Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
TRABAJO PRACTICO N° 2
DNI: 26.110.291
a) hechos
La sentencia objeto de estudio trata sobre la interpretación del artículo 4 bis de la Decisión marco
2009/299/JAI, sobre la Orden de Detención Europea, y su compatibilidad respecto de los Derechos
fundamentales; sin embargo, el caso tiene mayor trascendencia por su interés intelectual a causa
del diálogo judicial que se puede observar entre los diversos tribunales implicados. El caso
transcurrió ante los tribunales españoles a raíz de una orden de extradición, para ser juzgado ante
los tribunales italianos, recaída sobre Stefano Melloni, quien, tras la aprobación por parte de la
Audiencia Nacional, fue puesto en libertad bajo fianza, tras lo cual huyó. Tras ser juzgado,
habiendo sido defendido por sus representantes legales, los tribunales emitieron una Orden de
Detención Europea, conforme a la Decisión marco 2002/984/JAI, siendo hallado nuevamente en
España. La Audiencia Nacional vuelve a resolver afirmativamente, ante lo que el condenado eleva
un recurso al Tribunal Constitucional, alegando que la extradición vulneraría los derechos
contenidos en el artículo 24.2 de la Constitución española, pues aducía que al haberse dictado la
sentencia en rebeldía, y sin posibilidad de revisión, esto afectaría a los derechos de defensa del
acusado. Tras admitir a trámite el recurso, el TC decide que es procedente plantear una cuestión
prejudicial ante el TJUE, puesto que la doctrina reiterada del propio TC (vid. STC 91/200 y STC
199/2009) avalaría la posición del recurrente mientras que la nueva Decisión marco 2009/299/JAI,
que modifica la anterior, parece prohibir la denegación de la extradición por causa de la rebeldía
del acusado. Así pues, pregunta (1) al TJUE si efectivamente la Decisión marco impide revisar la
decisión a la luz de los derechos de defensa por parte de los tribunales del país requerido y, de ser
así, (2) si esta regulación resulta incompatible con los artículos 47 y 48.2 de la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea; por último, (3) dado el caso de que sean compatibles,
pregunta el TC si es posible realizar una interpretación extensiva de estos derechos, por la vía del
artículo 53 de la Carta, con la finalidad de evitar un conflicto con los derechos constitucionales de
un Estado miembro
b) derecho aplicable
c) partes
El TJUE admite la cuestión a trámite, pese a las posturas contrarias, puesto que asume que hay
una presunción de pertinencia de las cuestiones prejudiciales planteadas por los tribunales
nacionales, salvo que fuese evidente la falta de conexión con la realidad de la misma. Además,
pese a que ratione temporis la Decisión marco no parecería aplicable, ello no resulta evidente y,
para el Tribunal, las normas procesales son aplicables a todos los litigios pendientes en el
momento en que entran en vigor; tanto es así, que los propios tribunales italianos hacían
referencia a la nueva norma en su resolución. En respuesta a la primera de las cuestiones, el
Tribunal utiliza su ya habitual modo de interpretación de las normas jurídicas, incidiendo en que la
interpretación literal no permite al Estado negarse a la extradición por causa de la rebeldía, ni
poner por condición la revisión del caso en presencia del acusado; del mismo modo, una
interpretación teleológica lleva al Tribunal a deducir que las intenciones del legislador son
precisamente dar ese resultado al eliminar el artículo 5 de la Decisión marco, que era el que
permitiría esa negación por parte del Estado requerido.
Corresponde entonces dar respuesta a la segunda cuestión, para valorar la compatibilidad de esta
interpretación con los Derechos fundamentales, donde la ratio del Tribunal es que si bien la Carta
de Derechos Fundamentales reconoce en los derechos de defensa del acusado el derecho de éste
a comparecer, estos derechos no tienen un carácter absoluto, por lo que podrá renunciarse a ello
de una forma tácita o explí- cita, siempre que esta renuncia sea clara; señala el Tribunal que esta
interpretación es también la realizada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Las
condiciones de esta renuncia serán precisamente las del artículo 4 bis, es decir, que se haya
informado al acusado y éste haya sido defendido por sus representantes, bajo las cuales el
proceso sin su comparecencia no vulneraría los derechos fundamentales del mismo. Procede
entonces el Tribunal a dar respuesta a la última de las cuestiones, señalando que el artículo 53 de
la Carta no ampara esta interpretación extensiva conforme a las constituciones nacionales,
arguyendo que ello menoscabaría la primacía del Derecho de la Unión, dejando la aplicación de
éste al albur de las diversas interpretaciones que los tribunales nacionales puedan hacer de sus
constituciones. Precisamente la Orden de Detención Europea, y especialmente la Decisión marco
de 2009, pretenden armonizar los estándares de protección en materia de extradición de
condenados, acabando con el anterior sistema multilateral, que afectaba al correcto desarrollo del
Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia.
f) importancia
Esta sentencia cobra importancia capital no sólo por ser la primera cuestión prejudicial planteada
por la instancia constitucional española, sino por la importancia y complejidad del caso planteado,
en el que se aprecia con claridad el problema del pluralismo constitucional habido, dado que se
encuentran diferentes estándares de protección a causa de las diferentes fuentes que protegen
los Derechos fundamentales, y cómo se resuelve a través de un diálogo judicial entre instancias. Se
puede apreciar que lo que solicitaba el Alto Tribunal español eran razones suficientes para
modificar una doctrina que venía defendiendo durante años; así se aprecia en los argumentos del
TJUE, y especialmente en las conclusiones presentadas por el Abogado General para este caso,
que lo que se busca es dar las motivaciones suficientes al TC; ello se aprecia en el análisis que el
AG realiza del discutido artículo 4 bis en comparación con la jurisprudencia del TEDH. Pese a ello,
el TJUE no duda en mostrarse inflexible en lo que concierne a su autoridad y la primacía del
Derecho de la Unión, dejando claro, aunque veladamente, que la única solución posible para el TC
es la aplicación de la Decisión marco tal y como el propio TJUE la ha interpretado.
a) hechos
La Sala Penal de la Audiencia Nacional de España declaró procedente la extradición a
Italia del Sr. Melloni, para que fuera juzgado por los hechos que se recogían en las
órdenes de detención emitidas por el Tribunale di Ferrara (Italia). Tras ser acordada su
libertad bajo fianza, el Sr. Melloni se dio a la fuga, de modo que no pudo ser entregado
a las autoridades italianas. El Tribunale di Ferrara declaró el estado de rebeldía del Sr.
Melloni y acordó que las notificaciones subsiguientes sean efectuadas a los abogados de
su confianza que él había designado. Por sentencia del Tribunale di Ferrara,
posteriormente confirmada por la Corte d’apello di Bologna (Italia), el Sr. Melloni fue
condenado en rebeldía como autor del delito de quiebra fraudulenta. A raíz su detención
por la policía española, el Sr. Melloni se opuso a su entrega a las autoridades italianas
aduciendo, en primer lugar, que había designado otro abogado, distinto de los dos
anteriores, a quienes había revocado, y que las autoridades continuaron dirigiendo las
notificaciones a esos dos abogados; en segundo lugar, alegó que la ley procesal italiana
no establece la posibilidad de recurrir las condenas dictadas en rebeldía, por lo que la
procedencia de la detención europea debería condicionarse a que Italia garantizase el
recurso contra dicha sentencia. La Audiencia Nacional acordó la entrega de Melloni a las
autoridades italianas para la ejecución de la condena que le fue impuesta por no
considerar acreditado que los abogados que había designado Melloni hubieran dejado de
representarle. Entendió que su derecho de defensa se había respetado porque siendo
aquel conocedor de la celebración del juicio, se situó voluntariamente en rebeldía,
habiendo designado a dos abogados para su representación y defensa, los cuales
intervinieron en primera instancia, apelación y en casación, agotando los recursos. El Sr.
Melloni interpuso ante el Tribunal Constitucional Español un recurso de amparo contra
dicha sentencia, quien suspende la tramitación del procedimiento y presenta la cuestión
prejudicial ante el TJUE.
b) partes
-Melloni
f) importancia
La entrega de una persona a las autoridades judiciales de otro Estado miembro en
ejecución de una orden de detención europea no puede condicionarse a la posibilidad de
una revisión de la condena impuesta en rebeldía en el Estado miembro emisor.
a) hechos
El Sr. Rottmann, austriaco de origen, trasladó su domicilio a Munich en 1995 y tres años después
inició los trámites conducentes a la obtención de la ciudadanía alemana, la cual le fue otorgada en
1999, perdiendo ex lege su nacionalidad de origen. No obstante, poco después, las autoridades
alemanas tuvieron conocimiento de que el Sr. Rottmann se había encontrado incurso en un
proceso penal en Austria desde mediados de los noventa. La omisión de información alguna sobre
dicho proceso penal conllevó la revocación con carácter retroactivo de la decisión de
naturalización por parte de las autoridades bávaras en el año 2000. La compatibilidad de dicha
decisión con el derecho alemán fue confirmada por el Tribunal de lo contencioso-administrativo
del Land de Baviera en el año 2005, decisión contra la cual se interpuso un recurso de «Revisión»
ante el órgano jurisdiccional remitente. El Bundesverwaltungsgericht, la más alta jurisdicción
administrativa alemana, decidió plantear cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia, siendo
consciente de que la pérdida de la nacionalidad alemana no conllevaba la recuperación de la
nacionalidad austríaca, pudiendo su decisión resultar en apatridia, por lo tanto, en la pérdida de la
ciudadanía de la Unión.
b) derecho aplicable
c) partes
Janko Rottmann
Freistaat Bayern
El Tribunal Federal Administrativo alemán plantea dos cuestiones prejudiciales, por medio de las
cuales pretende recibir una aclaración sobre la compatibilidad del Derecho de la Unión con una
revocación de la nacionalidad, adquirida por fraude doloso, incluso cuando ésta tuviera como
consecuencia la apatridia, y por ende, la pérdida de la ciudadanía de la Unión. Se cuestiona el
órgano jurisdiccional remitente tanto las obligaciones que pueden derivarse del Derecho de la
Unión para su propio Estado, como para el Estado miembro del cual el afectado era nacional de
origen. Con carácter preliminar, se plantean interesantes objeciones que merecen una
consideración independiente, ya que en la respuesta a ellas dada por el Tribunal residen en parte
los elementos más novedosos de la presente Sentencia.
f) importancia
a) hechos
b) derecho aplicable
c) partes
f) importancia
En la sentencia sobre el asunto C.K. y otros, el TJUE introduce ciertos cambios en esta
interpretación que la acercan a la visión centrada en las circunstancias del solicitante propia del
Tribunal de Estrasburgo. En concreto, admite la posibilidad de suspender el traslado de un
solicitante de asilo al Estado miembro responsable por razones de salud, aunque el Estado de
destino no presente deficiencias sistémicas
a) hechos
Los Presidentes de los países Miembros del Mercosur en la reunión celebrada en la ciudad de
Mendoza a fines de junio de 2012, adoptaron el día 29 de dicho mes una Decisión que rezaba: “1.
Suspender a la República del Paraguay del derecho a participar en los órganos del Mercosur y de
las deliberaciones, en los términos del artículo 5º del Protocolo de Ushuaia” (2). En los
fundamentos se señala que de conformidad con este Protocolo sobre Compromiso Democrático,
la plena vigencia de las instituciones democráticas se considera esencial para el desarrollo del
proceso de integración, constituyendo tal ruptura “un obstáculo inaceptable para la continuidad
del proceso de integración”. Asimismo se destaca que conforme a los tratados fundacionales del
Mercosur, la suspensión aparejaba la limitación en la participación de Paraguay en la participación
de los órganos, “así como la pérdida de los derechos de veto y de voto”. Se menciona la
“Declaración de los Estados Partes del Mercosur y Estados Asociados sobre ruptura del orden
democrático en Paraguay”, emitida el 24 de junio del mismo año (3).
b) derecho aplicable
c) partes
-Paraguay
-Mercosur
Retomando las observaciones sobre el Laudo del TPR de 21 de julio, es necesario destacar que la
presentación de Paraguay ante el Tribunal tenía por objeto solicitar la aplicación de una medida
excepcional de urgencia de conformidad con lo establecido en el artículo 24 del Protocolo de
Olivos (4) , a los efectos de que: 1) se declarara inaplicable la decisión de suspender a Paraguay de
participar en los órganos del Mercosur y, 2) se declarara inaplicable la declaración que incorporaba
a la República Bolivariana de Venezuela como miembro pleno del Mercosur. La competencia del
Tribunal se fundaba en el art. 2, inc. b de la Decisión 23/04(5) y subsidiariamente, en el artículo 1,
y en el 23 del PO referente al acceso directo en única instancia al TPR(6). Paraguay sostiene, en la
acción promovida, que el día 22 de junio de 2012 el Senado Paraguayo destituyó al entonces
presidente Fernando Lugo Méndez, como consecuencia de un juicio político llevado a cabo de
conformidad con lo establecido en el art. 225 de su Constitución, agregando que en la noche de
ese mismo día el presidente depuesto aceptó la decisión del Congreso. La demanda reseña
también los hechos producidos en el seno del Mercosur con motivo de aquel acontecimiento y
reclama por la gravedad de las medidas adoptadas en le Cumbre de Presidentes, las que causaban
un gravamen irreparable por el hecho de que le impedían ejercer sus derechos soberanos e
inalienables como Estado fundador del Mercosur.
Alega igualmente, que la referida suspensión no se efectuó mediante una norma emanada de los
órganos enumerados en el Protocolo de Ouro Preto ni en aplicación de las fuentes jurídicas
enunciadas en el art. 41 del mencionado Protocolo, y cuestiona la legalidad de los Jefes de Estado
para adoptar decisiones obligatorias en razón de que las cumbres presidenciales no constituyen ni
integran los órganos del Mercosur y que las decisiones no se ajustan a su normativa. Asimismo
Paraguay considera que no se había producido ruptura alguna del orden democrático y que no se
habían realizado las consultas previas previstas en el Artículo 4 del Protocolo de Ushuaia. En
cuanto a la incorporación de Venezuela como miembro pleno, Paraguay alega esencialmente que
no se había contado con su participación como Miembro Pleno del Mercosur y la falta de
unanimidad requerida para la toma de decisiones de conformidad con lo dispuesto por el art. 20
del Tratado de Asunción, y la inobservancia de lo consignado en el art. 40 del Protocolo de Ouro
Preto sobre vigencia simultánea de las normas emanadas de los órganos del Mercosur. Alega para
sustentar su postura normas y principios del derecho internacional, que violarían la decisión
adoptada por los presidentes, como así también la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados de 1969. Paraguay estima que las decisiones objeto de la acción promovida adolecen de
falta de motivación, y que ellas generan responsabilidad internacional por incumplimiento del
sistema normativo del Mercosur y otras normas y principios de derecho internacional. Afirma
Paraguay asimismo, que recurre en forma directa al Tribunal por las razones ya apuntadas, ya que
las demás instancias a las que podría recurrir dentro del sistema de solución de controversias del
Mercosur quedarían excluidas como consecuencia de la suspensión y la imposibilidad de
participación de sus representantes en los órganos que deberían intervenir para conformar el
procedimiento. Los tres países accionados respondieron en forma conjunta. En primer lugar,
plantearon la excepción preliminar de incompetencia ratione materiae del Tribunal, arguyendo
que la decisión cuestionada en el marco de Protocolo de Ushuaia y del sistema de solución de
controversias del Mercosur “era de naturaleza comercial”. Igualmente los Estados accionados
sostuvieron que entendían que la democracia era condición sine qua non para el desarrollo de
proceso de integración y que el Protocolo de Ushuaia escapaba al sistema de solución de
controversias del Mercosur y en consecuencia que la decisión de suspender a Paraguay con
sustento en el Artículo. 5 del Protocolo de Ushuaia no podía ser examinada por el Tribunal
Permanente de Revisión. La segunda cuestión preliminar esgrimida, se fundaba en la inadecuación
de la vía escogida en razón de que los casos de urgencia previstos en el art. 24 del Protocolo de
Olivos no eran extensibles al objeto de la presentación de Paraguay, dado que este precepto
contemplaba casos específicos de naturaleza comercial. La tercera cuestión preliminar aducía que
Paraguay no había iniciado las negociaciones directas previas,
y que carecía del consentimiento de los Estados accionados para el ejercicio de la competencia
originaria conforme al art. 23 del Protocolo de Olivos. En cuanto al fondo de la cuestión, los
accionados sostuvieron que el procedimiento para aplicar el art. 5 del Protocolo de Ushuaia no
preveía ningún “rito solemne” ni “formalidades” y que las medidas adoptadas habían sido “de
naturaleza estrictamente política”. Asimismo arguyeron la legalidad de la suspensión aplicada a
Paraguay en razón de que “realizaron consultas previas con diversos actores políticos paraguayos
a los que solicitaron sea respetado el derecho de defensa y la garantía del debido proceso”.
Reivindicaron la competencia de los Jefes de Estado para adoptar la decisión de marras, en razón
de que el Protocolo de Ushuaia no establece nada al respecto y alegaron que la ruptura del orden
democrático se había producido por la destitución del presidente de ese país mediante un
procedimiento sumarísimo que no respetaba el debido proceso.
El Tribunal en su laudo, pasó a examinar las alegaciones de las partes en la controversia. En lo que
respecta a la competencia del Tribunal ratione materiae, éste señala que si bien no existe en el
Protocolo de Ushuaia indicación expresa de foro para la so lución de controversias ni en cuanto a
su aplicación e interpretación, en el Preámbulo de este instrumento convencional se indica que se
encuentra vinculado al “conjunto normativo del Mercosur” (10). Más aún, destaca que el Artículo
8 determina expresamente que el Protocolo es parte integrante del Tratado de Asunción y de los
respectivos Acuerdos de integración celebrados entre el Mercosur y las Repúblicas de Bolivia y de
Chile. El Tribunal, sostiene que, por lo tanto, el sistema de solución de controversias establecido
para el Mercosur abarca las normas de Protocolo de Ushuaia “en la medida en que afecten o
puedan afectar derechos y obligaciones de cualquiera de los Estados Parte” (11). Por lo tanto,
sigue, es indiscutible el derecho del Estado Parte a recurrir a ese sistema cuando considere que se
han vulnerado sus derechos en aplicación de las normas del Protocolo de Ushuaia. Cerrando la
cuestión, el Tribunal concluye “que la observancia de la legalidad de los procedimientos previstos
en el PU son susceptibles de revisión en el marco del sistema de solución de controversias del
Mercosur. Lo mismo se aplica a cuestionamientos relacionados a la aplicación e interpretación de
dicho Protocolo, en la medida en que el hecho concreto, por su naturaleza, demande un examen
de legalidad”.
De allí que en la parte resolutiva, se consigna –punto 3– que por mayoría “el Tribunal Permanente
de Revisión decide que, en las condiciones de la actual demanda, resulta inadmisible la
intervención directa del TPR sin el consentimiento expreso de los demás Estados Parte. Por la
misma razón, considera el TPR inadmisible, en esta instancia, la medida provisional solicitada en el
marco de la demanda”. En el punto siguiente, por unanimidad y sin entrar al fondo de la demanda,
el TPR no se pronuncia “sobre el cumplimiento o la violación de la normativa Mercosur en relación
con la demanda planteada en este procedimiento”, y afirma que la decisión del Tribunal no inhibía
otros medios a los que pudieran acudir los Estados Parte en el marco del sistema de solución de
controversias del Mercosur”
Sin pretender efectuar un examen exhaustivo del laudo emitido por el Tribunal Permanente de
Revisión, estimamos que el mismo –al margen de la discrepancia puesta de manifiesto en cuanto
al acceso directo al Tribunal ya reseñada, que es una cuestión opinable–, sienta una jurisprudencia
que contribuye a afianzar el marco jurí- dico en que debe sustentarse el proceso de integración
iniciado en 1991. Hubiera sido preocupante, que se admitiera la postura de los países accionados
que alegaron que la aplicación del Protocolo de Ushuaia y la interpretación de sus normas eran
materias que estaban excluidas del control jurisdiccional del TPR, y más aún la negación de la
jurisdicción fundada en que se trataba de una cuestión “de naturaleza política”. También es
interesante que el Tribunal haya reconocido que quedaban abiertos otros medios a los que los
Estados Parte pudieran recurrir en el marco del sistema de solución de controversias instituido en
el Mercosur, y que señalara que otro podría haber sido el pronunciamiento si se hubieran
observado o cumplido con algunas de las instancias previas al recurso planteado ante el Tribunal.
El Tribunal Permanente de Revisión no se pronunció en relación a la acción promovida por el
ingreso de Venezuela como Miembro Pleno del Mercosur. También, un análisis de la cuestión
originada por la suspensión de Paraguay y de las circunstancias que condujeron a adoptar esta
determinación, ha puesto en evidencia las falencias del Protocolo de Ushuaia que deja abiertas
demasiadas puertas por las que pueden filtrase la arbitrariedad, más allá de que se pudieran
adoptar decisiones sin cumplirse con los procedimientos establecidos en el propio Protocolo
f) importancia
Es la primera vez que se aplica para resolver una controversia la normativa del MERCORSUR en el
Tribunal Permanente de Reivisión.-