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14. ARQUITECTURA RELIGIOSA: TEMPLOS Y SANTUARIOS.

14.1. Los templos

La religión griega es politeísta y vincula varios elementos: Homero crea una sociedad divina a
imagen de la humana y Hesiodo plantea el problema de las fuerzas misteriosas utilizadas por el
conjunto de divinidades que regían los destinos del hombre. Los griegos consagraban sus
templos a sus múltiples dioses y eran la morada del dios. La religión griega tiene un sentido
colectivo y cada uno de los dioses era protector del destino común de los hombres que
habitaban la polis, de modo que los cultos eran una relación de los dioses con la colectividad.
En función de ello el templo va a ser considerado como un espacio restringido a cuyo interior
solo tiene acceso el sacerdote. No es un espacio de culto sino un marco sagrado en el que se
hace realidad la relación de los hombre con los dioses, que engloba el espacio circundante, el
temenos, en el que se realizaban propiamente las ceremonias religiosas en torno a un altar
ubicado en el exterior del edificio, circundado por un muro perimetral (períbolo), que separaba
el mundo sagrado del profano. Así, el templo griego está caracterizado por la organización
funcional de su interior a través de las estancias que albergaban la estatua del dios y las
ofrendas, y la valoración monumental y plástica de su espacio externo. Los templos griegos
están erigidos en esplendidos espacios naturales.

El origen del templo griego y la configuración de los órdenes. Se configura su función y su


planta al final de la denominada “época oscura”, a mediados del IX a.C se percibe un aumento
demográfico, de la producción industrial y un proceso colonizador que afecta al Mediterráneo
central, Mar Negro y Asia Menor. Es ahora cuando las comunidades griegas dan forma a su
organización social, a través de un sistema estatal que se fundamenta en la ciudad-estado, en
la polis griega, donde se practican nuevos ritos y ceremonias religiosas. Y es ahora cuando se
configura el templo griego como un edificio independiente, ya que hasta ahora los espacios
religiosos estaban integrados dentro del conjunto de palacios y casas. Surgieron los primeros
santuarios fuera de las ciudades, destinados a las ofrendas a los dioses, son lugares destinados
a albergar la estatua del dios, las ceremonias se realizan en el exterior, ante el altar que solía
preceder al templo.

Estos primeros templos reproducían la estructura del modelo de


vivienda de la época oscura en Creta y el Continente, y que conocemos
a través de dos maquetas, objetos vótivos, hallados en Perachora y
Argos, de estructura absidal y rectangular respectivamente (p.308-309).
Eran pequeñas construcciones de planta rectangular (a veces absidada),
precedidas de un porche sustentado por un poste a cada lado, cubiertas
por una techumbre a doble vertiente, que podía ser curva. Estas
estructuras se consideran el precedente directo de los templos in antis,
es decir con columnas ante su fachada, con elementos que anticipan los
rasgos propios de la tipología definitiva del templo griego: columnas que
soportan el porche de la entrada, quizá origen de los pórticos próstilos, o
el hueco triangular que queda entre las dos pendientes del tejado,
posible prefiguración del frontón del templo griego.

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La monumentalización de este tipo de edificios será el siguiente paso de la evolución del
templo, que se produce a finales del periodo geométrico el: hekatompedon donde de definen
los elementos propios de los templos griegos arcaicos. Ej.: Samos, Argos, Olimpia, Delos,
Lefkandi y Eretria, todos de estructura rectangular de unos 34 m. de largo, precedida por un
pórtico con columnas a los lados que en los primitivos ejemplos (ej. Eretria) tenía cabecera
absidada, recordando la estructura de los edificios domésticos y situándose la base de la
estatua del dios ante la fachada.

Este tipo de disposición arquitectónica estaba condicionada por su sistema de composición, ya


que la techumbre del edificio obligaba a disponer de una columnata axial que sirviese de
soporte, que podía ser alargada, permitiendo alargar el edificio. La anchura estaría
determinada por la longitud de las vigas de madera, lo que limitaba su crecimiento a lo ancho,
por ello eran edificios de planta longitudinal (Planta del Hekatompedon del Heraion de Samos.
Pag.310). Por eso una de las principales incorporaciones es el desdoblamiento a principios de
VII a.C. de la columna central, creando un espacio interior de dos hileras de columnas, dando
lugar a un espacio interior compuesto por dos hileras de columnas que formaban un espacio
interior de tres naves estrechas, permitiendo así alinear la estatua del dios con el eje del
edificio.

La gran innovación en el VII a.C. fue la incorporación de un peristilo o columnata exterior que
circundaba el edificio. Durante mucho tiempo se creyó que el templo de Hera en Samos era el
más temprano de estas construcciones, pero nuevos estudios adjudican esta innovación al
Megarón B del Templo de Apolo en Thermon (Etolia), es una estructura rectangular dividida en
su interior en tres espacios por dos muros transversales. En el exterior, el Megarón B estaba
circundado por una columnata, 18 columnas dispuestas a modo de peristilo, que además de
proteger el muro de la cella, dotaba al templo griego de una estética propia y original en el
contexto de la arquitectura antigua. La columnata destacaba el volumen exterior del edificio,
que adquiría protagonismo frente al espacio interior, marcando una diferencia fundamental en
el concepto arquitectónico respecto a la arquitectura egipcia y oriental, así como en relación a
los templos itálicos.

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La estructura y la planta del templo griego se define en los s.VIII y VII a.C., con un desarrollo
importante en época arcaica. El fomento de la arquitectura religiosa frente a la arquitectura
civil, se justifica por la situación socio-política que se vivía en la Grecia arcaica. El culto religioso
tenía un papel fundamental en la vida social de los griegos y cuando las polis tuvieron los
medios económicos se promovió la construcción de templos, que cohesionaban a la sociedad
en torno a un elemento común. Es entonces cuando los materiales perecederos se sustituyen
por la piedra, aunque la disposición espacial y la planta fueron las mismas. Esta sustitución de
materiales se relaciona con la situación social y política de Grecia en época arcaica, la tiranía
como forma de gobierno apoyó la formación de edificios que dieron fama al tirano y
preeminencia a la ciudad. Fueron frecuentes la promoción de nuevas formas de culto,
ceremonias y fiestas en honor a Dionisos y Atenea, creación de mitos vinculados a héroes que
darían lugar a santuarios y a través de éstos se estimularía la competencia entre las diferentes
ciudades.

Además del proceso de petrificación de la arquitectura griega, se apunta que el proceso que
atravesó el templo griego pudo tener en la arquitectura egipcia y micénica una fuente de
inspiración. De Egipto habría adoptado la propia tendencia a la construcción de templos de
piedra, con gran número de columnas. De Micenas habría heredado la estructura interna.

Tradicionalmente se ha considerado el templo más antiguo en piedra el Templo de Hera, en


Olimpia, en torno al 600 a.C. (pag.313), pero nuevas excavaciones han demostrado que la
piedra ya se utilizó en el Templo de Poseidón en Ishtmia, del s.VII a.C. El edificio de planta
rectangular, rodeado de columnas y dividido en su interior por una columnata axial, con cella y
pronaos, combinaba en su construcción la madera con la piedra; este templo junto con el de
Apolo en Thermon y el de Hera en Samos forman el grupo de templos que ejemplifican el
proceso de petrificación de la arquitectura griega, que sería seguido una vez se definieran los
órdenes, se desarrollara la planta y el alzado del templo, ya a partir del VI a.C.

La planta queda ya definida en el periodo Geométrico y sufrió escasas variaciones. Esta planta
tipo.- sala rectangular de longitud variable y en su interior tres espacios: la cella o naos,
estancia rectangular en la que se sitúa la estatua del dios; el pronaos, o antesala de la cella, que
solía estar precedida por dos columnas in antis a modo de pórtico; y el opistodomos, espacio
equivalente al pronaos que se ubica en la parte trasera de la cella y que aparecía separada de
ella a través de un muro. En el exterior, el templo podía estar delimitado por una hilera de
columnas o presentar una columnata en cada uno de los lados menores. El templo se va a
erigir, además, sobre una base de piedra –estereobato- sobre la que se realizaba una
plataforma compuesta por tres escalones (crepidomos). (pag.314).

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Sobre este modelo de planta hay numerosas variantes. Una de ellas se refiere a la disposición y
numero de columnas en los pórticos:

Templo períptero.- si el pórtico de columnas rodea totalmente el edificio.

Templo díptero.- si la columnata anterior es doble.

Templos próstilos.- si solo cuentan con una columnata en la fachada principal

Templos anfipróstilos.- si la columnata aparece también en la parte posterior del edificio.

El número de columnas que tengan los templos en su fachada dará lugar a otra clasificación:
dístilo, si son dos columnas; tetrástilo si son cuatro; hexástilo si son seis, octóstilo……

Pero una vez el templo se empieza a construir en piedra su sistema arquitectónico quedara
codificado a través de los llamados “órdenes arquitectónicos”, y que aparecen en la
arquitectura griega íntimamente asociadas a las construcciones religiosas. Estos órdenes
resultan de la utilización y ordenamiento de ciertos elementos arquitectónicos según unas
normas, llegando a configurar un sistema constructivo basado en criterios de proporción,
organización y medida. Los órdenes serán dos: dórico y jónico, considerando al corintio como
una variante del jónico. Cada uno tenía sus propias normas de composición y proporción, para
analizar la arquitectura griega es necesario conocer los elementos formales de cada uno de
ellos y dominar la terminología especifica referida a estos elementos.

El orden dórico

Todavía están sin precisar algunas


cuestiones relativas a los orígenes de los
órdenes dórico y jónico. El más antiguo es
el dórico, ya definido en el 600 a.C. Hemos
podido seguir su formación en la Grecia
continental, en el Peloponeso, en la 2ª
mitad del s.VII a.C, así como su desarrollo,
tanto en esta zona como en la Magna
Grecia (Sicilia y el sur de Italia), donde
adoptó peculiaridades propias.

Este orden se compone de elementos


sustentantes: el pedestal y las columnas;
elementos sostenidos: entablamento,
arquitrabe, friso y la cornisa. Combinados
según unos principios determinados, según
una composición canoníca. Pag.316-317

Pedestal.- constaba de 3 escalones, sobre el superior o estilóbato se apoyaba directamente la


columna.

Columna.- se compone de fuste y capitel, este orden carecía de basa. El fuste estaba formado
por varios tambores unidos sin argamasa y presentaba una disminución de su grosor de abajo
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hacia arriba llamado éntasis, estando recorrido longitudinalmente por una serie de estrías
(entre 16 y 24) talladas en “arista viva” (con el encuentro de los ángulos en arista). El capitel,
habitualmente tallado en su solo bloque y compuestos de dos elementos: una pieza curva
denominada equino primero, y sobre ella un bloque rectangular; el ábaco.

Entablamento.- compuesto de arquitrabe, friso y cornisa.

El arquitrabe.- consiste en una especie de viga que descansa directamente sobre el ábaco y se
remata con una moldura decorada a intervalos regulares por un pequeño panel-regula-, del
que pendían una protuberancias-gotas-.

El friso.- descansa sobre el arquitrabe, compuesto de triglifos, especie de molduras decoradas


con estrías, que Vitrubio considero reminiscencias de las cabezas de las vigas de madera de las
primitivas construcciones. Las metopas, molduras similares a las anteriores pero lisas y en
ocasiones podían llevar decoración pictórica o escultórica. Triglifos y metopas podían situarse
alternativamente sobre las columnas y los intercolumnios respectivamente.

La cornisa.- compuesta de un alero llamado geison, que protegía al edificio de la lluvia, y otra
moldura más saliente llamada sima o cimacio. La parte interior del geison se decoraba con
unas plaquitas rectangulares con gotas dispuestas en hileras llamadas mútulos.

La cubierta de los templos dóricos era un tejado a doble vertiente apoyado sobre un eje
central y vigas transversales, dando lugar a un espacio triangular, el tímpano, provechado para
integrar decoración escultórica.

La planta del templo dórico está compuesta de cella, núcleo central del edificio y albergaba la
estatua del dios, precedida del pronaos con funciones de vestíbulo y era un espacio intermedio
entre el exterior del templo y el lugar sagrado y finalmente los opistodomos en la parte
posterior, lugar para ofrendas u objetos de culto. Las variaciones introducidas a lo largo de los
siglos, tanto en la planta como en la distribución irán referidas a la proporción.

A finales del arcaísmo hay una nueva valoración del edificio religioso como consecuencia de la
nueva situación política y cultural y se introducen por parte de los arquitectos las llamadas
correcciones ópticas, para dar solución a contradicciones en el sistema de de composición. Este
tipo de recursos pasarían a formar parte imprescindible de la arquitectura dórica del periodo
clásico y su mejor exponente es el Partenón.

El orden Jónico.

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A finales del VII a.C., las costas jonias de Asia Menor viven un momento de prosperidad
económica y cultural. Surge entonces, el nuevo orden o “canon” de la arquitectura griega, el
jónico, característico de la arquitectura griega de Asia. Sus diferencias con respecto al dórico,
residen en los elementos que componen su columna y entablamento, así como en sus
proporciones (pag.321).

La columna.- constaba de una basa compuesta a su vez de molduras diferenciadas: plinto,


escocia y toro, aunque estas formas y molduras presentaban variaciones según el lugar donde
se desarrollaron. El fuste de la columna es más esbelto que el dórico y sus estrías se
encuentran en el ángulo de forma más suave mediante bandas lisas. La parte superior del fuste
esta rematado por el cimacio, especie de almohadilla horizontal que se enrolla en sus
extremos, decorada con motivos vegetales y de inspiración naturalista, su origen está en los
capiteles eólicos de tradición oriental, el capitel esta rematado, normalmente, por un ábaco
delgado decorado con relieves.

El arquitrabe.- compuesto de tres bandas


que sobresalen unas más que otras.

El friso.- puede ser liso o decorado con


relieves. En ocasiones se prescinde del
friso; entonces la unión con la cornisa se
hace mediante un cimacio decorado con
ovas.

Por todo ello el orden jónico aportará mayor carga decorativa y proporciones más esbeltas. Va
a carecer del rigor del dórico en cuanto a las normas de composición arquitectónica. El jónico
no tenía que articular, como ocurría en el dórico, la serie de triglifos y metopas del friso. La
construcción jónica tendrá sus propios rasgos definitorios, determinados por el influjo oriental.
Frente a la solidez, claridad y precisión del dórico, el jónico está vinculado a criterios estéticos
de magnificencia, decorativismo y lujo, determinados por el material empleado –el mármol, en
sustitución de la piedra local del dórico- así como el colosalismo de sus proporciones, la
complicación arquitectónica y la acentuada decoración. Todos estos rasgos aparecen ya en la
arquitectura religiosa griega arcaica, templos de Hera, en Samos, en el Artemio de Éfeso y en
templo de Apolo en Didyma.

Otra característica del jónico será sus variantes regionales: Grecia continental, las islas y las
costas jónicas de Asia Menor. El elemento común será un gusto generalizado por las formas
esbeltas y la ornamentación.

El orden corintio

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Como hizo
Vitrubio en el I
d.C.
consideramos al
orden corintio
como una
variante del
jónico, ya que la
única aportación
es las variantes
que introduce en
su capitel. Según Vitrubio aparece en la ciudad de
Corinto en el V a.C., y fue el orfebre Kalimachos,
discípulo de Fidias, el que impresionado por la belleza de
las hojas de acanto, decidió reproducir en piedra dicha
forma, dando lugar al capitel corintio. Este orden fue
muy empleado en la arquitectura helenista y en Roma, el
primer ejemplo documentado es la Linterna de
Lisicrates, edificio conmemorativo del 334 a.C.

EL TEMPLO DORICO

La Grecia Continental. Época arcaica

Durante el arcaísmo la construcción de templos se vio fomentada por la rivalidad existente


entre diferentes familias que gobernaban Grecia, que vieron en la promoción de obras
religiosas una forma de extender su poder. En la construcción de estos templos se irán
consolidando los rasgos típicos del templo de orden dórico.

Muchos autores consideran que el templo dórico adquiere carta de naturaleza en el Heraion
de Olimpia, 600 a.C..., cella alargada, con pronaos y opistodomos, dando lugar a una planta
simétrica, donde la columna central de los templos primitivos ha sido sustituida por una doble
hilera de columnas laterales.

Pero el mejor ejemplo es el templo de Artemisa en Corfú, del 580 a.C., el primero construido
íntegramente en piedra: planta equilibrada y unificada, relaciones bien definidas entre la cella y
la columnata externa, así como la presencia de decoración en el frontón, que a partir de estos
momentos pasara a formar parte de la composición del templo griego. La planta, el templo es
octastilo solución canoníca del templo dórico compuesto por cella, pronaos y opistodomos,
estos últimos en columnas in antis. La cella, muy larga, dividida en tres naves por dos hileras de
columnas, con un peristilo que daba lugar a un pasillo más ancho de lo habitual en torno a la
cella.

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El templo de Apolo en Corinto, también es representativo, también tiene una cella dividida en
tres naves por dos hileras de columnas, que pudieron sostener un segundo piso, aquí la cella
estaba dividida en dos espacios desiguales e independientes, a la que se accedía
respectivamente por un pronaos y un opistodomos. Edificado sobre un alto basamento y
rodeado por un peristilo de 6 columnas en los frentes y 15 a los lados. Presentaba algunas
modificaciones en la estructura canoníca del orden dórico, para facilitar una contemplación
más bella y armónica del edificio por parte del espectador, esta cuestión caracterizara la
arquitectura griega de época clásica, lo que conocemos como “refinamientos estéticos”.

La Magna Grecia. Época arcaica.

En el transcurso de la época Arcaica se produce el proceso de colonización de las costas del Sur
de Italia y Sicilia. La Basílica de Paestum, al sur de Nápoles, es uno de los ejemplos más
destacados, un santuario consagrado a la diosa Hera, del 540-530 a.C. Aquí el orden dórico está
interpretado de forma libre. El peristilo tenía 9 x 18 columnas; la cella dos naves con accesos
diferenciados y las columnas en el arranque del equino una decoración de influencia jónica.
Este edificio tiene un juego de proporciones entre las diferentes partes del edificio que ponen
de manifiesto la aplicación a su construcción de los principios de la symmetria. La Basílica de
Paestum fue construida en época de Pitágoras, quien enseñaba por esas fechas cerca del lugar
del templo.Pag.328.

Planta de la Basílica de Paestum.

El templo de Atenea en Paestum (finales del VI a.C.), se va a distanciar de algunos elementos


del dórico arcaico. Lo más destacable es la influencia de la arquitectura jónica, uno de los
primeros ejemplos de ambos estilos. El peristilo exterior es dórico, que combina en el interior
con un pórtico de estructura jónica. Destacar, además, que carece de opistodomos, y la cella
está encuadrada por dos cajas de escaleras que permitían llegar a la parte alta del edificio.

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El siglo V a.C.: configuración y definición del templo dórico. Época clásica.

En el 480 a.C. se produce la 1ª gran confrontación de los griegos con Oriente, los persas
destruyen la Acrópolis de Atenas durante las Guerras Médicas. Este hecho marco la historia de
Grecia que desembocara en el ascenso cultural y político de la ciudad de Atenas bajo el
gobierno de Pericles, inaugurando la etapa clásica de la cultura y el arte griego. A partir de aquí
la evolución de la tipología del templo dórico conducirá a su definición en época clásica, tanto
en la Grecia continental como en la Magna Grecia, del que son representativos el templo de
Afaya en Egina, el de Zeus en Olimpia y el Tesoro de los Atenienses en Atenas.

En líneas generales se mantendrá la planta canónica de siglos anteriores, pero los arquitectos
querrán solucionar las contradicciones entre la aplicación rigurosa del orden dórico y la estética
del edificio, dando lugar a las “correcciones ópticas”. Esto implicaba primar la correcta
contemplación visual del edificio ante lo puramente arquitectónico, que se puede interpretar
como un deseo de humanización de las frías reglas matemáticas que regían el sistema
arquitectónico griego de órdenes.

Los arquitectos afrontaron algunas de estas contradicciones, como el problema de la


organización del friso, sometido hasta ahora a complejas normas de composición. El friso,
recordemos, debía estar compuesto por una alternancia de triglifos y metopas. Cada triglifo
tenía que coincidir con el eje de los intercolumnios y de las columnas y, a su vez, en las
esquinas debían coincidir siempre dos triglifos. Pues bien, esta “dictadura de norma” creaba
problemas ya que si se respetaba era imposible que los triglifos de las esquinas estuviesen en
el eje de la columna del ángulo. Esta cuestión dio lugar a lo que se ha llamado “la cuestión
angular”. Las soluciones pasaron por desviar del eje el triglifo del ángulo o por hacer más
estrechos los intercolumnios de los ángulos, dando lugar a lo que llama la “contracción
angular”. Es decir, los arquitectos se inclinaron por una solución que mejoraba la percepción
equilibrada del edificio, siguiendo un planteamiento que también aplicaron a las columnas o al
estilóbato, introduciendo correcciones que favorecían la estética del edificio.

El Templo de Afaya en Egina (pag.332).- 500-490 a.C., aquí se aprecian con claridad todas estas
tendencias. La planta es de un dórico tradicional: hexástilo y períptero, con pronaos y
opistodomos, ambos con columnas in antis. El interior de su cella estaba dividido en tres naves
por dos filas de columnas y toda la construcción es de piedra caliza local estucada, con la
particularidad de tener un segundo nivel de columnas en su interior, con función mas
decorativa que estructural, ya que el templo era de dimensiones pequeñas y no necesitaba de
soportes intermedios para sostener la cubierta.

La aportación fundamental de este templo es la armonía, ya que rompe con la sensación visual
de pesadez. Así, se dará solución al problema del friso con la “corrección angular”, y se
perfeccionara el sistema de proporciones, dando esbeltez a las columnas y haciendo más
ligeros los equinos. El estudio de este templo permitió constatar que la arquitectura religiosa
griega era policroma. En este
caso los elementos

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arquitectónicos alternaban el negro y el azul para resaltar las verticales, y el rojo para iluminar
las horizontales.

El templo de Afaya posee una interesante decoración escultórica en sus frontones, recreando
escenas míticas de la Guerra de Troya, en la que habían intervenido héroes locales.

El Templo de Zeus en Olimpia (pag.336).- 470-456 a.C., el orden dórico alcanza su madurez,
construido por el arquitecto Libón de Elis, arquetipo que resume toda la experiencia anterior.
Es un templo períptero de 6 x 13 columnas, de grandes dimensiones (64 x 27,6 m.), levantado
sobre un elevado zócalo de más de 3m., por lo que hubo que dotarle de una rampa en uno de
sus lados para permitir el acceso. La cella se levanto con un doble piso de columnas dóricas,
incluida una galería en la parte alta destinada, al parecer, a la contemplación de la grandiosa
estatua de Zeus que albergaba su cella. Lo interesante de este edificio es el modo en que se
proyecto, con un sistema de proporciones en las que el arquitecto manifiesta el deseo de que
las partes se subordinen al todo, incorporando refinamientos y correcciones para mejorar la
percepción visual del edificio, cuya contemplación transmitía, a pesar de sus dimensiones, una
sensación de esbeltez y ligereza que nada tiene que ver con el dórico arcaico. Su influencia
llegara a la Magna Grecia: Templo de Poseidón en Paestum y en el Templo E de Selinonte.

Complemento de este templo fue la decoración escultórica; las metopas decoradas con los
doce trabajos de Hércules, el frontón occidental con la imagen de Apolo protegiendo a los
lapitas en la lucha contra los centauros, en el frontón oriental la imagen de Zeus presidiendo la
carrera entre Pélope y Enómao, tema vinculado a la fundación del templo.

Este edificio forma parte de un santuario (hieron) consagrado a Zeus, en el Oeste del
Peloponeso, donde se realizaban unas competiciones deportivas en las que participaban
atletas de todo el mundo griego, eran los juegos Panhelénicos, a través de ellos se ponía de
manifiesto la competición cultural y política entre las diferentes ciudades-estado de Grecia. La
concepción arquitectónica del templo de Zeus cobra sentido en relación con el espacio en que
se ubica, realzado por las características del lugar desde el que era contemplado. El Templo de
Zeus, al pertenecer a un santuario, hace que su arquitectura sea contemplada en relación a los
edificios que lo rodean, en cada uno se percibe un reflejo del culto a Zeus, a los orígenes de la
religión griega.

La acrópolis de Atenas y el Partenón (pag.339).

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Tras la destrucción de la Acrópolis por los persas en el 480 a.C, durante las G.Medicas, Atenas
comienza un periodo de expansión. Es la cabeza de la Liga Délica, confederación de ciudades
creada para luchar contra los persas y asegurar la integridad de las ciudades griegas en Oriente.
Esta situación aumenta el poder griego frente a los persas, dando paso a una nueva situación
que terminaría con la Paz de Calias en el 449 a.C. en la que se firma la paz con los persas.
Atenas inicia un periodo de primacía económica, cultural, política y artística, con el mayor
momento de esplendor bajo el gobierno de Pericles, que gobernó Atenas durante 15 años,
haciéndola una “potencia centralizadora” imperialista, con la ayuda de intelectuales y artista:
Anaxagoras, Herodoto, Protágoras, Fidias, etc., que protagonizaron el momento del Clasicismo,
que se prolonga hasta el 338 a.C., momento en que Filipo II de Macedonia se hace con el
dominio de una Grecia dividida y empobrecida por los enfrentamientos entre las ciudades-
estado que se habían venido sucediendo desde el mismo momento del ascenso de Atenas,
dando lugar a las guerras del Peloponeso.

La acrópolis es un promontorio rocoso, representa entre otras el recuerdo de los orígenes,


míticos, homéricos de la ciudad de Atenas. En este lugar, ocupado desde el III milenio a.C., y
según la leyenda, habían tenido lugar algunos de los acontecimientos más importantes de la
mitología griega, habiendo existido en ella una fortaleza en época micénica con edificios civiles
y religiosos. En el s.VI a.C., coincidiendo con el momento de esplendor de la época de los
tiranos, se hicieron los primeros propileos, después la población se traslado a la llanura
circundante, haciendo de este lugar un espacio sagrado dedicado a Atenea, donde se
construirían los principales templos que regirían el destino de la ciudad.

Para la construcción de la nueva acrópolis, símbolo sagrado de la ciudad de Atenas, Pericles


contó con Fidias y con la colaboración de arquitectos como Íctinos y Calícrates. Crearon un
conjunto que expresaba el imperialismo ateniense y daba forma a la grandeza de Atenas, se
remodelaba el espacio sagrado y se construiría un gran templo dedicado a Atenea Polias. El
proyecto transformó completamente el lugar, las construcciones anteriores se conocen solo
por las excavaciones arqueológicas, no se conservó ningún edificio preexistente. Este proyecto
se financió con el tesoro, que debía emplearse sólo cuando lo decidiese la Liga Delica.

De todos los edificios construidos el Partenón 447 a.C., es la culminación del templo griego de
orden dórico. Fue construido sobre las ruinas de una edificación preexistente e inacabada, sus
cimientos y el arranque de sus columnas sirvieron de base para la nueva construcción. Íctinos y
Calicrátes diseñaron un templo dórico períptero de grandes dimensiones (69,5 x 30,8 m.). Era
un octástilo de 8 columnas en el frente y 17 a los lados, construido totalmente con mármol
pentélico, policromado y estucado en sus partes altas –capiteles, triglifos, metopas y tímpanos
de los frontones- La planta fue configurada de forma canoníca: cella-pronaos y opisdomos y se
introducen elementos interesantes. La cella, destinada a albergar la estatua de Atenea,
realizada por Fidias, se hizo más larga de lo habitual y se dividió en tres naves por dos filas de
columnas dóricas que soportaban un arquitrabe, sobre el que se levantaban otras columnas
más pequeñas, también dóricas, con la función de sostener un techo realizado a base de
casetones de madera. Estas columnas, a lo largo de la cella, creaban en torno a la estatua de
Atenea una especie de exedra que la
enmarcaba. Existía un interés por la percepción

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del espacio interior del templo que no había formado parte de la arquitectura religiosa hasta
este momento.

La sucesión de columnas del Partenón, puede ser interpretada como una concesión a la
arquitectura jónica, que alcanza en este edificio un perfecto equilibrio con el dórico, se recoge
una influencia que quedará reforzada por la inclusión de un friso escultórico recorriendo los
muros de la cella, de reminiscencias también jónicas. Asímismmo, el opistodomos, tenía la
función de acoger a las muchachas que bordaban el peplo de la diosa, era independiente de la
cella, y en su interior se dispusieron columnas jónicas, creando una organización del espacio
que sentará un precedente respecto a las construcciones que se realicen en el IV a.C.

El Partenón incorpora dos elementos fundamentales en la arquitectura religiosa y ambos


referidos a sus proporciones y a las “correcciones” que fueron aplicadas a su construcción,
ambas esenciales para el resultado final del edificio y vinculadas a la concepción del mundo y
del hombre por parte de la cultura griega de época clásica.

1ª proporciones.- del estudio de las diversas medidas del Partenón –longitud, anchura, altura
de los capiteles, etc.- se deduce que el edificio fue concebido según un sistema unitario regido
por la aplicación de un modulo que se repetía en todas las medidas fundamentales y que
dotaba a la construcción de un principio básico, la eurytmia,, en la que residía, según los
principios de la filosofía pitagórica, el equilibrio estéticamente perfecto; se ha querido ver en la
utilización de este modulo un intento de dotar al edificio de un sentido que vinculase al
templo, el microcosmos, con una unidad superior, la del macrocosmos o universo, de modo
que no se trata solo de un juego de métrica que reflejase los ideales racionales de la época a
través de los números.

2ª “correcciones ópticas”.- El Partenón es el edificio que mejor refleja el intento de llegar a la


armonía visual y equilibrio, Los diversos estudios han manifestado que el arquitecto del
Partenón introdujo deliberadamente correcciones ópticas que alteraban la composición
canónica del templo según los órdenes. Hay líneas que parecen rectas y son en realidad curvas,
y elementos verticales ligeramente curvados para dar apariencia real de verticalidad. El
estilóbato, ha sido ligeramente curvado hacia arriba, igual que el entablamento, mientras que
las columnas del peristilo presentan una inclinación hacia adentro. Asimismo, las columnas de
las esquinas del templo son más anchas y sus intercolumnios han sido reducidos. Vitrubio
considero que era porque los arquitectos griegos querían dotar al edificio de regularidad, otras
opiniones consideran que se pretendía acentuar determinados efectos visuales para aumentar
el efecto de monumentalidad en pro de generar una imagen teatral. También se ha apuntado
que lo que el arquitecto pretendía, era crear una tensión entre lo que el espectador esperaba
ver y lo que veía en realidad, armonizando razón y experiencia.

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Lo que es cierto es que el resultado final quedó íntimamente vinculado a la importancia que se
concedió a la decoración escultórica. Los frontones, las metopas y el friso que de la cella
fueron decorados con escenas mitológicas referentes a Atenea según un programa realizado
por Fidias, en el que se ponen de manifiesto los valores estéticos y filosóficos de la plástica
griega de época clásica, marcando un hito en la plasmación de los ideales políticos, religiosos y
filosóficos que encarnaban los ideales de la Atenas de Pericles y de la Grecia Clásica. La
decoración del Partenón ponía de manifiesto como el relieve escultórico pasaba a formar parte
intrínseca del templo griego, convertido ahora en instrumento de propaganda y expresión de
los ideales de la Atenas de Pericles.

El Partenón, con todos estos elementos; innovación de su estructura interna, proporciones y


percepción visual constituirán los elementos claves en la que el edificio es considerado como
un organismo aislado.

La evolución del templo dórico después del siglo V a.C.

A partir del s.IV a.C. se inicia en Grecia una nueva situación cultural, artística y política que
incide en las construcciones religiosas. Las Guerras del Peloponeso acaban con la preeminencia
de Atenas sobre el conjunto de la Hélade y suponen para Grecia la ruptura con el idealismo y la
confianza que caracterizó la “época de Pericles”. Entran en crisis todos los elementos que
habían dado cohesión al apogeo del s.V a.C., como el culto a la democracia, el respeto por las

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leyes, el ensalzamiento del patriotismo cultural y político de la ciudad y la confianza en los
dioses. Este nuevo momento en la historia de Grecia tuvo su reflejo en la política, el
pensamiento, la cultura y las artes y también sus repercusiones religiosas. Se pierde parte del
valor que la religión griega había tenido como elemento de cohesión social, dando paso a un
nuevo tipo de religiosidad en la que prima la relación individual, emocional y mística del
hombre con la deidad. Esta tendencia se irá acentuando, haciendo resurgir nuevos cultos de
carácter mistérico que tendrán pleno auge en el Helenismo.

En el s.IV a.C. se produjo una disminución de la actividad constructiva y en cuanto a la


configuración formal del templo, las novedades vinieron por el lado de la experimentación con
las proporciones de las plantas, pretendiendo crear edificios más ligeros, así como un creciente
interés por la concepción del espacio interior y sus capacidades expresivas en relación con el
espectador, esto tendrá su reflejo en la aparición de nuevas tipologías constructivas, como los
tholoi o templos de planta circular. La construcción de templos en los que mezclan varios tipos
de órdenes fue muy frecuente.

Fuera del Ática los templo dóricos más representativos: Templo de Asklepios, en Epidauro
(pag.346).- de orden dórico hexástilo de 6 x 11 columnas, incorpora novedades a su estructura
que se harán comunes en los templos del s.IV: supresión del opistodomos, dando lugar a una
planta rectangular de proporciones armónicas, cuya cella estaba rodeada de una columnata
que creaba un espacio envolvente en torno a la imagen crisoelefantina del dios, costumbre que
se hizo frecuente. Otra característica, también representativa del IV a.C. será la acentuación de
la decoración del templo, en este caso fue decorado con pintura y escultura.

Atenea Alea en Tegea.- Construido y decorado por Scopas en el 340 a.C., en un dórico de 6 x
14 columnas con una planta canónica de cella-pronaos y opistodomos con accesos a través de
columnas in antis, se busco esencialmente la esbeltez proporcionada por las columnas.

A partir de este momento el orden dórico entra en desuso ante la construcción de templos
jónicos y corintios, se mantuvo en Pérgamo por razones políticas, intentando crear un vínculo
simbólico con la tradición.

EL TEMPLO DE ORDEN JÓNICO.

La definición de la tipología

En el s.VI a.C. se fijan los esquemas del orden jónico a través de la construcción de algunos
templos donde se definen los rasgos esenciales de su tipología: templos construidos en
mármol, y no en piedra local como los dóricos de la Grecia continental y la Magna Grecia; de
composición díptera, es decir, con doble fila de columnas en el peristilo; con una cella mas
alargada de lo habitual, a la que se dota de pronaos pero no de opistodomos, y con una
acentuación de la decoración a través de la pintura y la escultura. El Heraion de Samos, el
Artimision de Éfeso y el Templo de Apolo en Dídyma serán los edificios más representativos
en la Grecia arcaica. Todos ellos fueron fruto de la prospera situación que atravesaban las
ciudades comerciales de la Grecia oriental, que permitió el colosalismo de sus proporciones, la
riqueza de materiales y la sofisticación de la decoración escultórica.

Época arcaica.
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El Heraion de Samos (pag.348).- Su construcción conto con 4 fases, nos interesa la 3ª, que se
realizaba 570-560 a.C., intervinieron los arquitectos Rhoikos y Teodoros, es el primer templo
díptico, es decir, con doble hilera de columnas en su peristilo, compuesto por 21 columnas a los
lados, 8 en el frente y 10 en la parte trasera. Presenta rasgos característicos del templo jónico:
cella alargada con dos filas de columnas en el interior y un pronaos, carecía de opistodomos.

Al parecer la insuficiencia de cimientos hizo que el edificio se derrumbase, dando paso a una
nueva construcción hacia el 537 a.C. bajo el patrocino de Polícrates de Samos, que quería
evidenciar en el nuevo edificio la prosperidad de la ciudad. Fue una obra emblemática del
periodo arcaico, a la que se incorpora uno de los elementos definitorios del orden jónico, la
creación de tres filas de columnas en los lados menores del templo. El resultado fue un edifico
colosal, 5.700 m2, donde la columna adquiría un absoluto protagonismo, y que ha llevado a
comparar este edificio con algunas salas hipóstilas de los templos egipcios. El último templo de
Hera, de mármol, incorporaba una rica decoración escultórica, imagen inseparable del templo
jónico. Esta construcción fue emulada por los soberanos próximos a la isla de Samos, que veían
en este tipo de arquitectura un medio para reforzar su prestigio.

El Artemision de Éfeso (pag.349).- erigió en el 550 a.C. bajo el mecenazgo de Creso de Lydia.
Sus arquitectos Chresiphron y Metagenes ayudados por Teodoros, uno de los arquitectos del
Heraion. Incorporó a la definición del templo jónico la concepción de monumental, grandiosa,
del modelo del templo díptero, aumentando a tres el número de filas de columnas existentes
en el peristilo por la parte delantera, que se prolonga por el pronaos, dando lugar a una
especie de patio hipetreo, a cielo cubierto, donde se ubicaba un tabernáculo para la estatua de
la diosa. Su acceso reproducía la apariencia de un patio de columnas. Rasgo destacado es su
decoración, tal como se hacía en Egipto y Oriente, los tambores inferiores de las columnas
presentaban decoración en relieve.

El Templo de Apolo en Dídyma.- Lo define también su colosalismo, de mediados del VI a.C., su


estructura era una especie de patio delimitado por un muro rodeado de doble peristilo,
convirtiéndose por tanto en una especie de templo a cielo descubierto, dentro del que se ubico

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una pequeña capilla para el dios. También poseía una cuidada decoración escultórica. Fue
destruido en el V a.C. y reconstruido como centro de peregrinación durante el Helenismo.

Los templos jónicos de época Clásica.

La primera floración jónica, de carácter orientalizante, se vio interrumpida a finales del VI a.C.
debido a las Guerras Médicas, que afectaron a las ciudades de Asia Menor sublevadas contra
Persia. Se produce entonces un vacío en la edificación jónica, salvado por las construcciones
realizadas en Sicilia, tendremos que esperar a la 2ª mitad del V a.C. para encontrar de nuevo el
esplendor de la construcción religiosa de orden jónico en la Grecia continental, concretamente
en la Atenas posterior a Pericles, donde se adopto la variante del orden jónico de las islas
Cícladas, grácil y de pequeñas dimensiones, en lugar del colosal y robusto de las costas
asiáticas.

En la Acrópolis se produce un 1er. Ensayo de orden jónico mezclado con dórico, en el edificio
del Partenón y en los Propileos o puerta monumental que daba acceso a la Vía Sacra,
construidos a partir de dos pórticos de orden jónico. Pero el orden jónico del clasicismo tendrá
su representación en dos construcciones de la Acrópolis: el Templo de Atenea Nické y el
Erecteíon. Son dos construcciones emblemáticas de la montaña sagrada, de acuerdo con el
jónico cicládico, desarrollando rasgos determinados por las condiciones del terreno.

Templo de Atenea Nické (Acrópolis).- Ocupa un lugar


preeminente en la Acrópolis, imponiéndose visualmente
a quien accedía al lugar a través de los propileos,
conmemoraba la paz firmada con los persas en el 449
a.C., aunque el templo fue construido en el 421 a.C. por
el arquitecto Kallicrates que tuvo que adaptarlo a un
reducido espacio. El templo es de dimensiones escasas,
suprimiéndose el pronaos y creando un edificio
anfipróstilo, con columnas jónicas en sus lados anterior y
posterior, así la construcción tiene la apariencia de un
templo in antis. Fue completado con decoración
escultórica que adornaba su friso con escenas que
representaban la asamblea de los dioses.

Erecteion (Acrópolis) (pag.352).- Templo único por la complejidad de su estructura y la


incorporación de algunos motivos absolutamente originales. Se levanta frente al lado norte del
Partenón y establecía dentro de la Acrópolis un fuerte contraste con dicho edificio por la
articulación de sus volúmenes. Del año 421 a.C., estuvo condicionado por el lugar donde se
ubicaba, que determinaba su estructura. El Erecteion se levantó en el espacio de mayor
significación sagrada de la Acrópolis y debía salvar varios espacios míticos de ese lugar: el olivo
de Atenea, la tumba de Cécrops y las marcas del tridente de Poseidón. Estaba dedicado a varios
dioses y héroes Atenea-Polias, Erecteo-Poseidon y Hefesto.

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La topografía del terreno, su significación y la multiplicidad de funciones sagradas que debía
reunir determinaron su complejidad, cuya planta una estructura sin precedentes, compuesta
por diferentes unidades estructurales, cada una con su propia cubierta; y varios niveles, con
tres pórticos en cada uno de los cuales el orden jónico adquiere características propias. El
núcleo principal estaba dedicado a Atenea Polias; se orientaba al este, de estructura
rectangular a modo de pronaos precedido por seis columnas jónicas, detrás dos estancias
destinadas al culto. Al norte, otro pórtico, el santuario de Poseidón, con cuatro columnas
jónicas en el frente y dos a los lados, desde donde se accedía a un espacio construido a cielo
abierto, también con columnas jónicas, que se elevaba sobre un muro de 3 m. de altura, para
salvar el desnivel del terreno y pode respetar dos espacios de culto que allí se ubicaban: la
tumba de Cécrops y el lugar de culto a Pandros. Al sur el pórtico de las Cariátides las columnas
han sido sustituidas por figuras femeninas vestidas con peplo que reproducen los modelos
escultóricos del clasicismo. Este pórtico convertía en figuras humanas el modelo de pórtico
jónico tetrástilo, constituyendo una “humanización” de dicha escultura.

En este edificio se rompe totalmente la axialidad y la simetría que había presidido hasta el
momento las construcciones religiosas griegas. Loa espacios adquieren diversas direcciones,
modelo arquitectónico retomado en el Helenismo y en la construcción romana, rompiendo con
la racionalidad que había regido hasta entonces.

El empleo del estilo jónico en este edificio aporto sobre la compleja estructura, una gran
ligereza que se aprecia en la fachada oriental, donde aparecen unas esbeltas columnas alzadas
sobre basas con molduras y con capiteles con volutas muy ligeras. El templo contrastaba con la
mole monumental, maciza y sobria del Partenón.

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El jónico del siglo IV a.C. y el Helenismo: los Templos de Asia Menor.

En la 2ª mitad del IV a.C. el orden jónico vuelve a ser oriental. Resurgen las ciudades griegas de
Asia Menor y se vuelve a la práctica de construcción jónica originaria, interrumpida por los
acontecimientos históricos. Vuelven a realizarse templos colosales, aunque con ejemplos de
templos de dimensiones reducidas caracterizados por el profuso empleo de las columnas,
generalizándose el templo octastilo con triple fila de columnas en sus pórticos menores y doble
en los mayores, pone el acento en la visión exterior del edificio, en el juego de perspectivas y
en el intento de destacar la fachada, que se consigue dotándola de una imagen monumental
mediante la prolongación del pronaos a través de espacios columnados y la elevación del
templo sobre altos basamentos: el templo de Atenea Polias en Priene, el nuevo Artemision de
Éfeso y el también nuevo de Apolo en Dídyma.

Artemision de Éfeso.- Construido sobre el anterior


destruido por un incendio en el 336 a.C. y siguió su
estructura, incorporó un basamento más alto y mayor
decoración. La cella rodeada de columnata interior
daba lugar a un espacio envolvente, seguida de un
reducido opistodomos a modo de pórtico. Lo más
destacado es el espacio columnado en torno al
templo, rodeado de un peristilo de doble fila de
columnas, que se hacía triple frente a la fachada,
adentrándose en el pronaos del templo, adquiriendo la
imagen de un patio columnado aportando
monumentalidad al edificio.

Templo de Apolo en Dídyma (pag.356).- Del 315 a.C.,


realizado por Dafnis de Mileto y Paionios de Éfeso.
Templo díptero que seguía la construcción
preexistente del VI a.C. Y que había sido arrasado por
los persas. Se elevaba sobre siete escalones que se
convertían en escalinata en su parte delantera. El
interior se desarrolló como un espacio a cielo abierto
en el que se dispuso un pequeño espacio para la
estatua del dios, este espacio quedaba por debajo del
nivel de fachada, por lo que debió realizarse una
escalera para el acceso. La fachada contaba con un
pronaos tetrástilo con tres hileras de columnas,
generando, como en Artemisión un espacio
característico de la arquitectura helenística.

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LOS TEMPLOS Y EL ORDEN CORINTIO.

El orden corintio puede ser considerado como una variante del jónico, del que toma prestadas
las normas de composición, incorporando variantes decorativas que afectan a su capitel. No
podemos hablar de un templo corintio como lo hemos hecho del dórico y del jónico.

La aparición del templo corintio fue bastante tardía. El 1er.ejemplo documentado es el Templo
de Apolo en Bassae (pag.358).- era un períptero hexástilo de 15r columnas dóricas en los lados
con disposición norte-sur. Constaba de cella bastante alargada, pronaos y opistodomos con
columnas in antis. Es relevante la cella, cuyos muros laterales presentaban columnas adosadas,
con unas basas muy anchas de un tipo poco común, las cuales reposaban en un basamento
elevado alrededor del enlosado central; y unos capiteles jónicos. Junto a esta columnata
aparecía en el centro de la sala una columna corintia, la primera en la arquitectura griega. Sus
columnas presentaban un capitel formado por una ménsula de hojas con pequeñas volutas
angulares en las que se apoyaba un ábaco cuadrado. Sobre esta columnata un friso jónico
decorado con temas mitológicos. En este templo se experimenta con los efectos del espacio
interior, continuado por otra tipología de edificios de culto, los templos circulares, donde se
experimenta con el espacio, vinculado al empleo de diversos tipos de orden en un mismo
edificio.

La columna de capitel corintio, que en principio se utilizó en espacios interiores, poco a poco
empezó a competir con el jónico, adquiriendo gran protagonismo hasta su apogeo en el S.I. a.C.

14.2. Los santuarios griegos y sus edificios de culto: tholoi y tesoros.

Los santuarios adquirieron gran importancia en el mundo griego en época arcaica,


evolucionando a mayor complejidad espacial y arquitectónica. Eran recintos consagrados a la
divinidad, en los que el hombre se encontraba con la divinidad, a los que acudían en
peregrinación los ciudadanos desde toda Grecia. Se aglutinan en ellos diversas construcciones
religiosas, comprendiendo un espacio sagrado (témenos) en el que se ubicaban los edificios de
culto (templos, tesoros y capillas votivas), rodeado de un muro de demarcación (períbolos) que
les separaba de los edificios civiles (pritaneio, gimnasios, palestras, teatros, hipódromos, etc.).
Al recinto se accedía a través de puertas monumentales denominadas propileos, a través de las
cuales se abría un a vía sacra flanqueada por monumentos representativos, siendo su espacio
más relevante desde el punto de vista religioso el del altar central, donde los sacerdotes
realizaban ofrendas y sacrificios. Era éste el lugar donde se materializaba el contacto entre los
dioses y los hombres. En torno a este espacio solían agruparse construcciones religiosas y
votivas, ubicándose el templo principal con su fachada orientada hacia este altar.

El espacio natural en los santuarios era de gran importancia, formando parte conceptual de los
mismos: montañas, grutas, bosques con árboles considerados sagrados, etc., siempre
vinculados a una concepción mágica y sagrada de la naturaleza que daba sentido a los
diferentes tipos de santuarios existentes: entre ellos los santuarios oraculares.

Santuarios oraculares, considerados como espacios donde la divinidad se comunicaba con el


hombre a través del sacerdote o los profetas, su carácter determinaba el alejamiento del
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bullicio y por tanto de los espacios de la ciudad. Con el tiempo fueron diversificándose:
agonísticos, mánticos, medicinales, etc. pero todos solían partir de un origen oracular
vinculado a la diosa tierra, Gea.

Santuario de Apolo en Delfos.- Al pie del monte Parnaso, en principio consagrado a la diosa
Gea, después al culto del dios Apolo. Su estructura venía determinada por la existencia de un
muro que encerraba las diversas construcciones en una especie de recinto, en cuyo interior
había un templo, un teatro y un estadio. Al santuario se accedía a través de una vía sagrada
que conducía al templo de Apolo, a cuyos lados se distribuían los tesoros u ofrendas votivas
realizadas al dios. Existían, además, dos templos dedicados a Atenea y un tholos.

Santuario de Zeus en Olimpia.- Ubicado al pie del monte Cronos, en el Peloponeso, su


importancia radicaba en que era el lugar de la celebración de los juegos panhelénicos, unos
acontecimientos realizados en honor a Zeus y procuraban servir de elemento de cohesión
entre los ciudadanos a través de la religión. Sigue un esquema similar al del Delfos, contaba
además con un recinto sagrado en el que había tres templos, un tholos y diversos tesoros, todo
ello formaba un conjunto con otro tipo de edificios civiles, justificados por el propio carácter
deportivo del santuario, que incluía un gimnasio, una palestra y un estadio.

LOS THOLOI.

Entre finales del S.V a.C. y durante la 1ª mitad del IV a.C. surgió una tipología de edificio
relacionado con la importancia que en esos momentos adquirió la percepción del espacio
interior. Los tholoi, son construcciones religiosas de planta circular que responden a una
tipología original por su estructura formal y donde es frecuente la mezcla de diversos órdenes y
cuyas funciones no eran la de los templos vistos hasta ahora. Los más representativos: Tholos
de Delfos (390 a.C.), Epidauro (370 a.C.) y Filipeo de Olimpia (339 a.C.).

Desconocemos con precisión sus funciones, pero pudiera tratarse de edificios dedicados al
culto a los héroes, en ellos se emplea la columna corintia, vinculada al arte funerario. La
similitud formal con las tumbas circulares micénicas y el hecho de que en algunos de estos
tholoi de época Prehelénica se rindiese culto a los héroes ha reforzado la hipótesis a su posible
uso como lugar de culto al héroe difunto.

Tholos de Epidauro formaba parte del santuario, y


estaba compuesto por un espacio circular rodeado de
doble anillo de columnas: 27 dóricas en el exterior y 14
corintias en el interior, estructura repetida en el tholos
de Delfos que incluía también un doble anillo de
columnas dóricas en el exterior y corintias en el interior.

El Filipeo de Olimpia aunaba en su estructura las columnas


de orden jónica con las corintias, estas últimas adosadas al
muro de la cella.

LOS TESOROS.

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Eran construcciones de reducidas dimensiones que tanto las ciudades-estado como los
ciudadanos particulares erigían en honor a algún dios, con el fin de albergar las ofrendas que
se enviaban a los santuarios con motivo de alguna victoria militar o algún hecho destacado en
la historia de la ciudad. La costumbre de depositar ofrendas se remonta a época arcaica,
adquiere relevancia en el clasicismo para agradecer las victorias frente a los persas,
resurgiendo los tesoros en honor a Atenea.

La tipología básica del tesoro es un pequeño edificio de planta cuadrada o rectangular, con un
espacio central presidido por un pórtico in antis en orden dórico o jónico, que solía estar
decorado con esculturas.

Sifnos en Delfos (530-525 a.C.) uno de los primeros, construido para albergar las ofrendas de
Apolo, construcción próxima al muro sur de Delfos, dando inicio al llamado “corredor de los
tesoros”, considerado como el primer edificio cuyo diseño y decoración responden a los
cánones del orden jónico, si bien su pórtico aparece presidido por cariátides. Planta rectangular
que albergaba una pequeña cella cuadrada, con un acceso en el lado oriental precedido por el
pórtico de las cariátides. Las características de la decoración escultórica manifiestan la
influencia jónica de Asia Menor

El Tesoro de los Atenienses (490 a.C.) en Delfos, construido para celebrar la victoria de los
atenienses sobre los persas en la batalla de Marathon. Construido íntegramente en mármol,
planta rectangular, pórtico in antis de orden dórico y un friso que recorría íntegramente el
edificio.

En los tesoros se ha querido ver un recuerdo de la estructura del megarón micénico.

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