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EVALUACIÓN.
De acuerdo con Tyler (1980) es un proceso que permite determinar hasta qué
punto se alcanzaron los objetivos educativos.
MODELOS DE EVALUACIÓN
A continuación se presentan los diferentes modelos, citados por Jiménez ( 2000, pp. 38-
56) que muestran la gran diversidad de modelos de evaluación que existen, conviene
analizarlos y reflexionar sobre qué aspectos de cada uno pueden fortalecer nuestra labor
docente:
Las distintas categorías en las que se han dividido las definiciones, vistas anteriormente,
han sido generadas como consecuencia de los diferentes modelos evaluativos que han
surgido. En este espacio, se detallarán los que se consideran como más representativos.
Se iniciará con los modelos cualitativo y cuantitativo por la trascendencia y relevancia que
tienen con estos modelos.
Pone énfasis en los objetivos preestablecidos y con ello provoca el olvido e ignorancia
intencional de los efectos secundarios de la escuela y de los acontecimientos
accidentales no previstos.
No tiene presente que los logros de los alumnos solo se comprenden en contextos
concretos y en relación con los significados particulares que el mismo alumno le da a
su experiencia.
En este modelo se considera que el evaluador debe ser un investigador ya que la evaluació
debe basarse en la lógica del método científico.
Los propósitos de este modelo son:
Trabajo. Se valoran más los resultados del trabajo que el esfuerzo en sí mismo.
Suficiencia del trabajo. Es el grado en que el trabajo realizado coincide, por comparac
necesidades de acuerdo con los objetivos.
Las ventajas se centran en que es un proceso continuo y abierto con una actitud
crítica y no dogmática o preestablecida.
Las limitaciones se circunscriben a que la utilidad de los resultados en ocasiones está
motivada por ‘intereses creados’ por los administradores o gestores de programas
educativos; el destinatario se le sigue considerando desde un planteamiento
conductual; el evaluador puede mediar en el análisis de los resultados; la
instrumentalización y el proceso evaluativo quedan configurados desde un
planteamiento puramente cuantitativo.
En este modelo la evaluación se estructura en relación con las decisiones que se han de
tomar a lo largo del desarrollo del programa y se articula en tres pasos:
Stufflebeam plantea cuatro tipos de decisiones relacionados con los tipos de evaluación:
contexto, entrada, proceso y producto, que se resumen en el cuadro siguiente:
Las ventajas del modelo: resuelve el problema del evaluador porque toma como
destinatario al responsable de las decisiones y adopta como criterios significativos los
propios de este último.
La limitación será que el carácter jerárquico de los sistemas educativos y la tendencia a
hacer imposiciones desde arriba y desde fuera se transforman en puntos críticos.
Este modelo pone énfasis en la acomodación a las necesidades del ‘cliente’, por lo que
requiere de una comunicación constante entre el evaluador y quienes solicitan la
evaluación. Las características principales son:
Las ventajas del modelo se notan a partir de que crea un ‘modelo sui generis’ con un
método plural, flexible, holístico, subjetivo, orientado hacia el ‘cliente’ donde el evaluador
es un ‘buscador de la verdad’. Se cree que esta evaluación es más útil de manera interna
que externa. Las limitaciones giran en torno a la escasa consideración en la precisión de
los datos, la dificultad para distinguir entre descripción y análisis, la confianza puesta en
los participantes para analizar las interacciones complejas y la tendencia a infravalorar la
naturaleza y función política de la evaluación.
MODELO DE EVALUACIÓN SIN REFERENCIA A LOS OBJETIVOS
Este modelo de evaluación no toma en cuenta los objetivos del programa partiendo del
principio de que si el evaluador los ignora, será más objetivo al evaluar. Para sustentar
este modelo, el concepto de evaluación consiste en recopilar y combinar datos que
generen escalas comparativas o numéricas. El evaluador debe juzgar las metas pero no
limitarse tan solo a ellas a la hora de buscar resultados. De hecho, se puede empezar una
evaluación sin metas con el propósito de investigar todos los efectos para luego realizar
un cambio de método o realizar una evaluación paralela a fin de confirmar, por distintos
evaluadores, que las metas han sido alcanzadas.