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Sabina Spielrein: EI nacimiento de la esquizofrenia (1906-1912)* Jean Garrabé™ ‘Summary Spielrein: the origin of the schizophrenia concept 2) Saba Spleen (1686-1842) was, rot ng ape, iysis owing to the mishaps of the psychoanalytcal treatment conducted by Ca. Jung from 1904 to 1909, forthe psyenie disorders from ‘which she was suffering when hospitalized in the Burghotz ‘lniein 1964. Several recent studies have clarified this period of her lie. but her contribution to the new concept of Schizophrenia ite known, Her thesis entited Psychological ‘contents ofa case of schizophrenia" (1811). the fst medical thesis where this psychosis 's named according to the terminology proposed by Blauler, and her paper: "Destruction considered as a factor of becoming” (1912) which is an {extension ofthe former, show how the Zurich school applied the psychoanaltical theory, such as it was then defined, to the stuey of Kraepeln’s Dementia Praecox. Moreover, her ‘works on schizophrenia are atthe source of the duality “Ife ‘rive" and "death instinct taken up by Freud a decade later. Resumen ‘Sabina Splelein (1685-1942) era hasta sonaje olviado de la historia del psicoandlisis en razon de las peripecias del tratamiento psicoanaltico conducide por ©. Jung de 1904 a 1909, por los trastomnos psiquices que ‘lla sun en ocasion de su hospializacin ef la clinica del Burghalak en 160s. Varios estudios recientes han elucidado ‘este periodo de su vida, pero su contrbucién al nacimiento {det concepto de esquizofrenia permanece aun desconocida, ‘Su tesis: “Sobre el contenide psicolbgico de un caso de ‘esquizofrenia" (1911), primera tesis de medicina en la que festa psicosis se designa segun la terminologia propuesta por Bieuler. y el articulo: “La destruccién en tanto que factor det even” (1912) que es su prolongacion, muestran cémo la ‘escuela de Zurich aplicaba la teotla psicoanaltca, tal coro ntonces formulada, al estudio de la Dementia Praecox jepoin. Estos trabajos sobre la esquizotrenia son, age- ‘mas, el orgen de la teoria de la dualidad de ls insintos de vida y de muerte retomada por Freud un decenio més tarde. * Anica aparecido eno fascial # dol tomo 60 fenerommarzo. 1998) 180 LEvoluten Paychainaue (pp. 37-59). Ese es el primer de ks Srticuigs de est mpotante revista rancase que Said Mental ave ‘Ph ansaimonie, on un proyecto de itercambio ene ls dos publ ‘ones. Treguccén ge Hetor Parez Rincon “Psychiate des hoptaux. inst Marcel RWite, Ch Verde, 78921, Le Mesnl. Saint-Denis, Cedex. France. dele La publicacién, en 1992, de una “Historia dela Esqui- zofrenia’ (7) nos ha valido numerosas reacciones en lo ‘que concierne al lugar que alll le damos a Sabina Spiel- ‘ein. Algunas resenciones lo juzgaban excesivo, como si hhubiéramos sucumbido a una pasion péstuma tan vio- Jenta como aquella que la encadené a Jung. Por el con- trario, con frecuencia psicoanalistas freudianos 0 jun- guianos, nos han escrito para decir que habian descu: bierto, al leer nuestra obra, la existencia de este perso: nnaje verdaderamente historico en razén del papel que jugé en el desarrollo de ta teoria psicoanalitica por sus trabajos sobre la esquizofrenia, y preguntandonos preci siones sobre este punto, lo que es justamente el objeto del presente articulo. Es sorprendente, por lo demas, pensar que Sabina Spielrein todavia haya sido desco- ‘nocida, hace dos o tres afios. por analistas no obstante apasionados de la historia de su disciplina, Esto es tes- timonio del ocultamiento —no osamos decir de Ia re- presion—de la que ella fue victima por parte de Freud y de Jung, y més tarde de los discipulos de ambos, Se ‘conocen las razones de esto a partir de que en 1980, ‘Aldo Carotenuto nos hizo descubrir en su “Diariodi una sogretia simetria, Sabina Spielrein tra Jung e Freud (traducido al francés como “Sabina Spielren entre Freud ‘et Jung’ con una inversion del orden de los nombres. de los padres) (4) este sorprendente ménage 4 trois transferencial, Madame Kress-Rosen analiz6 estas ‘tres figuras de la pasion” (14), y no repetiremos las relacio- nes en el seno de este trio mas que en lo que concierne ‘a su impacto sobre la génesis del concepto de esqu- zofrenia, puesto que, como veremos, estas relaciones. tuvieron uno. Por io demas, no dejaremos de aconsejar al psiquiatra curioso de conocer en detalle este affare, leer entero el libro de Madame Kress-Rosen. Su curio- sidad se agudizaré por la sorpresa provocada por la afirmacién hecha en la primera pagina, de que la pa- sién tiene un sitio nada pequefio en psiquiatria solo a parlir de que Clérambault describiera las psicosis pa- sionales. Debera preguntarse si esto quiere decir que las pasiones, cuyo estudio constituye la base funda ‘mental de las obras de Pinel, de Esquiroly de Descuret, ‘no son las mismas que las de principios del siglo XX, 0 {que se deban considerar como desdefiables para la historia de la psiquiatria os trabajos de estos clasicos ‘sobre la medicina de las pasiones hasta la llegada del ‘maitre de la Tour Pointue. ‘Salud Mental V. 19, No.4, diciembre de 1996 43 Otros lectores. fnalmente, han reaccionadofelictan- donos por haber devuelto a Sabina Spielrein el sitio que le corresponde en la historia de la esquizotreni ‘comunicandonos documentos a los cuales no habi ‘mos tenido acceso. Pensamos. en particular, en el ar ticulo de Ovtcharenko, aparecido en el numero 2-1992 del “Mensajero Psicoanalitico Ruso” (la traduccién at frances de Cyrille Koupernik aparece en el nmero de Evolution Psychiatrique, donde se publicé original- mente el presente articulo), o mejor, en la traduccién de la tesis de Sabina Spielrein, “Sobre el Contenido Psicolégico de Un Caso de Esquizotrenia (Dementia Praecor)", de Michéle Wague. como documento de tra- bajo de los “Archivos de Psicoanalisis (cuaderno nd: mero 5)" que solo conociamos en la version italiana de Giuseppe Mattei (4) a falta de haber leido el famoso Jarbuch de 1911. Los imperativos editoriales no per- mmitieron, como habriamos deseado, publicar integral- mente la tesis ~lamento ya expresado por Carotenuto— pero los extractos mas significativos figuran all! permi- tiéndonos referimos a ella. Elnombre de Sabina Spielrein, o mas bien la perso- nna, puesto que Se sabe que en las primeras cartas de Jung ella no se nombra, aparece en la corresponden- ‘la de este timo con Freud: No menos de 13 cartas de Jung (4 J 6 305 J) hablan de ella, a las cuales res- ponden 14 cartas de Freud (5 F a 311 F). Encuanto a sus publicaciones, y especialmente a su tesis de me- dicina, la primera que se escribié sobre la esquizofrenia, 5 cartas de uno y 5 del otro la comentan. ,Cémo es posible que ella y sus trabajos hayan podido ser olv ddados por uno y por otro? Una excepcién fue la céle- bre nota que figura en “Mas allé del Principio del Pla cer" publicado en 1920: "En un trabajo lleno de interés y de ideas, pero al que desgraciadamente me parece {ue le fata claridad, Sabina Spelrein ha retomado una gran parte de estas especulaciones. Da al elemento Sadico el nombre de destructor” Se trata, se sabe, ya no de la tesis de medicina de Sabina Spielrein, sino del trabajo publicado el afio si- ‘guiente en el Jarbuch de 1912: "La destruccién como ‘causa del devenir’. Este texto tuvo mas suerte que la tesis puesto que su traduccion francesa integral por Pierre Rusch figura bajo este titulo en la version fran- cesa de la obra de Carotenuto (4, p. 213-256). Se in- cluye la recensién, traducida por el mismo traductor, de la que hizo Paul Federn en a intemacional Zeitschift fur Arizliche Psychanalyse" de 1913 (5, p. 256-262) Contranamente a lo que escribe Freud, este trabajo, lejos de ser poco claro, introduce muy claramente Io ue va a ser la pulsién de muerte freudiana, Ademas, ‘no es Spielrein quien retoma en 1912 las especulacio- nes hechas en 1920 por Freud, sino, por supuesto, lo contrario. ‘Ahora bien, este trabajo de 1912 deriva directamen- te de la tesis "Sobre el Contenido Psicolégico de un Caso de Esquizofrenia’. Releamos cual es la conclu- sién: “Para terminar, quisiera nuevamente subrayar la enorme importancia que tiene el descubrimiento de Freud, a representacién por el contrario, para la gén sis de las imagenes de la locura. Un caso particular- mente notable concieme a la representacidn de la ac- tividad sexual por un simbolo ligado a la muerte. La a8 causa de este fendmeno reside, segin yo, en la natu- raleza misma de la actividad sexual, para explicarme mas claramente, en los dos componentes antagonis- tas de la sexualidad. (cf. Freud: Interpretacion de los suefios: Ibid: Sobre el sentido opuesto de las palabras primeras, Jahrbuch 1910: y Bleuler: sobre la teoria del egativismo en la esquizotrenia, Psych. neur. Wochens- chrift, 1910, en donde se explica el concepto de amby- valencia” (19). La teoria de la dualidad de los instintos, al sustitur a la sola libido por la pareja opuesta, pulsion de vida- pulsion de muerte, EROS-THANATOS, procede, pues. directamente de os trabajos llevados a cabo en el cur- s0 del primer decenio del siglo por la escuela del Bur ‘ghoizli, que utlizaban al psicoandlisis naciente para explorar la Dementia Praecox de Kraepelin, y que con- dujo en 1911 alla sustitucion de ésta con un concepto nuevo, el de la esquizofrenia. ‘Se sabe que Freud nunca utiizé personalmente en sus escritos el ermino de “Thanatos", que fue inradu- cido en ta bibliografia psicoanaliica por Feder, otro analista de la esquizofrenia y autor de la recensién del trabajo de Spielcein, y que preferia traducir veryot por {el mismo termina ulilizado por Sabina Spieirein: “Los dos principios fundamentales de Empédocies, otic y vverxot son, tanto por el nombre como por la funcién, los equivalentes de nuestras pulsiones originarias, Eros y destruccién™ (8) La correspondencia intercambiada entre Jung y Freud, donde se evoca a Sabina Spielrein, se extiende del 23-XI|-1906 al 27-1-1913, Es decir. que cubre el Periodo en el que ella hace también referencia al ter- cer hombre de esta historia, Eugene Bleuler, y a sus ‘esfuerzos tendientes a estudiar desde un punto de vis- ta psicoanalitico la Dementia Praecox de Kraepelin. Citemos, por ejemplo, la carta de Freud del 6-XII-1906 fen la que escribe: “confieso una cierta incredulidad respecto de la comunicacién de Bleuler, segun la cual los mecanismos de represion son demostrables en la ‘Dementia pero no en la paranoia. Mi experiencia, cer- tamente, es mas delgada en este terreno. Trataré pues, en esto, de creerie a usted" (6). Sin duda Freud, quien efectivamente no tenia nin- ‘guna experiencia en el tratamiento de este tipo de en: fermos, teria que Bleuler descubriera en esta Demen- tia que estaba estudiando, otro mecanismo diferente al de “su” represion, aquel que ¢! mismo habia des- ‘cubierto en la histeria, lo que aconteceria, como va- ‘También encontramos en esta correspondencia, las ‘observaciones acerbas de Freud sobre la obstinacién de Bleuler para hablar, en lo que concieme a las psi- cosis esquizotrénicas, de autismo mas que de auto: erotismo, que él entiende como una manera de duda de la naturaleza puramente sexual de la libido. Pero mas tarde, y sobre todo a partir de la publicacion por Eugene Bleuler, en 1911, de su obra maestra “Dementia Praecox oder Gruppe der Schizophrenien’ (2), el olv do en el que va a hundirse Sabina Spielrein se exten- dié a su contribucién a la génesis del concepto de esquizotrenia ‘Yahemos mencionado la nota ambivalente de Freud, ‘a partir de 1920, sobre el descubrimiento del compo- nente destructor de la sexualidad, que ya no estable- Cia ninguna liga con las cuestiones metapsicologicas ue plantea la pregunta de la organizaci6n libidinal en este grupo de psicosis. Emst Jones, en su biografia oficial de Froud, s6lo ‘menciona una vez el nombre de Sabina Spieirein en el capitulo Vill *Metapsicologia". a propésilo de ora cita del maesiro mucho mas tardia que ésta (1930), puesto que fue sacada de “Malestar ena Civilzacién’:*Yo no puedo comprender como hemos podido descuidar la Universalidad de la agresion no erdica y de la destruc- ién,y cémo hemos podido omit el concedere a sig- nificacion a la cual tenia derecho en nuestra interpre- tacion de la vide... Recuerdo mi propia acttud de de- fensa cuando apareci6 por primera ver en la literatura Psicoanalitca fa idea de un instinto de destruccion, y eltiempo que requeri para que esta idea me fuera ec- cesible" (13). Lo que es sorprendente, es que Jones, tras haber referido esta confesion de Freud, expondra la teoria del instinto de muerte en su obra y las discu- siones que produjo entre os psicoanalistas, sin decir tuna sola palabra det articulo princeps de Sabina Spieiren, de 1812, sobre esta cuestin. No obstante, este texto estaba lejos de haber pasado desapercibi- do, Por ejemplo, Lou Andréas-Salomé comenta en su diario el pasaje siguiente: “Cuantas veces no se con- ‘suela uno de una desdicha personal porla idea de que ‘res, incluso todos, lo son también, como si para no- otros ef dolor fuera aligerado por la eliminacién del azar que nos concieme personaimente, gracias al pen- ‘samiento de a legitimidad de su aparicion. Lo que acu- tte y lo que ha pasado de una manera general no es yauna desdicha, sino un hecho objetivo. El dolor repo- sa sobre la diferenciacion de una representacion del Yo separado. Por ell, yo entiendo una representacién ligada a ta conciencia del Yo" (20), ‘Lou Andréas-Salomé capté muy bien el cardcter ‘esquizorénico de este mecanismo afectvo, en el que podemos ver en nuestros dias un esbozo de la des- Cripcién de la escision del Yo, puesto que ella escibe, a suvez, que esta observacion “explica claramente que eta disminucién del sufrimiento no consiste tanto en el hecho de saber que otros han sido arrastrados ha- ia esa desgracia, como en el hecho de saber que han saldo de ella. Porque no se participa ya en ello como tun ser especial, sino que, en general, curre como un Pequenio fragmento de indiferencia quasi esquizo- {rénica ~separacion de su Yo mas intimo~ de manera ‘que en fo més profundo de si mismo uno discute més ‘como si se tratara de una imagen que como de una cosa efectivamente reciente’ El ejemplo mas curioso y més extremo de este oWvi- 40 de la contribucién de Sabina Spielrein es Paul Feder, quien, no obstante, repitamosio, habia sido tencargado de hacer la resefa citica de su trabajo. En capitulo “La reaccién del Yo al dolor’, de La Psicolo- 9a del Yo y las Psicosis (6), que desarroliajustamente esta misma observacion de Sabina Spietreiny trata del duaismo de las pulsiones, no se hace ninguna refe- Fencia a ella, Es verdad que, segin Edouardo Wei ‘editor de la recoleccién, este capitulo se encontré en ‘forma de borrador tras la muerte del autor. ‘Max Schur, quien consagra en La Muerte en a Vida de Freud" (17) un capitulo a la conceptuacién del ins- tinto de muerte, llega hasta ignorar la nota escrta por ‘su ilustre paciente al principio de “Mas Alla del Princ- Pio del Placer’, de modo que el nombre de Sabina Spiel- rein, y con mas razén sus trabajos sobre el tema, ni siquiera se mencionan, De golpe, Schur considera que Freud razoné sobre este punto de una manera poco ha- bitual para 61, entregéndose @ una pura especulacién te6rica sin ningin fundamento psicopatologico (17) Peter Gay, en su reciente biografia de Freud (9) escrita mucho después de la publicacion del expediente establelcido por Carotenuto, se limita a presentar, en tuna nota de pie de pagina, en el capitulo titulado “De la muerte vivida a la muerte conceptuada’, también a propésito del texto de 1912, la vida de Sabina Spielrein bajo una forma de tal manera concisa —ocho lineas— ¥ de tal manera novelesca, que nos hace pensar mas ‘ena sinopsis de una telenovela “De la muerte concep- tuada a la muerte vivida” que en un comentario epis- temotégico. Pero los bidgrafos de Jung lo han hecho mejor, 0 mas valdria decir, lo han hecho peor, en lo que con- cieme al ocultamiento de Sabina Spielrein, y por lo tan- to, de sus trabajos. Barbara Hannah, quien consagra fen su “Jung. Su vida y su obra” un capitulo alos afios pasados en el Burghdlzi (1900-1909), que Jung l maba sus “afios de aprendizaje", no la nombra ni como tenferma, ni como analizante, ni como alumna de Jung, Su tesis sobre la esquizofrenia, que no obstante él di- Tigié e inspir6, no es citada, a pesar de que él mismo hizo de ella muy numerosas referencias en sus “Meta- ‘morfosis del Alma y de sus Simbolos" (11), presentada por Barbara Hannah como la obra maestra elaborada fen el curso de esos afios. En el capitulo Il, “Del con- ccepto de a libido", 61 expone lo que lo separa de Freud sobre ese punto, io que lo conducira a introducir poco después la nocién de narcisismo y a considerar por un tiempo a las psicosis esquizofrénicas como psiconeu- rosis narcisistas. Ahora bien, Jung se apoyajustamente en la interpretacién que Sabina Spietrein da de la sin- tomatologia esquizofrénica, resumida en la formula: *...por la: desaparicién de la funcién de lo real en la ‘esquizofrenia, no es una intensificacion de la sexual- dad lo que aparece, sino un mundo imaginario que pose rasgos arcaicos evidentes" (11). Aqui se estu- dia por primera vez la constitucién del mundo autista y de este pensamiento que Bleuler llamara mas tarde dereista ‘Jung agrega: “La doctora Spieirein da igualmente algunos ejemplos interesantes de definiciones arcai- ‘cas que, en la enfermedad, legan a ahogar el sentido de las palabras modemas. Asi por ejemplo, su enter- ma presenta la analogia mitolégica del alcohol y de la bebida embriagante al hablar de eyaculacién (dicho de otra manera: soma). También tiene un simbolismo de la coccién, andloga a la vision alquimista de Zésimo. La enferma empleaba tera en lugar de madre, o agua Por madre" (Jung hace una aproximacién entre estas representaciones mentales, determinadas por el sen- tido arcaico de las palabras y el arte antiguo, remitien- do aqui alas reproducciones de las obras que escogié paara su libro: una pintura mural del siglo Xill de la ca tedral de Limbourg, “La Tierra madre nutricia’, y un ico- 45, 1 del siglo XVII de la Escuela de Constantinopla, “La fuente de Juvencio") ‘Jung subraya la observacion hecha por Spielrein en. sutesis: “Tuve varias veces la ilusion de que los enfe ‘mos habian caido victimas de una supersticién reinan- te en el pueblo’, que contribuyé a la elaboracién de su propia teoria de la simbolizacion: “De hecho, los enfe mos reemplazan la realidad por fantasias andlogas a las concepciones del pasado, pero que tuvieron en. ‘aque! tempo el sentido de una funcién de lo real... Las Viejas supersticiones eran simbolos que trataban de expresar de manera adecuada lo desconocido del ‘mundo {y del alma). La com'prehensién’ (Auf fassung’) hhace posible una ‘prehensién’ de las cosas, un con- ccepto, lo que se traduce en una toma de posesién: el concepto correspondiente en su funcion al nombre con efecto magico que se apodera del objeto. Asi, no sola- ‘mente este ultimo se toma ofensivo, sino, ademas, incorporade al sistema psiquico, de manera que ta im- portancia y la potencia del espiritu humano quedan por ello acrecentadas. Spielrein piensa en una significa- cién andloga del simbolo cuando escribe: “me parece ues que, en general, un simbolo debe su origen al deseo que tiene un complejo de disolverse dentro de la totalidad general del pensamiento. El complejo pier- de asi su cardcter personal. Esta tendencia a disolver- se (transformacién) que tiene cada complejo particu- lar, e8 el resorte del pensamiento de la pintura, de cada especie de arte” (19). ‘Aqui tambien es sorprendente ver, desde 1911, que Sabina Spielrein se preocupa del devenir de los com- plejos en el pensamiento a propésito de la psicologia de un caso de esquizotrenia, ‘A todo lo largo de sus "Metamorfosis", cuyo sub 5 “Analisis de los prédromos de una esquizofrer Jung continua refirisndose a la tesis de Spielrein y a interpretacién que ella da de los sintomas de su enfer- medad, en tanto que parece repudiar su propia tesis, de 1903, sobre la psicologia de la demencia precoz y, €en particular, lo que 6! escribié sobre a energia psi- ‘quica. Por ei contrario, Jung no menciona a Sabina Spielrein en "Mi Vida. Recuerdos, Sueftos, Pensamien- tos" (12). Sucumbiendo a nuestro turno a la tentacion novelesca, no podemos, empero impedimos el pensar que es de ella y de su andlisis, de los que se acuerda ‘cuando evoca la aparicién de esta enferma que habia sido precedida por un suefio premonitorio del terapeu- ta sobre el complejo patemno poco comiin del que ella sufria: “Aparecio una joven judia, hija de un rico ban- quero, bella, elegante y muy inteligente. Ya habia se- guido un analisis, pero el médico habla experiment do una contratransferencia hacia ella, tanto que, fina- mente, le habla suplicado ya no venir con él, sino ella destruiria su matrimonio” Desde Ia primera consulta, Jung descubri6 que el abuelo de la enferma era un Zaddik y que su padre habia sido infel ala religion judia, traicionando et mis- terio y olvidando a Dios. Cuando él le anuncié que ella estaba neurotizada porque suttia del temor de Dios, “ella quedé sacudida como por el rayo". Si hemos. tablecido una aproximacién entre esta misteriosa ferma y Sabina Spielrein, es que efectivamente, aun- {ue su abuelo y su bisabuelo eran ambos rabinos, muy io 46 estimados en su comunidad, su padre le habia dado @ ella y a sus hermanos una educacién no religiosa y uramente intelectual ‘Jung logré sobreponerse a este flechazo numinoso y contratransferencial, relatando a su paciente un se- ‘gundo suefio que tuvo la noche siguiente, en el cual é! le entregaba de rodillas, como a una divinidad, un pa: aguas que le costaba trabajo abrir: “Le conte ese sue- hoy al cabo de ocho dias la neurosis habia desapare- ido” (esta frase conduce a Aniela Jaffe, confidente de ‘estos recuerdos, a anotar prudentemente: “este casc ‘se distingue de los de este género por la brevedad de! tratamiento") “El suefio me habia mostrado que ella no ‘era solamente una persona superficial y que habia en el fondo de ella misma una santa... Todas estas inten- ciones estaban dirigidas hacia el lit, la vestimenta, la sexualidad, porque ella no conocia otra cosa. No co- nocia mas que el intelecto y llevaba una vida despro- vista de sentido. En realidad, era una criatura de Dios que habria debido cumplir Su voluntad secreta. Debi despertar en ella ideas mitologicas y religiosas, por- que era de esos seres que deben tener una actividad su vida adquirié un sentido. En cuanto ya no quedaba huella de ella" (12). No ‘sabemos de manera segura si esta enferma, nieta de tun Zaddik y santa ella misma, es realmente Sabina Spielrein y si, en consecuencia, su tesis es también e! resultado de la actividad espiritual suscitada por el despertar de las ideas de lo numinoso. En todo caso, se trata del resultado de este analisis jungiano, y para convencerse de ello basta con leer los estractos que se han publicado de ella; su estilo es demasiado jungiano y permite reconocer la influencia de quien era. ademas, su director. Pero bajo esta forma mimética aparece un pensamiento original que podra expander. se, liberado de las limitaciones del trabajo académico, fen el texto de 1912, aquel que evitara que cayera en un olvido total, y que, repitémosio, es en suma el de- sarrollo de la idea timidamente sometida el afo an- terior al juicio de Jung y de Bleuler. No sabemos cual fue el juicio de Bleuler quien, por razones evidentes de cronologia, no hace figurar nin- ‘guno de los dos textos de Sabina Spielrein (ni “Sobre €l contenido psicolégico de un caso de esquizofrenia’. ni “La destruccién como causa del devenir’) en ta bi- bliografia de su famoso Dementia Praecox oder Gruppe der Schizophrenien, pubicado este mismo afto de 1911, del que hemos subrayado que es el ombligo de la his- toria de la esquizotrenia en el cual mudan las antiguas cconcepciones. (Esto tuvo por consecuencia que los autores del prefacio a la edicién de la traduccion fran- esa integral del texto, debida a Alain Viallard, publi: cada sélo hasta 1993, no digan todavia una sola pala- bra sobre la contribucién de Sabina Spielrein a la g6- resis de este nuevo concepto). Por el contrario, figura ibliografia establecida por Bleuler: Uber der Psychologie der Dementia Praecox, que habia pul ccado Jung en 1907. Subrayemos de paso el cambio terminolégico que traduce muy bien \a revolucién con- ‘ceptual: en tanto que Jung habla todavia de Dementia Praecox, Sabina Spielrein utiliza, por el contrario, el téimino de esquizofrenia por primera vez en un texto académico. Asi Jung, hagamosle justia, se referird mucho mas frecuentemente, en su “Analisis de los prédromos de una esquizofrenia’ (subtitulo de las “Metamorfosis del ‘alma y sus simbolos’), al trabajo de su alumna que al ‘suyo propio, anterior solamente en cuatro afios, reco- ‘nociendo asi el avance que ella habia dado en tan poco tiempo a la teoria analitica de las psicosis. EI mismo se habia comprometido en otra via, sin duda en razén de su estancia en Paris junto a Janet durante el invi no de 1902 a 1903: la de la disociacién, esforzandose por diferenciar la disociacion que Janet habia descrito en la histeria a finales de! siglo XIX, y aquella que se comenzaba a descubrir en la demencia precoz. Como escribié justamente en "Sobre la psicologia de la Dementia Praecox": "En una personalidad multiple his- térica, existe una cooperacion tranqulla, incluso llena de tacto, entre las personas aisladas que desempe- ffan cada una su propio papel, y, si es posible, no se perturban al sucederse. Se nota aqui la presencia de tun spintu rector, de una figura central que organiza la ‘escena para las diferentes personalidades de manera casi racional, hasta darie la forma de un drama mas 0 menos sentimental... En la personalidad esquizofrénica, las figuras autonomas escapan de tal manera al con- {rol del Yo, que su participacién original en la estructu- rapsiquica del paciente ha desaparecido completamen- te... Los complejos se han convertido en fragmentos, separados, auténomos, que, o bien no se engranan ya en la totalidad psiquica, o bien, de manera inespera da, se mezclan nuevamente unos con otros, pero de manera anarquica, impenetrable, inhabitual, borrando la percepcién de la identidad individual, al igual que ta del cuerpo del paciente. El Complejo del Yo ya no des- ‘empefia el papel esencial, no es mas que un complejo entre tantos otros, todos igualmente importantes o in- cluso mas importantes que el Yo (en: P. Solid) (21). En esta direccion proseguiré Bleuler su reflexion en 1 curso del primer decenio del sigio hasta llegar a ha- cor de la disociacién el nexo de la conceptuacion nue- va que propondra en 1911, como lo atestigua el neolo- sgismo que forid para designar al grupo de psicosis que puso en el sitio y lugar de la “Dementia Praecox’, en- fermedad Unica de Kraepelin. Esta Spattung bleuleriana dio, y continua dando, tela de donde cortar a los tra- ductores franceses. Algunos eligieron traducirta sim- plemente como “disociacién’, a tal punto que psicosis disociativa lege a ser en frances sindnimo de psicosis esquizofrénica, habiendo olvidado la disociacion des- crita por Janet en el estado mental de las histéricas y, especialmente, en la personalidad miitiple; de ali la sorpresa de ver aparecer en el DSM-III los Dissociative Disorders para designar los trastornos psiquicos ca- racteristicos de la histeria, neurosis que este manual proponia “forcluir’. Otros traductores han preferido, para evitar una confusion entre estos dos mecanismos —zpero se trata justamente de dos mecanismos dife- rentes?— traducir “Spaltung’ por escision, mas proxi- ma del *Schizein’ griego etimolégico cuando se trata de esquizofrenia (2) ‘Como lo hablamos anunciado, los temores de Froud estaban justificados: no es un mecanismo freudiano (su querida represién) e! que finalmente encontré Bleu- ler por el analisis psicol6gico de la Dementia Praecox, sino, horresco referens, el que habia descrito Janet, ‘quien pretendia ser su rival e incluso su predecesor en la ciencia del inconsciente. Lamentamos no conocer sobre este punto, al igual que sobre muchos otros, e! contenido de la correspondencia entre Freud y Bleuler Ella nos permitiria saber si es para demostrar que si no hay represién en las psicosis esquizofrénicas, el mecanismo se encuentra en otra psicosis, la paranoia. Ccontrariamente a lo que proponia Bleuler en 1906, y ‘que tiene que ver con la sexualided. Freud publics, también en 1911, y en el mismo Jahrbuch, donde apa recieron los textos de Spielrein y de Jung, su estudio sobre el presidente Schreber, en el cual lo que es re- primido es el componente homosexual de la libido. Curiosamente, es otro analista, al igual que Sabina Spielrein, para de las historias oficiales del psicoana- lisis, eigualmente por causa de un escaéndalo que con- tribuy6 a degradar las relaciones entre Freud y Jung, Otto Gross, quien propuso por primera vez ena biblio- grafla de lengua alemana, a principios del siglo, ref- riéndose a los trabajos de Wernicke y de Stransky so- bre la disyuncién, remplazar la denominacién de De- ‘mentia Praecox (propuesta por Kraepelin en 1899 en la sexta edicion de su Tratado, para designar esta en- fermedad tnica constituida por la demencia precoz de Morel y por (a catatonia de Kahibaum) por ta de “Dementia Disjunctiva” (3). Su texto de 1904 “Zur ‘Nomenkiatur Dementia Disjunctive" figura en la biblio- gratia de la obra de Bleuler, quien menciona ademés otras cuatro publicaciones de Otto Gross sobre temas relacionados con lo que pronto se convertiria en el gu- ode las psicosis esquizofrénicas. En su corresponden- cia, Freud y Jung heblan de Otto Gross a lo largo de los aflos en los que hablan de Sabina Spielrein, ave ces en las mismas cartas en las que evocan mezci dos los trabajos te6ricos de uno u otro, las dificultades transferenciales ligadas a sus respectivos andliss yla naturaleza exacta de los trastornos que uno y otro su- frian. Asi, el 21 de septiembre de 1907, Jung escribe (46 J.):“El doctor Gross me ha dicho que se desemba- raza inmediatamente de la transferencia sobre el mé- dico, convirtiendo a la gente en inmoralistas sexuales. Elestado verdaderamente sano para el neurdtico es a inmoralidad sexual. Por ello lo asocia a usted con Nietzsche" (6). No sabemos lo que Freud pensé de esta asociacién, pero el 19 de abril de 1908 escribe a su ver (84 F ): “Otto Gross... necesita ahora urgentemen- te su ayuda médica... Esta atrapado en la cocaina y parece encontrarse al principio de la parancia cocainica {oxica” (6). Jung responde el 22 de abril (85 J.):"Gross ‘no solamente toma cocaina, sino también opio en can- tidades importantes”. Después, el 14 de mayo de 1908 (83 J.):"..Tengo conmigo en este momento a Gross, ‘Quien me cuesta un tiempo increible. Parece ser, por 10 esencial, una neurosis obsesiva. La obsesién de la luz durante la noche ya se ha ido. Estamos ahora en 108 bloqueos de identifcacion inanties, en particular de naturaleza homosexual. Estoy muy ansioso de ver hasta donde se lograra esto” (6). A lo que Freud res- onde el 19 de mayo de 1908 (94 F): “iPasemos a Gross! Quiero imaginar cuanto lo acapara. Pensaba originalmente que usted s6io lo tomaria para el desa- ‘costumbramiento, y que yo, en otofo, levaria el trata- 47 miento psicoanalitico’, y pasando sobre este malen- tendido agrega: “Considero exacto su diagndstico so- bre Gross. Su primer recuerdo de infancia (comunica- do en Salzburgo) es que su padre dice a un visitante a guisa de advertencia: icuidado, muerde! Esto lo recor- d6 en ocasién de mi historia de ratas’ (Estamos en la epoca en la que Freud analiza al Hom- bre de las Ratas y en la cual el psicoandlisis establece tuna relacién entre las diferentes neurosis y psicosis y las fjaciones a estadios de! desarrollo della libido cuya sucesion comienza a ser descrita). E125 de mayo de 1908 es el triunfo, pues Jung con- sidera el andlisis de Gross como concluide y logrado (95): "Dejé todo abandonado y he empleado todo el tiempo disponible, dia y noche, en Gross...Es una neu- rosis obsesiva tipica con muchos problemas interesan- tes, Donde yo ya no avanzaba, es é! quien me ha ana- lizado. De esta manera he obtenido beneficio para mi propia salud... Es un hombre de una rara comreccién, con quien se puede vivir muy bien inmediatamente a partir del momento que uno deja caer sus propios com- plejos... El analisis ha dado una cantidad de hermosos resultados para la ciencia, que intentaremos formular pronto” (6). Pero la siguiente carta de Jung del 19 de junio de 1908 (98 J.) es la confesion del rotundo fraca- ‘50 del andlisis, fracaso terapéutico revelador de la ver-

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