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28/5/2018 ¿Qué es una política popular?

« Comunión Tradicionalista

¿Qué es una política popular?


16 MAYO, 2013

¿Qué es una política popular? Aquella en que se gobierna con el pueblo.

Paréceme interesante traer a esta encuesta la palabra de la Tradición de las Españas, ya que es una de las
voces cuyo resonar compuso la alegría limpia y española del 18 de julio. Para la Tradición de las Españas
es «popular» aquella política en que se gobierna CON el pueblo.

Porque hay tres posturas:

a) El liberalismo democrático. Sostiene que el Poder viene DEL pueblo y que todo orden político está
establecido ahistórica, abstracta y racionalísticamente POR la voluntad popular en un arranque incoherente
y momentáneo, sea a través de plebiscitos generales o de elecciones específicas. Es actitud que en
realidad desconoce qué sea el pueblo, porque lo reduce a una noción amorfa y pulverizada de lo que
Francisco Suárez llamaría «multitud», coexistencia inorgánica que nada tiene de común con la sociedad
independiente y membrada, integrada por comunidades autárquicas y libremente constituidas que es la
verdadera calidad del pueblo.

b) El totalitarismo, desde los absolutismos de cuño protestante basados en la secularización de la idea del
carisma, a los totalitarismos del siglo XX, tanto en las oligarquías fascistas cuanto en las comunistas.
Sustentar que el Poder viene irracionalista, caprichosa y oscuramente desde un plano ajeno al común de la
sociedad, gobernándose PARA el pueblo pero SIN el pueblo, niño torpón carente de educación política y de
tino para saber qué le conviene. Esta actitud suprime lisa y llanamente todo lo que no sea el agente que de
hecho manda, no estimando al pueblo ni en su acepción verdadera ni en la falsa acepción liberal de la
multitud desorganizada.

c) El pensamiento tradicional de las Españas. Defienda que el Poder viene de Dios A TRAVÉS del pueblo y
que su ejercicio ha de tener lugar CON el concurso del pueblo.

Es la teoría de las dos representaciones políticas, con arreglo a la cual todo Poder viene de Dios: por
derecho natural, el Poder encarna en la comunidad por el mero hecho de existir ésta, cediéndole ésta en un
acto de derecho positivo e histórico a una institución de uno, de pocos o de muchos (legitimidad de origen),
la cual será legítima mientras gobierne dentro de los principios del derecho natural (legitimidad de ejercicio).
Ahora bien, la comunidad que así cedió permanentemente su poder de gobierno a una institución,
resérvase el frenar y tomar cuentas de su ejercicio a través de otras instituciones que representen los
intereses del hoy respecto al Poder encarnado en la institución que gobierna.

Tal fue en la monarquía tradicional de las Españas la doble representación: del Rey, cuyo Poder no viene
del pueblo de hoy, porque representa la voz de los muertos y de los que nacerán, o sea, la permanencia
misma de la patria; y de las Cortes, que representan la regulación del ejercicio de aquel Poder real,
independiente de ellas, desde el punto de
los intereses de la coyuntura histórica. Por
eso las leyes las hacía el Rey, siendo
redondamente falso cuando especuló el
canovismo decimonómico y sus secuaces
actuales sobre una participación de las
Cortes en la potestad legislativa; lo que las
Cortes hacían era exigir buenas leyes y
procurar que fuesen cumplidas, pero desde
fuera de la potestad legislativa, manejando
el arma de su potestad de conceder o
denegar dineros; poseían una potestad
económica capaz de influir en la legislativa,
pero jamás potestad legislativa
propiamente dicha, que estuvo reservada exclusivamente al Rey.
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28/5/2018 ¿Qué es una política popular? « Comunión Tradicionalista

La cumbre del pensamiento político hispano es el riquísimo de la Cataluña clásica y dentro de él la ocasión
de Caspe. Allá se ve al Poder real cosa distinta de las Cortes, que
son voz del pueblo. Cuando los reinos de la corona aragonesa
viéronse huérfanos de monarca, transformándose sus Cortes en
Parlamentos, jamás pensaron fuese facultad del pueblo elegir rey,
tal como resultaría de aplicar la regia liberal que el Poder se
establece POR el pueblo en Cortes, sino que plantearon
certeramente la cuestión como problema jurídico y no político de
RECONOCER el sujeto concreto de aquel Poder real que de las
Cortes no emanaba; y una vez resuelta la cuestión, cuando hubo
un rey RECONOCIDO por los compromisos jueces y no CREADO
políticamente POR elección del pueblo, reasumieron por entero su
función propia: procurar que Fernando I legislase y gobernase
rectamente.

En el fondo, la entera cuestión, redúcese a tres posiciones


antropológicas: el liberalismo parte del optimismo, niega la
sociedad organizada, prescinde de la Historia y juega ser popular
el gobierno POR la multitud que los demócratas apellidan
arbitrariamente pueblo; el totalitarismo arranca del pesimismo
antropológico y cree son los humanos tan necios que lo oportuno
será gobernar PARA ellos pero SIN ellos, desde el funesto Carlos
III a las dictaduras del proletariado que preparen la «felicidad»
marxista; el Tradicionalismo de las Españas estima que el hombre
es un ser falleciente y en consecuencia defiende haya un Poder que por encarnar en una institución no está
sujeto a las avalanchas contradictorias de cada huracán pasional de las gentes, pero que sin perder su
independencia institucional gobierna CON el concurso de los representantes del pueblo verdadero, esto es,
de la sociedad organizada y libre: organizada frente al liberalismo, libre frente al totalitarismo.

Francisco Elías de Tejada

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