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Arquitectura religiosa en Egipto.

TEMA 2. ARQUITECTURA RELIGIOSA EN EGIPTO

1. Introducción
2. Templos funerarios
Templos de las pirámides
Templos funerarios independientes
3. Templos a la divinidad
El templo de Karnak
El templo de Luxor
Templos del período de Amarna
Templos tras el período de Amarna

.1 Introducción

La religión egipcia es politeísta e invade toda la vida de los individuos. Está


absolutamente ligada a la propia estructura de la sociedad y del Estado y forma parte
indisoluble de la propia concepción de la monarquía. El faraón egipcio es el hijo de
dios, al tiempo que es dios mismo y como tal recibe culto en los templos. Este hecho
es determinante en la definición de la tipología de templo en el antiguo Egipto.

La casta sacerdotal era la clase de funcionarios más reconocida y, en determinadas


épocas, la que mayor poder detentó. Los templos eran complejos funcionariales, con
su propia administración y riqueza, donde no sólo se encargaban del mantenimiento
del culto, sino que formaban una auténtica estructura de poder.

Los egipcios edificaron dos tipos de templos diferenciados por su función, más que por
su plan constructivo:

- los dedicados a las divinidades estaban destinados a ser la residencia de las


mismas y el lugar donde se las rendía culto;
- los templos funerarios estaban estrechamente relacionados con la vida de
ultratumba y con el culto al faraón muerto y deificado.

En el Imperio Antiguo tendrán más importancia los templos funerarios, donde se rinde
culto al faraón muerto y deificado, más que a los templos consagrados a los diferentes
dioses del Estado; esta misma creencia se mantuvo a lo largo del Imperio Medio

Pero la tendencia fue cada vez más clara en remarcar la importancia de los dioses y la
influencia directa de éstos en la historia y en los acontecimientos cotidianos; los dioses
se hicieron más presentes y más poderosos y con ellos la casta sacerdotal que, a lo
largo del Imperio Nuevo, consiguió instaurar la teocracia tebana del dios Amón
fusionado con el dios sol, Ra. Adquirieron auténtica importancia los templos
consagrados a la divinidad que se convirtieron, igualmente, en centros de culto al
faraón.

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.2 Templos funerarios

.2.1 Templos de las pirámides


Del período protodinástico sólo conocemos la existencia de un único ejemplo de
edificio religioso en la necrópolis real de Abidos; estaba consagrado a una divinidad
funeraria sin que podamos precisar si era o no un templo funerario. Se trata de una
transposición en ladrillo de la primitiva cabaña del dios, construida con materiales
perecederos.
La unión en un único complejo arquitectónico de la tumba del faraón con el templo
funerario donde rendirle culto se produce por primera vez en el complejo de la
pirámide escalonada del rey Zoser: el templo funerario surge unido a la tumba real,
al norte de la pirámide, con la función primordial de dar acceso a la cámara mortuoria y
demás subterráneos situados bajo la pirámide; era un lugar de culto pero no
estrictamente el lugar donde se daba culto al faraón deificado.

Con la construcción de las diferentes pirámides erigidas por Esnefru se determina la


tipología básica del conjunto de las pirámides, con un Templo del Valle unido por una
calzada al Templo Funerario y éste a la pirámide. Esta estructura y las funciones de
cada elemento se mantienen a lo largo del Imperio Antiguo y del Imperio Medio.
Estrictamente entendidos como elementos que conforman los monumentos funerarios
existen dos tipos de templos:

- los Templos del Valle o Inferiores, en los que se encontraba el embarcadero,


servían para recibir al cortejo y eran el lugar donde se realizaban las primeras
ceremonias fúnebres. Además eran estructuras necesarias durante el tiempo de la
construcción de la pirámide: a su embarcadero llegaba en barcazas la piedra caliza
y el granito. Esta estructura, funcional en su origen, cuando la pirámide se
terminaba adquiría la forma de templo y una función ritual.

- los Templos de la Pirámide o Funerarios propiamente dichos: estaban destinados


al culto permanente del faraón deificado y a santuario de ofrendas.

La articulación de los distintos elementos de los complejos funerarios a partir de este


momento responde a un cambio en la concepción religiosa; la exaltación de la
naturaleza divina del faraón determina el desarrollo de un severo ritual concentrado en
mostrar la transformación que se opera en el rey difunto de un ser todavía terrenal y
temporal a convertirse en un dios viviente, en una deidad eterna a la que hay que
rendir culto.

Los templos funerarios de Meidum y Dahshur son rigurosamente simples, se


reducen a pequeñas capillas que dan acceso a un patio abierto en el que se yerguen
dos estelas funerarias rematadas de forma redondeada y sin inscripciones.

El templo del Valle de la pirámide de Meidum estaba compuesto por un patio


abierto de pequeñas proporciones, en medio del cual se levantaba un altar y en su
frente una pequeña habitación oscura.

El de la pirámide de Dahshur está algo más desarrollado; no se encuentra al borde


de la tierra fértil, sino que se alza sobre una depresión arenosa en el desierto, por
lo que no tiene embarcadero. Está orientado al sur, presenta un patio abierto, en la
parte posterior del mismo dos filas de grandes pilares cuadrados y en los
intercolumnios adosados a la pared nichos para las estatuas del faraón.

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La vinculación entre arquitectura y rito llega a su máxima expresión en el complejo de


Gizeh durante la IV dinastía. El dogma sobre la naturaleza divina del soberano, los
ritos funerarios donde se manifiesta la transformación y los complejos arquitectónicos
de las pirámides con sus templos funerarios donde se va a rendir culto al dios, quedan
perfectamente establecidos.

El templo funerario de la pirámide de Keops se encuentra totalmente destruido. De


planta rectangular, se dividía en un patio abierto con pórtico cerrado circundándole,
pavimentado con losas de basalto y cerrado con muros de piedra caliza; los pilares, de
planta cuadrada, eran de granito. En la parte posterior, el pórtico se hacía más
profundo y daba paso a una estancia que se ha supuesto era la sala de las estatuas
donde se encontraban los nichos para albergarlas.

En el complejo funerario de Kefrén destaca por su monumentalidad el templo de Valle,


el único conservado en todo su esplendor. Es de planta cuadrada con muros exteriores
lisos, ciegos e inclinados, revestidos con bloques de granito. Al sur se abrían dos
puertas, simbolizando la del Alto y la del Bajo Egipto; a través de un pasillo con forma
de ángulo recto o acodado se llegaba desde ambas a un vestíbulo alargado, y
siguiendo éste, a una sala hipóstila con forma de T invertida. Este tipo de sala pasó a
formar parte de los templos funerarios, aunque únicamente en este caso se encuentra
en el templo del Valle.

El templo funerario de Kefrén, presenta muros inclinados y ciegos. Está divido en dos
zonas: el antetemplo, zona pública, y el santuario, zona privada, a la que sólo
accedían altos sacerdotes y miembros de la casa real. Todo el antetemplo forma un
bloque y repite la disposición de estancias del templo del valle, con la sala hipóstila en
forma de T invertida que da paso a una sala transversal también hipóstila. Desde ella y
a través de un pequeño pasillo se da paso al santuario, que se inicia con un patio
abierto circundado por un pórtico. En la parte posterior del patio se abrían cinco
capillas consecutivas.

La construcción era maciza y no tenía vanos de iluminación, sólo leves hendiduras en


el techo dejaban filtrarse rayos de sol. Estos primeros ejemplos de arquitectura
monumental no presentan apenas decoración; es una arquitectura sobria en la que su
magnífica apariencia se consigue jugando con la construcción, la combinación de
materiales, el color de los mismos y la luz.

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Templo del Valle y templo funerario de la pirámide de Kefrén.

El templo funerario de la pirámide de Micerinos presenta una distribución más simple:


un patio porticado como el de Keops daba paso a una estancia-nicho donde estaba
colocada la colosal estatua sedente del faraón que hoy se conserva en el museo de
Boston. Tanto el templo funerario como el del Valle no estaban terminados a la muerte
del soberano, por lo que fueron terminados por su sucesor utilizando el adobe.

Con la V dinastía el culto al sol se convierte en la religión de la corte, lo que determina


una serie de cambios en los templos funerarios de las pirámides y una modificación en
los rituales y en la concepción religiosa de la vida del más allá y de la figura del faraón.

La arquitectura se convierte en el mejor instrumento donde se manifiestan todos estos


cambios y toda la tensión espiritual del momento. También pone de manifiesto la
tensión entre la poderosa casta sacerdotal que continuamente lucha por conseguir
cotas de poder más amplias y la debilidad o la fuerza de la monarquía.

Los faraones seguirán enterrándose en pirámides, que reducen su tamaño en favor de


una mayor complejidad en las cámaras mortuorias, y un crecimiento en la magnitud de
los templos funerarios que igualmente se hacen más complejos, llegando incluso a
disputar el protagonismo a la propia pirámide. Mantienen la distribución en dos partes,
el antetemplo y el santuario, quedando una parte del primero fuera del amurallamiento
de la pirámide y otra dentro del mismo.

El templo funerario de la pirámide de Userkaf, se situaba al sur de la pirámide para


que la sombra de la pirámide nunca se proyectara sobre el patio donde se celebraban
los ritos. En planta sigue el esquema del templo de Keops, esquema que se repetirá
en el resto de los templos funerarios con mayor o menor complejidad.

En el templo funerario de la pirámide de Sahura aumenta la complejidad, pero se


presenta como el modelo que se seguirá en el resto de los templos. Las entradas
desde el corredor de la calzada se abrían a un salón profundo con forma transversal
que desembocaba directamente en el patio porticado, encontrándose ambos en la
parte exterior del amurallamiento de la pirámide. Desde el patio se accedía a la sala de
las estatuas y desde ésta al santuario, partes que junto a la pequeña pirámide ritual se
encontraban en el interior del amurallamiento. En este templo además se introdujo una
larga sala destinada a las ofrendas: se accedía a ella desde un pequeño salón
conectado con la sala de las estatuas, y se extendía hasta la base de la pirámide,
muro en el que se situaba una falsa puerta con estela.

Los templos funerarios construidos durante la VI dinastía siguen la planta de los


desarrollados en la V dinastía, aunque vuelven a formas macizas y a la utilización del
pilar en lugar de columna como en la IV dinastía. Los templos más significativos son
los de Pepi I y Mermera, así como el de Teti que sigue el plano del de Unas como
también, posteriormente, lo seguirá el de Pepi II.

Con el hundimiento del Imperio Antiguo y la división del país en pequeños reinos
feudales se abandonan las grandes construcciones reales, que sólo se reanudan al
inicio del Imperio Medio durante el reinado de Mentuhotep II. A él se debe la
construcción monumental de una nueva tumba real, que ya no va a ser una pirámide
sino un templo funerario donde se albergaba el enterramiento.

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El templo ya no es una construcción masiva y maciza como las pirámides o una


construcción lineal y cerrada al exterior como sus templos, sino que es un edificio
abierto al exterior mediante pórticos columnados y sus espacios se distribuyen en
terrazas ascendentes.

La disposición del templo era rígidamente axial, desde el límite de tierra fértil donde se
construye un templo del valle y una calzada ascendente, hasta el templo funerario y la
cámara funeraria que se adentra profundamente en el macizo montañoso. Desde la
calzada se entraba en un amplio patio cerrado que desde una rampa, flanqueada por
pórticos, permitía el acceso al templo propiamente dicho, situado sobre una terraza
cortada en la roca y circundada también por pórticos. En el centro se alzaba un
elemento que a veces se identifica con una pirámide y otras con una montaña
primigenia. Esta arquitectura, abierta al exterior mediante pórticos, aterrazada y
siguiendo una ordenación simétrica sobre un eje lineal, seguía la tradición de las
tumbas de los príncipes tebanos construidas durante el primer Período Intermedio.

Sin embargo, con los reyes de la XII dinastía, que fijan de nuevo la capital en Menfis,
se vuelve a la construcción de pirámides para enterramiento real, recuperando toda la
tradición arquitectónica del Imperio Antiguo, aunque se buscan sistemas constructivos
más económicos y por tanto se utilizan materiales menos duraderos. Este hecho ha
determinado que apenas queden restos de los templos del valle y los templos
funerarios de estas pirámides; éstas están sumamente deterioradas; solamente el
templo funerario de la pirámide de Sesostris I se puede reconstruir en parte.

Templo funerario de la pirámide de Sesostris

El templo funerario más importante de este período fue el de la pirámide de


Amenemhat III en Hawara. Conocido por las referencias que hace a él Herodoto, por
la complejidad de su planta los griegos le conocieron como el laberinto. Hoy quedan
escasos restos y las reconstrucciones que se pueden realizar son muy dudosas.

Con el Imperio Nuevo, surge una novedosa forma de enterramiento real, el hipogeo;
los templos funerarios quedan totalmente desvinculados de las tumbas y se convierten
en una tipología independiente ampliamente desarrollada.

.2.2 Templos funerarios independientes


En el Imperio Nuevo se produce la separación entre tumba real y templo funerario, que
se constituyen como tipologías independientes. Por razones de seguridad contra los

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salteadores de tumbas y por cambios en el rito funerario, las tumbas reales se


construyeron en el apartado Valle de los Reyes, con formas hipogeas.

Pero no se trata sólo de templos funerarios destinados al culto del faraón muerto y
deificado, sino que compaginan el culto al faraón con el culto a los dioses. A
comienzos de Imperio Nuevo, Amón-Ra es elevado a dios del imperio con un
predominio sobre el resto de los dioses, y absolutamente ligado a la persona del
faraón; esta asociación se puso ampliamente de manifiesto en las nuevas
instalaciones funerarias pues no sólo estaban destinadas al culto del soberano, sino
que igualmente constituían centros sagrados de culto a Amón-Ra. Esta unión se
produce de la misma forma en los templos dedicados a la divinidad, donde se profesa
también culto al faraón.
Tutmosis I fue el primero en enterrarse en el Valle de los Reyes y en construir un
templo funerario alejado de su tumba.
Sin embargo, el más importante templo funerario fue el erigido por la reina
Hatshepsut al lado del templo levantado por Mentuhotep y siguiendo el mismo tipo de
arquitectura porticada y en terrazas. Su arquitectura sintetiza toda la evolución que
habían sufrido las tumbas rupestres a lo largo de casi mil años.
En este templo se conserva todavía la secuencia tripartita de templo del valle, calzada
ascendente y templo funerario en el que la capilla fúnebre se encuentra en el interior
de la roca.
Esta secuencia desaparecerá en los siguientes templos funerarios. Llama la atención
por la simetría de las proporciones y por su gran integración en el medio físico. En
detalle:

- En el valle nacía una avenida


flanqueada por esfinges que conducía a
la entrada del patio (gran espacio
abierto), que constituía el primer nivel.

- De su centro nacía una rampa que


conducía al 2º nivel y que dividía en dos
partes un pórtico de pilares; este nuevo
nivel era de planta cuadrada y conducía a
dos grandes sales con importantes
relieves.

- En el tercer nivel se colocó el edificio de


culto a la reina: sala hipóstila, sala de las
estatuas, el santuario y la capilla
funeraria. La mayoría de estas estancias
quedan excavadas en la roca.

Tras la muerte de la reina, Tutmosis III, su sucesor, mandó destruir todas las
esculturas de la reina y parte de las obras realizadas por ella. Este templo se
abandonó completamente.

Sus sucesores erigieron templos funerarios en la orilla del desierto con una estructura
muy parecida, y a pesar de su carácter funerario no se diferenciaban de los templos
dedicados a la divinidad. En primer lugar se encuentran los pilonos, que flanquean la
puerta de acceso, dando paso a un patio porticado, y éste a una sala hipóstila,

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concebida como un lugar de tránsito hacia lo sagrado; finalmente se encontraba el


santuario, el lugar más pequeño y más oculto.

El templo funerario más importante después del de la reina Hatshepsut, es el erigido


por Amenofis III. A la entrada del recinto y frente a los pilonos se encontraban dos
enormes estatuas sedentes del faraón, hoy conocidas como los colosos de Memnón,
que daban paso a tres antepatios cada uno con sus pilonos de ladrillo; tras ellos se
abría el gran patio de ceremonias rodeado por una columnata triple de columnas
papiriformes. Siguiendo la secuencia se encontraba la sala hipóstila, muy mal
conservada, y las dependencias del santuario, prácticamente desaparecidas, sin que
se pueda determinar si la obra llegó a terminarse.

Seti I inauguró la construcción de los templos denominados "casa de millones de


años". Eran tanto lugar del culto funerario del faraón como lugar de descanso de la
procesión de Amón-Ra cuando salía del gran templo de Karnak con motivo de la
Fiesta del Valle. El templo de Seti, modelo para el resto, presenta un aspecto de
fortaleza debido a que todo el conjunto se encuentra rodeado por una magnífica
muralla con torreones, en la que se abren dos entradas. Introduce la novedad de un
pórtico de columnas papiriformes adosado a la fachada principal y la existencia una
serie de almacenes para las ofrendas situados en el recinto.

El templo funerario de Ramsés II, conocido como Rameseum, sigue la misma


estructura. El primer pilono da entrada a un antepatio en cuyo centro se encontraba la
estatua colosal del monarca. El segundo patio se encontraba circundado por un pórtico
de columnas osiriacas. Tras el patio se abría la sala hipóstila de planta basilical con
columnas fasciculadas papiriformes; el sancta sanctorum está destruido por completo

El templo funerario de Ramsés III, al igual que el de Seti I, se encuentra rodeado por
una muralla con torreones. La puerta de entrada está flanqueada por dos torreones;
sobre ella se han elevado varios pisos y amplias alas laterales construidas en ladrillo
formando un pequeño palacio real; nunca fue utilizado como residencia real,
solamente en los actos ceremoniales y cuando el rey moría era habitado por él en
forma de estatua.

El templo está formado por un primer pilono de ladrillo que se abre a varios patios
sucesivos. El patio de ceremonias se cierra por el norte con una hilera de pilares con
estatuas del rey en ropaje ceremonial y frente a él un pórtico de columnas. Un pórtico
elevado con pilares osiriacos polícromos, permite el acceso a la sala hipóstila desde
un patio secundario. A ambos lados de la sala se abren capillas destinadas a los
antepasados del rey, a las divinidades que acompañan a Amón en la procesión y para
la barca real. La falta de iluminación, propia de los templos egipcios, pero agudizada
en este templo, produce una sensación de opresión y oscuridad místicas. Una serie de
apretadas y estrechas salas conducen al interior del santuario, en el eje central del
templo y a los almacenes en los laterales.

El recinto constaba también de una amplia zona de viviendas para sacerdotes,


almacenes y cuarteles que junto al palacio-templo y la muralla, permitieron que en los
años de inseguridad posteriores al período ramésida se convirtiera en una auténtica
ciudad residencia de los reyes-sacerdotes.

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.3 Templos a la divinidad

Son escasos los restos y la información que se tiene sobre los templos destinados a la
divinidad durante el período Protodinástico y el Imperio Antiguo. Por las
representaciones que se conservan, en relieves o pinturas, se sabe que estaban
hechos con materiales ligeros como barro y cañas y en el mejor de los casos por
adobe, lo que ha determinado que apenas se hayan conservado restos de los mismos.
Existe una serie importante de excepciones.

La primera es el templo de Qasr el-Saga, al norte del Fayum, templo construido en


bloques de piedra (posiblemente de la IV dinastía). Su planta es relativamente similar
a la de los templos de las pirámides, aunque en éste existen siete capillas destinadas
a cada una de las divinidades a las que está consagrado el templo.

Construidos también en piedra son la serie de Templos Solares, consagrados a Ra, el


dios solar de Heliópolis, levantados por los seis primeros reyes de la V dinastía. El
mejor conservado es el mandado construir por Niuserre en Abu Gurob. Concebido
para estar al aire libre puesto que se rinde culto a un dios transparente y no uno
mistérico. El monumento, amurallado y al que se accedía por una rampa desde el
pórtico, se levantaba sobre una gran terraza y alrededor de un obelisco que simboliza
el rayo petrificado de Ra (56 metros de altura), coronado por un remate dorado
llamado piramidón para que reflejase los rayos del sol; la zona central quedaba
completamente abierta con un altar en el centro para realizar las liturgias; de este
modo el sacerdote quedaba perfectamente visible a todos los fieles reunidos.

Templo funerario de Niuserre en Abu Gurob.

Otro de los escasos restos de este período es el templo de la esfinge que se alza al
lado del templo del valle de Kefrén. Es una estructura maciza y cerrada al exterior de
planta regular y muros inclinados. Presenta dos entradas acodadas como las del
templo de Kefrén, que dan paso a un gran patio porticado.
Imperio Medio. Pocos restos de templos han conservado la estructura significativa del
Imperio Medio, a pesar de la gran labor constructiva de los faraones de las dos
Dinastías. Estos trabajos documentan el intento de sustitución de la primitiva
arquitectura de barro y materiales perecederos por la construcción en piedra.

Sesostris I mandó erigir templos en casi todos los centros de culto del país. El más
importante fue la reconstrucción que mandó hacer del templo de Heliópolis, templo
que hoy conocemos por el dibujo de su planta conservado en una tablilla lítica. Se
estructuraba en tres patios consecutivos accesible por una puerta flanqueada por
pilonos. Esta misma disposición es la que muestra el igualmente reconstruido templo
de Amón en Karnak. Los pilonos aparecen aquí por primera vez como una de las
partes fundamentales de los templos.

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Igualmente, Sesostris I ordenó levantar la


denominada la "Capilla Blanca" en Karnak.
Está hecha en bloques de piedra caliza blanca
muy fina, y formada por un zócalo
cuadrangular elevado al que se accede por
dos escalinatas situadas en costados
opuestos, sobre el que se alzan dieciséis
pilastras que sostienen los arquitrabes y el
tejado en forma de terraza.

Toda la capilla está decorada con delicados


jeroglíficos polícromos perfectos.
La arquitectura de templos del Imperio Medio fue mucho más importante que los
restos conservados y muestra una serie de nuevas formas que serán decisivas para la
importante arquitectura del Imperio Nuevo.

Imperio Nuevo. Amón, fundido con el dios-sol Ra, se convirtió en el dios tutelar del
imperio en perfecta alianza con la monarquía y con la figura divinizada del faraón. Este
cambio trajo consigo una diferente valoración de los templos como lugares de culto a
los dioses: hasta entonces, los más importantes templos habían sido los templos
funerarios; a partir de este momento los templos dedicados a la divinidad, en concreto
al dios Amón-Ra, adquieren una importancia inusitada. Desde comienzos de la XVIII
dinastía se iniciaron grandes obras de construcción de templos con el fin de crear
edificios grandiosos que pusieran de testimonio el nuevo sistema teológico y que
transformaran el territorio urbano en la ciudad de Amón, donde igualmente se da culto
al faraón.

La estructura básica de un templo es tripartita y consta de estancias sucesivas que


siguen un eje lineal, con organización simétrica a ambos lados del eje. El lado sur de
dicho eje representa al Alto Egipto, mientras que el norte se refiere al Bajo Egipto. La
orientación del templo se determina con respecto al curso del Nilo en el punto más
próximo del mismo al templo. El modelo canónico de templo egipcio en el Imperio
Nuevo va a ser:

- Todo templo era precedido por una avenida de esfinges llamado "camino de
Dios"; normalmente lucían la cabeza del animal sagrado del dios propietario del
templo. En muchos casos, la avenida partía de las orillas del Nilo donde se había
construido un muelle donde podían detenerse las embarcaciones que
transportaban en procesión la estatua del dios.

- Esta avenida conduce al pilono, elemento más característico de estos templos,


en el cual se abre la puerta flanqueada por 2 obeliscos. Ante el pilono se erigen las
estatuas colosales del rey que erigió el templo, por parejas simétricas.

**Pilono: cada una de las obras macizas troncopiramidales que forman la


entrada del templo egipcio. Son dos, uno a cada lado de la entrada y suelen
estar decorados y con las paredes en talud. En el interior del macizo, tenían un
pasadizo que a través de una sucesión de escaleras conducía a la cubierta
plana.

- A ambos lados de la puerta se alzan 2 torres; la puerta da a un patio, porticado


por los costados laterales y por el fondo. Este da a una sala hipóstila cuyo suelo
está a un nivel superior que el patio.

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**Sala hipóstila: de techumbre sostenida por numerosas columnas; se


caracterizan por conformar verdaderos bosques de columnas, agrupadas
densamente y dejando espacios mínimos entre ellas y la pared. Poseen una
tenue iluminación que proviene del techo en el que se abren ranuras estrechas,
lo que determina una semioscuridad en consonancia con la función de la sala.

Pilonos del templo de Horus en Edfú.

- Las columnas que sostienen el techo son papiriformes; las de la nave central,
más altas que las laterales, tienen los capiteles abiertos para permitir la entrada de
algo de luz. La sala hipóstila solía estar completada de algunas salas, como el
santuario de la barca.

- Al patio porticado tenía acceso todo el pueblo mientras que a la sala hipóstila sólo
algunos altos personajes.

- El templo cerrado. Sólo accesible a personal ligado al culto; estaba formado por
la capilla del Dios, donde estaba su pequeña estatua dentro de un naos, y además
tenían sacristías, capillas de otros dioses, cámara del tesoro, etc.

- Los templos además se construyeron dentro de recintos amurallados donde


existían otra serie de edificios secundarios: residencias para los sacerdotes
encargados del culto, lugares de administración, almacenes, talleres, establos, el
lago sagrado (origen de la isla desde donde el dios había iniciado la creación), etc.
En realidad se constituyen como auténticas ciudades donde habita la casta
sacerdotal, poseyendo una riqueza propia, en tierras y ganado, que les permite ser
autosuficientes.

- La mayoría de los templos harán modificaciones a esta planta canónica, pero


todos conservarán 3 partes: el patio porticado, la sala hipóstila, y la capilla del dios.

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Arquitectura religiosa en Egipto.

Planta y alzado del Templo de Medinet Habu.

El templo se complementaba con un importante programa de estatuas (de los dioses


y del faraón), parte fundamental del templo cuya arquitectura estaba adaptada a su
existencia. Igualmente se completaba con un programa decorativo de relieves y
pinturas: en los pilonos, normalmente en relieve, se representaban las batallas y
conquistas del monarca y en el interior había decoración referida al mundo terrestre y
a los ciclos de la fecundidad; en los techos se representaba la cúpula celeste.

El centro religioso más importante del Imperio Nuevo fue Tebas, que se consideraba el
lugar de Amón, su residencia sagrada. Los principales centros de culto de Tebas eran
cuatro: Karnak y Luxor en la orilla oriental del Nilo y Deir el-Bahari y Medinet Habu en
la orilla occidental.

.3.1 El templo de Karnak


Fue el centro religioso de Egipto que más ampliaciones sufrió: a lo largo de todo el
Imperio Nuevo los faraones consideraron una obligación ampliar y enriquecer este
templo, hasta tal punto que se convirtió en una gigantesca ciudad-templo. Karnak
además no sólo era un lugar de culto a Amón, sino el centro de administración de las
posesiones de este dios, entre las que se encontraban los templos funerarios reales
de la margen occidental del Nilo y el templo de Luxor, el segundo en importancia de
todo Egipto. El enorme poder económico de Karnak permitió a sus sacerdotes influir
muy directamente en la política del faraón, hecho que fue aumentando la alianza entre
monarquía y clase sacerdotal.

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Arquitectura religiosa en Egipto.

Planta general del templo de Karnak.

La primera estructura de este templo fue construida en la XII dinastía, durante el


Imperio Medio y de ella se conservan escasos restos. El templo desarrollaba la
misma estructura que el templo de Heliópolis reformado por Sesostris I. Desde la
entrada, que ya estaba flanqueada por pilonos y obeliscos, se daba paso a una serie
de tres patios consecutivos, algunos porticados, hasta llegar al santuario de Amón.
Fue restaurado por Amenofis I, que instaló en él su capilla de alabastro o santuario de
la barca.
Partiendo de esta estructura básica, el gran templo de Karnak fue creciendo sobre dos
ejes, uno con dirección este-oeste siguiendo la orientación del templo primitivo, y otro
que se prolongó desde las estructuras primitivas hacia el sur. Tanto en una dirección
como en otra las ampliaciones consistieron básicamente en erigir nuevos pilonos con
nuevas puertas.

Imperio Nuevo. Tutmosis I amplió notablemente el espacio del templo primitivo;


siguiendo el eje oeste mandó construir dos pilonos (el IV y V), con entradas
monumentales y obeliscos, y en el espacio existente entre ambos, una sala de
columnas papiriformes y colosales estatuas del faraón. Su hijo Tutmosis II agregó un
tercer pilono, conformando un nuevo patio donde erigió obeliscos. Esta ampliación fue
totalmente alterada con la reforma emprendida por Amenofis III.

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La reina Hatshepsut, mandó construir un santuario de cuarcita roja, la denominada


Capilla Roja, destinada a la barca de Amón; a la Capilla roja acompañaron un gran
complejo de salas de ofrendas y cámaras para las imágenes de culto. Igualmente esta
reina fue la que inició la construcción del eje norte.

Tutmosis III mandó levantar el pilono VI, el más oriental de todo el conjunto, y entre él
y la Capilla Roja, edificó la denominada sala de los anales destinada a guardar la
relación de sus grandes campañas. Igualmente mandó erigir, tras los restos del templo
del Imperio Medio, un gran templo ceremonial o Akhmenu. La edificación estaba
dispuesta transversalmente con respecto al eje del templo principal, con orientación
norte-sur, y estaba formada por una única gran sala hipóstila, cubierta con bóveda, en
cuyo centro se alzaban dos filas de diez columnas cada una, y rodeada en sus tres
lados por cámaras pequeñas y grandes utilizadas de almacenes.

Amenofis III mandó reformar todo el núcleo central del santuario y erigir un nuevo
pilono, el numerado como III, que conformó una nueva fachada. Es de dimensiones
gigantescas, anunciando lo que será la época ramésida.

Al tiempo que se iba ampliando este eje este-oeste, se fue creando el eje norte-sur,
que partía casi en ángulo recto del pilono IV de Tutmosis I. Desde el imperio Medio en
esta área existía un camino sagrado que se dirigía a Luxor, camino que fue
transformado en una serie de patios consecutivos que avanzaban en esa dirección.
Hatshepsut mandó construir el pilono VIII de Karnak, conformando un primer patio de
dimensiones grandiosas; delante del pilono colocó esculturas de sus antepasados en
un intento de justificar su ascensión al trono, y bordeó el camino sagrado por una
avenida de esfinges.

Tutmosis III mandó construir en este eje un pilono en medio del patio de Hatshepsut, el
pilono VII. Por su parte, Amenofis III mandó levantar otro pilono de grandes
dimensiones, el pilono X, que se convirtió en la fachada definitiva de este eje y que
amplió la longitud del mismo al doble. Horemheb fue quien edificó el último pilono de
este eje, el pilono IX. Con ello la estructura definitiva fue de cuatro pilonos
consecutivos que conformaban cuatro patios ceremoniales; en ellos se hallaban
incontables estatuas de faraones, dioses y de funcionarios y sacerdotes elegidos, que
podían participar mediante su imagen permanentemente en las celebraciones del
culto.

Tras el período de Amarna, los nuevos faraones de la XIX dinastía, al regresar a la


ortodoxia de Amón, se dedicaron a restaurar e incluso erigir nuevamente sus
abandonados o arruinados templos.

La gran sala hipóstila de Karnak fue iniciada por Ramsés I, continuada por Seti I y
terminada por Ramsés II. La sala arranca del gran pilono de Amenofis III y se cierra
con el pilono II erigido por Ramsés II; presenta estructura basilical, con una nave
central en la que se sitúa una doble columnata, flanqueando el eje lineal del templo, de
una entrada a otra, compuesta por seis columnas a cada lado de proporciones
gigantescas. En las naves laterales se alzan siete hileras de columnas, de grandes
proporciones, de capitel de capullo de papiro cerrado, que forman un auténtico bosque
de columnas, sin apenas espacio entre ellas.

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Arquitectura religiosa en Egipto.

Están asentadas en grandes basas redondas y rematadas en ábacos cuadrados que


recogen el peso de la viguería de la cubierta. En la diferencia de alturas de las naves
se abren ranuras en los muros que sirven como huecos de iluminación. Las columnas
están decoradas con relieves rehundidos y bajorrelieves, realizados en su mayor parte
en la época de Ramsés II.

Una avenida flanqueada por esfinges conducía desde el embarcadero en el Nilo hasta
la entrada a la sala hipóstila; al norte de esta vía, Seti II mandó erigir un santuario
estación, iniciativa que siguió Ramsés III que construyó su propio santuario al sur de la
vía, un auténtico templo con pilono, patio porticado, sala hipóstila y santuario. Todos
estos edificios quedaron englobados en el patio delantero al construirse el pilono I de
Karnak.

.3.2 El templo de Luxor


Es el primer ejemplo de templo que nos encontramos que haya sido planificado y
realizado prácticamente en una única etapa. El pacífico reinado de Amenofis III
permitió que la mayor parte del templo fuera completado siguiendo el mismo proyecto.
Con él se establece de forma definitiva la estructura de los grandes templos del
Imperio Nuevo.

La progresión de diferentes dependencias consecutivas sobre un eje lineal, aquí se


acentúa: desde el pilono de entrada y el patio porticado, se abren la sala hipóstila y
diferentes dependencias, sala del altar de ofrendas, santuario de la barca, cámaras
con imágenes de culto, etc. que disminuyen de tamaño hasta el santuario. Amenofis III
añadió además, entre el patio porticado y el pilono de entrada, un gran vestíbulo
transversal o camino procesional, con siete enormes columnas papiriformes a cada
lado del eje lineal del templo.

Posteriormente el templo sufrió una ampliación realizada por Ramsés II, al añadir un
nuevo pilono de entrada delante del cual mandó colocar seis estatuas colosales y dos
obeliscos; en el espacio existente entre los pilonos conformó un patio columnado. El
eje longitudinal de este patio se quiebra con respecto al eje del templo anterior,
desviándose hacia el este en dirección al gran templo de Karnak.

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Arquitectura religiosa en Egipto.

Plano y pilono y avenida de las esfinges del templo de Luxor.

.3.3 Templos del período de Amarna


Durante el reinado de Amenofis IV, luego Akhenatón, se produjo un cisma en la
religión egipcia, abandonándose el culto a Amón y al resto de los dioses y
proclamándose un dios único, Atón. La nueva ortodoxia determinó el abandono e
incluso la demolición de muchos de los templos erigidos hasta ese momento, entre
otros el gran templo de Amón en Karnak. En su lugar fue edificado un templo a Atón,
del que quedan escasos restos, ya que tras el reinado de Akhenatón, fue abandonado
y en parte demolido. En él se rompe la clásica estructura de templo: en lugar de ir
avanzando hacia espacios cerrados y en semioscuridad, el templo de Atón es un
edificio compuesto por una sucesión de patios abiertos y fuertemente iluminados con
altares en el centro y pórticos de pilares delante de los cuales se situaban estatuas del
rey.

Akhenatón decide abandonar Karnak y fundar una nueva capital, Tell el-Amarna; en
el centro de la cual edificó un gigantesco recinto denominado Per-Item (casa de Atón),
donde se situaron diversos templos, todos dedicados al dios Atón. Recogen la
tradición del templo menfítico de Heliópolis, y se caracterizan por una sucesión de
patios abiertos con altares de ofrendas.

El gran templo de Atón estaba formado por un pilono que daba paso a una sala
hipóstila, no muy grande, abierta en la nave central; de ella se accedía a dos grandes
patios descubiertos compuestos por 224 altares de ofrendas cada uno, y desde allí,
sucesivamente, a otras dependencias más reducidas, sala hipóstila y pequeños patios
todos ellos abigarrados de altares de ofrendas y capillas abiertas.

Reconstrucción del templo de Atón en Amarna.

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Arquitectura religiosa en Egipto.

.3.4 Templos tras el período de Amarna


Tras el período de Amarna la época ramésida se caracterizó por su gran actividad
constructiva, tanto en la reconstrucción de los templos abandonados como en la
edificación de nuevos edificios. En ellos, con alguna variación propia, se sigue el
esquema básico del templo de Luxor. Destacan por presentar una estructura peculiar
los templos rupestres, fundamentalmente los mandados construir en Abu Simbel por
Ramsés II, donde este tipo de arquitectura alcanza su punto culminante.

A lo largo de todo el Imperio Nuevo se


había ido estableciendo la costumbre, en
principio esporádica, de construir templos
rupestres en las orillas del Nilo, de los que
se conservan importantes restos. En ellos
se sigue la estructura de un eje lineal en el
que se van abriendo estancias sucesivas
en sentido longitudinal al eje.

Fachada templo Ramsés II en Abu


Simbel

El templo mayor, dedicado al propio Ramsés II, parte de una fachada labrada en la
roca de la montaña con forma de pilono; en ella se sitúan cuatro estatuas sedentes del
faraón, dos a cada lado de la puerta, de tamaño colosal, más de 20 m de altura. La
primera estancia del templo es una nave longitudinal, amplia y alta, con cuatro pilares-
estatua con la figura del faraón en cada lado de la nave; nave que se va estrechando
hacia el oeste, donde se encuentra la segunda sala con pilares y va reduciéndose en
altura hasta que, al llegar al santuario, se reduce a una simple cueva, en la que
aparece una estatua de Ramsés sedente unido a las tres deidades principales del
reino.

El templo menor, situado más al norte, está consagrado a la reina Nefertari, esposa
de Ramsés. A ambos lados de la fachada labrada en la roca, presenta igualmente una
serie de estatuas colosales, aunque de menor tamaño que las anteriores, alternando
imágenes del rey y de la reina; las estatuas del rey están flanqueadas por pequeñas
estatuas de los príncipes y las de la reina por estatuas de las princesas.

A lo largo de toda la Baja Época, entre las dinastías XXI y XXX, apenas quedan restos
de la arquitectura religiosa de este momento. Los reyes mantuvieron la obligación de
conservar y reparar los templos y en todos los mayores se encuentran vestigios de
esta actividad, aunque en ningún momento actuaron sobre las estructuras que habían
quedado fijadas en el Imperio Nuevo. Los templos de nueva planta debieron seguir
estrictamente la tipología fijada en el Imperio Nuevo, ya que esta estructura se
mantiene con pocas variaciones en la época ptolemaica.

La dominación de monarcas extranjeros en Egipto no supuso un abandono de la


religión y las creencias ancestrales; los templos mantuvieron su actividad de culto y
consiguieron proteger sus posesiones y riquezas, mientras que la casta sacerdotal
preservó parte de su poder al conceder a los nuevos monarcas una legitimación
basada en la religión. Del periodo ptolemaico son los tempos de Edfú, Dendera,
Philae y Kom Ombo (con la novedad de 2 ejes paralelos), muy bien conservados.

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Arquitectura religiosa en Egipto.

Los de Edfú y el de Dendera, sirven de ejemplo paradigmático de lo que fue el templo


egipcio en la época grecorromana. Los templos continúan estructurándose mediante
estancias sucesivas que siguen un eje lineal, con una organización simétrica a ambos
lados del eje, y con la tendencia ya iniciada en el Imperio Nuevo, de hacer del
santuario el lugar más profundo, pequeño y oscuro.

Son característicos de esta época: los mammisis, templetes anexos al edificio principal
y donde se celebraban las ceremonias de nacimiento divino, y el empleo de columnas
con capiteles florales muy variados; y un nuevo capitel escultórico compuesto, formado
por flores abiertas y el rostro de la diosa Hator (templo de Dedra).

Planta del templo de Dendera

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