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Los científicos intentan explicar el origen del Universo con diversas teorías,
apoyadas en observaciones y unos cálculos matemáticos que resulten
coherentes. Las más aceptadas son la del Big Bang y la teoría Inflacionaria, que
se complementan entre si.
Rebobinar
Se ha comprobado que las galaxias se alejan, todavía hoy, las unas de las otras.
Si pasamos la película al revés, ¿dónde llegaremos?
Teoría inflacionaria
La teoría inflacionaria de Alan Guth intenta explicar el origen y los primeros
instantes del Universo. Se basa en estudios sobre campos gravitatorios
fortísimos, como los que hay cerca de un agujero negro.
La teoría inflacionaria supone que una fuerza única se dividió en las cuatro que
ahora conocemos, produciendo el origen al Universo.
Formación de la Tierra
La Tierra que conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco
después de su nacimiento, hace unos 4.470 millones de años. Entonces era un
amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta.
Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se
acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba
una capa de gases, la atmósfera.
No sabemos qué ocurrió en el lugar que ahora ocupamos durante los primeros
10.000 millones de años, si hubo otros soles, otros planetas, espacio vacio o,
simplemente, nada. Hacia la mitad de este periodo, o quizás antes, debió
formarse una galaxia.
Cerca del límite de esta galaxia, que hoy llamamos Vía Láctea, una porción de
materia se condensó en una nube más densa hace unos 5.000 millones de años.
Esto ocurría en muchas partes, pero esta nos interesa especialmente. Las
fuerzas gravitatorias hicieron que la mayor parte de esta masa formase una
esfera central y, a su alrededor, quedasen girando masas mucho más pequeñas.
Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron
formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la
actual, pero fue la primera capa protectora y permitió la aparición del agua
líquida. Algunos autores la llaman "Atmósfera I".
La Tierra se originó al mismo tiempo que el Sol, hace unos 4.500 millones
de años. Cuando nuestra estrella, el Sol, se condensó a partir de una nube de
gases interestelares (gases del espacio).
El material dejado por el sol (restos de la formación del sol) chocan unas contra
otras y se fueron agrupando en trozos de rocas cada vez más grandes que
giraban alrededor del sol debido a la atracción gravitatoria del sol. Estas
agrupaciones se convirtieron en los inicios de los planetas rocosos, incluido la
Tierra.
La teoría actual nos dicta que en este disco que se formó alrededor del sol, las
fuerzas gravitatorias (de atracción), actuaron para unir la materia en lo que los
astrónomos llaman corpúsculos espaciales, es decir, pedazos de roca y líquidos
helados que se alineaban en tamaño desde unos pocos metros a unos cuantos
kilómetros de diámetro.
Estos corpúsculos espaciales empezaron a unirse para formar los planetas,
incluida la Tierra. La tierra se formó por acumulación de estos cuerpos, restos
del Sol.
Mientras se formaba, la Tierra se fue calentando. Cada vez que un cuerpo del
espacio se unía a la recién formada Tierra, la energía cinética que el cuerpo traía
debido a su velocidad se convertía en calor al chocar contra la tierra, y el efecto
resultante de esos impactos era elevar la temperatura de la Tierra y fundir la
masa de la tierra.
Inicialmente era una gran masa fundida por las altas temperaturas, formada
por restos de la formación del Sol. No teníamos atmósfera y los meteoros
(cuerpos del espacio) procedentes del espacio chocaban sobre la tierra
aumentando así su temperatura.
La síntesis abiótica de los compuestos orgánicos que sirvieron como materia prima
para estructurar a las primeras formas de vida, se encuentra estrechamente
relacionada con la formación de la Tierra y de su atmósfera. Por esta razón, resulta
conviene originarse nuestro, planeta.
LAS LEYES DE KEPLER
La primera ley de Kepler que el sol ocupa una posición “privilegiada” y son los
planetas, entre ellos la Tierra, los que giran en torno a él. Con esta ley, Kepler
demostró la falsedad de la teoría egocéntrica que
persistió durante muchos años.
El avance más significativo en la compresión de la gran
maquinaria celeste está dado en las dos últimas leyes, que
se relaciona más entre sí y que, sin embargo, tienen el
valor más teórico que mundano.
Ambas fortalecen la propuesta de Kepler de un sistema
solar con los planetas de órbitas elípticas. La segunda ley
de Kepler proporciona sentido simétrico al movimiento de
los planetas, mientras la tercera ley ofrece una forma
precisa para calcular posiciones planetarias al partir de
periodos y viceversa.
La relevancia de las tres leyes de Kepler es innegable, pues el posicionamiento de
satélites artificiales, el cálculo de trayectoria de los cometas la trayectoria de sondas
espaciales así como simples predicciones de eclipse son tan solo algunos ejemplos
de los aplicaciones de este importante trabajo logrado en el siglo XVII.
TEORIA DE KANT
En 1775, el filósofo alemán Emmanuel Kant propuso la idea sobre el origen de los
planetas y del Sol a partir de una gran nebulosidad que el achatarse y contraerse
formó los meteoros que originaron a los planetas. De la concentración central de
esa nebulosa se formó nuestro sol.
TEORIA LAPLACE
En 1776, el astrónomo y matemático francés Pierre Simon Laplace, propuso su
teoría sobre el origen del Sol y los planetas, también basada sobre una gran
nebulosa. Por esta razón, ha sido identificada como teoría de Kant y Laplace. Esta
teoría explica que el sistema solar se originó por condensación de una nebulosa de
rotación que se contrajo por la acción de la fuerza de su propia gravedad, adoptando
la forma de un disco con una concentración superior en el núcleo. La nebulosa se
tornó inestable al adquirir mayor velocidad de rotación y en las capas externas se
originaron anillos concéntricos que al separarse formaron los planetas y los
satélites, en tanto que el centro de las nubes se formó el Sol. Dado que la nebulosa
giraba en una misma dirección alrededor de su eje, todos los planetas quedaron
girando alrededor del Sol en ese mismo sentido.
Actualmente, una manera de ver la teoría de Kant y Laplace del sistema sola se
formaron hace 4 660 millones de años de una nube de gas, polvo y oras partículas
llamadas nube primordial compuesta de hidrógeno, helio, carbono, nitrógeno y
oxígeno.
Se especula que el cataclismo de una vecina explosión en supernova de una
estrella apartó una nube de gas y polvo para formar el Sol y los planetas. Los inicios
de ellos se encuentran la diferencia se isótopos (átomos del mismo elemento con
diferentes pesos atómicos) de los meteoritos con respecto a los que se encuentran
en la Tierra. Esa nube gaseosa se aplanó y condenso como consecuencia de su
rotación, formando en su parte central un protosol, es decir, un sol en formación.
Esa parte central que formaba al protosol se condensó y calentó hasta propiciar una
combustión nuclear. De esa manera se formó el sol en cuyo núcleo hay una
transformación permanente de materia de energía. Conforme el sol pudio situarse
en la parte central de la masa gaseosa, otras porciones ubicadas a diferentes
distancias fueron agregándose para formar los planetas.
TEORIA DE LA ACRECIÓN
Observaciones del programa especial Apolo han fortalecido de la teoría de la
acreción propuesto por el geofísico ruso Otto Schmidl en 1944. la teoría de la
acreción explica que los planetas se crearon de manera al tamaño mediante la
acumulación de polvo cósmico. La tierra después de estratificarse un núcleo, manto
y corteza por el proceso de acreción, fue bombardeada en forma masiva por
meteorito y restos de asteroides. Este proceso generó un inmenso calor interior que
fundió el polvo cósmico que, de acuerdo con los geólogos, provoco la erupción de
los volcanes.
Su manera de posibilidad de que al formarse la corteza tenía una elevada
temperatura por lo que se encontraba fundida y era semilíquida. Pero al enfriarse
permitió que el vapor de agua – que por vulcanismo procedía de su interior--. Se
condensará y empezará a formar los océanos junto con el agua de las torrenciales
lluvias. La emanación de los gases de su interior posiblemente originó una
atmósfera secundaria compuesta por metano (CH4), amoniaco (NH), bióxido de
carbono (CO2) monóxido de carbono (CO), ácido sulfhídrico (SH2), vapor de agua
(H2O) e hidrógeno(H2)