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El saber está constituido por dos formas: el ver y el decir. De la interacción entre ambas surge
el saber de una época determinada.
En distintas épocas históricas se ve de distintas maneras y se dicen diferentes cosas ante
referentes que en sí mismos permanecen iguales.
En la Concepción foucaltiana, no es saber que se sostenga si no está avalado por algún
dispositivo de poder. Los saberes por más verdaderos que sean no triunfan no tienen
reconocimiento público si les falta poder. Por su parte los poderes necesitan verdades saberes
para sostenerse.
El poder está constituido por fuerzas. Es una relación de fuerzas. El poder reside en la
capacidad de lograr que los demás observen las conductas deseadas Por quien ejerce el
poder.
La singularidad del poder es que se trata de fuerzas que siempre interactúan con otras fuerzas.
Es acción sobre acciones actuales o futuras.
Existe una primacía del poder sobre el saber. De todos modos el que posee poder no puede
imponer cualquier cosa Cómo saber. Para que algo sea considerado verdadero debe responder
al imaginario social de una época histórica o ser lo suficientemente creativo como para producir
un cambio en dicho imaginario.
Para foucault el poder es vacío sin saber y el saber es ciego sin poder.
La militancia microfisica
Los ideales de Foucault son filosófico- políticos. Es esos ideales se constituyen desde el
cuestionamiento de las ideologías.
La militancia microfísica consiste en generar verdades de manera comunitaria y luchar por
ellos. Se trata de inventar estrategias de resistencia a la injusticia desde los mismos grupos
coaccionados o segregados.
En relación con esto resulta paradigmático ver cómo ciertos grupos pasan de una resistencia
creativa (cuando se organizan desde el dolor y la indignación) a una militancia
adocenada(cuando consiguen el poder).
Foucault considera que hay que despojar a la acción política de toda forma de paranoia unitaria
y totalizante, que no se pueden establecer verdades inmutables para comprender una realidad
siempre cambiante, que continuamente hay que estar dispuesto a discutir las estrategias. Se
trata, más bien de reforzar el lazo entre alegría y realidad; y se trata fundamentalmente de no
enamorarse del poder.