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--Refranes-- 6.- El buen músico, con una cuerda toca 11.

- No hay peor sordo que el que no


1.- Está bueno ser pelón, pero no de a quiere oir
tiro a raíz

7.- Las cuentas claras y el chocolate


12.- Se cree la divina envuelta en huevo
2.- De fuera vendrá quien de tu casa te espeso
echará

8.- Mala yerba nunca muere 13.- No hay enemigo pequeño

3.- Le tocó bailar con la más fea

9.- Se metió en la boca del lobo 14.- Es mejor un mal arreglo que un
buen pleito
4.- Nunca falta un negrito en el arroz

10.- Nadar entre dos aguas 15.- A mí, mis timbres


5.- Nunca falta un pelo en la sopa
El saber no ocupa lugar. ----DICHOS--- 6.- El buen músico, con una cuerda toca
1.- Está bueno ser pelón, pero no de a
tiro a raíz

El sabio siempre quiere aprender, el 7.- Las cuentas claras y el chocolate


ignorante siempre quiere enseñar. 2.- De fuera vendrá quien de tu casa te espeso
echará

El tiempo todo lo cura y todo lo muda.

3.- Le tocó bailar con la más fea lo peor 8.- Mala yerba nunca muere

El tiempo todo lo cura menos vejez y


locura.
9.- Se metió en la boca del lobo
4.- Nunca falta un negrito en el arroz

En cada corral un solo gallo y en cada


10.- Nadar entre dos aguas
casa un solo amo.
5.- Nunca falta un pelo en la sopa
11.- No hay peor sordo que el que no 16.- Ser marquesa y no saber mover el
quiere oir abanico
---ADIVINANZAS----
Tengo agujas pero no sé coser, tengo
números pero no sé leer, las horas te
doy, ¿Sabes quién soy? Respuesta: El
reloj.

17.- No te apures por comer, que


hambre no te ha de faltar
12.- Se cree la divina envuelta en huevo Blanca por dentro, verde por fuera. Si no
sabes, espera. ¿Qué es? Respuesta: La
pera.

18.- No hagas cosas buenas que Antes huevecito, después capullito y


parecen malas más tarde volaré como un pajarito.
13.- No hay enemigo pequeño ¿Sabes quién soy? Respuesta: La
mariposa.

19.- Al cabo de cien años todos seremos


Soy bonito por delante y algo feo por
calvos
14.- Es mejor un mal arreglo que un detrás, me transformo a cada instante ya
buen pleito que imito a los demás. ¿Sabes quién
soy? Respuesta: El espejo.

20.- Quien tiene tienda que la atienda, y Oro parece, plata no es. Abran las
si no que la venda. cortinas y verán lo que es. Respuesta: El
15.- A mí, mis timbres
plátano.
Sal al campo por las noches si me ¿Qué cosa es? ¿Qué cosa es? Que 10. Un solo portero,
quieres conocer, soy señor de grandes corre mucho y no tiene pies. Respuesta: un solo inquilino,
ojos, cara seria y gran saber. ¿Quién El viento. tu casa redonda
soy? Respuesta: El búho. la llevas contigo.
Respuesta: el caracol.

Cabeza de hierro, cuerpo de madera, si Si soy joven, joven quedo. Si soy viejo, Cargadas van, cargadas vienen
te piso un dedo, ¡menudo grito pegas! viejo quedo. Tengo boca y no te hablo. y en el camino no se detienen.
¿Qué es? Respuesta: El martillo. Tengo ojos y no te veo. ¿Quién soy? Respuesta: las hormigas.
Respuesta: El retrato.

Canto en la orilla, vivo en el agua, no En dos castañuelas voy encerrado


soy pescado y tampoco cigarra. Soy ave y soy llana, pero no tengo pico y al sacarme del mar me pongo
Respuesta: La rana. ni alas. ¿Sabes quién soy? Respuesta: colorado.
La avellana. Respuesta: el mejillón.

Me llegan las cartas y no sé leer y, Vuelo de noche,


aunque me las trago, no mancho el Blanco es, la gallina lo pone, con aceite duermo de día
papel. ¿Qué es? Respuesta: El buzón. de fríe y con pan se come. ¿Qué cosa y nunca verás plumas
es? Respuesta: El huevo. en el ala mía.
Respuesta: el murciélago.

En tus manos limpio, en tus ventanas No lo parezco y soy pez, 14. Puñadito de algodón
sucio. Si sucio, me ponen limpio, y si y mi forma la refleja que brinca sin ton ni son.
limpio, me ponen sucio. ¿Qué es? una pieza de ajedrez. Respuesta: la oveja.
Respuesta: El pañuelo. Respuesta: el caballito de mar.
----Fabulas -----
La liebre y la tortuga
Una vez, una liebre se burlaba de las patas tan cortas y de la lentitud al caminar de
una tortuga, sin embargo, esta no se quedó callada y se defendió lanzando una risa
y diciéndole a la liebre: – Puede que seas muy veloz amiga liebre, pero, estoy más
que segura de que podré ganarte una carrera.
La liebre, sorprendida por lo que le dijo la tortuga, aceptó el reto sin pensarlo dos
veces, ya que ella estaba muy segura de que ganaría a la tortuga a ojos cerrados.
Entonces, ambos propusieron a la zorra, que fuese ella quien señalase el camino y
la meta.
Días después, llegó el esperado momento de la carrera, y al sonar la cuenta de
tres, se inició la carrera de estos dos contendientes. La tortuga no dejaba de
caminar y caminar, pero a su lento paso, avanzaba tranquilamente hacia la meta.
En cambio la liebre, corrió tan rápido que dejó muy atrás a la tortuga. Al darse la vuelta y ya no verla, la liebre vió
seguro su éxito sobre la carrera y deicidió echarse una siesta.
Moraleja: la enseñanza es que las metas se consiguen poco a poco, con trabajo y esfuerzo. Aunque a veces
parezcamos lentos, el éxito llegará siempre.
El león y el ratón
Érase una vez un león que estaba descansando en la selva, después de un día de
caza. Era un día caluroso y solo le apetecía dormir.
Cuando se encontraba más cómodo, llegó un ratón haciendo mucho ruido. El león
era tan grande que ni si quiera se percató, pero el ratón empezó a subir por su nariz.
El león se despertó con muy mal humor, empezó a gruñir, y agarró al ratón,
preparándose para comerlo.
“¡Perdóname!” suplicó el pobre ratón. “Por favor déjame ir y algún día seguramente te
lo pagaré”.
Al león le resultó divertido pensar que un ratón podría alguna vez ayudarlo. Pero fue
generoso y finalmente lo liberó.
Moraleja: no menosprecies lo que pueden hacer los demás. Aunque parezca lo contrario todos te pueden
ayudar.
La cigarra y la hormiga
Una cigarra cantaba y disfrutaba durante el verano. Día tras día se despertaba tarde
y sólo se dedicaba a cantar, hasta que un día algo le llamó la atención.
Un grupo de hormigas pasaban por debajo de su rama cargando pesadas porciones
de comida sobre su espalda, entonces la cigarra bajó de su rama y le preguntó a una.
-Amiga hormiga ¿por qué trabajas tanto?-
-El invierno se acerca, debemos guardas provisiones para poder pasar la helada-
respondió la hormiga.
A lo que la cigarra luego dijo:
-¡Bah! Trabajar tanto es para bobos, haz como yo, canta y disfruta del verano.
La pequeña hormiga sin decir más nada siguió su camino. En los siguientes días, la
cigarra seguía cantando y muchas veces componía canciones que se burlaban de su amiguita la hormiga.
Pero un día, la cigarra despertó y ya no era verano, el invierno había llegado.
Moraleja: la vida consiste en trabajar y descansar. No puedes descansar demasiado porque más tarde puedes
encontrar consecuencias negativas.
Pedro y el lobo

Había una vez un niño llamado Pedro que era pastor y se llevaba todo el día
caminando con sus ovejas.
Un día estaba tan aburrido que comenzó a preguntarse cómo divertirse. Entonces se
le ocurrió gastar una broma, diciendo que un lobo estaba cerca. Dijo:
-¡Que viene el lobo, que viene el lobo! ¡Ayuda!
Los vecinos del pueblo acudieron rápidamente con palos para ahuyentar al lobo, pero
cuando llegaron al árbol donde se sentaba Pedro, lo encontraron riendo a carcajadas.
Pedro decía:
¡Ja ja ja! ¡Os lo habéis creído!
Los vecinos se fueron a sus casas pensando que era una broma y que no pasaba nada.
Otro día, de nuevo Pedro se encontraba aburrido y volvió con la misma broma:
-¡Que viene el lobo, que viene el lobo! ¡Socoro! ¡Socoro!
El lobo pudo atrapar a algunas de sus ovejas y se las llevó para comerlas con su manada.
Moraleja: no mientas, ya que puede que los demás no te crean cuando digas la verdad.
El cuervo y el zorro

Había una vez un cuervo que descansaba en un árbol, tras haber logrado robar un
queso de la ventana de una casa.
Cerca caminaba un zorro que olió el fuerte aroma, vio al cuervo y le dijo:
-¡Hola! Qué buen día hace, además tu plumaje es muy bonito. Le queda muy bien.
El cuervo se sintió muy bien con lo que le dijo el zorro. Le entraron ganas de cantar para
celebrarlo, abrió el pico, pero entonces dejó caer el queso.
El zorro, sonriendo, corrió hacia el queso y lo atrapó con la boca antes de caer al suelo.
Moraleja: presta atención cuando alguien te dice cosas bonitas. Puede que sea por
interés.
El niño y los dulces

Era 21 de Septiembre y todos los niños contentos después de un largo verano,


regresaban a las escuelas. Al ser el primer día, la maestra llevó a clase un bote lleno de
chucherías para dar la bienvenida al nuevo curso escolar. Uno de los alumnos salió el
primero corriendo hacia los dulces.
Una vez que cogió todas las chuches que pudo,al intentar sacar la mano, el cuello del
recipiente no le permitió hacerlo. El niño lloraba y lloraba amargamente, pero un amigo
que estaba cerca le dijo: -Confórmate con coger solo la mitad y así podrás sacar la
mano con los dulces.
Moraleja: no seas egoísta, avaricioso y escoge solo aquello que necesites. Como bien
dice el dicho “quien mucho abarca, poco aprieta”.
Esta fábula enseña a los niños a no ser tan egoístas, una cualidad muy importante a la
hora desarrollar su personalidad. En un mundo en donde la individualidad prevalece, es bueno desde pequeños
que lo niños aprendan a compartir y a ser generosos con sus iguales.
La pulga y el hombre
Un hombre disfruta de un buen sueño cuando de repente comenzó a sentir picazón por
todo el cuerpo.
Molesto por la situación, buscó por toda su cama para ver qué era lo que les estaba
causando tanta molestia. Tras su búsqueda encontró a una minúscula pulga y le dijo
las siguientes palabras:
– ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por todo mi
cuerpo y no dejarme disfrutar de mi merecido descanso?
– Contestó la pulga: Discúlpeme señor, no fue mi intención molestarlo de ninguna
manera; le pido por favor que me deje seguir viviendo, ya que por mi pequeño tamaño
no creo que lo pueda molestar mucho.
Moraleja: nos enseña a que todo aquel que le hace daño a otra persona, debe estar dispuesto a afrontar las
consecuencias. Ya que cuando uno molesta, agrede u ofende a otros compañeros, debe saber que sus actos
irán seguidos de unas consecuencias.
El conejo y el cerdo

Había una vez en un colegio un conejo muy presumido que todos los días llevaba
sus zapatitos muy limpios, relucientes, brillantes.
En su misma clase también estaba el cerdito Peny, que tenía mucha envidia al
conejo por sus zapatos.
Pero el cerdito al vivir en una charca de barro sabía que nunca conseguiría tener
unos zapatos como los de su amigo conejo.
Todos los días limpiaba y limpiaba, pero nada seguían igual de sucios.
Un día jugando en el recreo tenía que hacer una carrera para ver quien era el más
veloz. El cerdito asustado, no sabía que hacer, ya que sus zapatillas no eran como
las de su amigo.
Moraleja: da igual el zapato que lleves, el esfuerzo por conseguir una meta que te propongas no está en los
zapatos sino en ti. Debes ser feliz con lo que tienes, sentirte a gusto contigo mismo y confiar en ti.
Familia de hormigas
Había una vez una familia de hormigas formada por la madre, el padre y su dos
hijitas.
Pronto se acercaba el invierno, así que toda la familia salió en busca de comida ya
que si no morirían.
Paseando por el prado, se encontraron con otra hormiga, pero esta no era de su
misma especie, ya que era de color rojo y le faltaban dos patitas.
Angustiada, la hormiga roja les pidió ayuda para que la llevasen hasta su casa, ya
que podría morir enterrada por la nieve.
La madre hormiga rotundamente dijo que no, ya que no pertenecía a su especie y si
se enteraba el resto de hormigas negras podrían echarle del prado.
Así que la familia siguió su camino, pero una de las hijas no pudo aguantar y se dio
la vuelta para ayudar a la hormiga roja, aun sabiendo que podrían echarla del prado
para siempre.
Moraleja: hay que ayudar a los demás cuando lo necesiten, ya que algún día también nosotros podemos
necesitar esa ayuda.
También nos enseña a que no hay que prejuzgar ni discriminar a otros por su raza o por su condición fisica, algo
muy importante en la vida, ya que tenemos que educar a nuestros hijos en la tolerancia y el respeto a la
diversidad.
El pájaro ruiseñor

Era un pájaro ruiseñor muy alegre y divertido. Siempre andaba cantando pero era muy
muy despistado.
Una noche cenando con su madre, esta le dijo que no debía cantar hasta mas tarde ya
que los cazadores pasarían a esa hora y si estos les oían podrían matarle.
A la mañana siguiente como todos los días, el pájaro comenzaba a cantar para así
atraer a sus presas. Olvidando lo que le dijo su madre, los cazadores le oyeron y se
pusieron a disparar.
Afortunadamente al pájaro le dio tiempo a esconderse, ya que oyó el canto de su madre
avisando de que estaban los cazadores en la zona
Moraleja: hay que estar muy atentos y escuchar a nuestros padres cuando nos hablen,
ya que un descuido nos puede salir caro.
El gato y el ratón
Cat Garage Drawing Comic Image Mouse
Una vez, un gato muy hambriento vio entrar a su casa a un ratoncito. El felino, con
muchas intenciones de agarrarlo y luego comérselo, se acercó a la ratonera para
decirle:
– ¡Qué guapo y lindo estás ratoncito! Ven conmigo, pequeñito, ven… dijo con dulce
voz el gato.
La mamá del ratoncito escuchó las intenciones que tenía el hábil gato y le advirtió a su
hijo diciendo:
– No vayas hijito, tú no conoces los trucos de ese bribón.
El gato insistente le dijo nuevamente al ratón:
La mamá ratona no pudo hacer nada para salvar a su ratoncito que murió devorado
por el gato.
Moraleja: esta fábula nos enseña que debemos obedecer a nuestros padres y respetar sus decisiones, ya que
ellos siempre querrán lo mejor para nosotros y el no hacerles caso nos puede pasar factura como al ratoncito de
la historia.
El ciervo y el cervatillo

Esta fábula trata sobre dos ciervos, uno joven y otro más mayor.
Ambos querían quedarse a vivir en el monte ya que tenia alimentos para todo el año,
pero esto solo podía ser posible si ambos luchaban, ya que solo había provisiones para
uno.
El cervatillo joven tenía muy claro que ganaría, ya que era más veloz y mas rápido que
el ciervo anciano.
A la mañana siguiente cuando se encontraron para luchar, el ciervo anciano le propuso
que se marchara, ya que sabía perfectamente que el iba a ser el ganador.
El cervatillo tozudo y enfadado se dispuso a luchar hasta que fue perdiendo poco a poco
sus cuernos.
Moraleja: debemos respetar a las personas mayores, ya que el ser una persona mayor no quiere decir que sean
patosos o lentos, sino todo lo contrario, ya que nos pueden enseñar muchas cosas que aún no sabemos.
El mono y el delfín

Había una vez un marinero que se comprometió a realizar un viaje muy largo. Para
hacer más entretenida la travesía, se llevó con él a un mono para divertirse durante la
larga travesía.
Cuando estaban cerca de la costa de Grecia, una muy ruidosa y violenta tempestad se
levantó e hizo naufragar a la débil nave. Su tripulación, el marinero y su mono tuvieron
que nadar para así poder salvar sus vidas.
Mientras tanto, el mono que luchaba contra las olas, fue visto por un delfín; el cual
creyendo que era un hombre, fue a salvarlo deslizándose debajo él y transportándolo
hacia la costa. amigos.
El delfín indignado por tantas mentiras que el mono decía, dio media vuelta y lo devolvió a alta mar.
Moraleja: las propias mentiras del mentiroso son las que se encargan de revelar la verdad en un pequeño
descuido. Las mentiras tienen las patas muy cortas, por tanto siempre saldrá a la luz la verdad.
El Astrónomo
En un país muy lejano, donde la ciencia es muy importante para sus habitantes,
había un anciano astrónomo al que le gustaba realizar el mismo recorrido todas las
noches para observar las estrellas.
Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño astro en el
cielo, el anciano salió de la ciudad para poder verlo con sus propios ojos. Tan
emocionado estaba el astrónomo mirando al cielo, que no se dio cuenta que a pocos
pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al agujero comenzó a gritar pidiendo
ayuda.

Moraleja: antes de lanzarse a la aventura o ir por sitios desconocidos, hay que conocer muy bien el lugar por el
que se transita y ser precavidos.
El asno, el perro y el lobo
Caminaban muy despacio y agotados por el sol un asno, con su carga de pan, y su
amo seguido por su perro. Es así que llegaron a una pradera verde donde el amo
cansado y agotado por la caminata realizada, echó a dormir bajo la sombra de un
árbol.
El asno se fue a comer algo de pasto que había en la pradera cuando de pronto el
perro, que también estaba muy cansado y hambriento, le dijo:
– Estimado asno, yo también tengo hambre, ¿Me darías un poco de pan que hay en la
cesta que llevas encima por favor?
A lo que el asno le respondió:
– Mejor ¿Por qué no esperas un rato más hasta que despierte el Amo y te dé el mismo
-Mejor, ¿Por qué no esperas un poco más hasta que despierte el amo y te salve?
Moraleja: hay que ofrecer nuestra ayuda a los demás siempre y cuando la necesiten si no queremos que nos
pase lo mismo que al asno. Hay que educar a nuestros hijos para que sean personas solidarias y compartan con
el resto de sus iguales.
----CUENTOS ----
El viejo perro cazador
Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le había hecho
perder gran parte de las facultades, como ser más fuerte o veloz.
Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a su amo, se topó con un
hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su dueño. Poniendo en ello todo su empeño,
consiguió morderle una oreja, pero como su boca ya no era la de siempre, el animal
consiguió escaparse. Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar,
encontrando únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la
pieza, comenzó a regañarle muy duramente. El pobre perro, que no se merecía
semejante regañina, le dijo: -Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese
hermoso animal por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven,
pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las mismas. Así que, en lugar de
enfadarte conmigo porque me he hecho viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
El perro y el reflejo

Había una vez un perro, que estaba cruzando un lago. Al hacerlo, llevaba una presa
bastante grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a si mismo en el reflejo del
agua. Creyendo que era otro perro y viendo el enorme trozo de carne que llevaba, se
lanzó a arrebatársela.
Decepcionado quedó cuando, por buscar quitarle la presa al reflejo, perdió la que el
ya tenía. Y peor aún, no pudo obtener la que deseaba.

Las ranas y el pantano seco


Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por tanto la
abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo
repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:
– Amiga, bajemos las dos a este pozo.
– Pero, y si también se secara el agua de este pozo, – repuso la compañera -,
¿Cómo crees que subiremos entonces?

El labrador y la culebra
Al lado del hogar de un modesto labrador, una culebra había decidido instalar su
nido. Un tarde, el pequeño hijo del labriego, pensando que era uno más de sus
juguetes, agarró al animal de tan mala manera, que este le mordió en defensa
propia. Una mordedura de la que no se pudo recuperar y que su padre quiso vengar
cortándole la cola a la culebra. Enterado de cómo habían sucedido los hechos, el
labrador sintió tal culpa que fue en busca de la culebra para pedirle perdón y
ofrecerle miel, agua, harina y sal, como muestra de su sincero arrepentimiento. A
pesar de la nobleza de sus intenciones, la culebra no solo no le perdonó, sino que
además se permitió el lujo de decirle: – Agradezco que quieras venir a intentar
remediar el error que cometiste conmigo, pero no hay ninguna posibilidad de que tú y yo podamos ser amigos.
Mientras que a mí me falte la cola que tú me quitaste y a ti el hijo que mi veneno te ha arrebatado, seremos
incapaces de estar en paz.
El lobo y el perro dormido
Disfrutaba un perro de un merecido descanso en la puerta de su casa, cuando de
repente un veloz lobo se lanzó sobre él con claras intenciones de devorarlo. Para
intentar librarse de tan negro destino, el perro le suplicó con todas sus fuerzas que lo
escuchara, aunque solo fuera una sola vez, antes de que el lobo cumpliera sus
deseos. Entiendo que desees saciar tu hambre –comenzó diciendo el perro- pero de
un saco de huesos como yo, tu estómago no tardará en volver a sentirse vacío; si en
verdad deseas darte un buen festín, espera a que mis dueños celebren sus bodas y
seguro que me encuentras mucho más apetecible.
Tan convincente era su argumento, que el lobo se marchó tan contento. Meses
después, estaba el perro asomado a una ventana de la casa de su dueño, cuando volvió el lobo para reclamar lo
que tanto tiempo había estado esperando. Molesto ante la insistencia, el perro contestó:
– ¡Lobo tonto, la próxima vez que aparezcas y yo esté durmiendo en el portal de mi dueño, no esperes a que se
celebren las bodas de mis dueños!
El zorro, el oso y el león
Habiendo encontrado un león y un oso a un cervatillo, se retaron en combate a ver
cual de los dos se quedaba con la presa.
Un zorro que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el cervatillo
en medio, se apoderó de este y corrió pasando tranquilamente entre ellos.
Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron:
-¡Desdichados nosotros! ¡tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo
quedara para el zorro!

Las dos amiguitas


Era una vez 2 avestruces amiguitas que se hicieron tan pero tan amiguitas que no
podían pasar un día sin la compañía de la otra, hasta que cierto día un pequeño
desliz entre ambas puso a prueba su hermosa amistad:
– Hoy jugaremos a lo que yo quiera – le dijo uno de ellas a la otra.
A lo que la otra contesto:
– Te equivocas eso lo decidiré solo yo.
Y así con tales posturas, ambas se empecinaron en sus caprichos por muchas
horas y sin llegar a un acuerdo. Luego de discutir por un largo rato, las dos
avestruces amigas por fin entraron en razón y una de ella dijo:
-Dejemos los juegos por hoy y encontremos otra manera de llegar a un acuerdo.
Y diciendo estas palabras ambas acordaron alternarse diariamente y que cada una decidiese por un día entero
que juegos jugar. .
El aceituno y la higuera

El aceituno ridiculizaba a la higuera porque, mientras él era verde todo el año, la


higuera cambiaba sus hojas con las estaciones.
Un día una nevada cayó sobre ellos, y, estando el aceituno lleno de follaje, la nieve
cayó sobre sus hojas y con su peso se quebraron sus ramas, despojándolo
inmediatamente de su belleza y matando al árbol.
Pero al estar la higuera desnuda de hojas, la nieve cayó directamente a la tierra, y
no la perjudicó en absoluto.

El zorro y la cabra

Una vez un zorro estaba vagando por la oscuridad, cuando or desgracia cayó en un
pozo. Intentó salir pero no podía. No tenía otra alternativa que permanecer allí hasta
la mañana siguiente. Al día siguiente, una cabra llegó por allí, miró al pozo y vio al
zorro. La cabra preguntó “¿qué estás haciendo ahí, señor zorro?”
El astuto zorro respondió:
“Vine aquí para beber agua. Es la mejor que he probado en mi vida. Ven y pruebala
por ti misma. Sin pensar ni siquiera por un rato, la cabra saltó al pozo, apagó su sed
y buscó una forma de salir. Pero al igual que el zorro, también fue incapaz de salir.
Entonces el zorro dijo:
“Tengo una idea. Ponte de pie sobre tus patas traseras. Subiré sobre tu cabeza y saldré. Entonces yo te ayudaré
a salir también”.
El huevo de oro
Había una vez un rico comerciante de tela que vivía en un pueblo con su esposa y
sus dos hijos. Tenían una gallina hermosa que ponía un huevo todos los días. No era
un huevo normal, sino un huevo de oro. Sin embargo, el joven comerciante no estaba
satisfecho con lo que solía obtener todos los días.
Quería conseguir todos los huevos de oro de su gallina en muy poco tiempo. Por
tanto, un día pensó y al fin concluyó en un plan. Decidió matar a la gallina y juntar
todos los huevos.
Al día siguiente, cuando la gallina puso un huevo de oro, el hombre lo cogió, tomó un cuchillo afilado, cortó su
cuello y cortó su cuerpo abierto. No había nada más que sangre por todas partes y ningún rastro de ningún
huevo en absoluto. Estaba muy triste porque ahora no conseguiría ni siquiera un solo huevo.
Debido a su codicia, comenzó a ser más pobre y finalmente se convirtió en un mendigo.
El coyote y las uvas
Una tarde muy soleada, un coyote iba caminando y el estómago le rugía de hambre.
De repente, nota en la cima de un árbol que hay un racimo de hermosas uvas
moradas e intentó alcanzarlas apoyándose en sus patas traseras, pero no llegó.
Intentó alcanzarlas saltando, pero tampoco llegó; una y otra vez fallaba hasta que sus
patas ya no podían más y entonces cayó al suelo extenuado.
Estando tumbado en el suelo, se pudo dar cuenta que dos pajarillos la estaban
observando; levantándose, se sacudió el polvo y se marchó diciendo.
-Mejor paso de esas uvas, seguro están verdes-
Retomó así su camino, y en cuanto ya había ganado distancia, los pajarillos picotearon
las uvas y éstas cayeron al suelo, donde se dieron un banquete.

La hormiga y la mariposa

Una hormiga trabajadora se encontraba reuniendo provisiones bajo el fuerte sol de


verano a orillas del río. De pronto, el suelo bajo ella cedió, y la hormiga cayó al agua
donde estaba siendo violentamente arrastrada.
Desesperada, la hormiga gritaba
-¡Ayuda, socorro, auxilio, me ahogo!-
En eso, una mariposa se da cuenta de la situación de la hormiga y rápidamente buscó
una ramita, la agarró con sus patitas y se lanzó hacia donde estaba la hormiga;
tendiéndole la rama y salvándola.
La hormiga muy feliz le dio las gracias y ambas siguieron su camino.

El viento y el sol
Una vez, el viento y el sol tuvieron una discusión
-Yo soy el más fuerte, cuando yo paso, los árboles se mueven; hasta puedo derribarlos
si quiero- dijo el viento.
-El más fuerte aquí soy yo, yo no derribo árboles, pero puedo hacerlos crecer- Le
respondió el sol.
-Voy a demostrarte que soy el más fuerte ¿ves a ese hombre con chaqueta? Se la voy
a quitar con mi soplido- dijo el viento.
Así, el viento sopló con todas sus fuerzas, pero mientras más fuerte soplaba, más
fuerte el hombre se aferraba a su chaqueta, y el viento se cansó de soplar.
El halcón, el cuervo y el pastor
Lanzándose desde los cielos, un halcón cazó un corderito. Un cuervo la observó y
tratando de imitarlo, se lanzó sobre un carnero.
Sin embargo, no pasó lo mismo que antes, y al desconocer las artes, el cuervo se
enredó en la lana, donde sin importar que tan fuerte batía sus alas, no logró escapar.
Viendo el pastor lo que sucedía, tomó al cuervo entre sus manos, con su machete
cortó sus alas, y a su casa lo llevó.
Fascinados sus hijos lo vieron, y curiosos del asunto a su padre preguntaron:
-¿Papá, qué ave es esta?
-Para mí es sólo un cuervo, pero él se cree halcón.
El hijo y el padre
Un día, un joven iba por la calle de noche después de salir de su trabajo; apurado
recorría los rincones solitarios de la ciudad pues esa noche su madre le había dicho
que lo esperaba en casa con una deliciosa cena.
Faltando sólo unas cuadras para llegar, el joven ve a lo lejos la figura desgastada por la
edad de alguien que aguardaba en la esquina de una acera para cruzar la calle
mientras un semáforo estaba en verde.
–Tonto viejo, ¿por qué no cruzas si no vienen carros? ¡Yo sí cruzaré, tengo un
compromiso importante!- pensó el joven acelerando el paso.
Pero al llegar a la esquina de aquella acera se dio cuenta ¡ese hombre era su padre!

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