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sFiguras de dicción

Figuras de transformación

Figuras de repetición
Anadiplosis
La anadiplosis o conduplicación es un recurso literario que consiste en la repetición de la
misma palabra o grupo de palabras al final de un verso y al comienzo del siguiente.12 El uso
continuado de anadiplosis se denomina concatenación (...a/a...b/b...c/c...).

Ejemplos[editar]
Oye, no temas, y a mi ninfa dile, / dile que muero.
Esteban Manuel de Villegas, siglo XVII

Mal te perdonarán a ti las horas; / las horas que limando están los días, / los días que royendo están
los años.
Luis de Góngora, siglo XVII

..eso eres tú. / Tú, sombra aérea, que cuantas veces

Anáfora

Gradación

En retórica, la gradación es una figura literaria de repetición que, en origen, consistía en un


encadenamiento exclusivamente formal de las palabras (por ejemplo, palabras en versos o
frases sucesivas terminadas en las mismas sílabas). No obstante, terminó derivando en una
colocación de elementos en un orden ascendente o descendente desde el punto de vista
semántico (tratándose de un orden descendente, se llama anticlímax), de manera que las
ideas aparezcan encadenadas firmemente.
Ejemplos:
Ascendente:
Aspiro siempre a lo bello, lo perfecto, lo sublime...
Referencia:1
Descendente (anticlímax):
¿De qué sirve sembrar locos amores,
si viene un desengaño que se lleva
árboles, ramas, hojas, fruto y flores?

Paralelismo (retórica)
(Redirigido desde «Paralelismo (Retórica)»)

Dentro de los recursos estilísticos de la retórica, el paralelismo es una de las llamadas figuras
de repetición. Se trata de distribuir paralelamente las palabras, sintagmas y oraciones para
conseguir el efecto rítmico-secuencial (recurrencia) en un texto

Tipología[editar]
Dependiendo del aspecto formal en el que se establezca la relación entre las secuencias, se
distinguen cuatro tipos principales de paralelismo:
Isocolon[editar]
El Isocolon consiste en la igualdad o semejanza en la longitud silábica de varias cláusulas o
secuencias en prosa (sería el equivalente al isosilabismo de la poesía).
Parison o paralelismo sintáctico[editar]
El paralelismo sintáctico o parison se produce cuando hay semejanza estructural entre dos o
más secuencias en prosa o verso de forma que se produce una correspondencia casi exacta
entre sus constituyentes sintácticos. Es, por ejemplo, un recurso característico de las Cantigas
de amigo (en la modalidad llamada leixa-pren) o de algunos romances. Por ejemplo, los
versos impares del Romance del Conde Olinos:
A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar;
a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás. (Galmés de Fuentes, Álvaro, El Romancero hispánico)
O en el Romance de la jura de Santa Gadea, donde incluso acompaña el ritmo
acentual dactílico:
Tú me destierras por uno;
yo me destierro por cuatro.1
Correlación[editar]
Semejanza estructural provocada por la colocación simétrica de palabras en el interior
de las secuencias. Por ejemplo:
Tus bellos ojos y tu dulce boca
de luz divina y de oloroso aliento
envidia el claro sol y adora el viento
por lo que el uno ve y el otro toca (Pedro Espinosa)
Paralelismo semántico[editar]
Propio de la métrica hebraica en los Salmos, los Profetas y la parte central
del Libro de Job, el paralelismo semántico consiste en repetir la misma idea pero
con distintas palabras; por ejemplo, primero un concepto abstracto y luego una
imagen concreta:
El malvado cree que Dios se olvida,
que se tapa la cara y nunca ve nada
El quiasmo es una figura retórica basada en la repetición. Se trata de un paralelismo cruzado,
es decir, de la repetición de una estructura sintáctica; con la particularidad de que en el caso
del quiasmo los elementos que se repiten aparecen primero en un orden (por ejemplo, AB) y
luego en el orden contrario (por ejemplo, BA). Así, en el inicio del poema de Manuel
Machado Verano,
Frutales
cargados,
dorados
trigales
se produce quiasmo, pues primero encontramos la estructura sustantivo + adjetivo (A+B) y
luego su inversa, adjetivo + sustantivo (B+A).
Cuando se produce repetición no solo de la estructura sintáctica, sino de las palabras mismas,
hablamos de retruécano, como sucede en la oración «Ni son todos los que están,
ni están todos los que son».

En retórica, un retruécano (o conmutación), dentro de las figuras literarias, es una de


las figuras de repetición. Consiste en un quiasmo al que se le ha añadido también el cruce de
las funciones sintácticas de los términos implicados. En otras palabras, el retruécano es la
reorganización diferente de los elementos de una oración en otra oración subsiguiente, en la
que se invierte la posición de los términos que se repiten, de manera que el sentido de la
segunda oración contraste con el de la primera.
Por ejemplo, «hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y los hay que siendo ricos
merecen ser pobres.» (Quevedo). En este ejemplo tenemos, en primer lugar, el quiasmoque
consiste en el intercambio de posición en el texto de los términos pobres y ricos; pero, en este
caso, se habla de retruécano porque, además, las funciones sintácticas también han sido
cruzadas: en su primera aparición, ricos es el atributo de ser; pero en la siguiente frase, el
atributo pasa a ser pobres.

 «Hay grandes libros en el mundo, y grandes mundos en los libros».


 «Yo me río en el baño y yo me baño en el río».
 «Voy a prenderme fuego sin llamas, ahora que no me llamas ni para pedirme fuego».
 «Pensar tanto en ti en la vida, es como la vida soñando solo contigo».
 «Muchas vueltas da la vida, las vueltas dan mucha vida».
 «Jugar con el Tito es jugar con el fuego; jugar con el fuego es jugar con el Tito».
 «Voy de palabras con cuerpo a tu cuerpo sin palabras».
 «Si no hay contrato, no hay garantía; si no hay garantía, no hay contrato».
 «Mujer eres llamarada/ llamarada eres mujer».
 No sabía ya si nuestra tropa «era un animal que quería ser muchos, o muchos animales
que querían ser uno».
 «No es lo mismo la tormenta se avecina, que la vecina se atormenta».
 «Quien no vive para servir, no sirve para vivir».
 «Ni están todos los que son, ni son todos los que están».
Figuras de omisión
El asíndeton es una figura literaria que consiste en omitir las conjunciones o nexos que
normalmente aparecerían dentro de una enumeración, utilizando en su lugar una mera pausa
(entonación de coma). Esta ausencia de nexos confiere al texto una mayor fluidez verbal, al
tiempo que transmite una sensación de movimiento y dinamismo o de apasionamiento, y
contribuye a intensificar la fuerza expresiva y el tono del mensaje. Su figura opuesta es
el polisíndeton, que consiste en utilizar más conjunciones de las habitualmente usadas en el
lenguaje.1

Llegué, vi, vencí

En retórica, el zeugma (ceugma, zeuma o adjunción; del griego ζεῦγμα yugo, lazo),1 dentro
de las figuras retóricas de construcción, es una de las figuras de omisión. Es una figura de
construcción sintáctica que consiste en utilizar una sola vez una palabra común para varias
unidades análogas de la oración (un verbo para varios sujetos, un adjetivo para varios
sustantivos, etc.), aunque ésta se refiera a otras más del periodo, solo se expresa en uno de
ellos y ha de sobrentenderse en los demás. Consiste en la elipsis en una oraciónde un término
enunciado en otra contigua segura.
Ej.: Miguel de Cervantes:
Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes,
enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.

Según la morfología del término, se distinguen:

 Zeugma simple: Cuando la forma sobreentendida se puede recuperar en igual forma al


término original.
Ej.: Alonso Carrión:
la vi marchar, pero no (la vi) volver.

 Zeugma complejo: Cuando al final de una serie de elementos del mismo nivel sintáctico se
introduce una función gramatical diferente, que actúa como factor sorpresivo y de ruptura.
Ej.: Julio Cortázar:
...un aire fragoroso que te envuelva y te acaricie y doce pisos.

Según la posición del término en la frase, se distinguen:

 Hipozeugma: Zeugma en el que el término expreso se encuentra en el último enunciado.


Ej: Alonso Carrión:
Un topo, un murciélago, / Tal era ciego como, ceguera.

 Mesozeugma: Zeugma en el que el término expreso se encuentra en un enunciado


intermedio. Ej.: Miguel Hernández:
La rotación del fruto, la alegría / del pájaro fomentas / y el bienestar y la salud de paso.

 Prozeugma: Zeugma en el que el término expreso se encuentra en el primer enunciado.


Ej.: Alonso Carrión:
Meditaba pinos en los barcos, / ataúdes, guerras, marcos, / mesas, corazones de navaja, / en invierno
como hoguera y apacible.
Paralipsis: La paralipsis (del griego παρὰ, pará, "a un lado"; y λείπειν, leípein, "dejar")
o praeteritio, preterición (del latín praetereo, "dejar atrás") o pretermisión, es una figura
retórica, englobada dentro de las figuras oblicuas, que consiste en declarar que se omite o
pasa por alto algo, cuando de hecho se aprovecha la ocasión para llamar la atención sobre
ello. Se introduce a menudo mediante expresiones como "por no mencionar" o "sin hablar de".

Finalmente arribó a Asia, pero no veo razón para rememorar los festines de día y noche, ni los
caballos y obsequios que lo recibieron

Figuras de posición
El hipérbaton es una figura retórica en la cual se altera la sintaxis habitual de una oración,
principalmente con fines métricos o en énfasis.

Índice
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Tipos[editar]
Se distinguen cuatro tipos de hipérbaton: la tesis, que consiste en intercalar una palabra entre
dos elementos de otra compuesta; el paréntesis, que consiste en introducir en una frase una
interjección u oración con entonación distinta; la anástrofe, que consiste en posponer la
preposición al sustantivo cuyo caso rige, y la histerología, que consiste en alterar el orden de
las palabras y decir primero lo que debería ir después.

Usos[editar]
Generalmente el hipérbaton se utiliza en los dos casos siguientes: la composición de
oraciones con sintaxis latinizantes, lengua que se caracteriza por la libertad sintáctica, o bien,
destacar o subrayar el significado de alguno de los elementos que se han desplazado en la
oración. En composiciones poéticas, también se usa por las razones métrica, puesto que
permite modificar o facilitar fenómenos del lengua, como la sinalefa, el ritmo o la rima.

Ejemplos[editar]
La Rima LIII de Gustavo Adolfo Bécquer presenta numerosos cambios en su estructura
sintáctica. Un orden más natural sería: «Las golondrinas oscuras volverán a colgar sus nidos
en tu balcón».
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar.
Gustavo Adolfo Bécquer.

Otro caso notable de hipérbaton usado por Bécquer es el siguiente:


Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
Gustavo Adolfo Bécquer, Rimas VII.
Por otra parte, en estos versos de la Égloga I de Garcilaso de la Vega, encontramos un
hipérbaton con el verbo al final en la frase: «sus quejas imitando». La sintaxis natural sería:
«imitando sus quejas».
El dulce lamentar de los pastores,
Salicio juntamente y Nermoroso,
he de cantar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
de pacer olvidadas escuchando…
Garcilaso de la Vega, Égloga I

Otro ejemplo de hipérbaton en Garcilaso es:


Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba,
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba".
Garcilaso de la Vega, Égloga III.

Figuras de pensamiento
Las figuras de pensamiento afectan principalmente al significado de las palabras

Figuras de amplificación
Figuras de acumulación
Epíteto (del idioma griego ἐπίθετον epítheton, neutro de θετος epíthetos, ‘agregado’) es
el adjetivo calificativo que resalta las características y cualidades de un sustantivo (el frío en la
nieve, el calor en el fuego, la humedad en el agua, entre otros), sin distinguirlo de los demás
de su grupo. Son muy frecuentes acompañando nombres de divinidades, reyes o personajes
históricos.
Los epítetos expresan cualidades que todo el mundo puede distinguir (en terminología
tradicional, «adjetivos calificativos»), limitándose a describir al referente (me gustan las
motos grandes) o a definirlo (me gusta la moto grande).
Por el contrario, los epítetos subjetivos expresan la propia consideración subjetiva del
hablante, fruto de su valoración en lugar de la experiencia. Esta actitud puede dividirse en dos
subclases principales, la de los epítetos apreciativos (un gol magnífico) y la de los peyorativos
(una película horrible).
En castellano, un tipo muy frecuente es el epithetum constans, que conviene intrínsecamente
al sustantivo (la blanca nieve), pero cuya definición no debe extenderse a todo el término
«epíteto».
Ciertos adjetivos pueden expresar, dependiendo del contexto o su supuesta posición respecto
al nombre al que acompañan, tanto la actitud del hablante como un intento de expresión
objetiva de éste (una mujer pobre / una pobre mujer).
En contraste con los epítetos se encuentran los adjetivos llamados por la gramática
funcional «clasificadores». Como ejemplo: «Los actuales representantes sindicales
mexicanos».
Pueden distinguirse de los epítetos porque no admiten grados de comparación o de intensidad
(un castillo muy medieval) y tienden a estar semánticamente unidos al nombre (por ejemplo:
«valor catastral», en contraste con otros valores, como el sentimental, y que no admite, en su
contexto, otra forma de clasificación).
En castellano, es frecuente que el epíteto se anteponga al nombre (frío hielo en lugar de hielo
frío), aunque no suceda siempre:
blanco tu ardiente fuego y frío hielo...
―Fernando de Herrera, Sonetos.
al acero valiente, al mármol frío...
―Francisco de Quevedo.
Por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba…
―Garcilaso de la Vega

Epítetos en la literatura[editar]
En la literatura épica, se denomina epítetos a los apelativos que alternan
con el nombre del personaje o lo acompañan. Por ejemplo, cuando en
el Cantar de mio Cid se designa a Ruy Díaz «el que en buena hora ciñó
espada», o cuando en la Ilíada se habla de «el ingenioso Ulises».

Epítetos épicos de Mio Cid[editar]


Campeador
Noble barba tan crecido
El buen nacido
El que en buena hora ciñó espada
El que en buena hora nació.

Epítetos en la literatura
homérica[editar]
Artículos principales: Anexo:Epítetos de la
Ilíada y Epíteto homérico.

Ulises, fecundo en ardides


Héctor, domador de caballos
Atenea, la de los ojos brillantes
Hera, la diosa de los níveos brazos
Zeus, el que junta las nubes
Aquiles, el de los pies ligeros, el más valiente de los aqueos
Epítetos en el Antiguo Egipto[editar]

En la literatura del Antiguo Egipto, se llama epítetos a los apelativos que alternan con el nombre
del personaje, resaltado sus características.
Por ejemplo, «toro victorioso» se utiliza en la titulatura real como epíteto de faraón.

Se utilizó con profusión para referirse a sus dioses. Amón fue denominado «el oculto», «padre de
todos los vientos», «alma del viento», «el dios único que se convierte en millones», «Aquel que
habita en todas las cosas», «Amón-Ra, señor de los tronos de las dos tierras», «el toro de su
madre», «el eterno»; y en función de los lugares de culto, como «hijo real de Kush», «Toro del
desierto», o «señor de los oasis».

Figuras Lógicas

La antítesis es un recurso estilístico que consiste en contraponer dos sintagmas, frases


o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria
(antítesis propiamente dicha) o impresiones más subjetivas e indefinidas que se sienten como
opuestas (contraste).
Observe cómo en este soneto Lope responde a los reproches que le hace Góngora por ser
demasiado claro, utilizando sobre todo antítesis en la segunda estrofa y en el verso final:
Livio, yo siempre fui vuestro devoto,
nunca a la fe de la amistad perjuro;
vos en amor, como en los versos, duro,
tenéis el lazo a consonantes roto.
Si vos imperceptible, si remoto,
yo blando, fácil, elegante y puro;
tan claro escribo como vos escuro:
la vega es llana e intrincado el soto.
También soy yo del ornamento amigo;
sólo en los tropos imposibles paro
y de este error mis números desligo.
En la sentencia sólida reparo,
porque dejen la pluma y el castigo
oscuro el borrador y el verso claro.

Otros ejemplos[editar]
Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé
Burguillos (1624), nº 147.
Eres como la Rosa
de Alejandría,
colorada de noche,
blanca de día.
(tradicional)1
José Agustín Goytisolo escribió estos versos:
Los niños van por el sol
y las niñas, por la luna.2
Federico Novalis:
harto está el corazón, vacío el mundo.3
Pablo Neruda escribió:
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.4
Rubén Darío:
Cuando quiero llorar no lloro,
y, a veces, lloro sin querer.5

La Cohabitación es una figura retórica relacionada con la Antítesis que consiste en adscribir a
un mismo sujeto dos conceptos contrarios; su uso estilístico más frecuente tiene por objeto el
reflejar las contradicciones de la persona en el plano amoroso o moral.

Ejemplos de Cohabitación:
“Es el soberbio el monstruo más horrendo del mundo, y el más formidable y desemejante que puede
fabricar el delirio; porque quiere ser cielo, siendo infierno; serafín y gusano, humo y sol, Dios y
demonio”.

oxímoron (del griego ὀξύμωρον, oxymoron, en latín contradictio in terminis), dentro de


las figuras literarias en retórica, es una figura lógica que consiste en usar dos conceptos de
significado opuesto en una sola expresión,1 que genera un tercer concepto. Dado que el
sentido literal de oxímoron es opuesto, ‘absurdo’ (por ejemplo, «un instante eterno»), se fuerza
al lector o al interlocutor a comprender el sentido metafórico (en este caso: un instante que,
por la intensidad de lo vivido durante su transcurso, hace perder la noción del tiempo).
El recurso a esta figura retórica es muy frecuente en poesía mística, amorosa y en análisis
funcionales, por considerarse que la experiencia de Dios o del amor trasciende todas
las antinomias mundanas. El filósofo griego Heráclito recurre a ella con frecuencia.

 «Festina lente», ‘apresúrate lentamente’ (César Augusto, 63 a. C.-14 d. C.)


 [El amor es] «vista ciega, luz oscura, / gloria triste, vida muerta» (Rodrigo Cota de
Maguaque, f. 1498)
 [El amor es] «hielo abrasador, es fuego helado, / es herida que duele y no se siente...»
(Francisco de Quevedo, 1580-1645).
 «Placeres espantosos y dulzuras horrendas» (Charles Baudelaire, 1821-1867).
 «Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente inclinada; había en su andar (si el oxímoron es
tolerable) una como graciosa torpeza, un principio de éxtasis» (Jorge Luis Borges, 1899-
1986: El aleph).
 «En la figura que se llama oxímoron, se aplica a una palabra un epíteto que parece
contradecirla; así los gnósticos hablaron de una luz oscura; los alquimistas, de un sol
negro» (Jorge Luis Borges: El zahir).
Subiectio (figura de ficción)
En retórica, la subiectio (o percontatio), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras
de ficción. Consiste en la exposición de un diálogo ficticio entre el que escribe y su interlocutor
o destinatario (se trataría, en tanto que su objetivo final es lograr la evidentia, de uno de sus
tipos).
Alegoría, del griego ἀλληγορία (allegoría) «figuradamente», es una figura literaria o tema
artístico, que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, de animales, y/o
de objetos cotidianos.
La alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen, para que pueda ser mejor
entendido por la generalidad. Dibujar lo abstracto, hacer «visible» lo que solo es conceptual,
obedece a una intención didáctica. Así, una mujer ciega con una balanza, es alegoría de
la justicia, y un esqueleto provisto de guadaña es alegoría de la muerte. El creador de
alegorías suele esforzarse en explicarlas para que todos puedan comprenderlas. Por su
carácter evocador, se empleó profusamente como recurso en temas religiosos y profanos. Fue
usada desde la antigüedad, en la época del Egipto faraónico, la Antigua Grecia, Roma,
la Edad Media o el Barroco.
«… contra la desafortunada confusión entre símbolo y alegoría. La alegoría es una representación más
o menos artificial de generalidades y abstracciones perfectamente cognoscibles y expresables por otras
vías. El símbolo es la única expresión posible de lo simbolizado, es decir, del significado con aquello que
simboliza. Nunca se descifra por completo. La percepción simbólica opera una transmutación de los
datos inmediatos (sensible, literales), los vuelve transparentes. Sin esta transparencia resulta imposible
pasar de un plano al otro. Recíprocamente sin una pluralidad de sentidos escalonados en perspectiva
ascendente, la exégesis simbólica desaparece, carente de función y de sentido».
Henry Corbin

También se denomina alegoría a un procedimiento retórico de más amplio alcance, en tanto


que por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa
un pensamiento más complejo o una experiencia humana real, y en ese sentido puede
constituir obras enteras, como el Roman de la Rose de Jean de Meung; la alegoría se
transforma entonces en un instrumento cognoscitivo y se asocia al razonamiento por
analogías o analógico.
Tzvetan Todorov dice que una alegoría implica la existencia de, por lo menos, dos sentidos
para las mismas palabras; se nos dice a veces que el sentido primero debe desaparecer, y
otras que ambos deben estar juntos. En segundo lugar, este doble sentido está indicado en la
obra explícitamente y no depende de la interpretación. La imposibilidad de atribuir un sentido
alegórico a los elementos sobrenaturales del cuento, nos remite al sentido literal. [cita requerida]

Índice
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 1Alegoría literaria
 2La alegoría en la filosofía
 3La alegoría en la pintura
 4Referencias
 5Bibliografía
 6Enlaces externos

Alegoría literaria[editar]
Por ejemplo, Omar Khayyam afirma que la vida humana es como una partida de ajedrez, en la
cual las casillas negras representan las noches y las blancas los días; en ella, el jugador es
una pieza más en el tablero. Jorge Manrique, por otra parte, afirma, tomándolo
del Eclesiastés, que nuestras vidas son ríos y como ellos solo parecen diferentes en su curso
y caudal, pero no en su final, que es el mar/la muerte: el final ha sido ya escrito, pero no el
transcurso de la vida. Y Bernardo de Chartres enseñaba que somos «enanos a hombros
de gigantes», porque por nosotros mismos no podemos ver muy lejos, pero subidos a
hombros del saber antiguo podemos ver incluso más de lo que vieron los grandes hombres del
pasado.
El significado alegórico es también uno de los cuatro que es posible extraerle a la Sagrada
Escritura según los teólogos.2 Por otra parte, se conoce como Escuela alegórico-dantesca la
poesía alegórica española del siglo XV influenciada por la Divina Comedia de Dante Alighieri.
Podemos ver en la Divina Comedia de Dante que la loba es alegoría de lujuria y el león es
alegoría de soberbia. Los principales representantes fueron don Íñigo López de Mendoza,
el Marqués de Santillana y Juan de Mena.
El dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca llevó a su perfección el subgénero
dramático alegórico en un acto de tema eucarístico denominado auto sacramental, donde los
personajes son en realidad alegorías de conceptos abstractos. En El verdadero dios Pan,
define así la alegoría:
La alegoría no es más
que un espejo que traslada
lo que es con lo que no es,
y está toda su elegancia
en que salga parecida
tanto la copia en la tabla,
que el que está mirando a una
piense que está viendo a entrambas.
Un buen ejemplo de alegoría son los siguientes versos de Jorge Manrique:
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos
andamos, mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fallecemos
así que cuando morimos
descansamos.
(Coplas a la muerte de su padre)
O estas frases de Cervantes:
«Dime: ¿no has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores
y pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? Uno hace el rufián, otro el
embustero, éste el mercader, aquél el soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado
simple; y, acabada la comedia y desnudándose de los vestidos della, quedan todos los
recitantes iguales.
-Sí he visto —respondió Sancho.
-Pues lo mismo —dijo don Quijote— acontece en la comedia y trato de este mundo, donde
unos hacen los emperadores, otros los pontífices, y, finalmente, todas cuantas figuras se
pueden introducir en una comedia; pero, en llegando al fin, que es cuando se acaba la vida, a
todos les quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura.
-¡Brava comparación! —dijo Sancho—, aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y
diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que, mientras dura el juego, cada pieza
tiene su particular oficio; y, en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan
con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
-Cada día, Sancho —dijo don Quijote—, te vas haciendo menos simple y más discreto».
La antonomasia (<latín antonomasĭa < griego ἀντονομασία < ἀντονομάζειν, “nombrar
diferente”) es una sinécdoque que consiste en poner el nombre apelativo por el propio, o el
propio por el apelativo.
La antonomasia es una forma particular de la metonimia.
La locución adverbial «por antonomasia», según el DRAE significa que a determinado
sustantivo le conviene el calificativo más usual con que se le conoce, por ser el más famoso o
paradigmático de los de su clase. Ejemplos: "la anticonceptiva es la píldora por antonomasia"
o "la demanda es el acto de iniciación procesal por antonomasia".

Índice
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 1En retórica
 2Lista de expresiones antonomásticas
 3Véase también
 4Referencias

En retórica[editar]
En retórica, antonomasia es la sustitución de un nombre propio por una expresión, tal como
«la Ciudad Eterna» por Roma. El proceso inverso, también es a veces nombrado como
antonomasia. Mediante el uso del recurso de estilo conocido como antonomasia, se utiliza un
atributo característico —aunque generalmente no privativo— de una entidad individual, para
poder particularizarla. Ese atributo asume entonces la función de nombre propio y, de hecho, a
veces sustituye el nombre original.
Un ejemplo muy frecuente de antonomasia ocupado durante la Edad Media y en los inicios
del Renacimiento fue el uso del término «el Filósofo» para referirse a Aristóteles. Un ejemplo
más reciente que el anterior del uso de arquetipos fue cómo los periodistas estadounidenses
en los años treinta llamaban «solones» a los legisladores, en honor al legendario Solón,
legislador de Atenas.
De igual manera, la antonomasia funciona en la dirección contraria, utilizando el nombre
propio de personas o entidades individuales como generalización de atributos comunes por los
cuales aquellas eran conocidas, y actuando así en funciones de nombre común. Por ejemplo,
de un dictador sanguinario como Pol Pot, podría decirse que es «un Hitler». A este subtipo de
antonomasia se la conoce con el nombre de «antonomasia vossiana», por haber sido
establecida modernamente por Gérard Jean Vossius (o Gerhard Jan Voss).1
Las antonomasias, a pesar de ser sustantivos comunes, en ocasiones se escriben con
mayúsculas, debido a que funcionan como nombres propios.
En el lenguaje periodístico actual es muy común acudir a un uso abundante de expresiones
antonomásticas y clichés, siendo ésta una notable característica distintiva de
ese registro del lenguaje. La generación mediática de antonomásticos es constante y difundida
tanto por medios escritos como audiovisuales.
Siendo lugares comunes del habla, los antonomásticos vienen dados por la cultura nacional
de los distintos países, su mundo periodístico, su tradición literaria, etc. Sin embargo existen
antonomásticos que son ampliamente compartidos internacionalmente, especialmente en el
lenguaje escrito. Por ejemplo, «Ciudad Luz» para referirse a París.

Lista de expresiones antonomásticas[editar]


Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en
una publicación acreditada. Este aviso fue puesto el 9 de octubre de 2009.
Puedes añadirlas o avisar al autor principal del artículo en su página de discusión
pegando: {{sust:Aviso referencias|Antonomasia}} ~~~~

A continuación se muestra una tabla de expresiones antonomásticas cultas que actúan como
nombres propios.

Expresión antonomástica Ámbito de uso Glosa Variantes

Carruaje y Caballería de Israel Judaísmo Elías

Ciudad sin Puertas Colombia ciudad de Pereira

Curramba la Bella Colombia ciudad de Barranquilla

El Amauta Perú José Carlos Mariátegui

El Apóstol mundial San Pablo

El Azote de Dios Mundial Atila

El Bardo Mundial William Shakespeare


Expresión antonomástica Ámbito de uso Glosa Variantes

El Benemérito de las Américas América Latina Benito Juárez

El Cacique de la Junta Colombia Diomedes Díaz

Sinécdoque
La sinécdoque (en griego: συνεκδοχή [synekdokheː], ‘entendimiento simultáneo’)? es un tipo
de metonimia. La significación del término varía según se entienda como un término
específicamente lingüístico o como un tropo retórico.1

 (1). En la literatura lingüística, la sinécdoque es el tipo de metonimia en que se designa:


 (a) El todo por la parte: "Chile ha jugado bien" por "el equipo de hockey cadete
masculino de Chile que ha alineado hoy el entrenador ha jugado bien"
 (b) La parte por el todo: "Danos hoy nuestro pan de cada día" por "danos el alimento
necesario de cada día"; "en esta familia hay cinco bocas que alimentar"; "el cabeza de
familia".

 (2). Como término retórico puede abarcar además de los usos de (1), algunas figuras
relacionadas:
 La especie es usada por el género.
 El género es usado por la especie.
 El material de que algo está hecho es usado por la cosa.

Índice
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 1Ejemplos
 2Véase también
 3Referencias
 4Enlaces externos

Ejemplos[editar]
 Quedó sola con cuatro bocas que alimentar. - se refiere a los hijos.
 ¡Llegó la policía! - se refiere a algunos oficiales de ella, no a toda la institución.
 Son características del gato - utiliza el nombre de un animal para referirse a la especie.
 Trabajo para ganarme el pan . - no solo el pan, se refiere a la comida en general.
 Venderemos treinta cabezas de ganado en la próxima feria - se refiere por cabezas, a
distintos animales enteros.
 Tengo un Picasso en casa.-Simplemente con el nombre del autor, se refiere a un cuadro
que tiene.
La metonimia (griego μετ-ονομαζειν met-onomazein 'nombrar allende', es decir, "dar o poner un
nuevo nombre") o trasnominación es un fenómeno de cambio semántico por el cual se designa
una cosa o idea con el nombre de otra, sirviéndose de alguna relación semántica existente entre
ambas. Son casos frecuentes las relaciones semánticas del tipo causa-efecto, de sucesión o de
tiempo o de todo-parte.

Se sustituye un término por otro, autor-obra o contigüidad: "Se tomó tres aguas".

Causa por efecto:

Carecer de pan (carecer de trabajo).

Efectos por las causas:

Los niños son la alegría de la casa (causan felicidad).

Continente por contenido:

Tomar una copa (tomarse el contenido de una copa)

Se comió dos platos (comerse el contenido de dos platos)

Fumarse una pipa (fumarse el contenido de una pipa)

Símbolos por cosas simbolizadas:

Juró lealtad a la bandera (jurar lealtad al país).

Lugar por lo que en él se produce:

Un Rioja (un vino de Rioja).

Un Jerez (un vino de Jerez de la Frontera).

Marca comercial por objeto de la marca:

Pagó con la Visa (tarjeta de crédito).

Échale Avecrem al agua (Cubo de caldo).

Autor por obra:

Un picasso (un cuadro de Picasso).

Escuchar a Bach (una composición musical de Johann Sebastian Bach).

Objeto poseído:

El primer violín de la orquesta (se refiere al que toca dicho violín).


(Sinécdoque)

La parte por el todo:

Una ciudad de diez mil almas (hace referencia a los habitantes del lugar, no a que la ciudad está
habitada por espectros o fantasmas).

No había ni un alma (ni una persona).

El balón se introduce en la red (la portería).

Hay una cara nueva en clase (Se refiere a un alumno nuevo).

El todo por la parte:

Lavar el coche (la carrocería).

La materia por el objeto:

Un lienzo (un cuadro).

El nombre del objeto por el de otro contiguo a él:

El cuello de la camisa.

El instrumento por el artista:

La mejor pluma de la literatura universal es Cervantes.

Metonimia en lingüística[editar]

Roman Jakobson ha realizado una clara y concisa explicación de las relaciones entre metonimias
y metáforas guiándose por las consideraciones estructuralistas de Saussure. Por otra parte el
mismo Jakobson en el trabajo referido explica en parte la diferencia de ciertas afasias,
metonímicas las unas, metafóricas las otras. Jakobson considera que la metonimia se relaciona con
lo que el antropólogo James George Frazer ha clasificado como magia por contagio, y que la
metáfora se relaciona con lo que el mismo Frazer llama magia homeopática, o imitativa. También
Jakobson sugiere que los procesos de lo inconsciente, denominados por S.
Freud «desplazamiento» y «condensación», podrían equipararse a la metonimia y a la metáfora
respectivamente. A partir de esto es que Lacan expresa que lo inconsciente está
estructurado como un lenguaje, mediante procesos de tipo metonímico y metafórico.

Retornando a la índole semiótica de la metonimia cabe decir que las principales modalidades de
metonimia se dan según la relación de los términos en juego; por ejemplo: de continente a
contenido («bebió un vaso de agua» en lugar de «bebió el agua que estaba dentro de un vaso»);
de materia a objeto («la carne» en sentido figurado -o metonímico- para aludir al cuerpo); de lugar
de procedencia («un rioja» en lugar de «un vino de la Rioja»); de lo abstracto a lo concreto y
del signo a la cosa significada o viceversa. La metalepsis es un tropo del conjunto de las
metonimias en el cual se nombra o toma al antecedente por el consecuente o viceversa. Usando
una terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el desplazamiento de
algún significado, desde un significante hacia otro significante, que le es en algo próximo.

En las últimas décadas, particularmente desde la publicación de Metaphors We Live By de George


Lakoff la corriente intelectual conocida como lingüística cognitiva ha retomado el estudio de la
metonimia como fenómeno conceptual que junto con la metáfora conceptual constituye un
mecanismo básico de organización lingüística básico a nivel tanto sincrónico como diacrónico. La
metonimia no es, sin embargo, un fenómeno exclusivo de la organización lingüística sino que es
reconocida por las ciencias cognitivas como una operación cognitiva general fundamental
en procesos cognitivos básicos como la percepción, la atención y la memoria.

El encabalgamiento es un fenómeno métrico que tiene lugar cuando hay un desacuerdo


entre unidad sintáctica y unidad métrica, esto es, cuando la unidad sintáctica excede la pausa
versal y se desborda en el verso siguiente (lo que en francés recibe el nombre de rejet), o
bien, cuando se anticipan al final de un verso elementos de la unidad de sentido que
constituye el verso siguiente (contre-rejet).1 En ambos casos, la frase inconclusa queda «a
caballo» entre dos versos, lo que le otorga ese sentido metafórico al verbo encabalgar, del que
procede el nombre del fenómeno.2 El término francés enjambement, que se ha popularizado
también entre filólogos alemanes e ingleses —pese a que se pueden encontrar equivalentes
en sus propias lenguas3— procede de un uso figurado del verbo enjamber (‘franquear’,
‘atravesar’), derivado etimológicamente del sustantivo jambe(‘pierna’), que establece
una asociación metonímica con el pie métrico o versal.4 El fenómeno métrico opuesto recibe el
nombre de esticomitia.
El efecto que produce el encabalgamiento es la alteración de «la armonía del paralelismo
entre las estructuras rítmica, métrica y sintáctica»5 o, en otras palabras, una «dislocación del
ritmo fluyente».6 De acuerdo con Alarcos, en el poema coexisten dos ritmos: el puramente
lingüístico de la sintaxis, y el ritmo del verso, constituido por una secuencia marcada por
acentos de intensidad colocados de una forma determinada y delimitada por la pausa versal o
estrófica. El encabalgamiento desacompasa estos dos ritmos y tiende a hacer más breve la
pausa versal, sustituyéndola por la pausa sintáctica, que en el caso de los encabalgamientos
abruptos rompe en dos el verso siguiente, frenando con ello la lectura.
Los encabalgamientos pueden producir diversos efectos estilísticos, según el texto de que se
trate y la coincidencia o contraste respecto a otros elementos. Entre ellos están, de acuerdo
con Domínguez Caparrós, «dotar al ritmo de cierta variedad, ya que la coincidencia de unidad
sintáctica y unidad rítmica acaba produciendo la sensación de monotonía; posibilidad de
inserción del discurrir de la lengua hablada en el verso, puesto que se amplían los límites de la
frase al no imponer limitaciones la pausa rítmica; las partes del grupo dividido por la pausa
adquieren relevancia expresiva, pues por quedar aisladas se subrayan».7
Helena Beristáin, por su parte, enumera los siguientes efectos de sentido: «Así, puede apoyar
la ambigüedad; puede estimular la velocidad de la lectura para subrayar una impresión de
impetuosidad que armonice con la pasión expresada; puede contrastar (produciendo sorpresa)
con el apego a la regularidad con que se presentan otros aspectos de la forma elegida por el
escritor. El encabalgamiento “niega parcialmente el metro” y el ritmo, y significa un retorno a la
prosa, puesto que suprime en cierta medida la forma que es característica del verso».5
Con respecto a esto último, podemos aludir también a los usos estilísticos que de este
fenómeno se han dado en el llamado verso libre: «En algún caso el encabalgamiento obliga al
metanálisis de la lectura, bien deshaciendo un cliché (Hombro a hombro, hasta ver a un
pueblo en pie / de paz, izando un alba, Otero), bien haciendo que liguemos al rejet un
elemento que, en primera instancia, habíamos unido a una palabra del verso primero
(Domingo, flor de luz, casi increíble / día, Ángel González)».8

Tipología de los encabalgamientos[editar]


Además de la ya mencionada tipología francesa del enjambement, que distingue
entre rejet y contrarejet, tradicionalmente se ha considerado, de acuerdo con la denominación
propuesta por Dámaso Alonso,9 que existen dos tipos de encabalgamientos según la longitud
del verso encabalgado:

 encabalgamiento abrupto: cuando el sentido se prolonga de un verso a otro, pero se


quiebra súbitamente en el segundo.
La muerte es un suplicio
banal, si se compara
con este andar a tientas
tras una sombra vaga.
Nicolás Guillén, Elegías (1948)

 encabalgamiento suave: cuando el sentido prolongado, también de un verso a otro,


sigue fluyendo ligadamente en el segundo hasta el final del verso.
Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba
Garcilaso de la Vega, Égloga III (1543)

Otra tipología posible es la propuesta por Quilis, quien tiene en cuenta la naturaleza de los
elementos escindidos por el encabalgamiento y distingue tres tipos:

 encabalgamiento léxico: cuando se divide una palabra, que es una unidad de sentido,
de significación, rigurosamente única.
Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando
con sed insacïable
Fray Luis de León, Oda a la vida retirada (ca. 1580)

 encabalgamiento sirremático: cuando se escinde un sirrema, esto es, un grupo


inseparable de palabras que la norma de la lengua no permite separar con un descanso,
como por ejemplo Sust + Adj, Sust + complemento determinativo, Adv + V, Adj o Adv;
pronombre átono, preposición, conjunción, artículo + el elemento que sigue; tiempos
compuestos de los verbos y perífrasis verbales; palabras que se construyen con
preposición + el término que introducen.10
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Antonio Machado (1875-1939)

 encabalgamiento oracional: cuando se separan el antecedente y el pronombre de


una oración adjetiva específica, hallándose el antecedente de la oración adjetiva en el
verso encabalgante, inmediatamente antes de la pausa versal, y el relativo en el verso
encabalgado, tras la pausa.
Descolorida estaba como rosa
que ha sido fuera de sazón cogida
Garcilaso de la Vega

Quedarían fuera de esta tipología aquellos casos en los que la pausa métrica escinda
el sujeto y el verbo, o el verbo y el complemento directo. De acuerdo con Quilis, estas no
crearían una pausa anómala a la estructura interna de la lengua y serían, pues, «susceptibles
de una fácil escisión»11 y, por tanto, no recibirían el nombre de encabalgamiento. Kurt
Spang propone la denominación de enlace métrico para designar esta «cohesión entre partes
de la oración que no lleguen a la estrecha fusión de los elementos de una palabra y de un
sirrema, pero que no dejan de notarse como más vinculados que otros».12
Por último, otra tipología de encabalgamientos, también propuesta por Quilis,13 sería aquella
que tiene en consideración la pausa métrica a la que la unidad sintáctica no se ajusta, y que
nos haría distinguir entre:

 encabalgamiento versal: el que coincide con la pausa final del verso.


 encabalgamiento medial: el que coincide con la pausa intermedia del verso compuesto,
la cesura; es decir, el que excede los límites del primer hemistiquio y se vuelca en el
siguiente.
Podría añadirse a esta última tipología el encabalgamiento estrófico, propuesto por Nogales-
Baena,14 que coincidiría con la pausa estrófica y que puede encontrarse con frecuencia entre
los cuartetos y los tercetos que forman un soneto:
Pero si hubiera algo tan osado,
que, no obstante el peligro, al mismo Apolo
quisiera gobernar con atrevida

mano, el rápido carro en luz bañado


todo lo hiciera, y no tomara sólo
estado, que ha de ser toda la vida.

La endíadis o hendíadis (del latín hendiadys, y éste de la expresión griega ἓν διὰ δυοῖν, 'uno
mediante dos') es una figura retórica que consiste en la expresión de un único concepto
mediante dos términos coordinados. Así, si decimos "estará aquí en carne y hueso", los dos
sustantivos sirven para trasmitir una sola idea ('en persona'). Otros ejemplos comunes son las
expresiones "prometer el oro y el moro", "estar a las duras y a las maduras", "a tontas y a
locas", "a trancas y barrancas" y "a troche y moche" (en las que intervienen también la rima y
la paronomasia).

La enálage (del griego ‘εναλλαγή, 'cambio') es una figura retórica que consiste en utilizar una
palabra con una función sintáctica que no le es propia. Así, en el verso de Quevedo
soy un fue, y un será, y un es cansado
las formas verbales fue, será y es ejercen la función de atributo, como si se tratara
de sustantivos.
En ocasiones, se considera también enálage el uso traslaticio de un tiempo verbal por
otro, o de un género gramatical por otro.
Uno de los rasgos característicos de los romances es el uso del tiempo imperfecto de
indicativo con valor de pretérito perfecto simple o de presente de indicativo. Por ejemplo,
el Romance del prisionero comienza con el verso
Que por mayo era, por mayo,
pero la acción no sucede en el pasado, sino en el presente (cuando hace la calor; sino
yo, triste y cuitado / que yago en esta prisión).
La enálage (del griego ‘εναλλαγή, 'cambio') es una figura retórica que consiste en utilizar una
palabra con una función sintáctica que no le es propia. Así, en el verso de Quevedo
soy un fue, y un será, y un es cansado
las formas verbales fue, será y es ejercen la función de atributo, como si se tratara
de sustantivos.
En ocasiones, se considera también enálage el uso traslaticio de un tiempo verbal por
otro, o de un género gramatical por otro.
Uno de los rasgos característicos de los romances es el uso del tiempo imperfecto de
indicativo con valor de pretérito perfecto simple o de presente de indicativo. Por ejemplo,
el Romance del prisionero comienza con el verso
Que por mayo era, por mayo,
pero la acción no sucede en el pasado, sino en el presente (cuando hace la calor; sino
yo, triste y cuitado / que yago en esta prisión).

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