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A propósito de un caso de neurosis obsesiva (1909)

– El hombre de las ratas–


Datos principales:
– Nombre del paciente: Paul Lorenz
– Nivel: Estudiante universitario.
– Psicopatología: Neurosis obsesiva.
– Duración del tratamiento: 1 año.
– Resultado: Se logró la cura del paciente.
Motivo de consulta:
– Padece de representaciones obsesivas desde la infancia (pero estas se volvieron
más fuertes desde hace 4 años).
– Temor fundamentalmente a que le ocurra algo malo a personas queridas (su padre
y una mujer amada). à Nótese que su padre ya murió hace 9 años.
– Impulsos obsesivos (como el de querer cortarse el cuello con una navaja).
– Pierde mucho tiempo con sus ideas obsesivas y por eso sus estudios están
retrazadosà Nótese que este es el beneficio de la enfermedad, puesto que si no termina
sus estudios no puede casarse con esa mujer que le imponen en su familia. Así, al no
recibirse, no necesita verse en la disyuntiva de tener que decidir entre esa mujer rica y
la que ama.
Sexualidad actual:
– Relaciones sexuales esporádicas.
– Su primer coito fue a los 26 años.
– Las prostitutas le dan asco.
Vida social:
– Tiene un amigo a quien va a ver cada vez que le viene un impulso criminal, y su
amigo le da apoyo y le dice que es un hombre intachable.
– Antes de eso, en su adolescencia, otro joven también le brindaba afecto. Pero luego
Paul descubrió que en realidad se había acercado a él sólo para conquistar a la hermana.
Esto dice Paul que fue la primer gran conmoción de su vida.
(Nótese la importancia que Paul le dio a esas relaciones con hombres, lo que tal vez
sea relevante más adelante en algun punto de este texto. O tal vez no)
Sexualidad infantil: (importante)
– A los 4 ó 5 años, tenía una gobernanta (Sta. Peters), a quien le pedía permiso para
deslizarse bajo sus faldas y le tocaba los genitales y el vientre. (Desde entonces tiene
curiosidad por ver cuerpos de mujeres desnudas). à (Nótese que el apellido de esa
señorita es “Peters”, nombre de hombre, y la llama así en lugar de usar su nombre de
mujer. Quizá esto también sea relevante más adelante)
– A los 6 años ya tenía erecciones, y una vez acudió a su madre para quejarse.
– A los 6 años, en su casa trabajaba otra señorita (Srta.Lina), quien tenía abcesos
(granos) en las nalgas y él la observaba cuando se los estrujaba por las noches.
– Él a veces dormía con Lina, pero casi siempre dormía con los padres.
– A los 7 años escucha conversación entre las sirvientas, donde Lina dice que con el
hermano de Paul podría hacerlo pero no con él porque es torpe. Él no sabía de qué
hablaban pero se sintió menospreciado.
– Por entonces, creía que sus padres podrían leer sus pensamientos. Y Paul cita en
aquel período el comienzo de su enfermedad.
– Desde entonces, Paul deseaba ver mujeres desnudas. Y cuando deseaba eso, se le
venía a la mente la idea de que ocurriría algo malo (como la muerte del padre), y
entonces debía llevar a cabo acciones obsesivas.
Cada vez que aparece el deseo, surge el temor de que pase algo malo y debe llevar a
cabo distintas acciones.
Inventario de neurosis: (importante)
Freud dirá que Paul, por lo que a contado, ya a los 6 ó 7 años tenía una neurosis
obsesiva completa y no sólo el comienzo de la misma.
El componente pulsional sexual en Paul es ver mujeres desnudas. Y cada vez que
piensa algo así, lo invaden temores de que ocurra algo terrible (como la muerte de su
padre). Y entonces debe llevar a cabo acciones obsesivas para que aquello terrible no
suceda. Es decir que si tiene el deseo de ver desnuda a una mujer, tiene que morir su
padre. (Esto más adelante se verá que se relaciona con el hecho de que su padre era un
prohibidor del goce).
El inventario de la neurosis está completo al existir: una pulsión erótica (el deseo de
ver mujeres desnudas) y una sublevación contra ese deseo (el temor de que pase algo
malo); un afecto penoso y un esfuerzo hacia acciones de defensa.
( Freud dice que los factores constitutivos de la psiconeurosis no deben buscarse en la
vida sexual adulta sino en la infantil. Y en Paul, ya antes del 6º año sobrevinieron
vivencias traumáticas, conflictos y represiones que, si bien cayeron bajo la amnesia,
dejaron como residuo ese contenido del temor obsesivo ).El gran temor obsesivo:
Paul cuenta que haciendo maniobras militares, en una marcha, perdió
sus quevedos(anteojos). Luego charló con unos oficiales, uno que le parecía que era
cruel debido a distintas razones. Este Capitán “cruel” contó sobre una tortura que se
hacía en Oriente, que consistía en atar al condenado y colocarle sobre el trasero una lata
por la que luego hacían entrar ratas(Raten) que se introducían por su ano. à (Más
adelante se verá que RATTEN se relaciona conSPIELRATTEN, que significa “rata de
juego” y que se refiere al padre de Paul).
Freud dice que Paul contaba esto con una expresión que podría entenderse como de
“horror ante su placer, placer por el ignorado”.
Paul dice que mientras le contaban esa tortura, lo asaltó el pensamiento de que eso
mismo le ocurría a una persona que él quería (a la dama amada y a su padre). Y para que
aquello no ocurriera, Paul debió realizar en su momento una acción obsesiva que
consistía en pronunciar un “pero” seguido de un movimiento de las manos. Este temor
obsesivo es curiosamente más disparatado al tener en cuenta que el padre de Paul ya
había muerto.
Al día siguiente de aquel relato, el Capital cruel le alcanzó un paquete con sus quevedos
perdidos, que le habian sido reenviados por correo, y le dijo que un teniente había
pagado ese reembolso y que Paul debía devolvérselo a ese mismo teniente. Y en ese
momento se le ocurrió a Paul que debía devolver ese dinero a ese teniente o que de
lo contrario ocurriría esa escena de la tortura de las ratas con su padre y con la dama
amada.
El Capitan Cruel se había equivocado y en realidad no era al teniente a quien debia
devolverle el dinero Paul (sino a la empleada de la estafeta postal); pero Paul ya se había
hecho el juramento de que debía devolverle a ese teniente el dinero para que no
ocurriera aquello terrible, así que dio una serie de vueltas confusas para finalmente
poder terminar dándole el dinero a ese teniente y no a otro.
La introducción en el entendimiento de la cura: ( importante: la idea del padre como
perturbador )
El padre de Paul habia muerto hacía 9 años de enfisema pulmonar y Paul no había estado
allí para presenciar su muerte. Y una enfermera encima dijo que lo había nombrado.
Un año y medio después de esa muerte, fue que surgió en Paul el sentimiento de
sentirse casi un criminal por no haber estado allí. En este sentido se puede hablar de
una “mesalliance” (es decir de un enlace falso), dado que la magnitud del reproche
(sentirse un criminal) es exagerado para lo ocurrido (dado que él simplemente no estuvo
en ese momento). Este concepto de enlace falso implicaría que ese sentimiento de ser
un criminal en realidad corresponde a otra representación, alguna que es inconsciente
y se desconoce, y que ha ocurrido un desplazamiento.
Paul cuenta que a los doce años amaba a una niñita, con una amor no sensual, pero que
ella lo ignoraba, y que a él se le ocurrió que ella podría amarlo si le ocurría una desgracia
como la muerte del padre. Tambien año y medio antes de la muerte real del padre a
Paul se le cruzó por la cabeza la idea de que si este moría entonces heredaría como para
casarse con la dama que amaba.
Al parecer, estas ideas nos hablarían de un deseo inconsciente en Paul de que su padre
muriera.
Paul dice a Freud que amaba intensamente a su padre, pero Freud responde que
justamente ese amor intenso podría estar indicando la existencia de un odio reprimido
(por formación reactiva).
Para Freud, debió ser antes del 6º año de vida que se le instalara a Paul la idea (ahora
inconsciente) de eliminar a su padre (a quien sentía como perturbador, prohibidor del
goce).
Paul cuenta la escena ocurrida a los 8 años, donde a su hermano menor le colocó una
escopeta de juguete y presionó el gatillo. No le hizo nada, pero quiso hacerlo. Y esto lo
perturbó porque lo llevó a cuestionarse ¿”Cómo había podido hacer tal cosa?!”. Para
Freud, esto implicaba que, justamente, Paul habría sido capaz antes de aquello de hacer
algo similar (o haberlo deseado) hacia su padre.
Algunas representaciones obsesivas y su traducción: (importante)
Las representaciones obsesivas aparecen como inmotivadas, sin embargo se las debe
traducir buscándoles su sentido inconsciente.
EJEMPLOS:
- Impulso suicida: Es muy frecuente en Paul. Cierta vez su dama habia partido a cuidar
a su abuela enferma. Paul estudiaba y lo invadio la idea de cortarse el cuello con una
navaja. Tomó la navaja y, en seguida lo detuvo otra idea, la de viajar y matar a la abuela
de su amada.
Aquí el impulso suicida habría surgido como una forma de autocastigo, puesto
que inconscientemente deseó matar a la abuela de su amada porque por culpa de esa
mujer, por haber enfermado, su amada había viajado lejos para cuidarla y no estaba
con él.
(Aquí observamos una secuencia invertida: primero se le representa la idea de matarse
y luego la de matar a la anciana, pero inconscientemente es al revés).
- La idea de adelgazar: Paul recuerda que por el verano le vino la idea de que estaba
gordo (gordo en alemán es: DICK). Entonces salió a correr y a trepar por montes. Y en
uno de ellos le vino la idea de saltar al vació. Esto se relaciona con el hecho de que su
dama tambien estaba en aquel lugar de veraneo, pero en compañía de un primo llamado
Ricardo y a quien le decían justamente “Dick”. Esto indica que en realidad Paul al querer
adelgazar, sacarse la gordura, sacarse lo “dick”, en realidad estaba deseando eliminar a
Dick.
(Tanto la abuela como Dick le robaban la presencia de la dama).
- Compulsión protectora: Paul también había tenido una compulsión protectora, de
proteger a su dama y constreñirla (esto ocurrió cierta vez que viajaban en barco)
deseando que no le pasara nada.
- Quitar y colocar la piedra: Cierta vez encontró en la calle una piedra y debió retirarla
porque pensó que el carruaje de su amada pasaría por allí y podía accidentarse. Más
tarde pensó que era ridículo y llevó nuevamente la piedra hasta allí y la colocó otra vez.
Esto de colocar la piedra nuevamente tiene que ver con deshacer el acto de amor,
colocando la piedra como para que ahora sí se haga daño (inconscientemente en Paul
por supuesto). Esto nos habla de ambivalencia hacia su amada.
- La compulsión a comprender: Paul tenía la compulsión a preguntar “¿qué?” cada vez
que alguien decía algo, preocupado por haber entendido mal.
Y esto se relaciona con el hecho de que su dama, cierta vez, tras un entredicho lo hizo
sentir muy desdichado y luego le dijo que la había entendido mal. Esta compulsión a
comprender se relacionaba con esto y manifiesta fundamentalmente una duda en
cuanto al amor de ella para con él.
Todas estas acciones obsesivas tienen dos tiempos (el segundo anula al primero). Y este
mecanismo de anulación es típico de la neurosis obsesiva.
Paul tenía, a modo de sueños diurnos, fantasías de venganza à tiene una actitud
vengativa.
Por ejemplo: cuando enferma la dama y el le desea que “se quede yacente” o cuando
desea que se muera la abuela de la dama.
El ocasionamiento de la enfermedad: (Muy importante)
Paul cuenta un episodio fundamental, aunque para él no tenía gran importancia. Esto se
debe a que, en la neurosis obsesiva, en lugar de olvidar el trauma se le sustrae la
investidura de afecto.
El episodio es el siguiente: La madre de Paul era de familia rica y el padre se casó con
ella mejorando su propia situación economica. Antes de casarse con la madre de Paul,
el padre tenía otra novia bella, pero pobre, y prefirió casarse con quien era rica.
Tras la muerte del padre, la madre le dijo a Paul que le pensaban presentar una joven
rica para que se case cuando terminara los estudios. Paul entonces estaría en un
conflicto entre casarse con esa joven rica y casarse con la bella dama que ama, es decir
que el conflicto estaría entre hacer la que habría sido la voluntad del padre (si viviera) o
quedarse con la joven que ama. Y este conflicto Paul lo resolvió enfermando. Gracias a
esta enfermedad sus estudios cada vez se retrazan más y por lo tanto no puede casarse
con esa joven que le imponen. Mientras esté enfermo, entonces, se evita tener que
decidir entre la disyuntiva de casarse con la rica (como quiere su familia) o con la pobre.
En este episodio vemos cual ha sido el ocasionamiento de la enfermedad de Paul.
Digamos que el plan de la familia de casarlo con la joven rica fue lo que le encendió el
conflicto.
Además, Paul le contó a Freud acerca de una joven que vio en la escalera de su
consultorio, la que creyó hija de Freud. Paul pensó que Freud esperaba que él se casara
con ella, tal como lo esperaría su padre respecto a la otra joven. Incluso Paul soñó con
esa chica con dos parches de excremento en los ojos (el excremento significa dinero).
Aquí se ve que Paul hizo unatransferencia de aquella situación conflictiva sobre la
relación con Freud.
El complejo paterno y la solución de la idea de las ratas: ( Importante: deuda impaga del
padre )
El padre de Paul, antes de casarse, había sido soldado. Y era de tener un carácter
fuerte. Habría aquí una similitud entre el capitan cruel y su padre. A Paul y a sus
hermanos, de pequeños, muchas veces les dio una reprimenda.
En lo relacionado a la sexualidad algo se interponía entre padre e hijo. El padre habría
estado en oposición con el erotismo del hijo.
Recordemos que de pequeño, una vez pensó que cierta niña se le acercaría si él sufría
una desgracia como la muerte del padre.
Cuando de mayor Paul tuvo su primer coito, se le ocurrió la idea “ ¡esto es grandiosos!.
A cambio de esto uno podría matar a su padre”.
Paul no desarrollo onanismo en la pubertad, sí en cambio a partir de los 21 años (poco
tiempo después de la muerte del padre).
Paul tenía una conducta extraña: Entre las 12 de la noche y la 1 de la mañana preparaba
sus cosas de estudio y abría la puerta del zaguán. Luego contemplaba en el espejo del
vestíbulo su pene desnudo. (Por entonces jugaba con la fantasía de que su padre muerto
podía regresar). Es decir que esperaba la visita del padre a la hora de los espectros (el
padre se alegraría si lo veía estudiando). Y respecto a observar su pene desnudo,
diremos que con esto desafiaba al padre. Aquí hablamos de ambivalencia hacia el padre
(la misma ambivalencia que demostró con la dama amada à quitaba la piedra, la
colocaba de nuevo).
Freud dice que a los 6 años debió llevar a cabo cierto acto relacionado con el onanismo
y que debió haber recibido de su padre una seria reprimenda, que esto debió fijar para
siempre el papel del padre como perturbador del goce, como prohibidor del
goce. Paul, en relacion a esto, contó que su madre le decia algo que el no recordaba,
relacionado con cierta vez en que debió haber hecho algo malo pues su padre le pegó.
Y entonces el niño Paul, presa de ira, comenzó a insultar a su padre como podía (no sabia
malas palabras). Lo insultaba usando palabras comunes (plato, pañuelo, etc.). Al padre
esto le debió impactar pues nunca mas lo golpeó. Y dijo “este chico será un gran hombre
o un gran criminal”.
Paul hizo una transferencia hacia Freud: Al respecto decimos que Paul en sus fantasías
diurnas y sueños pensaba en insultar a Freud y a sus familiares de manera grosera. Y
durante la comunicación de tales fantasías a Freud, se comportaba nervioso paseándose
por la habitación (Paul dijo luego que se alejaba de él al contarle esto por angustia de
que le pegara, lo que también confirma la transferencia de la relación del padre a Freud).
Un enigma es por qué el cuento de la tortura de las rasta y su reclamo de devolver el
dinero al teniente le provocaban reacciones patológicas violentas. Ya dijimos que habia
una identificación inconsciente entre ese capitan cruel y su padre (también soldado y de
carácter fuerte). Y Paul contó que una vez, su padre, siendo suboficial, perdió una suma
de dinero en el juego y pidio plata prestada a un camarada. Su padre –dijo Paul– habia
sido un jugador empedernido (spielratte) à la traducción del alemán que significa “rata
de juego”, de aquí la asociación con el relato del Capitán cruel. Paul contó que luego su
padre buscó a ese camarada para devolverle el dinero y nunca mas lo encontró à la
deuda quedó impaga. Y en relación a esto podríamos pensar que las palabras del
teniente a Paul: “tienes que devolver este dinero al teniente” le sonaron como una
alusión a aquella deuda impaga del padre para con su camarada.
En realidad, quien había pagado el reembolso era la empleada de la estafeta postal (era
a ella a quien debia devolverle el dinero). Y ella estaba interesada en Paul. Y cerca de
esa estafeta postal estaba la hija de un posadero que también se interesaba en él. Y
podemos decir que, como el padre antes de casarse, él también podía vacilar entre
esas dos jóvenes. La situación entonces también lo remitía a su padre. Y al parecer, la
atracción por viajar hacia aquel lugar de la estafeta postal era, según creía Paul, porque
hacia podría devolver el dinero al teniente. En realidad, el objeto de su añoranza era la
empleada de la estafeta que se hallaba en el mismo sitio y el teniente no era más que
un buen sustituto.
Agregado sobre el hombre de las ratas: (distintos significados que adquirieron las ratas)
Las ratas, en el lapso entre entre el relato del capitan y su reclamo de devolver el dinero,
habian cobrado una serie de significados.
El castigo de las ratas despabiló sobre todo el erotismo anal, que en su infancia había
desempeñado considerable papel y se había mantenido durante años por un estímulo
constante debido a gusanos intestinales
 Las ratas adquirieron el significado de dinero à Rata (ratten) / Cuotas (raten)
 Las ratas adquirieron el significado de pene à El pene de un niño se parece a un
gusano, y también se relaciona con el erotismo anal.
 Las ratas significaban también hijos.
 Las ratas se asociaban al casamiento con su amada à Rata (ratten) / casarse
(beiraten) (Recordamos que su amada no podía tener hijos y que esa era una de
las razones que pesaba para no casarse con ella).
"La femineidad"; Freud (resumen)
Para la Anatomía, Masculino es espermatozoide y pene; Femenino, óvulo y ovarios.
Ambos sexos formaron órganos que sirven solo a funciones genésicas y quizá se
desarrollaron según la misma disposición con distinta configuración. Los otros órganos,
formas del cuerpo y tejidos están influidos por el sexo (caracteres sexuales secundarios).
Luego la ciencia dirá que, partes del aparato sexual masculino se encuentran también
en la mujer, en estado de atrofia y lo mismo vale para el varón. Ve aquí el indicio de una
bisexualidad, como si el individuo no fuera varón o mujer, sino ambos, pero más uno
que otro. Lleva a creer que la proporción en que lo masculino y lo femenino se mezclan
en el individuo oscila. Pero aún así, salvo casos raros, en un sujeto solo hay un tipo de
producto genésico, espermatozoides u óvulos, por lo tanto la anatomía no puede
aprehender que carácter constituye la masculinidad o la feminidad

La psicología también usa masculino y femenino como cualidades anímicas y también ve


el tono de la bisexualidad en la vida anímica, mas por convención pues no es una
distinción psicológica. Al decir masculino se piensa en activo, y en pasivo si se dice
femenino. En cierto modo es así, el espermatozoide busca activamente y el óvulo
aguarda de modo pasivo, y también se refleja en el acto sexual. Pero esto reduce el
carácter masculino al factor de la agresión. Además en muchas clases de animales las
hembras son las más fuertes y agresivas, y los machos son activos solo en el acto de la
unión sexual. Las funciones de crianza, por excelencia femeninas, tampoco se asocian
entre los animales al sexo femenino. Especies adelantadas distribuyen la tarea de la cría
o sólo el macho la realiza. También en la vida sexual humana resulta insuficiente
corresponder conducta masculina con actividad y femenina con pasividad.
La madre es en todo sentido activa hacia el hijo, y hasta del acto de mamar puede decirse
que ella da de mamar al niño o que lo deja mamar de ella. Hacer coincidir activo con
masculino y pasivo con femenino es inadecuado.

Se podría caracterizar psicológicamente la feminidad diciendo que consiste en la


predilección por metas pasivas. Quizás desde su modo de participar en la función sexual
se difunda a otras esferas de la vida la preferencia por una conducta pasiva y
aspiraciones de meta pasiva. Pero también las normas sociales fuerzan a la mujer a lo
pasivo. Además hay un vínculo constante entre feminidad y vida pulsional. Su propia
constitución le prescribe a la mujer sofocar su agresión, y la sociedad se lo impone; esto
favorece que se plasmen en ella intensas mociones masoquistas, susceptibles de ligar
eróticamente las tendencias destructivas vueltas hacia adentro. El masoquismo es así,
femenino.

La psicología tampoco resuelve el enigma femenino - masculino. El esclarecimiento


debía venir de otro lado y no se daría hasta saber cómo se dio la diferenciación del ser
vivo en dos sexos. Entretanto hay mucho por estudiar en seres humanos que por poseer
genitales femeninos se caracterizan como pertenecientes a ese sexo de modo
manifiesto. El psicoanálisis no busca describir qué es la mujer, indaga cómo deviene
mujer a partir del niño de disposición bisexual
En comparación con el varón Freud vio que el desarrollo de la niña a la mujer normal es
más difícil y complicado, pues incluye dos tareas sin correlato en el desarrollo del niño.
La diferencia en lo genital se acompaña de otras diferencias corporales. Surgen también
diferencias en la disposición pulsional que permiten vislumbrar la posterior naturaleza
de la mujer. La niña es en general menos agresiva y porfiada, se basta menos a sí misma,
parece necesitar más ternura, y por eso es más dependiente y dócil. El poder educarla
con mayor facilidad y rapidez en el control de las excreciones quizás es consecuencia de
esa docilidad, es la primera concesión que puede arrancarse a la vida pulsional infantil.
Es más inteligente y viva que el niño de la misma edad, más solícita al mundo exterior y
sus investiduras de objeto son mas intensas. Pero esas diferencias deben dejarse de lado
pues pueden contrarrestarse por variaciones individuales.

Ambos sexos parecen recorrer igual las primeras fases del desarrollo libidinal. Podía
esperarse que ya en la fase sádico-anal se exteriorice en la niña menor agresión pero en
el análisis del juego infantil, los impulsos agresivos de las niñas tienen buen grado de
diversidad y violencia. Al ingresar en la fase fálica hay más concordancias que diferencias
entre los sexos. La niña es como un varón. En esta fase el varón se procura sensaciones
placenteras de su pene, y conjuga esto con sus fantasías sexuales. Lo mismo hace la niña
con su clítoris. Parece que en ella el acto onanista tuviera ese equivalente del pene, y
que la vagina, propiamente femenina, fuera aún algo no descubierto para ambos sexos.
Entonces, en la fase fálica de la niña el clítoris es la zona erógena rectora, pero no está
destinada a seguir siéndolo; con la vuelta hacia la feminidad el clítoris debe ceder su
sensibilidad y su valor a la vagina, es la primera tarea que debe realizar, mientras que el
varón solo continúa en la madurez sexual lo que ya había ensayado en el temprano
florecimiento sexual. La segunda tarea tiene que ver con el primer objeto de amor. El
primer objeto de amor del niño es la madre, lo sigue siendo en la formación del complejo
de Edipo y a lo largo de su vida. Las primeras investiduras de objeto se apuntalan en
ambos sexos en la satisfacción de las necesidades vitales. Por eso la madre es también
el primer objeto de amor de la niña. Pero en la situación edípica es el padre quien
deviene objeto de amor para la niña, y se espera que en un desarrollo normal encuentre,
desde el objeto-padre el camino hacia la elección definitiva de objeto. Con la alternancia
de los períodos la niña debe trocar zona erógena y objeto, mientras el niño retiene
ambos. Hay que ver cómo pasa la niña de la madre a la ligazón-padre, de la fase
masculina a la femenina.

Muchas mujeres permanecen hasta épocas tardías en la dependencia tierna respecto


del objeto-padre. En ellas Freud comprobó que el estadio previo de ligazón-madre, tenía
muy rico contenido, duraba mas tiempo, y daba lugar a fijaciones y predisposiciones. En
ese período el padre es sólo un fastidioso rival; en muchos casos la ligazón-madre dura
hasta fin del cuarto año. Casi todo lo que luego se da en la ligazón-padre preexistió en
ella, y fue trasferido de ahí al padre. No se puede entender a la mujer sin considerar la
fase preedípica ligazón-madre. Los vínculos libidinosos de la niña con la madre en esta
fase atraviesan las tres fases de la sexualidad infantil, oral, sádico-anal y fálico. Esos
deseos subrogan mociones activas y pasivas. Son ambivalentes, de naturaleza tierna y
hostil-agresiva. Estos últimos suelen salir a la luz solo después de tornarse en
representaciones de angustia. No es fácil pesquisar los tempranos deseos sexuales; el
que se expresa con más nitidez es el de hacerle un hijo a la madre, y su correspondiente,
parirle un hijo al padre, ambos del período fálico. Este y otros extraños descubrimientos
se ven en el análisis, en ese período preedípico se descubre, referida a la madre, la
angustia de ser asesinado o envenenado, que puede constituir el núcleo de una
paranoia; que los síntomas histéricos derivan de fantasías, no de hechos reales. La
fantasía de seducción por el padre expresa el complejo de Edipo en la mujer. En la
fantasía de seducción en la fase preedípica de la niña, la seductora es en general la
madre. Pero, aquí la fantasía toca el terreno de la realidad, pues efectivamente la madre
a raíz del cuidado corporal provocó sensaciones placenteras en los genitales y las
despertó por vez primera.

¿A raíz de qué se va a pique esta potente ligazón-madre de la niña? Está destinada a dar
lugar a la ligazón-padre. Este paso del desarrollo no implica solo un cambio de vía del
objeto. El desasimiento de la madre se produce con el signo de la hostilidad, la ligazón-
madre acaba en odio. Ese odio puede ser notable y durar toda la vida, puede
compensarse más tarde; por lo común una parte se supera y otra permanece. Sobre esto
ejercen fuerte influencia, los episodios de años posteriores. Hay una larga lista de
reproches a la madre que llevarían al extrañamiento:

1) El reproche mas remoto es el de haberle suministrado poca leche, lo cual explicita


como falta de amor. Puede que este reproche se justifique. A menudo las madres no
poseen alimento suficiente para el niño y lo amamanten pocos meses. Entre los
primitivos, los niños son amamantados hasta dos o tres años. Pero cualquiera que haya
sido la realidad, es imposible que el reproche se justifique tantas veces como surge en
análisis. Parece más bien que el ansia del niño por su primer alimento es insaciable, que
nunca se consoló de la pérdida del pecho. Seguramente el análisis de un primitivo saca
a la luz el mismo reproche. Quizás la angustia de envenenamiento se relacione con el
destete.

2) Otro reproche a la madre se aviva cuando llega otro hijo. Si es posible, retiene el nexo
con la denegación oral. Cuando los niños se llevan tan poca diferencia que la segunda
gravidez interfiere la lactancia, el reproche es real y aún con una diferencia de sólo 11
meses el niño se percata de ello. Pero el amamantamiento no es lo único que enemista
al niño con el rival; igual efecto produce todo signo de cuidado materno. Se siente
destronado, despojado, tiene celos al hermanito y desarrolla inquina a la madre infiel y
lo manifiesta en su conducta. Se vuelve irritable, desobediente, e involuciona en sus
conquistas sobre el gobierno de las excreciones. Los celos influyen en el desarrollo
posterior; se alimentan en los años siguientes y la conmoción se repite con cada nuevo
hermanito. No cambia mucho que el niño siga siendo preferido de la madre; las
exigencias de amor de los niños exigen exclusividad.

3) Otra fuente para la hostilidad del niño a la madre la proporcionan sus múltiples deseos
sexuales, variables según la fase libidinal, y que casi nunca pueden ser satisfechos. La
más intensa denegación se produce en el período fálico, cuando la madre prohíbe el
quehacer placentero en los genitales, hacia el cual ella misma había orientado al niño.
Se podría pensar que esos reproches son suficientes para desasir a la niña de la madre
o que este primer vínculo de amor debe caer, justamente por ser el primero, pues las
primeras investiduras de objeto son muy ambivalentes; cuanto más apasionado es el
amor del niño a su objeto, más lo afectan las denegaciones y así el amor sucumbe a la
hostilidad acumulada. Pero aún negando esa ambivalencia, siempre la relación madre-
hijo perturba el amor infantil, pues aún la educación más blanda debe poner límites, y
cada intromisión produce en el niño, rebeldía y agresión. Ahora, todos esos factores son
eficaces en la relación niño-madre, y sin embargo no lo desligan del objeto-madre.

4) Hay un factor específico que no se da en el varón o no se da de igual modo y reside


en el Complejo de castración La niña hace responsable a la madre de su falta de pene y
no se lo perdona. También la mujer pasa por el complejo de castración pero de distinto
modo. En el varón surge al ver que la niña no tiene ese miembro tan estimado por él y
piensa que puede perderlo. Entonces recuerda las amenazas que se atrajo por tocar su
miembro, empieza a creerlo, y cae bajo el influjo de la angustia de castración. El
complejo de castración de la niña se inicia también al ver el genital del varón, se siente
perjudicada y cae presa de la envidia del pene, dejando huellas imborrables en su
desarrollo y la formación de su carácter. La niña puede admitir su falta de pene pero se
aferra por largo tiempo al deseo de llegar a tenerlo, lo conserva en el inconciente con
gran carga energética. La envidia y los celos desempeñan en la vida anímica de la mujer
mayor papel que en la del varón. No es que el varón no tenga esas cualidades, ni que en
la mujer no tengan otra raíz que la envidia del pene; pero Freud atribuía a ella el plus
que hay en las mujeres.

El descubrimiento de la castración da un giro al desarrollo de la niña. De ahí parten tres


orientaciones:
1)A la inhibición sexual o neurosis; 2) Al complejo de masculinidad 3) A la feminidad
normal.
 1) La niña, que hasta allí había vivido como varón, lograba placer por excitación
del clítoris y relacionaba ese quehacer con sus deseos sexuales, con frecuencia
activos, referidos a la madre, ve estropeado el goce de su sexualidad fálica por
influjo de la envidia del pene. La comparación con el varón hiere su amor propio;
renuncia a la satisfacción masturbatoria en el clítoris, desestima su amor por la
madre y reprime buena parte de sus aspiraciones sexuales. El extrañamiento
respecto de la madre no se da de golpe, la niña primero considera la castración
como desventura suya luego la extiende a otras mujeres y al fin a la madre. Su
amor se dirigía a la madre fálica; el ver que está castrada le permite abandonarla
como objeto de amor, prevalecen los motivos de hostilidad que ya se habían ido
reuniendo.
El neurótico en general concede al onanismo gran valor etiológico, pero casi siempre
culpa al onanismo de la pubertad; mientras que al de la primera infancia que es el que
interesa, lo ha olvidado. El desarrollo de la niña muestra un ejemplo donde el propio
niño trata de librarse del onanismo y no siempre lo logra. Cuando la envidia del pene
despierta un fuerte impulso contrario al onanismo clitorídeo y este no quiere ceder, se
da una violenta lucha; en ella la niña asume el papel de la madre ahora destituida y
expresa el descontento con su clítoris repudiando la satisfacción obtenida en él. Muchos
años después, cuando el onanismo fue sofocado, sigue un interés como defensa contra
la tentación que teme. Se expresa como simpatía a personas a quienes atribuye
dificultades parecidas, motivo del casamiento incluso puede influir la elección de
marido. No es fácil tramitar la masturbación de la primera infancia.
 3)Con el abandono de la masturbación clitorídea se renuncia a una porción de
actividad, ahora prevalece la pasividad, la vuelta hacia el padre se consuma
predominantemente con ayuda de mociones pulsionales pasivas, que allanan el
Camino a la feminidad. El deseo con que la niña se vuelve hacia el padre es
originariamente el deseo del pene que la madre le denegara. Pero la situación
femenina sólo se establece cuando el deseo del pene se sustituye por el deseo
del hijo, y entonces el hijo aparece en lugar del pene. La niña ya había deseado
un hijo en la fase fálica no perturbada; tal era el sentido del juego con muñecas,
pero el juego no era en sí expresión de feminidad; servía a la identificación-
madre en el propósito de sustituir la pasividad por actividad. Jugaba para hacer
con el hijo todo lo que la madre hacía con ella. Sólo con el arribo del deseo del
pene, el hijo-muñeca deviene un hijo del padre y desde allí, la más intensa meta
de deseo femenina. Este deseo se realiza al llegar un hijo, especialmente un hijo
varón, que trae consigo el pene anhelado. La expresión “un hijo del padre” a
menudo acentúa la persona del hijo, y no insiste en el padre. Así, el antiguo deseo
masculino de poseer pene sigue trasluciéndose a través de la feminidad
consumada. Pero quizá deba verse en este deseo del pene un deseo femenino
por excelencia. Con la trasferencia del deseo hijo-pene al padre, la niña ingresa
al complejo de Edipo. La hostilidad a la madre que no es nueva, se refuerza pues
es la rival que recibe del padre lo que ella anhela de él. Por largo tiempo el
complejo de Edipo de la niña impidió ver la ligazón-madre preedípica que deja
varias fijaciones. Para la niña, la situación edípica es el desenlace de un largo y
difícil proceso, una posición de reposo que no abandona pronto, sobre todo
porque está cerca el inicio del período de latencia.
En la relación del complejo de Edipo con el de castración, se ve una diferencia
entre los sexos. El complejo de Edipo del varón, dentro del cual anhela a su
madre y querría eliminar al padre como rival, se desarrolla a partir de la fase de
su sexualidad fálica. La amenaza de castración lo obliga a resignar esa postura.
Bajo la impresión del peligro de perder el pene, el complejo de Edipo es
abandonado, reprimido, y se instaura como su heredero un severo superyó. Lo
que acontece en la niña es casi lo contrario. El complejo de castración prepara al
complejo de Edipo en vez de destruirlo; por el influjo de la envidia del pene, la
niña es expulsada de la ligazón-madre y desemboca en la situación edípica.
Ausente la angustia de castración, falta el motivo principal que fuerza al niño a
superar el complejo de Edipo. La niña permanece dentro de él por tiempo
indefinido, sólo después lo deconstruye y aún allí lo hace de modo incompleto.
En esas circunstancias la formación del superyó no logra la fuerza e
independencia que le dan significatividad cultural.

 2) La segunda reacción al descubrir la castración es el desarrollo del Complejo de


masculinidad. La niña se rehúsa a reconocer el hecho y con empecinada rebeldía
refuerza la masculinidad vivida hasta allí, mantiene su quehacer clitorídeo y
busca una identificación con la madre fálica o con el padre. ¿Qué será lo decisivo
para este desenlace? Se cree que un factor constitucional, una proporción mayor
de actividad, típica del macho. Pero lo esencial es que se evita la oleada de
pasividad que logra el giro a la feminidad. El resultado más extremo del complejo
de masculinidad es influir la elección de objeto hacia una homosexualidad. La
homosexualidad femenina rara vez continúa en línea recta a la masculinidad
infantil. Parece que ellas también toman por objeto al padre durante un lapso y
entran en la situación edípica, pero las inevitables decepciones con el padre las
fuerzan a regresar al complejo de masculinidad. Mas, no es lícito sobrestimar
esos desengaños; también los sufre la niña destinada a la feminidad. El
hiperpoder del factor constitucional parece indiscutible, pero ambas fases del
desarrollo de la homosexualidad femenina se reflejan en las prácticas de las
homosexuales, que lo mismo juegan a ser madre e hija que marido y mujer.
Freud presentó este trabajo como, la prehistoria de la mujer. Mencionó nombres
de mujeres a quienes esta indagación le debía grandes contribuciones. La
doctora Ruth Mack Brunswick fue la primera en describir un caso de neurosis
que se remontaba a una fijación al estadio preedípico y no había alcanzado la
situación edípica. Tenía la forma de una paranoia de celos y demostró ser
accesible a la terapia. La doctora Jeanne Lampl-de Groot comprobó con
observaciones ciertas la increíble actividad fálica de la niña hacia la madre, y la
doctora Helene Deutsch demostró que los actos de amor de mujeres
homosexuales reproducen los vínculos madre-hijo.
Destacó que el despliegue de la feminidad está expuesto a ser perturbado por
los fenómenos residuales de la prehistoria masculina. Las regresiones a las
fijaciones de aquellas fases preedípicas son muy frecuentes; en muchos ciclos de
vida se llega a una repetida alternancia de épocas en que predomina la
masculinidad o la feminidad.
Algunas particularidades psíquicas de la feminidad madura. Citó algunas
particularidades aunque no siempre distinguía cuanto atribuir al influjo de la función
sexual y cuanto a la domesticación social. Adjudicaba a la feminidad un alto grado de
narcisismo, que influye también sobre su elección de objeto, por eso para la mujer la
necesidad de ser amada es más intensa que la de amar. Esa vanidad corporal seguía
siendo efecto de la envidia del pene, aprecia en demasía sus encantos como tardío
resarcimiento por la originaría inferioridad sexual. La vergüenza, considerada cualidad
femenina por excelencia, la atribuía al propósito originario de ocultar el defecto de los
genitales.

Las condiciones de la elección de objeto de la mujer muchas veces se vuelven


irreconocibles por obra de las circunstancias sociales, cuando puede mostrarse
libremente, se produce según el ideal narcisista del varón que la niña había deseado ser.
Si ha permanecido dentro de la ligazón-padre , elige según el tipo paterno.
Puesto que en la vuelta desde la madre hacia el padre la hostilidad del vínculo
ambivalente permaneció junto a la madre, tal elección debiera asegurar un matrimonio
dichoso. Pero a menudo la hostilidad dejada atrás alcanza a la ligazón positiva y
desborda sobre el nuevo objeto. El marido, que había heredado al padre, recibe con el
tiempo la herencia materna. Así la segunda mitad de la vida, lucha contra su marido,
como la primera, luchó contra su madre.

Otro cambio en el ser de la mujer puede sobrevenir luego del nacimiento del primer
hijo. Bajo la impresión de la propia maternidad puede revivirse una identificación con la
propia madre, identificación contra la cual la mujer se había rebelado hasta el
matrimonio, y atraer hacia sí toda la libido disponible, de suerte que la compulsión de
repetición reproduzca un matrimonio desdichado de los padres. Que el antiguo factor
de la falta de pene no siempre ha perdido su fuerza se demuestra en la diversa reacción
de la madre frente al nacimiento de un hijo según sea varón o mujer. Sólo la relación
con el hijo varón brinda a la madre una satisfacción irrestricta; es la más exenta de
ambivalencia de todas las relaciones humanas. La madre puede trasferir sobre el varón
la ambición que debió sofocar en ella misma, esperar de él la satisfacción de todo lo que
le quedó de su complejo de masculinidad. El matrimonio no está asegurado hasta que
la mujer consiga hacer de su marido también su hijo y actuar la madre respecto de él.

La identificación-madre de la mujer permite discernir dos estratos: el preedípico, que


consiste en la ligazón tierna con la madre y la toma por arquetipo, y el postedípico, que
quiere eliminar a la madre y sustituirla junto al padre. De ambos estratos mucho queda
pendiente para el futuro y ninguno se supera totalmente en el curso del desarrollo. Pero
la fase de la ligazón preedípica tierna es la decisiva para el futuro de la mujer; en ella se
prepara la adquisición de las cualidades con las que luego cumplirá su papel en la función
sexual y costeará sus inapreciables funciones sociales. En esta identificación adquiere el
atractivo sobre el varón, atizando hasta el enamoramiento la ligazón-madre edípica de
él. Sin embargo, con frecuencia sólo el hijo varón recibe lo que el varón pretendía para
sí. Pareciera que el amor del hombre y el de la mujer están separados por una diferencia
de fase psicológica.

Pensaba que el hecho de que se atribuya a la mujer escaso sentido de la justicia se


relacionaba con el predominio de la envidia en su vida anímica, pues el reclamo de
justicia es un procesamiento de la envidia, indica la condición bajo la cual uno puede
desistir de esta. Sus intereses sociales son más endebles que los del varón, y posee
menor aptitud para la sublimación de lo pulsional. Lo primero deriva del carácter disocial
que es rasgo inequívoco de todos los vínculos sexuales. Los amantes se bastan uno al
otro y aun la familia es reacia a su inclusión en asociaciones más amplias. La aptitud para
la sublimación está mas sujeta a variaciones individuales. En la práctica analítica
observaba que un hombre cercano a la treintena aparecía como un individuo joven, más
bien inmaduro, del cual esperaba que aproveche abundantemente las posibilidades de
desarrollo que le abre el análisis. Una mujer de igual edad muestra mayor rigidez
psíquica e inmutabilidad. Su libido ha adoptado posiciones definitivas y parece incapaz
de abandonarlas por otras. No se obtienen vías hacia un ulterior desarrollo; es como si
todo el proceso estuviera concluido y no pudiera influirse más sobre él desde entonces;
más aún: es como si el difícil desarrollo hacia la feminidad hubiera agotado las
posibilidades de la persona. Como terapeutas lamentamos ese estado de cosas, aunque
consigamos poner término al sufrimiento mediante la tramitación del conflicto
neurótico.

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