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A.

Definición:
Conocidas previamente como enfermedades por virus no convencionales,
encefalopatías subagudas transmisibles o amiloidiosis transmisibles, las
enfermedades priónicas o encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) son
enfermedades neurodegenerativas subagudas o crónicas, caracterizadas por una
acumulación de isoformas anormales de la proteína prión PrP y, en algunos casos,
por un depósito de amiloide en el sistema nervioso. (Yescas-Gómez et al, 2009)
De manera general, presentan un cuadro clínico que incluye deterioro cognitivo,
síntomas psiquiátricos y alteraciones motoras. El signo anatomopatológico clásico
es la espongiosis, pero no es imprescindible ni exclusivo de estos procesos. Una
característica exclusiva de las EET es que, a diferencia de otros procesos
neurodegenerativos, estas pueden transmitirse de forma experimental o accidental.
(Enfermedades priónicas o encefalopatías espongiformes transmisibles (EET),
2013)
B. Etiología:
1. ¿Qué es un prión?
En 1982, Stanley Prusiner definió al prion como “el agente infeccioso que
causa las EET”, y según la hipótesis de la proteína única, es el único agente
responsable. Estos son moléculas proteicas carentes de ácidos nucleicos
informacionales. La palabra “prion” es un acrónimo de las siglas en inglés
“preteinaceus infections only”. (Yescas-Gómez, et al., 2008)
Rubio y Verdecia (2009) describen el prión como: “una partícula acelular,
patógena y transmisible y posee la propiedad de desnaturalizar otras proteínas.”
Recientemente, ha surgido la teoría que establece que los priones son proteínas
modificadas bajo circunstancias que favorecen su caída a un nivel energético
muy estable, dándole, así nuevas propiedades biológicas, como ser insolubles,
inmunes a las proteasas y cambiar su configuración tridimensional.
Entre las principales propiedades de un prión se encuentran las siguientes:
a.- No contiene ADN ni ARN.
b.- Carece de cuerpos de inclusión.
c.- Período de incubación prolongado (meses, años, décadas).
d.- No ocasiona respuesta inflamatoria.
e.- No genera respuesta antigénica.
f.- Curso crónico progresivo.
g.- Invisible al microscopio electrónico.

Cabe resaltar que la falta de respuesta inmune no indica que los priones
eludan al sistema inmunológico, por el contrario, esto indica que lo utilizan en las
etapas iniciales de acumulación y replicación priónicas. Estos últimos procesos
se llevan a cabo en células dendríticas foliculares (FDC) de los centros
germinales, las células B se ven implicadas en el proceso de neuroinvasión, ya
que participan en la maduración de las FDC. (Rubio y Verdecia, 2009)

2. Origen
Esta patología fue descrita por primera vez por ganaderos europeos, en el
siglo XVIII. Estos reportaron una enfermedad neurodegenerativa que afectaba el
sistema nervioso de las cabras y las ovejas, denominada scrapie, causando un
aspecto de esponja en el cerebro de los animales.
En el siglo XX, Creutzfeldt y Jakob describieron, por primera vez, casos de
encefalopatía espongiforme en el ser humano. Más adelante, en 1960, Gajdusek
y su grupo demostraron su transmisibilidad, esto debido a una epidemia en
Papúa, Nueva Guinea, causada por una práctica de canibalismo en la tribu Fore.
Fue hasta 1982 que se descubrió, por Stanley Prusiner (premio Nobel de
Medicina, 1997), el agente patógeno, el prion. De esta manera se confirma que
el agente responsable es puramente proteico y que no involucra ácidos
nucleicos.
En base a estos trabajos se descubrió la existencia de dos proteínas PrP
distintas, estas poseen una secuencia igual, pero una conformación
tridimensional diferente. Una de estas proteínas es la responsable de la
enfermedad. Ahora bien, este hallazgo fue desconcertante para la comunidad
científica ya que claramente va en contra de lo establecido por el dogma central
de la biología: “todas las formas de vida, desde los virus hasta las plantas y los
animales superiores, transmiten sus características a las siguientes
generaciones a través del ADN (excepcionalmente ARN)”; y el flujo de la
información en todos los casos es: ADN  ARNm  secuencia de aminoácidos
 estructura tridimensional de la proteína. La teoría de los priones plantea que
hay dos plegamientos para una secuencia de aminoácidos, y que el
replegamiento de la PrP normal por acción de la PrP patológica indica un flujo de
información de una proteína a otra a nivel de estructura terciaria. Por lo tanto, los
priones son la única partícula viva que va en contra del dogma central de la
biología. (Rubio y Verdecia, 2009).
3. Mecanismos patogénicos
La proteína PrP puede existir de dos formas, como PrP celular o PrP scrapie,
siendo la primera la forma normal y la última la forma patógena. El agente
patógeno, denominado Prión por algunos autores, se diferencia con la proteína
normal en su estructura secundaria, teniendo mayor contenido en su estructura
en hoja plegada beta. Esto tiene como consecuencia una serie de características
físico-químicas peculiares como ser el aumento de la tendencia a la agregación,
la insolubilidad en detergentes no iónicos y la resistencia a la proteólisis. (Rubio
y Verdecia, (2009); Enfermedades priónicas, (2013))
Estas enfermedades priónicas son únicas y pueden tener una base genética,
esporádica o puede ser por la absorción de la proteína patógena. El gen PRNP,
que se encuentra en el brazo corto del cromosoma 20 en la región 13, es el
encargado de codificar la proteína PrP, se le han descrito más de 30 mutaciones
que se expresan en enfermedades priónicas. ("Creutzfeldt-Jakob, Enfermedad
de: Secuenciación gen PRNP", s. f.)
Los priones, se creen, se transmiten mediante la conversión de la PrPC en el
huésped en una forma similar a la PrPSc. Estos mecanismos de conversión
incluyen:
a) Mutaciones de línea germinal del gen de la proteína priónica humana (PRNP),
b) Una mutación somática dentro de una neurona determinada
c) Conversión espontánea del PrPC en una conformación aberrante que no se
pliega de forma apropiada en su estructura nativa.
Sin importar el mecanismo de inicio, una vez que se llega a tener una PrPSc,
esta interacciona con la PrPC, convirtiéndola en una nueva molécula de PrP Sc.
(García, 2002)
La proteína patógena que causa la enfermedad se puede adquirir por
absorción, o esto sugiere la teoría viral, ya que el tiempo de incubación es
comparable con el de algunos tipos de virus, también se aumentan las
concentraciones de la proteína patógena mediante avanza la enfermedad, lo que
sugiere la presencia de un agente que se replica, como un virus. (Bruce, 2003)
Los priones, aparentemente, son partículas muy infecciosas. Se ha visto que
los priones se han transmitido a pacientes mediante inyecciones de hormonas
cultivadas en la glándula pituitaria de cadáveres humanos, duramadre o por
medio de instrumentos quirúrgicos utilizados para neurocirugías, ya que los
priones pueden sobrevivir a la esterilización de dichos instrumentos quirúrgicos.
También se ha transmitido mediante el consumo de carne animal infectada.
(Brown et al., 2000)
La puerta de entrada al sistema nervioso central tiende a variar dependiendo
la cepa, el huésped y la vía de inoculación. Cuando proviene del exterior, la
manera en la que posiblemente entra es a través del sistema nervioso periférico,
con o sin la participación del sistema linfoide. En los experimentos, la eficiencia
de la transmisión decrece según el orden siguiente: contagio cerebral >
intravenoso > intraperitoneal > subcutáneo > intragástrico. El por qué se da la
pérdida neuronal todavía no está claro, pero las evidencias hasta el momento
sugieren una ganancia tóxica de función capaz de activar los sistemas de
apoptosis, luego estos cuerpos neuronales se van acumulando llegando a
provocar reacciones que dañan el encéfalo. (Enfermedades priónicas, 2013)
C. Características de las enfermedades priónicas
El daño neurodegenerativo causado por las enfermedades priónicas se
caracteriza por un cambio en la forma del cerebro a una forma de esponja, también
por la pérdida de neuronas, entre otras células del sistema nervioso, y la formación
de placas de material amiloide. Estás características han sido el apoyo del
diagnóstico histológico de estas enfermedades, aunque se ha detallado que los
cambios van a depender del sistema nervioso central de cada caso. (Jeffrey, et al.,
1995)
El período de incubación puede alcanzar 30 o más años. Los cuadros clínicos
varían, pero en promedio incluyen ligeros cambios en la personalidad, problemas
psiquiátricos tales como depresión, falta de coordinación y ataxia. Se pueden llegar
a experimentar espasmos musculares ó mioclonos, problemas para conciliar el
sueño, confusión o algún tipo de problema de memoria. Si la enfermedad es
avanzada, los pacientes pueden llegar a desarrollar una demencia que va en
conjunto con la pérdida del habla y/o la motricidad. (Collinge, 2001)
D. Otras enfermedades priónicas
Desde su descubrimiento en 1982, se han descrito muchas enfermedades
priónicas, principalmente en animales. Entre ellas, posiblemente las más conocidas
sean la enfermedad del rascado en ovejas y cabras, scrapie, y la encefalopatía
bovina espongiforme, enfermedad de las vacas locas. Existe una variedad de
enfermedades priónicas en animales, entre las cuales se encuentran:
Scrapie:
Está enfermedad afecta el sistema nervioso central de ovinos y caprinos,
y es causada por la formación de placas amiloides, formadas por depósitos de
priones.
Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB):
Esta enfermedad, conocida como “la enfermedad de la vaca loca”, ha
causado daños a la salud animal, a la economía y presenta un problema de
salud pública debido a que es una enfermedad zoonótica. En el ser humano,
esta enfermedad produce ECJv. En cuanto a la salud animal, la EEB causa
daños neurológicos progresivos, causando alteraciones en el estado mental de
la vaca y problemas locomotores.
Encefalopatía Transmisible del Visón (ETV):
Esta enfermedad causa afectaciones en el sistema nervioso central de los
visones, y es considerada una enfermedad cerrada, ya que no posee una vía
natural de transmisión, aparte del canibalismo.
Enfermedad del Desgaste Crónico (EDC):
Los ciervos y alces son los amínales que se ven afectados por esta
Enfermedad, caracterizada por una pérdida de peso crónica que llega a ser fatal.
Es una enfermedad transmisible, con una duración aproximada de 12 meses.
Encefalopatía Espongiforme Felina (EEF):
Esta enfermedad afecta a todo tipo de felino, incluido el gato doméstico,
quien se sospecha que adquiere la enfermedad al consumir alimentos
contaminados con bovinos infectados con EEB. El cuadro clínico presenta
cambios en el comportamiento, temblores y ataxia. (Farías, et al., 2011)
En humanos, los padecimientos priónicos no son comunes, y son
diferentes a otros padecimientos neurodegenerativos ya que pueden ser
hereditarios, transmisibles y esporádicos.
Los casos hereditarios o familiares se dan por mutaciones en el gen de la
proteína priónica, localizado en el brazo corto del cromosoma 20. Estas
mutaciones facilitan el paso de PrPC a PrPSc. Hay polimorfismos que pueden
acompañar estas patologías, como valina en lugar de metionina en la posición
129, glutamato en lugar de lisina en la 219, serina en lugar de asparagina en la
171, o deleción de una secuencia repetitiva. Se estima que entre el 10 y 15% de
las enfermedades priónicas son de carácter hereditario. Estas presentan una
forma de herencia autosómica dominante con distintas mutaciones en el gen de
la proteína prión. Las mutaciones pueden ser puntuales, y permitir el cambio de
un aminoácido por otro, pueden producir un codón de paro prematuro, o
inserciones adicionales de octapéptidos repetidos (IOPR). Las expansiones de
oligopéptidos están asociadas a la forma hereditaria de las enfermedades
priónicas.
El origen de las esporádicas es desconocido y las transmisibles se dan,
generalmente, de forma accidental.
En seres humanos, las enfermedades priónicas se pueden clasificar de la
siguiente manera:
A) Esporádicas:
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jackob: Clásica, Variante de
Heidenhain, Variante de Brownell-Oppenheimer,
Panencefalopatía.
B) Adquiridas:
 Kuru
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jackob iatrogénica: Hormona de
crecimiento, Gonadotropina, Transplante de córnea, Electrodos
de EEG de implantación directa, Implante de duramade,
Neurocirugía.
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob variante
C) Familiares
 Enfermedad de Cruetzfelt-Jakob Familiar
 Síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker
 Insomnio familiar fatal
 Enfermedades priónicas atípicas (Rubio y Verdecia, 2009)
Creutzfeldt-Jakob:
En cuanto a la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, existen distintas formas,
como se evidencia en la lista anterior. Entre los años 1993 a 2002, se realizó una
investigación en Europa, Australia y Canadá, obteniendo como resultado lo
siguiente: 4,441 casos de ECJ, de los cuales 3,720 eras casos esporádicos, 455
hereditarios, 138 iatrogénicos y 128 variantes (la mayoría de estas se presentó
en el Reino Unido). (Yescas-Gómez, et al., 2008). De manera general, esta
enfermedad presenta deterioro mental, trastornos cognoscitivos, pérdida de la
memoria y delirio. A continuación, se presenta una descripción de cada uno de
los tipos de ECJ:
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob esporádica (ECJe): esta es la forma
más común de las enfermedades priónicas. El fenotipo es variable, sin
embargo, se caracteriza por una demencia rápidamente progresiva que
lleva a la muerte en menos de un año del inicio. Está enfermedad se
presenta en una edad media de 61.5 ± 9.7 años, y dura
aproximadamente, 7.6 meses. Inicialmente se da una fase prodrómica,
seguida de un déficit cognitivo, alteraciones del sueño y la conducta. Con
el tiempo, aparecen síntomas piramidales y extrapiramidales, ataxia,
alteraciones visuales y mioclonía. Finalmente, el paciente cursa un estado
de mutismo acinético y luego la muerte. En cuanto a la genética de esta
enfermedad, se puede decir que, según estudios, todos los casos poseen
PrPSc positiva por inmunotransferencia, sin mutaciones patogénicas en el
gen PRNP, con una historia familiar negativa y sin exposición a
contaminantes por priones. Se encontró que la ECJes tiene dos tipos de
PrPSc, con distintas propiedades fisicoquímicas asociadas a distintos
fenotipos. En el fenotipo, se observó, también la influencia de
polimorfismo MV en el codón 129, y se propuso la división de ECJes en
seis variantes, según criterios moleculares. La etiología de esta
enfermedad se desconoce, pero se cree que puede estar asociada a
mutaciones somáticas en el gen PRNP. (Yescas-Gómez, et al., 2008)
 Variante de Heidenhain: se caracteriza por cambios en el
comportamiento, disfunción cortical alta y alteraciones visuales.
 Variante de Brownell-Oppenheimer: presenta signos de alteración
cerebelosa.
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob iatrogénica (ECJi): Como su nombre lo
indica, esta es la transmisión accidental de ECJ a humanos. El primer
caso se dio en 1974, como resultado de un trasplante de córnea, también
se han dado casos por implantación de electrodos encefalográficos
contaminados o en intervenciones quirúrgicas en las cuales se utilizan
instrumentos contaminados, por trasplantes de duramadre, y
administración por hormona de crecimiento y gonadotropina humanas
preparadas de hipófisis (la mayoría de estos se dan en la niñez).
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob nueva variante (ECJv): Esta forma de la
enfermedad es la única que atraviesa la barrera de las especies, de
bovinos a humanos. El agente infeccioso es un prión BSE (bovine
spongiform encephalopathy) y se presenta en homocigotos para
metionina en el codón 129 que tienen el tipo dos de PrPSc 42.
Presenta características particulares:
- Pacientes jóvenes
- Inicio con síntomas psiquiátricos
- Curso prolongado
- Ausencia de complejos periódicos en el EEG
- Lesiones anatomopatológicas distintas (Enfermedades
priónicas, 2013)
Esta variante es transmisible mediante transfusiones sanguíneas y la
infección es más lenta en heterocigotos. También se ha descubierto que
los heterocigotos podrían tener la infección subclínica, por lo que ese
debe asumir que existe un número de portadores asintomáticos; se estima
que hay 237 casos asintomáticos por millón de personas. Debido a esta
característica, se resalta la importancia de encontrar una prueba
presintomática. Suele iniciar a una edad temprana, entre los 19-39 años,
tiene una duración entre 7.5-22 meses, y un período de incubación que
podría durar décadas. Como se mencionó anteriormente, al inicio de la
enfermedad se presentan alteraciones psiquiátricas y ataxia, más
adelante se produce una demencia. En el cerebro del paciente se
observan placas floridas de amiloide, formados con PrP rodeadas por
vacuolas (vacuolización del neuroplio en la sustancia gris). Hay atrofia
cerebral y cerebelosa, disminución de la población neuronal, astocitosis y
ausencia de infiltrado inflamatorio.
 Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob familiar (ECJf): Se da en grupos
familiares, los principales estudios se han llevado a cabo entre grupos de
hermanos y sigue una herencia autosómica dominante. En estos casos, la
mutación más común es la E200K. Está mutación implica una sustitución
de glutamato por lisina en el codón 200. Se maneja que la clínica de esta
enfermedad es indistinguible, in embargo, según Rubio y Verdecia (2009),
se caracteriza por una perdida temprana de la memoria, confusión y
demencia, acompañadas signos piramidales y extrapiramidales, ataxia,
mioclonias y oftalmoplejia supranuclear y neuropatía periférica
desmielinizante. En el fenotipo puede influir el polimorfismo en el codón
129. Está enfermedad predomina en Eslovaquia, Chile e Italia, al igual
que en poblaciones de libaneses y de judíos de Túnez. En 1992, se
descubrió que si en un mismo cromosoma, estaba la mutación asp-178-
asn y el alelo V129, se producía ECJf, pero, si la mutación se daba con
M129, se producía insomnio familiar fatal.
Síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker (SGSS):
Esta enfermedad fue descrita por primera vez en 1936 como “una curiosa
enfermedad heredofamiliar del sistema nervioso central en una mujer joven
adulta” (Yescas-Gómez, et al, 2008). Más adelante, se demostró que esta
enfermedad puede transmitirse a primates no humanos. La enfermedad se
hereda de forma autosómica dominante, tiene una incidencia menor a 2 por 100
millones, inicia entre los 40-60 años y dura, aproximadamente, 5 años.
Un paciente con SGSS presenta una ataxia grave acompañada de
paraparesia espástica, seguida de alteraciones cognitivas y signos piramidales y
extrapiramidales. Este síndrome, se caracteriza por la presencia de placas PrP
multicéntricas ampliamente distribuidas que varían entre las familias. Estas
placas son inmunorreactivas a los anticuerpos anti PrP humanos. El deposito
amiloide se encuentra en el cerebro, pero puede presentarse en corteza
cerebelosa. La isofroma épsilon de la proteína 14-3-3 es un componente de
estos depósitos amiloides, y se asocia a los cambios neuropatológicos de esta
enfermedad. El componente más importante del amiloide es un fragmento que
comprende los residuos 82-146, que al sintetizarse como un péptido forma
fibrillas amiloides. Pueden encontrarse, también, cambios neuríticos,
proliferación glial y marañas de neurofibrillas (idénticas a las de Alzheimer) en
corteza cerebral. Generalmente, se presenta una mutación en el gen 102, donde
se da un cambio de prolina a leucina.
Insomnio familiar fatal:
Se trata de una enfermedad con progreso rápido que presenta un
insomnio incurable, disautonomía y signos motores. Fue descrita por primera vez
en 1986, mostrando atrofia cerebelosa selectiva de los núcleos talámicos
anteroventral y medio dorsal. Por lo tanto, se considera como una degeneración
tálamo-olivar con cambios corticales leves. La enfermedad comienza entre los
20-71 años, con una media de 49, y puede presentar un curso corto, de 6-13
meses o un curso largo de 24-28 meses.
En cuanto a la clínica, presenta: insomnio, disautonomía (aumento de la
sudoración y salivación), constipación, impotencia, hipertensión, impotencia,
taquicardia, taquipnea, fiebre, disartria, ataxia, signos piramidales y mioclonías, y
al final, déficit de atención y memoria. A pesar de este cuadro clínico, muchas
funciones intelectuales complejas se preservan. Suele deberse a una mutación
en PRNP en el codón 178, donde se cambia metionina y valina, sin embargo,
hay casos que no presentan mutación en el gen de la proteína prion. (Yescas-
Gómez, et al., 2008)
Kuru:
El término kuru, significa “temblor, con frío y fiebre”, y esta enfermedad se
dio, inicialmente por la ingesta de tejidos cerebrales de personas fallecidas, una
práctica realizada por tribus en Papúa de Nueva Guinea. Está enfermedad tiene
un periodo de incubación de hasta 30 años, y una duración de aproximadamente
12 meses. Su clínica se divide en tres etapas:
- Fase ambulatoria: aparece el temblor y perdida de la coordinación de
movimientos.
- Fase sedentaria: presenta incapacidas para deambular, ataxia, temblores
fuertes, depresión, labilidad emocional y bradipsiquia.
- Fase terminal: la persona no puede sentarse, hay ataxia severa, temblores,
disfagia, incontinencia urinaria y fecal. (Rubio y Verdecia, 2009)
E. Diagnóstico
Diagnóstico pre-sintomático o predictivo:
Yescas-Gómez et al (2008), describen este diagnóstico como “el uso de
pruebas genéticas en personas asintomáticas para predecir futuros riesgos de
padecer una enfermedad.” Si bien es cierto, no existe un tratamiento preventivo, ni
curativo, para estas enfermedades de inicio tardío, pero, la importancia de un
diagnóstico presintomático radica en el simple hecho de saber si una persona que
está en riesgo va a padecer la enfermedad, para planificación familiar, y para saber
si los hijos de dicha persona estarán o no en riesgo.
Sin embargo, este tipo de pruebas presentan una serie de consideraciones
éticas, debido a que no son tratables, ni curables, el paciente puede desarrollar
sentimientos de culpa, depresión o ansiedad, o ser víctimas de discriminación. A
pesar de esto, un diagnóstico predictivo es de gran utilidad, por ejemplo, en el caso
de ECJv, debido a su carácter infeccioso. (Yescas-Gómez, et al, 2008)
En cuanto al diagnóstico de las enfermedades priónicas, existe una variedad de
pruebas diagnósticas posibles, no obstante, se recomienda una combinación de
RM cerebral, EEG, proteína 14-3-3 en LCR, y secuenciación del gen PRNP.
A continuación, se detallan las posibles pruebas diagnósticas:
1. Análisis de sangre: no muestran alteraciones relevantes, solamente un leve
aumento de las transaminasas, en un 1/3 de los casos de ECJ. Sin embargo, son
de gran utilidad al momento de descartar otras patologías.
2. Análisis de líquido cefalorraquídeo: estos presentan, solamente una ligera
hiperproteinorraquia, pero son esenciales para el diagnóstico diferencial. Una
herramienta importante en este tipo de análisis es la detección de proteína 14-3-3,
siendo este proceso particularmente útil para la detección de ECJe clásica.
3. Análisis del gen PRNP: con esta prueba, se pretende anaizar la secuenciación de
la región codificante del gen PRNP, para detectar mutaciones patogénicas y
polimorfismos.
4. Estudios neurofisiológicos: El uso del EEG como herramienta diagnóstica es de
gran relevancia, su utilidad depende de la EET que se presente, y de la fase de la
enfermedad.
5. Estudios de imagen:
- Tomografía computarizada (TC) cerebral: puede mostrar atrofia cerebral.
- Resonancia magnética (RM) cerebral: es particularmente útil para el
diagnóstico de ECJe (donde muestra lesiones en la sustancia blanca), y ECJv.
- Tomografía por emisión de positrones (PET) y la tomografía computarizada
por emisión de fotón único (SPECT): útiles para las formas talámicas.
6. Biopsia de amígdala palatina: detecta PrPSc en pacientes con ECJv.
(Enfermedades priónicas, 2013)
Características diagnósticas de algunas EET:
 ECJe: Según la OMS, el diagnostico se hace mediante la presencia de ondas
trifásicas periódicas en el electrocardiograma, ya que estas se presentan en 2/3 de
todos los casos. Puede utilizarse la presencia de la proteína 14-3-3 en LCR, sin
embargo, esta también se encuentra elevada en otras patologías. De igual manera,
el diagnóstico puede realizarse haciendo uso de resonancia magnética, mediante
cambios de señales corticales en la difusión.
 ECJf: El diagnóstico para esta enfermedad no es algo sencillo, y puede confundirse
con Alzheimer, Huntington, Pick, ECJ y síndrome de Grestmann-Sträussler-
Scheinker.
 Insomnio familiar fatal: se requiere de un estudio polisomográfico. (Yescas-Gómez,
et al, 2008)
F. Tratamiento
En la actualidad, según estudios realizados por los científicos del campus de la
Florida del Instituto de Investigación Scripps (TSRI), se han identificado por primera
vez un par de medicamentos ya aprobados para uso humano que muestran
actividad anti-priónica y son dos compuestos que ya se han comercializado como
ser tacrolimus, que es un inmunosupresor ampliamente utilizado en el trasplante de
órganos y en este caso, reduce los niveles de PrP celular total por un mecanismo
no transcripcional.; y astemizole que es un antihistamínico el cual puede cruzar la
barrera hematoencefálica y estimular la autofagia que evita la neurodegeneración.
(Karapetyan et al., 2013) Pero es muy problemático el desarrollo de un tratamiento
que cure estas enfermedades debido a una serie de dificultades que incluyen: la
rareza del caso, la variabilidad del cuadro clínico y la ausencia de pruebas
preclínicas. (Enfermedades priónicas, 2013)
Al no haber un medicamento que funcione como tratamiento efectivo contra la
conversión de proteína PrPC en PrPSc, la comunidad científica está dirigiendo sus
esfuerzos para encontrar un medicamento que cumpla con el principio
farmacológico de impedir la conversión. Por mientras se encuentra dicho
medicamento, se han utilizado diversos tipos de fármacos ya conocidos en el
tratamiento de enfermedades neurológicas, como ser los derivados de la
quinacrina, un antimalárico que actúan desestabilizando los rafts; y la
clorpromazina que tiene diversos efectos en el sistema nervioso y es utilizado para
el tratamiento de la esquizofrenia,. (Rubio y Verdecia, 2009)
Paramithiotis, et al (2003) describen investigaciones realizadas por la
Universidad de Toronto y Caprion Pharmaceuticals, que han dilucidado un camino
que puede llevar a una vacuna que posteriormente podría dar un tratamiento
efectivo para las enfermedades priónicas. Se han encontrado anticuerpos
monoclonales anti-PrP que reconocen una cadena lateral que únicamente se
encuentra en la forma patogénica de la proteína PrP, estimulando la respuesta
inmune contra esas proteínas, dejando sin ningún tipo de daño las proteínas
normales.
Entre las ideas para el tratamiento se encuentra el uso de secuencias
polipeptídicas hechas a medida, dichas secuencias de aminoácidos ayudan a evitar
que se acumulen los priones. Además, está la idea de usar la terapia génica con el
fin de inhibir el gen que codifica para la proteína patógena.
Cabe mencionar que en las pruebas con las drogas mencionadas y anticuerpos
monoclonales se han probado la amantadina y su mecanismo de acción va
orientado a inactivar o degradar la PrPSc; los esteroides que regulan el metabolismo
de las proteínas; el interferón, cuya función es señalizar las proteínas PrPSc para
activar la respuesta inmune e interferir en la replicación del virus; el aciclovir que
detiene la propagación del virus, diversos agentes antivirales y antibióticos; sin
embargo, no se ha demostrado su eficacia. (Rubio y Verdecia, 2009)
Entre otros tratamientos empleados o en fase experimental, podemos encontrar
los que van dirigidos a evitar la expresión del gen PRNP, donde mediante lentivirus
se le introduce a la neurona los ARN de interferencia que silencian la expresión del
gen en fase postranscripcional. Podemos encontrar los tratamientos que van
dirigidos a evitar la conversión de PrPC a PrPSc, mediante anticuerpos y fragmentos
F(ab) que suprimen la replicación de los priones. También están los tratamientos
que van dirigidos a prevenir los efectos neurotóxicos de la PrP Sc, con la flupirtina
que atenúa la hiperexcitabilidad neuronal y parece tener propiedades
neuroprotectoras ya que disminuye la exocitoxicidad inducida por el glutamato. A
pesar de todos los tratamientos alternativos que hay, no se han observado cambios
significativos en el mejoramiento del cuadro clínico y se produjeron efectos
secundarios relevantes como ser la urticaria, hemorragias digestivas y debilidad.
(Enfermedades priónicas, 2013)

G. Registro en Honduras
No se han registrado casos de encefalopatías espongiformes
transmisibles, más que un caso sospechoso de una paciente de 56 años, quien
evolucionó con el cuadro clásico de demencia rápidamente progresiva,
alteraciones visuales, espasticidad, ataxia. Los estudios de sangre y LCR fueron
normales y la IRM mostró atrofia cerebral. La paciente falleció a los 6 meses de
inicio de la enfermedad y no fue posible realizar la autopsia. (Medina, Sánchez,
Durón y Bu, 1998)

Conclusiones
1. Las enfermedades priónicas o encefalopatías espongiformes transmisibles
(EET) son padecimientos neurodegenerativos incurables que conducen a la
muerte inevitablemente. Una característica particular de estas enfermedades es
que son familiares, esporádicas o adquiridas. Es notable que el periodo de
tiempo entre la exposición al agente infeccioso y la manifestación de los
síntomas puede alcanzar incluso décadas; y esta manifiesta un declive
progresivo de las funciones cognitivas y motoras.
2. En base a características históricas, las enfermedades priónicas, en humanos,
se han clasificado en: esporádicas, hereditarias y transmisibles. Esta
clasificación hace que los padecimientos priónicos sean distintos a otros
padecimientos neurodegenerativos.
3. Para realizar el diagnóstico de una EET, existe una variedad de pruebas
diagnósticas posibles, se recomienda una combinación de RM cerebral, EEG,
proteína 14-3-3 en LCR, y secuenciación del gen PRNP.
4.

Referencias Bibliográficas
1. Enfermedades priónicas o encefalopatías espongiformes transmisibles (EET).
(2013). NeuroWikia. Recuperado 29 de marzo de 2018, a partir de
http://www.neurowikia.es/content/enfermedades-pri%C3%B3nicas
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