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UNIVERSIDAD PRIVADA

SAN PEDRO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

CURSO : Derecho penal IV

TEMA : - Colusión
- Peculado (acuerdo plenario 4-2005
- Corrupción de Funcionarios

DOCENTE : Lizarzaburu Palma Guillermo Carlos

ALUMNOS : León López Evelyn Rocxi

HUARAZ 20 DE JULIO DEL 2017


DEDICATORIA

A mis padres, a mis maestros y a Dios.

La alumna
INTRODUCCION

En el presente trabajo de colusión, peculado y corrupción de funcionarios vamos


a tratar de desglosar la parte esencial, importante con todas sus clases, sus
modalidades. Al respecto se debe de tomar en cuenta lo que señala el tribunal
constitucional ha considerado que la función de esta disposición constitucional
es determinar y a su vez garantizar que las contrataciones estatales se efectúen
necesariamente mediante un procedimiento especial que asegure que los
bienes, servicios y obras se obtengan de manera oportuna con la mejor oferta
económica y técnica y respetando los principios tales como transparencia en las
operaciones de imparcialidad, la libre competencia, el trato justo e igualitario a
las potenciales proveedores, así mismo la contravención a los principios que se
tiende a proteger en la adquisiciones del Estado (transparencia, imparcialidad,
libre competencia, trato justo e igualitario), no precisa de un perjuicio patrimonial
del Estado, en ese sentido se alega que los referidos tratados internacionales,
tienen normas de desarrollo constitucional, en la medida que establece que no
es requisito indispensable el perjuicio patrimonial para la configuración de los
delitos de corrupción
COLUSION

El delito de colusión y en general, los delitos en los cuales se designa a un


funcionario público como sujeto activo, empiezan a ser interpretados por nuestra
doctrina y jurisprudencia como delitos de infracción de deber o delitos de
infracción de un deber. Esta teoría fue creada por ROXIN y posteriormente fue
desarrollada por JAKOBS en Alemania y SÁNCHEZ VERA en España.
Según esta concepción, existirían tipos penales que per se no precisan de
ningún dominio del hecho para su realización, como es el caso de los tipos cuyo
núcleo lo conforma la posición del autor en el mundo de los deberes. Es decir,
tipos penales que dicho en términos más directos sólo son imaginables mediante
la infracción de un deber especial del actuante, como ocurre, por ejemplo, en los
delitos de funcionarios, en los que sólo el intraneus puede ser autor.
En estos delitos no es la calidad de funcionario ni el dominio fáctico de la
situación típica lo que convierte al sujeto en autor del delito, sino el deber
infringido por el actuante como portador de un deber estatal de comportarse
correctamente en el ejercicio de la administración pública. Por esta razón, «el
obligado es siempre autor, y ciertamente independiente de que él ostente el
dominio del hecho o no». Quiere decir que, por ejemplo, el magistrado que se
sirve de un tercero para recibir un donativo de una de las partes que sólo quiere
obtener la sentencia a su favor, comete un delito de infracción de deber
(corrupción de funcionarios, art. 395 CP), no obstante no tomar él personalmente
el donativo. Aquí el dato del dominio y la calidad de magistrado no son el
fundamento del injusto, sino la infracción del deber de administrar justicia con
imparcialidad y honestidad que constituyen la expectativa elemental de justicia
en un estado de Derecho, que debe ser garantizada mediante la aplicación
correcta de la ley para todos los jueces.

El acuerdo clandestino o subrepticio en el tipo de penal de Colusión

Debemos tener en cuenta también que el delito de colusión es un delito de


encuentro; es decir, se requiere la acreditación de la concertación entre el
funcionario público y el particular, quienes buscan defraudar al Estado en un
procedimiento de contratación estatal. Así, al necesariamente coexistir una
conjunción de voluntades, la colusión constituye un delito de participación
necesaria o encuentro en el que resulta imprescindible la intervención de ambas
partes.

Así, “el delito de colusión viene a ser el acuerdo clandestino entre dos o más
agentes para lograr un fin ilícito con perjuicio de un tercero”

Resulta claro que el tipo penal de colusión regula una modalidad dolosa, en tanto
que el artículo 12 del Código Penal señala en su segundo párrafo que el agente
de infracción culposa es punible en los casos expresamente establecidos por la
ley. De esta manera, la modalidad dolosa se realizará cuando el funcionario
represente más los intereses particulares que los del Estado. Finalmente, la
conducta típica “concertar” según el tipo penal, debe realizarse “para defraudar
al Estado”, siendo el acuerdo colusorio idóneo para defraudar los intereses del
Estado.
BIEN JURIDICO PROTEGIDO

El bien jurídico protegido en el delito de colusión desleal es el patrimonio del


Estado, ello en virtud de la tutela de la contratación administrativa, u otros modos
de contratación (civil, laboral, comercial, etc.) de naturaleza económica, en la
que se proscribe toda forma de concertación, acuerdo previo o alguna conjunción
de voluntades que suponga la defraudación que acarree en perjuicio del Estado.

Ello, de entrada, quiere decir que la base sobre la cual se materializa el delito de
colusión es el patrimonio del Estado, cuya defraudación ocasiona una falta de
lealtad institucional, un irregular desempeño funcionarial, una falta de
Legalidad del ejercicio funcionarial; o, en su caso, el incorrecto desempeño del
funcionario en el ámbito de sus actuaciones.

TIPO OBJETIVO

Sujeto Activo
- El delito de colusión es un delito especial
- funcionario o servidor público con poder de decisión
- sujeto activo solo puede ser un agente cualificado

Este poder de decisión comprende: Que el sujeto activo puede participar o


intervenir en la celebración de contratos, suministros, licitaciones, concurso de
preciosos subastas en representación y por tanto, a favor del estado

Sujeto Pasivo
La Ley alude como sujeto pasivo al Estado, entidad u organismo del Estado. La
interpretación que se realice del sujeto pasivo debe ser amplia, dado que
diversos sectores del Estado, los organismos constitucionales autónomos o las
diversas personas jurídicas de derecho público (universidades, sociedades de
beneficencia, etc.) suscriben contratos y diversas operaciones económicas que
comprometen de manera directa el patrimonio estatal y que, por tanto, puede
verse perjudicados en la disposición de sus intereses económicos patrimoniales

COMPORTAMIENTO TÍPICO
El elemento objetivo, en el tipo base de este delito, es la CONCERTACIÓN de
los funcionarios encargados de intervenir, directa o indirectamente, en los
contratos con los interesados para defraudar al Estado Mientras que en el tipo
agravado, los funcionarios encargados de intervenir, directa o indirectamente, en
los contratos, mediante concertación con los interesados, es necesario que se
genere una defraudación patrimonial al Estado.

Sobre la concertación
- Es el elemento central del delito de colusión
- No se configura el delito de colusión cuando no se establece que haya
concretado acuerdo alguno de manera oculta con los terceros interesados
- La jurisprudencia peruana en pronunciamiento reiterados ha señalado la
necesidad que el acuerdo sea clandestino
- Es ponerse de acuerdo en funcionario con el interesado, la conjunción de
voluntades con la finalidad de defraudar al ente publico
Concertación: exclusión de actos unilaterales

Concertación entre dos partes: exclusión de los actos unilaterales

Se requiere que exista acuerdo de voluntades entre el funcionario o servidor


público y el interesado. Así, en este delito lo que se castiga es la concertación
entre los funcionarios y los interesados, de tal manera que se configuraría la
atipicidad y la absolución de cargos del mismo, cuando falte este requisito.
Razón tiene la corte suprema, al señalar que no se configura el delito de colusión
cuando no se establece que haya concretado acuerdo alguno de manera oculta
con los terceros interesados.

RESULTADO TIPICO

Consumación del delito de colusión

- Tipo base colusión simple ( el tipo base se configura con la mera


concertación con la finalidad de defraudar al estado )
- Tipo agravado ( es la concertación para defraudar patrimonialmente al
estado o entidad u organismo de estado
PECULADO

TIPICIDAD OBJETIVA

El tipo penal 387º regula el delito de peculado tanto en su modalidad dolosa


como culposa. Al delito de peculado doloso podemos definirlo como el hecho
punible que se configura cuando el funcionario o servidor público en su beneficio
personal o para beneficio de otro, se apropia o utiliza, en cualquier forma,
caudales o efectos públicos, cuya percepción, administración o custodia le estén
confiadas por razón del cargo que desempeña al interior de la administración
pública. En tanto que el delito de peculado culposo se configura cuando el
funcionario o servidor público, por culpa o negligencia, da ocasión, permite, tolera
u origina que un tercero sustraiga de la administración pública, caudales o
efectos que están confiados por razón del cargo que cumple o desarrolla para el
Estado. Estos conceptos aparentemente sencillos generan en la doctrina y en la
práctica jurisprudencial vivas discusiones como veremos enseguida al analizar
cada uno de los elementos objetivos y subjetivos que requiere el delito de
peculado. Primero, analizaremos los elementos del peculado doloso, luego
veremos los elementos que exige la norma penal para la configuración del delito
de peculado culposo.

 Modalidades del delito de peculado doloso


Las modalidades por las cuales el agente puede cometer el delito de peculado
con dolo dependen del o los verbos rectores que se indican en el tipo penal. De
ese modo, siendo los verbos rectores el “apropiarse” y “utilizar”, se concluye que
existen dos formas de materializar el hecho punible de peculado doloso, por
apropiación y por uso o utilización.

 Peculado por apropiación


Se configura el delito de peculado por apropiación cuando el agente se apodera,
adueña, atribuye, queda, apropia o hace suyo los caudales o efectos del Estado
que le han sido confiados en razón del cargo que desempeña al interior de la
administración pública para percibirlos, custodiarlos o administrarlos. El agente
obra con animus rem sibi habendi. El beneficiario con el apoderamiento puede
ser el autor del hecho que siempre será funcionario o servidor público o en su
caso, un tercero que, como veremos, puede ser tanto un funcionario o servidor
público como una persona ajena a la administración.
La conducta del funcionario peculador se constituye en una apropiación sui
generis. Él no sustrae los bienes, ellos ya están en su poder de disposición en
función del cargo que desempeña. El sujeto simplemente no administra los
bienes aplicándolos a la función pública para el que están destinados, sino
dispone de ellos como si formaran parte de su propio y exclusivo patrimonio.
Actúa como propietario del bien público.

 Peculado por utilización

La modalidad de peculado por utilización se configura cuando el agente usa,


emplea, aprovecha, disfruta o se beneficia de los caudales o efectos públicos,
sin el propósito de apoderarse del bien. En el agente no hay ánimo o propósito
de quedarse o adueñarse, sino simplemente de servirse del bien público en su
propio beneficio o en beneficio de tercero. Esto presupone una previa separación
del bien de la esfera pública de custodia y darle una aplicación privada temporal
sin consumirlos, para retornarlo enseguida a la esfera de la administración
pública. Así se precisa en la ejecutoria suprema del 20 de septiembre de 2005,
cuando se argumenta que “la modalidad de peculado por distracción o utilización
implica una separación del bien de la esfera pública y una aplicación privada
temporal del mismo sin consumirlo para regresarlo luego a la esfera pública, lo
que no es posible tratándose de dinero”.

Bien jurídico protegido


Es común, en la doctrina, considerar que el bien jurídico protegido general es el
recto desarrollo o desenvolvimiento de la administración pública. En cuanto al
bien jurídico específico o particular que se pretende proteger con la tipificación
del delito de peculado, existe vivo y nada pacífico debate doctrinario. Se identifica
tres posiciones bien definidas: la primera que considera que se protege el
patrimonio del Estado, la segunda sostiene que se protege el regular ejercicio de
las funciones del funcionario o servidor público y la última, que sostiene que el
delito de peculado es pluriofensivo, toda vez que busca garantizar el principio de
no lesividad de los intereses patrimoniales de la administración pública y evitar
el abuso de poder del que se halla facultado el funcionario o servidor público que
quebranta los deberes funcionales de lealtad y probidad a la que están obligados
los funcionarios y servidores. Incluso esta posición se ha traducido en
jurisprudencia vinculante. En efecto, en el Acuerdo Plenario Nº 4-2005 del 30 de
septiembre de 2005, se prescribe que el peculado es un delito pluriofensivo, en
el cual “el bien jurídico se desdobla en dos objetos específicos merecedores de
protección jurídico-penal:
a) garantizar el principio de la no lesividad de los intereses patrimoniales de la
administración pública; y
b) Evitar el abuso del poder del que se halla facultado el funcionario o servidor
público que quebranta los deberes funcionales de lealtad o probidad”.

Sujeto activo-autoría
De la lectura del tipo penal 387º del Código Penal se concluye que no estamos
ante un delito especial, como señala la doctrina, sino que se trata de un delito
especialísimo. O mejor, ante un delito especialísimo de infracción de deber. Aquí,
además de exigirse que el agente cuente con la condición de funcionario o
servidor público, se exige que cuente también con una relación funcional
ineludible con los efectos o caudales del Estado objeto del delito. Es lugar común
en la doctrina considerar que tanto en el peculado doloso como culposo solo
puede ser autor el funcionario o servidor público que reúne en su persona la
relación funcional exigida por el tipo penal, es decir, quien por el cargo que
desarrolla al interior de la administración tiene bajo su poder o ámbito de
vigilancia (directo o funcional) en percepción, custodia o administración los
caudales o efectos de los que se apropia o utiliza para sí o para otro. El
funcionario debe tener los bienes en función de lo dispuesto por la ley,
reglamentos, directivas u órdenes de autoridad competente en razón del cargo
que desempeña. No basta que el funcionario disponga de los bienes públicos
que coyuntural u ocasionalmente le encomendaron.

Participación
En cuanto a la participación en el delito de peculado de particulares o
funcionarios y servidores que no tienen la relación funcional que exige el tipo
penal, se presentan hipótesis interesantes. No obstante, aplicando primero la
teoría de los delitos de infracción de deber, luego los principios de unidad del
título de imputación y el de accesoriedad de la participación.

Sujeto pasivo
Solo es el Estado, que viene a constituir el representante o titular de la
administración pública en sus diversas manifestaciones: “No puede considerarse
como sujeto pasivo del delito de peculado a los particulares, pues este ilícito solo
puede ser cometido por funcionario o servidor público en perjuicio del Estado o
de entidad dependiente de este”. No obstante es necesario dejar establecido que
si en un hecho concreto el afectado es una entidad pública, solo esta se
constituye en agraviado y no el Estado. En efecto, así lo prevé en forma atinada
y pedagógica la ejecutoria suprema del 18 de agosto de 2005, al argumentar:
“En el delito de peculado objeto de juzgamiento se han considerado agraviados
tanto al Estado como al Proyecto Especial Plan de Copesco, entidad integrante
del Gobierno Regional del Cusco; que, empero, en este delito el sujeto pasivo es
la concreta institución pública cuyo patrimonio se afecte, y en tanto el gobierno
regional es un órgano de derecho constitucional y el Plan Copesco es una
entidad del citado gobierno regional, solo este es el agraviado y, en
consecuencia, el Estado no puede concurrir en su afectación”.

TIPICIDAD SUBJETIVA
El peculado en su modalidad dolosa requiere o exige que el funcionario o
servidor público actúe con conocimiento que tiene el deber de lealtad y probidad
de percibir, administrar o custodiar adecuadamente los bienes públicos
confiados a su cargo. No obstante, voluntariamente actúa, es decir,
voluntariamente se los apropia o utiliza en perjuicio de la administración pública.
Abanto Vásquez, en forma atinada enseña que el dolo consiste en el
conocimiento del carácter de bien público y de la relación funcionarial, así como
la intención de apropiarse o de dar uso privado a los bienes. Este último aspecto
nos orienta a sostener que se trata de un delito de comisión solo por dolo directo,
no siendo posible su comisión por dolo eventual como sostiene Rojas Vargas.
Según la redacción del tipo penal, el agente actúa o desarrolla la conducta
punible con el firme propósito de apropiarse para sí o para otro, o utilizar en
beneficio propio o de otro los caudales o efectos del Estado. Ocasionando tal
proceder un evidente perjuicio al sujeto pasivo del delito. En esa línea del
razonamiento, no es descabellado alegar que en el delito de peculado el agente
actúa con ánimo de lucro. Le guía la intención o el móvil de engrosar su
patrimonio o el de otro con el cual tiene nexos sentimentales o de parentesco,
con los caudales o efectos que el Estado le ha confiado en razón del cargo que
desempeña al interior de la administración pública. En suma, para configurarse
el delito de peculado, aparte del dolo en el agente, es necesaria la concurrencia
del elemento subjetivo adicional al dolo como es el ánimo de lucro. Si este no se
verifica en la conducta del agente, el delito de peculado se descarta. Por ejemplo,
no se configura el delito de peculado cuando el agente se apodera de parte del
dinero que administra para hacerse pago de su remuneración que la
administración le adeuda. En el mismo sentido argumentó la sentencia de la
Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Ancash del 7 de abril de
1998. Allí se consideró que “no constituye delito de peculado la conducta del
inculpado, quien en su calidad de Director de un centro educativo y con
conocimiento de la asociación de padres de familia, realizó un préstamo de
calaminas donadas al colegio a un grupo de padres de familia para guarecerse
de las lluvias, quienes las devolvieron posteriormente, en tanto no existe
apropiación ni utilización de los bienes ni un móvil de lucro”.

ANTIJURIDICIDAD

Después de que se verifica en la conducta analizada la concurrencia de los


elementos objetivos y subjetivos de la tipicidad, el operador jurídico pasará a
verificar si concurre alguna causa de justificación de las previstas en el artículo
20º del Código Penal. Aquí es posible que se materialice un estado de necesidad
justificante para proteger bienes jurídicos de mayor valor que el perjudicado,
como puede ser la vida, integridad física, o incluso la preservación de mayor
patrimonio público. Incluso también puede concurrir la causa de justificación de
obrar en cumplimiento de una orden emitida por autoridad competente en
ejercicio de sus funciones prevista en el inciso 9 del artículo 20º del Código
Penal. En efecto, la ejecutoria suprema del 11 de enero de 2002 presenta un
hecho real en el cual prevaleció la referida causa de justificación. Allí se
argumenta que “de la revisión de autos, se tiene que el recurrente, al momento
de los hechos, ostentaba el cargo de jefe de la Unidad de Tesorería de la
Dirección Regional Agraria del Ministerio de Agricultura y era el encargado de
llevar la contabilidad de dicha dependencia pública, y desembolsó la suma de
5000 nuevos soles, proceder que fue en cumplimiento al pedido expreso del
director de la Región Agraria, siendo así es evidente que el tesorero lo que hizo
fue solo cumplir una orden de su superior previa aprobación del director de la
oficina de administración”.

CULPABILIDAD
Acto seguido, de verificarse que en la conducta típica de peculado no concurre
alguna causa de justificación, el operador jurídico continuará con el análisis para
determinar si la conducta típica y antijurídica puede ser atribuida a su autor. En
esta etapa tendrá que verificarse si al momento de actuar el agente era
imputable, es decir, mayor de 18 años de edad y no sufría de alguna anomalía
psíquica que le haga inimputable. También se verificará si el agente, al momento
de exteriorizar su conducta de peculado, conocía la antijuridicidad de su
conducta, es decir, se verificará si el agente sabía o conocía que su conducta
estaba prohibida por ser contraria a derecho. No es posible la concurrencia de
una situación que sustente un error de prohibición. Luego determinará si el
agente pudo actuar o determinarse de manera diferente a la de realizar el hecho
punible de apropiarse o utilizar en su propio beneficio o de otro, de caudales o
efectos del Estado. Es posible que el agente obre por miedo insuperable por
ejemplo.

CONSUMACIÓN
Al ser un delito de resultado, la consumación se realiza instantáneamente al
producirse la apropiación de los caudales o efectos por parte del sujeto activo,
vale decir, cuando este incorpora parte del patrimonio público a su patrimonio
personal. En la segunda modalidad, a través de la utilización o uso del caudal o
efecto. Desde el momento que se produce la apropiación o el inicio de la
utilización de los bienes públicos en propio beneficio del agente o de tercero, en
forma automática se produce un perjuicio al sujeto pasivo del delito. Cuando el
bien está destinado a un tercero, el delito de peculado se consuma en el
momento que el agente se apropia, no siendo necesario que el tercero reciba el
bien público. Si en el caso concreto, el tercero llega a recibir el bien público, ya
estaremos en la fase de agotamiento del delito. Aquí resulta interesante citar el
razonamiento efectuado por el Tribunal Constitucional al resolver el hábeas
corpus interpuesto por Luis Bedoya de Vivanco, quien alegaba que no podía ser
sancionado como cómplice del delito de peculado cometido por Montesinos,
debido a que la recepción de fondos públicos por su parte fue posterior a la
consumación del delito. El Tribunal Constitucional sentenció que “la
consumación del delito de peculado se da, en el presente caso, cuando Vladimiro
Montesinos Torres hace entrega de los caudales públicos al recurrente,
momento en que ellos salen de la esfera de dominio estatal, consumándose, así,
el peculado”. Por otro lado, aun cuando ello es obvio, la devolución de los
caudales o efectos apropiados, es irrelevante para efectos de la consumación.
En similares términos, se ha pronunciado el supremo tribunal en la ejecutoria
suprema del 4 de junio de 200290 .En efecto, allí se estableció que “la devolución
del dinero no enerva la presunta comisión del delito de peculado por apropiación
que ya se ha consumado con la entrega del dinero…”. Aquí nos parece
importante dejar establecido que tampoco la devolución de los caudales o
efectos apropiados pueden servir como circunstancia de exclusión de necesidad
de pena. Tal supuesto no está previsto en la legislación nacional ni puede
asumirse en delitos de tanta gravedad como lo constituye el delito de peculado.
Así lo ha dejado establecido la Corte Suprema en la ejecutoria del 18 de julio de
2011. Allí, ante el agravio del abogado defensor en el sentido que la devolución
del dinero apropiado por el sentenciado debe ser tenido como circunstancia de
exclusión de necesidad de pena, aun cuando se considera materialmente
consumado el delito, el supremo tribunal expresó que “el Tribunal no se
equivoca, como estima la defensa, al sostener que conforme a la legislación
penal vigente, la reparación posterior al daño ocasionado al bien jurídico y a su
titular no tiene eficacia exonerativa de la punibilidad;…si bien la legislación prevé
efecto exoneratorio a la restitución post consumativa para determinadas figuras
penales, no lo contempla para el delito de peculado”.
TENTATIVA
Al ser un delito de resultado en sus dos modalidades de comisión, es
perfectamente posible que la conducta del sujeto activo se quede en el grado de
tentativa. Estaremos ante una tentativa cuando el agente, estando por cruzar la
puerta del establecimiento público, es intervenido y encontrado llevándose el
dinero en su bolsillo. Rojas Vargas enseña que las formas de tentativas
inacabadas o frustradas, de tentativa acabada y desistimiento son perfectamente
verificables, dada la fragmentación de actos ejecutivos para consumar el delito.
Tanto en la consumación como en las fases punibles de tentativa se produce el
quiebre del deber funcional y la afectación al patrimonio del Estado a título de
lesión o peligro de lesión.

AGRAVANTE DEL PECULADO DOLOSO POR EL VALOR DEL OBJETO DEL


DELITO
La Ley Nº 29758 del 21 de julio de 2011 introdujo al tipo penal en hermenéutica
jurídica la agravante que se configura cuando el valor de lo apropiado o utilizado
por el agente público sobrepase diez unidades impositivas tributarias. Esto es,
aparece la agravante cuando el funcionario o servidor público se apropia o utiliza
caudales o efectos cuyo valor supera, ahora, los 36,000 soles. El fundamento de
la agravante radica en el mayor perjuicio que puede producirse al agraviado. El
principio de lesividad justifica que a mayor afectación patrimonial a los recursos
del Estado, mayor sea la sanción punitiva que se imponga a los agentes públicos
que violentando sus deberes funcionales comenten este tipo de conductas
ilícitas. De verificarse esta agravante, el agente será sancionado con una pena
que oscila entre no menor de 8 ni mayor de doce años de pena privativa de la
libertad ambulatoria. La agravante, sin duda, está destinada en forma prioritaria
a aquellos funcionarios públicos que ocupan cargos de alta dirección en las
entidades, organismos o empresas estatales

AGRAVANTE DEL PECULADO DOLOSO POR LA FINALIDAD DEL OBJETO


DEL DELITO

El artículo 387º del CP prevé también que el peculado será agravado y, por tanto,
el autor será merecedor de mayor pena cuando se apropie o utilice bienes
públicos destinados a fines asistenciales o a programas de apoyo o ayuda social.
Aquí, el mayor injusto penal está en el mayor daño que la conducta puede causar
a los beneficiarios. Fines asistenciales son aquellas campañas de ayuda o auxilio
destinadas a cubrir urgencias coyunturales de la población necesitada (en salud,
educación, alimento, abrigo, etc.), ya sea mediante la asignación de recursos
que hace el Estado con las donaciones de organismos nacionales o
internacionales. La expresión programas de apoyo social hace alusión a
programas de carácter más permanente y con asignación presupuestaria para
paliar las carencias socioeconómicas en la población mayormente de menos
recursos

Peculado Culposo
El peculado también puede ser cometido por culpa o negligencia de parte del
agente, siempre funcionario o servidor público con relación funcional sobre los
efectos y caudales del Estado o entidad estatal. En efecto, en el tercer párrafo
del artículo 387º del Código Penal se prevé que se configura el delito de peculado
culposo cuando el agente, por culpa, da ocasión a que se efectúe por otra
persona la sustracción de bienes públicos. Incluso también se prevé como
peculado culposo agravado cuando los bienes públicos objeto de sustracción por
parte de tercero, tuvieran como destino fines asistenciales o programas de apoyo
social. El peculado culposo hace alusión directa a la sustracción efectuada por
tercera persona aprovechándose del estado de descuido imputable al
funcionario o servidor público en su función de vigilar y resguardar los bienes del
Estado. No hay delito de peculado culposo en la modalidad de utilización. Es
preciso determinar que la figura del peculado culposo “no está referida a la
sustracción por el propio funcionario o servidor público de los caudales o efectos,
se hace referencia directamente a la sustracción producida por tercera persona,
aprovechándose del estado de descuido imputable al funcionario o servidor
público. Es decir, se trata de una culpa que origina (propiciando, facilitando,
permitiendo de hecho) un delito doloso de tercero; sea que lo sustrajo con la
intención de apropiación o de utilización, sea que obtuvo o no un provecho. El
tercero puede ser un particular u otro funcionario o servidor público que no tenga
la percepción, administración o custodia de los bienes sustraídos, no se castiga
la sustracción de caudales o efectos, sino el dar lugar culposamente a que otro
lo sustraiga dolosamente”. Asimismo, en el peculado culposo debe tenerse en
cuenta: “La sustracción y la culpa del funcionario o servidor público como
elementos componentes típicos de esta figura penal, describiéndolas como:

A. La sustracción. Entiéndasele como el alejamiento de los caudales o


efectos del ámbito de vigilancia de la administración pública, por parte de
un tercero, que se aprovecha así del estado de culpa incurrido por el
funcionario o servidor público.
B. La culpa del funcionario o servidor público. Culpa es un término global
usado para incluir en él todas las formas conocidas de comisión de un
hecho, diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito. Habrá culpa
en el sujeto activo del delito, cuando este no toma las precauciones
necesarias para evitar sustracciones (la culpa del peculado se refiere
exclusivamente a sustracciones, no al término impreciso de pérdidas),
vale decir, cuando viola deberes del debido cuidado sobre los caudales o
efectos, a los que está obligado por la vinculación funcional que mantiene
con el patrimonio público”.

EN QUÉ CONSISTE EL DELITO DE CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIOS Y


CUALES SON SUS MODALIDADES

El término corrupción, desde una perspectiva semántica, proviene del latín


rumpere, que significa romper, dividir, quebrar, violar, anular; que a su vez se
deriva de corrumpere, cuyo significado significado es alteración alteración,
desunión, descomposición. Corrumpere, entonces, debería significar: “romper
con”, “romper en unión de”, pero en realidad quiere decir “echar a perder, pudrir”.
La expresión corromper siempre reconoce, en líneas generales, la presencia de
dos partícipes en el acto, que se corresponden principalmente con dos espacios;
el corruptor y el corrupto, es decir la fuerza que corrompe y aquella persona
sobre el que recae y que, en definitiva, es lo que se echa a perder, lo que se
pudre. Es una “conducta que se desvía de las obligaciones de orden público
normales debido a intereses personales (familiares o de allegados) o beneficios
monetarios o de orden social; o que viola normas respecto al uso de cierto tipo
de influencias con fines personales.
CONCLUSIONES

 El delito de “peculado por apropiación” es un “delito especial” que, además


de exigir una cualidad especial en el sujeto activo (que sea funcionario
público), exige una particular vinculación entre sujeto activo (funcionario)
y caudal público objeto material del delito. Esta vinculación especial debe
ser entendida en sentido amplio, de tal forma que el sujeto activo, de
manera genérica, debe detentar efectivo poder sobre la cosa con
posibilidad de obrar sobre ella con exclusión de otros (no necesariamente
se debe tener la posibilidad de actuar como dueño sobre el bien). Esta
concepción amplia de la vinculación entre sujeto activo y caudal público
trasciende a las consideraciones civiles de “posesión” o “servidor de la
posición”. De esta manera, el funcionario público debe tener una
competencia normativa especial sobre la base de una norma (legal o infra
legal), disposición (acto administrativo) u orden de autoridad competente
que habilite al funcionario para la gestión de los caudales o efectos
públicos.

 El delito de colusión es un tipo penal de resultado que tiene como


elementos conformadores el “acuerdo colusorio”, la “defraudación” y las
“diversas modalidades contractuales”.

 En cuanto a la concertación, ésta no es otra cosa que el ponerse de


acuerdo el funcionario con el interesado, con la finalidad de defraudar al
ente público. No basta, la mera solicitud o proposición dirigida a obtener
un acuerdo, sino que es preciso que efectivamente se haya logrado éste.
Asimismo esta concertación debe haber provocado una defraudación al
Estado, defraudación que debe ser entendida como aquel perjuicio
patrimonial o menoscabo económico que se cause efectivamente al
patrimonio de la entidad pública, siendo por un tanto un tipo de resultado
material.
BIBLIOGRAFIA

 Villa Stein Javier


Derecho penal: parte general, editorial San Marcos

 Villavicencio Terreros Felipe


Derecho penal: Parte general

 expediente N° 20-003-AV. En el mismo sentido, Expediente N° 30-2010,


R.N. 1295-2007, Expediente N° 30-2010, en: Guimaray Mori, E. (ed.),
Compendio jurisprudencial sistematizado. Prevención de la corrupción y
justicia penal, Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2014, págs. 71-73.

 Ejecutoria Suprema Recaída en el Recurso de Nulidad N° 027-2004, en


el expediente N° 20-2003 emitida el 1 de octubre de 2004.

 MONTOYA VIVANCO, Yvan. “Aspectos relevantes del delito de colusión


tipificado en el artículo 384° del Código Penal peruano”. En: Actualidad
Jurídica, N° 171, p.100.

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