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La Parresia

Etimológicamente proviene del griego y significa “decir todo”, lo que podría


parecer, en una primera mirada, como un fastidio para el oyente, ya que el
parresiastés expresaría exactamente todo o que tiene en mente respecto de un
asunto cualquiera.

Lo curioso es que la Real Academia de la lengua Española, en su diccionario de


la lengua española define la palabra de otro modo, no como virtud sino como
figura retórica que "consiste en aparentar que se habla audaz y libremente al
decir cosas, ofensivas al parecer, y en realidad gratas o halagüeñas para aquel
a quien se le dicen". Siendo la Real Academia autoridad indiscutible sobre la
lengua española, debemos pensar que la palabra tiene dos acepciones
contrarias. O que la Real Academia de la lengua Española ha descuidado el
sentido tradicional del término, limitándose a referir solo un tecnicismo literario.
No reconoce tampoco la versión "parresía" muy usada y se limita a consignar
"parresia".

Todos nosotros a lo largo de nuestra vida hemos experimentado el contacto con


otras personas las cuales tienen la manía de “decir de todo”, y que son una
verdadera penuria para el oído; personas que hablan sin pausa ni respiro,
retransmitiendo exactamente todo lo que les pasa por la cabeza por más que
estas palabras no tengan trascendencia, y lo peor es el aporte de ellos por sus
fantasiosas cabezas, y que inevitablemente suena como un cacareo hueco y sin
el mayor interés, como si no hubiera nadie ahí dentro para filtrar, matizar,
sintetizar o escoger lo importante, o alguna intención de seleccionar los
contenidos que puedan aportar algo a los que los escuchan. A diferencia de esto,
el parresiastés es aquel que expresa su opinión con total convicción y
estableciendo claramente que se trata de una declaración de su propia
elaboración, la que emite de una forma directa y clara. No se trata de un discurso
teórico, ni de la enunciación de grandes principios, ni de la repetición de
conceptos leídos o escuchados. Es la expresión de lo que para él constituye más
que una creencia, una vívida verdad de la cual se encuentra completamente

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convencido. Así pues, el contenido expresado no se refiere a asuntos teóricos o
sólo de terceras personas, sino que él mismo es sujeto al que aplicar aquello de
lo que habla. Lo expresado manifiesta tanto crítica como autocrítica, no se
excluye el hablante del contenido de su discurso. Por eso el término se ha
asimilado a la sinceridad total.

Para Foucault, no basta decir la verdad para ser un parresiastés, sino que
además la verdad expresada debe ser riesgosa, en un sentido social o físico,
para quien la emite. Cuando una persona expresa una verdad aprendida en
libros y la retransmite, no está arriesgando nada. Se remite a citar lo aprendido,
solo es un repetidor de lo que otro ha aprendido, no hay peligro en expresar algo
que pueda ser desafiante o contravenir las normas sociales o las conductas o
creencias de los demás o posiciones políticas, no va a ser aislado, reprendido,
exiliado, desestimado por sus conocidos o amigos, despedido de su trabajo ni
perderá la confianza de sus superiores por eso, pues no está expresando nada
propio, ningún principio al que él mismo esté subordinado; ni siquiera tiene que
creer en lo que dice. Por otra parte se podría considerar la posición divergente
de un revolucionario, de un extremista, de un terrorista, de un fanático en
cualquier área, el que también parece expresar con absoluta convicción las
verdades en las que él cree. Este último tipo humano podría crear confusión al
presentar una apariencia fácilmente convergente con la del verdadero
parresiastés, al cumplir algunas de sus características: expresa su creencia sin
importar a quién ni las consecuencias para sí mismo de lo que dice, y
evidentemente también asume un riesgo, pues por sus declaraciones podría ser
perseguido, aislado, sentenciado e incluso ejecutado. Las diferencias son sutiles
pero esenciales. El fanático no busca la verdad, por más que crea tenerla. Sólo
tiene ojos, oído y lengua para su verdad, y, lo que es más importante, busca con
ellas convencer al interlocutor, poseerlo para su causa, enrolarlo en sus
creencias, sin importarle los intereses o el aporte o beneficio para el otro. El
parresiastés no busca seguidores ni tiene causa definida. Permanece por
esencia independiente porque es la única forma en la que puede ser verdad,
decir verdad, y seguir buscando. La pertenencia a cualquier afiliación o secta

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significaría una limitación, una cristalización de lo ya encontrado. Por supuesto
que no todos quienes utilizan la parresia en un momento dado son verdaderos
parresiastés, a cabalidad, si es que existe un tipo así que pudiéramos denominar
“puro”.

En resumen, la Parresía relaciona al sujeto con la verdad a través de la


franqueza, consigo mismo a través de la crítica y autocrítica, y con la moral a
través del ejercicio responsable de la libertad y del deber. En otras palabras, el
decir veraz y el cuidado de sí forman una unidad indisoluble y son esenciales
para influir en los demás mediante el ejemplo de la propia conducta y las luces
que puede aportar. El hablar franco, respaldado por una conducta intachable del
que habla, se convierte de este modo en una incitación válida a los otros para el
cuidado de sí mismos, ejerciendo su forma de verdad como un modo de vida
más allá de un mero oficio entre otros.

El poder subversivo de la palabra depende, en primer término, de la verdad que


encierra. En esa verdad hemos de considerar, bien es cierto, dos dimensiones:
lo verdadero en sí y lo que socialmente es percibido como verdadero. Sabemos,
en efecto, que lo que la colectividad da por cierto en un determinado momento
no tiene por qué coincidir con la verdad en sí, aunque desempeñe funciones
análogas por lo que respecta al uso político del decir. En este caso, como en los
demás, lo que es percibido como verdadero desempeña las funciones de lo
verdadero. Es éste otro aspecto a considerar, pues la cuestión de la parresía, al
incidir de manera tan directa sobre las relaciones entre discurso y poder, nos
permite iluminar una de las zonas más oscuras que existen en torno a la función
de gobernar. En un contexto local la Parresia en cualquiera de sus definiciones
e interpretaciones no es aplicada por nuestra clases sociales que a pesar de
tantos años de lucha por el cambio para una sociedad igualitaria ha fracasado
en todas sus dimensiones porque nuestros líderes encandilados y
autoconvecidos de su verdad, una verdad que se acomoda estratégicamente a
las necesidades de las grandes mayorías olvidadas en los rincones de nuestro
amado país. Es así que si realmente se buscara un cambio es tarea para nuestra
generación y nuevas generaciones el ya no repetir lo que les enseñaron a sus

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padres y los padres de sus padres, es tarea buscar la verdad que está en la calle
esa verdad que nos puede costar aun la vida, asumiendo los riesgos que
conlleve esta decisión, buscar la verdad y expresarla, dar uso a esa palabra tan
interesante que es la “Parresia”, darle vida a la verdad y expresarla en toda su
dimensión, señalando al culpable y corrigiendo los errores respetando el clamor
del ser humano el respeto por la vida.

En la religión católica, (Juan 8:31-38) "Dijo entonces Jesús a los judíos que
habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres. La religión cristiana también nos señala que la verdad y expresar la verdad
nos hará libres. La necesidad del hombre de creer en un ser superior el cual es
ejemplo de veracidad, franqueza, el cual es el único con la moral capaz de juzgar
a cualquier ser humano, la idealización de una parresiastés que no tenga la
necesidad de mentir o de usar estrategias retoricas para buscar seguidores, una
figura de ejemplo y evolución del ser humano común y corriente sobreviviente en
este sistema feroz y hambriento que día a día nos despoja de nuestra naturaleza
divina. ¿Podríamos inferir que la ausencia de la parresia nos convierte en
esclavos, presos de los grupos dominantes dueños de la verdad?

Está en cada uno de nosotros como persona, ciudadano y ser humano la


búsqueda de la verdad y expresarla y también compartirla con nuestro entorno,
por lo menos nuestro entorno más cercano, tratar de ser parresiastés en nuestro
hogar, vivir con dignidad y dar un clima de seguridad y confianza y así poder
plantar la semilla del cambio enseñar con el respeto y la tolerancia y así callar
esas verdades a medias de las cuales somos víctimas por los medios de
comunicación, por el estado de turno, que nos venden una verdad que es la
verdad que imponen ellos, esa verdad a medias que nos esclaviza y nos vuelve
entes insensibles, que dejamos de vivir nuestra vida a plenitud y que vendemos
nuestro tiempo tan preciado por cosas que realmente no necesitamos.
Empecemos el cambio desde hoy y podremos ver el cambio mañana.

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Bibliografía

https://alcioneweb.com/la-parresia/

http://parresiafiluan.wixsite.com/filuan/el-concepto-de-parresia

https://prezi.com/3a6zskzku2tz/el-discurso-y-la-verdad-parresia-michel-foucault/

https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-37442-2004-07-01.html

http://colombiakritica.blogspot.pe/2013/05/la-parresia-o-decir-la-verdad.html

http://www.escuelabiblica.com/estudios-biblicos-1.php?id=182

https://www.youtube.com/watch?v=P3NGvNms8QA

http://www.scielo.org.co/pdf/ef/n44/n44a08.pdf

https://dferagi.webs.ull.es/d/politicas1/docs/Parresia.pdf

https://es.scribd.com/document/261166569/Foucault-La-Parresia

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