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Toma un buen vaso de agua al despertarte y mantente bien hidratado durante

el día.
Sabiendo que el 65% de nuestro peso corporal es agua, mantener un buen estado
de hidratación es esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Además de permitirnos mantener un adecuado volumen de sangre y asegurar el
buen funcionamiento de nuestro corazón, riñones y pulmones, el agua es
necesaria en cada paso de nuestro metabolismo. Las múltiples reacciones
químicas que se efectúan en nuestras células requieren de moléculas de agua
para funcionar adecuadamente. Una persona crónicamente deshidratada sufre
de debilidad, dolor de cabeza, desgano y somnolencia.
Un buen vaso de agua al despertarse asegurará el primer suministro de líquido
de la jornada y nos dará el empuje necesario para empezar un buen día. Es
importante saber que el color de nuestra orina es un indicador natural de nuestro
estado de hidratación. Mantener el color de la orina en un amarillo claro y
trasparente es señal de que nuestro cuerpo esta bien hidratado. Por otro lado,
una orina oscura y muy “cargada” es señal de que nos falta agua.

2. Haz treinta minutos de ejercicio al día.


El cuerpo humano esta hecho para mantenerse físicamente activo. Nuestras
piernas son largas, nuestros músculos de la pelvis y extremidades inferiores son
poderosos y somos capaces de lograr velocidades relativamente rápidas si lo
necesitamos. Además de esas características físicas, nuestra relación con la
naturaleza nos obligó siempre a estar activos en las tareas de agricultura,
construcción y labores al aire libre.
Pero fijémonos en la dinámica a la que nos obliga la vida moderna. Muchos
trabajos son ahora en oficinas, lugares en donde pasamos largas horas sentados.
Al salir del trabajo, nos subimos en nuestros carros, lugar en el que seguimos
sentados largos minutos (u horas) antes de llegar a la casa. Allí, ya cansados y
muchas veces irritables, lo que más queremos es comer en abundancia y
disfrutar de nuestro cómodo sofá o cama y la vida sedentaria continua día a día.
Es importante romper ese círculo vicioso tratando de separar por lo menos 30
minutos al día para hacer actividad física. Si trabajamos en una oficina, es
importante levantarse cada hora del escritorio durante 3 a 5 minutos, aunque
sea para dar una vuelta a la oficina o subir las escaleras por un par de pisos,
para evitar estar sentados todo el tiempo.
3. Programa siete u ocho horas de sueño cada noche
El sueño es otra de las víctimas de la vida moderna. La invención de la luz
eléctrica hizo que nuestro ancestral modo de regir nuestro patrón de sueño
cambie para siempre. De un momento a otro, ya la salida y la puesta del sol
dejaron de ser los referentes para dormir y despertar. La luz eléctrica permitió
extender la duración del día en menoscabo de las horas de sueño. A tal punto es
este un problema, que mucha gente considera que dormir es algo que “tiene que
hacer” en vez de considerarlo como uno de los placeres de la vida, en el mismo
rango que comer o divertirse.
La falta de sueño no solamente causa irritabilidad nerviosa, falta de
concentración y disminución de la productividad en la vida y en el trabajo, sino
que también interfiere en la memoria y en el adecuado funcionamiento de
nuestro sistema inmunológico o de defensa.
Cada persona tiene su número de horas de sueño necesarias, las cuales varían
entre 6 y 9 horas por noche. Encuentra cual es la tuya y respétala religiosamente,
esperando con ansias la hora de irte a la cama preparando tu dormitorio para el
descanso.

4. Nunca comas en exceso. Modera las porciones en tus comidas.


Este es otro de los grandes problemas de la sociedad moderna: comer los
alimentos equivocados y consumirlos en exceso. Si bien es cierto que el Perú es
todavía un país en desarrollo y muchos de sus habitantes padecen desnutrición,
la mejora en las condiciones económicas ha provocado que en muchos hogares
aumente la cantidad de alimentos disponibles.
Eso ha ocasionado que el tamaño de los platos sea cada vez más grande y que la
sociedad haya hecho que la comida abundante se convierta en una norma social.
Comer “taipá” es lo que esperamos en la casa y en los restaurantes.
Lo cierto es que el exceso de ingesta de calorías nos está haciendo más obesos.
Ya el 62% de los peruanos tiene sobrepeso u obesidad y el 23% de los niños entre
5 y 9 años tienen ya ese problema de salud. Disminuir la cantidad de comida que
se consume es una necesidad absoluta y debe empezar en casa.

5. Elige verduras antes que carnes o snacks procesados.


Junto a la excesiva cantidad de alimentos que consumimos, la sociedad moderna
nos inculca a elegir el tipo de alimentación equivocado. Resulta que después de
la segunda guerra mundial, el hogar sufrió una tremenda transformación porque
la mujer tuvo que salir a trabajar. Ese importante y necesario avance en el
bienestar de la mujer ocasionó mayores dificultades para cocinar y por tanto los
hogares dejaron de consumir comida fresca, recién preparada.
Para “subsanar’ ese problema, la industria de alimentos procesados y las grandes
cadenas de “comida basura” han sido muy efectivas en proporcionarle a la
ocupada ama de casa las “alternativas” para que puedan alimentar a la familia.
Alimentos enlatados, embotellados y en bolsas plásticas, alimentos “listos” para
ser puestos en el horno o en el microondas, bebidas excesivamente azucaradas y
alimentos relativamente baratos llenos de grasa, azúcar y sal son consumidos
ávidamente por gran parte de la sociedad moderna.
La consecuencia de esa mala alimentación son los altos niveles de sobrepeso y
obesidad, con el consiguiente aumento de enfermedades del corazón, cáncer y
diabetes en la población.
Cocina diariamente, usa ingredientes frescos, come poco y en compañía y elige
una mayor cantidad de frutas y verduras.
Cuídate

Aunque parezca una frase muy trillada tiene un gran por qué: para disfrutar de
las cosas de tu vida, primero tienes que poder disfrutar de ti mismo.

No alcanzarás un estado de bienestar si no estás bien contigo mismo, si no te


gustas o no estás en paz.

2. Descansa

La falta de descanso se traduce directamente en un estado mental inadecuado.


La mente al igual que el cuerpo necesita descanso para poder funcionar.

Busca 5 minutos al día para dedicarlos a pensar en las cosas que te hacen feliz.

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3. Valora lo que tienes

Puedes tener un sinfín de bienes teóricamente preciados por todo el mundo pero
no valorarlos y por lo tanto no disfrutar de ellos.

En cambio, puedes tener un número escaso de estímulos gratificantes pero


valorarlos enormemente y disfrutarlos al 100%.

4. Haz cosas nuevas

Tener nuevas actividades proporciona al cerebro un nivel de gratificación mucho


más elevado que el hacer tu rutina de actividades diarias.

Iniciar un nuevo reto profesional, realizar planes relacionados con el ocio, piensa
en cambios vitales, deseos o aspiraciones, tú sabrás qué es lo que te puede
aportar ilusión. ¡Búscalo y trabaja en ello!

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5. Comparte con los demás

Guardarse las cosas no es sano. Dedica tiempo para platicar a tu gente más
cercana tus vivencias y escuchar las de ellos.

Invierte tiempo en enriquecer tus relaciones, porque las personas de tu alrededor


serán el sustento de tu bienestar, quienes te proporcionarán una
mayor gratificación personal y los que te ayudarán a recuperar un estado mental
óptimo en los momentos que lo puedes perder.

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