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La conducta ética es un componente esencial de la integridad electoral. La ética comprende los ideales
por los que nos debemos esforzar y como debemos comportarnos. Las normas para una conducta ética
varían de acuerdo al Contexto Social y Político de cada país. Sin embargo, hay algunos principios
básicos que se requieren para celebrar elecciones libres y justas en cualquier país o sistema electoral.
Esta ética está basada en la creencia de que el servicio público tiene que ver con la confianza de la
población. En que los oficiales públicos, administradores electorales y todos aquellos involucrados en la
administración electoral le deben lealtad a la Constitución y leyes de su país. Y en que llevan a cabo sus
responsabilidades por el bien público y no utilizan su cargo para beneficio personal o partidista.
Estos principios básicos de la conducta ética se expresan en el Code of Conduct for Persons in Positions
of Responsibility (SA). de Sudáfrica. Este código voluntario refleja la creencia de que cualquier persona
en un cargo de responsabilidad, sea en el gobierno, en la iniciativa privada o en la sociedad civil, tiene el
deber de actuar con integridad y promover la democracia y la justicia. El código incluye las siguientes
normas:
Actuar con integridad: "Me conduciré de tal forma que mis actos y palabras sena honestos y
confiables, capaces de nutrir una cultura de confianza y verdad;"
Ser incorruptible: "No aceptaré ninguna obligación financiera o de otro tipo con individuos u
organizaciones que puedan conducirme a actuar de manera poco ética en mis deberes y
responsabilidades;"
Actuar imparcialmente: "Al llevar a cabo mis deberes, incluyendo nombramientos de personal,
asignación de contratos o recomendar individuos, tomaré decisiones justas que no favorezcan
indebida o injusta a aquellos con los que tengo algún vínculo;"
Ser transparente: "Seré transparente en mis decisiones y acciones y no retendré información de
interés público; y,
Ser responsable: "Reconozco que soy responsable de mis decisiones y acciones y me someteré a
cualquier escrutinio que resulte apropiado".
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Los códigos que se incorporan en el marco legal son documentos vinculantes obligatoriamente (ver
Códigos de Conducta/Ética). Estos documentos legales incluyen penas y sanciones por violaciones al
código. Otros, como los aplicables a los partidos políticos, o el código sudafricano antes referido, fijan
normas de comportamiento esperado que las partes suscriben voluntariamente. Por lo general, son
resultado de negociaciones entre los diferentes partidos o actores políticos. La conducta ética de los
electores es regulada por las leyes de cada país para la protección de las personas y la propiedad y su
cumplimiento se asegura a través del sistema de justicia.
A continuación se presentan algunas normas de conducta ética que por lo general se esperan en una
elección libre y justa.
Para mayor información sobre la ética de los partidos políticos y candidatos durante la campaña
electoral, ver Campañas sobre Comportamiento Ético.
Para información más detallada ver Monitoreo Ético, Código de conducta, y Estándares para Evaluar las
Elecciones.
Entender la realidad. El directivo debe aprender a valorar correctamente la realidad: lo que nos gusta
no siempre coincide con lo que nos conviene. "Has de tener en cuenta las consecuencias de tus acciones
sobre ti mismo, y sobre el resto de los empleados", incide el profesor. Por ese motivo, las personas que
ocupan puestos de responsabilidad en las empresas deben esforzarse por descubrir las necesidades de
los demás, y tenerlas en cuenta. Esto también implica, llegado el momento, reconocer los errores y
dejarse ayudar.
Ayudar al prójimo. Una misión fundamental de cualquier directivo es, además de conseguir unos
buenos resultados económicos, lograr que el lugar de trabajo sea un espacio en el que los trabajadores
puedan desarrollarse como personas. "Debemos fomentar la sensibilidad de la gente que nos rodea.
También hay que fiarse de los demás, y que ellos lo sepan: hay que saber darles responsabilidad, y dejar
que se equivoquen", asegura Argandoña. Un buen ejecutivo debe eliminar las acciones que puedan
mover a otros a actuar de manera egoísta. Para ello es necesario desarrollar una cultura del diálogo en
la compañía, y crear confianza con el resto del equipo.
Complicarse la vida. No vale rebajarse a objetivos parciales. Es básico que los directivos superen la
tentación de lo cómodo y que huyan de la cobardía. Para conseguirlo, resulta esencial que todo líder
haga cada día lo correcto y lo que le corresponde. Así podrá llevar a cabo una adecuada gestión del
riesgo, de los impactos y de las prácticas del negocio. Si aprende a actuar y adquiere una serie de hábitos
operativos, tendrá mucho ganado. "Pregúntate qué es lo mejor en cada caso, y pon las medidas para
que lo malo no vuelva a ocurrir", recomienda el profesor.
Definir la misión de la organización y sus valores. En cada una de sus decisiones, los directivos deben
generar satisfacción en la organización en la que trabajan para mejorar los resultados futuros. Y han de
crear y difundir una cultura profesional y ética en la que los valores de la empresa estén alineados
con la manera de actuar en la misma. Para ello, es clave que los cuadros de dirección creen controles y
revisen las estructuras, los procesos, las rutinas y los incentivos. Otro aspecto igualmente importante es
impulsar la ética en las políticas de Recursos Humanos: selección, formación, promoción…
"La ética del directivo es una condición para dirigir mejor. El directivo observa los valores de otra
manera, busca otros resultados, tiene otras motivaciones, se plantea otras alternativas… Pero esto solo lo
ve el que se atreve a ponerlo en práctica", afirma Argandoña.