Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
aquello que dependía, en última instancia, feridos». En efecto, las fuentes nos repor-
de circunstancias o contingencias externas, tan la existencia de un criterio para dis-
sujetas a la variación fortuita de las causas tinguir entre indiferentes valiosos y disva-
del mundo natural o del azar. liosos, que se basa en su función «según
Por cierto, la metafísica estoica que la naturaleza» o «contra la naturaleza».
otorgaba una garantía firme a la prudencia
del sabio, aseguraba que éste tenía acceso Estobeo, II 79, 18-80, 13 (LS, 58C). «Unas
al lógos que gobernaba al universo y se cosas son según naturaleza, otras contra natu-
raleza, y otras no son contra naturaleza ni según
guiaba por él en sus elecciones, de modo
naturaleza. Ahora bien, cosas de esta índole son
que sus juicios morales gozaban de una
según naturaleza: salud, fuerza, el buen funcio-
especie de infalibilidad. De este modo, la namiento de los órganos de los sentidos y cosas
virtud en la conducta del sabio y la ley similares; contra naturaleza, en cambio, son
divina que regía el mundo estaban en una cosas de este tipo: enfermedad, debilidad, una
relación de correspondencia; como conse- mutilación y cosas como éstas; [...] Y dicen que
cuencia, no cabían dudas, al menos para el argumento relativo a estas cuestiones se hace
el sabio, sobre lo que era moralmente a partir de cosas primeras según naturaleza y
correcto o moralmente repudiable. A la contra naturaleza, ya que lo diferente y lo indi-
inversa, fuera de estos rígidos márgenes ferente se encuentra entre lo que es dicho res-
pecto de algo. Porque, afirman, aunque llamá-
se abría un ancho espacio para la acción
remos indiferentes a las cosas corporales y a
que, en última instancia, se regía por «pre- las cosas exteriores, afirmamos que ellas son
ferencias» razonablemente fundadas. A indiferentes respecto al vivir con decoro (aquello
todas las acciones y estados de cosas del en lo cual, precisamente, se da el vivir con feli-
cuerpo o de las pertenencias exteriores, sea cidad), pero no, por Zeus, respecto al hecho
de orden intelectual, como la fama, o de de estar en concordancia con la naturaleza, ni
orden material, como la riqueza, los estoi- en relación con el impulso (horme) ni con la
cos los consideraron «indiferentes». repulsión (aphorme).»
Como ya nos muestra el texto citado Estobeo, II 82, 20-21. «Todas las cosas según
naturaleza son objeto de aceptación (leptá), en
de Sexto Empírico, hay una diferencia cla-
tanto que todas las cosas contrarias a la natu-
ra entre tres niveles de indiferencia: a) las raleza no son objeto de aceptación.»
acciones o cosas que no provocan ni atrac- Estobeo, II 83, 10-11. «Todas las cosas según
ción ni repulsión; b) las que provocan gené- naturaleza tienen valor (axía) y todas las cosas
ricamente atracción (o repulsión), pero contrarias a la naturaleza, disvalor (apaxía)»
son indiferentes entre sí (ejemplo de las (traducción de M. Boeri).
dos monedas semejantes); y, por último,
c) aquellos estados del cuerpo o de las per- Entre los indiferentes preferidos están,
tenencias que provocan atracción o repul- pues, 1) en primer lugar, aquellos que son
sión natural. En efecto, dado que estos últi- según naturaleza y corresponden a un
mos se correspondían con un impulso o impulso. Por lo tanto, es de suponer que
una repulsión en el agente, su satisfacción los estoicos entienden por éstos aquellas
constituía lo que los estoicos llamaron «un cosas hacia las que tendemos desde que
acto debido». Como consecuencia, las nacemos o en nuestra primera infancia
cosas indiferentes obtuvieron un status (alimento, abrigo, cuidado, etc.) compren-
ambiguo en la ética estoica, que dio lugar didas en su conjunto como medios de pre-
a numerosas controversias desde la anti- servación de sí. Como se ve, no existe aquí
güedad, especialmente con respecto a la reflexión o elección, sino meramente hor-
relación entre, por un lado, los actos debi- me, es decir, un impulso que precisamente
dos o apropiados (kathêkonta) y, por el es un «móvil» de la obtención del objeto
otro, los indiferentes de la especie «pre- exterior al que tiende. 2) En un nivel supe-
rior se encuentran los indiferentes consi- «valores», que ha tenido lugar desde fina-
derados valiosos, ya que aquí aparece un les del siglo XIX hasta el presente. Curio-
juicio que atribuye o niega una estimación samente la corriente que contribuyó en
a la cosa que se nos presenta como móvil mayor medida a esta inflación de su sig-
del impulso. Esta estimación del objeto de nificado, fue posiblemente el Neo-kantis-
la acción no es, aún, moral, pero tiene un mo del sur, especialmente H. Rickert,
carácter prescriptivo, a fin de ordenar con- quien intentó fundamentar una teoría del
venientemente nuestros actos, considerados conocimiento, en especial de la historia y
debidos con relación a la naturaleza (kat- de las ciencias sociales, recurriendo a la
hekonta: «aquello que una vez realizado existencia de «valores objetivos» anclados
comporta una justificación razonable» en la razón práctica. Max Weber, quien
Estobeo, II 85, 13 = SVF III, 494 = LS, siguió a Rickert en su epistemología de
59B). Estas reglas de comportamiento sue- las ciencias sociales, dio el paso definitivo
len expresarse como imperativos de con- al declarar —probablemente bajo la
ducta: «¡harás esto!, ¡evitarás eso otro!», influencia de Nietzsche— la relatividad de
que están dirigidas al hombre común (es todos los valores, incluso los epistemoló-
decir, no al sabio) a fin de que éste encuen- gicos. Fue la sociología funcionalista de
tre en ellas la ayuda necesaria para con- Talcott Parsons la que, recibiendo a su
ducir su vida hasta que él mismo esté en manera la perspectiva weberiana, terminó
condiciones de dirigirla (Séneca, Ep. 94, vaciando al término de todo significado
50-51). 3) En el último nivel, encontramos referencial para transformarlo en un tér-
aquellas cosas de acuerdo con la naturaleza mino operacional: «[u]n valor es una con-
que no solamente son el principio de los cepción, explícita o implícita, propia de un
actos apropiados sino que constituyen, individuo o característica de un grupo, de
especialmente, la materia de los actos vir- la desirabilidad que influencia la selección
tuosos (Plutarco, De comm. not. 23, 1069 de las formas, de los medios y de los fines
e = SVF III, 491). De este modo, los actos de la acción» 2. El relativismo actual del
debidos pasan a ser actos rectos (katórt- sentido, que puede albergar cualquier
homa), realizados a partir de una dispo- orden de preferencias en la selección de
sición del espíritu para seleccionar y resol- los fines de la acción, tanto individual
verse por esa acción como un fin en sí como colectiva, es una consecuencia de
misma, porque ésta constituye una mani- este paulatino vaciamiento normativo.
festación de la virtud. Las cosas indiferen- Al retomar una clasificación como la
tes como tales, por lo tanto, solamente tie- propuesta por los estoicos, mi primer inte-
nen el valor que les confiere el ser producto rés se orienta hacia una recuperación de
de una elección (Plutarco, De comm. not. un sentido consistente del término. La res-
26, 1071 a-b) 1. tricción del uso de preferidos y, en ese sen-
§ 2. Es suficiente lo expuesto hasta tido, condicionalmente «valiosos», exclu-
aquí para hacer evidente la línea de argu- sivamente para aquellas acciones o estados
mentación que los estoicos impusieron a de cosas que, siendo moralmente indife-
la ética y que, en condiciones profunda- rentes, responden a una necesidad según
mente transformadas por el nacimiento de la naturaleza, mientras que las acciones
la ciencia natural moderna, retomó Kant morales en sentido estricto quedan fuera
hace poco más de dos siglos al publicar y más allá tanto de las preferencias como
la Fundamentación. Es esta misma distin- de las inclinaciones contrarias, establece
ción la que ha tendido a desaparecer por una separación radical entre lo que se debe
causa de la ilimitada expansión del signi- hacer en cumplimiento de actos morales,
ficado del término «valor» o, en plural, que son fines en sí mismos y, como tales,
llevar a cabo los fines a priori 6. De este costumbres. Sin embargo, coincido en que
modo se evidencian los puntos de contacto la concepción racionalista de los valores,
entre la doctrina estoica y la teoría kan- tal como ésta se presenta en la ética aris-
tiana: valor moral solamente poseen los totélica de la virtud, en la teoría ética de
actos rectos (katórthoma) según los estoicos los estoicos y en la filosofía kantiana del
y las acciones realizadas en cumplimiento derecho y de la ética, todas las cuales esta-
de deberes imperfectos de acuerdo con blecen la supremacía de ciertos fines in-
Kant. Los actos debidos (kathêkon) de condicionados sobre todos los demás, con-
acuerdo con los estoicos y los deberes per- tingentes y sujetos al arbitrio, es la única
fectos o jurídicos (officia juris) según Kant concepción que podemos razonablemente
no tienen valor moral ni positivo ni nega- sostener en la filosofía moral.
tivo, y en ese sentido constituyen el ámbito § 4. Antes de concluir mi ponencia,
de las acciones indiferentes, en el que se me gustaría adelantarme a una posible
abre la posibilidad de establecer órdenes objeción escéptica, propia de los tiempos
de preferencia de acuerdo a los fines indi- que corren, que sería más o menos así:
viduales que cada agente se proponga. Por «Pues bien, aceptemos que la propuesta
último, los actos contrarios a los deberes de los estoicos o de Kant, en sus propios
perfectos tienen un disvalor moral abso- términos, hayan sido razonables y consis-
luto que sólo puede ser compensado por tentes; sin embargo, ¿de qué nos sirven
la pena que equilibre ese disvalor, de modo a nosotros estas distinciones, nosotros que
que la ecuación completa dé como resul- ya no podemos creer, como los estoicos,
tado nuevamente 0 (−a + a = 0). en una ley natural que gobierne al universo
Hace aproximadamente unos quince y la conducta de los hombres, ni, como
años Ch. Korsgaard, basándose fundamen- Kant, en un derecho natural fundado en
talmente en el modo de concebir los fines una metafísica racional a priori; nosotros,
últimos por parte de Aristóteles y de Kant, por último, para quienes la felicidad con-
propuso denominar «racionalista» a una siste, a lo sumo, en el goce efímero que
cierta concepción de los valores. La visión nos proporciona un deseo satisfecho y que
racionalista propuesta por ella intenta dará lugar inevitablemente en breve tiem-
mediar entre dos posiciones tradicionales, po al dolor de un nuevo deseo insatis-
la subjetivista, que hace depender los valo- fecho?»
res exclusivamente de los deseos, y la obje- Mi respuesta, necesariamente concisa,
tivista, que los atribuye a propiedades es la siguiente: sin duda, carecemos hoy
intrínsecas de los objetos. La teoría racio- de un derecho natural, pero hemos ido
nalista sostiene, en cambio, que «un objeto recreando desde hace medio siglo un con-
o estado de cosas es bueno si existe, prima junto de principios morales y jurídicos con-
facie, una razón práctica suficiente para siderados institucionalmente universales,
realizarlo o producirlo» 7. Tengo amplias que en la actualidad nadie se atreve abier-
divergencias con la reconstrucción de la tamente a rechazar ni siquiera aquellos que
filosofía práctica aristotélica que Kors- los violan solapadamente, los derechos
gaard propone en este ensayo, y también humanos. Éstos se han constituido en nues-
en algunos puntos con su interpretación tro nuevo derecho natural, que ha ido inva-
de la ética kantiana, la que en este trabajo diendo las morales particularistas de las
se limita a los dos libros metodológicos, diversas culturas y los ordenamientos ins-
la Fundamentación y la Crítica de la razón titucionales nacionales, otrora considera-
práctica, dejando de lado precisamente la dos soberanos, homogeneizándolos en la
obra en la que Kant expone su doctrina selección y extensión de ciertos derechos
de los fines, esto es, la Metafísica de las fundamentales que todos los estados se
NOTAS
1
El tema de los indiferentes o intermediarios es 5
MS, pp. 519-520 (Weischedel).
especialmente controvertido. La interpretación que he 6
Cp. Kant, XIX, p. 96, Ref. 6585; p. 261, Ref. 7165;
ofrecido sigue de cerca la propuesta por Kidd, 1971, MS, p. 520 (Weischedel); Kersting, 1993, p. 186.
pp. 155 ss. Sobre toda la relación entre la estimabilidad 7
Korsgaard, 1986, p. 487.
de los indiferentes y la virtud, es importante la dis- 8
Cp. Guariglia, 1996, pp. 187 y ss. Al respecto véan-
cusión de White, 1990, pp. 43 y ss. se ahora las discusiones de Ferraro, pp. 255 y ss. y
2
Parsons y Shils, 1951, p. 395. de Bertomeu y Vidiella, pp. 297 y ss., ambas en Ber-
3
Becker, 1998, p. 14. tomeu, Gaeta y Vidiella (comp.), 2000.
4
Cp. Kersting, 1983, pp. 404 y ss., y 1993, pp. 187 ss.