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SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN ACADÉMICA 1

Criterios de calificación TA3


201801
Integrantes:

1. Espinoza Molina, Yanela Alexandra 2. Espinoza Zavala, Victor Lucio


3. García Altamirano, Alejandra Lizbeth 4. Quilla Yapu, Estefany Jazmin
5. Roncal Vargas, Andrea

Tema: Exclusión a la mujer - Machismo

Pregunta de investigación: ¿Cómo el machismo en el Perú, en los últimos 20 años, ha


contribuido a la discriminación de las mujeres?
Estado de la cuestión sobre cómo el machismo en el Perú ha contribuido a la
discriminación de las mujeres en los últimos 20 años

El machismo en el Perú en los últimos 20 años ha contribuido a la discriminación de las


mujeres, ya que es un tema muy controversial, el cual se refleja en la sociedad a diario
manifestándose de diversas maneras. El machismo influye en el comportamiento de todos,
ya sea en el de los hombres, como también en el de las mujeres. Como evidencia de ello, el
trabajador social Antonio García Domínguez (2010) agrega lo siguiente con respecto al
machismo:

“Actúa además como un pre-aprendizaje, invisible en muchos aspectos pero del


que echaremos mano a lo largo de nuestra vida adulta (...).Y ello nos hace estar
muy mal preparados para gestionar nuestra vida de forma integral, positiva y
madura.”

(García ,2010)

De la cita anterior, el autor nos da a entender que el machismo va determinando la


conducta de una forma inadecuada, debido a que se está acostumbrado a una forma de vida
errónea, la cual se ve normal para socializar.

Además, el machismo es originado por causa del prejuicio social. Según Sánchez (2012),
este aspecto está ligado a muchos factores, se puede considerar como un modo de
patriarcado en el cual el hombre poseerá el control y autoridad, por ello, la mujer adoptará
un aspecto sumiso. También, como indica la autora, se puede entender que el pensamiento
del hombre machista es que mientras este sea más impulsivo, se hará más “macho”.

En el caso de los hombres, el pensamiento empadronador genera que se expresen de


manera impulsiva ante la sociedad o su familia.

En primer lugar, al asumir este pensamiento, comienzan a actuar de manera agresiva. Como
evidencia de ello, el psicólogo Octavio Giraldo Neira señala que el hombre, al asumir este
comportamiento, se presenta hacia la sociedad y su familia con la frase en la que él se
denomina el “verdadero macho”, en la cual su característica esencial es la de presentar su
heterosexualidad y su agresividad. Tomando en cuenta la segunda característica, se observa
que el varón piensa que debe actuar de manera agresiva para así lograr forjar una imagen
dominante ante los otros hombres y su mujer. Asimismo, se le considera más “macho” al
tener más conquistas o más mujeres, hay casos en los cuales el hombre casado tiene una o
varias amantes, pero debido a la influencia del machismo, la esposa acepta dicha realidad,
como indica el autor en la siguiente cita:

“Un verdadero macho no puede tolerar que su mujer le pegue o ni siquiera que no le
obedezca. (…) Si su esposa se atreve a mostrar cierta independencia o le amenaza
delante de otro hombre, él debe pegarle a fin de no perder el prestigio ante sus amigos.
(…) Los celos del macho junto con su agresividad explican el fenómeno de golpear
y aun cometer homicidio con la mujer infiel. Esta conducta violenta del hombre no
es aprobada (sic) pero en cierto modo se le espera y se la “comprende”.”
(Giraldo, 1972)

De este modo, Giraldo en la cita anterior expresa que el hombre no debe dejar que su mujer
demuestre independencia pues esto afectaría a su reputación, Esta manera de pensar, trae
como consecuencia una idea de superioridad, lo que más adelante se manifestará como actos
de discriminación hacia la mujer.
De modo similar, el autor menciona que el sistema machista afecta a lo que él denomina “Las
4 emociones básicas”, las cuales son: alegría, tristeza, miedo y rabia. Los dos primeros
sentimientos son los que nunca deben exponerse ante la sociedad pero al hacer esto según la
psicoterapeuta Carmen Gonzales tanto la tristeza como la alegría se convierte a largo plazo
en un resentimiento que se refleja en amargura lo que generará que actúa de manera
impulsiva.
En segundo lugar, los hombres buscan tener control sobre la mujer, por lo que esta adopta el
papel de sumisa. Por ejemplo, la mujer como objeto de explotación, el escritor Víctor Julio
Ortecho Villena indica lo siguiente:

¨En las relaciones matrimoniales o de convivencia, históricamente han existido


subordinación de la mujer, es decir de explotación por parte del hombre, bajo la idea
que el hombre era el que trabaja y la mujer únicamente realizaba las tareas
domésticas (se presenta mayormente como un estereotipo de la mujer).A propósito
de este fenómeno, cuando Federico Engels, el gran colaborador de Karl Marx (...)
sostuvo que en el hogar, la mujer era la proletaria y el hombre el burgués.¨
(Ortecho, 2015)

Como se puede apreciar en el texto, el autor indica que la mujer debía seguir ciertos
estereotipos, realizando solamente las tareas de casa sin poder trabajar; considerándose así
a la mujer como objeto.
En el caso de las mujeres, el machismo ha generado una actitud sumisa, lo cual se debe al
dominio o imposición del varón. La mujer adopta este comportamiento debido a las ideas
patriarcales que ha ido recibiendo desde su niñez, pero esto no responde a la incógnita de por
qué no cambia su manera de vida; para responder esta interrogante, el psicólogo Octavio
Giraldo menciona lo siguiente:

La mayoría de los papeles asignados culturalmente a la mujer están concebidos de


modo que contrastan con la superioridad del varón. (…) Las mujeres no solamente
son sumisas de hecho (sic) sino que además quieren desempeñar este papel. (…) Se
espera que las mujeres sean social y sexualmente pasivas de tal manera que sean
conquistadas y no conquistadoras.”
(Giraldo, 1972, p. 314)

De acuerdo con Giraldo, tradicional y culturalmente el machismo impone de una manera


social que la mujer sea sumisa, esta costumbre muchas veces se lleva a cabo ya que las
mismas mujeres quieren ser sumisas, debido a que el machismo influye mucho en su
comportamiento. De la misma manera, se puede entender el comportamiento femenino
gracias a la gran influencia que ejerce los pensamientos religiosos, entre esas ideas, el que
más se relaciona con las mujeres de sociedad latinoamericana y peruana es el marianismo.
A partir de esto, la socióloga Jimena Sánchez indica lo siguiente:

(...) se presenta la imagen de la mujer ideal y cómo debe ser su comportamiento


que supone humildad y sacrificio; debe ser complaciente con su marido y sumisa a
las exigencias de los hombres, ya sean esposo, hijos, padres o hermanos. El
mandato también supone la castidad femenina. El marianismo manda a la mujer
aceptar la infidelidad del marido según la previsión y la norma del machismo. En
contraposición a esta ”mujer ideal”, se encontraría la “mujer mala”
(Sánchez, 2012, p. 26)

En consecuencia, en la cita anterior, Sánchez menciona que por tradición y costumbre el


marianismo ha tenido y tiene influencia en la percepción del mundo que el varón es superior
a la mujer. Por ello, esta debe aceptar y complacer todas las exigencias del hombre, incluso
aceptar infidelidades.

La sociedad es un factor importante en nuestra forma de ver al machismo. Vivimos en una


sociedad en la que la discriminación a la mujer se ha normalizado, según Roxana Vasquez
(2015), no se trata de algo excepcional y que solo ocurra en hogares con hombres violentos,
sino de algo rutinario, de una costumbre. Además, la discriminación a la mujer también es
tolerada, como señala Beatriz Oblitas (2009):

Los estudios disponibles señalan que la persistencia de la violencia y la


discriminación contra la mujer son favorecidas por la tolerancia social. Una sociedad
que en el discurso castiga estas expresiones pero que en la realidad se muestra
indiferente, válida, mantiene y reproduce situaciones de violencia que favorece la
inequidad de género en el espacio público y privado. (p. 302)

De acuerdo con esto, Octavio Giraldo (1972) señala que la conducta violenta del hombre no
es aprobada, pero se espera y se “comprende” (p. 298)

La sociedad también ha definido un modelo de varón y mujer, ya conocemos las


características que debe tener el verdadero “macho” y la mujer “buena”, esto no sería así de
no existir una sociedad que presione a sus varones y mujeres a seguir este modelo. Norma
Fuller (1998) expresa que, según el sistema de género mediterráneo, los hombres actúan
mediante las relaciones sociales fuera del hogar y las mujeres dentro de él. La sociedad juzga
en base a estas “reglas morales”, perjudicando a la mujer, puesto que ella no debería cometer
ningún error; mientras que, si el hombre comete un error, él no sería juzgado. Esto le da al
hombre cierto control sobre la mujer, obligándola a seguir reglas que él mismo no estaría
dispuesto a seguir.

La sociedad no solo presiona a la mujer, puesto que el modelo a seguir no solo es para ellas.
Los varones deben de cumplir con requisitos como: ser fuertes, fundar una familia y ejercer
autoridad. Existen hombres que presentan dificultades para lograrlo, por lo cual son
marginados y etiquetados como “poco masculinos”. En cambio, los que llegan a cumplir
estos objetivos ganan prestigio y gozan de mejores posiciones en relación con las mujeres y
otros hombres. Ello demuestra que la masculinidad es sometida a un proceso continuo de
redefinición y crítica. (Fuller, 2012)

Otro impacto que ha generado este problema en nuestro país en estos últimos 20 años es la
interiorización del machismo en nuestras raíces con el fin de discriminar a las mujeres. En
primer lugar, uno de los factores es el machismo se inicia desde la crianza. El machismo se
origina en el núcleo familiar, cuando el Padre define patrones a sus hijos de cómo deben ser
o comportarse dependiendo de su sexualidad (masculino o femenino). Es decir, que desde
pequeños a los a niños se los obliga a tener comportamientos como el de ser fuerte y no llorar
para poder ser nombrado un verdadero hombre frente a la sociedad. Mientras tanto, las niñas
reciben un cuidado especial como el no jugar fútbol, ya que es considerado un deporte solo
para hombres o el deber de atender a sus hermanos, lo cual refleja que ellas son frágiles y
necesitan ser cuidadas por sus hermanos. Estos patrones generan en los hombres un
sentimiento de dominio y superioridad mientras las mujeres adoptan el sentimiento de
debilidad y el de ser sumisas. También, las madres son marchistas al aceptar estos patrones
en los procesos de crianza. Por ejemplo, cuando no permiten que los hijos realizan tareas del
hogar como limpiar, ya que para ella esas actividades sólo pueden ser realizadas por las
mujeres o cuando se le obliga a las hijas a atender a sus hermanos. En segundo lugar, el factor
del machismo es algo firmemente establecido y, por lo tanto, difícil de remover. El
machismo es un grupo de pensamientos, actitudes, hechos y costumbres que genera que los
varones se sientan superiores al sexo opuesto. En los últimos 20 años, se trata de implantar
un modo de vida como el único posible bajo el patriarcado (Compte y Oreiro, 2000), la
estructura patriarcal genera condiciones objetivas y subjetivas. Es decir, los varones agreden
a su pareja. Los casos más frecuentados por la que haya sido la agresión hacia las mujeres
han sido: el poder del dinero, el don de mando y la voz de imposición del varón; y el no saber
dialogar más que a golpes. Sin embargo, para el hombre, el machismo es parte de su
identidad. En otras palabras, le han considerado al hombre un ser superior más que la mujer
desde niño, estos consideran que cada cual tiene un papel, diferente y no comparable. Para
los hombres, seguir con estos patrones también es difícil al comienzo, pero llegan aceptar
debido a la presión de la sociedad de convertirse en un hombre de verdad. Es decir, para ser
considerado un verdadero hombre tiene que tener una familia, ya que cumple con los
requisitos de ser un hombre activo sexualmente por tener hijos y ejercer autoridad al ser el
principal sustento del hogar.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Commented [RD1]: En APA se utiliza este término (no
bibliografía, no fuentes)

Giraldo. O. (1972). El machismo como fenómeno psicocultural. Revista Latinoamericana Commented [p(DRD2R1]: Recuerden presentar (en orden
alfabético por apellido del autor) todas las fuentes citadas en el
de Psicología, 4 (3), 295-309. Recuperado de: documento.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80540302 [Consulta: 7 de abril del 2018]

Oblitas, B. (2009) Machismo y violencia contra la mujer. Investigaciones Sociales, 13 (23),


301-322. Recuperado de:
http://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/sociales/article/view/7235/6363
[Consulta: 7 de abril de 2018]

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