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El Machismo

Para poder empezar, primero tenemos que saber qué es lo que la palabra machismo significa.
Machismo, (según la Real Academia Española) es la actitud de prepotencia que tienen los
hombres hacia las mujeres de forma ofensiva y/o agresiva.

A lo largo de los años, el machismo se ha reflejado en muchos actos sociales, como la negación
de voto político o democrático; y hasta el día de hoy, en algunos países, a las mujeres que
cometieron adulterio se les castiga con pena de muerte, sin embargo, a los varones no.

Según mi punto de vista, de lo que pude aclarar sobre el significado del machismo en mis dos
párrafos anteriores, pienso que tanto los hombres y las mujeres deben ser respetados por igual,
todos tenemos los mismos derechos y las mismas oportunidades. Este tema es algo muy
discutido durante estos últimos años, ya que al igual que yo, muchas más mujeres jóvenes
coincidimos en que la mujer es un ser valioso, y no lo digo por el simple hecho de ser mujer, sino
del porque en la vida, la mujer cumple un papel muy importante, sin dudar, puedo decir que un
hombre que no tenga a una mujer a su lado va a sentir que le falta algo indispensable. La mujer
es esa persona preocupada, amorosa, trabajadora, una persona que va a tratar de salir adelante
pese a todas las dificultades que puedan aparecer en su camino.

El machismo tiene la idea que la mentalidad de que la mujer debe tener una actitud de sumisión
hacia el hombre se manifiesta de diferentes maneras, por ejemplo, con actitudes y
comportamientos de menosprecio, control. En algunas ocasiones, se manifiesta en agresiones
físicas y psicológicas y se conoce como violencia de género.

¿Qué podemos entender de violencia de género? Otro tema que va ligado al machismo. Se
entiende por violencia de género cualquier acto violento o agresión, basados en una situación
de desigualdad de un sistema de relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres
que tenga o pueda tener como consecuencia un daño físico, sexual o psicológico. El concepto
"violencia de género" da nombre a un problema, que incluso hace poco, formaba parte de la
vida personal de las personas; era considerado un asunto de familia que no debía trascender de
puertas para fuera y, por lo tanto, en el que no se debía intervenir.

Este es otro punto muy importante del que podemos discutir. Ninguna persona merece ser
golpeada o agredida de forma física, verbal o psicológicamente, mucho menos las mujeres. Con
el paso del tiempo, se han tomado medidas para aquellas personas que han abusado de este
tipo de violencia, y es algo que muchos debemos de tener en cuenta, ya que no es un juego, el
golpe no es algo que solamente pueda pasar una vez, puede pasar dos o más veces, y si es que
nosotras no le ponemos un paro a esto, seguirá y seguirá hasta que pueda acabar con nuestras
vidas.

Como ya lo mencioné anteriormente, el machismo es un conjunto de creencias, prácticas


sociales, conductas y actitudes que promueven la negación de la mujer como sujeto en ámbitos
diversos. Existen distintos tipos de machismo en diferentes ámbitos:

 Ámbito familiar: En este tipo de familias los hombres tienen más libertades, derechos y
beneficios mientras que las mujeres tienen más obligaciones y restricciones.
 Ámbito sexual: Aquí el machismo se expresa negando la existencia del deseo femenino
y ubicando a la mujer en el lugar de sujeto pasivo u objeto.
 Ámbito económico: En el ámbito económico, tanto si un hombre está interviniendo en
el manejo del dinero de su pareja femenina como si un empleador está dando un salario
inferior a una mujer, podemos decir que está incurriendo en un acto machista.
 Ámbito histórico: Encontramos actos machistas cuando se ocultan las acciones de
mujeres de todas las clases y sus participaciones en la política.
 Ámbito intelectual: Cuando alguien no duda en considerar la idea de que las mujeres
son menos aptas para realizar análisis lógicos y matemáticos.
 Ámbito legislativo: En el área legislativa podemos ver que en algunos países no existen
leyes que reconozcan a las mujeres como ciudadanos de derecho y las protejan de
maltratos.
 Ámbito anatómico: En el área anatómica podemos ver actos machistas cuando se utiliza
la fuerza física masculina para dominar a la mujer.
 Ámbito lingüístico: En los casos en que el lenguaje no reconoce a la mujer o la suprime
podemos hablar de machismo lingüístico.

El machismo viene de hace muchísimo tiempo. Podemos encontrar las raíces del machismo en
las sociedades primitivas que se dedicaban a la caza tanto hombres como mujeres tenían
designadas tareas específicas, en este tipo de poblaciones podemos ver que se relaciona al
hombre con el exterior y a la mujer con el hogar, esto comenzó en ese momento tribal. Los
hombres debían salir a cazar y las mujeres debían encargarse de las tareas del hogar, pastoreo,
y cuidar a la descendencia. Dando a estas últimas tareas de una importancia inferior, que viene
a coincidir con el rol pasivo que ostentaba la mujer.

En muchos países, las leyes establecen la igualdad de géneros y se castiga cualquier tipo de
discriminación, entre otros casos, por motivos de género. Así lo recoge también la Declaración
Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados
en esta Declaración, sin distinción alguna de sexo”.

El machismo es uno de los mayores problemas de nuestra sociedad actual, ya que la mayoría de
las veces es el causante de la violencia contra las mujeres. Podríamos pensar que esta actitud es
propia de personas mayores, o de sociedades o épocas diferentes. Sin embargo, nuestra cultura
sigue transmitiendo unos estereotipos basados en el género. Aunque hemos avanzado mucho
en el tema de la igualdad, por desgracia el machismo es una realidad bastante extendida entre
los adolescentes.

La adolescencia es un periodo clave para la formación de la personalidad. Son unos años


complicados, tanto para los padres como para los hijos, en los que los jóvenes fijan su identidad
y carácter. Por este motivo es tan importante guiarles con cuidado, pero con firmeza en esta
etapa. Y esto implica también corregir cualquier actitud negativa, especialmente si va contra los
derechos humanos, como el machismo. Determinadas actitudes o formas de pensar, que en
principio parecen inofensivas, pueden derivar en comportamientos machistas.

Esta última década se ha convertido en la era de las guerras por las ideologías sociales. El
machismo ha sido uno de los movimientos más criticados y desafiados, dándonos cuenta que a
pesar de lo mucho que han cambiado nuestras sociedades, la figura conservativa de la
supremacía de todo lo masculino aún está en nuestras vidas. Lo cierto es que esta ideología es
sumamente negativa y dañina no solo para mujeres, sino también para los hombres. El
machismo no solo domina y obliga a la mujer a mostrarse como débil y sumisa ante el hombre,
sino que plantea que el mismo sea capaz de llegar a un poder social e intelectual de los cuales
no todos los hombres son capaces en la realidad.

¿Cómo es que el machismo daña nuestra sociedad? Porque nos encierra a todos en un solo
molde. Enseña a hombres y a mujeres a pensar de una determinada manera, y aunque podamos
pensar que los hombres gozan de más libertades, todo cambia cuando se les obliga a ser el
sustento de la casa y se les enseña a los niños a no mostrar emociones porque no es “cosa de
hombres”. El resultado son hombres reprimidos y con diversos problemas psicológicos. A las
niñas, por su parte, se les enseña a ser sumisas y enfocarse en un físico diseñado para el placer
masculino, que luego de no ser logrado causa problemas como la depresión y los trastornos
alimenticios. Más concretamente: para el machismo no son seres humanos, son solo mujeres.

La sociedad, la cultura, la familia, la escuela, los medios de comunicación, van dando mensajes
sobre lo que debe ser un “verdadero hombre”. Así los varones, en su proceso de socialización,
van construyendo su masculinidad impregnada, muchas veces, de esta ideología machista. El
problema con este tipo de creencia es que nos puede conducir a la violencia de género.

El 90% de los hombres son asesinados por hombres, el 95% de las mujeres, también. De
cada 3 mujeres en el mundo, 1 sufre o ha sufrido violencia por parte de un hombre.

Pero, ¿por qué los hombres se sienten superiores a las mujeres? Cuando revisamos la historia
de la humanidad vemos que a lo largo de los siglos el papel de los hombres ha tenido mayor
reconocimiento y protagonismo. Ellos eran los proveedores y protectores del clan: cazaban,
pescaban, se enfrentaban a los animales para mantener al grupo; su vida se caracterizaba por la
lucha permanente. En la medida que conquistaban y dominaban la naturaleza iban asumiendo
mayor liderazgo, y, aunque las mujeres también descubrían y domesticaban su entorno (muchas
descubrían plantas medicinales para curar y salvar al clan, por ejemplo), este papel nunca se ha
destacado ni reconocido. Así, fue quedándose instalada en la sociedad la idea de que los
hombres eran los fuertes, valientes, proveedores, protectores, capaces de vencer cualquier
obstáculo. Ellos tenían el poder.

Con el paso de los años y la aparición de la familia; el estado; la propiedad privada; la división
del trabajo; la hegemonía de los hombres se mantuvo, otorgándoles mayores privilegios. Eran
ellos quienes trabajaban en el ámbito público y, por lo tanto, eran dueños del salario, los
propietarios de las tierras, y, en muchas culturas, también los dueños de las mujeres; hasta hace
muy poco eran los que tenían posibilidades de estudios, etc. Y, aunque en las últimas décadas
las cosas han cambiado para las mujeres – han logrado el reconocimiento de sus derechos en
algunas partes del mundo- la supremacía de los hombres aún sigue siendo una triste realidad.

Los privilegios de los que han disfrutado los hombres durante siglos llevaron a desarrollar la
ideología machista, pero también les impuso una serie de obligaciones que debían cumplir. Los
hombres para mostrar su poder tuvieron que reprimir su afectividad: sensibilidad, sufrimiento,
dolor, miedo, vergüenza, etc. desarrollando a cambio la violencia.

Muchos varones que no han aprendido a resolver los problemas a través del dialogo, la empatía
y el respeto, sienten que son los dueños de sus novias, de sus mujeres y, por lo tanto, tienen
derecho a quitarles su libertad, su autonomía y, muchas veces, hasta la vida. De ahí la gravedad
de la ideología machista.
En la medida que el papel tradicional del hombre no ha contribuido a establecer relaciones más
igualitarias, algunos colectivos formados por varones vienen impulsando una corriente: nuevas
masculinidades que busca cambiar esta ideología.

El machismo, como queda demostrado, no es más que una muestra de la virilidad y predominio
de los hombres sobre las mujeres. Es una manera (que siempre existió, pero que hoy parece
evidenciarse) de mostrar que las mujeres son inferiores. Esto genera a nivel social un sinfín de
situaciones de desigualdad y violencia simbólica, que en muchos casos suelen transformarse en
violencia literal hacia las mujeres. El machismo, como muchos de los males de nuestra sociedad,
es cultural. Los hombres no nacen siendo machistas, sino que aprenden desde la más tierna
infancia y naturalizan algunas actitudes que a lo largo del proceso de socialización definen su
manera de pensar y sentir.

Si buscamos una sociedad igualitaria en un futuro, debemos empezar a cambiar las cosas hoy y
estos cambios deben empezar por casa, en la educación de los niños. La familia es el primer
agente socializador la cual debe ser totalmente responsable de la formación afectiva, social y de
identidad de los niños.

Muchos padres consideran que los niños tienen que ir a “aprender cosas” en la escuela, pero en
estos casos se confunde la idea de educación con enseñanza. Por supuesto que la escuela es
otro agente socializador, pero los valores deben aprenderse primero en cada hogar. Si queremos
hijos e hijas que no se conviertan en futuros machistas, lo primero es construir un modelo de
igualdad en casa, con un papá y una mamá (o dos mamás y dos papás) que se repartan las tareas
de la casa, trabajen, realicen actividades de todo tipo sin diferenciación de género. Estas
prácticas cotidianas con un discurso que responda a ellas, hará que los más pequeños ya
comiencen a incorporar la idea de igualdad.

Sobre este último punto, el discurso es esencial. Si lo que queremos es evitar la creación de
estereotipos no podemos decir a nuestros hijos “Ese juguete es de nenas”. Lo mismo para las
niñas; no puede haber en nuestro discurso frases del tipo “El fútbol es para varones”. Y es igual
tanto para chicos, como para chicas: muchas mujeres son incluso más machistas que los
hombres. Para crear una sociedad más libre e igualitaria los niños deben tener un poco más de
poder a la hora de elegir sus juguetes o actividades extraescolares. Fomentar la capacidad de
elegir en los más pequeños no solo los libera de prejuicios, sino que además los convertirá en
adultos mucho más resueltos. Pero hay que tener presente que no es solo cuestión de “abrir la
cancha” para las mujeres; los hombres también tienen que ser más libres. Y esto significa criarlos
en la igualdad. Si el rol de la mujer se expande, el del hombre también puede hacerlo. Para
conseguirlo, debemos cultivar una mayor empatía y cooperación en los niños; dejarlos sentir,
no reprimirlos cuando se ponen emotivos diciendo “Déjate de llorar como una nena”, sino dejar
que se expresen como lo sientan necesario.

El machismo social en la actualidad es el reflejo de nuestra educación, donde ciertas actitudes y


roles equivocados fueron naturalizados, sin cuestionamientos. Hoy tenemos el poder de
cambiar el futuro a través de una educación más reflexiva e igualitaria.

Para acabar y darle fin al tema, los primeros forjadores en la educación de los hijos, son los
padres en el hogar, ahí es cuando se le inculca al niño el saber respetar, y no solo a las mujeres,
sino a todo ser que se encuentra a su alrededor. Sin ningún tipo de autoridad (a menos que no
sea necesario) y actuando de una manera correcta. Si todos comenzamos a educar a nuestros
hijos de esta manera, en unos años, el machismo reducirá y podremos vivir en un mundo sin
preocuparnos cuantas mujeres son violentadas diariamente, y saber que ya todos podremos
convivir en paz.

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