Sie sind auf Seite 1von 2

Para analizar los cambios que ha generado el tránsito de los estudios sobre la

marginalidad hacia la informalidad es preciso analizar la riqueza que puede otorgar el


concepto de informalidad. Dicha perspectiva nueva ha recibido críticas innumerables, la
mayor parte de ellas ponen en énfasis en su ambigüedad, en la multiplicidad de
definiciones que existen sobre el mismo y en su escasa precisión. Por tanto, se planteaba
la poca utilidad del concepto, e incluso, que sea abandonado.
La nueva perspectiva (de la informalidad) generó un problema central: la definición y
elección de la unidad de análisis. Sin embargo, dicho cambio de perspectiva permitió
profundizar los conocimientos respecto a:
- Las características y dinámica de los mercados de trabajo,
- A las diversas modalidades que adquiere la reestructuración productiva,
- A las estrategias de los sectores más desprotegidos para hacer frente al
desempleo,
- Mecanismos de articulación entre una economía registrada, visible y “formal”,
- Y múltiples actividades que permanecen ocultas.
Además, este cambio ha abierto potencialidades y posibilidades por explorar, pues, el
mundo del trabajo es heterogéneo y diverso, características que permiten abrir
numerosos filones de investigación para ser abordados desde esta perspectiva.
De marginales a informarles
En los años cincuenta, los desarrollistas, los teóricos de la modernización y los
depedentistas, a pesar de sus diferencias, compartían una común caracterización, que
con conceptos diferentes hicieron referencia a este aspecto: crecimiento, modernización
y desarrollo fueron algunos de estos términos elegidos.
Esta coincidencia básica, obligó también a enfrentarse en el algún momento con un
mismo problema. Fue hacia los años sesenta que se conoció como el problema de la
marginalidad urbana.
A pesar de las diferencias y las posiciones muchas veces antagónicas de los tres enfoques
en la perspectiva de la marginalidad, todos perciben la existencia de un sector de la
sociedad cuya integración al sector moderno se produce con dificultades. La exclusión,
transitoria o permanente, de importantes sectores de la sociedad, permite reconocer
un espacio común de discusión: el espacio de la marginalidad. A su vez, un elemento en
común de estos enfoques es la caracterización de la marginalidad por un rasgo que falta:
la no incorporación o la no participación, denotando una idea de pasividad.
Estos dos atributos, la exclusión y la pasividad, constituyen los fundamentos para una
común perspectiva desde la cual se visualiza el fenómeno.
En los años setenta se introdujo el concepto de “sector informal”, difundiéndose
rápidamente en el ámbito de las ciencias sociales con sus diversas acepciones:
- La original: “sector informal urbano”.
- Y las posteriores: “economía informal”, “actividades informales”, “trabajo
informal”, etc.
A partir de una serie de críticas y debilidades que se comenzaron a destacar, los estudios
sobre la marginalidad fueron paulatinamente reemplazados por un nuevo y creciente
interés en el fenómeno de la “informalidad”. La informalidad supone ahora mirar dentro
de aquel espacio que había recortado la perspectiva de la marginalidad. Sin embargo,
este espacio sufrirá algunas modificaciones en sus límites, que ya no estarán
constituidos por la simple exclusión.
Sin embargo, el concepto de informalidad no se trata de una simple negación de los
atributos de la formalidad, sino que esta va acompañada de una afirmación. La ausencia
de un rasgo formal puede expresarse como la presencia de un rasgo diferente. Los
límites de la informalidad estarán determinados por la presencia de un rasgo diferente
sobre un fondo común formal-informal. Para ello, es posible distinguir tres enfoques y
en cada uno encontraremos un criterio para reconocer los límites de la informalidad:
- Enfoque neoliberal de la economía informal (Ec. Inf.1): Actividades económicas
ilegales.
- Enfoque neomarxista de la economía informal (Ec. Inf.2): Procesos productivos
no regulados.
- Enfoque del sector informal urbano (S.I.U): Un sector del mercado de trabajo con
los rasgos antes mencionados.
A pesar de que los criterios son diferentes es posible hallar una forma común de
construirlos. En todos los casos, hablar de informalidad supone hablar de actividad,
actividad en su sentido más amplio en el caso de la Ec. Inf. 1, actividad productiva en la
Ec. Inf. 2, y actividad generadora de ingresos (empleo) en el S.I.U. Al mismo tiempo, la
informalidad denota una diferencia: ilegalidad en Ec. Inf. 1, no regulación en Ec. Inf. 2, y
no división capital-trabajo, facilidad de entrada, etc., en S.I.U.
Estos dos atributos, la actividad y la diferencia, constituyen entonces los fundamentos
para una común perspectiva desde la cual se visualiza la informalidad.

Das könnte Ihnen auch gefallen