sus hallazgos y resultados, sin interesar que tan
sobresaliente pueda ser su habilidad técnica.

El término independencia no implica una actitud de un delator sino más bien una imparcialidad legal que
reconoce la obligación de honradez y equidad., no solo ante los clientes, sino también ante los acreedores
y otros que bien pueden confiar parcialmente, en el informe del auditor, como el caso de los accionistas,
proveedores o deudores.

Para el auditor es importante que sus clientes mantengan su confianza en la independencia. La confianza
se deteriora ante la evidencia de que la independencia faltó efectivamente, lo cual sucede por
circunstancias que lleven a hacer creer a los interesados que pueden influenciar la independencia. A su
vez el auditor tiene que estar libre de cualquier obligación o interés con el cliente, su administración o
accionistas, puesto en otros términos, se trata de evitar aquellas situaciones que puedan llevar a terceros
a dudar de su independencia.
La Norma Internacional de Auditoría –NIA- 220 Control de Calidad de la Auditoría de Estados Financieros
establece que el socio del encargo obtendrá información relevante de la firma de auditoría y, en su caso, de
las firmas de la red, para detectar y evaluar circunstancias y relaciones que supongan amenazas a la
independencia; evaluará la información sobre los incumplimientos detectados, en su caso, de las políticas
y los procedimientos de independencia de la firma de auditoría para determinar si constituyen una amenaza
a la independencia en el encargo de auditoría; y adoptará las medidas adecuadas para eliminar dichas
amenazas o para reducirlas a un nivel aceptable mediante la aplicación de salvaguardas o, si se considera
adecuado, para renunciar al encargo de auditoría si las disposiciones legales o reglamentarias aplicables así
lo permiten. El socio del encargo informará a la firma de auditoría, a la mayor brevedad posible, de
cualquier imposibilidad de resolver la cuestión, para que adopte las medidas adecuadas.

Conclusión

Es importante al momento de referirse a las habilidades, cualidades y características del auditor, hacer
mención al Código de Ética Profesional de los Contadores Públicos, en el cual se incluyen otras
características que son comunes como son la responsabilidad y confidencialidad. El Contador Público, en
especial el auditor, debe ser íntegro al realizar su ejercicio profesional con rectitud intachable, lo que le
obliga a ser honesto y sincero en la realización de su trabajo y en la emisión de su informe. La objetividad:
implica el mantenimiento de una actitud imparcial en todas las funciones del Contador Público. La
enseñanza de la Ética no solo supone el conocimiento de las reglas que, supuestamente, deben cumplirse,
sino que es una verdadera instrucción en practicar los comportamientos deseables y en eliminar los
indeseables. Los comportamientos deseables se refieren a los principios de actuación para alcanzar la
integridad, la objetividad y la diligencia exigidas por los Códigos de Ética Profesionales.

Bibliografía

https://www.auditool.org/blog/auditoria-externa/5373-amenazas-a-la-independencia-del-auditor

https://www.gerencie.com/la-independencia-del-auditor.html

http://www.contraloria.gob.ec/documentos/normatividad/neag-fin.pdf

https://es.scribd.com/doc/68577427/Codigo-de-Etica-Del-Auditor

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