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Ideas claves
La escritura debe ser tratada con suma atención por todos aquellos que nos dedicamos a la
interrogar a la escritura
INDICE
1 – INTRODUCCION ................................................................................. 3
1.1. –Un pendido de ayuda ............................................................................4
1.2. –Marcar un recorrido ..............................................................................5
2. –PARTE I: EL ESCRITO .........................................................................7
2.1. –Empezando por la formas .................................................................... 8
2.2. –El aspecto visual....................................................................................8
2.3. –La sonoridad de las letras....................................................................10.
2.4. –Cecilia y la h........................................................................................11
2.5 –Escritura, dibujo y cuerpo....................................................................12
2.6.-Las tachaduras.......................................................................................14
2.6.1. –Las tachaduras produce texto...........................................................16
2.6.1.1. – El riesgo de un recurso clínico………………………………… 16
2.6.2. – Las tachaduras como escondite……………………………………17
2.7. –La problemática del autor a partir de las macas del escrito..................19
3. - PARTE II: EL ACTO DE ESCRIBIR………………………………....21
3.1. –Los primeras letra de Jonathan a través de M.Belén…………………23
3.2. – El Block Maravilloso y el acto de escribir…………………………..27
3.3. – La escritura entre la mirada y la voz………………………………..30
3.4. – Las historietas……………………………………………………….31
3.5. Escritura y Narración………………………………………………….32
4. ACTIVIDADES…………………………………………………………34
5. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………...35
1. INTRODUCCIÓN
Podemos convenir desde el comienzo que la escritura es un tema muy significativo para
todos aquellos que trabajamos con niños con problemas de aprendizaje. Es ampliamente
advertido que, sea cual fuera nuestro modelo de intervención, difícilmente encontremos
entre los puntos que parecían indicar alguna referencia sobre la especificidad de una
practica clínica que se resiste a ser reducida a modelos teóricos totalizadores 1. En este
Responder a esta pregunta requería, en primer lugar, distinguir dos lugares potenciales
de abordaje, que sólo por razones expositivas justifican su separación por cuanto ambos
se implican mutuamente:
El lugar del producto, de la “cosa escrita”, del resto de una operación: nos encontramos
1
La “falla de origen” de la clínica psicopedagógica, esto es, perseguir el propósito de mejorar las
producciones secundarias y objetivas pero reconociendo que las mismas están determinadas a los
procesos primarios y subjetivantes, puede convertirse en su mayor riqueza. En efecto la ausencia de
certezas absolutas, si logramos superar la angustia que esta situación supone, nos libera por igual tanto de
los eclecticismos como de los dogmatismos.
2
Hablamos de “manera sufriente de aprender” para evitar, en lo posible, todos aquellos términos que
indiquen al problema de aprendizaje en su carácter deficitario. En situación clínica, lo restrictivo está más
por el lado del sujeto que sufre que por el lado del aprendizaje, que en todo caso lo que hace es indicar el
lugar que se desenvuelve el sufrimiento.
Y el proceso mismo de producción de escritura: el acto de escritura, aquello sólo
aquel interrogante producía cierto vértigo. Se nos presentaba la tan mentada “angustia
de la hoja en blanco”.
uno está solo (pero ciertamente solo) es el punto en que uno comienza a buscar a otro
(casi cualquiera) que lo rescate de esa soledad insoportable. Muchas veces, cuando pasa
la angustia, nos damos cuenta que esos otros no fueron cualquiera, que han dejado
comienzos del camino para responder aquella inquietud sobre la escritura. Propongo
dirigen los trazos dejados sobre el margen de un papel, garabateados cuando las
ideas apremian y hay que anotarlas antes de que se esfumen? De este modo, en el
Página 7)
“Mi mano me obedece, casi siempre. Sin embargo, cuando escribo, en general, el
En muy pocas palabras, y sin preparación alguna, nos dice una manera de pensar la
escritura.
Relaciona la “mano” con la escritura de manera tal que pereciera que hablar de esta
última exige decir algo de aquella. ¿Será que no hay escritura sin manos?
Sin embargo esta relación se define, si no por su oposición, al menos por su bifurcación:
“obediente”4-
¿No será que la mano, como parte del acto de escribir, se constituye en la escritura?
4
El “casi siempre” me parece que sirve para salvar una posible confusión. No se está negando que la
mano también sea sede de lo que desde Freud en adelante se llamó “actos fallidos”: puedo estar tocando
aquello que no consiento, hacer un gesto que niega lo que expreso verbalmente, etc. Sin embargo cuando
la mano se define desde el acto de escribir, sus movimientos (aunque sean actos fallidos) no explican la
independencia de las formas que parten de mi acto de trazar. Son dos niveles distintos de no dominio
conciente.
Releyendo notas y pensando en lo que quería expresar, suelo descubrirme en falta, si no
manera de encontrarme cuando me enfrento a mi escrito? ¿en falta? Pero si ese texto lo
escribí yo, ¿cómo es que al tenerlo frente a mi me resulta tan ajeno que hasta puedo
calificarlo de ilegible? Aquí, me parece, está planteando toda la problemática del autor.
Entre el autor de mi escritura y “yo” no parecen estar las cosas tan claras.
. ¿He escrito verdaderamente para, ser leído? ¿A quién se dirigen los trazos dejados
sobre el margen de un papel, garabateados cuando las ideas apremian y hay que
hacer un uso de ese objeto que fue creado para un fin, que tiene cierta forma adecuada a
Por otro lado, ese instante del escribir, ese acto que está antes de que el producto se
ofrezca a la lectura, pero necesariamente después que el sujeto se pone en contacto con
la letra, ¿no se abre un espacio donde los límites de exterioridad e interinidad se hacen
borrosos?
Sin embargo, según Pommier (o según lo que podemos pensar que dice Pommier), que
el escrito no tenga como finalidad verdadera ser objeto de lectura, no significa que no
tenga sentido. Escribo para alguien. El escrito se ubica en una dimensión ínter subjetiva
más allá del contenido del escrito. ¿Será la escritura epistolar un ejemplo de esto?
De este modo, en el momento de interrogar el origen de la escritura, lo primero que se
Parece por fin que se decidió a darnos una respuesta más firme de las que nos
proporcionó hasta ahora: para saber de la escritura hay que interrogar sobre su origen.
mia), sino como aquello que constituye una escritura. A partir de qué momento puedo
aprendida.
sentencia a nuestro ámbito podemos decir: con las escrituras que tenemos que vérnosla,
las que constituyen nuestro material y nuestra herramienta, no es la que procede del
aprendizaje escolar. No es la buena letra, la legible, la que transcurre sin pausa (tanto
cuando escribo como cuando leo), sino aquella que se detiene en los borrones, en las
tachaduras, en las dudas, en la mala letra. Aquella que comúnmente se califica como
ilegible.
Después de esta conversación con Pommier, y más allá de lo que él opine, creo que
2. PARTE I: EL ESCRITO
Tal como nos sugirió Pommier comencemos por las formas. Tomemos para este caso la
partícula más pequeña de la expresión escrito – gráfica: la letra. Para que la letra
adquiera su valor potencial de significación, esto es que pueda asociarse con otras letras
y formar palabras, frases, textos con sentido, debe perder su aspecto figurativo. Es por
esta razón que muchas investigaciones han considerado al dibujo como el antecesor
genético evolutivo.
El trabajo clínico nos enseñó cuantas veces un niño se detiene siempre en la escritura de
determinada letra. Y para no quedarnos con señalamientos de niños que podrían merecer
los mismos dibujos de letra para los mismos caracteres, hecho que provoca muchas
Pero entonces ¿qué relación hay entre la forma y el carácter, entre el dibujo y la letra en
Tenemos que pensar que, desde un punto de vista subjetivo y más allá de toda
escrituras.
convención acrofónica permite emplear este signo para escribir la letra A, cualquier
lector enterado de esta convención tendría que poder leerla, con excepción de aquel
que se hallara tan hipnotizado con la imagen del toro que no logrará olvidar al
bovino y retener de su dibujo convencional tan solo cierto sonido. Sin embargo, ¿por
estuvo inicialmente fuera de nosotros, a merced de una madre que fue nuestro primer
1996)
Así llegamos que, para escribir una letra se necesita un trabajo de represión de lo
figurativo. Represión que, en terminología de Pommier, caería sobre el goce del cuerpo
propio. De esta manera cuando fracasa ese trabajo represivo, lo figural emerge y captura
“Si las letras se enlazan entre sí para constituir vocablos, forman una significación
retoman su valor de de imagen, de figuras que ya no significan nada más que sus
reprimido. (…) La letra constituye a la vez lo que puede significar, cuando está
sonoridad
por “el aire laríngeo que fluye libremente” (Dubois G. “Dictionnaire lisguistique”,
citado en Pommier 1996) mientras que la “consonante es un sonido que entraña una
consonante de ser pronunciada en forma separada por cuanto requiere estar siempre
asociada a una vocal. Situación opuesta es la de vocal, que puede ser dicha sin
problemas en forma aislada. Además el nombre de la letra vocal coincide con su valor
Tenemos entonces:
Por un lado, letras que plantean sonidos aparentemente ilimitados (las vocales) que
evocan a los primeros balbuceos del bebé. Respuesta sonora a la voz materna, cuya
esos “magmas sonoros”. En este sentido las consonantes son las letras que, al no poder
estar aisladas, funcionarían como “ligantes”. De esta manera las consonantes marcarían
los recorridos del fluir vocálico armando una especie de esqueleto del texto.
5
“Este término define la función reservada al discurso de la madre en la estructuración de la psique:
portavoz en el sentido literal del termino, puesto que desde su llegada al mundo el infans, a través de su
voz, es llevado por un discurso que, en forma sucesiva, comenta predice, acuna al conjunto de sus
manifestaciones; portavoz también, en el sentido de delegado, de representante de un orden exterior cuyas
leyes y exigencias ese discurso enuncia” Aulagnier Piera “La Violencia de la Interpretación” Amorrortu
Buenos Aires 1993
Así, tanto desde lo visual - figurativo como desde la sonoridad, los fallos en la escritura
escritura 6
2.4. Cecilia y la h
verdadero “trabalenguas”. Antes de toda interpretación posible del contenido del texto
Así asistimos como “Cecilia” (su nombre) se pierde en dos direcciones: por un lado va
Chechi que, arrastrando a Gonzalo (el verdadero nombre del padre de Cecilia), se junta
Grachi; por el otro se ubica Ceci que se agrupa con Susi remolcando a Graciela, Gabriel
y María José.
No era la primera que vez que Cecilia se mostraba en variedades de ella misma. En
muchas oportunidades ella comentó que le gustaba mucho ir al baño y mirarse en uno
de esos espejos que están compuesto de tres partes, de las cuales las hojas de los
costados tenían una especial movilidad que le permitía enfrentarlas y producir así
6
Es válido aclarar que estas consideraciones también sirven para la lectura. Para ampliar sobre los
aspectos subjetivos en los procesos de lectura puede recurrir a “Lectura y pensamiento autónomo” de G.
Cantú en este mismo volumen,
imágenes multiplicadas de ella misma. Este juego ahora lo reproduce en forma de
escritura.
comparamos podemos ver que la transformación que sufre el texto de la primera versión
(y con cierta carga erótica según otros relatos de tratamiento) que es ir a tomar un
helado.
sola pretensión de reproducir la voz. En este caso, siguiendo a Derrida (1967, 1989,
En esta línea de pensamiento, por lo tanto, el dibujo puede ser considerado desde “una
7
No se puede saltear la especificidad de la letra h. Sólo puede hacer acto de presencia sonora (al menos
en nuestro idioma) asociada con C. Inicial de Cecilia
Desde este punto de vista propongo analizar una serie de materiales de Cecilia para
completa donde las letras y el salpicado de puntos pretenden ser fondo de la figura
humana central. Sin embargo la inundación de puntitos en su cara (por esa época ella
expresaba sus ganas de tener pecas) del mismo estilo que el resto más bien indica cierto
Dificultad corporal que cobraba sentido en su relación con la mano cuando debía
Daniel Calmels (2001) observa seis pasajes que el niño debe realizar en la relación de su
mano con el lápiz como condición de la escritura. El primero de ellos consiste en pasar
trabaja más hacia abajo, es la que “descascara el papel, lo penetra”. Lo puntea, lo pica
deslizamiento “es propio de línea aérea, la que establece entre el cuerpo y el papel un
Así, Cecilia ocupa el espacio de la hoja, y su cuerpo dibujado en la misma, haciendo uso
La Figura 4, tarea hecha por esos tiempos, muestra una escritura más cerca de una “sopa
8
El subrayado de los primeros renglones, diferenciando título y cuerpo del escrito, asi como la línea del
Ocupación plena donde la falta de espacio parece ahogar a ese corazón del último
renglón. Recordemos que los espacios en las escrituras no son simples distanciamiento
de letras, sino que constituyen verdaderos trazos escriturarles. Son esos espacios los que
hacen discretas a las palabras y por lo tanto posibilitan el sentido del texto. En el caso de
Cecilia de la Figura 4 no hay exceso de escritura, por más hoja ocupada que
significativamente. Se hacen ojos, narices, botones. Por esa época también jugaba a
rellenar letras (figura 6) que previamente había copiado sus contornos de una específica.
misteriosas que aparecen el los textos, en las escrituras, sean manuscritas o no, esos
“espacios puros” que habitualmente llamamos tachaduras. Esos tropiezos que denuncian
la lectura. Esos sobre agregados de tinta o carbón pero que en realidad prueban una
oral..
Uno (el oral) agrega palabras, el otro suprime. En este caso la corrección es por
supresión (“borro”, “elimino”, “hago una copia nueva” para desterrar lo mal
dicho); en el otro es por suma de palabras para aclarar el lapsus (“ lo que quise
decir fue…”, “me expresé mal ya que pretendí…”) (Helman, Jorge “Viena, mayo de
1994)
S. Freud al menos en dos oportunidades mencionó en forma directa el tema de las
tachaduras. En ambos casos las usó como una metáfora útil para explicar el
¿Has visto alguna vez un diario extranjero que haya pasado la censura rusa en la
psicosis y da lugar a delirios carentes en apariencia sentidos (..) (S. Freud Carta 79
¿Qué podemos leer en esta carta? Que el producto de esa “censura rusa”, de esos
hacen que al mismo tiempo nos podamos dar cuenta de que ese texto se deja leer. Si
operó la censura dejando al texto indescifrable, la tachadura denuncia que “eso” carente
del texto que dejan en blanco el papel. Todos sabemos que esos blancos
autoridades superiores, han tenido que ser suprimidos, y siempre lamentamos tales
supresiones, pues sospechamos que los pasajes suprimidos podrían ser muy bien lo
Si por un lado las tachaduras o los borrones nos avisan que “eso” es algo para leer, por
el otro nos indica el “lugar” donde leer, puesto que allí estarían los pasajes más
Agreguemos un punto más a este análisis de las citas freudianas. Si pensamos que en
nuestro caso el censor no es otro que el niño mismo (escritor o lector), al ofrecer esta
subjetividad? ¿No encontramos aquí una vía importantísima para pensar la clínica
Pero deberían quedar confusiones, las tachaduras son, en tanto trazo, escrituras en sí
mismas. Esa operación de borradura, de supresión, de tachadura, dejan una marca una
Gabriel y Soledad. Por distintas razones ambos pacientes eran poco comunicativos. Sin
Gabriel comienza a escribir mucho más de lo que se podía esperar según sus
instante en el que los niños iban a leer sus producciones, Gabriel tacha inmediatamente
un grupo de palabras, quedando el texto resultante con un sentido totalmente distinto, y
Al advertir esta acción le pido reiteradas veces a Gabriel, y sin ningún éxito, que vuelva
a escribir lo tachado. Tal vez, poder señalar la semejanza de ambos textos hubiese sido
además, había sido puesto en relevancia por la reciente acción de Gabriel. Por otro lado,
y advertido como estaba del valor de las tachaduras en situación clínica, esas palabras
tachadas debían tener un valor especial para la sintomatología de Gabriel. Sin embargo,
restituir un texto tachado no soto es imposible sino que además es absolutamente inútil.
Si la tachadura tiene valor clínico no es por el texto que supuestamente quedó debajo de
ella, sino por la tachadura misma en tanto constituye otro texto, otra escritura que
ofreciéndosela al niño nuevamente, pero ahora como algo que merece ser leído.
Pero ¿qué querrá decir “leer la tachadura”?. ¿Cómo trabajarla clínicamente? Propongo
cuestiones sobre clínica psicopedagógica. En realidad era un jugar con un texto que
hablaba de otro juego. Proponíamos trabajar un texto de Alejandro Dolina que trataba,
9
Se trata del capítulo 8 “Tácticas y estrategias de la esondida” del libro “Cróniocas del Angel Gris”
Una de las puntuaciones en que nos detuvimos para pensar los puntos de contacto entre
escondite:
buscador comienza el trabajo de pensar quién es ese que eligió ese escondite. Sabe
que no puede quedar así indefinidamente, que debe responder; pero también sabe
encontrarse como sujeto de ese problema. Allí donde pareciera que no está, es
justamente el lugar que eligió para anunciarse. Porque lo primero que nos dice un
escondite es, a diferencia de los otros lugares, que allí hay alguien”. (Schlemenson
propio texto, las tachaduras de otras escrituras es justamente que allí hay un escritor.
2.7. La problemática del autor a partir de las marcas del escrito.
La problemática del escritor nos está enfrentando con la pregunta ¿quien escribe?
¿Quién es el autor?
niños en el momento de escribir: ponen su brazo de tal manera que otra persona no
pueda ver lo que está escribiendo. Muchos niños directamente solicitan que no los
miremos mientras escriben. A tal punto esta situación parece ser importante que la
simple percepción de que otro pueda estar husmeando en sus producciones, en muchas
labor.
Esta situación, bastante conocida para los que trabajamos con niños y sus producciones
psicopedagógica grupal. Cuando al finalizar una tarea les pedimos a los pacientes que
muestren sus producciones escritas, aquellos que mayor dificultad tienen para escribir
son, generalmente, los más reticentes en mostrar lo que han hecho. Cuando los
coordinadores constatan este hecho y les ofrecen la posibilidad de que otro los lea por
ellos, la mayoría de las veces se niegan. En las oportunidades que acceden, al comenzar
a escuchar las dificultades que tiene su compañero para leer su escrito, se enojan y le
sacan el cuaderno.
Sin duda que una forma rápida de interpretar este hecho es pensar que tantas resistencias
escribir. Pero aun aceptando esta respuesta queda la posibilidad de tratarlo a partir del
terna que venimos trabajando: los procesos que constituyen a un autor Operación que
alrededor y muy lejos de él, se ponen a pulular; cada lectura le da, por un instante,
un cuerpo impalpable y único (…) los comentarios lo desdoblan, (lo hacen) confesar
voluntad de los otros. Si bien es cierto que una vez que la palabra pasó de la cabeza al
papel ya no hay vuelta atrás y esto en sí mismo parece peligroso, esta amenaza parece
conjurarse mientras no haya ojos que lo puedan leer: Es que el temor no es que lean lo
que está escrito sino justamente aquello ‘que se había negado decir”. Y allí surge la
“Grande es la tentación, para quien escribe el libro, de imponer su ley a toda esa
darles una marca que dé a todos cierto valor constante. “Yo soy el autor; mirad mi
rostro o mí perfil; esto es a lo que deberán parecerse todas esas figuras calcadas
Pero finalmente Foucault enuncia esa operatoria por la cual se constituye un autor.
“Yo quiero que un libro10, al menos del lado de quien lo ha escrito, no sea más que
las frases de que está hecho (…) que se re-copie, se fragmente, se repita, se imite, se
desdoble (...) sin que aquel a quien le tocó producirlo pueda jamás reivindicar el
Ser autor, por lo tanto, implica la pérdida de esa relación tiránica sobre el escrito.
Mientras nadie lo lee, yo puedo hacer de mi escrito lo que quiera. Pero al ofrecer mi
escrito a la lectura dejo al descubierto la potencia del escrito que viene a cuestionar ese
En una sesión grupal, ante la consigna de escritura, sólo una niña logra escribir algo en
sucedía al resto le dice “yo ya sé lo que dice, desde acá lo pude leer”. Entonces la niña
poderío al intentar darle a su escrito una única interpretación. Pero ya es tarde el resto
10
Se podrá objetar que Foucault hace referencia a la producción de “ libro” y no a “simples escrituras de
niños” (sumado a esto, con dificultades de aprendizaje). Dejando de lado el aire prejuicioso que esta
observación con podemos responder que la idea de “libro” contiene la misma estructura que cualquier
otro escrito y que, por no tener otra denominación mejor, considera el escribir como el encuentro del
sujeto con la 1etra Sería interesante de todos modos distinguir al escritor (cualquiera de nosotros lo es o
puede serlo) del profesional de la escritura (aquel que usa esa herramienta para ubicarse en el entramado
social).
11
El resaltado es mío
12
Es interesante hacer notar la distancia qué introduce Foucault entre ese “yo quiero . . .” y el “quien lo
ha escrito”, donde anticipa esa relación de cierta ajenidad que la noción de autor le produce al individuo.
del grupo ahora se encuentra leyendo un escrito y todos reconocen a esa niña como
autora.
Aquella vez los terapeutas nos encontramos nuevamente con la negativa de Jonathan a
escribir. Este niño, desde que había ingresado al tratamiento psicopedagógico grupal,
nunca había podido producir con éxito un texto escrito: las pocas veces que lo
muy pequeño estuvo alejado de su padre debido a que éste estaba preso acusado de
robo. Unos meses antes de iniciar el tratamiento el padre salió de la cárcel, mostrando
las peleas que entre ellos se producían. Esta situación de permanente agresión entre los
antes mencionadas
escuela privada a la que habían solicitado una beca total porque, desde que el padre
María Belén tiene bastante diferencia de edad con sus hermanos mayores. Según el
discurso materno, su nacimiento fue pensado para "no quedarnos solos de viejos". Así,
Esto a su vez los colocaba (a sus lentes) en un lugar de extremo cuidado puesto que
Era significativo que para cuidarlos, todas las noches María Belén guardaba sus
En esa ocasión, y ante una nueva negativa de Jonahan de querer escribir, y con la
la siguiente consigna: que cada niño y por turnos dicte lo que quiera para que el resto
del grupo lo copie en sus respectivos cuadernos, indicando que sea Jonathan el
comience la rueda. El acepta la sugerencia y dicta: "María Belén usa anteojos". Como
podía esperase la niña se niega a escribir esta frase, a las claras irritativa para ella.
padre. Jonathan la escribe, siendo esta la primera vez que logra escribir en su
Inmediatamente, Jonathan le pide a María Belén que le dicte "'Mario', por que es el
nombre de mi padre".
La problemática del autor nos lleva directamente a cuestionar el acto mismo de escribir.
produce el escribir?
La situación planteada al comienzo justamente muestra el momento inaugural de la
verdaderamente el autor del escrito que produjo su mano? ¿De dónde proviene la escritura
de “Aníbal”? ¿Cuáles fueron los determinantes que provocaron el producto escrito? Qué
escenas:
ella tiene con sus lentes y le dicta aquello que Belén guardaba con mucho cuidado. Le
dice, de alguna manera, desde luego no verbalizada, "¿a ver cómo escribís eso?". Y no
debe entenderse esta pregunta sólo en su sentido desafiante, sino también como un
interrogante que ubica a Jonathan esperando un saber del otro 14. Es su manera de escribir
(manera sufriente, padeciente de escribir) fallida la que lleva esa pregunta. Pregunta que
tiene oidos que la escuche, escritura que no consigue ojos que la lean. Al respecto M.
Percia dice:
“En situación clínica, a los escritos del niño no les falta sintaxis, reglas ortográficas o
legibilidad, sino ojos que la mires, para sí mismo, como una escritura. (…) La mirada
clínica piensa al escribir entre las palabras, porque decide hacer recepción de ese
13
Acá "buscar" tiene todo ese doble sentido de averiguar,
husmear, etc. como también se le da en el lenguaje común de
provocación
14
Es notable como esta acción bastante reconocida en los grupos,
puede emparentarse con la interpretación psicoanálitica . "Sin
repetir la curva melódica ni las marcas sintácticas de la
interrogación, la interpretación análitica adopta la postura
psíquica de una pregunta. Creo saber, pero renuncio y le cedo la
palabra: sepa, diga, miente, piense." J.Kristeva en "Nuevas
Enfermedades del Alma" Ed. Cátedra 1993.pág.88
trabajo. La escritura está rodeada por diferentes razones: puede ser copia que nos e
Sin embargo, podemos agregar, a esta altura del análisis de la escritura, que no bastaron
“ojos mirantes” en Jonathan, sino “ojos que lean” la escritura de Jonathan. De la otra
manera se corre el riesgo de insistir en pensar que sólo la escritura en su valor fonético –
Proponerle una tarea de escritura a los niños que tienen dificultades de escribir no es
llevarlos ante su fracaso, sino por el contrario es ofertarle una mirada lectora a su manera
particular de escribir. No sólo se escribe cuando se realizan letras, palabras o frases en una
hoja de papel. Hay escrituras cuando se dejan marcas, huellas. Hay escritura, en este
sentido hasta en la negativa misma de escribir que realizan muchos niños ante la
propuesta de una tarea. Esto, desde luego, no quiere decir que nos olvidemos de nuestra
función, del motivo del llamado que nos realizan para intervenir con este niño: que supere
las trabas que obturan la apropiación de objetos de conocimiento, que en este caso puede
ser la correcta utilización del código lecto-escrito. Sólo se intenta ubicar a esa escritura (o
De esta manera, la propuesta de un dictado que involucraba a Jonathan, aquel niño que
nunca pudo escribir, no estaba a la espera de un fracaso15, sino que pretendía generar las
15
Acá bien podríamos habernos encontrado con un “nuevo” fracaso. Pero esa “novedad”, en tanto
fuera leida lo saca del círculo de la repetición configurando en sí un acto de escritura.
Cuando María Belén se negó a escribir, ¿no se encontró Jonathan a él mismo negándose a
escribir? ¿No será que Jonathan pudo leer en ese "blanco" que una prohibición, que lo
Tal vez fue todo esto lo que sacó a Jonathan de ese círculo destructivo de intentar escribir
Y no fue cualquier palabra la que Jonathan encuentra en la voz de María Belén sino
En el caso de la niña no es difícil establecer una relación entre los lentes y su padre. Si la
fragilidad de los primeros la obligaba a buscar la cómoda de su madre para guardarlos, era
esa misma cualidad (la fragilidad) lo que su padre dejaba al descubierto ante la pérdida
del trabajo.
La broma de Jonathan hacia el uso de lentes fue "inescribible" para Belén. No sólo por su
Ahora bien, el relato clínico nos muestra una consecuencia más en la afectación que se
produce entre Jonathan y M. Belén en situación grupal, pero ahora directamente sobre la
veremos desplegarse algo que parece característico de la escritura y que más adelante
misma, aún, se le presenta disociada: temeroso, tal vez, de 'escucharse' escribiendo le pide
a María Belén que le dicte el nombre de su propio padre. Mirada y voz que pareciera no
coincidir en una misma persona en el acto de escribir. ¿Y será realmente así? ¿Y si por un
momento abandonamos la idea de que debería coincidir en una sola persona? ¿Y si nos
atrevemos a dudar que el autor de un escrito sea una unidad reconocible inmediatamente
ante la vista por el sólo hecho de ser el dueño de esa mano que toma ese lápiz, se apoya en
ese papel y garabatea unos dibujos que más tarde llamaremos letras? En el caso que
estamos analizando, ¿quién es el autor de esa primera escritura que produce Jonathan a
instancia de María Belén? Esta idea, se nos hace clara en la situación grupal. Es como si
el grupo nos mostrara sin velo alguno, algo que, tal vez, sucede siempre en el acto de
escribir: ser autor está más cerca de una operación ínter subjetiva que de una
substancialización en un individuo.
su teoría. Una de esas ocasiones es el artículo conocido como “El block Maravilloso”
(Freud 1924) Allí, a partir de un objeto que “hace poco tiempo ha surgido en el comercio”
y además “parece prometer mayor utilidad que la hoja de papel y la pizarra” establecerá
una serie de analogías entre este aparato de escritura y el aparato psíquico por el
establecido.
Ciertamente el problema se plantea cuando hay que poner en relación la percepción y la
memoria. Parece ser que, a diferencia de aquellos aparatos que perfeccionan o intensifican
las funciones sensoriales que están construidos a semejanza del órgano sensorial
tiene la facultad de guardar en forma permanente todas las percepciones. Sin embargo es
una superficie cuya capacidad receptora es agotable. El otro (la pizarra) por el contrario la
capacidad receptora es ilimitada por cuanto podemos eliminar aquellas anotaciones que
poder consevar permanentemente la huella, por cuanto en le momento que la cubierta este
pertenecen “a la geometría clásica (…) Hay que encontrar otro espacio de escritura: ésta
“El block maravilloso es una lámina de resina o cera de color oscuro, encuadrada
que cubre la lámina de cera. Para ello no se emplea lápiz ni tiza, sino, como en la
que la recubre, adhiriendo a la primera en los puntos sobre los que ejerce presión.
La cara interna del papel encerado, y los trazos así marcados se hacen visibles en
un color más oscuro, en la superficie grisácea del celuloide. Cuando luego se quiere
cuyo borde inferior queda libre. El contacto establecido por la presión del estilo
de lo escrito queda así destruido sin que se establezca de nuevo al volver a tocarse
ambos, y el block maravilloso aparece otra vez limpio y dispuesto a acoger nuevas
anotaciones. (…)
16
Es interesante destacar una observación de Derrida. El block maravilloso al tener una estratificación de
superficies, plantea una profundidad sin fondo
Finalmente nos encontramos con la tercera y última analogía. Por cierto la más
interesante:
contacto entre el papel receptor del estímulo y la lámina de cera que guarda la
impresión. Esta circunstancia coincide con una idea que hace tiempo nos hemos
formado sobre el funcionamiento del aparato psíquico perceptor, pero que nunca
periódica del sistema perceptor. (…) ese funcionamiento discontinuo del sistema
mientras una mano escibe en le block maravilloso hay otra que levanta
De esta manera Freud nos avisa que no sólo hay espacio en la escritura sino que hay
un tiempo de la escritura. Pero por lo mismo un tiempo definido por la escritura. Esa
cera. Desde punto de vista ¿No estamos autorizados a afirmar que el acto de escribir
"un habla al abrigo de toda escritura no sería un habla, se mantendría en límite ficticio
del grito inarticulado y puramente natural. Inversamente, un habla que fuera de pura
Discrimina dos tipos de personajes públicos: Por una parte el orador o predicador y por la
propio nombre; mientras que el segundo, por el contrario, nace de la escisión misma entre
vocero.
Ahora bien, él encuentra que es posible que esta distinción se anule: y es el caso cuando el
orador comienza decir lo que se le hace decir. En otras palabras, habla con texto ajeno.
Partiendo de estas ideas, ¿no podríamos pensar que en la situación clínica muchas veces
nos encontramos con la situación inversa? Esto es, ¿creyéndose comediantes, pensando
Volviendo a la situación clínica de Jonathan y María Belén. ¿No podríamos pensar que
Jonathan quiso ser el vocero del texto de María Belén, pero se encontró con su propio
texto?
17
Esta distinción entre orador y comediante, en tanto cada uno puede definirse como una posición, podría
relacionarse con las posiciones de escritor, amanuense y copista planteados por Cantú G. y Di Scala en el
análisis de la escritura según el Dip-le: Diagnóstico posicional en lectura y escritura.(TL1) (S.
Schlemenson 1999,2001)
De Jonatahn pidiendo que le dicten su texto, a los niños autores de su escituras, solemos
encontrar otras especies de escituras gráficas que se relacionan de una manera especial
cons la mirada y la voz. Antes de analizar cualquier secuencia narrativa nos encontramos
con esas imágenes discretas, con esos “cuadritos” que guardan una realación particular con
la voz.
receptor del mensaje, si no conoce a aquel que la escribió y si ignora las diferentes
simples máquinas de soñar. Tales ilustraciones no pueden prescindir del habla de que
Sin embargo hay otras clases de imágenes discretas donde la voz se hace presente
gráficamente.
Figura ya encontramos alguna voz escrita pero realmente está “aturdida” por la gran
la figura que mira al lector. De todos modos no podemos desprendernos del hecho que
muchas otras escrituras de cecilia que tome esta característica de “globitos”) es que
primero dibuja el globo y luego la palabra. Como si primero necesita generar un espacio
donde depositar la palabra. Sin embargo generalmente los “globitos” le quedan chicos y
sólo puede escribir una o dos palabras. El resultado final es un mensaje seccionado en
varios “globitos”.
Un caso especial es el de la Figura 10. Acá sí hay aspecto secuencial que analizaremos
más tarde. Lo es para resaltar en esta escritura es esa voz que queda “sonando” en la
Sin embargo esta actividad cuando se realiza en un papel o sobre cualquier otro
Volvamos a la figura 10 pero para considerarla conjuntamente con la Figura 9.. Esta
Luego de escribir el título “La muerte de Hugo” Empieza una serie de ensayos de
comienzos del relato. Ante reiteradas tachaduras decida contar la historia de otro modo.
abuelo Hugo. A continuación extenderá los brazos de sus abuelos hasta ponerlos en
(“Adiós”,. ”Raquel”, “Me voy”, “Al cielo”), dibuja el cajón con una línea que
Vamos ahora la figura 11. Más allá de toda interpretación del contenido de la historia,
la escritura sin espacios, hasta la producción narrativa escritural, pasando por las