Lograr el incremento sostenido de los ingresos y medios de vida de los
productores y productoras agrarios, priorizando la agricultura familiar, sobre la base de mayores capacidades y activos más productivos, y con un uso sostenible de los recursos agrarios en el marco de procesos de creciente inclusión social y económica de la población rural, contribuyendo a la seguridad alimentaria y nutricional.
Perspectivas: retos y oportunidades
Para diseñar claramente la estrategia que ataque los problemas centrales del agro, considerando los esfuerzos de inversión para disminuir y cerrar la brecha alimentaria, es necesario considerar los retos y los plazos que plantean los cambios en el entorno internacional con la globalización, los procesos de integración económica, el desarrollo tecnológico y los espacios para la adaptación y el desarrollo endógeno, los nuevos paradigmas del desarrollo sostenido, la nueva visión de la equidad y el desarrollo agrario, la seguridad alimentaria, y los procesos de democratización, modernización y descentralización del Estado. Estos son los factores que permitirán palanquear las oportunidades existentes, convirtiendo los problemas en retos viables de conseguir. La equidad y el desarrollo agrario: La política agraria impulsa el desarrollo de la agricultura para buscar el mejoramiento de los ingresos de los productores agrarios. Sin embargo, se está consciente de que la población agraria vive no sólo de la agricultura. Por lo tanto, la política agraria se ubica dentro de un concepto de desarrollo rural, el cual busca no solamente el incremento de los ingresos provenientes de un mejoramiento de la producción y productividad agropecuaria, sino también el mejoramiento de los sistemas no agrarios y su complementariedad en el ámbito local para la generación de empleo no agrícola, y por lo tanto el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural. Dado que el sector agrario es aún el sistema de mayor importancia para la generación del sustento económico de vida en las áreas rurales del país, la agricultura está obligada a liderar el proceso de desarrollo rural, que es un proceso de concertación de fuerzas y sistemas y que debe formar parte de un proyecto de desarrollo nacional. Descentralización, democracia y ética en la gestión pública El modelo de desarrollo para el agro, así como la transformación productiva que de manera comprometida el Estado y los actores privados tienen que enfrentar, requiere de un profundo cambio institucional. La modernización institucional no es sólo del Estado. En su proceso, tiene que promover y generar la modernización de las instituciones del conjunto de los productores agrarios. La modernización del Estado, particularmente del Sector Público Agrario, es clave para producir estos cambios. Es una modernización destinada a construir una plataforma de servicios principalmente en tecnología, información, sanidad y titulación de tierras, desde las agencias agrarias, que son el núcleo institucional más cercano al productor y más descentralizado por su cercanía a los gobiernos y organizaciones locales. Uno de los principales objetivos del actual gobierno es cambiar este esquema de funcionamiento estatal a partir de un proceso de reforma institucional del Estado. Esta reforma tiene como objetivo poner en práctica el rol subsidiario del Estado e institucionalizar una organización estatal descentralizada y eficiente al servicio de los ciudadanos. Entorno internacional: globalización y procesos de integración económica: El Perú a la par que se ha comprometido en continuar con las reducciones unilaterales de aranceles con el fin de mantener un ambiente comercial plenamente competitivo, ha introducido dentro de su estrategia de desarrollo comercial el concepto de regionalismo abierto. Esto incluye la negociación de tratados preferenciales bilaterales y regionales así como de procesos de integración, que garanticen un acceso más amplio para las exportaciones peruanas. En ese contexto la política agrícola busca fortalecer el mercado interno y externo mediante el aprovechamiento de las oportunidades para mejorar las condiciones de acceso de los productos agropecuarios al mercado internacional y preservar las condiciones de acceso para el mercado interno más conveniente, que de manera conjunta permitan viabilizar un desarrollo sectorial competitivo, equitativo y sostenible. El Perú actualmente se encuentra comprometido con los procesos de apertura. Mediante la Resolución Legislativa Nº 26407 del 18 de diciembre de 1994, ha incorporado a su normatividad legal los compromisos asumidos en el Acta Final de la Ronda Uruguay del GATT, suscrito en Marrakech, en abril de 1994; y que constituyó la partida de nacimiento de la Organización Mundial de Comercio - OMC. El Perú en el marco de la - OMC, busca lograr previsibilidad, transparencia y seguridad en el acceso a los mercados, reducciones sustanciales de los niveles de ayuda interna, subsidios y protección del sector agropecuario. Asimismo, es fundamental considerar otros temas no comerciales de interés para los países en desarrollo como el tema de la pobreza rural, el desempleo, protección del medio ambiente, seguridad alimentaria, entre otros. Corregir las distorsiones severas del mercado de bienes agrarios será tarea de la nueva ronda de negociaciones (la Ronda Doha), lanzada recientemente por la OMC en noviembre del año 2001, en la que se reconoce un tratamiento diferencial para los países en desarrollo. Se espera alcanzar nuevos acuerdos a más tardar en marzo del año 2008. Así mismo, el Perú se encuentra comprometido en diversos procesos de integración económica y comercial, a fin de tener un acceso más amplio y garantizado para sus exportaciones, así como un tratamiento negociado de sus importaciones, lo cual implica plazos cortos para enfrentar las nuevas condiciones de apertura de los mercados. Se deben aprovechar los beneficios de los tratados de comercio preferencial que los EE.UU. (ATPA) y la Unión Europea han otorgado a la Comunidad Andina, en el marco del apoyo a la lucha contra el narcotráfico y la sustitución de cultivos de la coca y amapola. La aplicación de estos mecanismos otorga oportunidades a nuestras exportaciones en dichos mercados. Evolución del Cambio tecnológico: Para hacer viable una estrategia comercial para el Perú que le devuelva rentabilidad y competitividad al agro y cierre la brecha alimentaria, asociada a inversiones tecnológicas que incrementen la productividad, es preciso que nuestras exportaciones crezcan a tasas altas. Ello acontece en un contexto en que la agricultura mundial vive un momento particular de profundo cambio tecnológico. La introducción de la informática y la biotecnología están cambiando la configuración del mundo actual. El paradigma del desarrollo sostenible: En la actualidad, el tema de la conservación del ambiente ocupa un lugar importante. En el pasado se suponía que los recursos naturales no se deterioraban, y su uso no tenía restricciones. El desarrollo sostenible es un proceso donde la explotación de los recursos naturales está en armonía con el principio de la satisfacción de las necesidades humanas actuales sin perjudicar a las futuras generaciones. Para ello, es necesario plantear una estrategia de crecimiento económico que asuma que todos los activos naturales de la sociedad deben mantenerse de manera que la generación presente entregue a las generaciones futuras una cantidad igual o mayor de oportunidades. La importancia de la calidad y la inocuidad: En los últimos años, la demanda agrícola mundial ha estado sujeta a importantes variaciones vinculadas a la creciente preocupación por la calidad y la inocuidad de los alimentos, así como por las condiciones ambientales en que se generan estos productos. La tendencia actual del mercado internacional de alimentos, especialmente por parte de los países desarrollados, es la de imponer exigencias equivalentes a las que se imponen a los productos nacionales. Tal situación está asociada al desarrollo de productos de calidad. La valorización de los productos agropecuarios a través del incremento en la calidad es una opción estratégica para el mejoramiento de la competitividad del agro nacional. Los cambios en la agricultura mundial también deben llevar al establecimiento de vínculos cada vez más estrechos entre la agricultura como sector que genera productos primarios, y el eslabón industrial, que procesa y agrega valor a dichos productos. La constitución de un sector agroindustrial cada vez más integrado a escala mundial, en el que intervienen explotaciones agrícolas, agroindustrias, empresas exportadoras e importadoras, almacenes, ferias y supermercados, empresas de servicios y organizaciones de consumidores, constituye una realidad insoslayable que condiciona el comportamiento sectorial y que, por lo mismo, debe implicar cambios en nuestros conceptos y en las formas de aplicación de las políticas públicas.
Situación y política comercial del sector agrícola
Según información proporcionada por el Ministerio de Agricultura, las reformas
de política económica aplicadas desde principios de los años noventa permitieron una mayor disciplina en las cuentas fiscales y monetarias del país y generaron una estabilidad muy apreciada en la economía, sobretodo en relación a los niveles de inflación y tipo de cambio. Sin embargo, a nivel sectorial agrícola, los productores enfrentaron en general un marco de incentivos desfavorable expresado en menores precios reales de productos agrícolas, menor protección en frontera, reducida disponibilidad de crédito, y altas tasas de interés real y mayores precios de insumos. A pesar de lo anterior, el PBI del sector agrícola tuvo un importante crecimiento después de las reformas, creciendo a una tasa promedio de 5.9% en el periodo 1995-00. Muchos factores han sido mencionados para explicar esta recuperación sectorial. Unos son de naturaleza temporal como el buen clima en algunos años o el crecimiento del área sembrada debido a la pacificación. Otros son factores de crecimiento real y sostenible (mayor uso de semillas mejoradas, explotación de las oportunidades de exportación), pero su impacto tiende a beneficiar casi exclusivamente a los "agricultores comerciales", sin mejorar mayormente la situación de los pequeños agricultores. Entre los años 2001- 2005 el sector agropecuario también mostró una tendencia positiva, con un crecimiento promedio de 2.7% anual en su PBI, aunque lo hizo a ritmos menores que el resto de la economía, que creció al 3.6% anual. Cabe indicar que en los años 2001 y 2004 las condiciones climatológicas influyeron negativamente en los niveles de producción del sector motivando menores superficies sembradas. En el año 2005 el sector experimentó un crecimiento importante (4.7%), fundado en el dinamismo del subsector pecuario (6,6%) y el moderado avance del subsector agrícola (3,20%). En la actualidad, el sector agropecuario participa con menos del 10% del Producto Bruto Interno (PBI) en el Perú, emplea a más del 35% de la población económicamente activa (PEA) y es una importante fuente de ingresos para los grupos más pobres del país. La producción es muy heterogénea dada la gran diversidad de climas y condiciones agro-ecológicas que existen en las tres regiones del país. El departamento de Lima concentra el 22% del valor de producción del sector. Respecto al empleo, no existen estadísticas sobre el empleo generado por los diferentes cultivos y crianzas en el país. Sin embargo, éste ha sido estimado en base a la información sobre requerimientos de mano de obra por hectárea para los productos agrícolas con base en trabajos de OIT sobre empleo agrícola en Perú. La información considera únicamente la mano de obra utilizada en las labores de siembra, cultivo y cosecha, y no incluye otras actividades de post- cosecha (selección, acarreo, procesamiento primario). Asimismo, los requerimientos de mano de obra corresponden a un determinado nivel tecnológico y a una situación de rentabilidad que permite la utilización recomendada de mano de obra en el cultivo respectivo. Con estas limitaciones, las estimaciones realizadas revelan que el mayor empleo de mano de obra se realiza en el arroz (169 mil empleos), seguido de la producción de papa (106 mil), café (87 mil) y maíz (124 mil entre ambos maíces). Sin embargo, debe destacarse que la mayor intensidad de uso de mano de obra por hectárea esta en los cultivos hortícolas (cebolla, ajo, espárrago) que ocupan más de tres veces la cantidad de trabajo que se requiere en la producción de maíz por hectárea. Precios agrícolas: El índice de precios agrícolas en sus niveles promedios experimentó un incremento importante (17.3%) entre los años 2002 y 2005, en tanto que, el índice de precios de los productos pecuarios no ha mostrado mayor variación (0.4%). En el año 2005 el índice de precios agrícolas ha decrecido (3.5%), debido a la caída de los precios reales de los más importantes productos así como también ha caído el índice de precios pecuarios (4.8%). Ingreso Agropecuario: La evolución del ingreso promedio agropecuario, estimado por el ratio VBP/ número de unidades agropecuarias, mostró un comportamiento creciente entre el 2001-2005. El ingreso promedio por unidad agropecuaria en el 2005 ascendió a S/ 805 mensuales. Asumiendo que el número promedio de miembros por unidad agropecuaria es 5, el ingreso promedio per cápita mensual ascendió a S/161, el cual fue mayor al alcanzado el año anterior. Entre el 2001-2005 el déficit de la Balanza Comercial Agraria se ha reducido de manera importante hasta tornarse en superávit como resultado del crecimiento importante de las exportaciones. Esta mejora en la balanza se explica por el continuo crecimiento de las exportaciones no tradicionales y por una mejora importante de las exportaciones tradicionales. El crecimiento de las exportaciones agrícolas ha sido muy significativo, sobre todo por la consolidación de la posición exportadora a nivel mundial en varios productos hortofrutícolas como la páprika, las alcachofas, el pimiento piquillo y frutas frescas como el mango y la uva. Las exportaciones agrícolas han tenido una tendencia creciente en los últimos años, alcanzando un crecimiento promedio anual de 14%, generado principalmente por el desarrollo de las exportaciones hortofrutícolas no tradicionales. El incremento de las exportaciones hacia Estados Unidos, el cual es nuestro principal mercado de destino, ha estado apoyado por las preferencias arancelarias otorgadas por EE.UU. a través del ATPDEA Sólo entre los años 2002-2005, las exportaciones agrarias hacia EE.UU. procedentes de Perú aumentaron en más de 82% y alrededor del 65% de este comercio se beneficiaba con el ATPDEA mientras un 35% del comercio agropecuario se realizaba bajo tarifas donde Estados Unidos aplica usualmente un arancel cero. La balanza comercial resulta de la diferencia entre las exportaciones FOB menos importaciones FOB. Entre los principales países proveedores de las importaciones agrarias tenemos en primer lugar a Argentina, seguido de Estados Unidos, Chile y Bolivia.
PRINCIPIOS DE LA POLITICA AGRARIA
1. Prioridad de la actividad agraria. Todo Estado le da la primera prioridad,
imprimiendo un desarrollo agrario integral y sostenible. Como preeminencia entre las actividades económicas del país está la agraria. Su objetivo debe ser invertir el proceso de inmigración del campo, luchar contra la pobreza y la extrema pobreza que en los países subdesarrollados, como el nuestro, es problema mayor. Se dice, que el actual gobierno de García Pérez, debe desarrollar el país, pero creemos, que debe ser sobre la base de la agricultura. Aquí cabe expresar lo que ex cátedra proclamamos: “a todo país se le mide su desarrollo económico-social, en la medida en que ha desarrollado su agricultura”.
2. Avivar o fomentar la biodiversidad en la explotación agraria. Una política
agraria coherente debe responder a la calidad de vida del hombre del campo en los niveles de salud, seguridad, comunicación, trabajo y alimentación. Que desde luego contribuyen a mejorar la calidad del medio ambiente agrario. 3. Diversificación de las actividades económicas y sociales. Es posible a través de aportes de iniciativa personal, familiar o colectiva de autogestión como inversiones, asistencia técnica, científica, servicios empresariales, infraestructura, educación general y ambiental, etcétera y desde luego la divulgación de los grandes avances de la agricultura moderna y la ciencia ius agraria que la normativiza. 9
4. Multidisciplinaria y multisectorial. Toda política agraria debe estar sostenida
en su carácter de ser multidisciplinaria y en su concepción multisectorial para su ejecución. Su aplicación debe ser a nivel nacional, donde las regiones deben tomar la posta y jueguen un papel importante sobre todo en las zonas agrarias o rurales desamparadas o abandonadas, v. gr. Cusco, Puno, Ayacucho, Apurimac, Cajamarca.
5. Desarrollo sostenido. Las políticas agrarias deben fomentar un desarrollo
sostenido en lo productivo, social y ambiental: mantener la calidad ecoambiental, preservar la función paisajística de la naturaleza cultural. Agricultura productiva y de exportación sí, pero ambientalmente sana y ecológicamente equilibrada, esta es condición sine quanon, para hablar de exportación agraria, lo demás, simplemente es buena voluntad.
6. Mantener la preservación de los recursos naturales renovables, la
biodiversidad e identidad cultural. Si hablamos de preservación y de biodiversidad (agraria) es pensando en las generaciones presentes y futuras, es decir, pensando con responsabilidad holística. La finalidad de la preservación radica en garantizar la seguridad y la calidad de los productos alimentarios destinados al consumo humano, proporcionar a los operadores de la agricultura ingresos económicos justos y al consumidor el precio correcto.
7. El principio de la solidaridad. Toda política agraria o rural debe estar
fundamentada en este principio si se pretende un desarrollo agrario sostenido en el tiempo, es decir, debe practicarse la solidaridad; con otras palabras, que todos deben cooperar multisectorialmente, porque el desarrollo no sólo está en el buen cultivo y la buena crianza, sino básicamente, en la educación, la salud, las vías de comunicación, la seguridad, la capacitación técnica y científica, comercialización, y fundamentalmente en el trabajo agrario. El principio de la solidaridad humana anima la vida institucional, económica y social de las comunidades campesinas del Perú, pues ellas sobreviven gracias a la fuerte práctica de la solidaridad, matizada por la reciprocidad y mancomunidad, para afrontar los grandes problemas que atravesaron, por ejemplo, en tiempos que nuestro país sufrió terribles devaluaciones de su moneda. El principio está destinado 10 a humanizar todo proceso de desarrollo, en especial de la agricultura, en la que está la persona humana como centro del quehacer estatal, social e individual.
8. Su sistematización jurídica. La aplicación de la política agraria o rural debe
fundarse en procedimientos lógicos o coherentes con la realidad agraria nacional o regional integrados con limpidez, por ejemplo, en una «Ley General de Política de Desarrollo Agrario Nacional», armonízada con los fundamentos constitucionales que la orientan, constituyéndose en un instrumento jurídico de desarrollo agrario sostenible. Todo ello requiere de leyes especiales agrarias, sobre la base del común denominador de la actividad agraria o la «agrariedad», es decir, con leyes especiales propias, por cuanto las leyes comunes como las del Código Civil, son ajenas para resolver los grandes problemas de la agricultura. Algunos piensan en una sistematización jurídico-agraria a través de un Código Agrario o en una Ley General Agraria, nos inclinamos por esta última en razón de que un código encasqueta la ley, y no la hace operativa como exige la realidad agraria del país. Conociendo la realidad agraria del ande, desde antes, durante y después de la reforma agraria afirmamos que el Estado, está en el deber de otorgar al país, o si se quiere, a la Nación campesina del Perú, tal como proclamaba el artículo 1º del Decreto Ley 17716, «… un ordenamiento jurídico agrario (especial) que garantice la justicia social en el campo, y aumente la producción y productividad del Sector agropecuario (agrario), asegurando que la tierra constituya para el hombre que la trabaja, base de su estabilidad económica, fundamento de su bienestar y garantía de su dignidad y libertad». 9. El sustento económico-financiero. La política de fomento económicoagrario, no es novedad en nuestro medio, la experiencia que ha proporcionado ha sido desalentadora, pues ha adquirido un gran desprestigio por la mala gestión de fiscalización por parte del Estado, que ha confundido el fomento productivo con el fomento a la improductividad de los dineros del Estado, lo que significa que ese «desprestigio» no es imputable al usuario o productor, sino al Estado, por no saber fiscalizar los dineros que se dieron en mutuo. El campesino no es mal pagador, el Estado 11 es mal acreedor. La agricultura es una actividad muy susceptible al riesgo económico y biológico, que no puede estar jamás desatendida por el Estado, menos sin una banca de fomento, lo contrario sencillamente es no saber qué significa agricultura para el país y para cada peruano. Insisto, no existe en el mundo desarrollado o en desarrollo un Estado que sea mero espectador del quehacer agrario. Y, ¿por qué? Sencillamente porque la actividad agraria como ciclo biológico de producción —no es sólo actividad económica, sino, por excelencia, actividad productiva de seres vivos para el consumo humano— está sometida a riesgos latentes y propios o peculiares: económicos, biológicos y provocados por la misma naturaleza (climáticos). En consecuencia, el fomento o la intervención del Estado en tales acontecimientos debe ser permanente, rápido, eficaz y oportuno, porque la agricultura para la humanidad es vida, y para el Estado una de sus mayores ocupaciones (producción y productividad agrarias). Nadie puede vivir en este planeta sin la agricultura, sea agricultor o no, rico o pobre, la vida del hombre depende de la agricultura. Sociedad, desarrollo y agricultura en cualquier país organizado están coligados; su escisión es subdesarrollo.
10. Capacidad de gestión. Debe impulsarse la eficacia y eficiencia de la
administración pública nacional, regional y local y de la propia colectividad agraria, facilitando, allí donde sea necesario, capacitación y asistencia técnica, formación educativa y cultural, mejores instrumentos de comunicación y cooperación, divulgación de investigaciones e intercambio de experiencias a través de redes regionales y comunales campesinas, sin dejar de lado la presencia de la Universidad. Si hablamos de «Sierra Exportadora», primero se debe mirar al hombre productor, con la información y capacitación en la cultura de actividad agraria, empresa agraria, propiedad y posesión agrarias, contratos agrarios, exportación, producción con calidad certificada, agroalimentación, seguridad alimentaria, y desde luego, agricultura sostenible u orgánica. A todo ello se debe agregar la necesidad de un programa de integración de la productividad individual (concentración parcelaria) con 12 fines económico- financieros, porque en nuestro país las tierras se encuentran atomizadas en su extensión y por tanto mutiladas de su productividad y significado económica — Fujimori y Toledo, tomaron la titulación de las tierras con cualquier dimensión o área, y la llevaron al plano de la «propaganda» política.