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ENSAYO

KARL VON FRISCH: EL MÉTODO DE COMUNICACIÓN DE LAS ABEJAS

POR: Mayly Verania Salas Arcana


msalasarcana@gmail.com
RESUMEN

Es increíble el espacio y tiempo que le dedican diversos autores para explicar


los sistemas de la comunicación humana. Tal parece que existe mucho por
explorar, esto si nos detenemos a examinar como investigadores y no como
simples usuarios de los sistemas de comunicación. Desde este punto de vista,
es comprensible que la admiración se convierta en una atracción al intentar
discernir el enrevesado ámbito de la comunicación. Esto se debe a los
cuestionamientos que nos hacemos con referencia a la estructura de los
sistemas de comunicación incluyendo así la articulación de lo mencionado,
podemos notar la complicación que esta involucra. Esto es motivo para
interpretar de mejor manera nuestro propio sistema de comunicación. Por tal
razón se han presentado con mayor continuidad investigaciones sobre la
comunicación animal. Entre los cuales el más sobresaliente, en distintos
aspectos, es el de las abejas, en el cual se centra el presente ensayo. (Aceña
Palomar, 1990)

Enfocándonos en las líneas o trazos ejecutados partiendo de los movimientos


particulares realizados por las abejas en su sistema de comunicación. (Morocho
Morocho , 2014)

Palabras clave: sistemas de comunicación, estructura de los sistemas de


comunicación, cuestionamientos, líneas o trazos, movimientos particulares.

DISCUSIÓN

¿De qué manera se comunican las abejas? Dicha interrogante se da a


conocer por primera vez en la “Vida de las Abejas” de K. Von Frisch (1927). La
cuestión en mención sirvió para entender el sistema de comunicación animal
más sobresaliente. (Aceña Palomar, El sistema de comunicacion de las abejas,
1990)

Continuamente los apicultores distinguían diferentes apariencias en la vida


social de las abejas. Se dio a entender en las investigaciones sobre los
movimientos particulares ejecutados por una abeja obrera que estas retornaban
llenas de alimentos a la colmena, realizando unos movimientos rítmicos,
actualmente a esto se le conoce como “danza de las abejas”. (Aceña Palomar,
El sistema de la comunicacion de las abejas, 1990)

Karl Von Frisch entre otros científicos fueron quienes definieron con todos
sus pormenores esta sorprendente manera de comunicación que se da entre las
abejas, siendo esta necesaria para la supervivencia de dicha especie. (Aceña
Palomar, El sistema de comunicacion de las abejas, 1990)

El baile de las abejas

La misiva que la abeja exploradora y llena de alimento entregaba a sus


compañeras al retornar a la colmena es realizado teniendo como fondo la danza
o baile rítmico efectuando esto en los muros verticales de los panales. (Aceña
Palomar, El sistema de comunicación de las abejas, 1990)

Obedeciendo a la ubicación y lejanía de la fuente de suministro, la abeja


efectuara dos modelos de danza: la danza en círculo y la danza en semicírculo.
En caso de que el suministro de alimentos se ubique más allá de los 100 metros
del contorno de la colmena, la abeja realiza la “danza del círculo”, en tanto que
para distancias más prolongadas, realizara la “danza del semicírculo”. (Aceña
Palomar, El sistema de comunicación de las abejas, 1990)

La “danza en círculo”, como facilitador de la comunicación para distancias


reducidas

Dado el caso la abeja recolectora ingresa a la colmena, empieza a


desarrollar la danza circular, esto si el suministro de alimentos se encuentra
próximo a la colmena. Los movimientos acelerados representan un conjunto de
círculos al contorno del segmento del panal sobre el cual se ubica, alternando
con mucha periodicidad el sentido de la marcha: de izquierda a derecha, de
derecha a izquierda. Lo cual se comprueba en los sitios más visitados por las
abejas, esto con motivo de precaución a las mismas por medio de la realización
de la danza. En cierto instante en específico, la danzarina conlleva tras ella a
varias compañeras, emulando a un torbellino. Dicho torbellino tiene por duración
limitados segundos llegando así al minuto; siendo sencillo apreciar en una
colmena con muros de cristal, como en un instante en específico, la abeja
danzarina se desengancha de sus seguidoras para retornar y reanudar la danza
en otra parte más alejada. Es sencillo mirar, como las seguidoras de la
danzarina, se preparan para partir rápidamente con dirección al campo y pocos
segundos después están cogiendo el suministro comunicado en el mensaje. Al
retornar a la colmena llenas de alimento, realizaran nuevas danzas, sustentando
de este modo a la colmena en una constante inquietud. (Aceña Palomar, El
sitema de comunicación de las abejas, 1990)

A consecuencia de esto el aroma del suministro de alimentos queda


empapado en la abeja danzarina, la cual da cuenta a sus seguidoras el tipo de
néctar u otro tipo de alimentos que van a encontrar. Esta es la razón por la cual
los apicultores cosechan la miel y el polen mono floral. (Aceña Palomar, El
sistema de comunicación de las abejas, 1990)

La “danza en semicírculo”, como facilitador de la comunicación para


distancias prolongadas

Sin espacio para titubeos, la apariencia más resaltante del sistema de


comunicación de las abejas es el hecho que marca la posición del suministro de
alimentos, dicha lejanía de la colmena es mayor a los 100 metros. Tomando en
consideración que las abejas en su pasatiempo alcanzan acostumbradamente
una distancia mayor a los cinco kilómetros. Para lo cual realizan otra danza
diferente a la primera: la “danza del semicírculo”. En el acto en mención las
abejas representan un semicírculo ajustado, alterando repentinamente el rumbo
y el avance en línea recta al lugar de procedencia; trazan otro semicírculo al
margen contrario del primero hasta concluir el círculo completamente, esto para
retornar el paso en línea recta. La actividad es recurrente en el mismo espacio y
con reducida y considerable vehemencia. En lo que más se diferencia esta danza
de su predecesora, es que al momento de ser realizada en línea recta, va de la
mano con veloces movimientos laterales del abdomen. Por tal motivo también se
le llama “danza de la cola o danza del abdomen”. Y por si fuera poco, anima el
más impactante atractivo entre las abejas que circundan a la danzarina y de igual
forma que en el proceso anterior, posteriormente se puede observar cómo es
que las abejas incorporadas se colocan para partir de la colmena con el fin de
alcanzar el suministro de alimentos tan ansiado, esto teniendo un amplio
conocimiento de la lejanía del suministro y del rumbo que van a tomar en cuenta
para descubrirla. (Aceña Palomar M. J., 1990)
a. Lejanía del suministro de alimentos

Para rotular longitudes de 100 metros, el retorno que efectúa la abeja


bailarina se realizan con celeridad y mientras más considerable sea la longitud,
la danza será moderada. Tal es así que con cronómetro en mano tenemos la
potestad de constatar que en los 100 metros, las abejas desarrollan de 9 a 10
trayectos rectilíneos esto por cada cuarto de minuto. Teniendo en cuenta si la
longitud es de 500 metros, los itinerarios se aminoran a 6 para el mismo periodo,
y a 4 o 5 para los 1000 metros. (Aceña Palomar J. M., El sistema de
comunicación de las abejas, 1990)

b. Rumbo del suministro de alimentos

Sería inútil que las abejas conocieran la longitud del suministro de


alimentos, sin saber también el rumbo que deben de rastrear para arribar al
suministro en mención. Supongamos por ejemplo, que en el retorno de una
exploración en el marco de una colmena, con el motivo de descubrir una meta
ubicada a un kilómetro de distancia, se transportaría a las abejas a una
expedición muy extenuante y compleja. Por tal razón la “danza en semicírculo”
señala a su vez el rumbo a tener en cuenta para arribar al suministro de
alimentos. Por consiguiente las abejas emplean dos procedimientos, teniendo en
cuenta la danza que se efectué arriba de los panales ubicados verticalmente en
la colmena, como habitualmente se produce, o encima de un perímetro
horizontal. Esta segunda presunción es de más sencilla ilustración, esto se debe
a que en pocas oportunidades la abeja danzarina se va a topar con un perímetro
horizontal donde concretar sus danzas. (Aceña Palomar J. M., El sistema de
comunicación de las abejas, 1990)

Para empezar referimos que en ambas situaciones es el sol quien funge


de brújula en caminadora. Pongamos por caso, la abeja danzarina en su
desplazamiento desde la colmena hasta el suministro de alimentos mantiene al
sol ajustando en un ángulo de 40° a su izquierda, elabora la danza marcando
enfrente el rumbo a alcanzar. Las abejas rastrean sus movimientos,
inspeccionando su misma ubicación con relación al sol y se dirigen
posteriormente sin rodeos hacia el suministro. (Aceña Palomar J. M., El sistema
de comunicación de las abejas, 1990)
Como resultado las abejas se dirigen bruscamente al sol o al firmamento.
No obstante en lo recóndito de la colmena gobierna la oscuridad. Así pues los
panales están situados verticalmente asimismo se torna inaccesible la
transferencia de información en la forma detallada. (Aceña Palomar J. M., El
sistema de comunicación de las abejas, 1990)

Por consiguiente emplean la segunda técnica: conducen el ángulo en


relación al sol que han preservado hasta llegar al suministro y que lo fijan
tomando en cuenta a la intensidad de la gravedad. (Aceña Palomar J. M., El
sistema de comunicación de las abejas, 1990)

La abeja se encara a tres dilemas importantes:

 Si las abejas enroladas llegan a alzarse con rumbo al sol, el fragmento de


la línea recta de la danza indicara hacia arriba.
 Si las abejas se elevan al lado opuesto del sol, el fragmento en línea recta
de la danza señalara hacia abajo.
 Si las abejas movilizadas vuelan con el sol a su derecha, posiblemente a
60° u 80°; la danza se dirigirá a la izquierda de la vertical, disponiendo
ángulos de 60° u 80° relativamente.

El lenguaje en el método de comunicación de las abejas

Por otra parte la especie “apis mellifica” está vinculada con dos
agrupaciones esenciales de abejas: las negras europeas y las amarillas o abejas
italianas. Es decir, en las dos razas existen diferencias en su método de
comunicación. Alegóricamente mencionaríamos que son diversos lenguajes.
(Aceña Palomar J. M., El sistema de comunicación de las abejas, 1990)

Así mismo se ha vislumbrado que en las abejas negras europeas subsisten


dos variantes esquematizadas de la danza: una para mostrar suministros de
alimentos hasta 100 metros de distancia y por otra parte una que señala el
suministro que sobrepase los 100 metros. (Aceña Palomar J. M., El sistema de
comunicación de las abejas, 1990)

Por lo que se refiere a la raza amarilla italiana está inserta un tercer


prototipo de danza la cual indica longitudes que fluctúan en promedio los 10 y
los 100 metros: la “danza de la hoz”, dado que la forma en mención emula la
forma de 8 en semicírculo; conservando los dos patrones previos, aunque el
preliminar sea aminorado a indicar longitudes entre 0 y 10 metros. (Aceña
Palomar J. M., El sistema de comunicación de las abejas, 1990)

Por otro lado, ¿que acontece en el momento en el que se logran híbridos


entre las dos clases?

Pongamos por caso los cruzamientos efectuados entre reinas italianas,


hijas de las predecesoras, y zánganos negros de origen europeo, en colmenas
de experimentación subsistentes en laboratorios de biología, logrando de tal
manera herederas de abejas obreras “intermedias”. En efecto, en algunas
prevalecían los distintivos corporales de color amarillo legítimas de la raza
italiana, por consiguiente en las demás se apreciaban las marcas oscuras de la
especie europea. (Aceña Palomar J. M., El sistema de comunicación de las
abejas, 1990)

En consecuencia se constataba la proposición que expuso K. Von Frisch


(1962).Los sucesores con marcas amarillas perpetraban continuamente la
“danza de la hoz”. (Aceña Palomar J. M., El sistema de comunicación de las
abejas, 1990)

Por otro lado en una de las investigaciones del autor en mención, 16


híbridos con enorme similitud a su antepasado italiano emplearon la “danza de
la hoz” puesto que advertían longitudes de entre los 10 y los 100 metros en una
armonía de 65 veces de 66; en cambio 15 híbridos que se asemejaban a su
engendrador europeo, aplicaron la “danza en círculo” para similares necesidades
47 veces de 49.De modo que los sucesores reciben el patrón de danza de los
engendradores a los que físicamente se asemejan. (Aceña Palomar J. M., El
sistema de comunicación de las abejas, 1990)

En pocas palabras, el tipo “apis mellifica” cuenta con la capacidad innata


de comunicarse entre sí, por medio de la utilización de un sistema
considerablemente difícil y sin adversario en relación a otras especies de
animales supuestamente más adelantados. En efecto todo lo antes mencionado
es particularmente impresionante teniendo en cuenta que se trata de un ser con
un tejido cerebral muy reducido. (Aceña Palomar J. M., El sistema de
comunicación de las abejas, 1990)

La evolución de la danza de las abejas: relación con el método de


comunicación de los animales
En cuanto al estudio del sistema de comunicación de las abejas, esta nos
ha manifestado distintas formas de ingenio que son utilizados por los animales.
Conviene subrayar que en la actualidad se tiene conocimiento que las
palomas mensajeras, en particular, recurren al sol como una brújula; es así que
están preparadas para nivelar su evidente actividad, de apreciar la luz ultravioleta
y la polarizada en los días lluviosos. Las palomas prevalecen a las abejas en
este ámbito ya que cuentan con un mapa interno. Por tanto con dichos sistemas,
una paloma apartada de su palomar por cientos de kilómetros y con la más
intensa oscuridad, regresara seguidamente a su hogar al instante de liberarla.
(Arboccó de los Heros, Apuntes etológicos: la interesante vida animal, 2015). La
dificultad de este lenguaje “danzado”, ha facilitado el trayecto para la
investigación de las demás especies de animales. Hoy en día se tiene
conocimiento de que distintas especies se comunican mediante una secuencia
de manifestaciones concretas. Los monos vervet, en particular, evidencian una
compilación similar de movimientos y sonidos para dar a conocer sus estados de
ánimo y necesidades sociales, también incluyen un vocabulario singular para
hacer referencia a los depredadores: una señal particular que advierte al grupo
de que existen depredadores aéreos; otra indica de depredadores terrestres,
tomando como ejemplo a los leopardos. Las distintas maneras de encender el
sobresalto inducen a: los leopardos escalan a las ramas más elevadas de los
árboles, en tanto que los predadores aéreos descienden en los árboles. Los
indicios que proyectan son eventualmente de nacimiento, pero lo más seguro es
que los jóvenes capten esta método de comunicación mediante la observación
a los de su misma especie. (Arboccó de los Heros, Apuntes etológicos: la
interesante vida animal, 2015)

CONCLUSIÓN

En definitiva el método de comunicación de los diferentes tipos de


animales, concretamente el de las abejas; es un asunto que ha provocado un
desmesurado atractivo en los estudiosos desde la época de Platón y Aristóteles.
Es singularmente original la destreza de ciertos animales para desenvolverse en
actividades que cuentan con cierto grado de dificultad como: hilar una telaraña,
fabricar un nido, hallar protección o cazar a su presa; de modo que esto se da
en el preciso momento y sin ningún tipo de aprendizaje preparatorio.
Para concluir, en mi opinión los animales principalmente se guían por sus
instintos de supervivencia como la necesidad de alimentarse, o el de
reproducción en conjunto con la supervivencia, al no existir una suma conciencia
y raciocinio de sí mismos ni de la especie a la que pertenecen simplemente se
orienta por los tres principios nombrados.

REFERENCIAS

Aceña Palomar, J. M. (1990). El sistema de comunicacion de las abejas.


Didáctica. Lengua y Literatura, 19-26
Arboccó de los Heros, M. (2015). Apuntes etológicos: la interesante vida
animal. Concensus, 120-121.
Arboccó de los Heros, M. (2015). Apuntes etológicos: la interesante vida
Morocho Morocho , D. A. (Julio de 2014). Los trazos generados en los
movimientos de la abeja, una propuesta escultórica elaborada en
materiales naturales. Dialnet(2), 1. Obtenido de
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5190918.pdf

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