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Supuestos para que se dé la Flagancia

El artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal, que determina la


aprehensión en flagrancia da inicio a la investigación criminal, y por ende el
proceso penal, y define la fragancia como el delito que se está cometiendo o
acabe de realizarse, o aquel por el cual el sospechoso e imputado se vea
perseguido por las autoridades policiales competentes, por la víctima o por el
clamor público, o que se le sorprenda a poco de haber cometido el hecho
punible, en el lugar o cerca del lugar donde sucedieron los hechos, es decir
donde se cometió el delito, con armas, instrumentos u otros objetos que den
de alguna manera haga presumir con fundamentos que es el autor.

No obstante, como hemos explicado que en los caso de flagrancia,


cualquier autoridad deberá, y cualquier particular podrá, aprehender al
sospechoso, cuando el hecho punible cometido requiera de una pena
privativa de libertad, una vez que este haya sido detenido deberá ser
entregando a la autoridad competente más cercana, y dicha autoridad lo
pondrá a disposición del Ministerio Público dentro de un lapso que no
excederá de 12 horas a partir del momento de la aprehensión, sin perjuicio
de lo dispuesto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
la cual establece dentro de su contexto que la libertad personal un derecho
fundamental constitucional.

Ahora bien, la aprehensión en flagrancia ofrece la oportunidad de un


juzgamiento abreviado la cual es una de las formas de inicio de la fase
preparatoria o sumario, y en consecuencia el inicio del proceso penal, el cual
se establece mediante un procedimiento especial, pues recordemos, que
toda prueba que proviene de la flagrancia es del mimo hecho infraganti, y sus
premisas pueden ser objeto de un proceso abreviado, que tiene por
naturaleza el dentro de su desiderantum de celeridad procesal y economía
procesales, dicho procedimiento suprime la fase preparatoria e intermedia, y
esto radica en que la detención en flagrancia, por si sola tiene características
continentes y clarificadoras que eliminan la necesidad de la fase
preparatoria, al proporcionar de manera precisa e inmediata la constatación
de la existencia de la comisión de un delito señalando y mostrando los
elementos de convicción concretos y palpables sobre la responsabilidad del
que haya perpetrado el hecho punible.

Además cabe destacar que de lo exegético es de hacer notar que


cuando se habla de flagrancia, se refiere al comisor del delito, es decir a la(s)
persona(s) que han sido sorprendidas en la realización de un hecho punible,
y cuando el sistema penal venezolano estatuye que dichos casos se aplicará
el procedimiento abreviado, indica que siempre que se produzca una
detención en flagrancia se procederá a presentar al aprehendido ante el juez
de control en una audiencia oral, donde se determinará si existió o no
realmente la flagrancia y cuál será el procedimiento a seguir y las medidas a
tomar, dentro de los parámetros establecidos en la legislación penal
venezolana.

Analizando este artículo encontramos una Sentencia de la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, del 11/12/2001, en el
expediente 00-2866 que describe cuatro momentos o situaciones para la
flagrancia:

“La reciente reforma del Código Procesal Penal, sólo a manera


indicativa, ya que no es aplicable para el presente caso, define flagrancia en
su artículo 248, en términos idénticos a la normativa transcrita.
Observa la Sala que, según la norma anterior, la definición de
flagrancia implica, en principio, cuatro (4) momentos o situaciones:

1. Delito flagrante se considera aquel que se esté cometiendo en ese


instante y alguien lo verificó en forma inmediata a través de sus sentidos.
La perpetración del delito va acompañada de actitudes humanas que
permiten reconocer la ocurrencia del mismo, y que crean en las personas la
certeza, o la presunción vehemente que se está cometiendo un delito.
Es esa situación objetiva, la que justifica que pueda ingresarse a una
morada, establecimiento comercial en sus dependencias cerradas, o en
recinto habitado, sin orden judicial escrito de allanamiento, cuando se trata
de impedir su perpetración (artículo 210 del Código Orgánico Procesal Penal,
publicado en la Gaceta Oficial Nº 3.558 Extraordinario del 14 de noviembre
de 2001).

Ahora bien, existen delitos cuya ejecución se caracterizan por la


simulación de situaciones, por lo oculto de las intenciones, por lo subrepticio
de la actividad, y en estos casos la situación de flagrancia sólo se conoce
mediante indicios que despiertan sospechas en el aprehensor del supuesto
delincuente.

Si la sola sospecha permite aprehender al perseguido, como lo


previene el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal, y considerar la
aprehensión de dicho sospechoso como legítima a pesar que no se le vio
cometer el delito, con mayor razón la sola sospecha de que se está
perpetrando un delito, califica de flagrante a la situación.

No debe causar confusión el que tal detención resulte errada, ya que


no se cometía delito alguno. Ello originará responsabilidades en el
aprehensor si causare daños al aprehendido, como producto de una
actividad injustificable por quien calificó la flagrancia.

También es necesario que la Sala apunte, que a pesar que el artículo


248 del Código Orgánico Procesal Penal no lo contemple, el aprehensor -
como prueba de la flagrancia- podrá requisar las armas e instrumentos con
los cuales aparezca que se ha cometido el delito o que fueren conducentes a
su esclarecimiento, tal como lo contemplaba el artículo 185 del derogado
Código de Enjuiciamiento Criminal, el cual era una sabia norma, ya que en
muchos casos la sola aprehensión de una persona no basta, si no puede
vincularse a ésta con el delito que se dice se estaba cometiendo o acababa
de cometerse; o si no puede justificarse la detención de quien se encontraba
cerca del lugar de los hechos, si no se presentan las armas, instrumentos u
objetos que de alguna manera hicieron presumir con fundamento al
aprehensor, que el detenido es el delincuente.

De acuerdo a la diversidad de los delitos, la sospecha de que se está


cometiendo y la necesidad de probar tal hecho, obliga a quien presume la
flagrancia a recabar las pruebas que consiga en el lugar de los hechos, o a
instar a las autoridades competentes a llevar a los registros e inspecciones
contempladas en los artículos 202 y siguientes del Código Orgánico Procesal
Penal.

2. Es también delito flagrante aquel que “acaba de cometerse”. En este caso,


la ley no especifica qué significa que un delito “acabe de cometerse”. Es
decir, no se determina si se refiere a un segundo, un minuto o más. En tal
sentido, debe entenderse como un momento inmediatamente posterior a
aquel en que se llevó a cabo el delito. Es decir, el delito se cometió, y de
seguidas se percibió alguna situación que permitió hacer una relación
inmediata entre el delito cometido y la persona que lo ejecutó. Sólo a manera
de ejemplo, podría pensarse en un caso donde una persona oye un disparo,
se asoma por la ventana, y observa a un individuo con el revólver en la mano
al lado de un cadáver.

3. Una tercera situación o momento en que se considerará, según la ley, un


delito como flagrante, es cuando el sospechoso se vea perseguido por la
autoridad policial, por la víctima o por el clamor público. En este sentido, lo
que verifica la flagrancia es que acaecido el delito, el sospechoso huya, y tal
huída da lugar a una persecución, objetivamente percibida, por parte de la
autoridad policial, por la víctima o por el grupo de personas que se
encontraban en el lugar de los hechos, o que se unieron a los perseguidores.
Tal situación puede implicar una percepción indirecta de lo sucedido por
parte de aquél que aprehende al sospechoso, o puede ser el resultado de la
percepción directa de los hechos, lo que originó la persecución del
sospechoso.

4. Una última situación o circunstancia para considerar que el delito es


flagrante, se produce cuando se sorprenda a una persona a poco de haberse
cometido el hecho, en el mismo lugar o cerca del lugar donde ocurrió, con
armas, instrumentos u otros objetos que de alguna manera hagan presumir,
con fundamento, que él es el autor. En este caso, la determinación de la
flagrancia no está relacionada con el momento inmediato posterior a la
realización del delito, es decir, la flagrancia no se determina porque el delito
“acabe de cometerse”, como sucede en la situación descrita en el punto 2.
Esta situación no se refiere a una inmediatez en el tiempo entre el delito y la
verificación del sospechoso, sino que puede que el delito no se haya
acabado de cometer, en términos literales, pero que por las circunstancias
que rodean al sospechoso, el cual se encuentra en el lugar o cerca del lugar
donde se verificó el delito, y, esencialmente, por las armas, instrumentos u
otros objetos materiales que visiblemente posee, es que el aprehensor puede
establecer una relación perfecta entre el sospechoso y el delito cometido.

Principios Del Juicio Oral Y Público

Según, Arcaya De Landáez N y Landáez A Leoncy V, en su texto


“BREVES CONSIDERACIONES EN TORNO AL JUICIO ORAL Y PÚBLICO
EN EL PROCESO PENAL VENEZOLANO”, Define el Juicio como:
“La etapa principal del proceso penal por que es allí donde se resuelve mejor
dicho, se redefine el conflicto social que subyace y da origen al proceso
penal”.

El juicio oral, es la etapa esencial del proceso penal, en el cual los


pilares fundamentales del sistema acusatorio adquieren vigencia.

Es en el desarrollo del debate donde deben tener plena vigencia


principios que son específicos del sistema acusatorio y Breves
consideraciones en torno al juicio oral y público en el proceso penal
venezolano 14 que su no observación conllevan a viciar de nulidad todo
procedimiento oral y público y son de obligatorio cumplimiento para los
operadores del derecho. Estos principios específicos son: oralidad,
publicidad, concentración, continuidad, inmediación y contradicción. Es de
señalar que todo estudio referido al proceso penal venezolano, por ser un
sistema acusatorio y estar nutrido por principios y garantías procesales y
constitucionales, su análisis en más de las veces pareciere estar incurriendo
en repeticiones, repeticiones que a veces son necesarias para comprender la
complejidad del tema.
LA ORALIDAD El artículo 14 Código Orgánico Procesal Penal, señala:
“Oralidad. El juicio será oral y sólo se apreciarán las pruebas incorporadas en
la audiencia, conforme a las disposiciones de este Código” “La oralidad -en
una consideración tradicional- es un mecanismo que genera un sistema de
comunicación entre el juez, las partes y los medios de prueba, que permite,
descubrir la verdad de un modo más eficaz y controlado (defensa en juicio)”.

La oralidad es la forma de comunicarse normal y directamente, está


estrechamente vinculada a la publicidad y representa su principal garantía,
ya que brinda al acusado la efectiva posibilidad de hacerse oír ante el juez y
le permite a la sociedad entender el curso del proceso, por lo que el principio
de oralidad es una de las grandes conquistas de la realidad jurídica
democrática.

En los procesos penales el principio de la oralidad está íntimamente


unido al de celeridad, publicidad, inmediación con los sujetos procesales y la
controversia de la prueba, que es la posibilidad que tiene toda persona de
presentar pruebas y controvertir las que aleguen en su contra; estas
características aluden al debido proceso.

Al ser el proceso público, esa publicidad se logra con la oralidad, que


suprime en gran parte, formalismos innecesarios, sin menoscabo de lo
sustancial.

Por lo que respecta a nuestra legislación y específicamente de lo que


se desprende del contenido de los artículos 1, 14, 327 y 338 del Código
Orgánico Procesal Penal, la oralidad viene a ser, además de un principio
procesal, un facilitador de los demás principios y garantías procesales que le
dan luz a nuestro proceso penal; y el mejor, el más eficaz para lograr la
realización y cumplimiento de los principios básicos y garantías procesales
que constituyen el fundamento del sistema penal, por cuanto en base a la
oralidad, el órgano decisor tendrá un conocimiento directo, tanto de los
hechos como de las personas sometidas a su examen. Todo será observado
y escuchado por el juez.

La celebración del juicio oral otorga garantías en términos de la


intervención e imparcialidad judicial, del ejercicio efectivo de la igualdad, la
defensa y del control público, tanto de la actuación de todos los intervinientes
como del modo de realización de la prueba.

La oralidad impone que en la celebración de la audiencia los actos


realizados allí se les aprecie, perciba y valore en su esencia, por lo que de
acuerdo con este principio, sólo podrá tomarse como fundamento de la
sentencia el material probatorio presentado y discutido verbalmente en el
curso de la audiencia pública; garantizándose de ésta forma que los sujetos
procesales sepan sobre qué habrá de decidir el juez, lo cual viene a
diferenciarse del sistema inquisitivo donde todo es estricto, siendo las actas
de gran valor, pero la percepción directa alejada de la realidad. Es
conveniente advertir que, para que las pruebas puedan tener valor, deben
debatirse en el juicio que es oral y público (Artículo 338 COPP.) Breves
consideraciones en torno al juicio oral y público en el proceso penal
venezolano 16 La oralidad es característica de un sistema acusatorio, pero
no abarca todas las fases del proceso, ya que en la etapa de instrucción o
investigación es escrita, con los casos de excepción a los cuales nos
referimos anteriormente. Cobra plena vigencia el principio de contradicción,
es decir, el derecho a controvertir pruebas, que es uno de los aspectos del
debido proceso, por lo que su limitación constituye nulidad del medio
probatorio. Sólo serán presentadas por escrito y leí- das de viva voz las
pruebas anticipadas. (Artículos 307 y 339 del Código Orgánico Procesal
Penal).

El principio de la oralidad y la publicidad no se refiere sólo a la


posibilidad del conocimiento de los actos y las partes, sino a la publicidad
popular, que son las dos condiciones básicas del debate. La oralidad que no
admite excepción alguna y la publicidad que por el contrario sí la admite sólo
en los casos previstos en el artículo 333 del Código Orgánico Procesal
Penal. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela señala en
su artículo 257: “El proceso constituye un instrumento fundamental para la
realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación,
uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve,
oral y público. No se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales.”

LA PUBLICIDAD de los juicios penales marca una política judicial definida,


propia de un estado democrático, republicano y limitado en el ejercicio de sus
funciones. Artículo 15. Código Orgánico Procesal Penal. “ El juicio oral tendrá
lugar en forma pública”. Se observa la interrelación existente en los diversos
principios básicos de todo sistema acusatorio; especialmente en lo que hace
referencia a los principios de oralidad y publicidad, principios éstos que
garantizan aspectos del debido proceso y del principio de la participación
ciudadana, interrelación que nos obliga a ser repetitivos en el tratamiento de
los mismos.

“El juicio oral tendrá lugar en forma pública.” Así lo establece el


artículo 15 del Código Orgánico Procesal Penal. En el juicio oral es donde la
percepción y recepción de la prueba, su valoración y las intervenciones de
los sujetos procesales, se realizan con la posibilidad de asistencia física, no
sólo de las partes sino de la sociedad en general. La publicidad no puede
estar circunscrita a simples alegatos y a conocer el contenido de la
sentencia, sino a que los intervinientes deduzcan la absoluta transparencia
de los procedimientos y estén conscientes de lo que ocurrió y por qué
ocurrió. Por medio de un proceso público se garantiza el cumplimiento de la
legalidad y la justicia, es decir, constituye una garantía para los intereses del
individuo y la sociedad y sirve de control democrático y efectivo de la
actuación de los jueces. Se establece la importancia de tratar los asuntos
penales en forma pública. Se garantiza uno de los aspectos del debido
proceso y el cumplimiento de todos los elementos del sistema acusatorio, por
cuanto los procedimientos de formulación de hipótesis y de determinación de
responsabilidad tienen que producirse delante del público, bajo el control de
la opinión general y sobre todo del acusado y de su defensor. La presencia
de la ciudadanía en la administración de justicia es muy importante, por
cuanto es una manera de que la gente aprecie, valore y critique el trabajo del
juez y del Fiscal, lo que viene a constituir un control para estos
administradores de justicia, evitando abusos u otras corruptelas.

Este principio de Publicidad presenta algunas excepciones. Aún en la


etapa del juicio se van a dar excepciones a este principio, lo que va a permitir
que el debate se efectúe total o parcialmente a puertas cerradas. A) Que
afecte el pudor o la vida privada de alguna de la partes o de alguna persona
citada para participar en él; B) Que perturbe gravemente la seguridad del
Estado o las buenas costumbres; C) Que peligre un secreto oficial, particular,
comercial o industrial, cuya revelación indebida sea punible; D) Que declare
un menor de edad y el tribunal considere inconveniente la publicidad.

LA CONCENTRACIÓN Y CONTINUIDAD, Nuestro Código Orgánico


Procesal Penal, en su artículo 17 nos señala dos principios en la misma
disposición: El de la Concentración y el de la Continuidad, cuando indica:
“Concentración: Iniciado el debate, éste debe concluir en el mismo día. Si
ello no fuere posible, continuará durante el menor número de días
consecutivos.” La concentración implica la celebración del debate en un solo
día, única audiencia, previendo el legislador que si esto no fuere posible se
podrá suspender por un plazo máximo de diez (10) días, computados
continuamente y sólo en los casos señalados en el artículo 335 de Código
Orgánico Procesal Penal, por cuanto un lapso prolongado entre la práctica
de las pruebas y la sentencia conlleva al olvido de las particularidades y
percepciones ganadas con la inmediación de la prueba. Artículo 335 Código
Orgánico Procesal Penal: “Concentración y continuidad. El tribunal realizará
el debate en un solo día. Si ello no fuere posible, el debate continuará
durante los días consecutivos que fueren necesarios hasta su conclusión. Se
podrá suspender por un plazo máximo de diez días, computados
continuamente, sólo en los casos siguientes:
1º. Para resolver una cuestión incidental o practicar algún acto fuera de la
sala de audiencia, siempre que no sea posible resolverla o practicarla en el
intervalo entre dos sesiones; 2º. Cuando no comparezcan testigos, expertos
o intérpretes, cuya intervención sea indispensable, salvo que pueda
continuarse con la recepción de otras pruebas hasta que el ausente sea
conducido por la fuerza pública; 3º. Cuando algún juez, el imputado, su
defensor o el Fiscal del Ministerio Público, se enfermen a tal extremo que no
puedan continuar interviniendo en el debate, a menos que los dos últimos
puedan ser reemplazados inmediatamente; o el tribunal se haya constituido,
desde la iniciación del debate, con un número superior de jueces que el
requerido para su integración, de manera que los suplentes integren el
tribunal y permitan la continuación; la regla regirá también en caso de muerte
de un juez, el fiscal o defensor; 4º. Si el Ministerio Público lo requiere para
ampliar la acusación, o el defensor lo solicite en razón de la ampliación de la
acusación, siempre que, por las características del caso no se pueda
continuar inmediatamente.” La disposición contiene los principios de
concentración y continuidad del juicio. El espíritu y alcance de la norma es la
celebración del juicio oral y público o debate en una sola audiencia, pero el
legislador indica que si no es posible, el debate continuará en sesiones
consecutivas necesarias hasta su conclusión. Pero además la misma norma
señala una excepción y es la suspensión por un plazo que no excederá de
10 días, computados continuamente y señala taxativamente esos casos.
Existe la excepción en el modo de computar los días en el proceso penal, en
virtud de que en la fase del juicio oral por indicación expresa del artículo 172
del Código Orgánico Procesal Penal, no todos los días son hábiles, no se
computarán los sábados, domingos ni días feriados conforme a la ley, pero
una vez iniciado el Juicio Oral y Público, si debe suspenderse para la
reanudación del mismo, sí se contarán los días continuamente. Es así que la
regla contenida en esta disposición referida a la suspensión no es absoluta.

El Tribunal deberá anunciar el día y la hora en que continuará el


debate, lo cual valdrá de citación para las partes, por lo que quedarán
notificados en el mismo acto, pero antes el Juez presidente hará un breve
resumen de los actos cumplidos con anterioridad. Es más, la norma del
citado artículo 337, establece que si el debate no se reanuda a más tardar al
undécimo día después de la suspensión, se considerará interrumpido y
deberá ser realizado de nuevo, como si nunca hubiese existido. En la
audiencia pública es en donde tienen plena vigencia los principios que
informan el sistema acusatorio, y es la oportunidad que tienen las partes de
expresar ante el juez en igualdad de condiciones, las argumentaciones
formuladas y el juez garantizar el principio de inmediatez ante las partes y los
participantes al debate. También guarda relación con la preclusión, en tanto
en cuanto, los actos se deben realizar en forma sucesiva sin solución de
continuidad. Es de total importancia la consecutividad de la audiencia, que se
sanciona la suspensión que se extienda por más de diez días, disponiéndose
la nueva celebración del debate. (Artículo 337 ejusdem). La razón de ser del
principio radica en la necesidad del juzgador, de tener fresco en la memoria,
todo cuanto ha visto y oído en el debate, lo que conlleva a que la sentencia
que se dicte resulte conforme con el proceso. y no sólo en la necesidad de
quien decide, sino en la propia del Fiscal, de recordar o tener presente
cuanto ha dicho, para poder continuar con un hilo en el debate en el mismo
sentido que lo inició; así como con el defensor y el público que lo presencia,
todo con la misma finalidad de tener presente lo discutido. Artículo 365
Código Orgánico Procesal Penal: “Pronunciamiento. La sentencia se
pronunciará siempre en nombre de la República. Redactada la sentencia, el
tribunal se constituirá nuevamente en la sala de audiencia, después de ser
convocadas verbalmente todas las partes en el debate, y el texto será leído
ante los que comparezcan. La lectura valdrá en todo caso como notificación,
entregándose posteriormente copia a las partes que la requieran. El original
del documento se archivará. Terminada la deliberación la sentencia se
dictará en el mismo día. Cuando la complejidad del asunto o lo avanzado de
la hora tornen necesario diferir la redacción de la sentencia, en la sala se
leerá tan sólo su parte dispositiva y el juez presidente expondrá a las partes y
público, sintéticamente, los fundamentos de hecho y de derecho que
motivaron la decisión. La publicación de la sentencia se llevará a cabo, a
más tardar, dentro de los diez días posteriores al pronunciamiento de la parte
dispositiva. El término para interponer el recurso de apelación será
computado de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 453.” La libertad del
imputado se otorgará aún cuando la sentencia absolutoria no esté firme y se
cumplirá directamente desde la sala de audiencias, para lo cual el tribunal
cursará orden escrita.” En cuanto al acta del debate, el legislador indica que
quien ejerza la función de secretario durante el debate levantará un acta que
contendrá por lo menos los requisitos que él señala, lo que nos indica que
pueden ser más y nunca menos de los requisitos señalados. Por su parte el
artículo 169 ejusdem, dispone:

“Toda acta debe ser fechada, con indicación del lugar, año, mes, día y
hora en que haya sido redactada, las personas que han intervenido y una
relación sucinta de los actos realizados. El acta será suscrita por los
funcionarios y demás intervinientes. Si alguno no puede o no quiere firmar,
se dejará constancia de ese hecho. La falta u omisión de la fecha acarrea
nulidad sólo cuando ella no pueda establecerse con certeza, sobre la base
de su contenido o por otro documento que sea conexo.” Y la norma
contenida en el artículo 174 del mismo Código, contempla: “Obligatoriedad
de la firma. Las sentencias y los autos deberán ser firmados por los jueces
que los hayan dictado y por el secretario del tribunal. La falta de firma del
juez y del secretario producirá la nulidad del acto”.

LA INMEDIACIÓN Artículo 16 Código Orgánico Procesal Penal.


“Inmediación. Los jueces que han de pronunciar la sentencia deben
presenciar, ininterrumpidamente, el debate y la incorporación de las pruebas
de las cuales obtienen su convencimiento.” La interpretación que se
desprende de este artículo viene dada por cuanto el principio de Inmediación
es la obligación de asistencia ininterrumpida de los jueces en el debate que
han de dictar la sentencia, y la percepción y la recepción de las pruebas de
las cuales va a formar su convencimiento para el dictado de dicha sentencia;
o en otras palabras, el principio de inmediación significa la presencia
imperativa e ininterrumpida del juez o jueces (y suplentes y las partes para la
celebración del juicio, asegurándose de esta forma que el tribunal que deba
dictar sentencia emita su fallo en base a la convicción formada por los
hechos y pruebas llevadas al debate, lo que trae como consecuencia
ineludible la única instancia. Esta presencia del Juez a lo largo de todas las
actuaciones del proceso, (la dirección de la audiencia, la personal percepción
y recepción de las pruebas, tales como declaraciones, interrogatorios,
inspecciones judiciales, peritaje y oír los alegatos de las partes) le van a
permitir el conocimiento de todo cuanto ha acontecido y es él, el que tiene
que decidir, tiene que sentenciar, para de esta forma obtener un fallo justo,
explicándose así la consecuencia del principio de inmediatez con el principio
de la única audiencia y por ende su íntima conexión.

LA CONTRADICCIÓN Artículo 18 (Código Orgánico Procesal Penal). El


proceso tendrá carácter contradictorio”. La garantía de la Contradicción
representa la posibilidad del interrogatorio directo de las partes al acusado,
posibilidad de debate y discusión, la dialéctica confrontación entre las partes.

Este principio es gemelo con el principio de la oralidad. Esta garantía


procesal constituye también una característica del debate judicial, por cuanto
el juicio oral al estar informado por el principio del debate, es en donde se
materializa la dialéctica confrontación de la acusación, sostenida por el
Fiscal, la defensa llevada a cabo por el propio acusado y su defensor y la
solución del conflicto por parte del tribunal. Aún cuando dicha garantía no es
exclusiva del juicio oral, es en él donde tiene pleno desarrollo y se evidencia
la íntima relación que guarda con el principio de publicidad, ya que es en el
juicio oral y público donde alcanza su plenitud. El derecho de controvertir la
prueba no sólo se concreta en la facultad que tienen los sujetos procesales
de interrogar y contra interrogar, sino que implica la facultad que tienen los
sujetos procesales de conocer la fuente de la prueba. De esta forma se
contradice tanto el medio probatorio como su origen. En esencia es una
confrontación y elementos de alegatos y medios de prueba. El acusador
presenta sus alegatos cuando solicita la revocación de aquellos alegatos que
limitan su participación y cuando ejerce el derecho a réplica.

Es en la etapa del juicio oral y público como quedó anotado, donde el


contradictorio ejerce una verdadera actividad jurisdiccional, porque el
derecho a la defensa cobra toda su intensidad, al igual que todos los otros
principios típicos del sistema acusatorio, donde quedan plasmadas y
evidenciadas las valoraciones de las partes. Es aquí en esta etapa donde los
principios básicos del sistema acusatorio cobran vigencia dada la actividad
jurisdiccional ejercida. El principio de defensa e igualdad entre las partes, es
el que le da vida a esa garantía del contradictorio. Significa que las partes
pueden aportar pruebas, conocer la de la contraparte, objetarlas e intervenir
en su evacuación. Si no existe esta igualdad no podrá llevarse a cabo el
derecho de contradecir las pruebas y alegatos del proceso, lo que exige la
presencia ininterrumpida en audiencia. La certeza solo se logra mediante el
ejercicio del derecho de contradicción como uno de los elementos del
derecho de defensa. Corresponde de este modo, salvaguardar la garantía de
la defensa e igualdad entre las partes, el cual es un derecho inviolable en
todo estado y grado de la causa, correspondiéndole a los jueces garantizarlo
sin preferencias ni desigualdades, así mismo la prohibición a los jueces
profesionales o escabinos y demás funcionarios judiciales de mantener
comunicación con algunas de las partes. (Artículo 12 Código Orgánico
Procesal Penal). Corresponde de igual manera al Juez presenciar
ininterrumpidamente los actos del juicio, con la salvedad de casos
excepcionales pero predecibles, como la repentina muerte en la audiencia o
una enfermedad, De esta manera el Código establece la presencia en todo
los actos del proceso de los suplentes, como señalamos anteriormente.
Por otra parte se regula la imposibilidad de asistencia (artículo 340
COPP.) señalando que los órganos de prueba que no puedan concurrir al
debate por un impedimento justificado podrán ser examinados en el lugar
donde se hallen por el juez profesional. De esta forma nos aseguramos de
tener un juicio rápido, a la vez cuidadoso y equitativo, que son los dos
principios jurisdiccionales básicos de cualquier procedimiento judicial. Un
procedimiento penal rápido y a la vez cuidadoso, atestigua la calidad de la
justicia penal, terminando con el terrorismo judicial. El Juez debe descubrir la
verdad utilizando todo los mecanismos que el legislador le ofrece para
alcanzarla, despliega una gran actividad en el juicio, hace todos los
esfuerzos por encontrar la verdad y está en la obligación de establecer todos
los hechos que puedan resultar útiles para conformar su convicción, por lo
que resulta indispensable la plena observancia de los principios y garantías
procesales.

Supuestos para que se dé El Procedimiento Especial por


Admisión de los Hechos

Procede la aplicación del procedimiento por admisión de los


hechos cuando el imputado consiente en ello y reconoce su participación en
el hecho que se le atribuye, esto puede conllevar a la imposición inmediata
de la pena con una rebaja desde un tercio a la mitad, atendidas todas las
circunstancias y considerados el bien jurídico afectado y el daño social
causado.

Por su parte, Chiesa Aponte destaca, que un acusado en estas


circunstancias renuncia a varios derechos constitucionales, incluyendo su
privilegio contra la autoincriminación compulsoria (Artículo 49.5 CRBV),
su derecho a juicio por jurado (49.4 CRBV) y su derecho a carearse con sus
acusadores (49.1 CRBV). Así pues, la admisión de los hechos supone una
renuncia (voluntaria) al derecho a un juicio, principio garantizado no sólo por
el COPP en su art. 1° (Juicio previo y debido proceso), sino también por
instrumentos internacionales (PDCP, CADH) ratificados por la República.

Se podría justificar porque, tal admisión evita al Estado el desarrollo


de un proceso judicial que siempre resultará costoso.

Delitos en los que procede a diferencia de la exigencia de la


legislación española que limita la conformidad con los hechos a aquellos que
constituyan delitos menos graves, el COPP no hace reserva alguna, en
consecuencia, procede la admisión respecto de cualquier hecho punible.

En cuanto a la oportunidad procesal, el COPP, prevé en el art. 376


que la admisión puede concretarse "en la audiencia preliminar" y, tal acto
tiene lugar durante la fase intermedia.

Según el art. 49.1 Constitucional "toda persona tiene derecho a ser


notificada de los cargos por los cuales se le investiga", tales "cargos" se
corresponden en la terminología del COPP con la acusación, por tanto si la
admisión de los hechos puede conllevar a la imposición inmediata de la
pena, tal admisión sólo puede efectuarse una vez admitida la acusación, por
ello es la acusación el acto procesal que fija los hechos objeto del
proceso, en consecuencia, permitir la admisión en una oportunidad anterior a
la de la audiencia preliminar supondría una violación constitucional. Por las
mismas razones, en el caso de flagrancia, la admisión de los hechos puede
verificarse una vez formulada la acusación y antes del inicio del debate.
La admisión que de los hechos que haga el imputado debe ser:

a. Voluntaria: Dado que esta admisión supone una renuncia a derechos y


garantías judiciales, el imputado debe conocer el alcance de su aceptación y,
en consecuencia, debe voluntariamente renunciar a esos derechos.
b. Expresa: No cabe una tácita admisión de los hechos. La renuncia a
cualquier derecho debe ser expresa; más aún tomando en consideración que
como consecuencia de tal admisión puede generarse para el imputado una
sentencia condenatoria.
c. Personal: No es posible que el imputado, a través de apoderado o
representante pueda admitir los hechos, máxime cuando el acto de la
audiencia preliminar supone la necesaria presencia del imputado.

Recursos

Dado que el legislador ubicó el Libro que trata de los recursos y de la


ejecución de la sentencia, inmediatamente después de la regulación que allí
se hace del procedimiento ordinario y de los procedimientos especiales, es
lógico concluir que el régimen de recursos y ejecución es común para ambas
categorías de procedimientos.

Por otra parte, si bien el COPP en su art. 451 declara la recurribilidad


de la sentencia definitiva dictada en el juicio oral, lo que debe determinar la
procedencia del recurso en el caso del procedimiento por admisión de los
hechos, no es la oportunidad procesal en que se dicte sino sus efectos, cual
es poner fin al proceso. La admisión de los hechos, no tiene por qué llevar
implícita la sentencia de culpabilidad, pues la misma podría ser de
inculpabilidad por no constituir el hecho delito. El recurso también podría
implementarse con la finalidad de solicitar la corrección de la sentencia. Tal
criterio fue recogido en una sentencia de la Sala de Casación Penal de
la extinta Corte Suprema de Justicia en noviembre de 1999.

Supuestos para que se dé el juzgamiento al Presidente de la República


y otros altos funcionarios

Según el COPP en su Art. 381. Se consideran Altos Funcionarios los


miembros de la Asamblea Nacional, los Magistrados del Tribunal Supremo
de Justicia, los Ministros, el Fiscal General, el Procurador General, el
Contralor General de la República, los Gobernadores y los Jefes de Misiones
Diplomáticas de la República.

En desarrollo de las atribuciones conferidas por la Constitución en los


numerales 2 y 3 del art. 266 al Máximo Tribunal de la República, regula el
COPP, entre los arts. 377 y 381, el trámite previo a seguir para el
enjuiciamiento del Presidente de la República, de quien haga sus veces y de
los altos funcionarios del Estado. En estos casos se requiere que el Fiscal
General de la República presente querella ante la Corte Suprema de Justicia;
sin embargo, mediante sentencia N° 1331 del 20 de junio de 2002, la Sala
Constitucional del Máximo Tribunal estableció que la víctima puede solicitar
el antejuicio de mérito, pero no puede formalizarlo sin la intervención del
Ministerio Público, pues a este corresponde "con base en lo que investigue,
la proposición formal del antejuicio de mérito o los demás actos conclusivos
del proceso penal establecidos en el Código Orgánico Procesal Penal..."
Posteriormente, mediante sentencia del 24 de septiembre del mismo año
asentó que la cualidad de víctima se debe analizar en el caso concreto.

Una vez recibida la querella, la Corte Suprema de Justicia debe


convocar, dentro de los treinta días siguientes, a una audiencia oral y pública
para que el imputado dé respuesta a la querella. Abierta la audiencia, el
Fiscal General de la República debe explanar la querella y de inmediato el
defensor exponer los alegatos correspondientes. En estos casos se admite
réplica y contraréplica y el imputado tiene la última palabra.

Concluido el debate la Corte debe declarar, dentro de los cinco días


siguientes, si hay o no mérito para el enjuiciamiento.
Artículo 379 COPP. Procedimiento. Recibida la querella, el Tribunal Supremo
de Justicia convocará a una audiencia oral y pública dentro de los treinta días
siguientes para que el imputado dé respuesta a la querella. Abierta la
audiencia, el Fiscal General de la República explanará la querella.
Seguidamente, el defensor expondrá los alegatos correspondientes.
Se admitirán réplica y contrarréplica. El imputado tendrá la última palabra.
Concluido el debate el Tribunal Supremo de Justicia declarará, en el término
de cinco días siguientes, si hay o no mérito para el enjuiciamiento.

La Extradición Activa y Pasiva

Se puede decir que la extradición activa es cuando nuestro país


(Venezuela) interviene como Estado requirente, solicitando a otro la entrega
de una persona que se encuentra en su territorio, bien para juzgarla o para
que cumpla la pena que le ha sido impuesta, se inicia con la solicitud del juez
de control a la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia,
previa instancia del Ministerio Público, cuando este sujeto procesal tuviere
noticias de que un imputado al cual se ha dictado una medida cautelar de
privación de libertad, se halla en país extranjero.

En cuanto a la extradición pasiva, se puede definir, como el


requerimiento que realiza un Estado de la comunidad internacional efectúa a
Venezuela a fin de que entregue a una persona que se encuentra en este
territorio, el cual se inicia con la solicitud que el gobierno extranjero presenta
al Poder Ejecutivo, solicitud que este debe remitir al Tribunal Supremo de
Justicia con la documentación recibida.

El Auxilio Judicial

Es una actividad de comunicación y una actividad de colaboración ya


que los tribunales civiles están obligados a prestarse auxilio en las
actuaciones que, habiendo sido ordenadas por uno, requieran la
colaboración de otro para su práctica.

Procedimiento para la Apelación de las Medidas de Seguridad

Regula el COPP entre los Art. 419 y 421, el trámite a seguir cuando
el Ministerio Público estime que la persona que ejecuto la conducta penal
prohibida es inimputable y, por tanto, solo puede hacerse merecedora de una
medida de seguridad. En este caso deberá solicitar la aplicación de este
procedimiento especial, tal solicitud debe contener, en lo pertinente, los
requisitos de la acusación.

No determina el COPP cuál es el tribunal competente para la


aplicación del procedimiento. Estimamos que debe ser el tribunal de juicio
unipersonal en razón de que la consecuencia a imponer no sería una
pena. El procedimiento en cuestión debe regirse por las reglas siguientes
(Art. 420):
1. Cuando el imputado sea incapaz será representado, para todos los efectos
por su defensor en las diligencias del procedimiento, salvo los actos de
carácter personal.
2. En el caso previsto en el numeral anterior, no se exigirá la declaración
previa del imputado para presentar acusación, pero su defensor podrá
manifestar cuanto considere conveniente para la defensa de su
representado.
3. El procedimiento aquí previsto no se tramitara conjuntamente con uno
ordinario.
4. El juicio se realizara sin la presencia del imputado cuando sea conveniente
a causa de su estado o por razones de orden y seguridad.
5. No serán aplicables las reglas referidas al procedimiento abreviado, ni las
de suspensión condicional del proceso.
6. La sentencia absolverá u ordenara una medida de seguridad.

El tribunal debe ordenar la aplicación del procedimiento ordinario si


estima que el investigado es inimputable, esto es, que no tiene capacidad de
entender o querer, situación que podría presentarse en caso de enfermedad
mental suficiente que prive al sujeto de la conciencia o libertad de sus actos
o en el supuesto de que el hecho se hubiere cometido bajo los efectos del
alcohol o sustancias estupefacientes o psicotrópicas y tal ingestión tuvieren
el efecto de una enfermedad mental.

Requisitos de la Demanda Civil

Según lo establecido en el Código de Procedimiento Civil artículo 251:


La designación del tribunal ante quien se entabla; El nombre, domicilio y
profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y la
naturaleza de la representación; El nombre, domicilio y profesión u oficio del
demandado; La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en
que se apoya; y La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión
de las peticiones que se sometan al fallo del tribunal. Los documentos
acompañados a la demanda deberán impugnarse dentro del término de
emplazamiento, cualquiera sea su naturaleza. Puede el juez de oficio no dar
curso a la demanda que no contenga las indicaciones ordenadas en los tres
primeros números, expresando el defecto de que adolece.

Recurso de Revisión

En algunos ordenamientos se designa así aquel mediante el cual se


impugnan las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia, en los casos
de competencia originaria, a los efectos de la reconsideración por parte de la
misma Corte.

Este es un Recurso que sólo se presentará en la práctica en casos


muy excepcionales, tales como si después de haberse dictado la decisión o
la sentencia aparecieran pruebas decisivas en el asunto de que se trate, o se
prueba que hubo soborno o se cometió algún delito que sirvió de base a la
sentencia o decisión.

Recurso de Revocación

Es un medio de defensa que tiene el particular que ve afectado su


interés jurídico, por algún acto o resolución emitido por una autoridad fiscal
federal, a efecto de que mediante los agravios hechos valer y pruebas que
soporten su pretensión, la autoridad analizando los argumentos y valorando
las pruebas aportadas, emita resolución la cual puede consistir en: dejar sin
efectos el acto, modificar el acto impugnado, mandar reponer el
procedimiento u ordenar se emita una nueva resolución, confirmar el acto, o
bien, desecharlo por ser éste improcedente, tenerlo por no interpuesto, o
sobreseerlo en su caso.

Supuestos para que se dé el Recurso de Casación

El recurso de casación es, al igual que el de apelación de sentencias,


un recurso extraordinario, de fondo, devolutivo y en ambos efectos.

El objetivo del recurso de casación es controlar los presupuestos de


formación del juzgamiento y los resultados del juicio oral, a través de la
actividad de las Cortes de Apelaciones. De tal manera, el verdadero y último
objetivo del recurso de casación es controlar los fundamentos y el producto
del juicio oral, que constituye el único y verdadero juzgamiento en el sistema
acusatorio, ya que es la única fase en la que existe inmediación respecto de
la prueba. De tal manera, la función de la casación es controlar si la
apelación cumplió o no con su función de depurar el resultado procesal que
viene de la instancia, por lo cual carece de todo sentido hablar de controlar
por sí mismos los fundamentos de la sentencia de apelación. A estos efectos
obsérvese que el tribunal de casación tiene sólo tres opciones si declara con
lugar el recurso: o dicta una decisión propia y resuelve el fondo de una vez
por todas (cometido principal), o anula todo lo actuado y ordena la
celebración de un nuevo juicio, o retrotrae la causa a un estadio anterior por
la existencia de un vicio en la formación de los presupuestos de juicio (art.
467). Pero no existe mención alguna a la mera anulación de la sentencia de
apelación y de la orden de nuevo examen por la Corte de Apelaciones o de
la redacción de una nueva sentencia por ésta.
En razón del artículo 459 del COPP, el recurso de casación sólo podrá
ser interpuesto contra las sentencias de las Cortes de Apelaciones que
resuelven sobre la apelación, estimándola o desestimándola, sin ordenar la
realización de un nuevo juicio oral, cuando el Ministerio Público haya pedido
en la acusación o la víctima en su acusación particular, la aplicación de una
pena privativa de libertad que en su límite máximo exceda de cuatro años; o
la sentencia condene a penas superiores a esos límites, cuando el Ministerio
Público o el querellante hayan pedido la aplicación de penas inferiores a las
señaladas. Asimismo serán impugnables las decisiones de las Cortes de
Apelaciones que confirmen o declaren la terminación del juicio o hagan
imposible su continuación.

De conformidad con el encabezamiento del artículo 451, las


sentencias definitivas de la Corte de Apelaciones que ordenan la celebración
de un nuevo juicio, a tenor del primer párrafo del artículo 457, no son
recurribles en casación. La razón de esta negativa es sencilla y justa, pues si
hay nuevo juicio, las posibilidades de defensa serán mayores que en la
casación, a parte de que es doctrina universal que las decisiones que no
ponen fin al proceso no son pasibles de casación.

De tal manera, sólo son recurribles en casación las sentencias


definitivas de las Cortes de Apelaciones que resuelvan directamente el fondo
de los recursos de apelación contra las sentencias de primera instancia, pero
siempre y cuando el fiscal o el acusador particular hubieren acusado por
delitos cuya pena máxima excediere de cuatro años de privación de libertad,
o cuando el tribunal condene al acusado a penas superiores a esos límites
sin que lo hubieren pedido el fiscal o el querellante. Esto último sólo puede
pasar, sin violar la regla básica del sistema acusatorio establecida en los
artículos 351 y 36, cuando el tribunal, sin violentar los marcos de los hechos
imputados, los considera probados, pero constitutivos de un delito más grave
que el calificado por las partes acusadoras, siempre que haya hecho al
imputado la advertencia de nueva calificación a que se refiere el artículo 350
del COPP.

Organización los Tribunales del Circuito Judicial Penal

El Poder Judicial, en la nueva Constitución aparece altamente


fortalecido, y sobre todo, su representante, quien es el Tribunal Supremo
de Justicia, ahora con atribuciones no sólo jurisdiccionales (es decir,
como juez), sino también de gobierno, dirección, administración, inspección y
vigilancia de los tribunales (artículo 267) y además con autonomía funcional,
administrativa y financiera (artículo 254).

En el ámbito jurisdiccional, según el artículo 262 de la Constitución, el


TSJ tiene siete salas distintas: Sala Constitucional (con 7 magistrados),
Político Administrativa (con 5), Electoral (con 5), de Casación Civil (con 5), de
Casación Penal (con 5), de Casación Social (con 5), y la Sala Plena, que se
constituye cuando se reúnen los magistrados de todas las salas
mencionadas anteriormente (es decir, 32 magistrados).

Además del TSJ, existen en el país otros tres tipos de tribunales:


Municipales, de primera instancia y superiores. Los tribunales municipales
pueden ser los primeros en conocer un caso por montos bajos o por ser los
ejecutores de medidas cautelares o ejecutivas dictadas por otros tribunales
en las distintas ramas del derecho.

Los tribunales de primera instancia son, como su nombre lo sugiere,


los primeros en conocer de un caso o los segundos por una apelación si
la sentencia fue dictada por un tribunal de municipio, y están organizados de
acuerdo a las distintas materias y ramas del derecho.

El caso de los tribunales de primera instancia penales es peculiar


porque están subdivididos en tres tipos: control, juicio y ejecución. También
los laborales son peculiares porque se dividen en: sustanciación, mediación y
ejecución (que son un tipo) y los de juicio.

Los tribunales o cortes superiores o de apelación generalmente


constituyen la segunda instancia del Poder Judicial, y son los encargados de
conocer de las apelaciones en contra de las sentencias de primera instancia.
Los tribunales además se organizan por materia: penal (que se divide en
adultos, adolescentes y terrorismo), civil-mercantil y tránsito; niñas, niños y
adolescentes; laboral; contencioso agraria; contencioso
administrativo y contencioso tributario).

Finalmente, vale la pena mencionar a los tribunales militares (llamados


Cortes Marciales) que tienen competencia exclusiva para conocer los casos
de los miembros de las Fuerzas Armadas.

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