Las causas más frecuentes de hemoptisis son la Bronquitis y la Bronquiectasias.
Bronquitis La bronquitis se define como la inflamación de los bronquios, que son conductos tubulares que se dirigen a los pulmones. La enfermedad puede ser aguda (temporal) o crónica (prolongada). Los virus son los principales causantes del primer tipo de bronquitis mientras que las bacterias están más asociadas con el segundo. Los síntomas de la bronquitis aguda generalmente perduran desde días a unas pocas semanas. No obstante, la bronquitis cuyos síntomas se prolongan hasta 90 días sigue clasificándose como bronquitis aguda. Si los síntomas se prolongan durante más tiempo, a veces durante meses o años, suele denominarse bronquitis crónica. Cuando se utiliza el término "bronquitis", por lo general se hace referencia a la bronquitis aguda. La exposición a agentes irritantes, como humo, niebla tóxica, partículas de polvo y vapores (de agentes irritantes como ácidos fuertes, amoníaco, ciertos disolventes orgánicos, cloro, sulfuro de hidrógeno, dióxido de azufre y bromo) también puede inflamar la tráquea y los bronquios, provocando síntomas similares a los de la bronquitis aguda. En la bronquitis crónica de origen tabáquico el sangrado tiene su origen en un aumento de la vascularización de la mucosa bronquial. Si junto con la bronquitis crónica aparece también una reducción del flujo de aire procedente de los pulmones en la exhalación (flujo espiratorio), dicha situación se considera una característica descriptiva de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Bronquiectasias Las bronquiectasias siguen siendo, hoy en día, una causa importante de hemoptisis, en contra posición con lo que ocurre en otros países, posiblemente debido a la mayor incidencia de tuberculosis en el pasado en nuestro medio. El mecanismo de sangrado se encuentra en la hipervascularización de la mucosa con hipertrofia de las arterias bronquiales. Una bronquiectasia es un ensanchamiento (dilatación) irreversible de partes de los conductos respiratorios (bronquios) como consecuencia de una lesión de la pared de las vías respiratorias. La causa más frecuente son las infecciones respiratorias graves o recurrentes. La mayoría de las personas desarrollan una tos crónica, y algunas también expectoran sangre al toser y tienen dolor torácico y episodios recurrentes de neumonía. Para determinar la extensión y la gravedad del trastorno, habitualmente se realizan radiografías de tórax, tomografías computarizadas y pruebas de respiración. Se suelen administrar antibióticos y usar otros métodos para suprimir y eliminar el acúmulo de moco.