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‘Gémo aprende el cerebro Sarah-Jayne Blakemore / Uta Frith ‘Solr cere: yom COMO APRENDE restate too mt ini EL CEREBRO rmatematicas, la miisica las artes plas chr ict ea " LAS CLAVES PARA ences LA EDUCACION : edagégicas como el aprondizale temprano, ‘de las més recentes Investigaciones de ta faa la educacién, Como aprende a mejor manera de dasarolar a mamo- fe conocimiontos y emo: Prdlogo de José Antonio Marina obra de nos y ado- y oe ‘4 Como aprende el cerebro velit Sarah-Jayne Blakemore y Uta Frith Cémo aprende el cerebro Las claves para la educacién Preiogo co Joo etn Mat Teco de Joa Soe ‘aitaasesro pope eee ‘abreseras sn sare rei, tenia erg ams tei moe eur, {retour rey aso ot ata res orale ape tae At 270 ofa el Codon Peed, fume Ge ery sabe os ese ees rio toncenperagsdsmnainracumreacan The ogra sare 20S Behn na Fam 05, ‘Siw oso ipa Sd ars Dee, 205, Eg Garis i ee ee re am neend sor ears renee Scenes Rareeetn ae” ‘iid Seah" ngroso en Esa ‘Sara-Jayne Blakemore es investiadora de a Royal ‘Society Dorothy Hodgkin en el Instituto de Neuracencla CCognitiva dol Uninersty Colege de Londres. Est ‘especiaizada en ol desarrollo del corsbro durante la adolescencia y ol aprencizaje social de los autistas. Eno! af £2000 ot Parlement briténio le encargé un informe sobre ia ‘educaciéninfantl para la comiston educative, Uta Frith os protesora de Desarrollo Cognitive y drectora dol insttuto de Neurociencia Cognit dal Universty Caloge de Londres. Es una de las mis dostacadas autoridades ‘munciales en autism y dislexa,y autora de varios loves muy ogiados sob el autismo y 8! sincrome de Asperger. Prélogo “Hace ya muchos afos, Ja Iectura de las obras de un gran cientifico, A.R. Luria, despert6 mi pasi6n por la neurolo- sa, Es una pasién multiforme, que oscila entre el entu- siasmo ante los ineresbles logros que esta ciencia ha alean- zado en las tiltimas décadas, y la perplejidad ante los pro- bblemas que plantea, Cada puerta que abre no nos leva @ la luz, sino a otro pasillo con numerosas puertas que de bbemos abrir y que, a su vez, comunican con otras salas, esceleras, sétanos, que tienen ms puertas todavia. Ya sa- ben que el cerebro esté compuesto de neuronas, células ‘que poseen unas estructuras arborescentes,Ilamadas por eso «dendritas», palabra derivada del griego dendron, <«érbobs. Pues bien, nos encontramos ante un tupidisimo bosque, formado por unos cien mil millones de érboles, ‘uuchos de ellos con mis de cien mil ramas, que se entre ‘eruzan, injertan, mueren, rebrotan, a través del cual ini ciamos una exploracién botanies para herborizas, clasf ‘ary comprender sa funcionamiento. Ante tanta complejdad, necesitamos una guta sencilla ‘que nos permita disfrutar de lo descubierto sin perder nos. La necesitamos, porque ese bosque es el entramado dl que surge nuestra vida consciente, nuestras emocio- nes, nuestro comportamiento, la regulacién de nuestro corganismo. Pues bien, en este libro, SarahJayne Blake- ‘more y Uta Frith, dos cientficas del Institute of Cognitive Neuroscience del University College de Londres, nos 7 conducen a través de la selva, con rigor y seguridad, Son dos guias fables. Ya neurociencia cognitiva es una ciencia nueva que pretende estudiar la base neuronal —por lo tanto, ca— de los fendmenos conscientes, de nuestros pensa- tmientos, emociones, preferencias, confictos. Lashley, Hebb, Hubel, Weisel, Kandel, Sperry; Damasio, nuestro compatriota Joaquin Fuster y muchos otros se han esfor. zado en relacionar nuestra experiencia con las reas ecre- brales de ls que depende. Las autoras de este libro se han especializado en el estudio de patologias tan complejas como el autismo, pero en esta obra estudian la neurologia del aprendizaje para que los educadores saquen conse- cuencias précticas de su trabajo teérico. Como docentc, ‘este objetivo me parece extraordinariamente interesante Nos conviene saber que todo aprendizaje esté posibilita do por las estructuras neuronales del cerebro de nuestros alumnos, que, al mismo tiempo, estén siendo cambiadas por el aprendizaje. Con gran prudencia las autoras adver ten que no son especialistas en educacién y que desearian «que su trabajo fuera continuado por pedagogos expertos, para mejorar el sistema educativo. Esperemos que sea asi porque lo necesitamos. Les pondré un ejemplo. Hace unos afios se lanzé en Estados Unidos una carmpafa cuyo lema era «Los prime- ros tres afos duran siempre, Intentaba lamar la atencién sobre la importancia de ese periodo de tiempo en Ia for macion de la personalidad del nifo y del adulto, Esto des- petté muchas expectativas y muchas angustias. Se pens6 que con una precor. intense accién educativa podsian conseguitse superbebés con cerebros privilegiados,y ésta ra una posibilidad estimulante, que planteaba, sin cm- Dango, una cuestién deamatica: gy sino se habian aprove- chado bien esos afis? Que el destino de toda una vida dependiera de lo que sucedia en tan breve espacio de 8 tiempo provocaba con razéin desasosiego. Hace més de una década John T. Bruer publieé E! mito de los tes pr ‘eros afios para poner las cosas en su punto justo, Este problema vuelve a tratarse con gran rigor en el libro de Blakemore y Frith, ¢Bxisten realmente periodos eriticos enel aprendizaje? Puede ser demasiado tarde para apren det? Los entomos enriquecidos de la infancia temprana mejoran el desarrollo cerebral? ¢O ya bastan los entor- fos normales? ¢Cémo hacen los niios para aprender so breel mundo y sobre las demés personas? ¢Por qué cuan do se aprende una lengua a partir de cierta edad, aunque sc acabe siendo bilingie, nunca se adquiere una pronun: clacién perfecta? Un descubrimiento mazavilloso. Los ni jos tienen tantas ganas de aprender @ hablar, que a los tres meses, mientras duermen, si alguien habla cerea de ellos activan las mismas regiones cetebrales que cuando cestaban despiertos. Las autoras no niegan que haya momentos especial mente adecuados para ciertos aprendizajes, pero dan una visidn optimista de este asunto, La eapacidad para apren der una lengua disminuye a partir de los trece aos. Antes de esa edacl todos somos genioslingisticos, Pero ls neu- rociencias nos dicen que el cerebro adulto, o al menos ciertas regiones del mismo, es casi tan maleable como el dl nfo, y esto es una gran noticia, La plasticidad cere- bral se mantiene. Este es un término clave, «platicideds, con al se designa la capacidad del sistema nervioso para adaptarse continuamente a circunstancias eambiantes, cosa que ocurre cada vez que aprendemos algo. Fl cere bro adult tiene una enorme capacidad para el cambio y pata el aprendizaje, pero no hay que olvidar que una ley de hierro rige los acontecimientos neuronales: lo que no sc usa, se pierde, De ahi la necesidad de recomendar una scttud mentalmente activa en todas las etapas vtales: in fancia, adolescencia, madure2, ancianidad. Este es uno 9 de los mensajes claros del libro: nuestro cerebro esté di sefiado para a accién. La pereza, a pasividad y le rutina lo intoxican. Aeabo de terminar un libro titulado La ma- aia de escribir que presenta una tcoria del aprendizae bast dla en fomentar las actividades «mas activas» de la mente. De modo metaférico, mis ali de la benéfica actividad de Teer, hay que fomentar la plena superactividad de eseribir, es decis, de expresarse, de inventar, de decidir, de actuae, Blakemore y Frith lo confirman, y afaden algo més: «El aprendizaje de Ia lectura y la escrtura cambia la estruct 1a cerebral. Dicho de forma contundente: el cerebro de quien sabe leery escribir e distinto al de un analfabeto.» Las autoras dedican mucho espacio alas investigacio- nes sobre el aprendizaje de lalectura y dela escritura y las causas por las que unos nifios aprenden més répidamente que otros. Lo mismo hacen con las mateméticas. Las dos son especialistasen Ia deteccisn y el tratamiento de facto- tes neuronales que afectan al aprendizaje, la dislexi, la discalculia o el autismo, Muchos de los temas tratados en este libro me intere san especialmente. La mayor parte de nuestros conoc- mientos proceden de la experiencia; sin embargo, los ni- fies nacen sabiendo muchas cosas, que les permiten reco- rnocer caras, comprender los estados mentales de otras personas, predecirrelaciones causales, calcula, por ejem plo. Todo nifio es un nifo prodigo. Esta es una de las co- sas que me impresionan mucho. Otra tiene que ver con tana investigacién en Ia que estoy empantanado desde hhace tiempo: la inteligencia inconsciente. Nuestra memo- fia conserva informacisn de la que no hemos sido cons- cientes y, ademis, In mancja muy inteligentemente, sin que nosotros lo sepamos. Nadie puede explicar lo que hace para decir una frase, ni para mantener el equilibrio cuando monta en bicieleta, Tenemos una sala de mq nas inconsciente —Ia he llamado inteligencia computacto 10 ‘nal— que n08 va proporcionando sin parar ocurrencias y dlestrezas. Una de las grandes tareas de la educacion es ayudar ¢ construir un yo ocurzente fluid, fil, animoso, optimista,tenaz, Ia otra gran tarea consiste en former un sistema de autocontrol —to he llamado inteligencia eect iow — que se encargue de selecciona,iniciag, dirgir ests cocurrencias. Esl origen de nuestra libertad. Aleanzar un ‘buen desarrollo y coordinacién de anabas inteligencias es uta an meta pedi nc in este libro se tratan ambos temas —ainteligencia computaconal y la eecuva—, tvsando la invesige ciones més recientes. Un capitulo muy sugestivo tata de Ja evoluciOn del cerebro adolescente, asunto que no cs taba bien estudiado, La idea de que el cerebro sigue de- sarrollindose después de Ia infancia es rlativamente nue va. Ahora sabemos que la corteza frontal, Ia aristocracia cetebral, la regin planificadora y jecutiva, continua de- sarrollandose durante la adolescencia, Por eso es neces +o ptolongar le etapa educativa. El cerebro esti todavia moldedndose darante esos conflctvos alos. ¥ deberiamos centrarnos en al fortaecimiento del control intemno, por que es cuando los adolescentes disponen de esteucturas neuronales para hacerlo, Hay otro dato curioso que exp ‘ca muchos de los comportamientos adolescentes. Todo cl mundo sabe que uno de los mecanismos del aprendizaje ¢ la imitacién. Pues bien, el cerebro de los adolescentes aptende por imitacién también, pero selectiva. Esta prepa radbo para recibi influcncia de sus iguales. Cuando insist ‘mos tanto en la sumisién de los adolescentes al grupo, c&- tamos refiriéndonos a un comportamiento que hunde sus zaices en el cerebro. ‘Alos educadores nos preocupan mucho algunos pro- blemas que tienen un origen neuronal, que se describe en este libro, Por ejemplo, la chiperactivided por défict de atenciénm, Se trata de nifios euya atencidn esté atrapada " por estimulos externos fugaces y a menuclo inadecuades. Son victimas de una impulsividad que les dficulta el con ‘rol desu conduct, lo que complica sus rlaciones sociales con otros nifios o el progreso escola. En Estados Unidos, ‘un 3 % de los nifios est dingnosticado de esta disfuncién, ‘Como la eapacidad de atencién y control dependen del lébulo frontal, que, como he comentado, sigue desarro- Iindose hasta Ia adolescencia, en muchos casos esos deft cit pueden ser tan sélo una ralentizacién del

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