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Las cifras de la ultima década que ofrece la Agencia Central de Inteligencia (CIA)
muestra como son los Estados-nación de la latitud sur, donde el índice Gini ---
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social, todo ello a inicios del 2000, en tanto, la tercera generación se plantea el
camino hacia la productividad a largo plazo en los últimos años.
tiene mucha relación con la realidad. Indudablemente hay en México una cantidad
muy importante de personas que tiene ingresos muy bajos, es decir, que vive en
situación de pobreza, como ahora se dice. Pero eso no es, por sí mismo, ninguna
información. Lo relevante es comparar con otras naciones, por ejemplo, o con
otros momentos del tiempo, para que cobre sentido el tema. De entonces en
adelante, la estabilidad financiera, y el crecimiento económico (Mediocre, como
sabemos), la fue reduciendo hasta que la crisis en los precios de alimentos en
2008 la volvió a incrementar. No tanto como en 1996, pero se perdieron dos años
de avances. Estas cifras, por más intentos que uno haga, resultan inaceptables
para quien cree que somos cada vez más pobres. No hay evidencia que destruya
una creencia, dicen, y con este tema es muy fácil de comprobarlo”.
secas) pasó de 47.7% en 1989 a 31.7% en 2006, una caída de 16%.6 En Chile
pasó de 38.6% en 1990 a 13.7% en 2006, mientras que en Brasil disminuyó del
48% en 1990 al 25.8% en 2008.7. En otras palabras, tanto en ingreso per cápita
como en tasa de crecimiento, a México le ha ido mejor en estos 15 o 20 años que
a Brasil y peor que a Chile, el campeón latinoamericano en todos los indicadores
de modernidad. En combate a la pobreza México arroja peores resultados que
Chile y Brasil, pero con una tendencia a la reducción parecida. El aumento en el
consumo per cápita de carne, electricidad o automóviles durante estos 15 años ha
sido semejante para los tres países. Ha sucedido lo mismo con la disminución de
la desigualdad: entre 1999 y 2008, según los cálculos de Luis Calva-López y Nora
Lustig (realizados para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo),
México redujo su coeficiente Gini en más de 5%, Brasil en 3% y Chile en 1%.8”.
Las cifras que respaldan los argumentos presentados por Castañeda y Aguilar
Camín, y el propio Schettino, no son cuestionables de ninguna forma, pero mucho
menos los planteamientos de Meyer Serra, Kliksberg y Alponte. No se trata tomar
postura por alguna de ellas, es más bien, mostrar las interpretaciones que
presentan los teóricos como se ha propuesto, en los párrafos anteriores, de la
manera de exponer las ventajas y desventajas de la dialéctica de la globalización,
tanto para Estados emergentes como desarrollados, resulta importante agregar
que sí se ha roto el mito que tanto una cara como la otra de la moneda, no son
“buenas” ni “malas” en si mismas, se trata más bien de sus políticas empleadas
por parte de cada Estado (partiendo de la base de instituciones revalorizadas y
más activas para responder al mercado) y su eficacia, estas sí que ponen a las
naciones o ciudades en vías del progreso, junto al factor exógeno en la forma de
enfrentar las asimetrías ya existentes. Sobre este factor el caso mexicano dentro
de su inserción al mundo del comercio internacional a partir de los años 90s. tuvo
un éxito moderado (no todo lo esperado pues la idea que las empresas nacionales
se asociaran al capital extranjero, y creciera en un 12% el PIB en esos años, cosa
que no ha sucedido hasta hoy ninguna de ambas cosas), con la llegada de la
Inversión Extranjera Directa (IED) y la ruptura de la mono exportación del petróleo,
se creció en promedio desde 1994 hasta 2007 en 3.1% de acuerdo con la
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México optó por una estrategia de apertura donde las empresas transnacionales
contribuirían a formar recursos humanos, y al desarrollo tecnológico; en tanto las
nacionales serían las detonantes del crecimiento, al canalizar el IED y así
fortalecer la producción local. Pero en realidad a largo plazo no contribuyó al
desarrollo del país; más bien se dio una creciente interdependencia asimétrica con
Estados Unidos y una relación comercial con el resto del mundo más alejada, es
decir, un superávit con los vecinos del norte, y un déficit con los demás en la
balanza de pagos. ¿Cómo responder ante tal situación a favor de México? Ya no
se trata sólo del monto de las exportaciones e importaciones, sino de la
composición de ellas. Cada vez la creciente importancia de los bienes intangibles
y de conocimiento se torna competitiva para una mejor inserción en la economía
mundial que reflejan los nichos donde se incorpora al país y su potencial en las
rentas globales. Finalmente son las empresas mexicanas quienes determinan el
modo de inserción internacional, donde la mayoría se enfoca en el valor bajo-
medio del valor agradado, de acuerdo con la UNCTAD, con valor de ganancia muy
poco, por ejemplo en la rama automotriz, donde los niveles de innovación están en
las matrices y no en México donde la inversión en investigación y desarrollo
tecnológico no se presenta por parte de las empresas foráneas. En suma, sí ha
habido crecimiento económico, pero no como el esperado al momento de dejar las
políticas proteccionistas de los años anteriores, por consiguiente, se puede decir
que efectivamente las palabras de Mayer Serra resuenan en nuestros tímpanos.
Esta otra cara del proceso es lo que se le ha dado por nombre la mundialización
del desarrollo humano (cultural). Vale recalcar que la globalidad y la
mundialización forman parte de un todo, es decir que abarca todas las
dimensiones o actividades del ser humano, y no sólo la temática económica, sino
más bien, abarca el aspecto cultural de desarrollo, entendido como la propia
Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de uno de los organismos
especializados, como es la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia, y la Cultura) dice al plantear la idea del significado de la
cultura como “La capacidad del ser humano de reflexionar sobre sí mismo, ella
nos hace racionales, críticos, éticamente comprometidos. Por medio de ella,
discernimos los valores, y efectuamos opciones; el hombre se expresa, se
reconoce como un proyecto inacabado, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos
significados, y crea obras que transcienden”. De acuerdo con lo anterior el género
humano, es llamado así, no sólo por tener raciocinio, sino lo más importante es el
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En términos generales se afirma que la mayoría de los países más pobres han
logrado avances dignos de mención en el índice desarrollo humano (IDH), en tres
dimensiones, el primero es en tema de salud, y con un indicador: esperanza
(mayor) de vida al nacer; el segundo es la educación con dos indicadores: años
promedios de instrucción, y años de instrucción esperados; y el tercero es el
estándar de vida con un indicador: INB (Ingreso Nacional Bruto per cápita) es
igual que el PIB pero la diferencia radica que se resta los recursos que salen al
exterior, como el pago de la deuda, las utilidades de las empresas extranjeras; y
se suma las cantidades que llegan al Estado como rentas financieras,
remuneraciones e intereses y las remesas. Y si fuese poco, la capacidad de elegir
sus dirigentes, influir en las políticas públicas, participación de las personas en
plasmar la equidad, el desarrollo y la sostenibilidad. Aquellos Estados que han
avanzado de manera vertiginosa en estos últimos años dentro de esta clasificación
son Omán, China (89), Corea del Sur (12), Nepal (138), Indonesia (108), y Arabia
Saudita (55), Túnez (81).
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No resulta tan sorprendente, que de los 169 Estados evaluados (más otros
territorios), los primeros diez países que encabezan la lista son aquellos que
aparecen por lo general en otras evaluaciones y con parámetros diversos. Ellos
son: Noruega (1), Australia (2), Nueva Zelanda (3), Estados Unidos (4), Irlanda (5),
Liechtenstein (6), Países Bajos (7), Canadá (8), Suecia (9), y Alemania (10).
Considerados dentro del IDH muy alto. Hay que notar que los Estados
latinoamericanos no aparecen en esta clasificación. Ellos aparecen en los
llamados índice alto; Chile es el mejor clasificado (45), después Argentina (46),
Uruguay (52), Panamá, (54) México (lugar 56 donde descendió dos lugares desde
el 2005 al 2010), Costa Rica (62), Perú (63), Brasil (73), Venezuela (75), Ecuador
(77), Belice (78), Colombia (79) y Jamaica (80). En otras palabras, el continente
sale bien clasificado en esta categorización, es optimista esta perspectiva que No
observa exclusivamente el ingreso. No obstante, no todo es favorable, no todos
los países han avanzado con igual rapidez, alrededor del mundo África
Subsahariana y ex republicas soviéticas, y en concreto en la región americana
Guatemala (116), Nicaragua (115), Honduras (106), Paraguay (96), Bolivia (95), y
El Salvador (90).Estas cifran llevan a decir que han avanzado menos una cuarta
parte de los Estados en desarrollo sólo un 20%, y la otra cuarta parte lo ha hecho
más, es decir, 65%.