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Invasión de elodea.
Hace falta que la corporación informe de manera mas clara y eficiente a la población sobre
las actividades concernientes al manejo y conservación de la cuenca
La exploración de la petrolera
francesa Maurel & Prom en la
laguna más grande del país tiene
con los pelos de punta a
campesinos y ambientalistas.
Para Felipe Molano, geofísico de Maurel & Pro, esas críticas son injustas. Explica que la compañía ha
tratado de levantar los permisos de los 22.000 predios, que 15.800 aceptaron, 1.680 se negaron y 4.000
están pendientes. Agrega que en los que han existido problemas son predios de familias numerosas en
las que, por ejemplo, los hijos dieron permiso, pero luego los padres se negaron y que no hay claridad
sobre quiénes son los propietarios reales. La empresa sostiene que no ha impactado ambientalmente la
laguna y que las exploraciones las hacen a más de un kilómetro de esta, aun cuando las normas
ambientales solo exigen 30 metros. Y aseguran que no tienen nada que ver con el rompimiento de la
tubería del acueducto ni mucho menos con la temperatura de las aguas. Y Pacific Rubiales envió unas
respuestas a La W en la que admiten que están “bastantes preocupados por lo que se comenta en la zona”
y prometen atender las quejas.
La pelea de Tota no ha tenido mucho eco a nivel nacional. Pero hace unas semanas la BBC hizo un
extenso reportaje. Según esa cadena el petróleo pone en jaque a “la única laguna del mundo que huele a
cebolla”. Este año, antes de que se hablara de la exploración petrolera, la laguna ganó el globo gris, un
deshonroso premio para los cuerpos de agua en vía de extinción. Por eso, quienes viven entre sus aguas
no sienten que se ganaron la lotería por tener posiblemente oro negro bajo sus predios. “Nos da terror
que lleguen a encontrar petróleo. Si eso pasara todo aquí va a cambiar”, sostiene Myriam Yaneth