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Denominamos sexualidad al conjunto de comportamientos y sensaciones vinculados al placer sexual. Por tanto, el
placer, la tendencia sexual, el erotismo, el amor, están incluidos, en lo que denominamos la sexualidad humana.
El factor biológico abarca el sistema hormonal, los órganos genitales, el programa genético y el cerebro. Es el que
regula nuestros impulsos o deseos y nos capacita para responder sexualmente y satisfacer nuestras necesidades.
Pero, sobre todo, regula la reproducción.
El factor psicosocial hace que se presupongan sentimientos, pensamientos y deseos, antes incluso, de que el niño o
la niña tomen conciencia de su identidad sexual. Desde el nacimiento se le asignan nombres, trajes, juguetes,
actividades… que dan lugar, a un rol sexuado, que les acompaña durante toda la vida.
Todas las culturas y sociedades han regulado las conductas sexuales, a través de la moral, las costumbres y las
leyes civiles.
Le aportará la seguridad emocional básica para abrirse con confianza a los demás, creerá en sus posibilidades y
superará, si fuera necesario, las decepciones afectivas que pueda tener a lo largo de su vida.
Las relaciones sexuales, son en cierto modo, relaciones sociales. Por tanto, una buena base emocional, ayudará al
ser humano a expresar sus emociones. Satisfacer sus necesidades cuando se presenten. Y relacionarse
correctamente, cuando estén implicados afectos en comunicaciones íntimas, como la amistad, el enamoramiento o
las relaciones sexuales.
Asimismo, permitirá evitar riesgos asociados al sexo. Como son, los embarazos no deseados. Por un desconocimiento
de los métodos anticonceptivos. Lo que implica situaciones de ansiedad, riesgos para la salud de la madre y el niño,
abortos…
Otro de los grandes riesgos que supone el acceso a las relaciones sexuales sin una buena información y educación
sexual, son las enfermedades de transmisión sexual. Donde tenemos, las enfermedades venéreas clásicas, como
sífilis, gonorrea, clamidia…Y las que tienen un origen vírico como el herpes genital, el sida, hepatitis B, y
papilomavirus.
Para sentar las bases de una buena educación sexual y evitar los riegos inherentes de la misma. Es necesario un
compromiso de los gobiernos, autoridades educativas y sanitarias. Para llevar a cabo, una correcta educación para
la salud. En la que se creen unos hábitos de higiene mental y física que permitan un desarrollo íntimo sano, un
respeto del cuerpo y su bienestar. Así como, una calidad de vida y unos vínculos interpersonales basadas en la
libertad y el respeto mutuos.