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Relatos de una escuela cansada:

Joan:

Esta mañana luego de una clase atropellada y molesta, me dispuse a ir a la tienda del colegio a
comprar algo para comer antes de continuar con la segunda sección, sin embargo, 12 o 15 metros
mas allá de la puerta del salón me intercepta un chico de gafas y mirada tajante; le puedo contar
algo -me dijo sin ningún síntoma de turbación-, claro, adelante.

Mi nombre casi no importa, tengo 13 años y tres enfermedades diagnosticadas: parálisis cerebral,
bipolaridad y depresión; mis hermanos se han encargado de mi crianza y eso ha causado que me
aleje de los niños; disfruto mucho más de una conversación con los adultos, los niños siempre
quieren jugar y las niñas sólo saben hablar de reggaetón y moda, mis profesores están cansados y
no aceptan la realidad de la escuela, me sorprendió verlo en el salón hoy, ¿es usted profesor?

Absorto dije que estaba preparándome para ser uno y que por eso me encontraba allí observándolo
todo, intente ocultar mi reacción de sorpresa ante las premisas lanzadas por aquel excelente mini
orador que se me presentaba a manera de entrevistador, sin embargo, fallé en mi intento de
discreción y no me quedó otra opción que preguntarle ¿porque pensaba que los profesores estaban
cansados?, a lo que me respondió.

Durante la clase de hoy pude observar su cara de enojo por la indisciplina que se generaba alrededor
de la actividad que propuso el profe, es la misma expresión de casi todos los que llegan al aula de
clases y ven a todos saltar de un lado hacia el otro entre golpes y alaridos, el coordinador a veces
entra como una maquina demoledora y con un par de gritos impone el orden, el profe amenaza con
poner una mala nota a todo aquel que no deje dar clases, la del aseo pasa y se persigna, pero,
ninguno se pregunta porque se comportan así, solo adoptan una posición desde afuera; yo pienso
que cuando uno no se pregunta es porque no le interesa o cree que no puede tener una respuesta
que le agrade, en el caso de los profes, es posible que tantos años viendo golpes, saltos y alaridos
hayan terminado por cansarlos. ¿cómo va a hacer para no cansarse?

La capacidad de análisis de Joan no dejaba de sorprenderme, mi mente apenas estaba digiriendo el


hecho de que un niño de 13 años con tres enfermedades, se detuviera para decirme que la escuela
estaba cansada, ¿será que el profesor también lo sabe?, ¿cómo voy a hacer yo para no cansarme?,
que buena pregunta, probablemente no me guste la respuesta a esto que me mostró la escuela hoy:
su cara dura, su dosis de realidad, la tristeza de Joan, la decepción de Gustavo, la ira de Juan David.
Un silencio de 30 segundos demostró el abismo existente entre la pregunta del chico y mi posible
respuesta, fue tiempo suficiente para verme como estudiante de escuela e intentar rastrear allí esa
esperanza en mi profesión docente, recordé aquellas discusiones filosóficas a la luz del vino, una
vista de la cuidad y la compañía de quienes me habitan, sus perspectivas del mundo, su construcción
social de la realidad, sus abrazos, sus “juan deje de hablar maricadas” entre risas, la conversación
aquella acerca de la finalidad de nuestra vida como humanos (que va guebon si este mundo no está
escrito), decía otro yo, luchando contra el conformismo y su amada resiliencia, ¿acaso no había
estado en un lugar privilegiado, acaso no gocé de los privilegios de venderse?, yo también fui
mercancía, - alguien se tomaba la vocería de mi mente, sin embargo, yo me negaba a sumergirme
en el mar de mis pensamientos, pues ya lo suponía Joan, a veces no nos gustan las respuestas que
la vida nos ofrece - ya empezamos a conversar y no te me vas a echar para atrás, no querías tocar
tu banalidad, pues acaba de emerger el ser y le gano al humano, no podría achacarle tal culpa al
mero hecho de aburrirme de la cloaca de mi antiguo empleo y profesión, al menos no sería justo
con lo “socialmente construido” que planteo en el inicio de este viaje, la decisión de ser maestro
nació del asco a ese idiota juan david de hace algunos años y toda su maldita enajenación, a su
pasividad para ver la vida y su costumbre de mirar con los ojos de lo humano lo que solo a través de
la escucha de su ser se puede ver, descolonizar sus propios pensamientos y desnudar su alma nunca
es una tarea fácil, no hay conversación más difícil que la que se lleva a cabo consigo mismo.

Ahora entendía que mi decisión de ser maestro surgió de la dicotomía existente entre
inconformidad de vivir en un mundo devastado por la falta de empatía de quienes lo habitamos y la
oportunidad que ofrece el espacio de la escuela para construir unos valores que fomenten esa vida
en sociedad, eso en mí ya estaba claro, sin embargo, ¿cómo iba a hacer para no cansarme?, ante
aquella cuestión no tenía aun una respuesta acertada, así que se lo hice saber a Joan, quizás él me
podía ayudar a encontrar una forma de hacer de ese caos una oportunidad para generar un
pensamiento reflexivo en esos sujetos, le pregunté : ¿cómo lo había ayudado el colegio en su vida?,
quizás con esa respuesta me podría hacer la idea de un cambio verdaderamente significativo.

Joan me miró con el entusiasmo de quien le acaban de abrir la puerta de la opinión, alguien lo estaba
escuchando y se notaba cuanto disfrutaba de ello, empezó por recordarme que su crianza fue
particular en relación con la de otros niños de su edad, pues sus hermanos eran universitarios y el
contexto de su niñez siempre fue un ambiente académico, sin embargo, me dijo que no se
imaginaba un día sin los otros, que a pesar de su actitud introspectiva y su tendencia a la soledad,
el convivir con niños y niñas de su edad, le recuerdan que el habita en un mundo diverso y común,
que le da sentido a todo su construcción como sujeto y le permite hacer sus reflexiones aterrizadas
en la vida real, cruda, difícil, precaria, voraz, confusa, peligrosa, pero también experiencial y
humana, que el aprender de los otros en su presencialidad era lo que le hacía darse cuenta de su
propia vida.

El timbre sonó y el cierre fue un cruce de miradas satisfechas por una buena conversación
acompañada de un “muchas gracias” reciproco y sincero, cavilaba sobre esas palabras, no quería
que se esfumaran y terminarán como un depósito de pensamientos obsoletos, esto lo tenía que
relatar.

Grisales y el docente:

Un día más, en que me toca salir a laborar

Cojo mis herramientas, me dirijo directo a la escuela

Ahí pude notar un niño fenomenal

Y sus formas de actuar.

Cuando todo en casa anda mal

Y el pensamiento se esconde en la oscuridad

No queda mas que responder con violencia

Ante los acosos, de los demás.

Otro día que me levanto tengo que ir a estudiar

Que llego y me encuentro con un maestro fenomenal

Tengo que hablar, sino en algún momento yo puedo explotar

Voy a Acabar, con la directora de la escuela y a con mi profesora

De matemáticas.
Que puedo hacer, bueno no puedo mirar

Bueno no puedo mirar

No me jusguez por mi condición

Hay hambre en mi estomago

No puedo pensar, en nada mas

Que en la condición en que se encuentra papá

Atrapado, tras las rejas.

Y esta situación, /¿Quién conocerá?/ (bis)

Si en las noches mamá no está

¿Quién conocerá la sensación?

Si no hay alguien para escuchar

¿Quién conocerá la sensación?

Si no puedo reflejarme en el otro

¿Quién conocerá la sensación?

Si me siento solo y no me puedo encontrar.

Tengo trece años y una vida que solucionar

En la escuela me preguntan de Austria cual es la capital

Y yo lo sé, pero no quiero contestar

Creen que no hay que discutir para tener la razón

Y no piensan las respuestas en el otro hallar

Te juzgaran seguro por tus fallas.

un día cualquiera rumbo a la escuela


se escucha la balacera, pero no importa
porque esta vida está loca
pero al salón de clases siempre se llega
perseverando, se supone que se alcanza
la sabiduría es la esperanza,
entonces, aunque ocurran matanzas
siempre saldrá la polémica resiliencia con su bata.

como poder comunicar


el mensaje de lo que guarda la humanidad
un día más y saliste a laborar
intentar descifrar eso que guarda la oscuridad
detrás de su coraza de mentiras
porque no te detienes y respiras
aun estas a tiempo de reflexionar
no es tarea fácil a la realidad afrontar.

caminando con frenesí


solo se escucha que suena el timbre
y salen los niños con hambre
algunos no tienen con que comer
pero es normal que esto suceda aquí
Oiga profe me permite salir
es que no me puedo concentrar
me suenan demasiado las tripas

esta mente, quiere pensar


pero hay cosas que no pueden parar
la vida tiene sus altibajos
y yo con este estrés, no quiero entregar mi trabajo
entonces la nota es bajo
dígame quien responde en una casa
con esos números tan inexactos

yo en el futuro no pienso
soy un niño de 13 años
de vez en cuando hago daño
pero tranquilo
no me Perdonan cuando lloró
aunque sigo sin expresar lo que soy
por dentro me estoy pudriendo
pero no lo notó el profesor

rompo las normas yo


si me hallo en este mundo que para mi no es tan bello
nací pobre y plebeyo
de ello tengo pocas cosas a las que le saco el orgullo
de todo huyo , aveces de pensar tanto en la pobreza no fluyo
entonces trato de huir de esas mentes que me quieren corregir
sigo si, haciendo todo por el discutir y alegar
me voy a fregar la vida entera

al pobre no le aplican
eso de que la vida debe ser igual
siempre el agua sucia, turbia
y no ven como morimos de hambre en lomas
quieren hacer que estudien
pero no piensan como hacer que cambien
su manera de contemplar.

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