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CUALIDADES DEL AUDITOR

El auditor debe tener suficiente capacidad profesional, experiencia técnica y el


entrenamiento adecuado para planear, organizar y ejecutar de la manera más eficiente
y económica el trabajo de auditoría y con calidad profesional.
Todo auditor debe reunir las siguientes cualidades:
1. ACTIVIDAD PROFESIONAL
El auditor debe ser activo en su profesión, perteneciendo a su colegio y a otras
organizaciones (a excepción de partidos políticos), participando en ellos, así
como en el desarrollo de su especialidad. (Soto, 2015. Pág. 22)
2. ÉTICA PROFESIONAL
La ética profesional del auditor, se refiere a la responsabilidad del mismo para
con el público, hacia los clientes y colegas y los niveles de conducta máximos y
mínimos que debe poseer. (Soto, 2015. Pág. 23)
El auditor no debe propalar críticas destructivas y negativos de las actividades
de sus colegas, que se encuentren desarrollando las acciones propias de la
especialidad. No debe ser juez y parte a la vez, en los actos administrativos en
donde comprometan su calidad profesional.
(Soto, 2015. Pág. 23)
3. COMPORTAMIENTO PROFESIONAL
El Auditor a parte de la experiencia y conocimientos, debe tener una conducta
intachable y a toda prueba, la que hará prevalecer al momento de emitir sus
informes o dictámenes. (Soto, 2015. Pág. 23)
4. CARÁCTER Y PERSONALIDAD
El don de la gente y el poder de ascendencia que pueda tener una persona,
demuestran características diferenciales de su personalidad con aptitudes
positivas practicadas, que sustentan su actuación personal. (Soto, 2015. Pág. 23)
El auditor no debe ser débil ni fuerte en su carácter, debe presentar una adecuada
propiedad en su forma de actuar sin demostrarse despótico, neurasténico. (Soto,
2015. Pág. 23)
5. EXPERIENCIA
La experiencia es base fundamental del conocimiento y conjuntamente con los
estudios garantiza el ser un excelente profesional. La experiencia en el campo
laboral es la acumulación de conocimientos que un auditor logra en el transcurso
del tiempo. (Soto, 2015. Pág. 24)

RESPONSABILIDADES DEL AUDITOR

El auditor que realiza una auditoría es responsable de la obtención de una seguridad


razonable de que los estados financieros considerados en su conjunto están libres de
incorrecciones materiales debidas a fraude o error.

El riesgo de no detectar incorrecciones materiales debidas a fraude es mayor que el


riesgo de no detectar las que se deben a error. Esto se debe a que el fraude puede
conllevar planes sofisticados y cuidadosamente organizados para su ocultación, tales
como la falsificación, la omisión deliberada del registro de transacciones o la
realización al auditor de manifestaciones intencionadamente erróneas. Dichos intentos
de ocultación pueden ser aún más difíciles de detectar cuando van acompañados de
colusión. La colusión puede inducir al auditor a considerar que la evidencia de
auditoría es convincente, cuando, en realidad, es falsa. La capacidad del auditor para
detectar un fraude depende de factores tales como la pericia del que lo comete, la
frecuencia y el alcance de la manipulación, el grado de colusión, la dimensión relativa
de las cantidades individuales manipuladas y el rango jerárquico de las personas
implicadas. Si bien el auditor puede ser capaz de identificar la existencia de
oportunidades potenciales de cometer un fraude, puede resultarle difícil determinar si
las incorrecciones en aspectos en los que resulta necesario ejercer el juicio, tales como
las estimaciones contables, se deben a fraude o error.

Por otra parte, el riesgo de que el auditor no detecte una incorrección material debida
a fraude cometido por la dirección es mayor que en el caso de fraude cometido por
empleados, porque la dirección normalmente ocupa una posición que le permite,
directa o indirectamente, manipular los registros contables, proporcionar información
financiera fraudulenta o eludir los procedimientos de control diseñados para prevenir
que otros empleados cometan fraudes de ese tipo.

En el proceso de obtención de una seguridad razonable, el auditor es responsable de


mantener una actitud de escepticismo profesional durante toda la auditoría, teniendo
en cuenta la posibilidad de que la dirección eluda los controles y reconociendo el hecho
de que los procedimientos de auditoría que son eficaces para la detección de errores
pueden no serlo para la detección del fraude.

OBJETIVOS

Falconi (2013) nos revela que los objetivos del auditor

1. Identificar y evaluar los riesgos de errores importantes en los estados


financieros, debido al fraude.
2. Obtener suficiente evidencia apropiada de auditoría, respecto de los riesgos
evaluados de errores importantes, debido al fraude, mediante el diseño y la
implementación de respuestas o reacciones apropiadas.
3. Responder adecuadamente al fraude o la sospecha de fraude detectados
durante la auditoría.

CONCLUSIÓN

El trabajo profesional de un contador público como auditor es muy grande, la


responsabilidad de emitir una opinión sobre la información financiera de una empresa
y es el único profesionista para hacerlo, obliga al auditor a estar actualizado con las
últimas modificaciones dadas y con el continuo reto de ofrecer un servicio de calidad,
con ética y profesionalismo mediante la generación de valor agregado y estrategias
que permitan a la sociedad y las empresas a cumplir con sus objetivos proyectados.

BIBLIOGRAFIA

 Mario Soto (2015) Auditoria Operativa de Servicios. Primera Edición


Chimbote, 2015.
Disponible:
https://campus.uladech.edu.pe/pluginfile.php/795797/mod_resource/content/1
/TEXTO%20UNIV.%20A.O.%20Y%20S.%2011.032015pdf

 NORMA INTERNACIONAL DE AUDITORÍA 240


 Oscar Falconi (2013) NIA 240 Responsabilidad del auditor en materia de
fraude, Actualidad Empresarial.
Disponible:
http://aempresarial.com/servicios/revista/291_11_COVBVISQHTXFZBQGD
LIOPTPWQRIJVETYTOAOWTEEMCKMDASHMB.pdf

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