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PLANIFICACIÓN DE SESIÓN DE APRENDIZAJE

GRADO UNIDAD NÚMERO DE SESIÓN DURACIÓN


Quinto 2 4/12 135 minutos

TÍTULO DE LA SESIÓN

Interpretamos el contenido y vinculamos los tópicos de diversos textos literarios

APRENDIZAJES ESPERADOS

COMPETENCIAS CAPACIDADES INDICADORES

Interpreta textos
Explica la relación entre el conflicto, el
literarios en relación destino y la tensión en la trama de textos
Interactúa con expresiones con diversos contextos. literarios narrativos y poéticos.
literarias. Se vincula tradiciones
Compara tópicos sobre el destino y
literarias mediante el
estilos de textos literarios de distinta
diálogo intercultural. procedencia cultural.

SECUENCIA DIDÁCTICA

INICIO (25 minutos)

Motivación / conflicto cognitivo

 El docente saluda a los estudiantes, luego presenta la siguiente imagen con un poema:

XXIX

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 Invita a uno de los estudiantes a leer los versos del poema. Luego pregunta: ¿Qué significa el
camino para el poeta? ¿Qué significan las huellas en nuestro camino? ¿Qué son las estelas?
 Se comparten las respuestas en plenario, se recogen las respuestas valorando todas las
interpretaciones de los estudiantes y se reflexiona:

“El poema de Machado habla principalmente de la vida. El autor dice que la vida no está escrita
sino que uno la tiene que ir recorriendo y descubriéndola. Machado no habla de una vida fácil ni
difícil, sino que describe cómo debe ser la vida, con sus curvas, sus baches y sus atajos”.

 Una vez más el tema del destino está presente en un texto literario, pero ahora como una visión
de construcción de ser nosotros los que debemos de hacerlo en el día a día, buscando lo mejor,
sin mirar atrás. El docente relaciona el poema con el propósito de la sesión: Interpretar y vincular
la temática del destino en diferentes obras literarias de diferente procedencia sociocultural.
 De manera compartida docente y estudiantes revisan el avance en el cumplimiento de las normas
de convivencia determinadas.

DESARROLLO (100 minutos)

 Para tener en cuenta por el docente:


El autor de este poema es Antonio Machado, nacido el 26 de julio de 1875, en Sevilla. Es un poeta
español, miembro tardío de la generación del 98, cuyos inicios están relacionados con el
modernismo. Es uno de los autores más representativos del movimiento noventa y ocho, ya que su
obra refleja la decadencia cultural y política de la España de su tiempo.
Este poema pertenece a la obra Proverbios y cantares, que contiene meditaciones acerca de los
enigmas del hombre. El poema XXIX, en este caso, nos muestra la preocupación del poeta del tiempo
por el transcurso de la vida, que identifica con el camino.
La poesía de Machado hace referencias constantemente al camino. No es simplemente un camino en
su sentido literal sino que el poeta lo identifica con la vida. No podía faltar el camino en uno de sus
proverbios más conocidos que ha sido recitado y cantado infinidad de veces. Podemos contemplar en
este poema la preocupación del poeta por el transcurso del tiempo y cómo el autor refleja su
preocupación por aquello que venga después de su muerte. El autor es un personaje sensible que
pretende dejar huella después de su partida.
Cuando el poeta dice: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante no hay camino,
se hace camino al andar”, se refiere a que la vida es como nosotros la hacemos, que no es un camino
fijo que debemos seguir, es un camino que nosotros debemos recorrer y crear. Nuestras decisiones
darán rumbo a nuestro camino (que no está prefijado). El mensaje que el autor pretende hacernos
llegar con los versos “Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se
ha de volver a pisar” podría ser que, a medida que vamos avanzando por este camino, iremos
cometiendo errores, haremos las cosas mal, pero una vez recorrido este trozo de camino, no
debemos volver la vista e intentar corregirlos sino que debemos ver lo que, a partir de ese momento,
nos queda por recorrer. Los errores también forman parte de nuestras vidas y también pueden dirigir
nuestro camino hacia uno u otro fin. Cuando el autor escribe “Caminante no hay camino, sino
estelas en la mar”, intenta decir que, no es un camino claro el de nuestras vidas, pero si sabemos de
aquella gente que pasó antes de nosotros y sabemos el camino que siguieron (que son las estelas),
pero nosotros podemos dirigir nuestra vida por el camino que más nos guste y mirar hacia la
dirección que nos haga más felices. Es importante el hecho de que las estelas, cuando pasa un breve

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espacio de tiempo, desaparecen y en la inmensidad del mar son algo insignificante. Esta podría ser la
preocupación del autor por dejar huella tras su muerte, y no ser una de tantas vidas que han sido
olvidadas después de la muerte. Si esta fue una de las preocupaciones de Machado, puede estar
tranquilo. Han pasado años de su muerte y sus versos se siguen recitando y estudiando en la
actualidad y los que los leemos seguimos identificándonos con sus preocupaciones y sentimientos
sobre todo con el tiempo, que no podemos hacer nada para evitar que este pase.
En conclusión, el mensaje de Antonio Machado no es más que nuestra vida está formada por todo lo
que somos y todo lo que hacemos y, a medida que vamos avanzando, vamos construyendo una vida y
a pesar de que habrá cosas que no haremos bien, formarán parte de nosotros, pero en lugar de
lamentarlo a lo largo de nuestros días, debemos seguir adelante como hicieron millones de personas
antes que nosotros, que, en definitiva, no somos más que una pequeña gota de agua en la
inmensidad del mar.1

 El docente, después de reflexionar con algunas ideas sobre el poema presentado de Antonio
Machado y la postura diferente sobre el destino, pregunta a los estudiantes: ¿Qué saben de
Gabriel García Márquez? ¿Han leído alguna de sus obras? ¿Cuáles? Luego, presenta de manera
oral algunos datos relevantes del escritor y la trascendencia de sus obras a nivel mundial.
Posteriormente, reflexiona: ¿Saben qué es el incesto? ¿Creen ustedes que por más que
busquemos evitar algunas situaciones conflictivas y buscar superarlas, tarde o temprano se
cumplirá lo que el destino nos tiene trazado? ¿Por qué?
 El docente conduce las participaciones a las respuestas formuladas por los estudiantes. Luego,
señala que el incesto es un tema que ha provocado mucha polémica en el mundo y que Gabriel
García Márquez aborda este tema en su obra Cien años de soledad, a través de siete
generaciones de la familia Buendía. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de
primos que se casaron llenos de presagios y temores por su parentesco, y el mito existente en la
región era que su descendencia podía tener cola de cerdo.
Si bien es cierto que la obra se inicia relatando que ya se sabía lo que podía o iba a ocurrir, los
personajes desafían estos vaticinios y se enfrentan a esta realidad. Sin embargo, el final ya está
predestinado con una frase apocalíptica: "El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al
último se lo están comiendo las hormigas".
 El docente motiva a los estudiantes para que inicien la lectura del capítulo II en el que se plantea
el inicio de esta situación donde se enfrenta a los vaticinios del destino.
 El docente señala que realizarán una lectura expresiva y dirigida de la parte del capítulo II de la
obra Cien años de soledad (Anexo 1). Les recuerda leer pausadamente, con correcta
pronunciación, entonación y voz para que puedan entender el texto.
 Durante la lectura, el docente establece pausas entre los párrafos de la lectura, realizando
predicciones sobre el texto y generando comentarios sobre algunas situaciones que se van
presentando: Por ejemplo, sobre los piratas, si es posible que se nazca con una cola, si se debe
impedir la unión de dos familiares, etc.
 Después de la lectura se comparten las impresiones y reflexiones sobre el texto leído: ¿El destino
de los primos ya estaba avizorado? ¿Por qué? ¿Fueron en contra de este? ¿Qué los llevó a
enfrentarlo? ¿En qué situaciones similares los seres humanos enfrentamos lo que se puede
vaticinar? ¿Estará bien o mal? ¿Por qué?
 El docente presenta la siguiente imagen de la escritora Clorinda Matto de Turner:

1
Suspiros poéticos. http://nmataliteratura.wordpress.com/2009/05/01/son-tus-huellas-el-camino-y-nada-mas/

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La novela tiene que ser la fotografía de los vicios y las
virtudes de un pueblo, con la consiguiente moraleja
correctiva para aquellos y el homenaje de admiración
para estas.

(Clorinda Matto de Turner)

 Pregunta a los estudiantes: ¿Qué nos transmite esta frase? ¿Por qué se relaciona a la novela con
una fotografía de los vicios? ¿Será posible corregir aquello que hace daño?
 El docente presenta un preámbulo de la escritora y las características de sus obras. Señala que
una de las más conocidas por la denuncia social que se plantea es la novela Aves sin nido. Luego,
motiva a los estudiantes a realizar la lectura del proemio presente en esta obra.
 Da las indicaciones a los estudiantes para realizar la lectura expresiva y dirigida del proemio
(Anexo 2). Les recuerda leer pausadamente, con correcta pronunciación, entonación y voz.
 Durante la lectura establece pausas entre los párrafos de la lectura, realizando predicciones sobre
el texto y generando comentarios sobre algunas situaciones que van presentándose. Por ejemplo:
¿Qué son los estereotipos? ¿Qué es una novela de costumbres? ¿Los curas deberían de casarse?
¿Por qué la raza indígena siempre ha sido explotada?
 Después de la lectura comparte las impresiones de los estudiantes sobre lo leído. ¿Será posible
que la novela logre reivindicar a seres de la sociedad? ¿La literatura es una forma de expresar y
dar a conocer una realidad? ¿Puede ayudar a cambiarla? ¿Cómo? ¿Cómo se presenta el destino
en esta situación?
 El docente indica a los estudiantes que formen grupo de tres, luego les explica que a partir de las
tres lecturas literarias realizadas de Antonio Machado, Gabriel García Márquez y Clorinda Matto
de Turner, elaboren un cuadro comparativo, señalando la forma como se presenta el destino en
cada obra:

Caminante no hay camino Cien años de soledad Proemio de Aves sin nido

 El docente acompaña el avance de cada grupo. Asimismo, da las recomendaciones oportunas


sobre sus reflexiones. Si hay preguntas permanentes, establece pausas para dar las orientaciones
pertinentes.
 El docente conduce la participación de los grupos para analizar cómo han identificado el destino
en cada texto. Para ello, organiza en la pizarra el cuadro entregado y a medida que se va
participando, va consolidando la información y reorganizando las ideas. Finalmente pide que

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copien el cuadro en el cuaderno.
 Agradece la participación y trabajo individual y en equipo de los estudiantes.

CIERRE (10 minutos)

 El docente consolida señalando que las producciones literarias abordan la temática del destino en
diferentes espacios físicos y temporales, desde la mirada de la época en la que fueron producidas.
Cualquiera que fuera es potestad nuestra el avizorar el destino como algo determinado o sobre el
cual podemos intervenir.
 Los estudiantes realizan la metacognición:
¿Qué aprendimos hoy? ¿Cómo lo aprendimos? ¿Para qué aprendimos? ¿Qué podríamos mejorar?

TAREA A TRABAJAR EN CASA

Averiguan la biografía y obra de los tres escritores y la transcriben en su cuaderno.

EVALUACIÓN

En esta sesión, la evaluación será formativa en la competencia de: Interactúa con expresiones
literarias, la cual se evaluará mediante un cuadro comparativo.

MATERIALES O RECURSOS A UTILIZAR

- Cuaderno de trabajo personal


- Lecturas
- Cuadro comparativo

ANEXOS:

- Anexo N° 1: Cien años de soledad (Capítulo II)


- Anexo N° 2: Aves sin nido (Proemio)

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Anexo N° 1:

Capítulo II

Gabriel García Márquez

Cuando el pirata Francis Drake asaltó a Riohacha, en el siglo XVI, la bisabuela de Úrsula Iguarán se
asustó tanto con el toque de rebato y el estampido de los cañones, que perdió el control de los
nervios y se sentó en un fogón encendido. Las quemaduras la dejaron convertida en una esposa
inútil para toda la vida. No podía sentarse sino de medio lado, acomodada en cojines, y algo
extraño debió quedarle en el modo de andar, porque nunca volvió a caminar en público. Renunció
a toda clase de hábitos sociales obsesionada por la idea de que su cuerpo despedía un olor a
chamusquina. El alba la sorprendía en el patio sin atreverse a dormir, porque soñaba que los
ingleses con sus feroces perros de asalto se metían por la ventana del dormitorio y la sometían a
vergonzosos tormentos con hierros al rojo vivo. Su marido, un comerciante aragonés con quien
tenía dos hijos, se gastó media tienda en medicinas y entretenimientos buscando la manera de
aliviar sus terrores. Por último liquidó el negocio y llevó la familia a vivir lejos del mar, en una
ranchería de indios pacíficos situada en las estribaciones de la sierra, donde le construyó a su
mujer un dormitorio sin ventanas para que no tuvieran por donde entrar los piratas de sus
pesadillas.

En la escondida ranchería vivía de mucho tiempo atrás un criollo cultivador de tabaco, don José
Arcadio Buendía, con quien el bisabuelo de Úrsula estableció una sociedad tan productiva que en
pocos años hicieron una fortuna. Varios siglos más tarde, el tataranieto del criollo se casó con la
tataranieta del aragonés. Por eso, cada vez que Úrsula se salía de casillas con las locuras de su
marido, saltaba por encima de trescientos años de casualidades, y maldecía la hora en que Francis
Drake asaltó a Riohacha. Era un simple recurso de desahogo, porque en verdad estaban ligados
hasta la muerte por un vínculo más sólido que el amor: un común remordimiento de conciencia.
Eran primos entre sí. Habían crecido juntos en la antigua ranchería que los antepasados de ambos
transformaron con su trabajo y sus buenas costumbres en uno de los mejores pueblos de la
provincia. Aunque su matrimonio era previsible desde que vinieron al mundo, cuando ellos
expresaron la voluntad de casarse sus propios parientes trataron de impedirlo. Tenían el temor de
que aquellos saludables cabos de dos razas secularmente entrecruzadas pasaran por la vergüenza
de engendrar iguanas. Ya existía un precedente tremendo. Una tía de Úrsula, casada con un tío de
José Arcadio Buendía, tuvo un hijo que pasó toda la vida con unos pantalones englobados y flojos,
y que murió desangrado después de haber vivido cuarenta y dos años en el más puro estado de
virginidad, porque nació y creció con una cola cartilaginosa en forma de tirabuzón y con una
escobilla de pelos en la punta. Una cola de cerdo que no se dejó ver nunca de ninguna mujer, y
que le costó la vida cuando un carnicero amigo le hizo el favor de cortársela con una hachuela de
destazar. José Arcadio Buendía, con la ligereza de sus diecinueve años, resolvió el problema con
una sola frase: "No me importa tener cochinitos, siempre que puedan hablar". Así que se casaron
con una fiesta de banda y cohetes que duró tres días. Hubieran sido felices desde entonces si la
madre de Úrsula no la hubiera aterrorizado con toda clase de pronósticos siniestros sobre su
descendencia, hasta el extremo de conseguir que rehusara consumar el matrimonio. Temiendo
que el corpulento y voluntarioso marido la violara dormida, Úrsula se ponía antes de acostarse un
pantalón rudimentario que su madre le fabricó con lona de velero y reforzado con un sistema de
correas entrecruzadas, que se cerraba por delante con una gruesa hebilla de hierro. Así estuvieron
varios meses. Durante el día, él pastoreaba sus gallos de pelea y ella bordaba en bastidor con su
madre. Durante la noche, forcejeaban varias horas con una ansiosa violencia que ya parecía un

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sustituto del acto de amor, hasta que la intuición popular olfateó que algo irregular estaba
ocurriendo, y soltó el rumor de que Úrsula seguía virgen un año después de casada, porque su
marido era impotente. José Arcadio Buendía fue el último que conoció el rumor.
―Ya ves, Úrsula, lo que anda diciendo la gente ―le dijo a su mujer con mucha calma.
―Déjalos que hablen ―dijo ella―. Nosotros sabemos que no es cierto.

De modo que la situación siguió igual por otros seis meses, hasta el domingo trágico en que José
Arcadio Buendía le ganó una pelea de gallos a Prudencio Aguilar. Furioso, exaltado por la sangre
de su animal, el perdedor se apartó de José Arcadio Buendía para que toda la gallera pudiera oír lo
que iba a decirle.
―Te felicito ―gritó―. A ver si por fin ese gallo le hace el favor a tu mujer.
José Arcadio Buendía, sereno, recogió su gallo. "Vuelvo en seguida", dijo a todos. Y luego, a
Prudencio Aguilar:

―Y tú, anda a tu casa y ármate, porque te voy a matar.

Diez minutos después volvió con la lanza cebada de su abuelo. En la puerta de la gallera, donde se
había concentrado medio pueblo, Prudencio Aguilar lo esperaba. No tuvo tiempo de defenderse.
La lanza de José Arcadio Buendía, arrojada con la fuerza de un toro y con la misma dirección
certera con que el primer Aureliano Buendía exterminó a los tigres de la región, le atravesó la
garganta. Esa noche, mientras se velaba el cadáver en la gallera, José Arcadio Buendía entró en el
dormitorio cuando su mujer se estaba poniendo el pantalón de castidad. Blandiendo la lanza
frente a ella, le ordenó: "Quítate eso." Úrsula no puso en duda la decisión de su marido. "Tú serás
responsable de lo que pase", murmuró. José Arcadio Buendía clavó la lanza en el piso de tierra.
―Si has de parir iguanas, criaremos iguanas ―dijo―. Pero no habrá más muertos en este pueblo
por culpa tuya.
(…)

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Anexo 2: PROEMIO

Aves sin nido


Clorinda Matto de Turner

Si la historia es el espejo donde las generaciones por venir han de contemplar la imagen de las
generaciones que fueron, la novela tiene que ser la fotografía que estereotipe los vicios y las
virtudes de un pueblo, con la consiguiente moraleja correctiva para aquellos y el homenaje de
admiración para estas.
Es tal, por esto, la importancia de la novela de costumbres, que en sus hojas contiene muchas
veces el secreto de la reforma de algunos tipos, cuando no su extinción.
En los países en que, como el nuestro, la literatura se halla en su cuna, tiene la novela que ejercer
mayor influjo en la morigeración de las costumbres, y, por lo tanto, cuando se presenta una obra
con tendencias levantadas a regiones superiores a aquellas en que nace y vive la novela cuya
trama es puramente amorosa o recreativa, bien puede implorar la atención de su público para que
extendiéndole la mano la entregue al pueblo.
¿Quién sabe si después de doblar la última página de este libro se conocerá la importancia de
observar atentamente el personal de las autoridades, así eclesiásticas como civiles, que vayan a
regir los destinos de los que viven en las apartadas poblaciones del interior del Perú?
¿Quién sabe si se reconocerá la necesidad del matrimonio de los curas como una exigencia social?
Para manifestar esta esperanza me inspiro en la exactitud con que he tomado los cuadros, del
natural, presentando al lector la copia para que él juzgue y falle.
Amo con amor de ternura a la raza indígena, por lo mismo que he observado de cerca sus
costumbres, encantadoras por su sencillez, y la abyección a que someten esa raza aquellos
mandones de villorrio, que, si varían de nombre, no degeneran siquiera del epíteto de tiranos. No
otra cosa son, en lo general, los curas, gobernadores, caciques y alcaldes.
Llevada por este cariño, he observado durante quince años multitud de episodios que, a realizarse
en Suiza, la Provenza o la Saboya, tendrían su cantor, su novelista o su historiador que los
inmortalizase con la lira o la pluma, pero que, en lo apartado de mi patria, apenas alcanzan el
descolorido lápiz de una hermana.
Repito que al someter mi obra al fallo del lector, hágalo con la esperanza de que ese fallo sea la
idea de mejorar la condición de los pueblos chicos del Perú; y aun cuando no fuese otra cosa que
la simple conmiseración, la autora de estas páginas habrá conseguido su propósito, recordando
que en el país existen hermanos que sufren, explotados en la noche de la ignorancia, martirizados
en esas tinieblas que piden luz; señalando puntos de no escasa importancia para los progresos
nacionales y haciendo, a la vez, literatura peruana.

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